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Wendy Brown Estados del agravio Poder y libertad en la modernidad tardfa Titulo original States of Injury: Powe’ and Freedom in Late Madernity © Princeton University Press, 2995 © de la traduccién, Jorge Cano y Carlos Valdés © De esta edicién Editorial Lengua de Trapo Calle Cortedere Baja de San Pablo 39 28004 Madrid Octubre, 2019 Coleccién Ensayo Diseio de coieccién y de cubierta: Alejandro Cerezo Directores de cotecci6n: jorge Lago y Manvel Guedin Maquetacién: Alicia Gree (malisia net) eww lenguadetrapa com |dt@lenguadetrapo.com ISBN: g78-B4-8381-243-9 Depésito Legal: M-26547-2019 Impreso por Kado Impreso en Espana Texto publicado bajo licencia Creative Commons. Reconocimiento no comercial —. Sin obra derivada 25. Se permite copiar,distribuir Y comunicar pablicamente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando autoria y fuente y sin fines comerciales Estados del agravio Poder y libertad en la modernidad tardia Wendy Brown Traduceién de Jorge Cano y Carlos Valdés G Lengua de Trapo Capitulo tercero Apegos heridos Para que algo permanezca en la memoria se lo graba a fuego; solo lo que no cesa de doler permanece en la memoria. Friepricu Nierzscue, La genealogia de la moral [...] este ansia [...] de liberacién, de descanso, de olvido. THOMAS MANN, La muerte en Venecia ‘Con su potente gusto por las paradojas, el tedrico social de origen junaicano Stuart Hall nos cuenta esta historia sobre la «desarticu- Lvidm» poscolonial de posguerra de la identidad ing |] justo en el momento en que por fin Gran Bretafa se conven- cia de que tenia que impulsar un proceso de descolonizacién, de que tenia que librarse de ellos, volvimos todos a casa. Mientras ‘vriabar la bandera {en las colonias), embarcamos en el carguero xarpamos directos a Londres (...] Llevaban trescientos aftos lominando el mundo y finalmente, cuando se babian decidi- slova dejar ese papel, los otros como minimo deberian haberse juedado en la orilla, haberse portado bien, haber ido a algsin sro sitio 0 haber buscado algiin otro Estado clientelar. Pero ‘mu, siempre habian dicho que aqui [Londres] estaba en verdad 1 bogar, que las calles estaban pavimentadas de oro 9, maldita su, solo vinimos para comprobarlo'. He teal andthe Global+en Culture, Globalization, and the World Systeme Com sunt Conditions for the Representation of Idemity ed Anthony King, Mbany, 1 Pers 9895 pl 24 228 APEGOS HERIDOS En estas mordaces palabras de Hall, la reestructuracién de lain tidad colectiva del «Primer Mundo» y las practicas democtiticas exigidas por Ia poscolonialidad no se cifieron a las periferias, sw que literalmente y con impaciencia vinieron a instalarse en el he # gar. Los «otros» histéricos de la identidad colonial, dejados a sus’ anchas, vinieron a colapsar desde dentro las metrépolis poscole niales, a perturbar los hhacer estragos en la casa del amo después de que este renuncis a sus propiedades pol icas y militares, pero no a las culturales metafisicas como la metonimia del des y los defectos de algo llamado «politica de la identidad» com para sugerir la limitada atilidad de debatir sobre identidad, ya sc «en cuanto a fos intemporales elementos metafisicos o lingiisticos de ‘su constitucién, ya en cuanto a las categorias ético-politcas de bien moral 0 ni siquiera politica, sino una produccién historica comple este capitulo trata de esclarecer parte de la naturaleza de esta pro duccién, con el fin de ubicar en ella las oportunidades y los peligros para un proyecto politico radicalmente democratico. z Dadas lo que parecen ser caracteristicas inherentemente totali zadoras y ealterizadoras» de la identidad en y como lenguaje, repeticién de estas inversiones hacia un modo aparentemente eman cipador*. Quiero hacer una indagacién similar, pero en un registro 2 Una identidad se extablece en relacin con una serie de diferencias que han legad 2 tener reconocimiento social sas diferencias ton hundsmentales para su existecia. De na coexist en tanto que cifeencias, aqua existiria en x distinenidad y sliee [.-[ La idemidad necesita de In diferencia para exis y esto convire I diferencia en slteridad paen aseparar la certeza dee (William Connolly Identity! Difference: Dew ‘erotic Negotiations of Palitical Para, hac, Cornell Univ. res, 1991, pi 64 ‘Gio Connolly mejor que 2 Drs, ais evident, porque Connelly esr ejemplo de he WeNb BROWN ultural- politico més preciso histéricamente, no porque el contexto \nysistico no sea importante, sino porque resulta insuficiente para Ivectnir el cardcter de los aspectos problemticos de la identidad wlitizada contemporanea, Por este motivo, estas son las cuestiones w-contextualizan la tarea de este capitulo: en primer lugar, dadas | condiciones de subjetivacién de la produeciéin de la identidad «nel orden social disciplinario capitalista, liberal y burocratico de 1) suodernidad taedia, zc6mo puede evitarse la reiteracidn de estas liciones de produccidn en un proyecto supuestamente emanci atotio de la identidad? En el contexto especifico del actual discurso «Ivaiplinario liberal y burocratico, ¢qué clase de reconocimiento poli- ‘0s pueden buscar las reivindicaciones identitarias —y a qué clase se wwe esperar que aspiren— que no vuelva a subordinar a un sujeto «avi mismo sometido histéricamente por medio de la identidad, por elo de categorias como raza 0 género, que surgieton y circula- ‘san como términos del poder para establecer la subordinacién? La sunta aqui no es si las estrategias politicas desnaturalizadoras lentidad w uulvierten la fuerza de sometimiento de una formacién de aturalizada, sino qué clase de politizacién, extraida de e introducida mué clase de contexto politico, podria desempefiar semejante sub- sersién, En segundo lugar, dado el ampliamente repetido interés de |i wentidad politizada por conseguir reconocimiento politico eman- ‘patorio en un discurso poshumanista, gcual es la légica de dolor 0 salrimiento, en los procesos de formacién del sujeto de los sistemas ez eazados dentro de a tora politica para eflesianar sobre el probe polite ieatidad en un tabi heueaizo co a Fuionamiet linge. Asimisno, i “ccanlly porque este ens ea eto modo, una ampliacn de wna eonversact swerzada 601991 en una mesa redonds para debatr sobre bro durante ener Ide ls Asociacion Americana de Ciencia Poca, En aqul debac, al entender ene lly ais a moder aed la generacin de determinades problemas para |. neiad, pero no ciutextalzaba hisricxmene la identded politi, reclame esa amnzacion En la medida en que smi propia repest parcial 2 es eclamacio, como "nan as wots al pest enti ext deuda con lik de Cannell yagulla. opr ‘hata pais de Sebati. ‘hn breve listo de otras personas que han trabsiado pare abowdar Ia idensidad vuizada y Hevarla rd alls dea exclusion politica ylaclausurs poltien pod inchir ‘et Hall, Tinh. Minh-ha, Hon Bhaba, Pl Gio, Aiwali Ong, Judith Bur, ‘sat Spvak y Anoe Noreen. 22 APEGOS HERIDOS de gobierno tardomodernos, que podria contener 0 subvertir este propésito? al «nosotros» abstracto representado yor la comunidad universal del Estado. El eyo» lleva a cabo esta inhordinacién bien abstrayéndose de si mismo en su representacion politica, trivializando asi su «diferencia» para continuar formando arte del «nosotros» (como los homosexuales que son «igual que Lquier persona excepto por con quien se acuestan), bien acep- Lando su construccién como un suplemento, un complemento 0 «lyo paccialmente externa al «nosotros» (como los homosexuales «ue solo son «diferentes» o los judios cuyos vinculos con la comu- rulad son en parte o del todo externos a su identidad nacional). La storia de cémo gestiona el liberalismo a sus «otros» heredados « construidos puede ser leida como una historia de variaciones y \avilaciones entre estas dos estrategias. tl cardcter abstracto de la pertenencia politica liberal y el card ver ideoldgicamente naturalizado del individualismo liberal operan juntas contra Ia formacién de fa identidad politizada’. Una for tnulacién del Estado politico y de la ciudadania que, como apun- ruin Marx en Ia «cuestion judia», se abstrae de las condiciones relevantes de nuestras vidas, fanciona para prevenir el reconoci- nniento 0 la articulacién de lay diferencias como polis lectos del poder— en su construccién y organizaciéns a lo sumo von materia de intereses politicos y econémicos divergentes*. De 11 tnisma importancia, en la medida en que fa pertenencia politica 1s Letter Concerning Toleraton (3689) [hay ead east Ensayo sobre la tolean ‘ues, Blanca Rodrguer Lopes y Diego A. Fendndcz Peychaux, Madd, Bibioeea fovay 2081] de Locke apunta ests evlcin ex la hiscoria intelectual. El proceso de nscentos ais eliminacin, primero, de! requisite dela propiedad y, esp, deo ‘omits de ra ypénero en Tos Estados consttucionales evropeos y norteamericanos incia 50 onsecncin polities Formal | On the Jewish Questions,en The Mars-Engels Reade, 2.°ed ed. R.C- Tucker, New toc, Norton, 1978, pi 34 234 APEGOS HERIDOS en el Estado liberal implica abstraerse del propio ser social, esto conduce a absteacrse no solo de las producciones contingentes de las cireunstancias de la propia vida, sino adems de los procesos identificativos que constituyen la consteuccién y la posi de uno mismo. Ya se lea en cl frontispicio del Leviatin de Hobbes, en el que muchos son convertidos en uno a través de ly unidad del soberano, ya en las formulaciones de la tolerancia codificadas por John Locke, John Stuart Mill y, mas recientemente, George Kateb, en las que el minimalista Estado liberal es considerado, pre cisamente, como fo que facilita nuestra individualidad, ilimitad: en términos politicos, se nos invita a solicitar una considera equivalente —una ceguera equivalente—, pera no un reconoci miento igualador, del Estado, que en si mismo es la trascendenci universal del liberalismo‘. Como aprecié Marx en su critica de Hegel, la universalidad del Estado se consigue idcolégicamente apartindonos de, y en esa medida, despolitizando, aunque al mis mo tiempo presuponiendo, nuestras particularidades colectivas: no social adhiriéndonos a ellas, y mucho menos emancipandonos de ellas". 4 En resumen, en el liberalismo «lo politico» no es exactamente un dominio de la identifica nuestra identidad politica en el Estado, no se nos permite esperar tun reconocimiento profundo ahi. Por decirlo con palabras lige ramente distintas, en un orden liberal fluido y legitimado, si los s. Pero lo anteriormente dlicho parece indicar que no se trata de una identidad reactiva en el scutido, por ejemplo, de «blaneas 0 ehetern» en el discurso politico saantempordneo. Se trata més bien de uma articulacién por parte de 1a figura de clase que representa —de hecho, depende de—la natu- salizacion mas que la politizacién del capitalismo, la negacién de «1 Se rata tad, por spent, de In baci ce ado plied pr a Vie pen gue poe rcs de owe itn re ra Tider tombe pore lence en eq sme pido, por sem stoninan de ener rv pee sr compensa de fr sant pa el gts seni, is nists Oto de apo quer 0 me: mate el Ce ede elaione pots proc rerrnt por ye seamen tues, maselinayheeresoal de ass abn don. yo APEGOS HERIDOS los efectos del poder del capitalismo en el orden de la vi la representacién del ideal de! capitalismo de proporcionar un: buena vida para todos. Situada entre los ricos y los pobres, con la sensacién de estar protegidla de las intromisiones de ambos, la fantasmética clase media representa lo natural y lo bueno entre le decadente y lo corrupto, por un lado, o lo aberrante y lo deteriora do, por el otro. Fs una identidad conservadora en el sentido de que recurre semidticamente a un pasado fantasmético, un imaginado momento hist6rico idilico, sin fricciones y no corrompido (locali zado sin reservas en torno a 1955) en el que la vida era buena, ka vivienda era asequible, los hombres mantenian a sus familias con tun nico salario y las drogas estaban restringidas a guetos urba ‘nos. Sin embargo, no es una identidad reaccionaria en el sentido de abanderar una reaccién a una identidad politizada insurgente desde abajo. Mas bien encarna precisamente el ideal al que hacen referencia las identidades que no son de clase para probar su ex clusi6n 0 agravio: los homosexuales, que carecen de las proteccio. nes del matrimonio, de las garantias de la custodia infantil o de estabilidad laboral, y de verse libres de hostigamiento; las mujeres solteras, que son sobrecargadas y empobrecidas por intentat ctiar hijos y mantener sus trabajos remunerados al mismo tiempos y la gente de color, que no solo se ve afectada desproporcionadamente por el desempleo, unos costes de vivienda urbana prohibitivos y programas de asistencia sanitaria inadecuados, sino que, de manera exagerada, son sometidos a persecuciones injustificadas, tomados por criminales e ignorados por los taxistas. No se trata de que estas privaciones sean triviales, sino de que, sin recurtir al ideal blanco masculino de clase media, las identidades olitizadas renunciatfan a buena parte de sus reivindicaciones de agravio y exclusién, sus reivindicaciones de la relevancia politica de su diferencia. Si requieren este ideal para la fuerza e intensidad de sus reivindicaciones politicas, podrfamos preguntarnos hasta ‘qué punto una critica del capitalismo queda obstaculizada por esta configuracién actual de la politica de oposicién, y no simplemente por la «pérdida de la alternativa socialista» o el manifesto «triunfo WENDY BROWN ust slo fiberalismo» en el orden mundial. En contraste con la critica snacxista del conjunto social y la visién marxista de la teansforma- son total, zhasta qué punto la politica identitaria necesita de un yntr6n interno a la sociedad existente contra el que dirigit sus e- swandas, un patrén que no solo proteja el capitalismo de la critica, suo que respalde la invisiblidad y desarticulacién de clase: aunque wr accidental, sino endémicamente? gPodria ser que nos hayamos wpado con una razén por la que la clase queda invariablemente wonbrada, pero raras veces teorizada o desarvollada en el mantra ‘wulticulturalista: «raza, clase, género, sexualidad? 1s historia del surgimiento de la politica identitaria contempora- wa podria contarse de muchas otras maneras: como el desarrollo «le enuevos antagonismos sociales» atraigados en la mercantiliza~ «1din de todas las esferas de la vida en el capitalismo de consumo, soino imparable desnaturalizacién de todas las relaciones sociales swasionadas por la invencién y las infracciones de los limites fron- terizos de las tecnologias y producciones culturales posmodernas, > como la forma de conciencia politica precipitada por el movi wnicnto negro por los derechos civiles de los Estados Unidos". Si the contado la historia de esta manera es para enfatizar el contezto lito discursivo de su surgimicnto, su linaje disciplinario,capita- al, y todo esto con la intenci6n de abarear Ia estructura Nisa y li snealgiea de la identidad politizada como algo comprendido cay no solo opuesto a estas mismas modalidades de poder poli ‘ico. En efecto, si el ostensible cardecter de oposicién de la politica slentitaria también se muestra como un «rebrote ilegitimo» de los c and Socialist Seategy. Landon, 1 Vase Emesto Lala y Chantal Moufe, Negemony and 8 , eno, tos, pp, 16; Seon Las y John Urey, The End of Orgone Capitalism, Mal neo Wiscsin Press, :987cp. 5 David Harvey, The Condon of Postonder iy, Ono lackwel 1989 hay trad. cas La edi de pooner, Viera Bguia, Buenos Aires, Amorrrts, 2008] cap. 26, leeize Johnson Reagan, alton Plies: Turing the Century. en Home Girls A Black Keminist Anthology «1 Barbara Smith (New York, Kitchen Table: Woman of Color, 1983), ie. 36% 1g APEGOS HERIDOS discursos liberal, capiralista y disciplinario, si sus padres ausentes Ro son, como sugiere Donna Haraway, «irrelevantes>, sino que estén instalados en la estructura misma del deseo alimentando las reivindicaciones politicas basadas en la identidad: Ia psique det hijo bastardo apenas es independiente de la de su familia de ori gen"; y si nos interesa el desarrollo de los elementos politicamen te subversivos o transformadores de las reivindicaciones basadas en Ia identidad, entonces necesitamos conocer las implicaciones de su particular genealogfa y las de la produccién del deseo de reconocimiento de la identidad. Es decir, necesitamos ser capaces de preguntar: dado lo que la genera, dado lo que le da forma y la impregna, zqué quiere la identidad politizada? Podriamos dat comienzo de manera provechosa a estas pregun tas con una reflexién sobre su llamativa omisién en el mismo fils sofo que curiosamente también permite contextualizarlas, Michel Foucault, Para Foucault, las limitaciones de la politica emancipa toria en la democracia moderna reciente estan relacionadas con lit uubicuidad y la generalizacién del poder —Ia imposibilidad de eli inar la presencia del poder en los asuntos humanos—, asi come con las maneras en que los sujetos y las précticas corten siempre el ricsgo de volver a ser subordinados por medio de los discursos que fos nombran y politizan. Mas conocido por su formulacién de este problema dual en el dominio de la liberacién sexual, Foucault ofrece una explicacién tedrica més genérica en su discusidn acert de ia extraccidn de los *. Esta incitacién del ressentiment es inherente a dos paradojas rela- cionadas y constituyentes del liberalismo: aquella entre la libertad individual y el igualitarismo social, paradoja que genera una frus- traci6n convertida en recriminacién por parte de los subordina- dos, y la de la culpa convertida en resentimiento por parte de los 22 Vacios tedricos politicos han propuesto este argument, Pars wn posicionamienta convincente,véase Connolly, dentinyDifference, pig 21-2) vamericano, WENDY BROWN 149 wxitosos»; y aquella entre el individualismo que legitima el libe- salismo y Ia homogencidad cultural requerida por su compromise ‘on la universalidad politica, paradoja que estimula, por una parte, Lu articulacién de diferencias politicamente relevantes y, por otra, |i supresién de estas, y que presenta una forma de articulacién syne fuerza los limites del discarso universalista incluso mientras rquello que se esta articulando trata de buscar acomodo en —de v¢ incluido en— los términos de ese universalismno. ‘Al basarse en la premisa de la igualdad natural de los seres hu- ‘nuinos, el liberalismo se compromete politicamente con la libertad tdividual universal paca alcanzar la igualdad social, 0 conseguir tun restablecimiento civilizado de la igualdad postulada en el es- talo de naturaleza. Es la tensin entre las promesas de libertad undividualista y los requisitos de igualdad lo que produce ressenti- sent en una 0 dos direcciones, dependiendo de la manera en que Lu paradoja sea negociada. Un firme compromiso con la libertad ‘wcava el cumplimiento de la promesa de igualdad y genera res- crutiment como liberalismo de Estado de bienestar —atenuacio~ nies de la licencia absoluta de los ricos y poderosos en nombre de lo «desfavorecidos»—. A la inversa, un firme compromiso con la ualdad, lo que exige intervencionismo de Estado y redistribuci6n sconémica fuertes, atentia el compromiso con la libertad y genera ssentiment expresado como antiestatismo neoconservador, racis- imo, acusaciones de racismo inverso, etcétera. No obstante, no se trata solo de fa tensién entre libertad € inualdad, sino de la suposicién previa de las capacidades de in- alependencia y autosuficiencia de los sujetos liberales, unidas a su vonfesadas dependencia y construccién por varias relaciones y tucrzas sociales, que hace de todos los sujetos liberales, y no solo «le 1os significativamente excluidos, vulnerables al ressenttintent: exsu ubicacién dentro del poder, su produccién por el poder y la negacién del discurso liberal de su ubicacién y produccién lo que uwvoja el discurso liberal al fracaso, el fracaso de generarse en el contexto de un discurso en el que se asume su autogeneracion, de lwecho, su naturaleza asumida. Este fracaso, que Nietzsche llama aso APEGOS HERIDOS sufrimiento, debe encontrar una raz6n interna en sf (lo que redo- bla Ia sensacién de fracaso) o un espacio externo culpable en el que vengar su dato y redistribuir su dolor. Aqui, la descripeién de Nietzsche de este momento en la produccién de ressentiment: Todo el que sufre busca instintivamente, en efecto, wna casa de su padecer; 0, dicho con més precisién, un causante, o, expresa do con mayor exactitud atin, un causante responsable, suscep: ible de sufrir —en una palabra, algo vivo sobre lo que poder desabogar, con cualquier pretexto, en la realidad o in effigie [en «figie], sus afectos...— La verdadera causalidad fisiol6yica del ressentiment, de la venganza y de sus afines se ha de encontrar segiin yo sospecho, tinicamente en esto, es decir, en un deseo de amortiguar el dolor por via afectiva... adormecer un dolor torturante, secreto, progresivamente intolerable, mediante una emocién mas violenta, sea de la especie que sea, y expulsarlo, al menos por el momento, de la consciencia —para ello se necesi ta un afecto, un afecto lo mds salvaje posible, y, para excitarlo, cualquiera de los pretextos—”. El ressentiment tiene, en este contexto, un triple objetivo: produce un afecto (furia, superioridad) que abruma, por desbordamiento, el daiio; produce un culpable responsable del daiio, y produce wn espacio de venganza para desplazar el daiio (un lugar para infligir ~ dafio, pues el sufriente ha sido dafado). En conjunto, estas opera ciones alivian (en palabras de Nietzsche, «anestesian) y exterie: rizan lo que de otro modo ¢s «intolerable». En una cultura ya marcada con el pathos del ressentiment por las razones que se han debatido, varias son las caracteristicas dis tintivas de las sociedades posindustriales de la modernidad tard que aceleran y expanden las condiciones de su produccién. Por 3 necesidad, mi relacién sera muy esquemtica: en primer lugar, el fenémeno que William Connolly denomina «contingencia global 25 Genealogy of Monts, pig. 127. ie ba sisi oa Se eu WENDY BROWN ast incrementada» se combina con la generalizacién y la complejidad «Je dominacién, ambas en expansién, por parte del capital, el Estado urocratico y las redes sociales, para crear una indefensi6n indi vidual sin precedentes sobre el destino y la direccién de la propia vida, intensificando las experiencias de impotencia, dependencia y syatitud inherentes a los Ordenes capitalistas liberales y constitu- tuvas del ressentiment™ ivralizaci6n de todas las regiones de la vida —que Weber Ilamé slesencantamiento» y Nietzsche «la muerte de Dios»— parecerfa En segundo lugar, la ininterrumpica des snadir atin atro giro a la genealogia del ressentimnent de Nietssche vutendida como continuamente abierta al «desplazamiento de di- twccidm. En la explicacién de Nietzsche, el sacerdote ascético ut: liza las nociones de «culpa, pecado, pecaminosidad, corrupcién, condenacién» «para redirigir a los enfermos leves hacia si mis: nus, para retroorientar su resentiniento... y para, de esta mane- 1, aprovechar los peores instintos de todos los que sufren con la Imalidad de lograr la autodisciplina, Ia aurovigilancia, la autosupe- ‘uviéno’'s Sin embargo, las tendencias desacralizadoras de la mo~ slernidad tardia socavan la eficacia de estos desarrollos y revierten Lu necesidad de exeulpacién del suftimiento hacia un espacio de uyncia externa’, Bn tercer lugar, Ia creciente fragmentacion, si sno desintegracién, de toda forma asociativa no organizada hasta tuace poco por parte del mercado de mercancfas —comunidades, i lesias, familias— y Ia omnipresencia de los programas clasifica ips individualizadores se eombinan para producir un indivi- shun profundamente inconsolable, un tipo no inmune al inevitable 1 enttypDifference, pigs. 24°26. omealogy of Morals, pg, 128. {Un ejemplo llamativo de eta es bs forma en que los desastres naturales conten eoaneos tales como el terremoto de California en r98 0 las hwracanes de rida y Tawa en 19925 generaron an disceso popula yer ls medine sce fa relevancia det Tal y ls agencies federales por ejemplo, a Federal Emergency Management Agency 11 MAD, que estuva # punto dedesvir hacia las mismas agenees la responsabilidad iento de las vets. 15 etens HERIDOS {racaso que conlleva la construcci6n individualista del liberalismo™. En resumen, las caracteristicas propias de la sociedad secular de a modernidad tardia en la que los individuos son asedliados y controlados por configuraciones globales de poder disciplinario y capitalista de extraordinatias proporciones, mientras son, al mismo ticmpo, individualizados casi al desnudo y privados de alivio frente a lainexorable exposicién y responsabilidad de si mismos— se ar ticulan en conjunto en dizeccién a una instigacién del ressentiment gue habria podido dejar pasmado hasta al filésofo mas sensible @ sus acontecimientos y ldgicas. Responsable por completo, pero draméticamente impotente, el sujeto liberal de la modernidad tar. dia hierve literalmente de ressentiment, {Introducir la identidad politizada puede ahora entenderse, en arte, como producto y como reaccién a esta circunstancia, en la que la «reaccién» adquiere el significado que Nietesche le atri buy6: en conereto, es un efecto de la dominacién que teafirma ln impotencia, un sustituto para la accién, para el poder, para la au toafirmacién que reformula incapacidad, indefensién y rechazo, Para Nietzsche, el ressentimtent est arcaigado en la reaccién —| sustitucin de razones, normas y ética por acciones—; y él indica que no solo fos sistemas morales sino también las propias identi dades parten de esta reaccién, Asi es como interpreta Tracy Strong este elemento del pensamiento de Nietzsche: 47 Br tna comunicacion personal (primavers de 1994), Kathy Ferguson seflabn «con toda la gente que conozen de dferemes case, cures ysexualades, gue cha ‘ncansablerencey& menudo con alga para crear y thantener fais ycomninidads, 00 se estacd exayerando demasiado Ta muerte de ls fails?» Quiero afrmar la txistencia de oss fez yal smo tempo, apuntar que la lucha qe ella ie esta teniendo lugar precismente porque la fila ee una forma social en desintepracion {proceso que tiene ya varios sighs de edad y no es, como via la derecha evista, an esgaro reciente en el tej social) Es ms, cna a aumentan las eile de pices han perdido o abandonado esas luchas, aqueice que viven sin ning vin famar 9 buscaria aprovechar politicamente una recuperacion dle los momentos més expansivos de la genealogia de la foranninn identiaria, una recuperacién del momento anterior « 90 propio bloqueo contra su earencia, anterior al punto en que ou subjetivi dad soberana es establecida mediante ese bloquee y la eterna re Ser revitalizado por un cambio semejante desde ls reivindicaciones ontoldgicas hacia ess tipos de reivindicaciones mas expresamenne Politicas reivindicaciones que, en vez de administrat le culpa por He cent invivible, habitasen un teatro necesariamente agonia fico forjando discursivamente un futuro alternative. i oe: ae See Cpitulo cuarto | Lespejo de la pornografia ‘Lexceso de libertad parece, pues, que mo termina en otra cosa sino en un exceso de esclavitud lo mismo para el particular ‘que para ta ciudad. |...) ¥ por lo tanto, es natural que la tirania no pueda establecerse sino arrancando de la democracia; es decir, que, a mi parecer, de la extrema libertad sale la mayor y més cruda esclavitud. Piaon, Repiiblica’ Llevar una vida inmersa en todo momento en la apasionada conciencia del propio género, desear convertirse en un sexo vengador: son cosas imposibles y estén lejos de los objetivos del feminismo. Denise RILey, s¥o soy ese nombre? Mi esfuerzo por captar el poder retérico que tiene la teoria social tle género de Catharine McKinnon surge de un objetivo que sabre- tnisa el cuestionamiento critico de su representacién de las mujeres somo seres siempre y tinicamente vulnerables en lo sexual y sus «leas politicas sobre la pornografia o sus polémicas sobre la Primera Fumienda, Dado que la obra de McKinnon ha tenido una extraor- \linaria acogida en el ambito politico, este ensayo pretende aclarar =lgunos aspectos de la composici6n y delimitacién de este poder de influencia dentro de su proyecto te6rico. ¢Cémo es posible y a qué se debe el hecho de que el complejo analisis politico y la voz radical + Wades de M. Feindex Glan y J. Pb, Madi Aliana, 1995{N de os].

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