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los demas que se prohi que ponen en cuestién Ia determ imitarse a aquellos casos en que las cir 10s se puede dudar ses icin de In leche con aadidos no licteos, 0 si limitarse, 0 si debe probibirse por completo. C dec etencia del Congreso, no puede ser sustituida ni llegue un tribunal « si debe permitirse la neh fabrica y distribuye lador de su competencia para reg Dado que la Ley de 1923 no es 1 entencia apelada, 15, West Virginia State Board of Education v, Barnette (1943) 519 US 624 Votada el 14 de junio de 1943 por seis votos contra Ponente: juez Robert Jackson. Votaron a favor el Chief Justice Stone y el juez Rutledge, y los jueces lack, Douglas y Murphy (con voto concurrente), votaron en contra los jucces Frankfurter, Roberts y Reed. Presentacién de Ia sentencia d religiosa de la 1" lugar a algu jentos del Tribus a prueba Ja esencia de los Estados Unidos en tanto q . compuesta por aluvién de personas de Reynolds v. United Staves (1879) repre~ Gn de las leyes federales frente a las convieciones senté la afir de las distintas congregaciones religiosas. Se trataba de que se acus6 al Sr. Reynolds, mormén (bueno, practicante de de Jesueris- to de los Santos de los Ultimos Dias), de poligamia. Frente a ello, obediencia a las reghs de su congrega res que a las | Como era esperable, el Tribunal Supremo, y con ponencia del Chief Justice Wai s mujeres simulein Jefierson, que «lglesia y Estado estaban separa tian estar casado con varias yjeres a estar casado con va mentos fue, cit das por un muro). jincidiendo con la to pes6 en Ia lados les Nevis obligaba a solicitar e: wulando la ord giosas o en Ia primera em cién de Ja propa il x. Connecticut (1940), ponencia del juez mo, por ley estatal que ob! trativa para ir de cas objetos. Se tra ganda: el Testigo se por discos con ea vas por los ca 1s, Esta ver si hubo alin pronun ia sobre el orden piiblico):a juicio det trativa previa as del culto (reunio- nes, propaganda) Enseyuida se Jehovs: sus cree! las escuel: 1) con los Testiges de mbolos, y en la bandera n o arriada, tras era iza una frase patriotica (pledge of allegiance: pro- mesa de Jealtad © Gdelidad a Ia bandera y a la patria). Los hijos de Testigos se negaban al saludo y a la promesa, Por ello eran exp del colegio e i era considerada ‘Igunos Estados (también los padres ‘mos ya en la segunda guerra Jos ciudadanos no paraba de erecer. Como « tiva al saludo, se cre de opinién con bandera en del alumno por ¢ escuela, rer ial Supremo re obligacién podia tal vez no ser ci alum- 10 y con su deber de no v Dios, pero ellos es la posi presentamos el supuesto era el mismo: algunos tes a los Testigos de Jehova, eran amenazados de indera, y sus padres litigaron cont derecho a gue se respetasen su cr instaneia los Testigos ganaton el n 1940 se sustiquidos por Ri jeces de fa Jackson, y ayoria (Black, Douglas y Mui 1p equivacado. As que de Jos jueces d tres aflos antes de Gabits), Ia doctrina de Gi Virginia Occidental que obligaba al saludo. El fundamento de la se1 como h y la norma de jertad de expresion Supremo afirma mas menos e: era es una forma 0 expresar creencias sin vulnerar subs ibertad re 6 hasta Sherbert » Verner (1963), cuando el Tri cen los derechos de las m libertad religiosa y al margen de libre expresién. Bamette (1943) se considera hi 1po jerido ver en el repentino cambio de rumbo d fa la primera vez que rectificaba expresames nea jurispew lo tres aftos) una muestra de la repugnancia de las socie~ expresién conti- uno de los mis tes alegatos en defensa de la libertad. También hay quien ha con la exencién, en virtud de la cua tuna persona, por sus creen qued Ja aplica- ciém de una norma): aplicando la dactrina de n (1947), se Dege 1971) para determinar la cons afectaban a aspectos d ca nado criterio Lemer n en sibado por ser su dia ' (de modo que s6lo pueden abrir los comercios cinco dias, fremte a los seis dias de apertura de los cristia~ 0S ~Brnunfeld « Brown, 1961),0 si profesar una det aceptar un abajo sin ser pi istrativa y fiscalmente por ello (Sherbert ». Vernes, 1963). 3s, cuando la le 3, pero tiene qu provocar a det (del sector Church) por negarse a enviar a sus hijos al colegio a partir de los 14 Y)ALASEGUNDA GUERRA MUNDIAL 265 Nebraska (1923) el Tribunal Supremo jos una lengua n tanto for- las personas 2 ciertos bir la educacion que a tres personas de creencia iservative Amish Men menicia del Chief Justice Burger y la oposicion 8, dio Ia raz6n a los amish, argumentand. cencia y 266. LASSENTENCIAS ASICAS DELTRAMUIAL SCHENCK 1919) A1A SEGUNDA GUERIA prudencia, En Gold ba por que se le permitiese llevar el yarm ubre la coronilla) mientras estaba de servicio. El se lo denegé. Al cabo de Siates » Lipez (1995) —con el City of Boen reparto competencial a favor de Lemon y Ia j sanmevo federalism bunal Suprem sobre drogas 0 libertad m que la wel Garcia Pelayo, Derech juet Neuborne, El iedad amerie sean BrsuioGRAFia EN ESPAROL: Me ional companado, ianza, Madtid, 1999, p. 4 ee de los juristas y del imperio de ta ley en la s provocé en los Estados Madrid, 1994, p. 70; Enrique Alonso Garcia, La oto cemntiondionsl, Algal gue ituciin, CEC, Madrid, 1984, p. 284; Robert A. Burt, ‘Desa ; nmediata. En 1991, Oregon aprobé una ley que autori- rrollando derechos constitucionales de, en y para los nifios,VV.AA., Bamorensiom: (Roberto Gargarella, ed), Derecho y grupos des Jona, 1999, p. 192; Javier Dorado Porras, El ido, Una po Gon de ba regulacién gene tecei6n constitucional de | Espana ese tenido nada de pa Unidos un terre! reaceién fi de Derecho Fce- n. 6 (1990), pp. 349 y ss. Sobre el llamado natia y secundutia en Jos Estados Unidos», An sidstico del Estad hecho dela 1." e colisién entre las creencias de los poderes ego el ley, desde el x vista de pues se amparaba en de los pucde verse Austin Sarat-Roger Berkowitz, Diferencias destructivas. El reconocimiento, la aimilacin y la ley norteamericanay, enVV.AA., in en los Estados Unidos (Davydd J. Greenwod y Carol J. Greenhouse, eds. am isco y Jess Prieto de Pedro, eds. ye Espa que conforn nos, Honorio M. ando, y obteniende, UNED, Madrid religiosos y der. les en nim. 67 (2003), p. 95; Rosario Serra Cristobal, «Constin fianza y teligiGn en los Estados Unidos de América: la clsusula de esta- blecimiento», REDG, nim, 48 (1996), p. 285. Toda la jucispr sobre libertad religiosa, y sobre las semtencias City af Boeme, y Ti Ia oposicién de Flores (1997) puede verse en Maria Angeles Ahumada Ruiz, iencia, dictad (1997). Esta s DDR CUERRAMUMDIAL 269 Boerne 1 Flores: la import tunes es conforta de tranguilidad para otros re Dy absardo [...). No debe perderse de wista que el saludo 0 ray la promesa de fidelidad, parten necesar y una actitud mental. No esta claro si es SENTENCIA WEST VIRGINIA STATE BOARD Ansaibuneoa defen dailies # otra convie OF EDUCATION V. BARNETTE (1943) | gramente el cont y fuente ¥ principio de proporcionalidad», CDPubl., nim. 18 (2003), p. 239, 16n y asuman inte~ nia, © si por el contrario seria gestos fingidos y Los apelado Unidos, pleite nara Ja no aplicaci del saludo a la bandes (lear and present danger) que el Estado esta habilitado para impedir y castigar.Y en el caso que nos ocupa saludo y la promesa se utilizan sin que se haya justificado que el silencio 6 la quietud durante la ceremonia de izado de la bandera representan ez constitucional nos reconocer que a }) permite a los poderes que en realidad nales, Sus ereencias se bas: los 4.° y $.° del Capi sigue: «No fabricaris lo, 0 abajo ris ante ella bandera es una modo que se Por ello los de los colegios y Jos versicu- r0 del Exodo que tezan como tun peligro claro lel saludo y promesa obligatorios debe Deelaracién de Derechos (Bill of Rights piiblicos obligar a las personas a expresar | piensan o no ereen [...] Un Gobierno con poderes | por qué ser un Gobierno débil. Un sistema tiende a reducir el miedo y Ia enwidia, seguros y satisfechos por vivir en nes danos, Sin la promesa d d No cabe duda de que, en relacién con la promesa de | aos poderes piblicos es dudoso que Ia Constituci saludo es una forma de expresién ratificada, Defender estos derechos frente al poder vo pero efectivo nicar ideas, y la ati ss © emblema simboliza un sistem representa Las naciones, los partidos politicos, las congregacis tenden conseguir la lealtad de los suyos hacia 1d, poder 0 su jerargy ia habla a través de la crue o dk re hay en el Ja Gerra, 0 bajo en agua en la tierrav; «No te prostra- le rendiris c jimitados no. fe respera los derechos ‘esta creencia han sido expulsados jentes de ser enviados a reformatorios. puesta desde el poder, lesastroso Bl caso que tenemos ani ‘quiero decir. La educacion p hanza laica y politica Estado expresa su autori niforines 0 togas;la Igh at 0 del oro, de ka suclen ir gestos de acepta se, descubrirse, Un arrodill ia. © grupo. hacer cumpli las npone al poder no debilita al ss como de los agen- cter de principios juridi- Los cos que deben ser crechos a la vidi Ja libre expresi6n, las fenta, de reuni6n y de manifestacion, como otros derechos fundamentales no son otorgados o denegados Por los votos, ni dependen del resultado de los procesos politicos y electorales [.... ud de del proceso debido 10 de la 14.* enmienda desaparece cuando se aplica a las 1.* enntienda. Por ejemplo, el derecho de un Estado a regular una actividad de servicio pibl polio puede incluir, en la medida en que se refiera al proceso debide en Derecho, las restricciones que el legislador considere que se fun damenten en una base racional. Pero las libertades de expres reunién, manifestacién y de creencias no pueden ser limitadas sélo con esta justificacién, EI legislador solo esta habilitado p: grave € inminente para los valores & fin de evitar un peligro intereses que el Estado puede legalmente proteger. Importa destacar gue pese a que es la 14. enmienda la que resulta de inmediaca a cacién a los Estados, el caso que ahora nos ocupa ha de ser resuelto desde la 6ptica de los mis especificos principios que, en la 1 en- rmienda,establecen limites al legislador estatal Nuestro deber de Ja Declaracion de Derechos a la activi- dad de los poderes piblicos no depende de que seamos portadores de id 0 espe Es verdad que no resulta ficil trasladar Ja Declaracién de Derechos, en tanto que clemento estructural de la sociedad del siglo xvm, a as imitaciones de derechos en la Norteamérica del siglo xx. Aquellos 1ci6n en la materia de que se trate centro de sgaba por la mera 1d de control supervision lanos. Ahora del sladar estos princi que el laissez-faire ya aq -2 =por lo menos ibernamental. En ocasiones esta situacion cam +2 © de fiabilidad a jestros propios precedentes la Historia y la socie~ del Tribunal Supremo nos dejar de pronunciar dad esperan como manifestacién de Ia t joscaban las libertades |...) iramonos finalmente a la sent \cional es Ja base de la seguridad nacional» y que las es el medio mis ade- 108 que estas med cia aqui empleads es un rnte admisible para alcanzar d pasar presion gubernamental en pro de la blemente el aspecto que menos c: rechazo encuentra, Proba- nsenso suscite en la ciudadania sea snes a Siberia para alcanzar | estros actuales enemigos toi opinion slo obtiene idad en los cemen- terios, Parece iniil, por obvio, pero es necesario i nniends de la Constitus ir en que la 1. en ra evitar todo esto, nericana del Estado y Hemos establecido jento de los nes det El presente caso es complejo no porg) on resolver no esté 10 porque se trata de limitaciones que la Const ‘tual como espi- reer que el juestras institu s.Tolerar excentr ' poco normales es el pr do como embargs asuntos poco is "0 atisbo portantes. Eso no seria libertad sino de libertad. La pric respecto d su verdadera existencia es la disctepa que afectan al orden estableci escribir lo que sea ortodoxo ei 10s posibles dm sea de ps que pueda s Por todo mamos que la imposicién por las autoridades a excede de los mismo respeto ye: leces nos obligan por nigrantes q) neste pais. Como juez de este tril opinion p: a priori caben un ciudadano a n derech se a obedecer por motives de con nes jurisdice! acertado 0 lo des 1 este respecto debo tene verca de ida que estamos ahora ex: sgisladores razonables. Por desgracia discrepo de mis 10 de leyes. No puedo concebir qui ¢ los medios de que ahora se trata [ lad estamos pasando por encima del poder p de los cuarenta y ocho Estados. Mis ain, dad nos de la 14, na norma estatal se tratase de vyendo la 1? enmienda en tén jones u objeciones de 1e negativan © de un grupo. La posible existencia de es o ereencias 4 persona nes no deseen parti- ccepciones para qu ala bandera 0 regulando de 1 DESCHENGX (01) LASEGUNDA GUERRA MUNDIAL 275 eptacion de buena fe fuerza a su compl la toler 16. Korematsn ». United States (1944) 323 US 214 Votads el 18 de diciembre de 1944 por seis votos contra tres. Ponente: juez Hugo L.Black Votaton a favor cl ChigJustice Stone y los jueces Rutledge, Douglas, y Reed, El juez Frankfurter con voto concurrente. Voraron en con ers, Murphy y Jackson, cada uno con tra los jueces Ro particular, Presentacién de la sentencia Tras el ataque japonés a Pearl Harbour (diciembre de faertes presiones de los militares y de los periédicos, el Presidente Roosevelt dieté un decreto que autorizaba a las autoridades militares a deportar e internar en campos de concentracién a los norteameri- s de origen japonés y de los japoneses, En la costa oeste vivian generaciones muchos ciudadanos de origen ast e pronto se convirtieron en sospechosos de colabo- ides pensaban que espias japoneses podian ficilmente ocultarse entre estos grupos ide pectona), Conforme a la Executive Onler (decreto) nimero 9066, de 19 de febrero de 1942, aproximadamente 110.000 personas de origen japo- obligadas, en virtud de una Ex San Francisco y en las ciudades dk las que no se podia pi racién (acentros d 18 con el enemigo (0 en cualquier caso a campos de cor realojos) en el Ademas de la deportaci6n se estable warse por el Estado esconderse en sus casas. Lo pamientos, desde los que se les conducfa a los campos de concer 16s Se tipific6 como delito niento de e atificada por el Congreso de forma 120 de 1942, fue c% 1 1945 articulos mu stada por con la deportacién) Y es que se daba un paso mas en ba restriccién de derechos en tiempos de guerra, ya estudiada en yy Abrams (ambas de 1919) ~niims.7 y 8 de este volumen- Se trataba de privar Administraci6n no prosperaron: los tribunales aplicaron las normas que preveian la deport: I plantearse siquiera su constitucionalidad. El Tri 10 se promuncio ratified, sin apenas entrar ces Doughs, Murphy y B phy sefal6 la gran sus ciudadanos con el que e En mayo de como Gord en San Francisco y estaba pl pretendido alistarse fisicas,y su novia no era de raza asitica). Se neg a cumplir la orden de internamiento y per io de San Leandro ajaba en una fibrica de arma te integrado d (habia e rechazado por razones sélo temporalmente— © to en campos de concentraci El Tribunal Supremo no puso en duda el punto de par uc los ciudadanos de origen japonés waa para Ja seguridad nacional. Ade- de hecho campos de les militares, es decir, de Ia costa oeste © mis de negar que los «centros de realojoe er concentracion, tampoco dio respuesta coherente a la alegac: seiior Korematsu de que su condena, y las normas que I eran medidas racistas y por consiguients tencia Korematsu es importante ademas por Ja afirmacion de que stodas las disposiciones legales que restrinjan 0 e! civiles de un det (the most rigid serutiny). Pese a ello, la norma superd este m: trol, siendo Korematsu el Gnico caso en el que el Tr te criterio, ha ratificado la constitucionalidad de ares, afirmando que no existia base re: sna para afirmar que Ios norteamericanos de origen japon realizar actos de saboraje 0 de espionaje.A 0 juicio, la deporta- ‘én sélo hubiese sido constitucio ado de forma YY por tanto énicamente para ciudadanos sobre los que jesen sospechas fundadas. FI resultado de esta deportacin colectiva 105 raciales es Jjuez Jackson fue menos rotunda, pues jotestad de las autoridades militares para artestar a dies apié en que el sefior rerse quedado en el en la contradic= 1 un lado, se abligaba a los igen japoni siempre (shora considerado #201 pero, por otro lado, se les valquier desplazamiento, 1951), ional norteamericana: storia constits vergonzoso en n escribe que slos norteameric 1988 (fruto de las con EL principio. do 1985, p. 115; Fe » CDP nim. 5 (1998), mn del principio de i de las medidas de REDC, nim, 68 (2003), V. UNITED STATES (1944) is disposiciones legales determinado grupo cl recurrente arranca de una denuneia de in federal de 21 de marzo de 1942, en viread de la cual implimiento de la ley ‘Toda aquella persona que entre, permanezca 0 salga de ss autoridades militares wdecUe su ‘ones aplicables a dicha zor conforme a un Decreto del Presidente, 0 que n comportamiento a las restr establecidas por el Secret autoridad militar, sera 1 que su conduct castigado con una con prision no mayor de Dentro de las medidas de excepeién adoptadas dentro de la habi- jén del Decreto y de ba ley de 21 de marzo de 1942 se encontra- ied, que prob lanos de origen japo- que excedia de los poderes de guerra del Presidente, las autoridades militares, y se afirmaba que a rogue de queda, en tanto que wridades federales para podemos afirmar que pre cleres de guerra del Cong tar desplazado del propio domicilio ¢s una pri n de permanecer c.Es cierto que resul- lerechos re las veinte y las se pero ai las restrieciones sélo pueden ampatarse e: ares de] igual que Ia orden de toque de queda, Ia ‘ign de una zona determinada va estrecha rela= nsables de la defensa de nuestras costas, mado que el toque de queda era una medida insuficiente y han ordenado la deportacién. Por el nos en Hirabayashi, han actuado dentro de los por el Congreso para determinar quién p permanecer en las 20nas amenazadas[ Al igual que el toque de queda, la depostacién 4 1nos de origen japonés se consideré necesaria por la presencia entre ellos de un néimero indeterminado de personas des! dos Unidos (pese a que no nos cabe duda de q al para con su pais) La razén por la que hemos ratificado Ia validez del toque de que hha podido desvirtuar la afirmactén de las autoridades que era imposible separar de manera inmediata a los leales de Jos traidores. En el caso que ahora nos ocup: vortacion temporal de todo este grupo de ciudadanos fue ordenada en virtud del smo eriterio. De medida de castigo basada s6lo lanos de origen japonés. Invest ;6n han puesto de manifiesto sonas que apoyaban a Japén, Aproxima hos nerteamericanos de origer 282 LASSINTENETASDASICAS os lidad i Emperador del Japn, y algunos millares d citado ser repatriados a Japon. El recurrente afi 1 en mayo de 1942, enando se ps adoptar medidas de se; es decidieron g vista defensive requeria, za en nuestros je deportacién, Exist adoptar Jo pruebas algunos ciudadanos de origen japonés no eran leales a los invasién japonesa [...]. Nosotros a Ia orden de deportacién, analiza nento, desde la perspectiva 0,no podemos afirmar | orden suponia para un numeroso grupo de ricanos [..}. Pero los rigores forman parte de la una sucesi tencia impugn Tigores. Todos los ciudadanos, sean c ‘0 menor medida las consecuencias de padecen en may) ser un ciudadano tiene privilegios y también responsal Voto nanricuta isciivaNre DEL JUEZ Frank Muxmiy No se puede dar el visto bueno, desde el punto de vi stodas las personas, extranjeras 0 ligro o emergencia inmediata, la deportacién obligatoria de grupos de personas no tiene cabida en nuestro sistema de gobierno, Pero moderna, nuestras costas estin 0, cuyos basada en necesidades defensivas m sados sean japoneses fuerzas la potestad de proteger a la nacién debe ser propor- a facades: ional a la entidad del peligro que la amenaza [...] Saab fi. dca Se alega que en realidad estamos ante un caso de reclusion de un ‘Cuando los tribunales nos ocopames de asuntos ciudadino e concentracién basada serra dehemios proceder con gran respeto y prudencia origen de sus jera haber invest a con las decisiones de las autori fares que tis forme a esta idea se leto del curso de los acontecimientos. De modo que, no lal a su por n y por estas autoridades deben disponer veaseria muysenci- | Ge un ampio mangen de decrecionalidadY os dessiones wa feos naturaleza de los centros igera por personas cuyas preparacién y responsabil igrupamiento y de realojo (y consideramos dades no les permiten enffentarse con 05 ran witales para la seguridad de ls nacién. ando espec Sin embargo, al mismo tiempo es necesario establecer jente evando no se ha ladanos no pueden verse despose' teligencia a estos i6n, con las con w), ahora estamos exami mites claros a atender a las razones de seguridad nanifiesto, ¢s introducir confusién en tidn. El senior Korematsu no fue deportado de la zona militar por o hacia los de su raza. Fue deportado porque e: ntra el Imperio Japonés, porque las cen Ja costa oeste y se vieron puesto de titucionales por una sedicente nec 284 uassmurescans NDA GUERRA MuDIAL 285 sito ra204 No es raronable porque re onciliarse con otros es en juego. «Estable disereci id de las autoridades militares y Jas personas concreto han sido sobrepasados son atribuciones de los tribunaless tendencia a cometei ayudar a (Sterling Co ,, 287 US 378). [nuestros en Para determinar si el Gobierno, alegando necesidades militares, ictado. rede vilidamente privar a un ciudadano de sus derechos constitu- por la Comandancia Gener yedida cion criterio del juez debe consistir en indagar si la privacion se tomé mis por motives de culpabilizando 2 parte necesidad militar. En él se jeses COMO asubversivose, std relacionada de manera razonable con un peligro « enazador que tenga que ser adoptada sin nin 6n, que por razones reales ude a todos los descendientes de ja como miembros de «una raza enemigar cuyas caracteristcas raciales perversas «permanecen intactass, representando «més de 112.000 205 potencialess en la costa oeste. Ademis, para esta condena permita poner en marcha los mecanismos con tuales para hacer frente al peligro (Rayon entre otras), Es claro orden de deportacién de los eiviles no responde a este criterio. Consistiendo en una discriminacién racial colectiva de todas las personas de origen japonés no se aportan prue- orden priva a todos aquellos a quienes se aplica de su. bas m rente comsistentes de que no fuesen en general leales derecho a la proteccién de las leyes en condiciones de igualdad Jos Estados Unidos o de que su conducta en la costa oeste represen garantizada por la 5." enmienda, Les priva también de sus derechos especial amenaza para las instalaciones constitucionales a clegir el lugar de residencia y de trabajo, y a circu- industria defenisiva, ni finalmente tampoco se acre~ lar por el territorio. Al ser deportados sin siquiera ser ofdos, la orden janera su comportamiento o actitud permi- vulnera todos sus derechos de defensa de la cliusula del derecho al tiese justificar razonablemente su deportacién colectiva ue la deportacién que para la deportacién se ofrece guarde una relacién plausible con un peligro inminente y realmente descansa en argumentos sociologicos y raciales que normalmente amenazador, por lo que en realidad se trata de una diseri mn fuera de las decisiones y « itares, asi como en con- res extraidas mediante un uso atbitrario de de las vulneraciones de derechos const les y absolutas de Ia historia de la na s [...]. La necesidad mi 10s de admitir, ccesariamente estar en la base de la orden de deportaci en la primavera de 1942 podia 2 algunas insinuaciones en el sentido de que algunas personas colabo- con el enemigo y, por con colectividad de ciudadanos de origen japonés era desleal o traidora a fiente se concluye qu consiguiente, s las medidas razonables que considerase necesaria hacer frente a estos peligros. Para enjuiciar las decisiones desleales han sido de: jano que llevan afios wi que algunas traiciones indivi lealtad de tod ese conjunto de personas es

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