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PO rae ie CARTA DE NAVEGACION PARA UNA BITACORA DE VUELO PROMETEDORA Miguel Rojas Vivimos en un mundo en el que el dominio de ta informacién y el co- nocimiento han creado la posibilidad de explorar un camino de muchas y variadas maneras. Es un Aleph, mirado y traspasa- do por nuestro entendimiento, como Parte y como todo, un prisma que rota su dngulo y la forma siempre diferen- te que nos muestra. Al involucrarnos, ‘nos convertimos en fuente directa de creacién, Los paises desarrollados, sin im- portar su sistema politico, se caracte- rizan entre otras cosas por una ac- titud inteligente de permanente reco- leccién de informacion, venga de don- de venga, sea de lo que sea. Entienden, con claridad meridiana, la importancia de tener constantemente actualizado tun banco de informacién al cual recu- rrit cuando se necesite atacar un pro- blema. Dificilmente compartirin con los paises subdesarrollados sus “'secre- os” mayores, que nos pongan en la mensin de universos paralelos, algo asi como pretensiones de igualados, eso tenemos que ganarlo por nosotros ‘mismos, solos, en ltima instancia, pero si han estado dispuestos a ofre- ‘cernos algunas de sus experiencias, que representa ganar tiempo, acortar cami- ‘no, encontrar nuestro derrotero y ‘nuestro sentido de ser. He hecho esta minima introdue- cin porque las cosas en teatro, para limitarnos al punto, antan a tientas, y ‘nos diluimos en conversaciones de ca- fotin, en alabarnos y ensalzar nuestras audacias y genialidades para un grupis- culo de amigos cercanos, 0 de esos cuantos trasnochados diletantes que se arriman con gestos bobos y cualquier tipo de pingorotadas, y juntos, ebrios de grandeza, arreglando el mundo, el arte, el teatro, y cuanto se nos ponga por delante, con una botella de cerve- za, un ron libre © un lance furtivo, ‘nos montamos en la burra del cama- val, y que siga el vacilén y a ver qué En una era de ciencia y conoci- miento, de futuro, investigacion venciones en un abrir y cerrar de ojos, echamos a rodar nuestra carta teatral de navegacion a la casualidad, a la pu- 1a inspiracién, 0 a nuestros delirios de ‘grandeza veleidosa, sin tomar en cuen- ta que parecemos hojas que van en el aire a Ia deriva, atenidos a las cambian- tes corrientes del viento. El teatro, lenguaje miltiple de unidad y diversidad, multifacético ha- cer de representaciones, nos pide, nos cexige, nos obliga, a tomar las riendas de Ia totalidad integradora, a montar. Jo, hacerlo infinitamente dialéctico, paritlo con 1a plenitud de la mejor dé las creatividades. Escena Ya es hora, es el tiempo, limite supremo, si no queremos seguit detris de la cola del venado, de construir nuestro Banco de Informacin para las Artes Teatrales-escénicas, si se quie- re—. Que otro pais lo tiene, excelente. Dichosos ellos. Pero el nuestro es el ‘que cuenta para nuestro desarrollo. Con un Banco de Informacién, tendrfamos nocién de lo que hemos hecho, estamos haciendo; y de lo que otros han hecho y estén haciendo. —Tendriamos suficientes. textos draméticos disponibles para planificar repertorios a corto, mediano y largo plazo. Investigaciones teatrales sobre temas y enfoques de distintas ideolo- gfas y métodos de investigacion y andlisis, ~ Convenios, intercambios na- cionales y extranjeros, acercdndonos directa ¢ indirectamente alrededor del problema de las artes escénicas en ge- neral y del teatro en particular. —Permitiria integrar estudios del fenémeno teatral desde el punto de vista de otras dreas, con trabajos inter- disciplinarios. ~Aprovecharia traductores que colaboren con su especialidad, ofre- ciéndonos materiales de primera ma- no, En fin, los recursos que se nos mostrarian a todos son de un valor incalculable, erecerfamos mis ordena- damente, dejarfamos de improvisar ‘ocurrencias y pasarfamos a dar los pri- ‘eros pasos en el dominio de la infor- macién y el conocimiento en la nueva era de la ciencia, 1a cibernética, y el hhombre nuevo que nos anuncia el ma- flana hecho amanecer cada dia, Escena Precisar sobre la aparicién del bolero en América re sulta una labor bastante compleja, ya que podriamos situarnos hasta Cien afios atris'y tecurrir a los escasos “historiadores del bolero” ¢ que se cuentan los que toman “Tris: tezas” de Pepe Sinchez como él pri mer bolero conocido, compuesto en Santiago de’Cuba y que dio origen a sentidas canciones que perduran hasta nuestros das (De actierdo con expertos, el bolero vino a ser Ia suma y decantacion de Viejos valores musicales levados a Cu- ba por diferentes culturas provenientes de Africa y Europa. El romanticismo ‘musical del viejo mundo, la belleza del fdioma castellano y- las escolisticas estructuras musicales de origen Banti y Yoruba-Lucumi, para dar por resul tado el bolero cubano), Vale la pena después de los antetiv- es conceptos, transcribir y atender las opiniones autorizadas de don Hernén Restrepo Duque, el infatigable colom- biano que puede ser, aparte del mayor coleccionista, productor ¢ historiador de misica popular en América, el me- jor conocedor de esta clase de me has exe ntre los lodias Sus “Producciones Preludio’ han rescatado cientos de canciones que de otra forma se hubieran quedado en el olvido. Veamos lo que dice Restrepo Duque a través de sus interminables ‘andanzas por nuestras tierras, la mayo- ria de ellas, en busca de la misica que refleja, conserva y une a nuestros pueblos. “Inicialmente el bolero fue tuna derivacién de la habanera. Luego adquiri6 perfiles propios en las versio: nes de Tos grandes intérpretes de ME xico, Puerto Rico y Cuba. Este bolero, el que comenzé & hacerse famoso en Jos aflos treinta, es una combinacién del sentido ritmico de Ios cubanos y del gusto sentimental de los mexica nos. Podemos aceptar que antes de 1925 hubo mésicos ilustres que com. pusieron melodias deliciosas, de pro: yeccion mundial, Recordemos, por ejemplo: La Casita, Estrellita de Ponce, La Borrachita, Un viejo amor, entre otras. El primer transformador de la cancion mexicana en los. afios 22 Escena treinta fue sin duda Guty Cérdenas, Tenia todavia, algo de ‘alla, de los campos efervecidos en gritos revolu- cionarios, Pero poseia al mismo tiempo suavisimas sacudidas de sere- nata ciudadana. Cuando Guty Meg a la capital mexicana allé por los afios 27, las gentes de México estaban dadas al tango argentino, Los cuplés estaban pasando de mo- day los aires zarzucleros de Maria Conesa tamt abe anotar aqui que las canciones de Guty Cardenas, las que iniciaron su sscenso, inclusive su consagratorio “Nunea”, fueron concebidas como “boleros” dentro de la acepei6n que el joven compositor aprendié de los tro- adores antillanos que legaron a su Mérida softadora y sensual. Pero como no se las aceptaron de esta manera, las convirtié en “claves yucatecas”, Exspecie de bambuco colombiano con influencias habaneras. Rememora un poco, como que los grandes primeros autores de boleros famosos. fueron estupendos miisicos de jazz—, los blues norteamericanos, Y oftece el sabor de las “‘riollas” que se cantaban en Cuba antes de ser dominada por los ritmos negroides. Los primeros interpretes notables. del bolero fueron, precisa- mente, quienes hicieron sus primeras armas cuando todavia ef mundo de la cancién latina estaba en manos del tango argentino y alternaban sus ver- siones de melodfas portefias con las medio italianas y medio espafiolas de Marfa Gréver, de Esparza Otero y de Jorge del Moral, Sus nombres? Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Pedro Vargas y Tito Guizar. El éxito fue tan grande que hubo un tiempo en que todo fue bolero, Absolutamente todo lo que tuviera sabor romdntico en materia popular. A todo se le llamaba bolero. Bolero, alrededor de los afios 40, lego a ser sinénimo de cancién, El bolero actual, que es cancién y no tiene absoluta- mente nada que ver con la danza de ese nombre que lanzb el bailarin Cere- 20, comenz6 a forjarse en la antigua Trova Cubana, de Santiago, por allf de 1886 y fue Pepe Sinchez “El Maes- tro” quien primero titul asf sus can- ciones, que se fueron regando en las voces y guitarras de sus discipulos, 4 partir de la primera, que se llamé “Tristezas”. Rosendo Ruiz, Sindo Garay, Ma- uel Corona y Alberto Villalon, quien Ya montaba en un teatro cubano, en 1906, una revista titulada “El Triunfo del Bolero”, lo cultivaron con éxito, asi como Emiliano Blez, a quien se debe el que se salvara en parte la produccin de Sinchez, Eusebio Delfin lo perfec- cioné. Y hubo intercambio con Yuca- tén, cuyo cancionero, influenciado por los bambucos que levaron en 1908, Pelon y Marin, recibio también su aporte, pero puso lo suyo, gracias a Ja fértil y feliz inspiracion de Pepe Dominguez, Guty Cardenas y Ricar- do Palmerin. Desputs fue lo de Agus- tin Lara, Gonzalo Curiel, Rafael Hernindez, ete, incluyen-lo como los otros grandes a Marta Grever y Emesto Lecuona, sin olvidar a Gabriel Ruiz, Jos hermanos Dominguez, Luis Alcaraz, Asi que se puede hablar desde ciertas perspectivas, de cien afios de bolero. “Presentimiento” de E. Pacheco, “Nunca” de Cérdenas, “imposible” de Lara, “Aquellos ojos verdes” de Nino Menéndez, atrés estaba la Baya- mesa de Sindo Garay. Y asi empezd Ja transformacién del bolero. Hasta aqui los conceptos de Hemén Restrepo, en necesaria sintesis de su voluminoso estudio sobre la musica Jatinoamericana. Lo que viene después ya es conocido y comienzan a citarse Jas voces. de Arvizu, Ortiz Tirado, Vargas, Guizar, Mejia, Alvarez, Rami- rez, Negrete, Monerd y toda esa gama de voces identificadas en las décadas de los 30 y 40. Fernando Rosas y M. Aceves Mejia son los precursores del “bolero ranchero” por la forma en que interpretaban la cancion en ese mo- mento, Y st hablaba de “bolero begui- ne”, “bolero montuno”, “bolero son”, ‘ete. Diferentes modalidades para un tronco comin: el bolero, Luego Jena- ro Salinas, Armengod, Sadel, F. Fer- nindez, Cabel, B. Diez, Tuero, E. Lanz, Martinez. Gil, Gatica, Infante, Capo, Santos Jaramillo, Marini, etc, hicieron cada uno su consagracién en Ia acogida Popular, de acuerdo a las interpretacio- nes y canciones que les “toc6” estre- nar 0 iniciar, Hasta Hugo del Cartil y Alberto Gémez cantaron _boleros. Voces femenimas, empezando por Margarita Cueto, Lupita Palomera, Margarita Romero, Adelina Garcia, hela Flores, Chela Campos, Elvira Rios, Maria L. Landin, Tofia La Negra, Amparo Montes, Ruth Femindez, etc,, y-la inolvidable Clarisa Perea y su bole- 10 “Contigo” de Pedro Flores. Las orquestas de Rafael de Paz, Rafael Musioz, Sabre Marroquin, Gon: zalo Curiel, Beltrin Ruiz, Absal6n Pérez, Gabriel Ruiz, Luis Arcaraz, Julio Brito, Victor Lister, Don Ameri. ‘co y sus Caribes, Rafael Hernindez, etc, ete, Conjuntos de la talla de ls ‘Sonora Matancera, Grupo Victoria, Cuarteto Flores, Cuarteto Mayan, Pe- dro Laza, Trio Matamoros, etc., ete. Y de Crba Lecuona Cuban's Boys, Casino de ta Playa, Habana Riverside, Orquesta de Alfredo Brito, etc., ete. Una ver, se le pregunté al misico— poets Agustin Lara qué era bolero, El autor de Granada contest6: Es: cauchen “Campanitas de Cristal” (de Rafael Hernéndez), eso es un bolero. Pasados 10s affos y con las modifi- caciones en el estilo de compafiamien- to, con nuevos acopios de ritmo ¢ instrumentos, con diferente bres o en limite de “baladas", no ‘nos atreveriamos a decir que el bole- ro ha muerto, Igual que el tango, disfrazado 0 relegado por “modas” pasajeras 0 co- merciales, creemos que el bolero dor. ita disimuladamente en arrabales © intimas e improvisadas.tertulias ¥ fiestas circunstanciales, Tal vez Pirela fue el dltimo.bolerista en su acepcién tradicional, pero aun queda mucho eco de aquellas hermosas me- Jodjas que en cualquier momento pue- den dat origen a nuevas canciones.

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