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Es claro que el esfuerzo sistematico desatado a partir de las corrientes partidarias de la codificacién que prevale- fan, no sin resistencias, en el siglo xix, no hubiera sido ‘completo si no se hubieran implementado las partes gene- rales de los cédigos. Por eso dice De los Mozes que “las partes generales de muchos eédigos modemos no serian imaginables sin la obra de sistematizacién que llevé a cabo el racionalismo”). Pero ello, de manera alguna debe implicar uns critica a Ja obra de nuestro codificador que puede ealificarse de avanzada en la medida en que, si bien no estructuré ~como. decimos- la ntos del derecho de tal modo quie es ficil reunirlos a los efectos de la ensefian- za y, fundamentalmente, porque analizé en_una so ign lo referente a los hechos y ac cas. En tal sentido, Moisset de Espanés expresa que “el C6- digo Civil argentino -sancionado en 1869, y en vigeneia deo de el 1/1/871- es,el primer Cédigo Civil todos los elements ‘consti ate Ceneyal, cle we (personas), en Ta Secc. * del Libro [; (cosas y dienes), en el Titulo I del Ljbro Ill; ycause_generadora (hechos y actos juridieos), en la Secc. 2° del Libro Il, aun- que no los haya Teunido en el primer libro del Codigo”. Agrega el autor citado que 2g gran novedad introducida, por Vélez Sarsfield, que se inspir6-en Freitas, es la de haber Sobre jos “hechos y actos juridicos", anticipandose en casi treinta altos al Codigo Civil alemn, aunque por razo- nes précticas no los haya agrupado con los otros elementos, destacando que la distribucién de las materias es similar ala que adoptara, cuarenta aflos después, €] Cédigo Civil suizo?.

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