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Historia del mundo en 12 mapas JERRY BROTTON ‘Traduccién de Francisco J. Ramos Mena YN Tho orga A History ofthe Word in Twelve Maps Segunda ec septembre de 206 Phmera empresa: noviembre de 2017 © 2012, ery Botton ‘Primera publics por Allen Lane, The Penguin Pres, 2012 (©2014, dela present edcin en cttlano para oo el und: Penguin Random House Grupo Ft, A.U. Travesera de rica 47-48-09021 Barcelona (© 2014, Francisco} Ramos Mena, pot tradcin Penguin Random House Grupo Ftori poy a proteccin del epyright Lcopyriht simul a creatidd, debe Inderal en elimi de ls des y el onocinienta romevela libre expresion yfaorece una cultura viva. Gras por comprar ana ein suloriada este y por espa ls ees dl copyright al no reproduc ecaneae ni dstibui ninguna parte de eta bra por ningin melo sn permis. A hacer et epalando lon stores 1 permitind que PRHGE cootinbepubicndo ios para ods los cores, Disa x CEDRO (Cento Espa de Derechos Reprogrdcos, pwc or) ‘sinecestaftacopiaroesaner agin fragmento deel obra. Printed in pain ~ peso en Espa ISBN 978.849997-4029 Dept legal B-14201-2014 Compuesto en Fotocomposiién 2005. Impesoen EGEDSA Stbadell (Barcelona) cv2a229 | Penguin =| A mi esposa, Charlotte Introduccién. Strrar (Tpit Asu HassaH, ACTUAL IRaK), sIGLO vi A.C. En 1881, el arquedlogo de origen iraqui Hormuzd Rassam descubrié tun pequeiio fragmento de una tablilla de arcilla cuneiforme de 2.500 afios de antigiiedad en las ruiinas de la que fuera la ciudad babilonia de Sippar, hoy conocida como Tell Abu Habbah, en la periferia suroriental de la actual Bagdad. La tablilla era solo una mis de entre las easi 70.000 excavadas por Rassam durante un periodo de dieciocho meses y envia~ das al British Museum de Londres. La misién de Rassam, inspirada por tun grupo de asiriélogos ingleses que luchaban por desciffar la escritura cuneiforme, consistfa en descubrir alguna tablilla que proporcionara —o eso se esperaba— una descripcién histérica del diluvio biblico.' AL principio, esta tablilla en concreto fue ignorada en favor de otros ejem- plos mis impresionantes y completos. Ello se debié en parte a que Ras- sam, que no sabia leer la escritura cuneiforme, no fue consciente de su importancia, que solo se llegarfa a apreciar a finales del siglo x1x, cuan- do se consignié traducir satisfactoriamente dicha escritura, Hoy, la tabl Ila se exhibe al piblico en el British Museum, rotulada como «El mapa del mundo babilonio». Es el primer mapa del mundo del que se tiene noticia, La tablilla descubierta por Rassam es el objeto mis antiguo conser- vado que representa el mundo entero en un plano a vista de pajaro, mirando la Tierra desde arriba. El mapa se compone de dos anillos con céntricos, dentro de cada uno de los cuales hay una serie de circulos, rectingulos y curvas aparentemente arbitrarios, y todos ellos estin cen~ trados en torno a un agujero al parecer realizado con un temprano compis. Distribuidos uniformemente alrededor del circulo exterior ae INTRODUCCION aparecen ocho tridngulos, de los que solo cinco siguen siendo legibles Unicamente cuando se descifra el texto cuneiforme la tablilla empieza a tener sentido como mapa. El citculo exterior aparece rotulado como mara, 0 «mar saladon, y representa tun océano que rodea el mundo habitado. Dentro del anillo interior, el mas prominente de los rectingulos de esquinas tedondeadas, que atraviesa el agujero central, representa al rio Bufrates, el cual fluye desde un semicirculo en el norte rotulado como «montaiia» hasta el rectingulo horizontal que aparece al sur rotulado como «anal» y «cié- nagar. Otro rectingulo, que divide en dos al Bufrates, aparece rotulado como «Babilonia», y esti rodeado por un arco de circulos que represen- tan ciudades y regiones, entre ellas Susa (en el sur de Irak), Bit Yakin (una comarca de Caldea, cerca de donde nacié el propio Rassam), Hab- ban (hogar de la antigua tribu casita), Urartu (en Armenia), Der y Asi- ria, Los tridngulos que salen hacia fuera desde el circulo exterior del mar se hallan rotulados como nag, que puede traducirse por «regién» o «provincia», Junto a ellos aparecen eripticas leyendas que describen dis tancias (tales como sseis ligas entre el lugar donde no se ve el Sol),? ademis de animales exéticos: camaleones, ibices, cebties, monos, aves- truces, leones y lobos. Son espacios inexplorados, los miticos y remotos lugares situados mis alld de los limites circulares del mundo conocido por los babilonios. (El texto cuneiforme que aparece en la parte superior y al dorso de la tablilla revela que este es algo mis que un mero mapa de la superficie terrestre: es un diagrama exhaustivo de la cosmologia babilonia, con el mundo habitado como su manifestacién. Esos seductores fragmentos hablan de un mito de la creacién, el de la batalla entre los dioses babi- Jonios Marduk y Tiamat. En la mitologia babilonia, la victoria de Mar- duk sobre lo que la tablilla denomina los adioses arruinados» levé a la fandacién del cielo y la tierra, la humanidad y el lenguaje, todo ello centrado en Babilonia, cteada «sobre el mar agitado»,)La tablilla, hecha de la arcilla de la tierta, es una expresién fisica de las miticas hazafias de ‘Marduk, la creacién de la Tierra y los posteriores logros de la civiliza~ cién humana, modelada a partir del acuitico caos primordial Las circunstancias de la creacién de la tablilla todavia resultan oscu- ras, El texto que aparece al dorso de esta identifica a su escriba como descendiente de alguien Iamado «Ea-l de la antigua ciudad de 20 INTRODUCCION Borsippa (Bits Nimrud), al sur de Sippar; pero sigue siendo un por qué y para quién se hizo. No obstante, se puede afirmar que cons- tituye un temprano ejemplo de uno de los objetivos mis basicos del conocimiento humano; imponer alguna clase de orden y estructura en el vasto y aparentemente ilimitado espacio del mundo conocido. Jun- to con su descripcién simbélica y mitica de los origenes del mundo, ‘el mapa de la tablilla presenta una abstriccion de la realidad terrestre. Abarca la Tierra clasificindola en circitlos, tridngulos, rectingulos y puntos, unificando escritura ¢ imagen en un retrato del mundo en cuyo centro se halla Babilonia, Mas de ocho milenios antes de que el sueitio de observar la Tierra desde el espacio profundo se hiciera realidad, el mapa babilonio offece a quienes lo contemplan la posibilidad de ver el mundo desde arriba y de adoptar una perspectiva divina de la crea cién terrenal. ‘Ain hoy, ni siquiera el viajero mas entusiasta puede esperar exper mentar mas que una fraccién de la superficie total de la Tierra, de mas de 510 millones de kilémetros cuadrados. En el mundo antigua, incluso Jos viajes a corta distancia representaban una actividad rara y dificil, que generalmente se emprendia con renuencia y era temida por quienes a realizaban.’ «Ver» las dimensiones del mundo reproducidas en una tabli- lla de arcilla de solo 12 por 8 centimetros debia de resultar algo impo- nente, hasta magico.(Esto es el mundo —dice la tablilla—, y el mundo es Babilonia\(Para quienes se veian a si mismos como parte de Babilo- nia, aquel era un mensaje tranquilizador. Para quienes la contemplaban y no lo eran, la descripcién del poder y el dominio babilonios que hace la tablilla era inequivoca. No resulta sorprendente que, desde tiempos antiguos, la clase de informacién geogrifica transmitida por objetos como la tablilla babilonia fuera coto exclusive de la élite mistica o diri- gente. Como veremos a lo largo: de este libro, para los chamanes, sabios, gobernantes y lideres religiosos, los mapas del mundo conferian w autoridad magica y arcana a sus attifices y propietarios. Si aquellas pet sonas entendian los secretos de la creaci6n y la extensién de la humani- dad, entonces sin duda debian de saber e6mo_ dominar el mundo terres- tre en toda su terrible e imprevisible diversidad.) ‘Aunque el mapa babilonio representa la primera tentativa cono- cida de cartografiar todo el mundo conocido, de hecho constituye un ejemplo relativamente tardio de cartografia humana. Los ejemplos mas 3 INTRODUCCION antiguos conocidos de arte prehistorico que representa el paisaje en un plano se hallan inscritos en roca o arcilla y preceden al mapa del mur do babilonio en mas de 25.000 afios, remontindose al periodo del Paleolitico Superior, hacia 30000 a.C. Estas primeras inscripciones, objeto de un amplio debate entre los arquedlogos con respecto a su fecha y significado, parecen representar chozas con figuras humanas, cercados de ganado, divisiones entre viviendas bisicas, representaciones de terrenos de caza, y hasta tios y montafias. La mayoria de ellas son tan simples que ficilmente podrfan confundirse con intentos abstrac- tos, geométricos, de representar la distribucién espacial de objetos o acontecimientos cuando en realidad son probablemente sefiales mis simbélicas, vinculadas a indescifrables referencias miticas, sagradas y cosmolégicas cuyo sentido se nos ha escapado para siempre. Hoy, los arquedlogos se muestran mis cautos que sus predecesores decimond— nicos a la hora de adjudicar el término «mapa» a estos antiguos ejem~ plos de arte rupestre: establecer una fecha clara para la aparicién del arte rupestre prehistérico parece ser algo tan fiitil como definit cuain- do un bebé aprende a diferenciarse espacialmente de su entorno mediato.* 2Es acaso el impulso cartogrifico un instinto humano bisico y per- sistente?* Dénde estariamos sin los mapas? La respuesta obvia es, desde luego, sperdidos»; pero los mapas proporcionan respuestas a muchas mis Preguntas que simplemente la de cémo desplazarse de un lugar a otro En la primera infancia adquirimos la percepcién de nosotros mismos en relacién con el mundo fisico, mis amplio, procesando espacialmente informacién. Los psicélogos denominan a esta actividad weartografia cognitivay, el dispositivo mental por el que los individuos adquieren, ordenan y recuerdan informacién sobre su entorno espacial, yal hacer- lo, se distinguen y definen espacialmente en relacién con el mundo vasto, terrible ¢ incognoscible de «ahi fixers» Esta clase de cartografia no es un rasgo Gnico de los humanos. Los animales también utilizan procedimientos cartogrificos, tales como la marca de un territorio por el olor que realizan los pertos 0 los lobos, o la localizacién del néctar de una colmena definida por el «baile» de la abeja melifera,’ Pero solo los humanos han dado el salto crucial de la cartografia cognitiva a la carto- grafia fisica propiamente dicha)Con a aparicién de métodos geificos de comunicacién permanente, hace mis de 40.000 s, los humanos 24 INTRODUCCION desarrollaron a capacidad de traducir la efimera informacién espacial de forma permanente y reproducible. (Entonces, qué es un mapa? Las diversas variantes del término «mapa» (y sus derivados) se utilizan en varias lenguas europeas modernas, como el inglés, el espaol, el portugués o:el polaco, y provienen de la palabra latina mappa, que significa «manteby 0 «servilleta». En cambio, el término francés equivalente —carfe— tiene su grigen en una palabra latina dis- tinta, carta, que también proporciona la taiz del término «mapa» en ita liano y en ruso (carta y karla, respectivamente) y hace referencia a un documento formal; a su ver, esta se deriva de la palabra griega para de- signar el papiro. En cambio, el término que en griego antiguo designa un mapa —pinax— sugiere una clase de objeto diferente. Un pinax es tablilla hecha de madera, metal o piedra, en'la que se dibujaban 0 grababan palabras o imagenes. Bl érabe toma el término en un sentido ‘més visual: utiliza dos palabras, sah, traducido como sfigura»,y nagshah, 6 «pinturay; mientras que el chino adopta una palabra similar, a1, que significa «dibujoo 0 ediagramay.” En el caso del inglés, la palabra map (0 ‘mappe) solo entré en el vocabulario en el siglo xvi, y entre esa época y la década de 1990 se propusieron mis de 300 definiciones distintas del término.”) Hoy, los eruditos anglosajones generalmente aceptan la definicion proporcionada por la actual History of Cartagmphy, una obra en varios voltimenes publicada desde 1987 bajo la coordinacién general de J.B. Harley y David Woodward. En su prefacio al primer volumen, Harley y Woodward proponian una nueva definicién del término en ingl ‘Los mapas —decian— son representaciones grificas que facilitan una comprensién espacial de cosas, conceptos, condiciones, procesos acontecimientos del mundo humano.s'™)Esta definicién (que seré la que adopte alo largo de este libro) ase extiende naturalmente ala car- tografia celeste y a los mapas de cosmografias imaginarias», liberindolas * En espaiioh y a diferencia de ls definiciones algo mis estringidas que propor cionan el diccionario de la RAE 0 cl Maria Moliner, probablemente la que mis se aproxime sea la que da el diccionario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Fisi- cas y Naturales: «Representacién grifica convencional, generalmente plana, de datos coneretos o abstractos lcalizados en el espacio, conservando sus posiciones relativase (Nadel) 25, INTRODUCCION de las definiciones geométricas mas restringidas del término. Al incluir 1a cosmografia —que describe el universo analizando la Tierra y el fir- mamento—, la definicién de los mapas de Harley y Woodward nos permite ver objetos arcaicos como el mapa babilonio a la vez como un diagrama césmico y como un mapa del mundo. La concepcién consciente de los mapas, y la ciencia de su creacién, son invenciones relativamente recientes. Durante milenios, lo que las diversas culturas denominaban emapas» fueron realizados por personas {que no pensaban en ellos como en algo adscrito a una categoria inde- pendiente de la escritura de documentos formales, de la pintura, el di- bujo o la inscripeién de diagramas en una serie de medios distintos, desde la piedra hasta el papel:La relacién entre los mapas y lo que Ila- mamos geografia resulta atin mis sutil, Desde los griegos, la geografia se ha definido como el estudio grafico (graphein) de la tierra (ge), del que Ja cartografia representa una parte vital, Pero, en cuanto disciplina inte- lectual, en Occidente la geografia no se formaliz6 apropiadamente como profesién 0 como objeto de estudio académico hasta el siglo x1x (Es en esta variopinta diversidad de mapas —en forma de patios, tablillas, dibujos o copias impresas— donde reside gran parte de su ex- traordinario poder y su persistente fascinacién, Un mapa es tanto un objeto fisico como un documento grifico, y es a la vez textual y visual: no se puede entender un mapa sin el texto, pero un mapa sin un ele- ‘mento visual es simplemente una coleccién de topénimos. Un mapa se basa en métodos artisticos de ejecucién para crear una representacién cn (iltima instancia imaginativa de un objeto incognoscible (el mundo); pero esti también conformado por principios cientificos, y realiza una abstraccién de la‘Tierra segiin una serie de lineas y formas geométricas ‘Un mapa tiene que ver con el espacio como stt objetivo tiltimo, segin la definicién de Harley y Woorward. Ofrece una comprensién espa- cial de acontecimientos del mundo humano; pero, como veremos en este libro, a menudo tiene que ver también con el tiempo, en cuanto que requiere del espectador que observe cémo dichos acontecimien- tos se desarrollan uno tras otro. Por supuesto, observamos los mapas visualmente, pero también podemos leerlos como una serie de historias distintas 26 INTRODUCCION ‘Todas estas facetas se atinan en el tipo de mapas que constituyen el ob- {jeto de este libro: los mapas del mundo. Pero al igual que el término ‘amapar posce sus propias cualidades esquivas y cambiantes, lo mismo ‘ocurre con el concepto de sel mundo»{La de «mundow es una idea ar- tificial, social. Alude al espacio fisico completo del planeta, pero tam- bién puede referirse a la serie de ideas y creencias que constituyen una evisién del mundo» cultural o individual. Para muchas culturas, a lo largo de toda la historia, el mapa ha sido el vehiculo perfecto para ex- presar ambos conceptos de «mundov. Los centros, las fronteras y toda la parafernalia incluida en cualquier mapa del mundo se definen por esas «visiones del mundo» tanto como por la observacién fisica de la Tierra por parte del cartégrafo, que, de todos modos, nunca se realiza desde ‘una perspectiva cultural neutra, Los doce mapas de este libro presentan todos ellos visiones del espacio fisico del mundo entero que son resul- tado de las ideas y ercencias que los informan, Una determinada visién del mundo da lugar a un mapa del mundo; pero el mapa del mundo, a su vez, define la visién del mundo propia de su cultura, Se trata de un acto excepcional de alquimia simbidtica."” Los mapas del mundo plantean al cartégrafo desafios y oportunida- des distintos de los relacionados con la cartografia de reas locales. Para ‘emperar, su escala implica que nunca se van a utilizar como mecanis- mos de biisqueda de rutas que permitan a sus usuarios desplazarse de tuna posicién en la superficie de la tierra a otta, Pero la distincién mis significativa entre la cartografia local y la mundial es una distincién de percepcién, y plantea un serio problema a la hora de elaborar cualquier mapa del mundo. A diferencia de un rea local, el mundo nunea puede ser aprehendido en una sola mirada sinéptica por el ojo del cartégrafo, Incluso en tiempos antiguos, era posible localizar accidentes naturales 0 artificiales desde los que observar una zona pequefia con un éngulo oblicuo (una perspectiva «a vista de pijaro») y divisar sus elementos bi- sicos. En cambio, hasta el advenimiento de la fotografia desde el espacio tal perspectiva nunca estuvo disponible a la hora de apreciar la Tierra entera Antes de esa innovacién trascendental, el cartégrafo que creaba un mapa del mundo utilizaba dos recursos en particular, ninguno de los cuales era fisicamente parte de la tierra: el cielo por encima de su ca~ beza, y su propia imaginacién. La astronomfa le permitia observar el 27 =e INTRODUCCION movimiento del Sol y las estrellas, y estimar el tamafio y la forma de la Tierra. Unidos a tales observaciones estaban los presupuestos, mis ima- ginativos, basados en prejuicios personales y en mitos y creencias popu- fares, que de hecho, y como veremos, todavia siguen ejerciendo su po- der en cualquier mapa del mundo, El uso de imagenes fotogrificas de satélite es un fenémeno relativamente reciente que permite a la gente ‘reer que ve laTierra flotando en el espacio; pero durante tres milenios antes de eso, tal perspectiva requirié siempre un acto imaginativo (aun ina fotografia desde el espacio no es un mapa, y es imbién obje- to de convenciones y manipulaciones, como sefalo en el tiltimo eapitu- lo de este libro, sobre la cartografia online y su uso de las imagenes de satélite) Hay otros desafios y oportunidades, mis allé de los que percibi- mos de manera inmediata, que afectan a todos los mapas del mundo, incluidos los que he escogido en este libro, y se puede ver el embrién de cada uno de ellos contemplando de nuevo el mapa babilonio, Uno de los principales desafios es el de la abstraccién, Cualquier mapa es un sustituto del espacio fisico que pretende mostrar, construyendo lo que representa, y organizando la infinita y sensual variedad de la superfi ie terrestre segiin una serie de marcas abstractas, los principios de li~ mites y fronteras, centros y mirgenes. Tales marcadores pueden verse en las rudimentarias lineas del arte topogrifico rupestre, o en las cada vez mas regulares formas geométricas del tipo de las de la tablilla ba~ bilonia.Cuando esas lineas se aplican a la Tierra entera, un mapa no solo representa el mundo, sino que imaginativamente lo produce, Du- ante siglos, el nico modo de aprehender el mundo fue por medio de la imaginacién, y los mapas del mundo mostraban, mente, qué aspecto podria tener ese mundo fisicamenti ble. Los cartégrafos no solo reproducen el 1 truyen.” Una consecuencia légica de que la cartografia sea un potente acto imaginativo es que,en la frase acufiada por el filésofo polaco-estadouni- dense Alfred Korzybski en la década de 1940, sel mapa no es el territo- rior." De manera similar a la relacién entre el lenguaje y los objetos que denota, el mapa nunca puede consistir en el territorio que preten- de representar. «Lo que esta en el mapa de papel —sostenia el antropé~ logo inglés Gregory Bateson— es una representacién de lo que estaba maginativa- 28 INTRODUCCION en la representaci6n retiniana del hombre que hizo el mapa; y cuando amplias atin mis la cuestién, lo que obtienes es una regresin infinita, tuna serie infinita de mapas. Fl territorio no aparece nunca en absolu- to.v""(Un mapa siempre maneja la realidad que trata de mostra) Funcio- na por medio de la analogia: en un-mapa, un camino se representa me~ diante un simbolo concreto que apenas guarda semejanza con el camino en si, pero los observadores Ilegan a aceptar que el simbolo se parece a tun camino. Lejos de imitar el mundo, los mapas desarrollan signos con- vencionales que llegamos a aceptar que representan algo que nunca podrén mostrar realmente. El Ginico mapa que podria representar com- pletamente el territorio que describe seria uno que tuviera la escala, en la prictica redundante, de 1:1. De hecho, la seleccién de la escala, un método proporcional de determinar una relacién coherente entre el tamaiio del mapa y el espacio que representa, se halla estrechamente relacionada con el problema de la abstraccién, y ha sido una rica fuente de placer y de humor para muchos escritores. En Silvia y Bnuos conclu- sidn (1893), de Lewis Carroll, el personaje de otro mundo Mein Herr anuncia que «en realidad hemos hecho un mapa del pais, ja una esca- la de una milla por millal», Cuando le preguntan si ese mapa se ha uti- lizado mucho, Mein Hert admite que «Nunca se ha desplegado», y que «los granjeros se opusieron: jdijeron que cubrirfa el pais entero y taparia la luz del Sol! De modo que ahora usamos el mismo pafs como st pro- pio mapa, y te aseguro que funciona casi igual de bieno.!® Bsa presun- tuosidad se lleva afin mis lejos en un texto de Jorge Luis Borges, quien, en su relato breve de un solo pirrafo «Del rigor en la ciencia» (1946), reformula el relato de Carroll en una clave més sombria. Borges descri- be un mitico imperio donde el arte de la cartografia habia alcanzado tal nivel de deralle que tografos levantaron un Mapa del Imperio, que tenia el Jos Colegios de ‘Tamaio del Imperio y coincidia puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografia, las Generaciones Siguientes entendieron que «se dilatado Mapa era Iniitil y no sin Impiedad lo entregaron a las Incle ‘mencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran ddespedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendligos; ‘en (odo el Pais no hay otra reliquia de las Disciplinas Geogeificas.” 29 INTRODUCCION Borges entendié tanto el eterno dilema como la potencial arrogancia del cartégrafo:en el intento de producir un mapa exhaustivo de su mun- do, debe realizar un proceso de reduccién y selecci6n, Pero si su mapa a escala 1:1 es un sueiio imposible, gqué escala deberia escoger un cart grafo para asegurarse de que su mapa del mundo no sufie el destino que describia Borges? Muchos de los mapas del mundo que aparecen en este libro ofrecen una respuesta, pero ninguna de las escalas en ellos escogidas (o, de hecho, nada de lo relacionado con ellos) ha sido nunca universalmente aceptado como definitivo. Otro problema que se presenta es el de la perspectiva. gEn qué posicién imaginaria debe situarse el cartégeafo antes de empezar a cartografiar el mundo? La respuesta, como ya hemos visto, depende invariablemente de la visién del mundo predominante del cartgrafo, En el caso del mapa del mundo babilonio, Babilonia se halla en el cen- tro del universo, o en Jo que cl historiador Mircea Eliade ha denomi nado el axis mundi." Segiin Eliade, todas las sociedades arcaicas utilizan ritos y mitos para crear lo que él describe como una «situacién fronte- riza», en cuyo punto «el hombre se descubre a si mismo tomando conciencia de su lugar en el universor. Este descubrimiento crea una distincién absoluta entre un reino sagrado, minuciosamente delimita- do, de existencia ordenada, y un reino profano que es desconocido, nforme y, por ende, peligroso. En el mapa del mundo babilonio, tal espacio sagrado, su anillo interior, se contrasta con el espacio profano definido por los tridngulos exteriores, que representan lugares caéticos e indiferenciados, antitéticos al centro sagrado(La orientacién y construccién del espacio desde esta perspectiva repite el acto divino de la creacién, dando forma a partir del caos, y situando al cartégrafo (y a su patron) en pie de igualdad con los dioses, Eliade sostiene que tales imagenes implican la creacién de un centro que es~ tablece un conducto vertical entre los mundos tertestre y divino, y que estructura las creencias y acciones humanas. Quizé el agujero que apa~ rece en el centro del mapa del mundo babilonio, generalmente consi- derado el resultado del uso de un compas para marcar los parimettos irculares del mapa, sea més bien un canal de comunicacién entre este mundo y el otto., La clase de perspectiva adoptada por el mapa del mundo babilonio también podria denominarse cartografia egocéntrica. A lo largo de la reunscrito es INTRODUCCION ‘mayor parte de la historia escrita, Ja abrumadora mayoria de los mapas sitdan la cultura que los ha producido en su centro; como ocurte con muchos de los mapas del mundo que se tratan en este libro. Hasta la actual cartografia online se ve impulsada en parte por el deseo del usuario de, ante todo, localizarse a si mismo en el mapa digital, teclea do la direccién de su casa antes que ninguna otra cosa y a continuacién utilizando el zoom para ver de cerca ese emplazamiento. Es este un sempiterno acto de reafirmacién personal, situandonos a nosotros mis~ ‘mos como individuos en relacién con un mundo més grande del que sospechamos tna supremsa indiferencia hacia nuestra existencia Pero si esta perspectiva centra literalmente a los individuos, también lo¥ eleva como dioses, invitindolos a alzar el vuelo y ver la tierra desde arriba, desde una éptica divina, examinando el mundo entero en una mirada, con un sereno distanciamiento, y contemplando aquello que los vullga- res mortales solo pueden imaginar.” La disimulada genialidad del mapa consiste en hacer creer al observador, aunque solo sea por un momet to, que tal perspectiva es real, que no sigue todavia atado a la tierra, mitando un mapa. Y ahi reside una de las caracteristicas mas importan~ tes del mapa: el observador se ve situado a la vez dentro y fuera de él En el acto de localizarse en él, el observador se encuentra a la vez ele- -vandose imaginativamente por encima (y fuera) de él en un momento de contemplacién trascendente, mis alla del tiempo y del espacio, vién- dolo todo desde ninguna parte. Si el mapa offece al observador una respuesta a la persistente pregunta existencial de {Dénde estoy?, lo hace a través de un desdoblamiento magico que le sitéa en dos lugares, ala vez") Esta cuesti6n de definir donde se sitda el observador en relaci ‘mapa del mundo es un problema con el que los gedgrafos han luchado durante siglos. Para los gegrafos renacentistas, una soluci6n fue com- parar al observador de un mapa con un espectador teatral. En 1570, el cartégrafo flamenco Abraham Ortelio (0 Abraham Ortelius) publicé un libro con mapas del mundo y sus regiones titulado Theatnunt ovbis terra- rum, Ortelio utiliz6 la definicién griega de «teatror —theatron— como «can lugar donde ver un especticulov. Al igual que en un teatro, los ma~ pas que se extienden ante nuestros ojos presentan una versién creativa — INTRODUCCION de una realidad que pensamos que conocemos, peto al mismo tiempo la transforman en algo muy distinto, Para Ortelio, como para muchos otros cartégrafos renacentistas, la geografia es «el ojo de la historias; un teatro de la memoria, puesto que, en sus propias palabras, «teniendo las cartas delante, como si presentes estuviésemos vemos las hazaiias, 0 si- quiera los lugares en que fveron hechas», El mapa acta como un eespe~ jo», porque steniendo delante de los ojos estas cartas como unos espejos. de las cosas, queda mis impreso en la memoria; y asi sucede que a lo menos entonces entendemos con algin fruto las cosas que leemos», Pero como los mejores dramaturgos, Ortelio reconoce que sus sespejos» constituyen un proceso de negociacién creativa, porque en ciertos ma- pas ealgunas veces segiin nuestro parecer hemos mudado, y algunas quita- do, y otra veces, cuando asi lo requeria el negocio, hemos aiadidos. Ontelio describe la posicién desde la que un observador contem- pla un mapa del mundo, que se halla estrechamente relacionada con la orientacién, la ubicacién que utilizamos como punto de referencia. En sentido estricto, la orientacién suele referitse a la posicién o direccién relativa; en la época moderna el término se ha consolidado como la fi Jacién de la ubicacién en relacién con los puntos marcados en u ia brdjula magnética, Pero mucho antes de la invencién de la brajula en China en el siglo 11 d.C,,los mapas del mundo ya se orientaban en fan- cién de uno de los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. La decisién de orientar los mapas segiin una direccién primaria varia de tuna cultura a otra (como se veri en los doce mapas de los que se trata en este libro), pero no hay ninguna razén puramente geogrifica por la que una direccién sea mejor que cualquier otra, 0 que respalde el he~ cho de que los mapas occidentales modernos hayan adoptado el su- puesto de que el norte deberia estar en la parte superior de todos los mapas del mundo.) (Por qué el norte triunf en diltima instancia como direccién pri- maria en la tradicién geogrifica occidental, especialmente considerando sus connotaciones inicialmente negativas para el cristianismo (de las que trataré en el capitulo 2), ¢s algo que nunca ha sido explicado plena- mente. Los mapas griegos tardios y las primeras cartas de navegacién medievales, o portulanos, se dibujaron utilizando brajulas magnéticas, que probablemente establecieron la superioridad de cara a la navega- cién del eje norte-sur sobre el eje este-oeste; pero aun asi, hay pocas 32 InTRODUCCION razones por las que no podria haberse adoptado, en cambio, el sur como el punto cardinal de orientacién mis sencillo, y de hecho los cartégra- fos musulmanes siguieron dibujando mapas con el sur en Ia parte supe- rior hasta mucho después de la adopcién de la brdjula, Fueran cuales fizesen las razones del establecimiento definitive del norte como direc~ cién primaria en los mapas del mundo, resulta bastante claro que, como se mostrar en los siguientes capitulos,.no hay razones convincentes para escoger una direccién en lugar de otra.) Quizé el problema mas complejo de todos los que afronta el car~ t6grafo sea el de la proyeccién. Para los cartégrafos modernos, el tér- mino «proyecciény alude a la representacién bidimensional en una superficie plana de un objeto tridimensional —a saber, el globo terra- queo— utilizando un sistema de principios matemiticos. Pero esto solo se formuld conscientemente como método en el siglo d.C,, por parte del gedgrafo griego Ptolomeo, que empled una cuadricula de lineas geométricas de latitud y longitud (o reticula de coordenadas geogrificas) para proyectar la Tierra en una superficie plana, Antes de esto, os mapas como el del ejemplo babilonio no proporcionaban nin- guna proyeccién (o escala) evidente para estructurar su representacion del mundo (aunque, obviamente, no por ello dejaran de proyectar una imagen geométrica del mundo basada en sus presupuestos culturales sobre la forma y el tamafio de este). A lo largo de los siglos se han uti- lizado circulos, cuadrados, rectingulos, 6valos, corazones, y hasta trape~ zoides y toda una scrie de formas distintas para proyectar el globo en tun plano, cada una de ellas basada en un conjunto de creencias culty rales concretas. Algunas de ellas presuponfan una Tierra esférica; otras no: en el mapa babilonio, el mundo se representa como un disco plano, con sus dimensiones habitadas rodeadas por mar, mas allé del cual estén sus bordes literalmente informes. También los primeros mapas chinos parecen aceptar la creencia en una Tierra plana, aunque, como vere~ ‘mos, ello se basa en parte en su peculiar fascinacién por el cuadrado como un principio cosmoldgico definitive. Como minimo en el si- glo 1v a.C. los griegos habjan mostrado ya que la Tierra era una esfera y producido una serie de mapas circulares proyectados en una superfi- cie plana, ‘Todas estas proyecciones intentaban resolver un persistente rompe- cabezas geogeifico y matemitico: zcémo se reduce la Ti a entera a una, 33 — INTRODUCCION sola imagen plana? Una vez que se demostt6 cientificamente la ester Cidad de la Tierra, el problema se complie6 atin mis: :c6mo se podi proyectar la esfera en una superficie plana de wna manera exacta?™(La respuesta, como demostré de manera concluyente 1 matemitico ale- min Carl Friedrich Gauss con su trabajo sobre proyecciones en la dé- cada de 1820, era que no se podia. Gauss mostré que una esfera curva y un phino no eran isométricos; en otras palabras, el globo terriqueo nunca se podria cartografiar en la superficie plana de un mapa utilizan- do una escala fija sin que hubiera alguna forma de distorsién de forma © angularidad; a lo largo de este libro veremos algunas de las numerosas distorsiones que se han adoptado.” Pese a los argumentos de Gauss, la biisqueda de proyecciones «mejores», més exactas, no hizo sino intensi~ ficarse (hasta el propio Gauss oftecié su propio método de proyeccién), AGin hoy, el problema permanece oculto a simple vist, invariablemente reconocido en los mapas y atlas del mundo, pero enterrado en los deta- Iles técnicos de su elaboracién) Una de las muchas paradojas de los mapas es que, por mas que los cart6grafos Hleven miles de aios confeccionindolos, nuestro estudio y comprensin de ellos sigue estando todavia relativamente en su infan- cia, La geografia no surgié en Europa como disciplina académica has- ta el siglo x1x, coincidiendo con la profesionalizacién de los autores de mapas, ya que fire entonces cuando se empez6 a designar a estos con el titulo, mas cientifico, de cartégrafos. Debido a ello, solo en fe- cha reciente la geografia ha iniciado una tentativa sistemitica de en- tender la historia de los mapas y su papel en las distintas sociedades, En 1935, Leo Bagrow (1881-1957), un oficial de la marina rusa con formacién arqueolégica, fundé Imago Mindi, la primera revista dedi cada al estudio de la historia de la cartografia, a la que seguiria en 1944 la conclusién de su Die Geschichte der Kartographie, el primer es~ tudio exhaustivo sobre la materia.** Desde entonces solo se ha publi- cado un pufiado de libros populares sobre el tema escritos por exper- tos en este campo, y no se espera que la ya mencionada History of Cartography en varios voltimenes editada por Harley y Woodward se actualice durante los prdximos afios, dada la trigica muerte de ambos tras iniciarse el proyecto. La cartografia sigue siendo una materia ne= cesitada de una disciplina propia; normalmente quienes emprenden su estudio son eruditos (como yo mismo) formados en toda una serie de 34 INTRODUCCION ‘campos distintos, y su futuro resulta atin més incierto que los mapas que trata de interpretar. ste libro narra una historia que muestra que, pese a los tenaces esfuuer 0s de varias generaciones de cartégrafos, las pretensiones tiltimas de la cartografia cientifica todavia no se han’ materializado. El primer gran estudio topogrifico nacional de todo 1in pais basado en los principios cientiicos ilustrados, la Carte de Cassini (de la que trataré en el capitu- Jo 9), nunca fue realmente completado, y su equivalente global, el Mapa Internacional del Mundo, concebido a finales del siglo xix, y cuya his- toria se narra en la «Conclusién» de este volumen, se abandoné hacia finales del xx. Fl erritico desarrollo de In geografia como disciplina académica y profesional durante los dos tiltimos siglos ha hecho que esta se haya mostrado relativamente lenta a la hora de cuestionar sus presupuestos intelectuales. En los afios mis recientes, los ge6grafos han pasado a mostrar serias reservas en torno a su implicacién en la parti- ci6n politica de la TierraLa ereencia en la objetividad de los mapas se ha visto sometida a una profunda revisién, y hoy se reconoce que estos se hallan intimamente unidos a los sistemas de poder y autoridad pre~ dominantes. Su creacién no es una ciencia objetiva, sino una empresa realista, y aspira a una manera concreta de representar la realidad) El realismo es una representacién estilistica del mundo, exactamente igual que el naturalism, el clasicismo o el romanticismo, y no es casuali- dad que las pretensiones de objetividad de la cartografia alcanzaran su apogeo coincidiendo con el auge de la novela realista en Europa, en el Lejos de argumentar que la elaboracién de mapas sigue un siglo x1x/ progreso inexorable hacia Ia exactitud y la objetividad cientificas, en este libro sostendré que se trata mis bien de una ecartografia sin progre~ so», que proporciona a las diferentes culturas visiones concretas del mundo en momentos concretos del tiempo.) En este libro tomaré doce mapas del muindo de culturas y momen- tos diversos de la historia universal, y examinaré los procesos creativos a través de los que trataron de resolver los problemas que aftontaban sus antifices, desde la percepcién y la abstracci6n hasta la escala, pasando por 1a perspectiva, la orientacién y la proyecciénLos problemas son cons- tantes, pero las respuestas son especificas de la cultura conereta de cada 35 INTRODUCCION, cartégrafo, y descubriremos que lo que impulsé a estos fue de indole personal, emocional, rligiosa, politica y financiera tanto como geogei~ fica, tecnica y matemitica. Cada mapa, o bien configuré las actitudes de la gente ante el mundo en que vivia, o bien cristaliz6 una determinada visi6n del mundo en momentos concretos de la historia global, aunque a menudo hizo ambas cosa8}Estos doce mapas se crearon en momentos particularmente cruciales, en que sus artifices tomaton decisiones auda- ces acerca de qué representar y cémo representarlo, Y de paso crearon nuevas visiones del mundo que aspiraban no solo a explicar a sus desti- natarios que ese era el aspecto que tenia el mundo, sino también a con vencerlos de por qué existia, y a mostrarles su propio lugar en él. Cada mapa resume asimismo una idea o cuestién concreta que a la vez moti ‘v6 su creaci6n y capté la comprensin que sus contemporineos tenian del mundo, desde la ciencia, la politica, la religién y el imperio hasta el nacionalismo, el comercio y la globalizacién, Pero los mapas no siempre estin configutados solo por la ideologia, consciente o inconsciente~ mente, Diversas fuerzas emocionales implicitas también han desempe~ jiado un papel en su elaboracién. Los ejemplos de ello van aqui desde la bisqueda del intercambio intelectual en un mapa islimico del siglo x11 hasta los conceptos globales de tolerancia e igualdad en el controvertido planisferio de Arno Peters, publicado en 1973.) (Aunque este libro no tiene la pretensién de proporcionar nada pas recido a una visién exhaustiva de la historia de la cartografia, si cuestio- ha en varios aspectos los supuestos predominantes sobre la materia. El primero es que, interpretemos como interpretemos la historia de los ‘mapas, esta no es una actividad exclusivamente occidental. Las investi- gaciones actuales estén revelando exactamente hasta qué punto las cul- turas premodernas no occidentales forman parte de la historia, desde el mapa del mundo babilonio hasta las contribuciones indias, chinas y musulmanas. El segundo es que no existe una agenda oculta de evolu- ci6n © progreso en la cartografia hist6rica del mundo. Los mapas exa- minados son la creacién de culturas que perciben el espacio fisico, te- rrestre, de formas distintas, y esas percepciones informan los mapas que estas confeccionan, Ello nos lleva al tercer argumento: que cada mapa resulta tan comprensible y légico para sus usuarios como todos los de~ mis, ya se trate del mapamundi medieval de Hereford o de las aplica~ iones geoespaciales de Google. La historia que se narra aqui es, pues, 36 INTRODUCCION de caricter discontinuo, marcada por interrupciones y cambios repenti- nos, antes que una implacable acumulacién de datos geogrificos cada ‘vez mis exactos.) El mapa, cualquiera que sea su medio o su mensaje, es siempre una interpretacién creativa del espacio. que pretende representar. La «de construccién» critica de los mapas como representaciones objetivas de la realidad por parte de autores como Korzybski, Bateson y otros ha hecho que estos acabaran por parecer malévolos instrumentos ideologi- os, responsables de tejer una red conspiratoria de engaiio y disimulo alli donde se encuentren. Lejos de ello, los mapas de este libro se inter- pretan mas bien como una serie de argumentos ingeniosos, proposicio- ines creativas, gufas extremadamente sclectivas de los mundos que han creado. Los mapas nos permiten sofar y fantasear sobre lugares que nunca veremos, sea en este mundo o en otro, en cuanto mundos todavia desconocidos. Quiz’ la mejor descripcién metaférica de los mapas fue- ra un graffiti que alguien escribié con letras de 45 centimetros en una pared junto a la via férrea que llega a la estacién de Paddington, en Londres, y que rezaba: «Lo lejano esti al alcance de la mano en las inn xgenes de otras partes». Una metifora, como un mapa, implica llevar algo de un sitio a otro, Los mapas son siempre imagenes de otras partes, que transportan imaginativamente a sus observadores a sitios lejanos, desco- nocidos, recreando la distancia en la palma de su mano. Consultar un mapa del mundo asegura que lo lejano esté siempre al alcance de la mano. «Qué valioso resulta un mapa —escribia el pintor del siglo xvit Samuel van Hoogstraten en una linea parecida—, donde se ve el mun do como si fuera desde otro mundo!o* (Oscar Wilde desarrollaba ese sentimiento trascendente de Hoogstraten Cuando sefialaba, en una céle- bre frase, que oun mapa del mundo que no incluya Utopia ni siquiera merece mirarse, porque excluye el ‘inico pais en el que la Humanidad desembarca constantemente. Y cuando la Humanidad desembarca alli, observa, y, viendo un pais mejor, se hace a la mars.*| Los mapas siempre entraiian decisiones sobre lo que incluyen y lo que omiten, pero es en ‘el momento en que se toman tales decisiones cuando Wilde suefia con la posibilidad de crear un mundo distinto, 0 incluso nuevos mundos mis allé de nuestro conocimiento (lo cual es una de las razones de que los escritores de ciencia ficcién se hayan sentido tan irtesistiblemente 37 — INTRODUCCION atraidos por los mapas)(Como admitia Ortelio, todo mapa muestra una coxa, pero, en consecuencia, no otra,y representa el mundo de una ma- nera, y, por lo tanto, no de otra." Puede que tales decisiones a menudo sean politicas, pero son siempre creativas) La capacidad expresada por todos los cartégrafos de este libro para elevarse sobre la Tierra y mirarla desde arriba, desde una perspectiva divina, representa un salto idealista de fe imaginativa en la humanidad; pero tan poderosa resulta esta visién que varias ideologias politicas han tratado de apropiirsela para sus pro pios fines. Este legado trae el debate hasta la época actual, y la vigente contro- versia que rodea el creciente dominio de las aplicaciones de cartografia digital online, ejemplificadas en el que seri el tema de mi iltimo capi tulo: Google Earth{Después de casi dos milenios elaborindolos con piedra, pieles de animales y papel, hoy los mapas estin cambiando de formas desconocidas desde la invencién de la imprenta en el siglo xv, y afrontan una inminente obsolescencia en la medida en que el mundo Y sus mapas estin pasando a ser digitalizados y virtuales. Quiz esas nue- vas aplicaciones crearén una democratizacién sin precedentes de los ‘mapas, permitiendo un gran incremento del acceso piblico a ellos, ¢ incluso dando a la gente la capacidad de construir sus propios mapas. Pero parece mis probable que los intereses corporativos de las empresas multinacionales traigan un nuevo mundo de mapas online cuyo acceso vendri prescrito por imperativos financieros, estari sometido a censura politica y ser indiferente a la privacidad personal, Uno de los argu mentos de este libro es que cualquiera que quiera entender las conse cuencias de la cartografia online, y por qué el mapa del mundo virtual tiene el aspecto que hoy tiene, necesita adoptar una perspectiva mis ‘amplia, una que se remonte hasta los primeros intentos gr iegos de car- tografiar el mundo conocido y atin més alli) El mundo cambia constantemente, y los mapas también, Pero este libro no trata de mapas que hayan cambiado el mundo. Desde los grie- gos hasta Google Earth, no esti en la naturaleza de los mapas cambiar nada de manera significativa, En lugar de ello, los mapas ofrecen argu- mentos y propuestas; definen, recrean, configuran y median. Invariable- mente, también fracasan a la hora de lograr sus objetivos. Muchos de los mapas que se han clegido aqui fueron objeto de fuertes criticas en el momento de su. conclusién, o bien se vieron ripidamente superados. 38 INTRODUCCION Otros fueron ignorados entonces, o descartados mis tarde como anti- cuados 0 «inexactos», sumiéndose en el olvido. Pero todos ellos dan fe de que wna forma de tratar de entender las historias de nuestro mundo consiste en explorar cémo se cartografian los espacios que hay en él. El espacio tiene una historia, y espero, que este libro ayude un poco a na- rrar dicha historia a través de los mapas.

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