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jiversas edades del espacio Las dive ia valida di ne la arquitectura és la historia de I smittiples cocficientes que informan la actividad de la co miccion a través de los ibarcan casi toda ta a arquitectura responde a va que deseribir adecuada- Ne, equivaldria a exponer a historia misma én, La historia de los numerosos Factores. que ponen, ya. con Ta prepor ia de uno, ya de otro, 5re con la presencia de todas, ha gencrado las dis. Pere. concepciones espaciales. Ts, pues, la historia y el sntje Tos valores artisticos, es decir, de las personalidades GP adoras, quienes sobre la base de esta cultura espacial y cette eusto arquitect6nico han producido obras maestras, guya excelencia no es objeto de demostracién, pero cuyo con- io figurative, por asi decir, se vuelve a encontrar como siento de la cultura y del gusto en la edad subsiguiente. En los limites entre los que es legitimo esquematizar un mneeso histbrico-critico frente a una época o frente auna Brsonalidad artstica, se deberén ilustrar, ante todo, les sic fentes datos: iglos y que cede los intercses humans, gama ‘jas de tan diversa natural 12) los factores sociales. Todo ecificio es el resultado de un programa edilicio. Este se funda en Ia situacién econ6- mica del pafs y de los individuos que prommeven las cons- tracciones, en el géncro de vida, en las relaciones de clase yen las costumbres que de ellas derivan; ” p) los factores intelectuales, que se diferencian de los an- teriores por incluir no solamente lo que es el individuo y la colectividad, sino también lo que quieren ser, el mundo de 52 Capitulo cuarto sus susfos, de sus mitos sociales, de sus aspiraciones y de sy, credos religiosos; re 3 ios fectores tdenicas, es sees Eee las clencias y de ais aplicaciones en el artesanado y en la industria, eq ¥ hema especial en lo que atafic a la técnica de la indust Ulilicis y a la organizacién de su mano. de obra; d) el mundo figurative 7 estética, el conju cepeiones ¢ interpretaciones del arte, y el vocal fative que en cada época forma el idioma de donde los pos. fas entraen palabras y frases para expresar sus creaciones en lenguaje individual, Contribuyen todas las artes a vaio. Siar el gusto ¥ los medios expresives: la forma de la ima. qinaciéa poética, los temas de la invenciGn cromatica, Jog modos del sentimiento plastico, las predilecciones de las se. ‘cuencias musicales, las modas en la decoraci6n de Ia vivienda yenel vestir. . “4 ‘ Todos estos factores, no analizados mecénicamente sino en el conjunto de sus-relaciones variables, intcgran la escena en, Ja que nace la arquitectura, cuyas obras indican la suprema. cfa ya de una clase directora, de un mito religioso, de un propésito colectivo, de un problema o descubrimiento téc. nico, o de una moda galana, pero siempre son el producto de Ia coexistencia y el equilibrio de los componentes de la civilizacién en la que surgen. ‘Una vez deseritos estos factores materiales, psicolégicos y metafisicos comunes a toda una época, se puede pasar a la historia legitima de las personalidades artisticas y a la his. toria de los monumentos. La misma critica de los monu- mentos se puede articular esqueméticamente en las siguien- tes clasif.caciones aproximadas: é) anélisis urbanistico, cs decir, historia de los espacios externos en los que se levanta el monumento y a cuya crea- cién contribuy ig « f) anélisis arquitecténico propiamente dicho, es decir, his. torla de la concepeién espacial, de la manera de sentir y » vivir los espacios intemnos; Tas diversas cdades del exp, 2 5 is 0 decit, endl 5) ae contiene el espacio; 4° 8 capa de puros au : Wy andliss de los elernentos decorat ‘ay de la pintura aplicadas cei lis de [a escala, es decir, de las relaciones dime 2) Jes del edificio sepecto al paseo ee {lector comprender4, pues, que este capitulo, que pas revmnas de dos milenios de historia, no pretende desavollar de Myistoria de Ja arquitectura, aunque sea en un rapido bon Mucio, Este es un propésito vasto, y tal vez geueral, una exc Gifcia vital de muestra cultura, cuya realizacion cs postble, somo lo demuestra el 6ptimo ensayo de Nikolaus Pevsner eoreomo numerosas Y excelentes monografias, y para el eual ies presentes pginas no quicren ser més que una modesta fontribucion orientadora, Mantes de escribir este capitulo, nos hemos propuesto Ja Gguiente pregunta: para dar una ilustracién. practica de aanto hernos venido diciendo hasta aqui, ¢seria convenionte fomar un edificio (por ejemplo el tema, todavia casi inex- plorado eriticamente, de una iglesia de Borromini) y ana: Farlo hasta el fondo, con muchos dibujes y fotografias, con ja descripcién exhaustiva de sus valores urbanistieos, de sx feencia espacial, de su gusto volumétrieo, de sus detalles plis- feos O, por él contrario, gconvendria bosquejar somerae mente 1as principales concepciones del espacio intemo que f encuentran a lo largo de la historia de la arquitectura cecidental, con un método que omita algunas importantes re- clase infinitas excepciones, eligiendo arbitrariamente um edi ficio como prototipo de una época, lo que es eriticamente antididéctico, ya que puede ser tomado por el viejo y ab- gurdo sistema de explicar los caracteres de los “estilos” ar quitectGnicos, en lugar de las obras concretas de arquitectura? El primer camino se presentaré seguro; el segundo, pre- ado de riesgos, necesariamente lacunoso. Pero éste ha pre- dtrica, 08, €8 decir, de |g la arquitectnra y en Capitilo cuasto = = el andlisis de un monumento aislado imp, ido, ya que ¢l analis nent ais foe Gia una Tanga critica volumétrica y plastica due no necesi, sy ua experimentado en a materia ¥ en el métodg €l publico, > ete critica moderna sobre Jas artes figurat por veinte ates di sobre 1 atts eur ve timeroaos libros de estudiosos eminentes. Lo que f, 3» per lueacién espacial libre de mitos y proteccionismos Como ha hecho ya la critica misma arquitectura en ef itecténica ticne necesida ependencia de los taba monumer, poral que impide ir mas alla de V fe no, hubjera ha ente desprejuiciad [a eritiea literaria, como, ha hech turales, decid desde deeenios Ses reno na hecho. Ya 1 Campo ervador; ast de una declaracién de inc tales y arqueolégicos, de la histories de la arquitectura aladier, cage ssi desee un siglo a esta part 1 fe contribu Giones artisticas, crcaciones espaciales, fértiles ingenios y an. ténticas obras maestras. Por «sto, es preferible par aunque sea meramente unilateral y somero, desde la edad espacial de Ictinos, Calicrates y Fidias, hasta nuestra gene. itién de arquitectos, hijos de Le Corbusier y de Wright, thas bien que afiadir otra monografia critica particular que dejaria sin resolver 1a cuestién acerca de la validez general de la interpretacién espacial aqui propugnada antas nuestro objeto trazar un arco, La escala humana de los griegos El templo griego se caracteriza por un defecto muy im- portante y por una supremacia indiscutible a través de toda {a historia, El defeeto consiste en la ignorancia del espacio intemo; la gloria, en Ia escala humana, Si en toda época de ja critica arquitectonica encontramos enfrentados los enal- tecedores y [0s detractores del templo griego, si todavia hoy vyemos opuestos en el juicio a los mas conocicos arquitectos modemios y asistimos a las alabanzas que le dedica Le Cor- busier y al desprecio de Wright, este hecho depende de que Las diversas edges dé expacio 55 sos han-mirado @ 1a negaci6n del espacio’ tos offos a Ta ia human jnjen Inve arquitecténicaments 61 templo e ni ee : plo ries, bus- condo en primer lugar una coneepeién espacial, tendrh ase ‘etorso:izado, eialndolo amenszadorsinonte coma sides gjomplas de no-arquitectura. Peso quien se acerque al Pap. airy lo contemple come una gran eseultuta, quedara sa frente a pocas obras del genio hun no. Hemos cultor para de la caja de decoratives 1a prolongacién del cial; pero el mito que hace de Fidias, més que de trad con frente poss reac todo arquitecto tier visto Tir por_medio del y de los element IME ser tn poco avamiento plastica tema espacial: ito g i Feuinos y Calierates, el ideador ¢ Bonen, gate ibe Kage el caracter meramente escult6rieo de la edificia relisiona aa en cl curso de sicte siglos de desarrollo. sae srrB, elementos que constituyen el templo griego, como es” cabido, son: una Plataforma levantada sobre el suelo, uma serie de palos de bolos apoyados sobre ella y un arquittabe satinio que sostiene el techo, También hay, es cierto, tna ico constituia el dinico néicleo cons- 15), y era, por consiguiente, un es: cont i ela que en el pekiodo arc fructivo del templo ( ura 35 Te olution planimétrica del templo grisgo. Véase ms 56 Gapftulo custo pero este espacio no fue nunca pensado crea, sio interno; ee spondia a funciones ¢ int. raiment, Porque 10 TeSPO oa pel expaio stor a5 enecriade ewan yee de la escultura. Bl templo griego no estaba coneebie coma, dioses. Los ritos diversas eiades del ospacio . 6 s aparcadas que, por su orlontacién radia jams Mineal de Tos arquitrabes que pales ee gre gican al expectador cl centro del ee edificio desde euste ar, Hpanto cel anillo eixeundante. En el Panteén no eat quiet y moverse, Porque es un ambiente elemental y ba defmde ane 56 Pe aa ‘deambula libremen en el templo se dean |a variedad de su estructuras por el : S pea su estructura; por cl contratio, en aPtq Constanza, una fecundidad de pasajes eteados por el jombre, una pluralidad de indicaciones direcet hom rou alrededor, demuestran la nueva ionales repe- n ios edificios de esquema conquista cristiana it central. que generalmente son auf bien signo de una afirmacién auténoma de un ideal edie {icio que de una reposada, ritmica, fluyente arquitectura hu- mana (lam. 7a) ta aceleracién direccional y la dlataciim bizantinas tema basili 1 palcocristiano se exalta y se exaspera en «| petiodo bizantino. Observando la Iglesia de San Apolinar on Ravena (14m. 8), es evidente que el problema del arqui- feeto bizantino no era-de cardcter estructural sina que se Hmitaba a introducir en cl esquema longitudinal paleocris- fano la urgencia de una aceleraciin. En Santa Sabina los “yeas de la nave reposan sélidamente sobre eolumnas, esta- leciendo una continuidad entre elementos portantes y sos tenidos, una referencia vertical que se ritma a Jo largo del je de la iglesia. Quien hable de surtidores de agua, que par- tiendo del suelo vuelven al suelo y se repiten en un lento ar- quearse, ha expresado acertadamente en una imagen Titera- ta el tempo del ritmo paleocristiano. En San Apolinar, este jiimo se ha hecho mas afanoso, se precipita negando las re- laciones verticales y exaltando todas Jas referencias horizon- tales, Los “pulvinos” forman una cesura entre arcos y co- Jumnas en el centro critico de las rclaciones de gravedad y a Gapinula euarto crea una puntoacion 4 ola ce Ta move gue renin, Ses de fet eolumnas; ls fae de mossico accuuinn aomalidd en st contenido y en su forma; en fin oe feveumieme cromati resets cna variacién eng fences de superficie exlusivaments y suet pa ces y extenelidos do los primeros erise © ks planos luminoscs ¥ ae ee aataidiacoienicloe y centeleante a 6 Dar iones Tuminoss Tin los eaifieios dle esquema central, particularmiente en y maxima trilogia de la cra de Justini fe teres Por Ia ile Sig de los Santos Sergio y Buco, por Santa Sofia de ci” a nop y por San Wital de Raveria, el planteo espace a fundamentalmente Ios mismo: Asi como en a basilica longitudinal se niezan las relacio aspera el ritmo director hasta alconear yn Ja misma forma en los edifiios ie ta el fluir més velox y quiere decir espacis tan j Ia orientacién del gusto so veiticales y se © velocidad alucinante, de la mi planta central el espacio se dilata h hasta las perspectivas mas tensas. ¢Qu ailatado? Observemos en la planta de Santa Sofia (fig, 1g) quel clemento earacteristico del Bizantinismo, que est cons. fituido por enormes exedras semicirculares abovedadas: pay tieado de dos puntos fijos del ambiente principal, la super. ficie de muros huye del centro del edificio, se lariea clisth famente hacia el exterior en un movimiento centrifuze qu: abre, ratifica y dilata ¢l espacio interno (lim. 8a). Tam. bién on San Vital, donde cl sentido constructive de tos In, Tinos resiste con ocho robustos pilares Ia exaltacién neopla. tonica Ce las jglesias orientales, toda Ia intencién espacial consiste en dilatar el octézono, sicgar su forma corrada geo- siétrica y facilmente aprchensible, ampliar indefinidamente Si-se revisten con mosaicos todas las parcdes, se nicga todo contrapunto de peso y de sostén, y la caja de muros, luciente ¥centelleante, Mega a ser un manto de materia sutil, mérbida ¥ superficial, sensibilizada por la presién de un espacio in- ferno que alcanza su realidad conereta en numerosas am. pliaciones,. aludiclo antes, los miegaldmanos de ta Ro. a Jiotos de 1s talon i y mya yee Saal : facial los doc ‘a impre- se fin I los documentos de 1 tn de que de m fend cxitico esullados arquitectOnicos, hay que reconocer que ia rcion de los espacios romans, por més vasta y tea diunte valicnte que sca, encuentra su Vimite en la robuster camfesta de sus elementos estructutales, Sin duda alles maicio dilatado, pero como una simple ascreién, como na es spat” naturaleza estatica. Por el contratio, él espacio bi- hecho Cr Gnas bien espacio que s¢ dilata continuamente; hay anuinjn clemento dinamico conquistado a través de la cut. Fiewe 15 syealle ¢ Tsidora de Mileto: Plants y cots de SeutaSere dolce Aantemio # To oado. en 587). ‘Vee lass. 8 7 Sa San Wit te Roce oa plantar Vea Tac 8. 68 Capfivto cuntto ura paleocristiana:,el empleo de planes brillantes, de v; superticies luminosas.que se de rrollan ahora ep tapices gg. Sper. Ast como los revestimientos matmércos. de los yo, franos eran 14, logica prolongacién ceeorativa de una. con. Bitaibn estética del espacio, del mismo modo estos tapicg cPanel nuevo resultado de las investigaciones bizantings Por Io que respecta a la lamada decadencia romana, he mas retudiado el templo de Minerva Médica quc, en wig Desién doloroxamente psicoldgica, rompe con dilataciones ¢ SSquoma eldsico. Pero el espacio bizantino est Tibre de drama, no equilibra exigenc dictorias, y constituys 1 aporte de una inspiracion nueva y segura de si misma, Sconfe con una espiritualidad univoca, dogmatica y abstract Para quien quiera hacer comparaciones entre Santa Cons. tanza y San Vital, entre cl espacio paleocristiano y el bizan. tino, e facil demostrar que entre ellos existe no solamente diveridad, sino también oposici6n. Hemos notado cémo en Santa Constanza las directrices de los pequefios arquitrabes fidiales indiean el centro del cdificio al ojo del observador que se mucva en la galeria anular; é&te ¢s un motivo cen, Hipeto tietamente antitético a la fuerza centrifuga del espa. cid bizantino. Cuando después se camina en el interior del ambiente central de Santa Constanza, los arquitrabes radia. ies marcan, mediante sugerencias lincales, cl trénsito entre una zona Iuminosa y una masa atmosférica circundante, EL Bizantinismo desconoce una dialéctica de este género: aqui existe una superficie mural que se alabea, se aleja del cen- tro por medio, de formas eéncavas cada vex més impulsadas hacia el exterior, hacia el vacio circular que —observemos Ja planta— lloga a perder toda validez arquitectonica in- dependiente. Una edad espacial que crea monumentos de esta altura, no puede ser considerada apéndice de ninguna cultura precedente. Es un mensaje nuevo que hard ofr sui voz fen los siglos sueesivos, en el siglo 21 y en el xa cuando sur- jan San Marcos de Venecia (lm. 3a) y la Martorana de Palermo, qué tendré su cco en toda la arquitectura oriental, stag Las diversas edades del espacio « mente en las construcciones rus ontaré resistir hasta el mismo as, y que en pleno sic wala re Humanism italiano, a interrupelin barbara dé los ritmos a una reseia esguemfilea ¢ incomaleta En unt. mo saltar del bizantinismo al roménion, seer nian una formulacién espacial defirtble eon la due Ben Ge uno 0 dos ejemplos. No obstante, el expirity eon teathoranco —avizas Porque nosotros también hemos sufri- {Men el fondo saboreado, un largo periodo de gestacion- Go ertcularmente inclinado a amar las edades de forma: ears Nn las que encontramos bajo una aparente decadencia iin, Rralientes ¥ fnertes de artistas que replantean por en- fel problema de 1a arquitectura. Asi como durante aque- tes siglos que en una erénica de metos hechos pasan por ser ‘arbaros, Ienos de invasiones, luchas y dictaduras, se sis mando en el substrato histérieo la eonciencia de aque- Ju independencia italiana que habla de triunfar con los Co- ‘uni, de la misma manera en la histeria de la arquitectura mlvmonumentos aparentemente tosces, adocenados, en mil Gemplos de edilicia menor y popular, descubrimos la cuna et resagio de la arquitectuca roménica, la imtuicién de Yquellas concepeiones espaciales de los siglos xt y am, que aaMsituyen el primer renacimiento de la edilicia europea. Tos elementos iconogriificos y estructurales que constituyen j:originalidad de Ja produceién de estos siglos, son princi- pulmente Ios siguientes: 1) la elevacién del preshiterio como Pr San Salvatore, de Brescia, y en San Vincenzo in Prato, de Milin; 2) ef dcambulatorio que continta el juego de la nave en torno al bside —véase la Catedral de Ivrea, San Stefano de Verona y Santa Sofia de Padua—; y 3) el en- grosamiento de las paredes, la perceptible acentuacién de las Felaciones de carga y de sostén, muy evidentes en San Pietro » Como €& ésta, pauel po pres sigtos b! 0 Capitula, evarto odas las obras de los magistri co, lac th _presiva. los, wdadoy, as innovaciones, tratindose del espacign Tit pegacién, primero gradual, después perentoria, de la con cepeion bizantina, a snterrupeién de Tos herizontalismos, Fiptura de aquel ritmo univoco a lo Targo del eje longttud. nal que, desde la basilica paleocristiana a los San Apolinares Fastin constituido el objeto principal de investigacién py pare de Jos arguitectos. Blevar el presbiterio quiere deci Fomper la longitud del ambiente, introducit el deambulats. Ap aignifica articular cl edificio, hacer de él un organismg nds complejo con desventaja para wna vision espacial mag Gnitarh; inyectar cn la mamposterfa el sentido de una je. senter, de.una gravedad dominante, y substituir el marito sy perficial del eromatismo bizantino por materiales toscos y Faturalss, implica un cambio radical en la intencién espacial ¥ en ses adjetivos decorativos. De la fluencia dilatadora y &e ja velocidad direccional de Oriente se vuelve al sentidg sélido y constructivo de la tradicién latina Ta cmancipacién completa de los esquemas perspectives bizantinos y la afirmacién del gusto lombardo, estan ya fir. memente enunciadas en San Pietro in Toscanella. Pero si vi- sitamos Santa Maria in Cosmedin, de Roma, encontraremos tuna joya Giriica del genio silencioso de aquellos siglos, donde tin arquitecto, dentro de un planteo constructivo y figurati- vo tradicional, tiene el valor de romper los ritmos sin just. fieacién técnica alguna, ni otra raz6n fuera de una concep Gion espacial naciente, casi sentida en el subconsciente y ‘expresada con timidez, Por su 4bside, elegantemente esbicho, por el brillante despliegue de los planos que aligcran el es- pesor de Jos muros con delimitaciones lineales exactas, por ‘sus proporciones generales, esta iglesia (lam, 9) podria estar catalogada on Ia tradicién paleocristiana y bizantina, si no fuese por las pilastras que interrumpen la continuidad de Las diversas edades del. espacio a quiedamente, el Todavia no estamos frei nt monétono tema longitudinal, vive umnatas ¥ por a8 pequefias arcadas, que crea yes columos ritmos, ¥ eseanden, aunque qued: me cctangulares, cién del racipcidida net Ja dre en un discurso interno, en una polé cee an i polémica particular os 26 fig, 19). Pero es claro que cl autor de Santa ae smedin no quiere arrcbatar indiferenciadamente C | observador en un espacio acelerado al mains ¢ la nave; por el contrario, quiere retardar al de Ia perspectiva, pane obstictlos a les dinctrces me pausas ¥ descansos a lo large del recorido de Ia esas en una fase de coniencis cata del com jon espacial no distinta manera de lo que icion tel templo de Minerva Médica, respecto al espacio ‘mano on una fase de crisis del tema tradicional, tater jente aspiracidn hacia una nueva espactalidad. Cuan. je evi pilares, hasta ose momento apenas dibujados, unidas » técnica de Ia béveda de acista, adqvieran mueva { mismos y se destaguen de los muros para for- 1. sino —< poston vipresenta getatico £21 do al recurso confianza cn si Firat 1 aa Maral Covinedio) Bi de San, Misiato tans Se Sireneis (1018-03) y d= SanvAmiwog, Milla (emma eae a Wer lain yan Xe a Capital custo mar el 6rgauio estmotural, en ese instante habré surgide edad romAnica, y Santa Maria in C smedin quedar 4 comp Gocurrerita, molesto para todos los ores positivisise y materialistas, de v fs intuicién y de una voluntad que pre Yen a toda ldgica constructiva y a toda necesidad fi cional."* La métrica romdnica Golocadios en los Umites extremos de Europa din progio de Milén (Jam. 9), y la catedral de Durham, m: gala segunda mitad del Siglo xt y en cl alborear del xm jg completa realizacién de los ideales roménicos, maduros y ‘conoretos a través de um siglo de elaboraciones y de tentati- yas, La arquitectura romAnica, diferenciada en diversas di. fecelonés en los distintos paises, y dentro de cada pafs en fas cien escnelas locales, constituye, después de la caida del Imperio Romano, el primer periodo en el cual 1a civilizacién de toda Europa se agita sincrénicamente cn nombre de una misma renovacién del organismo edilicio. Los espacios medievales, que hemos analizado hasta ahora, con fundamentalmente variaciones de un mismo tema. El re. posado ritmo paleocristiano, la aceleracién de los bizantinos, la internipeién barbara de los ritmos, son expresién de dis. fintas aspiraciones que se manifiestan dentro de esquemas constnictivos substancialmente semejantes. Aun en los edifi- cios de esquema central Ja revolucién aparente en cl corte de una iglesia palcocristiana, por ejemplo San Stefano Ro- tondo, de Roma (lim. 7a), 0 bien el dilatado fluir del Oriente, Heyan, en verdad, a resultados espaciales profunda- mente distintos, pero sux diferencia no se caracteriza por mo- dificaciones radicales en el organismo arquiteeténico. Por el contraric, al llegar el Roménico, no se trata meramente de una nueva edad espacial, determinada por una sensibilidad original del “‘vacio" arquitecténico y del tiempo empleado has diversas edades del expacio 2 jdo dentro de . ncontramos frente wil Se ero terremoto orgdnico que, después de Tate verdatZamente en 10s tres siglos anteriores todos los yensado COT cdilicia paleocristiana y bizantina, sacude problemas", edilicias creando al : 0 intezralmente distinto, mismivra 1a iglesia cristiana, si la queremos dominar asia Aidala plasticamente con tuna maqueia de eartén, omtrayctura muy simple: bastan algunos recténgulos fas paredes, las vertientes del tejado, el piso y 2 form arian el largo, el ancho y el mamezo de las ia i castillo de cartén se hard mas largo o més corto raved # SU ssos y seein las preferencins. Evidentemente que sein Moria dél arte cuando se qui , al ¢ inrepet sane Oo uscar la fisonomia ible, no cs legitimo generalizar de pattica Hy sera necesario distinguie basfliea de basilica, este MOC, ocia templo de templo, Pero en este répido per- como on foncepciones espaciales, pademos admitir que, en fil de se oiene al organismo edilicic, una sola maqueta es Jo ai te para cl templo griego, y otra para 1a basilica Ton- sulicenty Gistiana anterior al Roménico. giudrfemos ahora construir una, maqueta de Sunt Ambro- nen an, de Durham o de Cluny. Los cartones, en este ioe con suficientes, no basta alargar © reducir Tas pro- 2s anes de 10s vacios, agregar o substraer una columna © reilastra, tratar 123 paredes con blancos brillantes © con ln’ ales coloreados, recortar ventanas mAs 0 menos gran- mateNo es suficiente formar casquetes esféricos para los b- deve exedlras y oGpulas. Hacen falta otros medios para cx resis, aunque sea ce un modo esquematico, las bévedas de rea 'rominicas, Tas pilastras poligonales, los nervies y los a yrafuertes. En realicad, él cartn servird en parte para este ay deberé ser un cartén pesado, debido a la fortaleza de ica indi L. mmampesteria roménica; pero antes de las paredes, ser fegeatio construir con alambre los elementos esenciales de fy estructura roménica, alli donde Tas fueraas estiticas se Jocalizan y se distribuyen, Con un soplo de jento se caera x npieule © oi sdelo de In iglesia paleocristians y bizantin 1 modelo de! hs estar compuesto planos de cartones yuxtapuestos entre ‘i Ia iglesia roménica el organism °! sin ensamble; pero on anisino, es fruetural, aquellos alambres que, hineados en el suclo, sy fe él techo, eruzan en diagonal la n; ‘se derriba con un soplo de viento, vantan hast ve Y Vitelven a tierra, n¢ Porque sie anee tos estén estrechamente ligados. La longitud de ta igig, Sia (ig, 19) no podra ser arbitraria, pues deberd ser mt fijlo del ancho de ta nave central; el ancho de las nays Tiforales no serd a placer, sino deberd reducirse a tn at miftiplo de Ja nave central, ios encontiamos, pues, frente al organismo roméni¢o eq sactergzado por dos hechos: la coneatenacién de todos Ip, @lemeatos del edificio, y la métrica espacial. En 10 que ata. fie al primer caracter, so puede decir que la arquiteetura cesa dle actuar en términos de superficie 0 “piel” y comienr, a expresarse en términos de estructura y osatura, La graducl y lenta coneentracién de Ios empujes y de las resistencias; ¢| adelgazamiento de la mamposteria, alcanzado a través de Tepetits pruebas al mismo tiempo que maduraba la con. ciencia, por asi decir, muscular de la estructura; 1 abolicién definitiva del arco triunfal, obstacuilo a la unidad de Ia iele sia; le desapaticién del atrio y, por consiguiente, la mayor atenciée dedicada a las fachadas, que gradualmente se yan haciendo acordes con la distribucién espacial interna: todos estos elementos en dependencia reciproca hacen que el edi- ficio reménico parezca un organismo que despierta y que adquiere seguridad en si y en la dialéctica de su fuerza, al ‘compatarlo con el cuerpo inerte, aun cnando espléndidamen- te austero, de los primeros templos cristianos, 0 con la en Joyada, vestida magnificamente, pero inmévil, iglesia bizan. tina, La civilizacién barbara y primitiva de los siglos vm al x, habia hecho jirones las vestiduras bizantinas y habia pues to al desnudo Ia varonil tosquedad del cuerpo estructural, El cuerpo se hace organismo, toma conciencia de su unidad ¥ de su circulacién: en una palabra, se mueve. Tuas diversas edades dal espacio % sismo romanico se manifiesta c trica que Gene su-exacte pz la métrica en Ma pacialmeme a tra i to paralelo en a a possis literaria. Bl sstery @ indefinido; en San Apo 3 en Santa Maria in pero es un Jas paredes y que 1 se expres Ambrogio, por el coi articulacién, : ver: ratio, el sistema no simplemente un a-b-a-b-a, sino dada 1a importancia je. es Sim de las pilastras, que se prolongan en los nervios - ra P vedas d im. Aub-AZb-A, ch @ll aie aie a las De siglos, cl A Hega a ser cada vez mas mayésciilo, anien- ge xdiendo importancia, B) significado substa ist Jel aporte roménico, reside en el hecho de que np se ci esya on ‘rminos bidimensionales, sino en 1 He tramos tridimensionales en im oP le arista, es : na_unidad MisMos, que cireunserben qo intemo. Por esta razén, cl espacio y lh velumetia cr ereaja de muros” se unen expreivamente, de ua ta: a cada vez mds qstrecha jel paso del hombre estaba uniformemente cadenciado en la iglesia paleocristiana, era dedizante on. ta bizantina,

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