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MIQUEL BASSOLS LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE EN EL NCONSSIENTE SOBRE UN INFORME DE PAUL B. PRECIADO DIRIGIDO A LOS PSICOANALISTAS Cie Experiencias trans-: “el cambio de sexo no existe” Para no caer de nuevo en aquello que queremos sobrepasar, el binarismo, convendria precisamente no oner a todo lo que se llama “trans” en el mismo saco, sexualidad normativa o normalizada. fe alice deh st coanéligis se distingue por no poner érr“ut-aco Cases Ge Nasioptvariein-busden parecer igurise: carck hace por ejemplo la clinica -hoy ya en declive- de la Psiquiatria SLDSM a fa que se refiere PBP para poneria en contindidad con él propio psicoanalisis. Veamos qué dice hoy esta clinica descriptiva. Los especialistas en operaciones trans lo repiten una y otra vez, No es lo mismo un trans que pide ser hor- monado que un trans que exige ser operado quirirgica- mente, ya sea para extirparle el pene o para realizarie una faloplastia. No es un dato del psicoanalisis sino del discurso médico actual. Las consultas médicas y las diversas evaluaciones lo observan: no es tan simple confimar cuando se trata o no de un “verdadero trans”. {Qué seria, sin embargo, un verdadero trans? El pro- ceso es siempre farragoso, y pasa, en los tratamientos médicos habituales, por distintas fases. La primera es el “tratamiento hormonal cruzado’, ya sea con estrégenos Y antiandrégenos (para la mujer trans), 0 con andrége- 54 MIQUEL BASSOLS nos como la testosterona (para el hombre trans). Sub. rayemos que todo este camino sigue el orden binario , igualmente: hombre trans / mujer trans. Los cambios | fisicos\ngAienen por qué ir acompafiados de un cambio. Len Ta posicién del suje €s0 que se ve aN se “test de vida real”, iera otra vida que esa, Se contabilizan habitualmente dos afios para verificar _Siel sujeto se siente de acuerdo con los primeros cam. bios fisicos. En realidad, se trata de un tiempo subjetivo, imposible de contabilizar con el calendarig. Hasta este ios son-siempre reyersibles, como los q tercera fade, que implica la cirugia la intervencién directa en los aparatos_genitales, es rétirada de testiculos, con el afiadido de protesis mama- tias. En el caso del hombre trans la cosa es mas compli- cada: histeroctomia y retirada de ovarios, masectomia (extirpaci6n del tejido muscular mamario) y faloplastia, consistente en la extraccién de tejidos del brazo o del muslo para injertarlos de modo que se intente construir un pene de unos 12 a 13 cm de longitud, “con capaci- dad de penetracion -se afiade— gracias a una protesis’. Son pocos los casos que llegan a exigir una faloplastia, ya que no resulta nada facil, todavia, obtener un pene funcional de modo artificial. Todo se andara. Pero cada caso es particular segtin el momento en que el sujeto decida detenerse o no en las distintas fa- ses del proceso: Hay sin embargo un pasaje, la tercera » fase, que es irreversible. Esta particularidad no nos dice nada tampoco sobre lo mas singular de cada caso, que solo puede ser situado en el discurso del sujeto, siempre distinto de un caso a otro. Los casos son tan distintos como los resultados en cada paso en cada momento de! LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE 55 proceso. Hay quien se siente planamente satisfecho y a gusto, hay quien se siente absolutamente decepciona- do, hay quien considera suficiente la primera fase, hay quien exige la tercera como Unica via posible, hay quien no soporta el resultado final. Lo que nos encontramos realmente es un continuum de singularidades que solo por protocolo —-mas 0 menos acertado, mas o menos cOmodo- se pueden ordenar en clases distintas de trans. Y ninguna singularidad pues ser_un modelo o ra_abordar el trata- miento de otrasPBP, por ejemplo, El proceso de metamorfosis politica que acompafia ala transexualidad es una de las cosas mas faciles, bellas y gozosas que he hecho en mi vida [...] Por si esto fuera poco, ese proceso de transicién del que aqui les hablo no es en modo alguno irreversible. Bien al con- trario, bastarian unos meses sin administrarme testos- « eee _terona y la decisién cansciente-de “volver” a identificar- fay | me como mujer para que pudiera pasar de nuevo por ee “nRS ‘4ino de Tos cuerpos femeninos que habitan el espacio wh |-ba-supuesta-unidireccionalidad-de-esté Viajé @5_ social; ~Senotta,cosarsi fuera necesario.odeseador j,.+ hing 1s Impoable PBP pone aqui mucho cuidado en algunas de sus palabras, pero no tanto en otras. Se trata para él de un Proceso que seria siempre reversible, es decir, sin llegar 1 Preciado, Paul B., Yo soy e! monstruo que os habla. Informe para | una academia de psicoanalistas. Anagrama, Barcelona, 2020, p. 53. clr R —a cw ley Yel ab zievehe al lyse, Rts 8 56 MIQUEL BASSOLS (Creed one e. Se trata de poder identificarse a pedidd, con lo que sea, y “poder pasar de nuevo por u los cuerpos femeninos que habifan el espacip social”. “Pasar por’ es una expresion que tiene tanto ¢| sentido dé “hacer apariencia de” como ge tanta poe un lugar’, y siempre con la posibilidad de “volver”. La frontera es bidireccional, binaria incluso, porque supone que cada “pais”, por decirlo asi, es uno para el otro, y el otro es también otro para el uno. Los paises pueden freconocerse entonces como pares, con. una reciproci- dad que asegure el pasaje por la frontera de manera bidireccional, con un pasaje de ida y vuelta. jAh, sitodo el mundo funcionara siempre con esta buena légica de Tepresentantes y consulados, de reconocimientos mu- tuos y reciprocos! Digamos que solo un error de buena fe puede seguir sofiando con un-mundo asi, y siempre a ja, mas real sin duda, no tiene nada que ire, up) acTo reversible solamen- te un goto quitirgi es fambién y sobre todo un_acto de decisi6n y de eleccion subjetiva, una apuesta radical. (/PA _con respecto al cuerpo del goce y al modo de gozardel cuerpo. A ari de este acto, cuando es un vevaigp acto, ya no es posible “volver”, pero sobre todo ya no es posible volver a “hacer apariencia de” sin multiplicar lesacuer on el propio cuerpo. Y hay casos, no son pocos, en los que este pasaje al acto tiene con- secuencias irreversibles, a veces tragicas. Admitamos al menos que cruzar este umbral implica una diferen- cia importante, si no radicalmente decisiva, pero que arece que PBI i u jodo en su curso, Parece, solo lo parece, porque en realidad s se lee bien, su discurso bordea este acto como él Promrrccel Jrwnorsdee. [5 Kehive, oe IN a Aik LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE 57 Jjaula?. Aun ahi, es preciso so distinguir bien. Una cosa es _ “hacer apariencia” —-de hombre, de mujer, de trans, de queer...-, otra muy distinta es cruzar una frontera sin vuelta atras posible: jAlea jacta est! Ahi la frontera deja de ser frontera, simbdlica o imaginaria. Es una pequefia gran diferencia, una diferencia que no es ya la de los * sexos binarios sino una diferencia absoluta, sin vuelta posible al Otro lugar. Es una diferencia de_la bosicion isubjetiva ante el goce sexual, ante el cuerpo del Pero aqui el discurso de ace un nuevo Way 7° vuelve a endilgar al psicoanalisis una supuesta “mentira normativa”, sin argumentar cual seria esa mentira, y po- niéndolo ademas al lado de una psiquiatria que tampo- co es seguro que la sienta como suya. {Por qué? He atendido, y he conocido también por supervisio- nes, varios casos de sujetos que se han presentado io en su singularidad, con expectativas diversas cuan- > do se ha encontrado en distintos momentos de las tres frases a las que se ven dirigidos por el discurso médico> Nunca los he escuchado siguiendo un protocolo norma- tivo. Si he escuchado, sin embargo, en cada caso, uno por uno, la importanciz uzar_o no esta frontera que -dejaria de serlo al ser irreversible, al no poder ya “vol- ver". En este pasaje, el Otro lug lugar reciproco y reversible deja de existir como tal. Y es cierto, hay pocos casos tal del pais donde se siente encerrado, el litoral de su 2. Sefialemos aqui una via abierta por Lacan en los afios setenta al distinguir la I6gica_de la frontera -siempre reversible, reciproca finalmente bina ay ORE ica del Tioral “etary decididemente femenina, de. tro donde esta reciprocidad deja de exist. Es una via por explorar y que de buen seguro es de lo mas Tecunda para orientarse en la terra incognita que hoy llaman “trans”. 58 MIQUEL BASSOLS | en los que la certeza del sujto vaya més alla de tan sitar en el registro del ‘parecer ser’. Y_cuando hay esta gerteza, ans ona icortian. de 1000 radical. No es un problema de _normas -socialés, ideolégicas, patriarca. les, homo, hetero, o lo que fuera-, es un problema de la singular cad: i jetiva, una elecciin jue siempre esta fuera de cualquier norma, ya sea |e- | Sor Sbecrstea 6 tdibgiea, Yue hay que escusr como tal. Meter en un mismo saco casos tan distintos es, sim- plemente, una impropiedad-eonceptual. El resultado es que el adjetivo ‘trans’, prefijo o sufijo, viene-a signiicar osigiones sexuadgs absolutamente dispares. La clin- _ Catel caso por caso, unica qu OStenet el psicoandlisis sin pretensiones de universalidad, debe saber escuchar en cada uno la singularidad de este “trans”, sin tener un prejuicio a priori, Finalmente, como también parece indicar PBP, lo “trans” es un le Ta época, del suj some -arerstus a de las imbélicas que antafio or. denaban el mundo, o el menos lo hacian parecer. Y las fronteras entre géneros, razas, colectivos, han sido y si- guen siendo una forma de organizar las segregaciones i yvviolencias mas abyectas. Convengamos, sin embargo, ° iue.en.cada caso io trans” sianiica algo distin. y para algunos casos algo radicaimente distinto, confrontados con una diferencia absoluta en el prapjg cuerpo, sin Oro al que “volver” Y tal vez estos casos nor aon ago'o davia mas real de lo que es el goce del cuerpo, el gooe del cuerpo como el verdaderd Otro, la verdadera ale —fidad tal como se presenta para cada ser humano, ut Otro sin Otro posible con el que encontrar y situar “la diferencia’, siempre relativa en esta perspectiva. LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE 59 Cuando no hay ningtin Otro del Otro posible para es- tablecer una reciprocidad, cuando no hay ningun Otro para el Otro como sucede en la reciprocidad de los gé- neros y Sus fronteras reversibles —el cis es cis para el tans y el trans es trans para el cis , entonces nos en- contramos con la soledad del Otro, sin Otro mas que lo acompafie, entonces nos encontramos con el Uno delgoce del cuerpo, entonces nos encontramos, cada uno de un modo absolutamente singular, con la soledad del cuerpo. Y el cuerpo se nos revela, asi, como el tni- oy verdadero Ofro, como el Otro Unico, el Uno en su goce. Entonces entendemos que no somos ese cuerpo, ‘yque nunca liegamos a identificarnos plenamente con_ é.Entonces entendemos que solo tenemos un cuerpo y que se nos puede hacer tan extrafio como el extranjero ‘que nos parece barbaro al cruzar la frontera de nuestro mundo circundante, una frontera ficticia que solo lo era para nosotros. Y entonces también podemos rechazar Testro cuerpo como un extrafio, porque en realidad, por mucho que entendamos, nunca entenderemos la extrafieza de fener un cuerpo sin serlo. Es ante esta soledad del cuerpo y del goce del Uno, que cada ser humano deja de ser idéntico a si mismo y se convierte en un extranjero para si mismo, en Otro para si mismo. Ser Otro para uno mismo, esta es una de las defini- ciones que Lacan dio de la posicién de “lo femenino” en cada ser humano, una posicién que habita en él como lo mas extranjero de si mismo. Freud, el primero, lo vislum- bré a su manera diciendo que cada ser humano es “bi- sexual” por estructura, pero era sin duda una concesién aun binarismo que su propia obra finalmente contradice a cada paso. Que hayan sido, con mas frecuencia, las llamadas “mujeres” las mas sensibles a esta alteridad fe 60 MIQUEL BASSOLS del tinico sexo, es algo que el psicoanalisis ha investiga. do y sigue investigando como la clave para ir en contra de toda segregacién. No por nada la historia del psicaa. nélisis empezé con la clinica de la histeria, la primera gran objetora de conciencia de la identidad sexual nor. mativa, segregada por el discurso médico con su deseo siempre insatisfecho. Y si, habrque reconocerle para siempre a Freud haber siddC‘décil'= 4 la objecion radical del discurso dela histeria para descubrir con ella el nudo que vin @ Gada ser humane con la alriad ae _del' sexo. YO por nada también, Jacques Lacan situard al analista (ya se presente como hombre, como mujer, como trans-, como homo-, como hetero-, 0 cualquiera de los 37 géneros hoy reconocidos en nuestro pais) en la posicién de lo femenino como tal. Desde esta perspectiva, absolutamente diferente -si, aqui se trata de una diferencia absoluta— a la que se le atribuye a veces al discurso del psicoanalisis, la experien- cia “trans” cobra otro relieve, otra dimensién, en la que cada ser humano es escuchado en su singularidad ab- soluta, sin sacos ni jaulas colectivas. O, mejor dicho, sin ‘otro saco que el cuerpo propio que a veces se convierte, es cierto, en una jaula. Pero en esta jaula, ,dénde esta el \ adentro, y dénde esta el afuera? Depende de cada caso. 3 Recogemos el término con el que Jacques-Alain Miller acaba de ‘razar Ia orientacion clinica, epistémica y politica para responder 3 9.“trans" jidad de nuestra época:"Lacan at ( 1 elogio de Freud, quien supo mostrarse ‘décil al sujeto histéic ‘Ami me gustaria también felicitar al practicante de hoy por habet sabido hacerse ‘d6cil alo trans’. gerd el caso?", Miller, J-A, ‘Dodie au trans", Lacan Quotidien n? 928, p. 18. { LADIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE 61 "ogo y activista trans, con quien la Escuela Lacaniana de Psicoandlisis sostuvo en Barcelona un encuentro y una conversaci6n el 28 de octubre de 2019 a propésito de la presentacion de su libro A la conquista del cuer- 0 equivocado.* Miquel Missé no se presenta como un monstruo ante la mirada del Otro sino, tal como dice explitamente, como “un espejo” ante el que el Otro so- cial se pregunta por su propia experiencia de vivir en un cuerpo. El propio cuerpo es aqui el lugar del Otro _- desde_el que se plantea esta pregunta, nada cémoda- para nadie: zcémo-habito-en-mi-cuerpo? :cémo soy ha- bitado por su forma-de gozar? Miquel Missé manifiesta asisu_profunde-malestar por el boom mediatico que ha obtenido la supuesta “revolucién trans”, especialmente en nuestro pais, con sus promesas de felicidad gracias alos re jicos que la cier ne a dis si- cién_para ir ho_a_gozar mejor género —no de sexo-, es hoy mas facil, pero deja ooulta la verdadera cuestién: el relato sobre él cuerpo y so- bré los modelos ideale inductdos por ef discurso social En este punto, el relato sobre el cuerpo sigue siendo el mismo, incluso en muchos ambitos del mundo “trans”. A diferencia de otras experiencias, Miquel Missé sostiene que este relato le ha ‘robado el cuerpo” para prometerle un cuerpo supuestamente mejor, en una perspectiva de_ jorada’. Y sostiene que el fendmeno del “cuerpo robado” iss6, M. (2018), A la conquista del cuerpo equivocado, Egales Edi- torial, Barcelona. E! libro fue presentado el 28 de octubre de 2019, fen conversacién con Shula Eldar, Francesc Vila, psicoanalistas de a ELP. Puede escucharse su intervencién en Youtube: https:/vww, youtube. comiwatch?v=9DGJN_eJKv0 62 MIQUEL BASSOLS no sucede solo en las personas trans, sino que empiez, ya, por ejemplo, con la imposicién, mas 0 menos velada de la depilacié) po femenino segin sista in yen social, i ‘SU Conclusi siguiendo su experiencia de transicién, es muy llama. va: “El principal ladrén de mi cuerpo soy yo". Me permity modular este enunciado siguiendo el argumento antes expuesto sobre el Yo: el principal ladrén 8 el Yo, el mismo Yo de siempre, su construccién imagi. naria hecha a-partirde la imagen ideal del otro. Se trata entonc fe abordar la cuestion mas éspindsa: la nece- sidad del cambio corporal se juega en la mirada de los demas, en la mirada del Otro, no en la experiencia de vivir supuestamente en un cuerpo equivocado. Y Miquel Missé nos dice que no encuentra, por el momento, en la comunidad trans un espacio para plantear seriamente esta cuestién. Su incomodidad lo lleva a sostener un debate necesario y que esta todavia por proseguir. Se reivindica que la transexualidad no es una enfermedad como todavia sostiene la psiquiatria patologizante del DSM 0 la psicologia normativa— pero gqué mas? {Qué i> hay (e\ discutso -naumatezante de-genete quince af. el deseo de modificacion del propio cuerp intear la cusses TOQUE in slementandspeneabe iqplicacion del propio sujeto, de! sujeto modificado por to, en el proceso trans. De ahi que Miquel Missé nos plantee la necesidad de un debate radical sobre ‘la ética de la modificacion -¢-corporal’ que, de buen seguro, Pap compartira: Hasta donde nos parece aceptable, a cada uno, la modifica cién del cuerpo para alcanzar una imagen mas o menos ideal y a resguardo del malestar? {Se trata de aliviara toda costa este malestar del cuerpo con el recurso cons- tante a la técnica, ya sea con la testosterona, con los LA DIFERENCIA DE LOS SEXOS NO EXISTE 63 implantes mamarios, faloplasticos o de cualquier otro orden? Estamos dispuestos sin ningn problema a po- nernos unos lentes, unas lentillas, o también a implan- tarnos un cristalino artificial. Es algo que tenemos ya incorporado en nuestros modos de gozar y de vivir con nuestro cuerpo. Pero chasta dénde estamos dispues- tos_a tratar la experiencia de soledad de este cuerpo con el recurso a la técnica? {0 bien se trata de abordar— primero este malestar por medio de la palabra? Miquel Missé apuesta decididamente por tratar a cada suje- to con el mismo respeto por su singularidad, mas alla de toda promesa de felicidad en el viaje trans que, a lo sumo, puede ofrecer un buen “passing”, es decir pasar desapercibido para seguir una mirada del Otro mas. amable. Finalmente, Miquel Missé/anza un verdadero misil, re éste si, a la catego fa diferencia sexual: “El cam-J (ask bio de sexo iste”. Todo lo mas, podemos trans- A . formar las caracteristicas secundarias del cuerpo, pero(“" ‘Seguiremos sin saber quées. como tal para el 4) sujeto que lo experimenta como alteridad. Y es ahi don- de encontramos, mas all encias relativas yde _ binarismos, la cuestién Iteridad radic: eu cadg custpo, es alli doni ede émipezar la conver- ~~ sdefon sobre el goce del cuerpo para cada ser humano. Lo que el psicoanalisis puede ofrecer en este viaje vertiginoso inducido por las biotecnologias es poner en juego la singularidad de cada sujeto ante la soledad ge ‘suguerpo, incluso y muy especialmente en las situacio- nes mas extremas, para que pueda seguir 0 ; hilo de su vida en los actos que lo confrontan a,la alte- idad del cuerpo del Ni tecno-profeta fascinado ni [ bid-Catastrofista apocaliptico, el lugar del psicoanalista confronta a cada sujeto con la diferencia absoluta de 64 MIQUEL BASSOLS ‘su cuerpo de goce que ningtin objeto tecnolégico po borrar, recubrir o silenciar.

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