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JORDI FERRER BELTRAN LA VALORACION RACIONAL DE LA PRUEBA Prélogo de Larry Laudan Marcial Pons MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES 2007 Jono jie 9g saFepaypu UNS sass os gonad b1 9p oTalgo [2 anb sine 2x2» otdd fo ofeg zs 28 9 open wganid wp uDEO,BA wD sopend ‘suai yuo und 239 uo ueuto0 aus au 70a wun “ae susan ‘anb ‘oanionpi Pp aqur sowreisg sod) je1oui ]9UO9 BUN saUAIGO 2IqISOd So ON “sISaIOdRY {un 9P Pups94 b| a1q0s seqeuoroes sez31199 JOU palnuuiad “Pos asp ‘anb area9qar £ apurad sod “orsint ap soruautayo ap out ‘nb so zeziqear ouodun 9s anb upioearosqo eiourtad vf luIPUOZEY [Op UpIoeOYRISAE BI Bp vura|Gosd ULI onitjuod ua sean 994 Stsaiody sojqysod sey ap wun wpea v ouiode a1$9 anb -09 op ope fap $9 oanafgo [2 ‘oqwowoUl asa ‘9p sowaUa|9 ap owunfuos Ja Z98 Bun seztTeaL aqap 98 *gonsd v] ap UproesoyeA k] $9BS09 ENG “SPLI9NIOSO1 9p 50199}9 SO} 1oUjns opts vy ow anb nB]e 9p OwANxa un argos assa4 anb ud #4 eun op peprriqeyy | a1qos eqanud ta -onu vun (aired ap v 'B 0 O19Y0 9p) setapio OLes220U S915 10U1 “fuua}9p ap so12959 (du ‘eganud e ap wonopad ey aquer np wziqwar xopedznt j9 anb av2u ur uofoRsoqea wun eq anb so9p Bupod 2g “oWwsuour ais2 tasey Ornjosqe ua 2o1TwaL as ou Eganid Ff 9P worDEO[eA v] anb s1D9p axoinb ou Offa “orsandns Jog “opitinoo of SeSIAAIp SU] B ojUAUNETUN{UOD £ reuiode soiuaurajo sosa anb ootudua oXode ja se107es ap $9 “Sol|29q $0] 21q0s uDISi99p vf asIeUOI Biagap aseq BND 24908 O1DInf ap somwaMHa|9 ap o1unfuOD Jo opeMLsOjUOD z94 PUA, eqanad ef ap worse 16 Yanda V1 a4sOs TYNOIDVa NoISIOaa WNN Vava SOLNAW Ta "mpepuny uaigwqanad et 2p 01098 # se euapA0 Epa 720 an ajuuan ond wy augos sana sev 2584 ah of 9 SoU) ed st 0d sepeurfos ou saganad op an pad seuapio ered sarapod 2p ueduodypsoqeunge X s2oant so anb ap wiasotseuos 1 ai905ategap yo tard sonoumni ynbe g12001J0 ON “OSE-90E A 961-6 :S0NE 28a07] ‘aay 2 9:09 apond euad osaoaud fe op Hoyas aed stan se tl ed “POONIpUT BlOuEA|al ap aLIaNs wun op “sond ‘v1seren ag “reqoad w soonaej soperounua So 2p pupzaA vf 214 ‘zon ns v‘onb ‘g vqanid en 9p pept Ap P| v UoIodaoxa wun “uoLUdo 1H 9 404 "SOLOISI99p ap vULO} PID—1I09 ef jan ajueyodust eun sua uapond seqonid $ oWto “eganud P| ap u “(oxpag 2190s UeNy e seLEdsIp o1a oF S01 J9 anb so opluatuoo ono) reaygisar eqonud vso ap pepmiqeyy e| 21908 38 oad ‘(ospag v oxedstp ueng 1 agos “ojdusofo 40d) ost jap ‘soypay So] 21q0s sopergunuD So] ap peps9A Bf a1qos Bung} razed sou ou ‘oriso1 un ap [9 auqos sefouoxayur rez juuzad onb vy so anb “[eiuou -noop vganiad Bj ajuano anb v] uoo pep! ‘eqonud sa 9p op “ty]nsaz fap snurd v asizigjur vapod anb o”| ‘ojdwofo 20d ‘oronyesap 9p o1DINf uN Ua seSOWHEP w soYDaY So] ap pepIoA “ ventuoo [9 auqos wund}e wrouasayut epuny 9 -W0o un $9 oprusIuOD Okn9 ojNaLINDOp UN Bp pepIo -zo19p vas o19{g0 ono eqanad eu, “sepinjoxa “ 9p ‘owe sod “anb & wioueaofas ap on (ose9 [ap soysay soy ou ‘seqanud sesio -anud op odii aisa ap uorstupe ej ap sorsayo s “IY FP uorsear{de By Hod Zon anb auan UOIOLAL yaaa waned rior 05 2 JORDI FERRER BELTRAN vale tanto para la ciencia como para la prueba judicial. Se trata de un problema clasico ya advertido por Hume (1758: 54-57) y que po- dria ser formulado asf: {Hay argumentos ampliativos que preserven cel valor de verdad? La conocida respuesta de HUME es que no (al res ;pecto, por todos, HACKING, 1975: 235 ss.; LAUDAN, 1981:73-85; BLACK, 1984: 38 ss., y QUESADA, 1998: 215-220). En esta constatacién se han basado tradicionalmente las concepciones escépticas sobre el conocimiento general y también sobre la prueba en el derecho. Se trata de las racional absoluta acerca del mundo para concluir que no podemos tener creencias fundadas racionalmente ®. Como bien sefialara el pero ello no implica que no podamos preferir racionalmente una hip6tesis sobre otras sobre la base de la mayor corroboracién de la primera, Asf las cosas, nuestros razonami situamos plenamente en el espacio del razonamiento prob: (KavE, 1979a: 45, nota 41; TWINING, 1990: 209; Stein, 2005: También WrrvGensTEI fue muy contundente con ‘éptico sobre la induccin: «A quien ro se trata de que se pueda decir: para el creer basta menos que para el saber Pues agut rata de un aproxi ‘La cursivaes del ator). Una reflexion parecida podemos encontrar en STRAWSON 32: 257), quien cor |. saewsrosmaea UNA DECSIOVRACONALSOBRELAPRUEES, 9) : 88), «cualquie- incertidumbre por tre otros muchos)®. Al decir de Max BLACK ie a la racionalidad debe guiarse ante probabilidades»*, 2.2.1. Conceptos de probabilidad no obstante, que estamos en el campo del razonamiento .0 es seguramente decir muy poco porque se usan en Ta ‘muchas nociones de probabilidad y, seguramente, no hay tre ellas mas que un aire de familia, puesto que no comparten un :minimo comin denominador®. En lo que sigue presentaré de un modo {sica de los conceptos (0 con- cepciones, si se prefiere) de la probabilidad a los efectos de la dis- ‘cusidn que importa a este epigrafe: la metodologia de la valoraci6n de la prueba, Algo que, en principio, niega expresamente Porret (1935: apéndice IX, 367) por iad de Conceptos imaciones de probabilidad, En una linea afin, dos los uss de I prot de la probabilidad serian modos de iter- posible también, como pretendio POPPER as inerpetacnes dor nuncio om muen se analizara qué } ‘concepeién de la prob derecho, sin que JORDI FERRER BELTRAN Aunque pueden encontrarse clasificaciones m conceptos de prob: ue obedecen tambien a fialccech Versas, creo que pu cci6n (quizds la gran di ;roposiciones, haciendo una ulterior y elemental imo caso, entre probabilidad lgica o inductiva y estamos diciendo es que si el nti- ’idamente, la proporci6n entre el nti- ices serd, a la larga, tendencialmente laa proposiciones mide, de for- iento del mundo. Se trata en la probabilidad, que gra- ae una ida proposici6n sea ver- nesta linea de pensamiento, se pu > tar dos grandes crrenes de pensamiento,o modos de cones i lad. Teniendo como precursores a KEYNES (1921) y a Jer —Y como continuador destacado a CaRNAP (1950)—, © Kav (1988:3-5)distinguc hasta siete tipos de prob econoce extrahamente, noes una clasificaion ex caciones, entre las muchas ex texto corresponile bésicamente a aba probabilidad objetivaa ae ica, ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 95 se desarroll6 la nocién de probabilidad ldgica o inductiva, para la ‘que la probabilidad que un elemento de juicio aporta a una hip6te- sis es una relaci6n I6gica entre dos proposiciones (i. e., el grado en ‘que una proposicién implica a la otra). La tesis central de la I6gica inductiva es que la relacién de confirmacién inductiva es una rela- cidn l6gica. La diferencia entre la l6gica deductiva y la ind para CARNAP, ¢s s6lo que la confirmacién inductiva és una imy ccidn l6gica parcial y, por tanto, gradual Iino depende, de este modo, de informacién empirica alguna sino del contenido lingiistico de e y h. Obviamente, necesitamos infor- si A es consecuencia l6gica estr «A, B» es verdadera en todos los mundos posibles en que B es ver- dadera. Si, en cambio, A es contradictoria con B, «A y B» sera fal- sa en todos los mundos posibles en que B es verdadera. Finalmen- A no es consecuencia l6gica de B ni contradictoria con ella, ‘entonces «A y B» sera verdadera tinicamente en algunos mundos po- sibles en lo que B sea verdadera. Ahora, «si disponemos de una fun- ‘medida para los mundos po: cci6n entre la medida de los mund A& Bes verdadera y verdadera c Un segundo modo de concebir las probabilidades aplicadas a pro- posiciones es el que se ha seguido por las concepciones subj babilidad que un sujeto asigna a una proposicién es una medida del © ara una preseniaci Sblemas vinculados a ls esis de CaRNAP ‘ease, por todos, ConES, 96 JORDI FERRER BELTRAN grado de creencia racional de esa persona en la verdad de la propo- sicién dado cierto elemento de juicio. Los orfgenes modernos.leeeg tar en RAMSEY ( 1 Puede realizar apuestasirracionales aisladamente o en conjunto, dde manera que cualquier cosa que suceda salga perdiendo (caso de | denominada ), El propio RaMsty def gute de creencias de un sujeto como racional si, y s6lo si, no pue- de ser victima de una apuesta holandesa, Y posteriormente Dy br, ma Probatorio en el momento de la prueba is de algunas de las prin los efectos de dar cuenta * cometido. Se trata, entiéndase bien, de encon. Tar una metodologia (probabilistica) que sea capaz de oftecer los instrumentos para la valoraci6n del apoyo que las pruebas o elementos jones tengan ver‘ienseguida en el caso lad frecuentista 0 estadistica, Pero lo que interesa en. ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 97 contrar es un esquema de razonamiento que dé cuenta de la estruc- tura general del razonamiento probatorio en el momento de la valo- raci6n de la prueba, . conviene aqui de nuevo recordar que el objetivo icional de la prueba en el proceso judicial es la averiguacién de la verdad. Ese objetivo es ahora de gran importancia porque de- termina el tipo de estudio que se esta realizando. En efecto, no se trata de enco cefectivamente razonan los jueces y tribunales que deciden sobre los hechos (con independencia de sison togados o legos)", fi bien una metodologia de valoracié cuada para conseguir el objet verdad a partir de los elementos de ji Esa metodologfa o esquema de razon por otro lado, ejercer el control sobs materia de prueba por los tribunales o nos permitiré después, siones adoptadas en cnsidero que la proba a presenta LJ. Cone es la mis adecuada so pretendira ser de fo para cumpl ‘en el proceso judicial, quizds podrian ver indian los modos a segue para conse 98 JORDI FERRER BELTRAN ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 99. estadistica de la hip6tesis como modelo +05,no habiendo més autobuses que operaran en la zona. De este modo, robatorio tica de que un autobis azul perteneciera a la ses Azules era del 0,8. ;A falta de cualquier otro Prueba en el contexto del pro- concreto autobis que produjo el ac~ te que la probabilidad frecuentista cidente, bastarfa esta prueba estadistica para condenar a la Compa ‘ia de Autobuses Azules por los dafios causados a la Sra. Smith y a su vehicul El segundo ejemplo se debe a L. J. COHEN (1977: 75) y se ha co- aradoja del colado 0 del intruso (the paradox of the * gatecrasher): supongamos que se celebra un rodeo y que los organi entradas en el acceso al lugar del espectéculo, No ‘ets, de manera que al pagar la entrada se franquea el ganizadores venden 499 entradas, pero, iado el especticulo pueden determinar, por la ocupacion -000 personas, de manera que 501 de han conseguido entrar sin pagar. De este modo, la probabilidad de que uno de los espectadores no haya pagado la entrada es de 0.501 (Y su complementaria —que la haya pagado— es de 0,499), Dado BLACK, 1984: 134; 1992: 197; SEIN, 2005: 67, idad estadistica nos informa Unicamente de frecuencias relativas en que se dan lipo de even Cu uma sucesiGn dada, Pero, de forma general, en el proceso no ime porta determinar Ia frecuencia con la que los hombres solteros ma. Pores de 60 afios, con titulo universitrio y jubilados, matan x nos hermanas sino si Juan ha matado a su hermana (lo que, aunque sea Sauero, mayor de 60 affos, con ttulo universitario y jubilado' ex ne dependiente de aquella frecueng En los afios setenta fueron propuestos dos ejemplos para mostrar que no hay més pruebas disponibl izadores ga- esta inadecuacién, que han sido discutidos ampliamente en la li- nar un procesc igiendo el pago {eratura hasta el dia de hoy. Los presentaré someramente de la entrada? a puede fundar el tazonamiento probatorio general, parecerfa que imer ejemplo se debe a Taupe: (197 : : formula parciaimente un caso real resuelto ja eeeaats teases im eee _ se ergs | ba”. Ahora bi 6 10 Fazonamiento seria eee 1a que los organizadores si presentaran demandas ju- espectadores, obteniendo el le todos ellos, a pesar de que se pagaron | 499 entradas. Esta absurda consecuenei | mostraria, segtin COHEN, que ‘no puede basarse el razonamiento probatorio en Ia probabilidad es. 40-1341), quien re- | Compafifa de Autobuses Azules, mientras que ! £120 por 100 restante pertenecia a la Compatia de Autobucce Hee to del denominado principio de la negacin o de compl En | la notacin dela probabilidad mat representa la certeza y0 la impos | ad. on que Pip) + Prop) = 1 mnplementarias, ta hipétesis est pro- Se trata de Smith»: Rapit Tra (1945), 317 Mss, 469, 470, 58 M.E.24 754, 755 Er la probabilidad. Pues bi ‘muchos, puede verse Po OMEN, N.B., 1985; Si. 100 JORDI FERRER BELTRAN ‘este ejemplo ha sido objeto de una amplisima dis- on, desde dstintas perspectvas, en a literatura anglosajona”, Aqui ho obstante a algunos, pocos, argumentos que tienen es- levancia para el objeto de este trabajo: Aunque puede predecirse que un caso que reprodujera realmen- tc los parmetros de los ejemplos hipotéticos mencionados tendria un veredicto contrario a los actores (Ia Sra, Smit is del rodeo) por falta de prueba”, convene analizar algunos argu. ‘mentos contrarios a esta solucién para entender mej parcpa falta de prueba, asf como el espacio disponible para 1a Prueba estadfstica en el razonamiento probatorio, Elargumento de la mi 50) ha formulado este ar; te persuasivo (lambién BriLMavEr, 1986: 676). El punto de partida es | Ge Aue debemos tomar como objetivo de la prueba la averiguacign dk Ia verdad La aplicacin del derecho seré correcta si se impone la consecuencia juridica prevista a los ca: efectivamente las circunstancias antec mas. Por ello, el objetivo epistemol6gi ene que ser l de minimizar el némero de errores en la declaracién de hechos Probados (esto es, el disenso entre lo que se declara probado en el Proceso y lo que realmente ha ocurrido). Ahora bien, sise rechazan las pretensiones del actor en el caso del rodeo, por ejemplo, se pro- ducirfan més errores que aciertos (exactamente 501 errores coving 499 aciertos). En cambio, la condena de los demandados conside rando suficiente la prueba presentada darfa lugar a mé errores (501 aciertos y 499 errores). Siendo as 6gico de la minimiz que podria suponerse, que la pruel mas, considerarse como suficiente’ muchos, WittAMs, 1979; Kaye, 1979 y 1981: EcoLssTON, '80; ALLEN, 1986; FieNmexo, 1986; LeweRr, 1986, Suaviee, Bass '85: 1357 y 1379) ha conjeturado que serian objeto en cl derecho esta diet verdict, de modo que cl juez ni siquiera admniria que el ono lento, ha advertido que considerar ientivar que las partes produzcan ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 101 én parece atin més clara, puesto que la probabilidad de que el autobis causante del accidente pertenezca a la Compaiiia de Autobuses Azules parecerfa ser del 0,8. De modo que si se conde- ‘nara a esa compaiifa a resarcir los dafios del accidente se acertarfa en el 80 por 100 de los casos y se errarfa s6lo en el 20 por 100. El argumento de la minimizaci6n de errores parece epistemol6- gicamente fundado, Pero no debemos dejamos llevar por una impresién Superficial y conviene analizar algo més sus presupuestos que se declara probada les (FERRER, 2002: 98. bin sobre esta bas 'snecesario que se pueda tran- —aplicada a ev i 80 por 100 de los autobuses dad de la Compaiifa de Autobuses Azu- 102 JORDI FERRER BELTRAN les» (probabilidad frecu dad de que sea verdadera la del accidente de la Sra. S tobuses Azules” es del 0, Los teéricos de Ia prot 1) debe poderse pasar a «la probabili- proposicién “el autobuis azul causante iva han sostenido habitual ando la probabilidad esta- idad a priori de su razonamiento™. Ahora bien, 1e, Por razones en buena parte independientes de los problemas analizados hasta el momento, tampoco creo que el calculo de probabilidades subjetivas sea el método adecuado para dar ‘cuenta del razon idual”. Y la respuesta no puede Ser otra que negativa por las razones ya expuestas sobre sus ambitos de aplicacién: la probabilidad estadistica no dice nada acerca de los hechos individuales icamente de las frecuencias”. En efecto, aunque en ocasiones usam 108 expresiones del tipo «la imo lanzamiento de la mo- sobre ese concreto pré- a de decir que en una frecuencia con que sale cara tien- dea ser de (KEYNES, 1921: 94), Ve azules, Podemos disponer de la prob: autobtis azul cualquiera de la zona del accit lad estadistica de que un idente de la Sra. Smith sea 1. Un buen ejemplo de elo m dn, ala probabilidad indu no admite el eseulo matematico. rad en que ficticas del caso individual, Fazonamiento en forma de prucba, pero noes (STAN, 2005: 70, 84-85; También Conn, Ll ‘caso, seria una casualidad puesto que ambas probabi iden Io mismo. Puede suceder perfectamente que las dos com- que operan en la zona no tengan los mismos cuidados de man- to de sus vehiculos, por ejemplo. ¥ ésta seré una variable para la segunda probabilidad, pero no para la primera. es la probabilidad de que un concret Eso, de nuevo, depende de otras sulta que la respuesta a esta pregunta ‘demés sino del nivel de corroboracién d dual, cosa que a su vez depende de controles o test a los que es som relevantes del caso", 104 JORDI FERRER BELTRAN autobuses azules no producen en absoluto perplejidad en los esta- disticos, porque estan acostumbrados a trabajar sobre la base del prin- cipio del valor esperado”: ‘Si hay una probabilidad del 0,51 de que cualquier espectador haya entrado fraudulentamente y si el precio de la entrada es de un lar, entonces el estadistico imagina una fécil soluciGn: los organi. zadores del rodeo deberfan cobrar 51 céntimos a cada uno de tos 1.000 espectadores, De esta manera, los organizadores del rodeo cobrarfan ‘s6lo su justa proporcién de la recaudacién y cada espectador seria res ponsable s6lo en la medida de la ver sin pagar la tobuses azul El derecho, como el propio SciiatieR (2003: 89) reconoce, no se basa normalmente en el principio del valor esperado, - blece sol i plicacién del autobiis de la Compania de Autobuses Azules en el ac- y ésta es indemnizada por el 100 por 100 de los dafios, o bien no se considera probada y la Sra. $i be nada. SCHAUER no discute que ésta sea Procesos penales, pero sostiene que en los procesos civiles, la so- luci6n de acuerdo con el principio del valor esperado de la decision seria mejor, puesto que repartir re los actores y demandados. Est presupuesto en e ‘jue en el proceso civil es importante para el derecho la mi- imizaci6n de los errores, pero es indiferente su di el estindar de prueba del proceso ria en la superacién de la probabilidad 0,5. No me resulta claro si SCHAUER propone una modificacién del derecho vigente, de modo que el legislador presctiba consecuencias ® Seyin est principio, acion del valor de las conse ‘consecuencias tenga lugar As ‘su participacion en uno de das cone aya consecuenciadireta es un premio d ‘esperado de la decision de participar en ese eoncursa ex de 21,000. ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 105, io del valor esperado, abandonando juridicas de acuerdo conel p : n si propone la adopcién de estas las soluciones todo-o-nada, 0 soluciones por parte de los blema seria, como espero haber m aci6n de errores, que la decisi6n judi tificada, En efecto, tanto si los espectadores d na dos a pagar el total de la entrada como si lo son sélo a pagar el 51 or 100, el caso es que la decisién que considera probada I sis de que el espectador X no pagé la entrada sobre la base de las JER es de lege ferenda, los ar- ros. Ahora ya noes una cues- opondrfa es del valor esperado. Esta propues disuelve los problemas planteados les y la paradoja del col legislador prevea para determina- dos supuestos de contaminacién atmosférica por par térmicas una responsabilidad equivalente al porcent presa sobre JORDI FERRER BELTRAN 7a, no puede ser ms que es- is a probar no esté referida a he~ es la mas clara de las utilizaciones legf- -aen el proceso judicial (Lempert, 1986: 442-443; TARUFFO, 1992: 196 ss.). El argumento de las generalizaciones. El tercer y tltimo argu- mento que pretendo abordar aqui tiene que ver con el uso en el ra Zonamiento probatorio de generalizaciones no esputias (y no universales). Una generalizacién espuria es aquella que no tiene base empi Pudiendo ser un prejuicio, por ejemplo. Una generalizacién no Puria es aquella que dispone de base empfrica, aunque no sea una ‘generalizacién universal. Sostener que los perros pit bull son agre- , aunque no todos los perros pit bull sean 0s (y aunque no lo sean siquiera la mayoria). Con ello se quie- ze indicar que el porcentaje de los perros pit bull que son agresivos €s mayor que el porcentaje de perros de otras razas que lo son, No toda generalizacién es una frecuencia est a, pero toda fre- cuencia estadistica es una generalizacién. Discutiré en lo que sigue ladefensa realizada por ScaveR (2003) del uso de generalizaciones, Estadisticas 0 no, en el razonamiento probatorio, lo que espero me Permita discriminar algunos usos legitimos de otros injustificados, a pesar de la defensa de SCHAUER. En realidad el argumento de ScHAUER es doble. Por un lado sos- tiene que es injustificada la mayor confianza en la prueba individualizada frente a la estadistica; confianza que produce en muchas ocasiones lun mayor ndmero de errores de los que produciria la adopcién de decisiones sobre la base de pruebas estadisticas [ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 107 vo, el argumento de la minimizacién de errores que ya he presenta- do y discutido anteriormente. No volveré ahora sobre él. La segun- 's més interesante ahora, por cuanto, ade- lo carretera que identifica como un autobtis, puede ser necesaria la declaracién de un experto que acredite que los ciegos desarrollan acentuadamente la \d auditiva, de manera que es perfectamente posible y lentificacién de los ruidos de ese tipo. Entonces, que co rretera» se basa en una generalizaci6n, de modo que es s6lo «par- cialmente individualizado» (Scriauer, 2003: 103). Esa generaliza- Cin puede ser cientifica, como en este caso, 0 propia del sentido comiin, pero es imprescindible (explicita o implicita) para el razonamiento. ‘Todas las premisas del argumento de ScHAUER me parecen co- rrectas, pero no justifican mundo exige necesati nuestro lenguaje. Por ello, cualqi de un hecho necesita i table. En el razonamiento probat smo prucbas sobre otras pruebas o como parte del esque- corroboracién de hipstesis en forma de leyes cient 108 JORDI FERRER BELTRAN ‘méximas de experiencia (BINDER-BERGMAN, 1984: xviii ScHUM-TWINING, 1991: 262 s5.; ScHUM, siendo esto corre: urrencia de hechi Partir de generalizaciones (salvo que la hij Sea en s{ misma contradictoria). Siempre ser, pues, necesario di Poner de elementos de juicio particulares sobre el hecho individual ‘que acrediten la verdad de la hips 2.2.2.2. La probabilidad subjetiva como modelo de razonamiento probatorio. Los origenes de la probabilidad mateméti ba en el derecho se remontan a la obra de Le siglo xvu (véase una excelente present: 6). En realidad, buena parte de los prime icos fueron concebidos en el ambito de iglos después, a partir de un trabajo de FINKELSTEIN y Fate. '970) y de la respuesta de TriBE (1971) se gener un amy fenso debate sobre la aplicabilidad al razonamiento probs ico de la probabilidad subjetiva y, en especial, de las probabi des inversas a través del denominado teorema de BAYES, aplicados a la prue- la segunda mi- Como he sefialado ya en un punto anterior, la probabilidad sub- Jetivaes una nocién epistemol6gica de probabilidad, que mi tro grado de (o la fuerza de la) creencia racional en Cierto elemento de juicio. Comparte con la probabilidad naplicacién de un método de cédlculo matematico que permi terminar el grado de probabilidad de una va de 01a 1, donde cero es la absoluta fal tesis y 1 la certeza absoluta en la verdad de Ia Tomaré un ejemplo de Mura (2003: problemas que pretende solucionar esta teoria er ba jurfdica y del instrumental con que pretende hacerlo: ara dar cuenta de los Supengamos que en el curso de un proceso por homicidio se haya determinado que sobre el arma del delito se encuentran las huelles digitales del imputado X. Supongamos ademés que el fiscal sostens ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRELAPRUEBA 109 ue este hecho (qe amare apoys a hipstesisacussoria he sin ‘ a to. La tesis de la acusacién ‘atin la cual X es el autor material del d se basa naturalmente, quizas de una forma ‘no hat Preguntémono: ‘que la circunstancia e apoya la hipot son del autor). le6ricos de la (E/E) = PCE/H) x P(H) / PCE/-H) verdadera la hipé- Y se lee: La probabilidad condicional de que sea verda tesis H dado el elemento de juicio E es igual a la probabilidad de que se dé E sies verdadera H multiplicado por la probabilidad de H (sin tomar en cuenta E), dividido por la probabilidad de que dé E si no es verdadera El calculo nos permite medir el impacto del elemento de juicio Een la probabilidad de P e tes de tomar en cuenta el nuevo elemento de juicio E, la prior pro- ability de H, a la probal nada de que H sea verda- dera dado que se conoce E. Conviene recordar, no obstante, que se ‘mide el impacto de E en la probabilidad de H interpretada, nos del grado de creencia en H, esto grado, Id presencia de E nuestra cre 10 JORDI FERRER BELTRAN , volvamos al ejemplo del homi | que afirma que X lento de juicio const sobre el arma del crimen. Para que se enctientren sus tor material del homicidio, Con todo mula del teorema de Bayes y determi nada de H (que X sea el autor mate elemento de juicio E (que se encuentran sus arma del crimen). huellas dactilares en el Los defensores de la pro! ie idad subjetiva, también lamados lier inferencia probatoria se basa sus- 6n del teorema de BAYES bajo la interpretacién idad como grado de creencia racional. Asi, nos dice es qué grado de creencia es ra- lado un elemento de juicio si antes de sta de la pro! Jo que el método de cai cional tener en la hips hora bien, depende de las probabi- lidades a priori asignadas, pero ze6m Gades poo aan, pero emo se determinan las probabil la de usar probabilidades estadisticas idad previa de la hipétesis (Lempert, valuacin de primer clement is va aDEFiNern (1970: 244-238) asouenerqicel eater robsbilidad previa dela hipgtesis te data aentender que hab algo que comes buabiidad previa enconjuncin con el grado de coor nuevo elemento de ji ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 11 1986: 463 ss.; MARTIN, 1986: 710-711). Pero més alli de que esta solucién pueda presentar de nuevo problemas de adecuacién al uti- lizar datos frecuenciales como modo de determinar probabilidades de proposiciones referidas a hechos i nunca se dispone de esos datos estadisticos. Y si se dispusierade ellos, cudntas variables del caso individual deberfan tomarse en cuenta para seleccionar el dato estadistico apropiado?: si la hi Pedro mat6 a su hermana, ;debemos usar una estadi su teora de las jas de los comets. La prediccin de HALLEY esclaramente contra mn que dio nombre al cometa habia vero, Otracosaes que los problemas de interpretacin del derecho pueds {eterminacin de qué hechos son, en este sentido, juricamente relevantes, potesis era correcta y el ps / ada, entonces se produciri ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA, a>. Dado el conocimiento previo , pudo inferir que si alls dad post-parto, Esta es una consecuencia empirica contrastable de la hipstesis que, en caso de producirse, aportaria apoyo inductivo (0 co- rroboracién, contrastacién, como se prefiera) a la misma. La corro- boracién de una hipétesis supone, pues, la pos algtin evento oestado de cosas empiricamente contrastable. Ahora’ cola no permite en general derivar una predi iductivo. Es necesario también suponer una se- 3s del mundo que se denominan «supues- sjemplo que he venido presentando, SEM- MELWEIS orada climinaria los agentes infecciosos, Jo que presupone un conocimiento acerca de las propiedades de este producto y de los efectos que produce sobre las bacterias, etc. Solo de este modo puede predecirse que siel personal sanitario se lava con sal clorada dejaran de producirse las infecciones', Finalmente, que sonal se lave con sal clorada constituye lo que se denomina «con- lares que deben darse para que se ocurra lo predicho. Puede ya advertise que la estructura del razonamii does la siguiente: ()HySAyCl>P iario del término, no ie- prediccign aqui, contra un cierto uso or npr aca uu, ino implement ciao. ido. «Una find ge er “ Xo tamucho dsp, cuando PAS xplcar los mecaniso de con Sean Je morbion, ucla hips de Saaewan ve el aman eco en gue 5c pain insertar pars xpi Io seco ene ener de Veta. 132 JORDI FERRER BELTRAN donde H es la hipstesis a corroborar, SA los supuestos adicionales, CI las condiciones iniciales y P la predicci6n, En nuestro ejempl si la causa di vérica» y la sal clorada es un eficaz desinfectante y el personal nitario se lava cuidadosamente con sal clorada antes de atender a las, parturientas, entonces éstas no enfermaran de fiebre puerper constatacién del cumy apoyo inductivo a la hipétesis. Sin embargo, la inversa no vale, prediccién no se cumple, no puede atin rechazarse la hip6tesis. Como es facil advertir, lo tinico que se puede derivar de (I) y “Pes que ~(H y SAy Cl), es decir, que 0 bien Ia hipstesis o los supuestos adicio- rales o las condiciones iniciales son incorrectas. El hecho de que la predicci6n no se cumpla produce que la hipétesis no obtenga apoyo inductivo, pero no otorga apoyo inductivo a la negacién de la hipé- tesis ‘Veamos esto en un ejemplo tipico de la investigacién penal. Si la policia detiene a un hombre del que sospecha que es el autor de la muerte a titos, pocos minutos antes, del duefio de una joyeria en la que han entrado a robar, puede hacer (y suele hacer) Ia siguiente prediccién: si el detenido es el autor del disparo (H) y dados los ras- {ros que un disparo deja sobre las manos de quien dispara, que pue- den comprobarse mediante el procedimiento técnico x (SA), y dado que el autor del disparo no portaba guantes en el momento de dis- parar (CD, entonces se encontrardn rastros de p6lvora sobre las ma- nos del detenido (P). Por supuesto, ésta es una prediccién constata~ ble, que la policfa comprueba. Si la predicci6n no se cumple, puede ser falsa la hipdtesis, 0 bien los supuestos adicionales (porque, por ejemplo, el © las condiciones iniciales ( ‘guantes al momento de estemios seguros de la verdad de SA y Cl, e sis, con las precisiones que presentaré enseguida. Loaue supone, precisament,e rechazo del principio de complementariedad para ia negacin del que he hablado en paginas anteriores “ sentado, stas generalizaciones son la garantéa de la in- ferencia que va de un hecho a otro y otorgarin mayor o menor fuerza a Ia inferencia en funcién del grado de corroboracién que las pro- izaciones tengan (TARUFFO, 1992: 246-248; Gascon, ciones empiricas tas pueden ser de muchos ti jegran lo que Jos juristas suelen denominar «mximas de experiencia», que inclu- yeni conocimientos técnicos, leyes cientificas o simples generaliza- (H y SA y Cl) > muy probablemente =P aque se lee: sino cl caso que (no son verdaderos) la hip6t Cl ces muy probabl Siendo ésta claramente una f6 a, quisiera des- tacar al menos dos aspectos de ell ‘no podemos tener nunca la certeza de que H sea verdadera, aunque dispor un gran apoyo inductivo, porque siempre puede haber u ‘esa prediccién a partir de Ho, jinable en el momento de tom: in, Debe advertirse que to- ual de considerar co- pre una decisién inferencialmente valida, por cuanto ésa es la decisién justificada so- bre la base del actual conocimiento, Otra cosa es que Pos! iga eneral permit bir otras hipotesis alternativas y hasta mostrar que al capaz de obtener mayor corroboracién que H". En det [ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRELAPRUEBA 137 tade que el hecho que se predice a partir de Ia hip6tesis H (ms los SAyy€l correspondientes) serfa muy sorprendente st H no fuera yer- Gadera (LAUDAN, 2006: 82). Y aqui hay que entender «muy sor- prendente» como inexplicable, dados los actuales conocimientos Be- herales del mundo y los demés datos del caso. en consecuentia is com jentemente coroborada y an esr 995, en cambio, estan er en rs na er confi cone al we trata pr so wi caer aro thy is mance leone pose ne 4d de su contrasta- tone icin ape. ¥ pode eae 'G.C. no fue el asaltan- yO 138 JORDI FERRER BELTRAN En segundo lugar, el grado de contrastacién de H esté en funcién de a) las predicciones que hayan resultado ser verdaderas que per- mite realizar a partir de los datos disponibles y 6) las improbabili- dad de que otra hipétesis H’ dé cuenta de los mismos datos y per- ‘mita formular las mismas predicciones verdaderas (en términos parecidos, BUNGE, 1967: 735-744). ‘Como puede observarse, cada prediccién formulada a partir de Iahipotesis cumple pues dos funciones: desafia la hipotesis en la me- dida en que si la prediccién no se cumple aquélla queda cuestiona- da y, por otto lado, supone la eliminacién de las hipotesis que no pue- dan predecir lo mismo (siempre que la prediccién se cumpla, claro). Assu vez, la comprobacién del cumplimiento de la prediccién se con- vierte en el proceso en un nuevo elemento de juicio, una nueva prue- ba, que se incorpora al proceso ¢ introduce el nuevo hecho (predi- cho y cumplido) como dato que se acumula a los ya existentes. Las hipétesis sobrevivientes, si son mas de una, debern ser compatibles con ese nuevo dato y los ya existentes anteriormente. Para aumen- tar la corroboracién de las hipétesis sobrevivientes deberd realizar- se alguna nueva prediccién que permi jar alguna de ellas (por no ser compatible —no poder explicar— el hecho predicho), y asi i inadas (i. e., falsadas), mayor seré la corroboracién de la/s hipstesis sobreviviente/s. Finalmente, el nivel de corroboracién o apoyo inductivo corres- ponde a la probabilidad inductiva de la hip6tesis, en el sentido ba- coniano sostenido por L. J. CoueN', que ha sido presentada en el epigrafe anterior. ELEMENTOS PARA UNA DECISION RACIONAL SOBRE LA PRUEBA 139 2.3. El momento de la decisién sobre los hechos probados zginables (0 de las efectivamente planteadas por las partes en el p nes que permiten formular, la constataci6n lita al juez la deter sea verdadera, dados I bor, el juez ocupa la posiciGn andloga a la de la comunidad cientifi- ada por otros. ‘Ahora bien, el punto de partida de este capitulo fue que nunca ‘una metodologfa inductiva nos habilitarfa para adquirir certezas acer ca de la verdad de una hip6tesis. Por ello, necesitamos dar un paso mas para estar en condiciones de decidir si vamos a considerar pro- bada una hipotesis sobre los hechos en el proceso j prescindible fijar el umbral a partir del cual tesis como probada. Es decir, debemos ds probabilidad suficiente para dar por probad: ello no podemos, por cierto, acudir a una simple cus mérica de esa probabi hha rechaza de la probabilidad matemitica pascaliana como esquema de razo- rnamiento probatorio (ZUCKERMAN, 1989; 122 ss.). Antes de continuar es necesario, no obstante, realizar dos advertencias. En primer lugar, nada impone que el esténdar de prueba deba ser el mismo en todo tipo de procesos. De hecho, en el ambito anglosajén es comtin aceptar el estiindar del «mds alld de toda duda razonable» wee responder al eam que LAW 2 de Vinca la cmoborcion de ona pte con su verona s de qe evineados probatoios dl po costs probed qe p= a Ti tes a favor de p» (FERRER, 2002: 35-38). dl umbral Jesufeencia del moo pareve: ect.

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