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aria Teresa miraba las bancas vacias del saln, Estaba sola. Todos sus compaferos jugaban en el patio. Era la hora del recreo, Ella no habia podido salir; una tarea ‘vaviesa que no se dejé terminar habia sido la culpable, La nia mirabza su salén. Le gustaba. Desde el afio pasado, cuando cursaba cuarto grado y pasabs frente al de quinto, sentia ganas de estar alli. Ya estaba en quinte. Pensativa mitaba 45U alrededor. De pronto escuché un ruidito, Fue como un “shsss, shsss”. Maria Teresa volted. El ruidito habia salido de una esquina, del rincén. Ahi, en ese rineén, estaban, acomodados sobre una table, algunos libros. Los nifies del afio pasado las habfan dejado. No eran muchos libres pera llenaban la tabla. Estaban paraditos, un poco inclinados, como en las biblictecas. También habia revistas, periédicos y otros papeles, El “shsss, shsss” se repitié, Maria Teresa se levanté de su banca y se aceicé al rincin. Lo hizo despacio. Se paré frente a la tabla con los libros y esperd. Queria saber quien hacia aquel ruidito. Mientras esperaba, abserv< los libros, Estaban pegaditos unos 4 otros como si sintieran fro. Eran de diferentes tamafos: unos grandes, otros chicas: habia gordos y también flacos; habia de colores claras, y habla negros y azules. Maria Teresa esperaba y el ruidito no se repetia, Estaba por regresar a su banca y terminar ls tarea, cuando vio lo que vio . Alga que parecia una mancha de tinta luchaba por salir de entre las hojas apretades de uno de los libros. ~iCarambat Cada dia que pasa me cuesta més trabajo sali. Me estoy velviendo vieja y torpe -dlijo aquello que parecia una mancha de tinta, cuando acabé de sali Maria Teresa se asusté. Efectivamente, era una mancha de tinta y se le alcanzaban a notar algunas letras. ;Ye sé! -pensé la nifia- esa mancha esté hecha de les letras que hay en las paginas del libro. -iClaro! Claro que estoy hecha de las letras que estén en las paginas. Yo, como todas mis hermanas, vivo entre las hojas de los libros, Maria Teresa se asusté més. {La mancha podia leer su pensamiento! ;Cudntas manchas habré en cada libro?, pens6 la nifia, -Tantas como hojas tenga el libro -contesté la mancha-. Cada una de nosotias vive entre dos paginas. Cuando un libro esté quardado y nadie lo hojea, somos manchas que duermen en el centro de las paginas. Pero cuando una mano toca el libro, répicio nos despertamos y Nos regamos par las paginas formando palabras en el orden en que deben ir Lanifa rié al imaginar la rapidez con la que deberian moverse las letras para acomodarse correctamente en las paginas. Igual que un hormiguero. iY nose equivocan?, pensé la nifia. -Nunea, Cada una de nosotras sabe muy bien lo que debe hacer: si el autor escribid un libro de cuentos, sabemos cémo acomodarnos para que las palabras hagan un cuento y ne un poema; si el libro es de informacion, nos acomodamos de otra manera, y asi con todo lo demas. -Oye-la nifia se atrevié a dirigirle la palabra por primera vez- enséiiame como se acomodan. En ese momento, la puerta del salén se abrié y empezaron a entrar los compafieros de Maria Teresa. El recreo habia terminado. ~{Oigan muchachos, vengan a ver! -los llamé Maria Teresa... Miguel Angel Vargas

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