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DE ALGUNos CUENTOS Ex. recorrido por novelas de la literatura universal necesita com- plementarse con algunos “pequefios grandes” cuentos en los que Ja estructura en abismo puede también asumir aspectos cambiantes de acuerdo con el ingenio y los artificios de los autores, Para concluir el tema, escog/ a tres cuentistas tan conocidos que obviaré los comen- tarios sobre su persona, sobre todo de los dos primeros: Jorge Luis Borges, Julio Cortézar y Edgar Allan Poe. No tienen mucho en comiin, pero daré cuenta de la presencia de mises en abyme con su séquito de ecos y reflejos en las historias cortas que seleccioné; con éstos se divirtié Borges a lo largo de su obra, tal vex para exorcizar el recuerdo de la luna del ropero en la casa paternal los invocaba a su antojo, los manejaba a tal extremo que llegé a colocarse en forma especular con su joven alter ego, un dia de invierno de 1969, a la orilla de un tio que, para el anciano, era el Rfo Charles en Boston y, para el otro,' el Rédano, en Gine- bra, cincuenta afios antes. Pasado el primer susto (“sé que fue casi atroz mientras duré, y més atin durante las desveladas noches que lo siguieron”), Borges recupera el habla para hacer preguntas al jo- ven, anuncidndole algunos acontecimientos de su vida futura. En un juego de vaivén, se entrelazan los hechos que estén sucediendo ena banca con los que pasaton tiempo atrés -el joven silba una to- nadillay el viejo advierte que nunca habfa sido muy entonado. La imagen que le devuelve su joven compafiero no es del todo fiel: a pesar de reconocerse en el espejo, éste queda distorsionado por **El otro”, titulo del primer cuento de El libro de arena. 91 «as attibuibles al tiempo (‘medio siglo no pasa en vang, 5 i ae a ae renci en cl otto fa petulanc cla de timide, Z ine ae sin embargo, ambos est unidos Por ls ref = mozos: S ; sus afios Ia admiracién por Victor Hugo y, sobre todo, ef fe ro del pasado, suefio durante la vigilia o Conversa. poco importa s6lo basta saber que el a de Borges ys como vaticiné al principio del texg in cuento, , diet Bl argentino & cias libre Jos libros. Rec cién en el sucfio, xisti Ja mente eset slo Jeemos ahora como similar sucede en varios textos de Cortézat; anteriores —pre. cisemos- al de Borges. Este otro argentino, Sea quien se pasaba la vida jugando, Se ee lel mismo modo que armaba juguetes en el cuarto ledicado a este pasatiempo, en sy departamento de Parts. Lejos de set libresco y erudito como Borges, o de temperamento extrasensible como Poe, Cortdzar tejfa su natra- tiva con elementos concretos de lo cotidiano, a los que, sin querer queriendo, agregaba gota a gota pequefias dosis de fantasfa, lo sufi- ciente para volver la mezcla explosiva y dar nacimiento a textos que ya encontraron albergue en las colecciones de literatura fantéstica, Alli, presenciamos los ritos de los juegos infantiles, trastrocados en ceremonias perturbadoras al borde de la violencia y de la barbarie, El punto de partida de un cuento de Cortézares siempre un hecho normal, incluso, habitual; de repente, se introduce en la rutina coti- diana, sdlida y légica, un pequefio detalle que, las mds de las veces, pasa desapercibido al lector; un poco despues, otro detalle se afiade al primero y, paulatinamente, algo insdlito se va colando, abriendo una fisura en el relato. Notable es que lo absurdo se traslapa con lo racional mas no se funde con él, dndonos la ilusién de que segui- mos en la realidad cuando ya nos hemos volcado en la fantasfa. En los tres primeros cuentos de los siete presentados aqui, en- tra un juego de espejos de lo més inquietante, tanto para el prota- gonista como pata el lector. Recordemos que el autor de Rayuela es uno de los que nos convida a participar del juego de sus personajes. “Distances espejos” reproduce un esquema similar al de “El otro” de Borges, pero en lugar de encontrarse con su alter ego més joven, el protagonista, profesor de una universidad cercana, lo halla en casa de una amiga ausente, casa que reconoce como la pensidn de dofia Micaela en donde él vive: se observa a si mismo, sin ser observado, nosotro: Algo 92 trabajando en el escritorio de su propio cuarto, tal ci h aciendo #705 momentos antes. Para calmar su nervi ala pension de la que nunca salia sino para acudir a sus clase \ curas, traducciones, preparacién de cursos constituyen sa a sas diversiones y este paseo Tepentino ¢ inoportuno era mu maxi- acorde con sus costumbres. Altetado por el acontecimiento, ° ay noche en. vela, sentado a su escritorio, sin otra ocupacién a ws ar en a madera sus iniciales, con un cortaplumas, Para cor ven, cerse de que esto no fue mds que un suefio, o el producto de ig ‘an cinco lettimo después de tanto estudio, decide visita a su amiga 7 siente gran alivio cuando ella lo introduce a la sala, en donde veri que no subsiste nada de la vispera... hasta que descubre sus iniciales das en el escritorio, con tn cortaplumas. A pesar de haber sefia- Jado al principio que los tres escritores no tenian mucho en comtin, tenemos que admitir que este cuento asume la veta borgiana, no silo “El otto”, sino también “La flor de Coleridge”: “alguien suefia que cruza el para{so y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahi est4 la flor”. Cortézar nos gratifica luego con otros dos espejos: “Lejana, Dia- tio de Alina Reyes”, tal vez origen de la espléndida pelicula de Kris- tof Kieslowski, “La doble vida de Verdnica’, y “Axdlod!”, en el que el espejo se concretiza en vidrio de acuatio, En “Lejana...”, una argen- tina, portefia acaudalada, suefia constantemente con una mujer y, a menudo, siente en su cuerpo cémo ésta sufte de hambre, frio y gol- pes recibidos. Después de casarse, convence a su marido de Hlevarla de luna de miel a Bucarest, ciudad en donde presiente que vive la otra. El encuentro de ambas tiene lugar en un puente sobre el Da- nubio, en plena época de deshiclo Se “reconocen” y se abrazan. Al separarse, la argentina siente el frfo de la nieve a través de sus zapa- tos rotos; al mismo tiempo, observa como se aleja la otra, elegante- mente vestida, sin volver la cabeza. Laespecularidad y el cambio de identidad llegan a un punto to davia mds extremo con el protagonista de “Axélotl”, quien relata cémo, después de innumerables visitas al Jardin des Plantes de Pa- 1s, adonde acude puntualmente ante la morada acudtica del anfibio para examinatlo, fascinado por sus ojos y la vida especial que en ellos cree descubrir, con la cara pegada al vidrio para atisbarlo mejor se ‘omo lo estaba losismo, regresa 93 encucntra de repente del otro lado, Ia eabecita también pepady al hombre que lo est observando, vidrio, viendo i . La angustia del personaje al percbir en st mismo cambios g trastornos de la personalidad se trasmite al lector durante la lecturg ¢ incluso permanece una vez cerrado el libro. Esta misma angustia dramatizada por Edgar Allan Poe, toma matics escalofiiantes mi all{ de los Ifmites que se impusieron los dos argentinos, como lo veremos adelante. Otros cuentos de Cortézar estin construidos en planos super. puestos; una caracterfstica mas los une: la violencia que alcanza la barbarie. En “El {dolo de las Cicladas” y en “La noche boca arriba’, la mitologéa manda a sus dioses para cumplirritos antiguos, en pleng siglo xx. En “Las armas secretas”, una mujer mira a su novio con ojos cada ver. més perplejos y temerosos hasta que le es revelada su iden. tidad, por un gesto que éste solia hacer cuando la violé una primera vez, en otros tiempos. Identidades trastrocadas, tiempos superpuestos, Cortézar nunca deja de asombrarnos. En uno de los cuentos més breves, “Conti- nuidad de los parques”, una ficcién en segundo grado actita sobre una ficcidn en primer grado. Sobre este cuento, se ha dicho que, contrario de la actitud de los lectores que se divierten con las nove- las policiales, conscientes de sus artificios —Lo que resulta en una cre- dibilidad irénica-, este lector ficticio est tan inmerso en su lectura que pierde la proteccién habitual contra la muerte. La indefensién, causa de vulnerabilidad es, precisamente, lo que crea nuestra angus. tia, Veamos la trama: un hombre, cémodamente instalado en un si- lign de terciopelo verde en el estudio de su casa, esté leyendo una novela en la que el asesino, después de haberse puesto de acuerdo con su amante en una cabafia del bosque, sale y camina hacia la alameda, frente a la casa del marido; pufial en mano, sube las escaleras y alcanza el estudio en donde, cémodamente instalado en un sillén de tercio- pelo verde, el hombre esté leyendo una novela. Con un gis, podria- ‘mos trazar indefinidamente el recorrido de este relato, lineal a la vez que circular, cuya estructura en abismo, verdadero anillo de Moebius, le hubiera gustado al grabador holandés M. C. Escher. Aqui, es vio- lada y provoca confusién la frontera entre el relato primario (la histo- tia del lector) y el relato secundario (la historia lefda por el lector). 94 t t tar la trama de las historias oblitera el elemento de s ajlector de primera incursién, es evidente; pero, para eames primordial este ae sino, como ya lo hemos mencionado, la the va del escritor para lograrlo; desorganizar la disposicién de las ie pes dl rompecabe7as es una diversién, un deporte, ditfamos, al ae nos invitan Jos escritores. En los cuentos de Borges, nuestra fe gaci6n requiere un esfuerzo, si no mayor, por lo menos de otra indo .os a su narrativa con “El milagro secreto”, De nueva oo : yon més fuerza que en “El otto”, aparece un juego con el tiempo: dl dramaturgo judio Jaromir Hladik esta condenado a ser fusilado aa Jos alemanes, en Praga, el 29 de marzo de 1939. Unos dias ee lacjecucién, pide a Dios que le otorgue un afio para terminar su tra- ia “Los enemigos”. El dfa fijado, lo llevan ante uno de los muros del cuartel; justo después de la orden dada por el sargento se detiene el tiempo; todo queda paralizado excepto la mente de Jaromir quien, durante un afio, agregaré verso tras verso a su tragedia, modificard unas secciones, volverd a escribir dos veces un acto, hasta completar la obra, La gota de lluvia, que le habia caido en la sien después de la orden del sargento, termina de deslizarse sobre la mejillay suena la des- ese mismo dia 29 de marzo de 1939. De este cuento en el que Borges abismé un trozo de eternidad, el epigrafe rea: Y Dios lo hizo morir durante cien afios y luego lo animé y le dijo: Cuno tiempo has estado aque Un dia o parte de un dia, respondi. ALCORAN, I, 261 Mucho més sencilla es la trama de “E] Zahir”: en una tienda, re- cibe un hombre su cambio en forma de una moneda de 25 centavos llamada Zahir, conocida por su poder de acabar paulatinamente con lasalud fisica y mental del que la posee siquiera un instante. Para tra- tarde olvidarla —no basté que la haya dejado a su vez.en una cantina escribe una especie de alegoria acerca de un ermita/reptil, custodio del oro de los Nibelungen. Este paréntesis no tendré mayor implica- cién en el cuento; en realidad, su estructura en abismo es muy sim- ple; mds importante es lo que se oculta detris del Zahiry desu poder 95 es también “la sombra de la Rosa y la raspady . ra dimensién a este verso del Asrar Np, mn ) de Attar, Borges agrepa: “Quing ind Zahi ‘ Para darle toda su io”, Para da 7 dvi. Pa el gr iro de cosas nor deri nr a xu com Las ruinas circulares” presenta eG no UNA suette de creacign literaria (recordemos a Lovecralt, cuya escrittra se inspiral, en el suefio que rena cada cay m ae ruinas, el protagonist de Borges se acuest debajo de un pe on y suefia con un hombre, 5 sofar también para crear un hijo suyo, quien sofiarg a sy quien va a y as{ al infinito. Sin embargo, el primer in hijo suyo, ver para crear UW we sofiador entiende que, Por ser el producto del suefio de otto, ‘tam. bign era una apariencia, a quien otro estaba sofiando”, lo que nos permite suponer que el ultimo sofiador es también producto del guefio de otro quicn, a su Vez) €s producto del suefio de otro, etc. En este caso, el grado al infinito se extiende en ambos sentidos, hacia atris y hacia delante, Jo que justifica el titulo: estamos en presencia dela misma circularidad formulada por Herdclito en estos términos: Sfp la ereunferenca de un circlo, el principio y el final se confin- den” (cit. por Ricardou, Le Nouveau Roman, pag. 65). “Los tedlogos” relata los esfuerzos de dos hombres para denun- ciar con sus escritos las herejfas de su época. Con diversos medios, compiten en forma especular y, en momentos diferentes, encuentran la misma muerte por el fuego; la conclusién de Borges es que, en rea- lidad, ambos formaban una misma persona. En “Guayaquil”, dos profesores de universidades argentinas pug- nan por irse a una misién oficial: recoger, en el Estado Occidental, tunas cartas de Bolivar, obsequiadas por un particular para su publi- cacién posterior, Paralelamente a esta anécdota y para mostrar de qué modo ciertos elementos arbitrarios concurren a modificar el destino, se perfilan dos fabulas: la de una partida de ajedrez entre dos reyes, decisiva para la victoria de los guerreros de uno de los dos campos y el duelo de dos bardos cuyo ganador es el que prescinde del arpa, para cantar de pie, debajo de la luna y de las estrellas. El profesor que partird a recibir las cartas se vale de medios no previstos por el otro, dejando a éste en estado de jaque mate. Desde el inicio, el cuento, regido por el niimero dos, pone en escena a dos contrincantes cuyo ganador lo seré gracias a medios meramente fortuitos. maléfico: el 96 | | Bssin ea ened ra famoso “EI Aleph” y en “Ly abel” que Borges realiza sus mas claboradas migey om ignet texto, ef universo, en todas sus dimensiones tlentto ire esfera de dos 0 tres centimettos: apree nas ncias a otros fendmenos, no i algw stespoouares: la stptuple copa de Kilo na tal ver, de hipiter, y varios espejos, uno encontrado en tne ‘omen especular yado en la luna, otro, universal, propiedad alguna i obser. aunque, afiade Borges en su posdata al cuento, en el man = ai cubiero por Pedro Hentiquez Urefa en la Bibliotex de Sono habla, ademds de los ya mencionados, de una columna de vadee i la mezquita de Amr, en el Cairo, que contiene el a a ble de ver, por supuesto, “pero quienes acercan el ofdo a laut cie, decaran percibir al poco tiempo su atareado rumor.” Ev e segundo cuento, como lo sabemos, todo el conocimicnvo de t humanidad est4 contenido en la biblioteca-universo, 3 el propio texto de Borges. , Para no extender las descripciones hemos seleccionado los cuentos més conocidos, pero si continudramos releyendo los otros, encontra- rfamos, en més de una oportunidad, esta estructura de cajitas chinas o de matrioshkas que estamos trabajando (“El jardin de senderos que bifurcan”, “El tema del traidor y del héroe”, son otros de los cuen- tos que, de haber dedicado un estudio exclusivamente a la puesta en abismo en Borges, no podian escapar a nuestro examen). Por lo pronto, el argentino nos demuestra, con éstos, su habilidad para ba- rajar historia, geografia y mitologias, entrar con familiaridad en los arcanos de los textos sagrados, ¢ invocar a colegas literarios como Dei ex machina, por la necesidad de superponer hechos cada vez més fantésticos. Como ya lo hemos expresado a propésito de Georges Pé- recy de Macedonio Ferndndez, més que abismal, la estructura de “El Aleph”, en particular, se vuelve abisal. Nada podrd superar al Che Borges cuando decide abismar al universo entero, “total”, en una esfera de dos centimetros. Su magia consiste en colocar en el con- tenedor un contenido de igual tamafio o infinitamente mas grande: “Imaginemos que una porcién del suelo de Inglaterra ha sido ni- velada perfectamente y que en ella traza un cartégrafo un mapa de Inglaterra (,.,] Ese mapa, en tal caso, debe contener un mapa del Biblioteca de abyme: en el st4 colocado agrega el arpenting incluyendo 7 contener ut mapa del mapa, y ast hasta el infinity” mapa que ce sn Quijote” © presenta el mismo fendmen, On tinct? (EU hacedor al, el plang : (Magis P pero jnnvertidos ¢P dquiere el mismo tamafio que ef it + nerio esta tH fel imperio ; a no sirve ¢ er Fando de pals cane iltima mm Ia obra de Edgar i : fermedad, Ja muerte, la p pre ema Ge epsodios dramaticos tanto ene plan fa. fesional,, molded, sin duda, una parte de sus histo. influencia de un temperamento nervioso y sensible las tragedias con las que se enfrentaba, uando nifio, la enfermedad y muerte contrariados y el poco reconocimiento de condiciones ‘econémicas precarias, a veces fruto efes: ;no se le ocurrié al director de una re- eameticano, declarar que si se le del todo entendible al con- algunos de sus mejores pas més cruentas de pel rigor de lt n detallado que # Jenada. , de hemisferio y sobre todo de tono, veamos, uestra, cémo la angustia toma tintes ‘Allan Poe, explicables por sus temas la persecucién, la locura y ef de su esposas su obra. De alli, unas de a estupider de sus j sista, en la que colaboraba el nore ba poco era porque su prosa no era Pree eae lecrores? Poe sufié por su artes junto de los lector ; fueron escritos durante las et cuentos de horror ce . Ia enfermedad de Virginia, su esposa, que murié de tuberculosis. Es un cliché considerar a Poe como un borracho impenitente, con un cuervo graznando en el hombro, en un miserable tugurio. Tenia gran ae del humor yecribi varias historias jocosas s cierto que no son las mejores de sus narraciones, pero también gustaba de satirizar a fos escritores de su tiempo (Folio Club Tales) y gastar bromas en sus articulos, Sin duda su prosa es compleja, a veces tediosa y, sin em- bargo, tal es el poder de su inventiva que sus cuentos perduran hoy en dfa y suestilo, tan personal, no encuentra imitadores. Ahora si, ge- neraciones de lectores se complacen en sus historias; una de las més famosas, “La caida de la Casa Usher”, es la que presentamos como ale tima muestra. Desde el principio, la especularidad del cuento se pone de mani- fiesto en la descripcién de la casona reflejada en el lago a sus pies. Una lectua apresurada revelarfa, aparte de una coleccién de temas g6ticos, una estructura en abismo muy simple, en el momento en 98 | : narrador lee a su amigo Roderick Usher, co vr pee en una noche de tempestad, un aon santa resenta una gran similitud con la alegorfa narrada por Borges a jr” -recordemos el gusto del argentino por el plagio devs en"H redilectos— historia de un ermitafio, un tesoro y un dra on, La originalidad consiste en la repeticién de los golpes descritos a ed quento lefdo en vor alta, adentro de la casa misma, proviniendo de Ja boveda en donde ambos amigos habfan colocado el atatid de Ma- deline Usher, unos dias antes: el héroe medieval, Ethelred, irrumpe en la ermita, mata al dragén cuyo horrible grito repercute en los an ros de la Casa Usher. La tempestad, violenta entre los muros de la er- mita, se une a las borrascas que sacuden la mansién y derrumba la puerta de la habitacién en donde Roderick escucha la lectura de su amigos tras ella, aparece Madeline, despavorida y sangrienta por los esfuerzos para liberarse de las tablas clavadas que la habian encerrado viva en el ataid. El autor entrelaza las hazafias de Ethelred con la tra- bajosa salida de la béveda de Madeline. Conocemos el desenlace: al aparecer ante su hermano, cae muerta sobre el cuerpo de éste quien, asuvez, se desploma. Aterrorizado, el narrador huye de la propiedad j se salva justo en el momento de su desagregacién y derrumbe en fas aguas del lago que engullen los restos. Esta estructura en abismo es atractiva y es la més socorrida pero algunos exegetas han encontrado una vertiente mucho més intere- sante: la Casa Usher, a la vez estirpe y morada de ella, es una intrin- cada metéfora del yo interior. La narracién cuenta nada menos que dl viaje del narrador-protagonista en las regiones més oscuras y ocul- tas de su ser, Tal vez fue este relato que empujé a algunos criticos de Poe a considerarlo como psicépata, por encontrarse alli reunidas gran parte de sus obsesiones. Roderick Usher, de salud fisica y men- tal quebrantada, llama a su amigo de infancia -a quien, en realidad, conoce muy poco~ para hacerle compafifa en su tétrica mansidn; este Roderick es, precisamente, el yo interior y espiritual del narrador y la casa, el dominio del alma. La primera impresién de la mansién que él capta a su llegada, es la de una imagen, que n° de una reali- dads pero entonces, descubre su imagen invertda en el lgo de tal modo que el reflejo se vuelve imagen de una imagen. Lueg cuando Penetra por los diversos aposentos en los que reina el desorden més 99 profundo, yislumbramos, para seguir la metéfora, el simbo| jntimidad de una mente totalmente desorganizada, Por otra rapsodia escrita y cantada por Roderick, “The haunted palace”, repre. senta la Casa Usher retratada como cabeza humana ~ventanas come ojos luminosos primero, rojos luego-; las primeras estrofas hacen de la mansién un palacio radiante, has dos tiltimas anuncian sy ring, Después de la casa, espejo del espejo, y del poema, espejo de la oe observemos ahora a la pareja de hermanos gemelos e incestuosos, Roderick y Madeline, quienes también desempefian un papel en k alegoria. Daniel Hoffman, autor del libro Poe Poe Poe Poe Poe Poe Poe, ve en Roderik el yo interior de la parte racional, diurna, del fna- rrador, y en Madeline la musa temida al ser amada por este mismo yo interior; para que subsista el arte, el artista se vuelve vampiro y mata a la musa: necesidad ineluctable, la musa debe morir. Mucho se ha dicho y seguiré diciéndose de este cuento, uno de los mis lefdos y estudiados de Poe. Nosotros slo quisimos dar cuenta de las multiples vertientes de a original estructura abismada en la narracién y con ella, dar por concluido este libro; conclusién que, por supuesto, queda totalmente abierta, ya que no se calculan las historias largas y cortas de la literatura en las que podemos seguir buscando espejos, desmontando rompecabezas y desarticulando cajitas chinas. lo de ly Patte, Ja 100 CONCLUSION t uando esctibe Mallarmé “Tout aboutit & un livre”, sabemos que “este” libro puede revestir un sin fin de facetas, Todos los temas ya se han abordado dicen unos-; la novela estd a punto de morir -predicen otros. Tal vez sea cierto, pero la inventiva del autor cestard siempre viva. En los Bjercicios de estilo (1947), Raymond Que- neau cuenta un pequefio incidente en la plataforma de un autobiis (cuando los autobuses parisinos todavia tenfan plataforma). La his- tora, de algunos renglones, es més que simplona; pero contada de 99 maneras diferentes, pasando revista a todos los estilos, a todas, las formas retéricas, se vuelve a la vez burlesca y mitoldgica. Este “ejercicio” tiene un antecedente sin par: el parlamento de Cyrano de Bergerac, héroe de la tragicomedia de Edmond Rostand, en contestaci6n a un insulto soso de un personaje quien se burlaba del tamafio inusual de su nariz, E| mosquetero, cuyo ingenio y gracia rebasaba la fealdad de la cara, empieza una tirada de una brillantez genial por este verso: “...se quedd corto joven, hubiera podido de- Gr...” sigue un aluvién de metéforas y expresiones rebosando de graca con las que el papanatas hubiera podido agrditlo de manera mucho mds sutil y talentosa, con el fin de acomodar un platillo desabrido diciendo exactamente lo mismo. Observamos entonces cémo temas triviales 0 trillados pueden adquirir nuevo brillo gracias a estratagemas sacadas de la imagina- cién de sus autores. El fondo puede ser el mismo, mas la forma, l tratamiento de cada uno de ellos, se encargarin de renovar la lite- ratura, :De que se echarén mano? De estratagemas, dije, de recur- $08 llamados literarios en el caso que nos ocupa. El Nouveau Roman p 101 nts una Inisqueda Hevada al extremo por sus epresentd una ‘ar represet de formulas que no dejaron de descon juan ncerty versidad , ar amy una divers . no era, de ningun nds de un lector. La muse en abyme 0 A guna manera, ung no. vedads sin embargo el modo o tilizades fee ae Conferitle formas hasta ahora nunca vistas, Uti fades a veces hasta el Véttigg como cuando nos encontramos en uno de esos citcos 0 museos en medio de una multitud de espejos, €s signo indudable de que la no. vela no ha muerto. Por esto podemos agradecer a los escritores quie. nes, en vez de presentar una narrativa llana o lineal, nos torturan ef intelecto para sacarnos de nuestra pasividad y obtener nuestra colg. boracidn en la lectura/escritura de sus obras. / Los ejemplos que hemos examinado en este libro NOS mostra- ron como la mise en abyme puede ser una violacién deliberada de la légica del relato 0 sea del relato heterodoxo, de lo que el lector convencional espera de una obra: un conjunto de elementos admi- tidos como normales. Pero, precisamente, el procedimiento se re. siente como una trasgresién a la norma y produce un efecto de rareza fantistica (Museo de la novela de la Eterna), bufonesca (Don Quijote, El Maestro, |y Margarita), 0 de angustia (“Continuidad de los parques”). Hemos visto hasta qué punto esta violacién puede re- vestir aspectos multiformes, cumpliéndose en niveles diversos, en planos horizonales 0 verticals, o en forma especulas, con ecosy reflejos que, si bien van perdiendo fuerza, no acaban nunca, puesto que is lees de isca nos han demostrado la infnitud del efecto (recordemos el caso de Aquiles y de la tortuga asi como el de la fle- cha de Zenén). El escritor con més autoridad para hablar de la mise en abyme, Lucien Dillenbach, dio la definicién siguiente: “es abismado todo espejo interno que refleja el conjunto del relato por reduplicacién simple, repetida o especiosa”, En nuestra introduccién, proporcio- namos explicaciones de antemano sobre las singularidades que {bamos a encontrar en el camino. Sin embargo, ahora que estamos concluyendo, bien podemos poner en tela de juicio la expresién de Dallenbach: “el conjunto del relato”, es decir la “reflexidn” del con- junto en su totalidad. De acuerdo con Helena Beristdin en su Diccio- nario de retbrca y poética, no siempre se trata de una obra completa reflejada en otra, sino que, a veces, sélo se refleja un fragmento del adeptos, con 102 ella admite, més bien, las dos Posibilidades: “, a ses 0 el todo del relato mismo”, Por a | “io nde como lado, el teflejo que a desaparecer de vena tex sjertas ' on pite al infinito llega, en un momento, vista aunque siga vivo, como en el caso del gabinete del coleccioni de Georges Pérec. La mise en abyme, aun con una reflexién om era, como eft bs novela cea (novela insertada adentro de ota i itulo H | oon al a F le y Q mismo tema: Les faux monnayeurs, Les | is dor, etc.) lempre mas pequefia Cuantitativam, ‘objeto reflejado. En la mayor parte de los 4808, un solo aspecto estd representado: estructura, trama principal o colateral, caracteristicas de estilo o de algiin protagonista en su alter €g0, \ lente que : etc. Como en los espe- jos dela pintura medieval 0 de €pocas posteriores, este Tecutso vache visible lo invisible, pero él mismo permanece invisible, obligando al lector implicito a reconstruir el reflejo y lo teflejado, h Por otro lado, bien se sabe que un espejo convexo desfigura siem- | preel objeto teflejado: por lo mismo las historias repetidas presentan | distorsiones de la original, si no se trataria de una simple repeticién: obra representada sobre la orden de Hamlet st recuerdael seeinarg E de su padre por Claudius, pero sélo la idea es la misma; la tepresen- tacidn, no solamente est4, en cierto modo miniaturizada, tampoco es fiel del todo, En El gabinete de un aficionado, los espectadores, lupa en mano, se percatan de las ligeras modificaciones aportadas por el pintor a cada repeticién del cuadro; ya no se trata de un fe- némeno natural sino de una intencién, de parte del pintor, quien, en cierto modo, nos ilustra la idea. Porque existe una diferencia en. tre el objeto y su reflejo, haremos nuestras estas palabras de Gide: “Ninguno de estos ejemplos es rigurosamente justo”; la mejor ex- plicaci6n se encuentra en su novela Les faux monnayeurs, en la que uno de los protagonistas, Edouard, escribe una novela con el mismo titulo y el mismo tema pero no la termina y algunos elementos de la principal no aparecen (por ejemplo la muerte del pequefio Boris); fi- ente, el autor interviene en primera persona pero no termina la historia como la habia proyectado Edouard. Del mismo modo, po- - drfamos retomar los libros analizados en nuestro capitulo sobre E/ libro vacto y Les fruits d’or para buscar las mismas falas, fallas que no lo son si consideramos que se trata sdlo de un debilitamiento del re- - fijo como ya lo hemos sefialado. 103 mposible agotar cl tema ¥ muchos Ferry cable 3 sPi0 COMO, or gjempl ines aon wea de ie oll dea his reread Tudela de Angelina Mufiz, Hul berman, La historia interminable de Michael Ende), oportunidad para citar una vez més Magias = ales del Quijote”, en el que encontramos dl comentario final de Borges: “En 1833, Carlyle observé que la historia universal ae libro sagrado que todos los hombres escriben y len tan de entender y en el que también los escriben”. La variante mds original del tema que n0s ocupa es, sin dua, el cuerpo, vuelto objeto de escritura en los cuentos tatuados sobre Ia piel de un hombre (El hombre ilustrado de Ray Bradbury) i. historias pintadas por una cortesana japonesa del siglo x sobre d cuerpo de sus amantes (EI Libro de cabecera de Sei Shonagun), Peto tal vez no haya nada mds grandioso que los hombres-libro de Fah, renheit 451, también de Bradbury, quienes memorizaban los libros anombre de la libertad. El directorio en apéndice servird de com- plemento al lector interesado. En conclusién, podemos afirmar la total validez de la mise en abyne. Terminaremos con el autor francés con el que hemos em. perado, André Gide, quien sefala dos de sus funciones en el texto “Nada lo ilumina mejor y establece de modo mds seguro todas las proporciones del conjunto”, con lo que podemos deducir que la mise en abyme nos ayuda a interpretar el texto (Funcién de exége sis) y a apreciar su belleza (funcidn estética). Podriamos también mencionar una tercera posibilidad, una funcién psicolégica: el te- ror de la repeticidn o el terror de que el reflejo discrepa del objeto, lo que puede provocar desde una simple inquietud hasta un cho- que mental tal como lo vimos en “La Casa Usher” de Poe o en “El otro” de Borges quien, de hecho, utiliza la palabra “atroz” para des- cribir su reaccidn. Pero tampoco podemos olvidar que nosotros, los humanos, tenemos en grado mayor o menor, cierta atraccién por el abismo, a pesar de que no queremos 0 no podemos reconocerlo. Ciertamente &s " CASOG 5 ono cal Sun Y tra. 104 APENDICE ‘ALEMAN, Mateo: Guzmdn de Alfarache, 1599+1604. El pordiosero Sayavedra cuenta su vida al pordiosero Guzmdn. Este relato inter- calado constituye una mise en abyme vertical del enunciado, ya que alude a la afirmacién del autor Mateo Alemdn de que José Marti, furor de una continuacién apécrifa de la primera parte, le robé el manuscrito de la segunda parte. En el mundo relatado, Guzman alude a este robo y el autor implicito alude ademds a la falsa identi- dad de su autor Sayavedra, puesto que este personaje adopta el nom- bre de Guzmén. Pero la venganza del autor implicito serd cruel: Sayavedra se suicida al ahogarse y grit: “Soy la sombra de Guzmén de Alfarache. Soy su sombra y asf voy por el mundo”, AUSTER, Paul: City of glass,1985. “Ahora que se habia metido en el caso Stillman, juzgaba que necesitaba un nuevo cuaderno. Serfa Gil tener un espacio aparte en el que anotaria sus ideas, sus obser- vaciones y preguntas. Tal vez seria un modo de impedir que las co- sas se le escapen totalmente”, El cuaderno rojo de Daniel Quinn es una de las piezas principales de la novela. En cierto modo, es gracias a4 que existe. Sélo al final del libro se sabe que el relato que nos aca- ban de contar ha sido reconstituido a partir del cuaderno de Daniel Quinn, encontrado en el departamento de la 69* avenida de Nueva York, La novela es al mismo tiempo contenedor y contenido, de ahf un efecto de espiral sin fin. Ghosts, 1986 “Parece un libro de bulto”, es lo que dice Azul a Negro cuando, al hacerse pasar por un representante comercial, 105 ye sobre su mest un fajo de hojas. Lo que no sabe, es que estas ho. jas “no son otra cost que los reportes que él mismo redacts”. En esg momento, el lector cac en la cuenta de que las observaciones de Azul aro 8 dec mayor parte dela novela que acaba de le, se encuentran en estas hojas: en ellas se explayan los sentimientos y pensamientos de Azul mientras observa a Negro. Este segundo relato se empotra en. el primero. Sefiala Auster: “Especular, del latin Specu- Tari, significa observas, ‘espiar’, y se aparenta a la palabra speculum, espejo. Porque, al espiar a Negro, del otro lado de la calle, es como si Azul se mirara en un espejo, y en lugar de observar simplemente a otra persona, descubre y se observa también a él mismo”. BARTH, John: “Life-story”, en Lost in the funhouse, 1968. El natrador ficticio de esta historia (cuyo nombre es D) sospecha que el mundo cs una novela de la que él es un personaje que escribe su autobiogra- fia ficticia. El narrador (cuyo nombre es E) escribe: “se dice que est esctibiendo un relato similar, asi que la replicacién esta en ambas di- recciones ontol6gicas, etc.” El resultado es “otra historia acerca de un escritor esctibiendo una historia. Otro regressus ad infinitum”. Al final, este autor ficticio renuncia a terminar su obra. BRADBURY, Ray: Fahrenheit 451, 1953. Un gobierno totalitario or- dena llevar todos los libros a la hoguera. Para salvar la literatura, un grupo de hombres y mujeres decide retirarse de ese mundo salvaje irracional para aprender de memoria a los grandes clésicos. Al amparo de un bosque hospitalaro, los hombres-ibro caminan recitando sin cesar, con el propésito, no sdlo de guardar estos tesoros en la memo- tia, sino también de trasmitirlos a sus hijos a la hora de la muerte. EL hombre ilustrado, 1951. El autor relata las historias tatua- das en la piel de un hombre encontrado en la carretera, en una no- che calurosa de verano. Ambos descansan tendidos bajo las estrellas; mientras el hombre ilustrado duerme, el narrador esté absorto por la lectura de los cuentos, hasta que se verifica la verdad de la confiden- cia hecha por el hombre antes de caer en el suefio: el que mira de- masiado cierto lugar de su espalda se entera de cémo serd su muerte. Al realizarse la prediccién, el narrador emprende la hufda. En esta 106 mise en abyme es total puesto que el hombre sentencia: lan ran yw sé aqui, en mi piel; no hay mds que mirar”, “Todo ests juyLe, Thomas. Sartor resartus, 1834, En esta obra del siglo xix, qf autor supone que un famoso alemdn, el Dr, Didgenes Theféle. droeckh, todavia desconocido en Inglaterra, le envfa varios escritos su publicacién, en particular un Tratado sobre los habitos, En este caso se puede inferir que es la obra entera que est abismada como reflejo del espiricu de Carlyle: el drama de la conciencia que se busca asi misma a través del enredo de las apariencias y de las formulas; Iaconciencia del hombre moderno arrojada entre las complejida- des y las transformaciones de ese mundo moderno y su constante anhelo hacia una posesién mds auténtica de sf misma, a pesar de todo lo que la solicita, la obstaculiza, la engafia y la desvia de su propésico original. CeRCAS, Javier: El mévil, 2003. Al final de la novela, el protagonista, Alvaro escribe el relato de un crimen que él mismo habia inventado yquesus vecinos habjan puesto en escena; presenta su novela que em- pieza por las mismas palabras que la novela principal. Tenemos aqui al tipo aporstco definido por la estructura del text. CERVANTES DE SAAVEDRA; Miguel: Don Quijote de la Mancha, 1605+ 1615. La mise en abyme se perfila en las acciones, actitudes y len- guaje de la pareja antitética que configuran Don Quijote y Sancho Panza. Se realiza una suerte de ésmosis entre el ideal caballeresco del primero y el materialismo del segundo, o si prefiere uno, la fic cién carnavalesca que orquesta el escudero. En numerosos capitu- los, esta contaminacién mutua opera la sancheizacién de uno y la quijotizacién del otro. El mundo de ambos, lejos de superponerse, se va confundiéndo, entremezclandose. El desdoblamiento y la mise en abyme estan presentes en cada momento. ConrAzar, Julio: El libro de Manuel, 1994. Susana recorta articu- los de periddicos que relatan el dificil presente de los protagonistas de la novela, jévenes de la resistencia argentina exiliados en Parls. Pegados en un album destinado a su pequefio hijo Manuel, cuando 107 dad de comprender; Jos recortes hablan de la politica argen. tenga cone -jonal del momento, de los actos de violencia que te. tinae eee guerrillas, torturas, secuestros, de los detechey corren elm De vez en cuando, uno que otro articulo menos bru, pe eels junto con algunos dibujos diverts par nm aspecto atroz del conjunto. Sombria puesta en abismo, articulada por el autor en los afios 1969/1972. Cunna, Helena Parente: As dozecores do vermelho / Los doce colores de rojo, 1988. La historia de la protagonista se cuenta en tres va. riantes que se distinguen sobre todo por el empleo de diferentes tiempos y de las voces que cuentan; a cada variante corresponde una columna sobre la pagina impresa. la primera voz cuenta, en primera persona y en tiempo. pasado, la infancia, la adolescencia y el deseo del protagonista de volverse un personaje célebre, La se- gunda voz cuenta al personaje su vida como esposa oprimida, adiil- tera y madre de dos nifios fracasados, en segunda persona y en tiempo presente. La tercera voz cuenta en tiempo futuro y en ter- cera persona la vida del personaje como artista célebre. Es decir que dos relatos coordinados en el mismo nivel narrativo demuestran elementos similares en cuanto a estructura, Diperor, Denis: Jacques le fataliste, 1796. Este cuento filos6fico es contempordneo de Tristram Shandy de Laurence Sterne. Ambas obras tienen mucho en comin, atestiguado por inocentes (?) pla- gios, prueba de una influencia mutua y de la admiracién que se te- nfan, La conversacién sin orden ni concierto entre Jacques y su amo, a propésito de los amores del primero, se interrumpe cons- tantemente con anécdotas, verdaderas noveletas, y consideraciones sobre el arte o el ineludible enlace de los efectos y de las causas. Ambos personajes expresan las ideas del autor sobre el problema de la libertad. ENDE, Michael: La historia interminable, 1979. La historia del pe- quefio Bastin, de viaje en el reino de Fantasia gracias a un libro que lee escondido en el desvan del colegio, estd siendo escrita al mismo tiempo que la vive. El libro que est leyendo, él, Bastién 108 | f F 1 Bux, lo esté escribiendo el Viejo de la Montafia, Las accio- pleas fedneas 7 la realidad y en la ficcién se cumplen como si nes sim de cada lado de un espejo y estan impresas en dos colo- lo aioe scribes todo lo que ocurre?, dijo ella. ~Todo lo que escribo ea espuesta. ~Y ;dnde est el libro? En el libro’ gcuttes s0L0; Luis: Teorla del conocimiento, 1981. Un personaje co- ae clestilo de un texto que acaba de leer y que cita {ntegramente, e tario del personaje muestra las mismas caracteristicas estilis- coment a que el texto comentado. La cblera de Aquiles, 1979. Matilde Mouret, narradora y pro- tagonista de esta novela, acaba de leer su propia novela: El Edicto de ano gut publicd bajo el seudénimo de Claudio Mendora, Esta novela jinsertada incluye cien de las trescientas pdginas y contiene va- rios elementos estilfsticos incongruentes y errores narrativos; la narra-" dora misma, Matilde, sefiala algunos: “La ambigiiedad es totalmente remeditada. Veamos, una broma en forma de trampa que armo para laritico curtido de tal modo que saque la conclusién sutil que Clau- dio Mendoza es una mujer, y ademds, lesbiana...” HoFFMANN, E..A. Der goldene Topf: Ein Marchen aus der neuen Zeit /La vasija de oro. Un cuento de hadas de la época moderna, 1815. His- toria de la transformacién de un estudiante, llamado Anselmus, en poeta. Este desaparece de Dresde y el narrador se vuelve el héroe de a historia para describir la vida que Anselmus lleva en Atlantis, el mundo trascendente de la poesia. Un dia, le entregan al narrador -esesperado por no poder agregar un duodécimo capitulo a su des- ctipcién— una carta de parte de uno de los personajes de su relato: un ago, que ayudé a Anselmus a volverse poeta le propone ayudarle a terminar si lo visita. En la casa del mago, tiene una visién maravillosa de la nueva vida de Anselmus; ésta toma la forma de una pégina fas- cinante, una descripcién del mundo de la poesfa, que leemos nosotros | también, los verdaderos lectores. _ HUxLty, Aldous: Point counter Point, 1928. Un personaje, escritor “de novelas, concibe un ejemplo perfecto de la mise en abyme pura 109 ye imagina cn st diario y cuyo protagonista serfa tam. mn 10, gpor qué limitarte a un escritor en ty un segundo en el primero, un tercero adentro de} mente. En el décimo grado, encontrarfamos a biendo su novela en simbolos algébraicos 0 en térmj. la tensidn arterial, de la pulsacién de la sectecign diictiles y del tiempo de reaccién. en una novel 1 escritor de n0v" a, por qué n0 icesival bie novel: cegurndo? asst un eseritor esc ros de variacion de de as glindulas no ra, 1967. Yasin petionajet quieren cribir un libro importante. Sin embargo cada uno padece de un bloqueo de escritura y nadie logra realizar al proyecto. El epigrafe de los hermanos Goncourt resume la mise en abyme de la novela; “Nadie scribe el lbro que quisiera escribir”. Lenero, Vicente: El garabai rhande, 1992. Aventuras del tinico ejemplar de los Rubaiyat de Omar Khayyam, sabio persa, poeta y astrénomo, Este manuscrito, nacido en el siglo x1, extraviado durante las inva- siones mongélicas, fue rescatado seis siglos mds tarde, jpara hundirse con el Titanic en el equipaje de un pasajero! El libro de Maalouf es también la historia de Hassan Sabbah, fundador de la orden de los la secta més temible de toda la Historia. Maatour, Amin: Sama Asesinos, LAS MIL Y UNA NOCHES, las que salvaron la cabeza de su astuta na- tradora, Sharahzad: reflejo al infinito que incluye un fuerte riesgo de no acabar nunca. En la noche DCI, mdgica entre todas —nos re- cuerda el imprescindible Borges-, “el rey oye de boca de la reina su propia historia. Oye el principio de la historia, que abarca a todas las demas, y también -de monstruoso modo-, a s{ misma’. Se pro- duce entonces un giro hacia la circularidad satanizada por el argen- tino en “Los tedlogos”, cuento con el que la rueda y la serpiente (que se muerde la cola) desplazan la cruz. ee Angelina: # mercader de Tudela, 1998. Se trata iy a inion a Medio Oriente de Benjamin de Tudela, oe mm ie en la versién castellana, sirve de pretexto a la ee los pormenores del largo itinerario seguido por el efarad, vuelto mercader itinerante, A medida que se devana 110 Gi. has aventuras de Benjamin bar Yond, se desarrolla en para- bilo e diario. Ignora uno cual es la parte abismada, cudl es la ido ¢ rr impor puesto que ambas se complementan, El perso- | oth per ibe para cumplir con la misin encomendada: redactar el mje i nci080 de sus descubrimientos en la ciudades visitadas, el repo jistdrico canto como dl geografico, sin omitir leyendas y mi- a rentes. Escribe sobre las comunidades judfas de cada lugar {08 jesa, haciendo un mapa de vida y de hechos; va anotando que si08 que lleva y los presta a los sabios encontrados en el hos En sus reflexiones sobre la escritura, regresa una idea como pivot: Jo més importante de las letras es el espacio en blanco, “lo “eno esd dicho, pero hay que buscar y sobrentender ¢ interpretar. A vacfo”. A estos pensamientos agrega el relato de sus suefios: “Ma- Brave rete materia de vga, asl econfunden fcin y realidad. All diario de viaje y al libro de los suefios agrega un com- pendio de medicina que empieza a redactar en Marsella, asombrado ante tantos remedios usados por el pueblo. Pavic, Milorad: El diccionario khazar, 1985. Se presenta como una rivel-léxco, que disimula una historia hecha de varias otras; t- dargin alrededor del enigma histrico del pueblo Khazar. En este diccionario abundan detalles fantdsticos, relatos imaginarios, dis- cusiones metafisicas que se cruzan y entretejen para ofrecer una obra multifacética en la que los suefios tienen un papel decisivo a tal gail que exste un oficio de cazador de suefos. Desde el prin cipio nos enteramos de que el Kaghan sofié y buscé a tres filésofos para interpretar su suefio: un musulmén, un judio y un israeli. De este modo, la obra se compone de tres partes: El libro rojo (fuen- tes ctistianas sobre los Khézares), El libro verde (fuentes islémicas) y El libro amarillo (fuentes hebraicas). Las palabras marcadas con tuna cruz remiten al primer libro, las marcadas con una media luna remiten al segundo y las marcadas con una estrella de David remiten al tercero, La obra, compuesta de articulos y de llamadas, se puede leet como el diccionario que es, al derecho y al revés, empezando por dondequiera. Al leer de acuerdo con su propia fantasta 0 sus pro- pias necesidades, el lector creard su propio libro, recibiendo de este _ diccionario, como de un espejo, tanto como él invertir, ya que ul como lo dice bien el léxico- de la verdad no se puede recibir nb de lo que se ha vertido. Porocki, Jan: Manuscrito encontrado en oes 1804, 1989 (edi. Kign integra) Un conjunto de espejos diabblicos reflcja la obra del conde polaco (1761-1815). Esta, escrita en francés, pertenece al campo fantéstico. Incluye sesenta y sels jornadas” a la manera del Decameron, Cada una encierra varios cuentos empotrados ung en otro. Es la historia de un documento dejado en 1765 en una caja de metal, descubierto en 1809 durante las guerras napolednicas y traducido al francés por un oficial. El tema central se desarrolla en un sinniimero de ramificaciones. En cada uno de los relatos que conforman la novela, un viajero encuentra, en Espafia, a dos belli. simas hermanas drabes, que lo arrastran a su lecho, pero él siempre se despierta entre cadaveres y esqueletos. La ingeniosidad del autor es tan grande, las situaciones y los personajes tan diferentes, que el lector tiene la ilusién de leer una nueva historia cada vez, mientras crece la angustia. Las mises en abyme alcanzan a veces tanta comple- jidad que los personajes mismos se quejan y aseguran que estén en presencia de un verdadero laberinto. Pero la arquitectura es sélida y los personajes pasan de un relato a otro, sus destinos se inscriben en un mismo universo, destinos que se reflejan los unos en los otros, como en un juego de espejos. PRoUusT, Marcel: A la recherche du temps perdu! En busca del tiempo perdido, 1913 + 1927. Gigantesca mise en abyme de su vida, su per- sonalidad, su ser entero, puesta al descubierto después de mas de 2 000 paginas cuando Albertine lo llama por su nombre; ya lo sa- bfamos pero por primera vez aparece la identidad del protagonista principal, a la vez “autor de este libro”, Proust, quien interviene ex- plicitamente en el texto con una identidad-diferencia bastante am- bigua entre él mismo y el narrador. QUENEAU, Raymond: Les enfants du limon, 1938. Un personaje en- trega los resultados de sus investigaciones a un joven escritor lla- mado Queneau, quien los integrard a una novela intitulada Les enfants du limon, 112 a an La priselprose de Constantinople, 1965. La histo- pica da forma parte de una historia mayor contenida a su vez sia 0a crit todavia mayor. A menudo, el autor repite lo mismo a i : naa eg de sus protagonistas describe el episodio en el que lee ia vida. age nuiet Alin: Le jlo | La celosta, 1957. El procedi- conto de inclusién, impuesto por el Nouveau Roman, permitid ss icats sembrar la confusién, embrollar el significado de la obra eae conjunto de juegos de espejos y desdoblamientos espaciosos. Le miroir qui revient / El espejo que vuelve, 1984. Una de las lave, en la que el protagonista trata de relatar las circunstan- cas misteriosas de la muerte de su novia, muestra las mismas carac- rersticas que Jos procedimientos narrativos utilizados en la Nouvelle ausobiographie del autor: “una de las particularidades de su relato, ue volvia el desarrollo casi imposible de seguir, era, aparte de su entacién excesiva, sus contradicciones, sus lagunas y sus repe- ticiones, el hecho que mezclaba constantemente los tiempos pasados bpruscos saltos al presente, que parecian, sin embargo, concernir su vida, y los mismos acontecimientos”. cescenas con el mismo periodo de ‘Alain y René MAGRITTE: La belle captive, 1975. « Heme aqui ahora, sdlo en el alba gris que se va levantando ante mi propia ventana abierta a mi espera, al centro de su fachada en ma- yor parte condenada. Un espacio grande que ocupa toda la pared vi- sible atrds de la mesa (siempre Ja misma), refleja la imagen azulada de la casa de enfrente, como si la parte exterior de la habitacién se en- contrara al interior segtin un dispositivo que recordarfa este templo fandico, del que reconstituyo con trabajo la huella, dia tras diya er- vs de les repeticiones, las contradicciones y las lagunas’. Museo de Irelles, Bruselas, 1990. En este caso, la mise en abyme tiene el propé- sto de borrar cualquier efecto realista, de provocarfillas en la repre- centacién yl mismo tiempo, socavar la ilusi6n referencial del lector. RosBE-GRILLET, pbrero, 1919. Van- SALMON, André: Manuscrito encontrado en un som! Salmon guardisca contempordneo de los estridentistas mexicanos, 113 ilo con el subttlo: Fgas, Thansripciones, Recetas. Simbolos, Insultos. Ensayos. Miscelénea, Con comentarios” “B] manuscrito, que a continuacién van a leer, lo encontré en un sombrero en Ia orilla de las aguas vegetales del rfo Marne, el 1} de enero de 1904. Me acompafiaba una moza guapa, hacia frlo, ell, tuvo miedo. Pienso adivinar la voluntad del autor al entregar estas paginas a ustedes, Tienen el color de la ceniza. Ojala pudieran ie un alma”, Estas paginas evocan la confesibn de un suicida pero, las mds de las veces, el autor habla en su propio nombre, cuenta recuer- dos en un ritmo desenfadado, quebrado a contratiempo, entrecor. tado de silencios. El cardcter especular reside en su verdadera funcién de autocritica. El poeta mide la distancia que lo separa del hombre que fue o, por lo menos, que hubiera podido ser; un idealista rabioso decepcionado por la literatura como por la vida. publicd este SEI SHONAGON: El libro de cabecera. Coleccién de trece ensayos del siglo x: “Book of Youth’, “Book of the Seducer”, “Book of Secrets”, “Book of the Dead”, “Book of the Lover”, etc... La autora, nacida en 966, entra al servicio de la esposa del Emperador, Sadako. En el iltimo de los ensayos mencionados, “Book of the Lover”, la protagonista pinta historias de amor sobre el cuerpo de los hombres que conoce. STERNE, Laurence: The Life and Opinions of Tristram Shandy / Vida y opiniones de Tristram Shandy, 1759 + 1769. Novela sobre la escritura de una novela en la que el protagonista, antes de su nacimiento, in- venta un mundo Ileno de humor y de genialidad. La obra progresa mediante un ritmo indolente y desordenado, colmado de digresiones, de interrupciones supuestamente hechas por los lectores. En la elabo- racién de su libro, el autor no pone limites a su fantasfa: encontramos dibujos, péginas en blanco, una en negro para recordar la muerte del pastor Yorick, un optisculo en latin con la traduccién enfrente, etc. Onomatopeyas, asteriscos para sustituir palabras malsonantes, pun- tuacién de fantasia... variados son los medios de los que se vale Sterne para alcanzar la comicidad; sin embargo, sabe alternar la iro- nfa con sentimientos profundamente humanos. Personajes ¢ intrigas secundarias se multiplican y se injertan en la trama, como pequefias Puestas en abismo adentro de la principal. 114

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