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José SANCHEZARCILLA BERNAL CATEDRATICO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE MANUAL DE HISTORIA DEL DERECHO Manuales Juridicos Dykinson 2004 -AADAAAAAAA NAAR EE Rib mM mmm meee 10S SANCHEZ-ARCILLA BERNAL 266 ‘feudal con la que Jaime habia quedado respecto a su hermano Pedro, debia ser en- ttegada en ef momento en que éste Ie solicitara, En 1319, se dectaré la indivisibili- ‘dad de 10s tertorios ultrapirenaicos con respecio al reino balear; pero afios mas t e, Pedro IV incorporé el reino de Mallorca ala Corona aragonesa como inseparable © inalienable y con él los condados de Cerdaia y Roselldn, tnicos residuos de la do ‘minacién cetalana en el sur de Francia, A partir de este momento, ambos eondados fueron gobemados como apéndices del principado de Catalufiahesta su pérdida de- finitiva en 1659, cilia, Pedro II inici6 ta expansidn mediterranea con la conguiste de Sicilia en 1283. La conquista supuso la unién personal del reino de Sicilia a la Corona, pero {gue fue rota en 1285 cuando, tras la renuncia de Alfonso III de Aragén, fue corona- do rey el segundogénito, Jaime I de Sicilia. Momentineamente Sicilia volvié a que dar integrada en la Corona al acceder Jaime al trono aragonés por Ia muerte sin des- ceendencia de Alfonso I; pero por el tratado de Anagni (1295), Sicilia volvié a re- cobrar su independencia, en donde Jaime I de Sicilia -ahora Jeime II de Arag6n- centroniz6 a su hermano Federico II. Con Pedro IV de Aragén, Sicilia volvé a inte- sgrarse a la Corona aragonesa y en tiempos de Juan Il, en 1460, se le dio la condicién de territori inseparable e inalienable. Cerdefia. Como consecuencia de la renuncia a Sicilia por Jaime I de Aragén en el tratado de Anagni, el papa infeudé Cerdefa al rey aragonés en compensacin por 4a renuncia, adquiriendo desde entonces la isla el rango de reino, aunque debia abo. nar anualmente a la Santa Sede una cantidad de 2.000 marcos de plata en reconoci- ‘miento por el dominio directo que ésta tenia sobre la isla. Pedro IV intent, sn éxi- to, reunir el dominio eminente con el itil, circunstancia que no se produjo as nu- merosas sublevaciones de los sardos- hasta los tiempos de Femanda I de Aragon y, sobre todo, de Alfonso V. En 1460, Juan Il, declaté el reino de Cerdeda, junta eon el de Sicilia, inseparables de ta Corona de Aragén, Napoles. A la muerte de Juana II de Népoles se desencadend una larga guerra entre angevinos y aragoneses que se zanjariaa favor de Alfonso V quien ente triun- falmente en Népoles en 1443. Con la conquista de Napoles se produce una unién personal de este reino a la Corona aragonesa pero que no se mantuvo a la muerte dé Alfonso V, quien, al morir sin hijo, dej6 en herencia la Corona a su hermano Juan I, mientras que Népoles, adquirido por derecho de conquista, pasé a manos de su hijo natural Femando 1, La mueva dinastia aragonesa instaurada en Sicilia duré poco tiempo. Femando el Cat6lico permitié el destronamiento de su pariente napolitano y, tras oponerse a lt ‘ocupacién de Népoles por Carlos VIII de Francia, conquisté Népales con lo que s© produjo una reversién dindstics, pero no ya en beneficio de la Corona aragonesa, s- la nueva Monarquia Universal Espafiola. sal Espai Los Reyes Catélicos: matrimonio, en 1469, de Isabel, princesa heredera de Casti indo, principe heredero de Ara ‘260, fue el punto de partida de a monarquia més poderosa que jamais haya exisido. RECEPCION Y TRIUNFO DEL IUS COMMUNE EN LA PENINSULA 267 En poco menos de un siglo, sus herederos c ler extensi simos dominios por tres continente fer al trono Isabel, se convirtié en rey de Castilla, dsfrutando de los mismos poderes y prerrogativas {que dofia Isabel (Concordia de Segovia de 1475) En 1479 don Fernando accedié al trono ex Aragon, pero segiin la “constitucién politica” de los terttorios de la Corona aragonesa las mujeres no podian cjercer e! poder efectivo de rey, limitindose a una mera representacién de Ja dignidad real. Esta circunstancia producia una situacién de desigualdad entre los monateas, pues mientras Femando era rey efectivo en Aragén y en Castilla, Isabel sélo lo era en Castilla. Para superar este limite constitucional se acudié a una formula de delega- cin del poder real -de la que ya existia algdn antecedenté- en virtud de la cual Isa bel quedé nombrada como “‘coregentem, gobernatricem, administraticem genera- Jom et alteram Nos, in regnis nostris Aragonum, Sicilia, Valencia, Maioricarum, Sardinie et Corsice, principatu Cathalonie insulis adiacentibus etalis regnis et terri Corone regie Aragonum. De esta manera, la situacién politica de ambos mo- narcas era la misma en cada uno de sus respectivos reinos. EI matrimonio de Isabel y Femando no significé una fusion de ambas Coronas. Esias siguieron conservando su propia estructura juridieo-politca: Ia de Castilla, con su peculiar régimen de unin accesoria de todos los teritorios que la integraban; Ia de Aragén con su sistema de reinos separados. Ello implicaba que la posicién Consttucional del monarca en cada uno de los teritorios segufa siendo Ie misma que on anterioridad a Ja unién, Esta unién estaria vigente en tanto en cuanto vivieran cada uno de los monarcas; al fallecer alguno de ellos -como de hecho sucedié en 1504 al mori Isabel- la unin desapareceria Mientras en los terrtorios de le Corona de Aragén Isabel y Femando tuvieron {que moverse siempre dentro de las estrictas coordenadas del pactismo politico, en Ja Corona de Castilla los reyes pusieron en marcha un programa politico encaminado al restablecimiento de la autoridad regia. Para ello era imprescindible, en primer lu Bir, el restablecimiento del orden piblico, para lo que se Ilegé a un acuerdo con las ciudades para constituir un érgano encargado de velar por el orden y la paz en los ‘campos de Castilla: la Santa Hermandad. Restablecido el orden piblico, los Reyes Catolicos, en segundo luger, se dispus sieron a poner limite a los poderes de Ia nobleza castellana. Para ello, en las Cortes e Toledo de 1480, consiguieron el compromiso de Ie devolucién de, al menos, 1a ‘itad del patrimonio real que habia sido usurpado desde 1464 (Acta de reasuncién), altiempo que lanzaban una ofensiva contra los mas levantiscos magnates de Galicia, Asturias y Guipizcoa. Otra importante victoria frente la nobleza se obtuvo gracias 8 Is habilidad politica de Femando quien consiguié entre 1489 y 1494 que recayeran ne ral persona los maestrazgos de las Ordenes militares de Calatrava, Aledntara y ‘Santiago, con lo que no s6lo conseguia la sumisién de un buen nimero de nobles ca balleros de dichas Ordenes, sino también el control de las cuantiosas rentas proce- Aentes de las encomiendas de las Ordenes militares. | Aheannanana RAR AABRRA eee ener en enn enr JOS SANCHEZ-ARCILLA BERNAL 268 De la misma manera, era nevesario el sometimiento de Ia iglesia, para lo que los Reyes reunieron, en 1478, un concilio en Sevilla en el que se aseguraron el control de los beneficios eclesiéstcos. Este contol se acentu6 después de la conquista de Granada al conseguir del pontifice el derecho de presentacion -Patronato real- sobre todas ls dignidades de Ia iglesia granadina; derecho que, afios después, se extende- ria a las Canarias (1488) y alas Indias (1508). ‘Al tiempo que los Reyes Catiicos se servian de las ciudades para fortalecer su sinacién politica frente a la nobleza, so pretexto de restablecer el orden interno de las mismas, consiguieron hacerse con el control de las principales ciudades castell ras mediante el envio de delegados regios -corregidores- investidos de amplias com- petencias. Por iitimo, los Reyes Catblicos emprendieron en 1480 un amplio programa de reformas que afectaban a las principales instituciones de la administracin central ‘Castellana: el Consejo Real, la Audiencia y Chancilleria y las Contadurias mayores de cuenta y de hacienda. ‘Todo este amplio programa de medidas y de reformas no sélo restableceron la autoridad regia en Castilla, sino que también sentaron las bases de una nueva forma de organizacién politica que ya por es0s afios empezaba a vislumbrarse en Italia y {que acabaria por cristalizar también en Castilla: el Estado modemo, ‘La incorporaciones territoriales durante el reinado de los Reyes Catdlicos: La expansion atlintica de Portugal fue respaldads por la autoridad pon tificia que concedié a sus reyes el monopolio de navegacién y explotacion de las tierra situadas a lo largo de la cosia afticana. Cuando los Reyes Catélicos decidie- ron reemprender la conquista de las Canarias se encontraron con la oposicién del rey de Portugal quien esgrimia distintos titulos juridicas. El conflicto quedé zanjado en tl tratado de la Aleégovas de 1479 -confirmado por el papa mediante Ia bula Aeter- nis Regis de 1481-, por el que se reconocié « Castilla su dominio sobre las Canarias Ye fjaron unos limites de navegacién para los barcos eastellanos. Por su parte Cas- filla reconocia a Portugal el dominio y trifico comercial de todas las terras ¢ islas que "se allaren o conquirieren de las islas de Canaria para baxo contra Guinea”. ‘Resuelto el problema diplomitieo con Portugal, los Reyes Catdlicos procedieron ‘Ia ocupacion mediante capitulaciones de las Canarias en 1483, culminado, en 1496, con Ia conquista de Tenerife. Incorporadas las islas @ x Corona de Castilla en ta condicién de Reino de la Gran Canaria, salvo alguna concesién foral -como el Fuero Nuevo que, a scmejanza dol reino de Granada, se otorgé @ Gran Canaria en Fae Nace 3 andes en cng AA i ne Cain 1 eon ove eee Se crn La mayor rare del na arsine Sia a ouracion mia plan pore ue aes prais os m sz sont median er ers rein, Seen lanes Sa on er gua eaten fs muy ase, os Reyes ee oe is nde as bie a a ety Fantnd exten el ech detain romano-visigoda. El fuero de Sevila se concedi6 » Ronda (1485), Malaga (1487), ‘Alhaucin (1488), Almunecer (1493) y « Baza (1483). Pero a partir de 1494 se aban [RECEPCION Y TRIUNEO DEL [US COMMUNE EN LA PENINSULA 269 doné el viejo fucro y se procedié a la elaboracién de unas ordenanzas municipales ue bsjo la denominacion de Fuero Nuevo se concedi a algunas eiudades a las que ye se habia otorgedo el fuero de Sevilla, -Milaga (1494), Ronda (1495), Baza (1495) } Almunecar (1495). y @ otras que no habian reibido fueron alguno como Guadix (1495), Almeria (1495), Loja (1495) y Vélez-Malaga (1495). ‘Tanto el incumplimiento de lat capitulaciones camo Ios abusos y humillaciones infringidos « Ie pablacién musulmane crearon un clima de tensi6n y enfrentamientos ontinuos entre ambas poblaciones. Ello significé un cambio radical en la politica tnantenida hasta ese momento por los Reyes que qued plasmado en el nuevo mode- to municipal que se inauguraria para Granada en 1505. ‘Como consecuencia de la expulsion de los moriscos (1572), el reino de Granada suffié un colapso demogréfico que hubo de subsanarse con remesas de repobladores procedentes dl resto de la Corons castellana incentivados por el sistema de reparti- mnientos que nuevamente se pon en practice en ese momento. 56 los reyes de Port sal babian adquirido ef dominio sobre todas les islas y tiem, descubieras y por escubrir, que se encontraran en el Atléntico navegando hacia el sur hasta la indie, ‘Cuando Colén propuso a los Reyes de Castilla la empresa de llegar alas Indias por inuta de oceidente, aparte de los problemas técnivos que un viaje de tal envergadu- ta implicabs, se presentaroa también los problemas jutiicos derivades de la bules portuguesas y del tratado de las Aleégovas, por lo que Isabel y Femando ordeneron fue una junta de juristas y tedlogos estudiaran ef proyecto colombino. La junta di taming favorablemente y Colén fue autorizado a emprende el viaje; pero habiendo conocido el rey de Portugal, Juan Il, por boca del mismo Colin al regreso de su vis- jevel descubrimiento de tierras en el Atléntico, se apresuré a reclamar a los Reyes de Castilla Ia propiedad de las isls recién descubiertas por Colén. "Aungue en favor de Castilla jugaban el itulo juridico del descubrimiento y el de ta ocupacién, los Reyes Catdlicos se apresuraron a gestionaz ante el pontifice otra bula por la que se le reconocieran en las tierras descubiertas los mismos derechos {que disfrutaban los portugueses por sus bulas de 1455 y 1456, ‘Las bulas concedidas en un primer momento por el papa Alejandro VI alos Re- yes Catblios fueron tres: la Inter cetera de 3 de mayo de 1493; Ia Eximie devotionis {de 3 mayo de 1493 y la Inter cetera de 4 mayo de 1493. Posteriormente se concedio la Dudum siquidem de 26 de septiembre de exe mismo afo. Por Ia primera Inter cetera, el Alejandro VI, tas alabar el esfuerzo realizado por os Reyes Catdlicos para extender Ia fe cristiana, motu proprio ¥ pO la eutoridad) Je ha sido concedida por Dios omnipotente, dons, consid y asigné perpetua~ ente: ",. odas y cada una de las tierraseislas ya citadas, asi desconocidas como hasta Fore descuBas Por estas ‘enviados y que bajo el dominio de otros riiores cristianos no estin constituidas en el tiempo presente y os mandamos, en ‘ud de la santa obediencia, que, conforme ya prometisteis y no dudamos dada i a pagan val quel har que db desing als re ne ee oso de Dik kes asp oP as as ctadasvarones proto tenerosos de Di Toso, PETie# 7 CPE 4JOS# SANCHEZ-ARCILLA BERNAL 270 om RECEPCION Y TRIUNFO DEL IUS COMMUNE ENLA PENINSULA 21 hs para instruir a Tos residentes y habitants en ta fe catlica e inculcarles buenas Is, con Ia incorporacién de las Canarias, habia iniciado un intento de expansion cetera! © ailntica, Al respecto, debe tenerse en cuenta que evando los Reyes decidiezon la De la misma manera, ses excomunién entrar | incorporacin de las Indias la Corona eastllana, todavia no se tenia una dimensién {Pes voreedicron, ademis, “Yaa grace De Pee by ECONO ood, de islus peiidas en el ovéano de las que tampoco se hablan obtenido los Ueueticivs ‘ades, rmamtcarerendultos de la misma manera y en todo su tenor como si pala econémicos prometidos por Colén (espeias, 07). ‘bra por palabra en la presente estuviesen insertas..” que fueron concedidos a los La idea de que las Indias quedaran incorporadas a la Corona de Castilla fue co- re-yes de Portugal en sus bulas de 1455 y 1456 rroborads pot los mismos Reyes afios despus: Iabel en su codicilo de 1504, en La Eximie devotionis del 3 de mayo -en realidad expedida en 2 de julio de ese reconocimiento a la colaboracién de su marido en la obtenciéa de las Indias y en mismo alo- volvia a recordar los derechos y privilegios que disrutaban los reyes de consideracién que han de quedar “incorporadas en estos mis reinos de Casilla y Portugal y reteraba la intencidn pontificia de dotrlos de las mismnas prerrogatvas y Leén”, te cedia, sblo mientras viviera, ls mitad de las rentas que aquéllas prodyje- gracias “como si palabra por palabra en la presente esuuviesen insertas” x ran, La total y plena incorporacién de las Indias a la Corona castellana no tuvo lugar las nuevas islas descubiertas y por descubrir, de manera que los Reyes hasta la muerte de Fernando en 1516, al dejar como heredera universal de todos sus sus herederos las puedan poser libremente en todo por todo. bh cstados a su hija Jana. Afos despuds, Por su parte, 18 segunda Inter cetera de 4 de mayor -expedida el 28 dejo de| ‘se aiio- después de reierar Ta equipaTacién entre portugueses y castellanos en k ue a privilegios se refiere y hacerie donacién a los reyes de Castilla de todas las is las y tieras firmes descubieras y por descubrir hacia el occidente y mediodla, afi dia: “.. haciendo y constituyendo una linea desde el polo értico, es decir desde sep- fentrién, hasta el polo amértico, 0 sea el mediodia, que estén tanto en tierra firme como en islas descubiertas y por descubrir hacia ta India o hacia cualquier otra arte, la cual tinea diste de eualguiera de las islas gue se Haman vulgarmente Azo- ves y Cabo Verde cien leguas hacia el accidente y el medio dia. Se pueden observar dos matices importantes en las bulas castellanas respecTo = las portuguesas. A los Reyes Catblicos el papa les concedié la investidura 0 pose- sidn anticipada de las tierra descubiertas y por descubrir-més tarde, en le Dudum siquidem, se matizé que siempre y cuando no estuviesen ya ocupadas por un princi- Pe eristiano- con fo que ya no eran necesarios otros titulos juridicos (descubrimmien- ‘o, ocupacién efectiva); en segundo lugar, a los Reyes Catélicos se les imponta la obligacién de la evangelizacion de los habitantes de las Indias. De las bulas de infiere que la intencién de los Reyes Catélicos, desde el primer momento, fue que las islas y tierras descubierias por Colin quedaran incorporadas @ las Corona de Castilla -la donacién pontificia se hace a Isabel y Femando “et succe- soribus vestris Castillae ef legiones"-, sin que Aragon participara en la empresa EI descubrimiento, unido ahora a la concesién pontificia que implicabs la inves- tidure, eran los titulos juridicos por los que Isabel y Femando adquirian personal- mente la propiedad de las islas y tierras descubiertas y por descubrit. Se trataban, pues, de bienes de ganancia -no de abolengo- y, en consecuencia, no sélo a cada uno le correspondia una mitad de los mismos, sino que también podian disponer libre- mente de ellos. La asignacién de las Indias a la Corona castellana con eardcter exelusivo se pue~ de explicar por varias razones. Dejando a un lado el hecho de que Is empresa fue econdmicamente financiada por Castilla, habria que tener en cuenta, en primer Ii ar, una politica de diferenciar las éreas de expansién de ambas Coronas: mientras Aragon, desde el siglo XIII, habia apostado por una proyeccién mediterranea, Casti- tubilidad ye earctr de insepara (GEUBRRIRR 1s justiteacién de I presen e za dela Dulas ls Indias quedaron incrpratas ala Corona de Castle los Reyes Cations procedieroninmediatament sl epeblacon dela "nueva foot. Sin embargo, muy pronto surieron les probes con la poblacinidige, Cacomendada a Tos castllanos, que Se negab a realizar lo trabajos ordenados, or Jequ se prodhjeron violencia absos por pate de los repobldores La polémica se deseneadené como consecuencit de las denuncias relizadss. pot {oy ato Mowe i ie xl 42 Ia posterior reaccin de ies castelianos contra los frsiles. Al conocer Ferrando el Catélico los problemas suscitads ente los espaoles ordend la zeonin, en 1512, ta en Burgos apres tines yams pes Se le Los miembros de Ja Junia no entraron a valorer I lgitimidad de la presencia espafola basada en la bulas pontificias, sino que, trash = recabadas, emiticron un-conjunto de disposiciones de las cuales Se reconacia la condicién de hombres libres de Tos Indios, por lo que sélo se les podis obligar « trabajar siempre y cuando se les diera el salario conve- niente y fuesen trabajos no ros; ademas se les tiempo de ‘astellanos tenian la obligaei@n de eVangelzarlos, Dela misma Junta surgié un documento -sltemerimiento- que debia ser leido a los indigenas antes de iniciar su sometimient6, con la finalidad de explicarles Ins rmzones y derechos de los Reyes de Castilla sobre las Indias recogidos en las bulas, y ‘ue, de esta manera, accedieran ¢ someterse pacificamente; sélo en el supuesto de ue, después de haber sido “requeridos” a la sumision pacifica, se resistieran, los espafioles podian someterlos por las armas. Desde 1513 los conquistadores empeza- ron hacer uso del Reguerimiento que obligatoriamente debia ser leido en su lengua ‘antes de iniciar cualquier nueva incorporacién de tierras. La legitimidad de la concesién pontificia empez6 a cuestionarse por otros reyes ‘europeos, quienes, a pesar de la sentencia de excomunién que pesaba sobre aquellos principes eristianos que navegaran y fueran a las Indias sin autorizacién de los reyes de Castilla, enviaron varias expediciones con la intencién de descubrir y ocupar JOS SANCHEZ-ARCILLA BERNAL, 2m nuevas tierras. Por ello, aparte de las bulas, los juistas castellanos acudieron al ius ‘commune en busca de otros tiulos juridicos con los que legitimar la presencia caste lana en las Indias. En este sentido se esgrimieron otros titulos. En primer lugar, estaba el titulo dela ‘ocupacién, en virtud del eval aquellastierras que eran res nullius podian ser adquiri- {das por otto por ef mero hecho de la aprehensién material de las mismas; pero este largumento chocaba con la realidad de que en las Indias habia muy pocas temas sin ‘ocupar, ya que casi todas elas estaban habitadas por indigenas, Frente a esto, se ar- ‘gument6 que los indios no podian ser considerados verdaderos duefios de sus tierras fen base a que por sus pecedos contra la naturaleza -sodomia, incesto, antropofagia, sacrificios humanos- habian perdido cualquier derecho que pudieran tener sobre ellas. En segundo lugar, se argument6, desde 1520, que al ser elegido Carlos 1 empe- rador, éste se habia convertido en sefior de todo el orbe y, por tanto, era también se- fior de las Indias. En tercer lugar, no falté quien acudiera ala aucforitas de Aristote- les y a su tesis sobre la “servidambre natural”, en virtud de la cual algunos hombres cstaban destinados @ servir y ser dominados por otros, como sucederia en el easo de indios. te a las distintas argumentaciones que se baraja- ‘ban, Bartolomé de las Casas, desde 1528 mantuvo una posicién totalmente opuesta Siguiendo a santo Tomés, Las Casas sostenia que, con base en el derecho natural, tos indios, aun en su condicion de infieles y de cometer gravisimos pecados “contra natura’, eran los legitimos sefores de sus tierras. Por el hecho de no haber odo nunca la palabra de Cristo ni haber recibido su fe, a los infieles no se les podia negar su condicin de verdaderos sefores y principes, por cuanto que tal dignidad proce- dia del derecho natural y del derecho de gentes. En consecuencia, arrebatarles sus ticrras y destituirlos como tales implicsban actos de tirania En un primer momento, Las Casas consideraba que, en virtud de las bulas -cuya legitimidad como titulo no discute-, Ios reyes de Castilla eran duefios de las Indias y podian someter pucificamente a los indios. Pero desde 1542, Las Casas interprets ‘que en las bulas se encontraba una condicién suspensiva la que se ballaban some- tidos los reyes de Castilla para que les fuera reconocido su dominio sobre las Indias: Ja conversion de los indigenas. En consecuencia, segiin Les Casas, era requisito indispensable que los indios previamente se convirtieran al cristianismo para que, & continuacién, se efectuara la dominacién efectiva de los reyes de Castilla. Afios después Las Casas radicalizaria afin mis sus posturas, por cuanto que consideraba que ni convertidos al crstianismo se les podia someter; la sumisién de los indios habia de ser siempre voluntaria, de manera que toda guerra que tuviera por objeto la conversin @ los indigenas a la fe cristiana por Is fuerza, era necesariamente injust ‘Ante esta posicin tan radical, desde la que Las Casas llegé a amenazar al propio Carlos Idiciéndole que estaba poniendo en peligro su alma, el Emperador se planted la posibilidad de abandonar la conquista del Peri que se estabs verificando en es0s ‘momentos. Las posturas de'Las Casas encontraron pronto criticos. Por un lado, fray Ginés de Septiveds, quien jusificaria el sometimiento por la fuerza de los indios en base & los delitos y pecados que cometian “conéra natura” y al beneficio que a ellos les RECEFCION Y TRIUNFO DEL TUS COMMUNE EN LA PENINSULA mm reportaria su sujecién a los reyes de Castilla, dada su ineapacidad para gobernase Por otto lado, Francisco de Vitoria, dominico también como Las Casas, catedrético de Teologis en Salamanca, cuya posicién respecto a la polémica partia de unos plan- teamientos total P ‘ope del problema de ai les Indias con realmente © no res ull@para Vitoria las Indias no revestian el eardcter de res mullius, pues aun te- riendo en cuenta le calidad de infieles de los indios y de los pecados contra la natu- faleza, estas circunstancias no les priva de su condiciéa de hombres libres ni de ser verdaderos duefios de sus bienes. Billa'segunda parte, Vitoria rechazabe todos aque- Ios tialos juridicos que se habian venido esgrimiendo sobre la base del ius commu ne: el titulo de ls ocupacién, por cuanto que los indios eran verdaderos dueitos de {us temas, que no eran res muilliur ni rer dorelietae; el titulo de ta conversion ‘cbligatoria de los indies, por considerar que la aceptacion de la fe debie ser totalmente voluntaria por parte de los indios; rechaza que los indios, por el hecho de cometer pecados contra natura, hubieran perdido sus derechos, ya que éstos se fundan en Ia naturaleza del hombre, y Ia falta de a gracia sobrenatural no itnplica la pérdida de los aspectos meramente naturales como la libertad; tampoco considera {que el imperio de Carlos I fuera titulo suficente, por cuanto que carecia de la fectividad de poder establecer nuevos sefiores y deponer a los antiguos; de la tnisma manera rechazaba que el pontifice, aunque titular de potestad secular en la tierra, pudiera conferirla a los principes seculares, de manera que el papa no tenia ringuaa potestad temporal ni sobre los indios ni sobre otras infieles; no consideraba Vitoria tampoco oportuno el titulo del sometimiento voluntario en la manera que podia verificarse mediante algiin vicio que anulara la eleccién; y, por dime, fechazaba, por falta de prueba, Ia tesis de aquellos que sostenian que el dominio sobre las ladias habria sido consecuencia de un designio de la Divinidad con el que fe quiso recompensar a los reyes de Castilla por haber expulsado 2 los musulmanes de Granadasluaitltimaperte de la’Rélectio estaba dedicada a exponer los ttulos que, segin Vitoria, no basadoS en el ius commune sino en el derecho satura, justifica- rian la presencia castellana en las Indias. 'En primer lugar, Vitoria esgrimid el titulo de la existencia de una socieded y comunicaciOn naturales entre todos los hombres. En efecto, teniendo en cuenta que Jos bienes son escasos y se encuentran distibeides por todo el mundo, los hombres tienen derecho a buscar e intercambiar esos bienes. Este derecho se funda, segin Vitoria, en que todas las naciones tienen por inhumano acoger mala los extranjeros, lo que se basa en el derecho de gentes, que 0 es el derecho natural o se deriva del derecho natural. Para Vitoria, el derecho de gentes es el que a razén natural estable- ce entre todos los pueblos. En un principio, todas las cosas eran comunes para todos Jos hombres, por lo que éstos podian ir a buscarlas a donde quisieran y en tanto no se cometan atropellos a los pueblos visitados,éstos no pueden impedir la entrada de los extranjeros 2 sus tierras. Ademas existen bienes que son comunes a todos los hombres: los mares, rios, puertos, por los que los castellanos pueden naveger, y dela ‘misma manera que los indios admitian extranjeros de otras partes en sus terres, nO se le puede negar este derecho a los eastellanos. Cualquier ley que prohibiese # ésos 108 SANCHEZ-ARCILLA BERNAL 274 4 navegar por lo mares 0 caminar entre los indios seria contraria al derecho natural y ivino, y, en consecuencia, inhumana y sin fuerza legal. Tampoco a los hijos de espafioles que nacieran en esas tierras y quisieran ser ciudedanos de ellas, se les puede negar este derecho, Si este derecho basado en la sociedad y comunicacita wstursles ny fuera espetac 4 por los indios, los castelianos estaian legitimados para defenderse, porque la fuerza se puede rechazar por la fuerza; de la misma manera que si recibieran inju- tias, aunque la defensa debe ser moderada, Los indios debian ser considerados, en principio, como inocentes, salvo si perseverasen en su malicia, en cuyo caso debian ser tratados como pérfidos enemigos y aplicar sobre ellos todas las prerrogetivas del derecho de Ie guerra (despojarlos, cautivarlos, deponer a sus seflores.., aunque en funcién de la calidad de las injuris. . El segundo titulo de Vitoria deriva del derecho que tienen ios eristianos de predi- car el Evangelio, lo que, sin duda, acarrearia un bien para los indios pues impliceria 4a salvacién eterna de sus almas. Aunque todo cristiano esté capacitedo para esta Tabor, el pepa encargé a los reyes de Castilla la misién de evangelizara los indios, al tiempo que prohibié Is entrada de otros principes en les Indias, aun pare comerciar, El papa lo considers asi porque, de lo contrario, se podrian producir conflictos en las Indias que irfan en detrimento de la evangelizacién. Esta prohibicion del pape res. pecto a los restantes principes crstianos tiene su fundamento no en la potestad tem poral del pontifice, sino en la potestad que tiene en las cosas temporales en orden a las espirtuales. Si los indios 0 los sefores de éstos impidieran a los eastellanos a predicar libremente el Evangelio, éstos pueden hacerlo contra la voluntad de aqué- lios, Hegando, si fuere necesario, a hacer uso de la guerra El tercer titulo, derivado del anterior, se fundaba en Ia obligacién que tienen los ctstellanos de proteger a los indios que se hubieran convertido al eristianismo, Ile gando, si es preciso, también a utilizar la fuerza para defender a sus “eliades” eris- anos, Existria iguslmente titulo legitimo cuando el papa asignara un principe eris- tino a los indios convertidos, con independencia de que la conversion se hubiere hecho con amenazas, violencias w opresién, porque de lo contratio se pondria en peligro el mantenimiento de la fe cristiana EI quinto titulo vendria dado en razin de la tiranfa que los principes indigenas pudieran ejercer sobre sus sibditos con el uso de pricticas antropoféigicas 0 sacrif cias huumanos; en estos casos los eastellenos podrian intervenir para eviter la muerte injusta de inocentes. Un sexto titulo para Vitoria seria el derivado dela eleceién voluntaria de un prin- cipe cristiano por parte de los indigenas, sin que para ello fuera necesario el acuerdo Luninime, sino que bastaria la mayoria. Los tratados de alianza son igualmente com siderados por Vitoria como titulo, por lo que en casos de guerrs justas los casella- ‘nos pueden acudir en ayuda de sus aliados y compartir los premios de la victoria. El iltimo de los ttulos -que Vitoria considera dudoso- esté fundado en Ia incaps- ¢idad (amencia) de los irdios, que si bien no lo son enteramente, segiin parece -dice Vitoria- se diferencian muy poco de los amentes y, por lo tanto, no eslarian eapaci= ‘ados para constituir una legitima sociedad politica. De ser esto cierto, Vitoria com [RECEPCION Y TRIUNFO DEL US COMMUNE EN LA PENINSULA, us sidera que los castellanos en beneficio de los indios pueden tomar su administraciin y establecerles gobernadores, asi como darles nuevos sefiores, Coneluia Vitoria que no era conveniente ni Iicito al principe -Carlos - abandonar Jas Indias por cuanto cesaria el comercio con gran perjuicio para los espafioles y, al haberse producido muchas conversiones entre los indios, serfa un notable perjuicio para la cristiandad. Lejos que quedar zanjada la polémice,ésta se reavivé entre los partidarios de Las Casas y los de Vitoria, La solucién defintiva al problema no se encontré hasta 1573, en el que Juan de Ovando arbitré una solucién conciliadora, al distinguir entre los territorios que ya estaban ocupados de Jos que no lo estaban. En efecto, en los ter tories ocupados, se considera que la autoridad de los reyes se basa en la sumisién voluntaria de los indios. De no existr éta, los reyes se limitarian a ejercer un patio- nato sobre quienes continuaban siendo los legitimos sefiores naturales de los indios. Peto en los teritorios no ocupados, se considera que las bulas sélo conferian el po- ‘der sobre las tietras, no sobre los indios, que s6lo quedarian sometidos a le Corona en la medide que voluntariemente manifestaran su intencién de someterse. Tenién- dose presente que quedaba totalmente probibida Ia guerra ofensiva, no ast la defen El derecho indiano. Se conace con el nombre de derecho indiano al conjunto de ‘isposiciones que se aplicaron en las Indias, incluidas Asia y Oceania. Dentro de él quedaron comprendidas: las normas creadas en la Peninsula destinadas especifica- ‘mente para las Indias (derecho indiano propiamente dicho): Pragméticas, Reales cédulas, Reales drdenes, Reales decretos, ordenanzas..; las normas creadas por las autoridades castellanas destinadas en las Indias (derecho indiano criollo): Reales provisiones, bandos, autos acordados, ordenanzas municipales..; el derecho easte- llano que, a fata de disposiciones especificemente indianas, se eplicaba como dere= cho subsidiario en las Indias; la costumbre, ye fuera metropolitana, criolla 0 indige- 1a; a jurisprudencia de los tribunales -metropolitanos y eriollo- y la doctrina de fos Juristas, metropolitanos y eriollos. Las primeras normas dictadas para las Indias fueron las Capitulaciones de Santa Fede 1492, en las que los Reyes Catélicos y Colon pactaron las condiciones del re~ parto de fos beneficios que se obtendrian de las tierras que se iban a descubri, asi como los cargos y honores eon los que seria investido el genovés. Fueron el co- ‘mienzo de una préctica que se utili frecuentemente hasta mediados del siglo XVI, ‘en virtud de la cual los particulares capitulaban o pactaban con Ia Corona las cont clones en las que se ibe a desarrollar Is empresa en cuestién (descubrimiento de ticmas, explotacién de minas, poblamiente..) Las capitulaciones 0 asientos no eran contratos como los pactados entre partcu- lares. En ellas se insiste de que se trata de una “merced” que el rey otorga a peticién el particuler, con Jo que la Corona aparece situada siempre en un plano de superio- Tidad con respecto al solicitante; pero ello no era obsticulo para que ambas partes

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