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EL SUENO DE SAN MARTIN FUE UN CUENTO DE VALDELOMAR ePor qué la historia necesita un poco de ficcién? Es la bandera del Pert De blanco y rojo color Cual llamarada de amor Marcha de Banderas José SaBas Lipornio y Lupovico Maria OAS af a : 4 SECCION vg) ACE cast DIEZ ANOS, UNA NOTICIA DE LA SECCION Tago especticulos paso répidamente a las pri- meras planas y alboroté los corazones patrio- ticos de los peruanos. Una guapa, voluptuosa y calata d amente la bandera na ional bajo La joven vedette (si ese es el termino correcto, no lo sé en su caso) aparecia, en efecto, sobre un caballo cuya montura la constituia nada menos que nuestro pendon nacional. Se trato de toda una sesidn patridtica en la que la bandera —digamos— fue el leitmotiv que acom- panié y aderezo sus carnes expuestas para el delirio de todos los peruanos. Aunque fueron numerosas las fo- 4 tos (una bastante sugerente —en la que no lo distingo bien— empujaba con sus manos no sé si la cornucopia 0 el arbol de la quina entre sus piernas) fue la del caballo la que estuvo en boca de todos. El fetiche nacionalista aparecid entonces, y hubo quienes quisieron acusarla constitucional, penalmente, ete. (si, en el Pert se acusa penalmente a alguien por meterse la bandera entre las Piernas y no a quienes corrompen y asaltan al Estado, Pero ese es otro tema). «: MISTORIA SECRETA DEL PERU 49 i La argumentacién — ¢| térming cesivo, lo s¢—— de los que conde: 1 (permitanme esta confi \ ONCentrah, que tl ~ atnionque inspiradoramente habia sonado §, an M, en su di buscado inces, n televi n embargo, pue: embarco en Paracas. He mente la fuente de la que of esto ¢ artin, ‘ante. on pero no Sto que vamos a hablar sobre ficciones literarias, sino me creen del todo que realmente alguien dijo algo parecido en tel nacional, asumanlo no como un enganio de mi pa he podido encontrarla vision rte Sino solo como parte del convenio ficcional, Igual a veces la ficcion se vuelve real, histérica. Muchos de nosotros, me atrevo a suponer, hemos En mi caso fue Sarita, una profesora escolar querendona ¥ UN poco parroquial, quien, algunas veces acompaiiada de su guitarra, nos impartia eso que entonces se llama- ban ciencias sociales, Con ella aprendi ta, el credo, a cantar esa cosa terrible patria. los rios de la cos- aprendido y que dice asi (cito de y por el sueio, tras habe - Moria): «Rendido + desembarca} racas, el © en la bahia de Pa- 50 BE SUERO DE SAN MARTIN FUE UN cup IN CUENTO oe de Poiiiat rdo si esto sucedid en segundo o tercero No recue pero lo que si recuerdo, pues para esos de- moria ha sido siempre infinita, es que Sari- ta en ningun momento nos dijo que esta version era su recreacion de un cuento de Abraham Valdelomar, si el del «Caballero Carmelo» y «Tristitia». Lo que yo recibr; . Real- mente asi habia sucedido; todo esto era real y punto. Jamas, mientras duré mi fe en las ciencias sociales es- colares y en Sarita, puse en duda ni un poquito de esa yerdad. San Martin se moria de suefo (cruzar los Andes, independizar Chile y navegar el Pacifico hacia el norte cansa), se durmid, vio a los pajaros en cuestiOn con sus colores rojo y blanco y zas, la bandera peruana. ;Quién podia dudar de eso, dicho de ese modo maternal pero de primaria, talles mi me firme, con ese convencimiento y con guitarra? En realidad, como afirma Natalia Majluf, la docu- mentacidn de la época sobre la eleccion del pendon bi- color es escasa, confusa y absolutamente insular. No se mencionan a los flamingos, flamencos 0 parihuanas, 0 como se llamen, pero tampoco nada mas que nos pueda dar luces fidedignas sobre la motivacion de San Martin en la seleccion de los colores y de la forma de la bande- ta, Lo que existe, eso si, es la disposicion del libertador sobre la dimension del emblema y sobre su division en Guatroyeampos. E] decreto de San Martin publicado en la Gaceta del Gobierno de Lima en 1821 y citado por Majluf dice lo siguiente: HISTORIA SECRETA DEL PERU . [Bandera de San Martin] Nada sobre el suefio, nada sobre los pajaros. Esto podria ser motivo suficiente para dudar de la version de _cida'a la aprobada por el Congreso en 1822, algo mis de un aio despues, al menos, del imaginado y patriotico sueio de don José. ¥ ‘ "Bandera de 1822) 2 - La pregunta que todos se haran es ;son6 realmente san Martin con la bandera y fue este sueho confirmado por las aves que se alzaron en vuclo frente al reposo del libertador? S gun Sigmund Freud, sin duda San Martin debe haber sohado y sohado mucho. Si lo hizo con la bandera, no lo sé y finalmente importa poco. En todo caso, su decision, si bien pudo estar amparada en algiin sucio, nunca fue defendida por el libertador apelando a las fabulaciones de su inconsciente. Por ello mas impor- tante que saber si San Martin sofié o no con la bandera te shos conocidos y perfectamente publicados en decretos del gobierno, perfectamente sensatos y racionales. ;Sabian nuestros maestros, sabia Sarita, que nos estaban dando gato por liebre, 0, para ser mas exactos, ficcion por rea- lidad? ;Ellos tambien fueron sumergidos en su paso por la escuela dentro del mundo ficcional de ese dandy del Palais Concert que fue Abraham Valdelomar? Aunque quisiera creer que todo esto fue solo cosa de Sarita y de su pasion literaria, temo que la respuesta a la Ultima pregunta planteada sea afirmativa, y que ella y | i : = pystivasaperomabsolutamentesliterariasy Sin embargo en algo no se equivocaban, y esto tiene que ver con la dimension simbolica en la que debia penetrar San Mar- tin si queria ganarse a la poblacion de Lima y del Pert. No bastaba con decretar y proclamar la independencia y convencer apelando a la racionalidad de los ciudadanos, 53 $B TORIA SECRETA DEL PERU sobre las ventajas de pasar de un régimen mop: 10) . na republ "= bico g ublic Cag 1a fran. nivel de los simbolos, de las emoctones der ye vicemonarquico a convertirse en y cesa. E) Cc. Eso lo tuvo claro San Martin. De otro modo no se explica que la (y no solo una, como ha solido creerse) en las mismas plazas en las que era proclamado el rey (al menos en el caso de Felipe V y de Fernando VII, como lo narra Gamio) 0 como lo expresa el propio San Martin, «enstodosslosslugaresspublicossensquesens ltristestyspesadasicadenas»: la Plaza Mayor, la plazuela de la Merced, la de Santa Ana y la de la Inquisicion. En ese contexto es comprensible que San Martin quisiera cam- biar el estandarte real por otro que lo sustituyera, pero que representara el poder del Estado que nacia con esa independencia. Pero esto no resuelve las interrogantes planteadas. ¢Por qué adoptaron los profesores escolares el cuento de Valdelomar en lugar de explorar la legitima intencion de San Martin? La respuesta, desde mi perspectiva, es bastante sencilla: a 's Si como reza el dicho popular parafraseando la vi Manrique, «todo tiem, un pasado en el ja copla de Jorge po pasado fue mejor» , imaginar I que la construccién de nuest ra historia 54 BY SUENO DE SAN MARTIN FUE UN CUENTO DE VALDELOMaR iuste mejor a la medida de nuestros deseos, de nues- se ajus . aspiraciones, de nuestros propios suenos es bastante tras as mas hermoso que incurrir en la verdad. El cuento de Valdelomar se ajusta a esa necesidad que tenemos de imaginar un pasado no solo mejor, sino mas bello y, por qué no, mas poetico. Nuestra bandera sin duda venia a oc upar simbolica- mente el lugar que dejaba el estandarte real de los Bor- bones gobernantes de Espaiia y de sus colonias; eso no estaba en discusién. Pero si a ello podiamos agregarun , fundado en los impulsos mas profun- dos del libertador y en su relacion con la naturaleza, con su fuerza y con su esplendor, no seria acaso mas digno de ser recordado, de atesorarse, Esos mitos, nos guste o no a quienes nos dedicamos a intentar explicar la histo- ria de las cosas, son quizas la parte mas divertida y mas importante de nuestra manera de entender el pasado, El sueno de San Martin es solo-uno de esos mitos, solo uno de esos relatos que hemos incorporado en nuestra explicacion de la realidad, Iit@Ragparaeliowessuna [Grantuente de mites. Durante afios las personas hemos creido en ellos para digerir acontecimientos que de otro modo podrian parecer aburridos, prosaicos, incluso cotidianos, aunque no lo sean. El mito sobre el pasado, siempre que no in- tervenga muy profundamente con la historia, le ha re- sultado a esta disciplina casi inofensivo. Los'Estadosy las) corregirlos, sino que incluso los han fomentado hasta el HISTORIA SECRETA DEL PERU oa liferan por las comisarfas y otras deper el «Ama sua, ama Ilulla, ama quella» que supuest : Stamente el imperio de | aun cuando el lingitista fo -Cerpy legislaba todas las actividades en : cS OS, incas ya haya desmontado su veracidad. Para Cerrén Palomin 2 0, estos principios morales podrian ser como maximo de los siglos XVI O Xvi, Serian parte de la imaginacién po- pular mestiza y criolla sobre los incas antes que prin pios rectores del actuar de los antiguos peruanos, como _losiguen pregonando politicos, autoridades y todo quien intenta darnos lecciones sobre nuestro «pasado mejor», Pe gun, mis all de os pesos gaps de académicos, le interesa si esos tres mandamientos los dicté Manco Capac, Pachacitec, Tupac Yupanqui o si fueron recreaciones literarizadas en el teatro culto 0 en el mito popular? Lo cierto es que mas personas, pue- do apostarlo, seguiran viviendo felices el mito de unos incas regidos por tres mandamientos que sin duda hoy pocos cumplen, pero que los hacen sonar con un gran pasado. Lo mismo sucede con el suehio de San Martin. No importa si el suefio fue realmente suyo o de Valde- lomar; para los peruanos, el suefio le pertenecera siem- Pre al libertador, y :jagiqqssGenlsenerSOREHRGipnizal de los pueblos indios de Hudmu blanca y roja, y donde ustedes alli estard el Peri», © que esa bandera «es - : ean una bandera igual 56 BL SUENO DE SAN MARTIN FUE UN CUENTO pg y > DE VALDEL Oma, R muscimol! ‘sa literatura 2 en la clave del mito se ha incorporado en el reescrit imaginario nac ional hasta desdibujar las fronteras entre Jo real y lo ficcional. El mito volvié simbolica a la ban- dera y envid a la pobre Leisy Suarez a un proceso penal por el cual pudo ser condenada a cuatro aiios de prision y por lo cual tuvo que disculparse publicamente con to- dos los peruanos, con toda la nacién (!!!). No creo que la senorita haya querido ofender a nadie, quizas su amor por la bandera era también fisico, no en el sentido de Al- fonso Ugarte; pero sin duda debe haberla sentido como algo muy suyo. Lasiformasideapropiacion@elosisimbo- [eS qUCHONE NENTS NUMAN Sabsiglo. Nuestros nuevos simbolos salen de empresas de publicidad y han sido discutidos en una mesa de trabajo entre un monton de ‘creativos’. Es hayan reposado de ninguna batalla (quizas amorosa) 9s creativos, conozco a algunos, no creo que cuando pensaron los nuevos simbolos —la marca Pert, digamos— con los que se identifican hoy millones de peruanos. Algunos pueden haber pasado algunas horas ideando esto mientras comian pizza o sentados en la taza del baiio. No tenemos idea de como pensé Valdelomar su cuento, quizas de manera similar, quizas sometido éla otro suefo. Tampoco sabemos si Valdelomar entrevid el efecto de su obra; a cien aiios después de su publicacion, ~ si podemos afirmar que millones de peruanos repiten : anes , . nocer quién lo escribio. HISTORIA SECRETA DEL PERU LECTURAS RECOMENDADAS: Cerron Palomino, Rodolfo. «Sobre el caracter espurio de |, trilogia moral incaica». En Regalado, Liliana y Francis, Hernandez. Sobre los Incas. Lima: IRA: PUCP, 2011, 7 67-87. Gamio Palacio, Fernando. La Municipalidad de Lima y la Emanci- pacion, 1821. Lima: Concejo Provincial de Lima. Comision Municipal del Sesquicentenario de la Independencia Na- cional, 1971. Majluf, Natalia. «De como reemplazar a un rey: retrato, visuali- dad yy, poder en la crisis de la independencia (1808-1830). En Histérica, Vol. 31, N° 1, julio de 2013, pp. 73-108. Majluf, Natalia. «Los fabricantes de emblemas. Los simbolos nacionales en la transicin republicana. Peri, 1820-1825». En Visidn y Simbolos. DelVirreinato Criollo a la Repuiblica Perua- na, Lima: Banco de Crédito, 2006, pp. 203-241. Pons Muzzo, Gustavo. Los simbolos de la Patria, Lima: Comision Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Pera, 1974. Valdelomar, Abraham. «El suefiio de San Martin». En La Prensa. 28 de agosto de 1917. Ed. de la Maiiana, pp. 4. 58 : EL SUERO DE SAN MARTIN FUE UN CUENTO DE vaLpp DELOM MAR

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