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Polémica Juana Inés de la Cruz Selecci6n y presentacién Mirla Alcibiades BIBLIOTECA A AYACUCHO CONSEJO DIRECTIVO Humberto Mata Presidente (&) Luis Britto Gareia Freddy Castillo Castellanos Luis Alberto Crespo Gustavo Pereira Manuel Quintana Castillo © Baucmes vacuo, 200 Apartado Postal 14413, ‘Caracas - Venezuela = 1010 Hecho Depésio de Ley Depésito Legal 5012008002916 ISBN 980-276-369-1 Direccign editorial: Oscar Rodrguee Onie Departamento Editorial Care Rey de Guido ‘Asistencia editorial: Gladys Gaeia Riera Produceidn eto: lzabeth Coronado Asistencia de produce HearyAmayago (Comeccin de textos: Sarmel Gonziler Diseto de coleccisn Pedro Mancila Diagramacién: Luisa Silva Pre-prenst: Desarrollos Compumedia Impresoen Venezwes/ Printed in Venecuela RESPUESTA DE LA POETISA A LA MUY ILUSTRE SOR FILOTEA DE LA CRUZ (1691) MUYILUSTRESENORA, mi sefiora: no mi voluntad, mi poca salud ¥ mi justo temor han suspendido tantos dias mi respuesta. :Qué ‘mucho si al primer paso, encontraba para tropezar mi torpe pluma dos imposibles? El primero (y para mil més riguroso)es saberres- ponder a vuestra doctisima, discretfsima, santisima y amorosisima carta. Y si veo que preguntado el Angel de las Escuelas, éanto To- mis, de su silencio con Alberto Magno, su maestro, respondié que callaba porque nada sabfa decirdigno de Alberto, con cusinta mayor raz6ncallaria,nocomo el santo, de humildad, sino queen la realidad es no saber algo digno de vos. El segundo imposible es saber agra- deceros tan excesivo como no esperado favor, de dar a las prensas mis borrones: merced tan sin medida que aun se le pasara por alto a {a esperanza més ambiciosa y al deseo més fantastico; y que ni aun como ente de razén pudiera caber en mis pensamientos; y en fin, de tal magnitud que no slo no se puede estrechar a fo limitado de |as vores, pero excede a la eapacidad del agradecimiento, tanto por grande como por no esperado, que es lo que dijo Quintiliano: Mino- rem spel, maiorem benefacti gloriam pereunt. ¥ tal, queenmudecen al beneficiado. 72 ronewcn ee Cuando la felizmente estéril para ser milagrosamente fecunda, madre del Bautista vio en su casa tan desproporcionada visita como la Madre del Verbo, se le entorpecié el entendimiento y se le sus- Pendis el discurso: y asf, en vez de agradecimientos, prorrumpié en dudas y preguntas: Etunde hocmihi? ,Dedéndea mi viene tal cosa? Lomismosucedi6a Sail cuandose vioelectoy ungido rey de Israel: ‘Neunguid non filius lemini ego surn de minima tribu Israel, et cog- nnatio mea novissima inter omnes dle tribu Beniamin? Quare igitur Focutus es mihi sermonem istum? Asi yo dine: ;de dénde, venerable sefiora, de dénde a mi tanto favor? Por ventura soy més que una Pobre monja. la mis mfnima eriatura del mundo y la mis indigna de ocupar vuestra atencién’ Pues quare locutus es mihi sermonem isu? Et unde hoc miki? ‘Nial primer imposible tengo mas que responder queno ser nada digno de vuestros ojos; nial segundo mas que admiraciones, en vez de gracias, diciendo que no soy capaz de agradeceros la més mini- ma parte de lo que os debo. No es afectada modestia, sefiora, sino ingenua verdad de toda mi alma, que al Hlegara mis manos, impresa 4a carta que vuestra propiedad llamé Atenagérica, prorrumpi (con no ser esto en mi muy fécil) en ligrimas de confusién, porque me Parecié que vuestro favor no era més que una reconvencién que Dios hace a lo mal que le correspondo: y que como a otros corrige con castigos, a mime quiere reducira fuerza de beneficios, Especial favor de que conozco ser su deudora, como de otros infinitos de su inmensa bondad; pero tambie confundirm especial modo de avergonzarme y luc es mis primoroso medio de castigar hacer que Yo misma, con mi conocimiento, sea el juez que me sentencie y condene mi ingratitud. Y asf, cuando esto considero acd a mis solas, suelo decir: bendito sedis vos, Sefior, que no sélo no quisisteis en manos de otra criatura el juzgarmme, y que ni aun en la mia lo pusis- teis, sino que lo reservasteis ala vuestra, y me librasteis a mide mi MELOTECAAYACLEWO 9g yde la sentencia que yo misma me darfa—que, forzada de mi propio conocimiento, no pudiera ser menos que de condenacién-, y vos la Teservasteis a vuestra misericordia, porque me amis mas de lo que yome puedo amar. Perdonad, seffora mfa, la digresién que me arrebaté la fuerza de a verdad: y sila he de confesar toda, también es buscarefugios para huir la dificultad de responder, y casi me he determinado a dejarlo al silencio; pero como éste es cosa negativa, aunque explica mucho conel énfasis de noexplicar, es necesario ponerle aleiin breve rétulo para que se entienda lo que se pretende que el silencio diga; y sino, dird nada el silencio, porque ése es su propio oficio: decir nada. Fue arrebatado el sagrado vaso de elecci6n al tercer cielo, y habiendo visto los arcanos secretos de Dios dice: Audivit arcana Dei, quae non licet homini loqui. No dice lo que vio, pero dice que no lo puede decir; de manera que aquellas cosas que no se pueden decir, es me- nester decir siquiera que no se pueden decir. para que se entienda que el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir. Dice san Juan que si hubiera de escribir todas las maravillas que obré nuestro redentor, no cupieran en todo el mundo los libros; y dice Vieira, sobre este lugar, que en sola esta cldusula dijo mas el Evangelista que en todo cuanto eseribié; y dice muy bien el Fénix Lusitano (pero geuiindo no dice bien, aun cuando no dice bien?), porque aqui dice san Juan todo lo que dejé de decir yexpresé lo que dejé de expresar. Asi, yo, sefiora mia, s6lo respon- deré que no sé qué responder; s6lo agradeceré diciendo que no soy capaz de agradeceros; y diré, por breve rétulo de loque dejo al silen- cio, que s6locon la confianza de favorecida y con los valimientosde honrada, me puedo atrever a hablar con vuestra grandeza. Si fuere necedad. perdonadta, pues es athaja de la dicha, yen ella ministraré yomes mate A vuestra benignidad y vos dangis mayor forma a mi reconocimiento, 74 rouge No se hallaba digno Moisés, por balbuciente, para hablar con [sic] Faraén, y, después, el verse tan favorecido de Dios, le infunde {ales alientos, que no solo habla con el mismo Dios, sino que se atrevea peditleimposibles: Ostende mihi faciem tuam. Pues ast yo, Sehora mia, ya no me parecen imposibles los que puse al principio, vista de lo que me favorecéis; porque quien hizoimprimirla Carta ‘an sin noticia mia, quien la imitul6, quien la coste6, quien la honré {anto (siendo de todo indigna porsfy por su autora), 2qué no hard? cauéno perdonari?, ;qué dejaré de hacer y qué defaré de perdonar? Y asi, debajo del supuesto de que hablo con el salvoconducto de ‘uestrosfavores ydebajodel seguro de vuestra benignidad, y de que ime habéis, como otro Astero, dado a besar la punta del cetrode oro de vuestro carifio en sefial de concederme benévola licencia para ha- blary proponer en vuestra venerable presencia, digo que recibo en ‘mi alma vuestra santisima amonestacién de aplicarel estudio a Li. bros Sagrados, que aunque viene en traje de consejo, tendr para mi auslanciade precepto; con no pequefioconsuelode que aun antes pa- rece que preventa mi obediencia vuestra pastoral insinuacién, como 8 vuesira direcci6n, inferido del asunto y pruebas de la misma Carta Bien conozco que no cae sobre ella vuestra cuerdisima: advertencia, Sino sobre lo mucho que habréis visto de asuntos humanos que he escrito; y asf, loquehe dicho noes mas que saisfaceros conella ala falta de aplicacién que habréis inferido (con mucha razdn) de otrox escritos mios. Y hablando con mis especialidad os contieso, con la ingenuidad que ante vos es debida y con la verdad y claridad queen zi siempre esnatural ycostumbre, que el no haberescrito mucho de SSuntos sagrados no ha sidodesaticién, ni de aplicacién la falta, sino Sobra de temor y reverencia debida a aquellas Sagradas Letras, para Gua inteligencia yo me conozco tan incapaz y para cuyo manejo Soy tan ndigna;resonndome siempre en lsofdos, con no pequetio horror, aquella amenaza y prohibicién del Sefior a los pecadores maton nacuaie 55 b ‘como yo: Quare tu enarras iustitias meas, et assumis testamentum ‘meum per os tuum? Esta pregunta y el ver que aun a los varones doctos se prohibfa el leer los Cantares hasta que pasaban de treinta afios, y aun el Génesis; éste por su oscuridad, y aquellos porque de ladulzura de aquellos epitalamiosno tomase ocasién la imprudente Juventud de mudar el sentido en camales afectos. Comprugbalo mi gran padre san Jersnimo, mandando que sea esto lo tltimo que se estudie, por la misma raz6n: Ad ultimum sine periculo discat Can- ticum Canticorum, en si in exordio legerit, sub carnalibus verbis spiritualium nuptiarum Epithalamium non intelligens, vulneretur, y Séneca dice: Teneris in annis haut clara est fides. Pues gedmo me atreviera yo a tomarlo en mis indignas manos, repugndndolo ef sexo, la edad y sobre todo las costumbres! Y asf confieso que mus chas veces este temor me ha quitado la pluma dela manoy ha hecho retroceder los asuntos hacia ef mismo entendimiento de quien que- rfan brotar; el cual inconveniente no topabaen los asuntos profanos, pues una herejfa contra el arte no la castiga el Santo Oficio, sino los discretos con risa y los criticos con censura; y ésta, iusta vel iniusta, rimenda non est, pues deja comulgar y oft misa, por lo cual me da Poco oningiin cuidado: porque, segtin ka misma deeisién de los que Jocalumnian, ni tengo obligacién para saber ni aptitud para acertar; luego, silo yerro, ni es culpa ni es deserédito. No es culpa, porque no tengo obligacién; no es descrédito, pues no tengo posibilidad de acertar, y ad impossibilia nemo tenetur. Y, a la verdad, yo nunca he escrito sino violentada y forzada y s6lo pordar gusto a otros: no sélo sin complacencia, sino con positiva repugnancia, porque nunca be juzgado de mf que tenga el caudal de letras e ingenio que pide la obligaciGn de quien escribe; y asi, es la ordinaria respuesta los que ‘me instan, y mas si es asunto sagrado: Qué entendimiento tengo yo, qué estudio, qué materiales, ni qué noticias para eso, sino cuatro bachillerfas superficiales? Dejen eso para quien Io entienda, que yo 76 rouisncs Fe sete Tuido con el Santo Oficio, que soy ignorance y tiemblo de decir alguna proposicién malsonante 0 torcer la genuina intel sencia de algsin lugar. Yo no estudio para escribir, ni menos para ensefiar (que fuera en mi desmedida soberbi), sino solo or ver si con estudiar ignoro menos. Asflo respondo y ast lo siento, Elescribir nunca ha sido dictamen propio, sino fuerza ajena; ‘ue les pudiera decir con verdad: Vos me coegistis. Lo que sies verdad que-no negaré (lo uno porque es notorio a todos, y lo otro orgue, aunque sea contra mi, me ha hecho Dios la mereed de darme Brandisimo amor la verdad) que desde que me rayé la primera lus de laraz6n, fue tan vehemente y poderosa i inclinaciGn a ne letras, Aenialenasreprensiones—quehe tenidomuchas-,nipropiasrefle, HS -ue he hecho no pocas-, han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mi: Su Majestad sabe or qué y Para qué: y sabe que le he pedido que apague la luz de mi entend;. miento dejando séloloque baste para guardar su ley, pues Iodemds Sobra, segdn algunos, en una mujer; y aun hay quien diga que daiia, Sabe también Su Majestad que no consiguiendo esto, he intentado Sepultarcon minombre mientendimient,y sacritiedrsele [sic |s6lo a hich mele [sic] dio:y que no otro motivo me entrSen religidn, no Obstante que al desembarazo y quietud que pedia mi estudiosa fnten- ci6n eran repugnantes los ejercicios y compaitia de una comunidad; ¥ después, en ella, sabe el Sefior, yo sabeen el mundo quien s6lolo debic saber, lo que intentéen orden. esconder mi nombre, yque no ‘me lo permitié, diciendo que era tentacién: y si seria, Si yo pudiera Pagaros algo de lo que os debo, sefiora mia, creo que slo os Pagara Bera Os esto, pues no ha salido de mi boca jamais, excepto para uien debid salir. Pero quiero que con haberos franqueado de aren bar las puertas de mi coraz6n, haciéndoos patentes sus mis, sellados waen0 Conozedis que no desdice de mi confianza lo que debo Yuestra venerable persona y exc: sivos favores. BALONEEAAYACLEHO 49 Prosiguiendoen la narraci6n de mi inclinacién, de que os quiero dar entera noticia, digo que no habia cumplido los tres afios de mi edad cuandoenviando mi madre a una hermana mia, mayor que yo, a que se enseftase a leer en una de las que aman amigas, me levé amitrasellael carifioy latravesura; y viendo que la daban leccién, ‘me encendf yo de manera en el deseo de saber leer, que engafiando, ami parecer, a la maestra, la dije que mi madre ordenaba me diese leccién, Ellano locrey6, porque noera crefble; pero, por complacer al donaire, me la dio, Prosegut yo en ir y ella prosigui6 en ensefiar- ‘me, yano de burlas, porque la desengaiié la experiencias y supe leer en tan breve tiempo, que ya sabfa cuando lo supo mi madre, a quien lamaestra lo oculté pordarle el gusto por entero y recibirel galardén por junto; y yo lo call, creyendo que me azotarfan por haberlo he- cho sin orden. Aiin vive la que me ensefi6 (Dios la guarde), y puede testificarlo. ‘Acuérdome que en estos tiempos, siendo mi golosina la que es ordinaria en aquella edad, me abstenia de comer queso, porque of decir que hacfa rudos, y podia conmigo més el deseo de saber que el de comer, siendo éste tan poderoso en los nifios. Teniendo yo después como seis o siete afios, y sabiendo ya leer y escribir, con todas las otras habilidades de labores y costuras que deprenden [sic] las mujeres, of decir que habia universidad y escuelas en que se estudiaban las ciencias, en México; y apenas lo of cuando em- pecé a matar a mi madre con instantes e importunos ruegos sobre que, mudindome el traje, me enviaste a México, en casa de unos deudos que tenfa, para estudiar y cursar la Universidad; ella no Jo quiso hacer, ¢ hizo muy bien, pero yo despiqueé [sic] el deseoen leer ‘muchos libros varios que tena mi abuelo, sin que bastasen castigos ni reprensiones « estorbarlo; de manera que cuando vine a México, se admiraban, no tanto del ingenio, cuanto de la memoria y noticias gue tenia en edad que parecia que apenas habfa tenido tiempo para 78 rouianca aprender hablar. Empecé a deprender [sic] gramética, en que creo no Hlegaron & Veinte las lecciones que tom; y era tan intenso mi cuidado, que siendo asf que en las mujeres ~y més en tan florida juventud-—es tan apreciable el adorno natural del cabelo, yo me cortaba de él cuatro © seis dedos, midiendo hasta dénde legaba antes, e imponiéndome ley de que si cuando volviese a crecer hasta alli no sabfa tal o tal Cosa que me habia propuesto deprender [sic] en tanto que crecia, ine Iohabia de volveracortaren pena dela rudeza, Sucedia ast que lerecia y yo no sabia lo propuesto, porque el pelo crecfa aprisa y Yo aprendfa despacio, y con efecto le cortaba en pena de la rudezs. ue no me parecfa raz6n que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias, que era mas apetecible adorno, Entreme religiosa, porque aunque conocia que ten‘a el estado cosas (de las accesorias hablo, no de las formales), muchas repugnantes a Imi genio, con todo, para la total negacién que tenia al matrimonio, cra lomenos desproporcionado y lomis decente que podiaelegiren materia de la seguridad que deseaba de mi salvacién; acuyo primer Fespecto (comoal fin mas importante) cedieron y sujetaron lacerviz {odes les impertinencillas de mi genio, que eran de querer vivir sola: deno querer tener ocupacién obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silenci ‘de mis libros. Esto me hizo vacilar algoen ladeterminacin, hasta que alumbréndome personas doctas de que era tentacign, le Yenciconel favordivino, ytoméel estado que tan indignamente ten- 80, Pensé yo que huia demi misma, pero jmiserable de mi! rjemea ‘mi conmigo ytrje mi mayor enemigoen estainclinacién, que no sé determinar sipor prenda o castigo me dioel cielo, pues de apagarse © embarazarse con tanto ejercicio que la religidn tiene, reventaba como polvora, y se verticaba en mfel privatio est causa appetinus, Volvi (mal dij, pues nunca cesé); prosegui, digo, a laestudiosa 79. tarea (que para mfera descansoen todos los ratos que sobraban a mi obligaci6n) de leer y més leer, de estudiar y més estudiar, sin més maestro que los mismos libros. Ya se ve cudn duro es estudiar en aquellos caracteres sin alma, careciendo de la voz viva y explica-

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