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Infancias La narrativa argentina de HIJ0S Teresa Basile on 1, Las narrativas de la memoria en H.LJ.O.S, ¢ HIJOS/AS Vuelvo a pensar en Dante, vuelvo a decirme que en su atroz infierno no hay ni un solo nino; pero el de los militares argentinos responsables de las desapariciones estd leno de Pequeitas sombras, de siluetas cada vez mas semejantes al humo ya las ldgrimas... Julio Cortazar, Nueva York, 1983 1, Los comienzos La produccién literaria de HIJOS/AS! en Argentina, que aqui propo- nemos explorar (en especial su narrativa) constituye una rara avis: es- tamos ante un corpus elaborado por un grupo que pertenece a una segunda generacién, formado por quienes fueron los “hijos de” las victimas de Ja Ultima dictadura argentina (1976-1983). Dos peculia- ridades vuelven excepcional el aporte de esta comunidad cultural: la notable y fecunda cantidad de obras en diversos formatos artisticos, y las inéditas experiencias que alll se examinan, en especial las que remi- ten ala infancia bajo el terrorismo estatal, percibidas en muchos casos * Sibien reconozco el perfil patrlarcal del Lenguaje, considero que es necesario desar- marlo y apoyo las nuevas propuestas en torno al empleo del lenguafe inclusive, he pre- ferido en esta ocasion utilizar, en udelante, el mascullno genérico “hijo de’ ya que re- sulta sumamente engorroso en esta oportunidad el empleo continuo del doble género. Escaneado con CamScanner oN a traves de ta configuracién le una voz o una mirada {nfan, sefiala, entre ots, Mariela Peller (2009), $i Walter Reny amin Con, sedald la dectinacién tanto dela experiencia como de la posi narrarla por parte de quienes venian de la Primera Guerra Muna yor de esta segunda generacion Argentina muestra Obstinadang ih contraria, gBn qué otras oportunidades ta literatura atgenting : wehiculo para explorar los avatares de los nitios durante jy dicta ly sus desafios para vivir en la clandestinidad politica, | Un los Naclmientos maternidades de centros de detencidn, los secuestras y a : Y apro, por parte de miembros de los servicios, las buisquedas ie oar ‘emprendidas en los inicios de su juventud o los Procesos de Tecuper, cin de sus identidades sustrafdas? Para abordar este corpus resulta imprescindibl modos de institucionalizacién de esta segunda ger Tada, los procesos de creacién de la agrupacién d nos H1,.0.S. (Hijos por la Identidad y Ia Justicia contra el Olvido el Silencio); por el otro, la formacién de un campo cultural: $i bien ambos gozan de légicas propias, estin intimamente conectados: algo. nos miembros de la agrupacién, ademas de militar, han proyectado sas inguietudes en el terreno del arte, mientras que otros han hecho Jo propio por fuera de la institucién, Incluso ciertos eventos dentro de H11J0. combinan la protesta politica con el arte, dando lugara pris ticas politico-artisticas como las que pueden verse en los “escraches’ Misalli de la autonomia del campo cultural, el lugar protaginico de {a agrupacion —que logré instalarse ripidamente en la esfera publicay hhacerse visible con una fuerte Presencia— impacts en la esfera cultura. De uno u otro modo, los miembros de la segunda generacién sien ten la necesidad de definir su Posicidn en relacién con la institucién HLJOS. yasea para sentirse parte como para mostrar sus diferencias i) © Considerar do, Meracion, Por yy le derechos hums. * Al shordar ta produccién harrativa de Los HIJOS, en este libro tomaremas OP Resto de referencia la instituciin HOS, ya que fue la mis visible a Dore gate PenKonar yue exiaten ctrar como el Colectivo de hijos (Cah) ere Peto detenerme en ello, excede los objetivos de este trabajo. ———— Escaneado con CamScanner fo desacuerdos ~una peculiaridad que no se advierte en otros escena- ios, como por ejemplo Chile o Uruguay-. Para rastrear la arquitectura de esta segunda generacidn argentina, estimamos productivo pensar en tres anillos: en el centro se encuen- tra H.L.0.S. porque efectivamente ocupé un lugar medular desde el cual irradi, como veremos, saberes, normas y pricticas; rodedndolos estan aquellos hijos de padres desaparecidos, fusilados, caldos en en- frentamientos, presos, exiliados que no necesariamente se encuadran en la militancia del organismo de derechos humanos; y finalmente, quienes no han tenido padres victimas de la dictadura pero que, sin embrago, sienten una pertenencia generacional desde la cual se ma- nifiestan -son los “coctiineos” o los “hijos afiliativos” (Logie, 2016). yCuiles'son, entonces, las relaciones entre el organismo de derechos humanos y la comunidad cultural? La agrupacién H.1J.0.S, nacié hacia mediados de la década de los noventa, a partir de reuniones y honienajes a los padres desaparecidos que se hicieron’ en algunas iiniversidades en las que los hijos de las victimas se conocieron, contactaron y fueron programando diversas alternativas de congregacién y militancia, Una de las primeras deci- siones consistié en definir la “poblacién” que la integraria. El debate desplegé tres posibilidades: reconocer sélo a los hijos de desaparecidos y asesinados (dos origenes), sumar a los hijos de exiliados y de presos politicos (cuatro origenes), 0 considerar una poblacién abierta y sin restriéciones al ingreso, En muchos casos triunfé la primera opcién bajo el argumento de que se trataba de una experiencia, la de hijos de padres desaparecidos, muy diferente a la de los hijos de padres pre- $05 0 exiliados; en otros casos, se abrid a los cuatro origenes. Ambas opciones suponen definir la identidad y pertenencia sobre la base de * Seutilizarin diversos términos para nombrar ala “segunda generacién’: “HAJ.O.S" es a sigha que refiere ala organizacién de derechos humanos de un modo general, es decir sin extablecer diferencias entre las diversas ramas nacionales; "HYJOS" alude ala Sencracin como una Instancia que va mds alld de sus vias de instituctonalizacisn, in- luidos Jos “hijos de” que no millitan; los “coetineos” son aquellos que no tienen lazos sanguineos con padres victimas, y finalmente “hijos” refiere al lazo familiar elo Escaneado con CamScanner mbit ctivos y ponen en escena lo que Anata suclen Ja “mistica del sentido de pertenencia (2009: 156), Mad denomina re una voluntad de comunidad, de un am jemos ha U c6 a HIJOS desde los iniclos de su instituere” lc gacign como a n de derechos humanos, y que se ajustg one oria compartida por ser hijo de” padres desapare, Pag arcelados 0 exiliados, por reconocerse final mente entirse desubicados, por poder intercambiar sy, entre n entre ellos. Es la matriz filiatoria la aria los hallar contencid bt ravés de un 1azo sanguineo y de una historia similar, cony, Fendose en un sdlido dispositivo identitario, Las Madres y las Abuela también insisten en conformar una gran familia en Ja que ellas buscan a todos los hijos/nictos Y no sdlo a los propios. En los testimonios recopilados por Juan Gelman y Mara La Ma- drid en Niel flaco perdén de Dios: hijos de desaparecidos (1997), varios HLJ.OS. dejan constancia del primer y sorpresivo reconocimiento mutuo con sus pares eD Jas primeras reuniones y cn los campamentos que fueron organizando a mediados de los 90. Alli se sienten parte do de historias compartidas, y entre ellos primera vez de un mun van a formar un espacio “familiar”: “Hacia media hora que nos cono- abrazados como si fuéramos ciamos y ya estdbamos todos pegados, hermanos y llorando todos juntos’, dice Patricia (184-185). Tienen un Jenguaje ¢ historias afines; “Hablamos con cédigos y nos entendemos entre nosotros’, sostiene Mariano (212), Dejan atrés su condicién de \ extras, que los condenaba al silencio, al retraimiento y ala soledad, para formar un “nosotros”: “Me cambid la vida el solo hecho de estar con otros hijos y saber que no soy la tinica’, comenta Paula (303). Continuamente marcan la peculiaridad de H.LJ.0.S. como un lugar dereunién y contencién, menos institucionalizado que el resto de los * “La gente aa que no Je pas J alma, En la préctica nr an ans encontrar a alguien a quien le pas6 lo mismo. In ealided te da le Impreslon de que sos el nico al que le paso sostiene Gelman y La Madrid, 1997: 212), r cole nencia qu ule grupacidi _—_ Escaneado con CamScanner YF jguiendo en este punto los model, Jos iazos de sangre 80 ide los organismos de deren it, ya durante 1a le Mayo, Jas Abuelas y los Familiares de Deg & je Plaza Ct Razones Politicas, entre otros (Cut, po? cultural, en cambio, las producciones van més ale Enel aor ‘or Ia genética, pues es posible integrar a los cong jit azado POF ologicsta sino cultural de a idenysqat desde un ae auna producci6n distintiva, que se desmarce ge: Estamos Fen icionales del campo literario, se corre de® configura tone sabidos del escritor, escape los modos aossn ras los oes co eriodizaciones, se ordena en determing emai filmica, documental, fotografica, teatral, etc.) prefs, ciertas apuestas estéticas (el testimonio y sus desvios, las escrituras gg yoy sus derivas, entre otras). Nos preguntamos, ademas, Por la indole ‘cular de la memoria de esta segunda generaciOn, tensada ex la memoria de los padres y la memoria de los hijos, Y que daré lugar, ~diversos posicionamientos y politicas: memoria doble, dual, crispade entre estos dos polos que buscan acomodarse entre si. sty, Series _ ema BHOAKTVVE 2. El gueto El concepto de “campo literario” no parece adecuarse a los regimenes que instaura la literatura de HIJOS, ya que sus escritores estableces continuos ¢ intensos diélogos, intercambios, préstamos ¢ influencias con obras de otras ramas del arte, desbordando continuamente los i- mites de la escritura literaria en su proceso creativo.’ En cambio, le “ Por otra parte, Susana Ro: i territorio a tates duct curls ore manor osu poses dtd para analizar los didlogos que entablan entre si obras Ge disist clones, perform spores (fotografia, cine, literatura, imagenes, canciones. is Polencr2 itervencién de lo tecnol6gico en el arte, lo que PERE zados dela memoria Gad critica capaz de dislocar los discursosy sentidos 8 ‘else en ba genedogt la autora, este nuevo dispositivo de la transmedialidad “critica latinoamericana trazada por las concepciones a | a a Escaneado con CamScanner permite cony genonds apt de wh “eampo cura a ie rge ls prodtceldn artistien (ytiterutia) de HIJOSr en sunt aMijestacan clertas serles ~algunas con mas peso que ots wet v gestimionnl, ta performance, a plastica, las instalaciones, los dis. Wqicos, tos blogs. Se trata de un quchacer que, en gran wetuie mira & si mismo, y se recorta del amplio espacio d de intereses, temas, tépicos, sos y marcas que Te en gran medida, se de la cultura a parti partir modos de elaboracién, géneros discursi- Nn propios mis alld de las diferenci q . nncias espect- fess de cada serie, Resulta notable la insistencia con que los TWO ge leen, miran y comparten sus producciones: asf, ee min omen roducone apron, vain na Carri. Por su parte, el cineasta y escritor Nicolis Prividera presenta en 2008 In novela Los topos de Félix Bruzzone a través de un articulo, ‘plan de evasi6n’, que le sirve para analizar con perspicacia las diversas posiciones y Perfiles de los HIJOS. Lucila Quieto ofrece a sus compa- jieros sacarles una foto con sus padres desaparecidos, y con el resulta- do arma luego “Arqueologia de Ja ausencia. 1999-2001”, una muestra de impronta colectiva. Ciertos rituales, como las ceremonias de entie- rro que se hacen al recuperar los huesos de alguno de los progenitores, ismo, transculturacién, heterogeneidad, que culminan en la nocién de hibridez, de Néstor Garcia Canclini, cuyos cruces y desacomodos perturban las percepciones domesticadas. 5 sibien aqui no la vamos a incluir, resulta pertinente sefalar que parte importante de a poesia escrita por HIJOS se nuclea en torno a la coleccién “Los detectives sal- raj” (de la editorial Libros de la Talita Dorada, City Bell), cuya fundacién puede Jeerse como una singular accién de memoria emprendida por dos hijos de militantes desaparecidos, Julidn Axat y Juan Aiub, quienes ademés de publicar sus propias obras yas de otros HIJOS (Emiliano Bustos, Pablo Ohde, Nicolis Prividera y Maria Ester ‘Alonso Morales), reunieron los escritos de poetas desaparecidos 0 asesinados durante lauitima dictadura (Carlos Aiub, Jorge Money, Rosa Maria Pargas, Joaquin Areta, Luis Henzvaig, José Carlos Coronel). Luego la coleccién se amplié para incluir la edicién depoetas mis jévenes, varios nacidos en la década del 80, al mismo tiempo que edita- on dos antologias: Si Hamlet duda, le daremos muerte en 2010, y La Plata Spoon River €n 2014. Tanto Eugenia Straccali (2017a, 2017b) como Emilio Tavernini (2016, 2017a, 2017b, 2018) han trabajado sobre diversos aspectos vinculados al proyecto editorial y la poesia de estos HIJOS. Escaneado con CamScanner jonen en escena lo que A, ign 86h cole Ne pertenencia” (2009; 156), Mad, sucle ath snistica del wr oluntad de comunidad, de un sents sno paar de ur ljOs desde los iniclos de su instgyeis? sion de derechos humanos, Y que se ajusta ae ion com age an rtida por ser ‘hijo de” padres desapareciy . m “eun pistoria ¢ i xiliados, por reconocerse finalmente : los, wire dos, enc i se desubicados, por poder intercambiar gy, 7 5 sign entre ellos. Es la matriz filiatoria la que” conte uineo y de una historia simila : de un lazo sanguiny tai Ts Convip. rene a tra sélido dispositivo identitario. Las Madres y las Abuelas i ie en conformar una gran familia en la que ellas buscan tod es ijosnitos yno sdlo alos propios. att oe restimonioS recopilados por Juan Gelman Y Mara La Ma. be Niel flaco perdén de Dios: hijos de desaparecidos (1997), vatiog és OS dejan constancia del primer y sorpresivo reconocimienty baal con sus pares en las primeras reuniones y en los campamentos que fueron organizando a mediados de los 90. Alli se sienten parte por primera vez de un mundo de historias compartidas, y entre ellos van formar un espacio “familiar”: “Hacfa media hora que nos cono- ciamos y ya estdbamos todos pegados, abrazados como si fuéramos hermanos y llorando todos juntos’, dice Patricia (184-185). Tienen un lenguaje e historias afines: “Hablamos con cédigos y nos entendemos entre nosotros’, sostiene Mariano (212). Dejan atrés su condicién de extrafios, que los condenaba al silencio, al retraimiento y a la soledad, para formar un “nosotros”; “Me cambié la vida el solo hecho de estar con ottos hijos y saber que no soy la unica’, comenta Paula (303).’ rane marcan la peculiaridad de H.1,J.0.S. como un lugar ny contencién, menos institucionalizado que el resto de los Ze Rae renencl® que pe que los fia enconturggt# %lpasé nolo entiende, es un digo del alma. nla picts lta eda ime it 0 mismo, Para nosotros es un hallargo port ans Ma eS HSS aque le pas osene Naa Escaneado con CamScanner organismos de derechos humanos: “A mi me da la impresin de que el resto de los organismos de derechos humanos se institucionaliz6 [...] Nosotros somos mas un agrupamiento, un estar juntos, no somos una Notun. H.5. es una red, No tenemos presidente, secretario, tesorero ni Jocal, nada’, contintia Mariano (213), Se trata de un espacio regido por los afectoss el amor y el cuidado: "A los chicos les agarré de verse todo el tiempo y todos los dias. Llamarse, cuidarse, ocuparse arp ano de la vida del resto como si fuera propia y de quererse frené- ticamente [..] recibir al que recién llega como si fuera un hermano (J ‘Nos enamoramos entre nosotros’, agrega (214). Mariana Eva Pérez, en su Diario de una princesa montonera -1 10% verdad. (2012), percibe con ironia y acida burla el cardcter endogami- co de esta comunidad a partir de la idea de formar parte de HIJIS, de ser una “militonta’”, de estar siempre con el “temita’, de pertenecer 0 no Srryip del guetto porteiio” ~mas alld de las crticas que formula y de los conflictos por los que ella ha pasado-. Esta condicién da cuenta tanto de los procesos identificatorios al interior de HIJOS como de la ajeni- dad que sienten ~y han sentido desde nifios- frente a sus compaiieros de escuela, a los amigos del barrio, a sus pares. La nifia protagonista de Pequefios combatientes, la novela de Raquel Robles, expresa este sen- timiento de dislocacién respecto a sus compafieros que, sin embargo, la convierte en un ser especial: “Podriamos parecer nifios cualquiera, o incluso nifios perturbados, pero nosotros éramos pequefios comba- tientes” (2013: 16). 4Cémo se traduce este sentido de comunidad en el interior del campo cultural o de la esfera literaria? Sin desconocer las diferencias que los separan e incluso enfrentan, los HIJOS comparten una his- toria similar durante la infancia y adolescencia, enfrentan busquedas y desafios afines, integran un universo simbélico particular con sus propias metéforas y topicos en gran medida exclusivos. ;Cudles son, entonces, las claves compartidas y los intereses comunes? Qué pro- blemas acarrea esta fuerte pertenencia generacional? ,Cudles son los alcances y limites de la etiqueta “literatura de hijos”? = Escaneado con CamScanner

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