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1. EL “ENVOLVIMIENTISMO” POSMODERNO- gAcaso no dijo alguien que las revoluciones del espiritu humano tenian siempre precursores que las anunciaban en su siglo? ALFRED DE MUSSET Fastidiosos son los que, llenos de convicciones, se sienten r en lugar de los demas y, por ende, a »lar en su nombre. Por cierto, el lector habra observado que para designar a esos “demas” muy a menudo emplean una expresion significativa pensar que precisamente esa “gente” esta a su servicio, 0 obligados a pensz : “;La gente!” No estan lejos de que les permiten desempenar su papel: el de salvador del pueblo. En estos caballeros blancos de la emancipaci6n, se encuentra profundamente enraizada esta certidumbre vanguardista de que el pueblo, en su “falsa conciencia”, es ral, y que el cerebro de los inte- lectuales revolucionarios es el que le traera la liberaci6n a un poco bobalicén y vi la que aspira sin saberlo. Notemos que éste es un jugoso negocio. Todas estas al- mas bellas se ganan la vida vendiendo lociones almibaradas, pero lo hacen acariciando la revuelta e instilando un poco de acido pnisico (no demasiado) en sus pociones Hlenas de buenos sentimientos. Asi es como escuchamos a esta cantante de moda o a aquella actriz fugaz que viven en los barrios bonitos, o al narrador de obritas sentimentales, autor de libros de éxito, precipitarse a todos los microfo- Nos a su alcance para promulgar, compungido, las reglas morales necesarias para salvar a un mundo en perdicion. Se les podria argitir que ciertamente son suficientes 9] - EL TIEMPO RETORNA pero no necesarios, mientras los orines de mula que hacen jas veces de analisis inunden los canales oficiales del con. formismo ambiente, Basta con recordar que la necesidad de enganarse a si mismo es el motor constante del confor. mismo de pensamiento. Lo que los convierte en persona. jes episddicos que, pasados sus quince minutos de gloria, se integraran rapidamente al osario de los pensamientos extintos. Su seguridad es superficial, sus poses no enganan a na- die. En The age of longing [La edad de la insatisfaccién] A. Koestler anota: “Lo que ustedes nombran su sinceridad no es mas que el lamento de la vi perdidos de su virginidad”. Expr porque sugiere ser prudente para con quienes dan leccio- nes, y puede incitarnos a purgarnos de es: de las que hablamos. Purgarse para ser incluso capaces de apreciar lo que esta naciendo. Porque éste es justamente el problema: -se puede pensar que las leyes sociales son in- mutables cuando se sabe que las leyes que rigen la fisica es- tan en perpetua mutaci6n? Y es justamente esta mutacion la que los conformistas se dedican continuamente a negar. Ahora bien, ahi estan, irrefutables, los intersignos que establecen las relaciones, cada vez mas evidentes, entre fe- noémenos diferentes y sin embargo convergentes: se esta produciendo un cambio profundo. La matriz social mo- derna resulta cada vez mas infecunda. La economia, los movimientos sociales, él imaginario, hasta la politi fren los contragolpes de una marejada cuya amplitud aun no hemos terminado de medir. Esta mutaci6n societal necesita una transmutacion del lenguaje. Esa es la posmodernidad. Al mismo tiempo & necesario tener la humildad de reconocer que este Pas? de un estado a otro no es nada nuevo. Humildad improba ble mientras el mito de un progreso infinito nos obsesio- ne. Dificil, entonces, admitir que, en aquello que G. Vico a ramera por los dias On fuerte pero atinada s convicciones pL SENVOLVIMIENTISMO” POSMODERNO iv Hamaba los corsi ¢ ricorsi de las historias humanas, haya re- sacas, retornos violentos de cosas que se crefan definitiva- mente superadas Y sin embargo, para tomar sélo dos expresiones de nuestra tradicién cultural, desde Anaximandro, en un pensamiento original, se recuerda la relaci6n constante entre genesis kai phthora: la génesis y la decadencia. A lo cual responde, como un eco, la filosofia esotérica de Ia Edad Media: solve et coagula, de nuevo una dialogia entre la disolucion y la recoagulaci6n. Cosas todas que hacen pres- tar atencion a las metamorfosis que encontramos constan- temente en la naturaleza y la cultura. En el mismo orden de ideas, la nocién propuesta por el socidlogo P. Sorokin, especialista en obras culturales, no podria ser mas instructiva:/saturacion; Proceso cuasi qui- mico, que da cuenta de la desestructuraci6n de un cuerpo dado, seguida de una reestructuraci6n con los elementos mismos de lo desconstruido. Se trata entonces aqui de una estructura antropolégica que se puede ver en obra en la fi- losofia, la literatura, la politica y en la existencia cotidiana. Relaci6n intima y constante entre la pars destruens y la pars construens. Lo que se destruye y se reconstruye en todas las cosas. Vida y muerte ligadas en una estrecha e infinita mezcla. ‘Antes de entrar en lo central del tema, hay que insistir (“hay que regresar varias veces”, dice todavia un poco mas Maquiavelo) en la dificultad de aceptar, en la tradicion occidental, en semejante coincidencia de los opuestos. Y esto porque en su sentido etimoldgico sorprende. Como el trueno, una idea semejante causa estupor porque abate las seguridades y otras certidumbres, guardianas habitua- les de todo suenho dogmatico. Mutacion y Wasmutacton suscitan siempre pavor y estremecimiento, Sabemos, de memoria inmemorial, que todo contormismo, tedrico 0 existencial, descansa en el miedo, Contormismo metodo- » EL TIEMPO RETORNA ldgico y epistemoldgico resultado del miedo de los estu- diantes enfeudados a los pequenos mandarines universita- rios. Conformismo cultural que en las salas de redaccién genera que se hable uniformemente del libro, del film, del espectaculo, del cual “hay que” hablar por temor a pasar de largo ante cualquier cosa de importancia. Miedo de la clase politica que, elecciones obligan, prefiere ir en el sen- tido del pelaje que innovar o proponer ideas prospectivas mas conformes al espiritu de los tiempos. En suma, es lo que Durkheim Iamaba el “conformis- mo logico”, que prefiere continuar habiéndoselas con un instituido conocido que con un instituyente posiblemente peligroso. "En esto consiste la dificultad para aprehender la pos- modernidad naciente. Reducir lo real tupido y complejo a.una “realidad” medible. Al compartimentar su enfoque en disciplinas separadas, y exclusivas entre ellas, se llega a una “vida social” donde la vida, justamente, esta ausente. La taxonomia, es decir, el prurito de las leyes, desemboca en la taxidermia: se mata para analizar mejor. De pronto no se puede ver, no se sabe ver, se rehtisa ver lo vivido, en lo que tiene de dinamico y también de inquietante. La gran mentira reina triunfante en la sociedad estableci- da. Escuchemos aqui a Marcel Proust: “A fuerza de mentir a los demas, pero también de mentirse a uno mismo, de- Jjamos de percibir que mentimos”. jLa misa ha terminado! Es esta mentira a la que hay que abocarse a superar si por honestidad intelectual queremos estar en la misma onda que el ambiente y la atmésfera del momento, con el ruido de fondo del mundo. Sin embargo, la conspiracién del silencio ya no es ta" hermética como solia ser. Antes uno se dedicaba a acan tonar el “posmodernismo” en el campo artistico, lo cual no repercutia en gran cosa y evitaba detectar los hechos Y los efectos posmodernos en la vida social. De dientes pat - ENVOLVIMIENTISMO” POS) |ODERNO. 13 afuera se comienza a susurrar que la crisis actual no es sim- plemente economica, sino mas bien “societal”. Empero, cobardia mediante, nadie va a llamar a las cosas por su nombre. De ahi las siguientes formulas en- revesadas en boga: modernidad segunda, modernidad tardia, supermodernidad, alta modernidad, hipermoder- nidad, segunda modernidad... (amigo lector, es tu turno de completar la lista). Se espera una “modernidad avanza- da” 0 “sazonada”, simbolo de un cuerpo en putrefaccidn. Basta de bromas. La casa se quema y queremos salvar los muebles. Digamoslo crudamente: de lo que se trata es de preservar, por miedo, por dogmatismo, los valores que se elaboraron, en un momento dado: siglos xvii a X1x, en un lugar dado: Europa. Valores propios del “contrato social” que se presentan como si fuesen universales, aplicables sin distinci6n, en todo lugar y en todos los tiempos. ~ Las expresiones citadas son la nariz postiza de un uni- yersalismo del que no se quiere admitir que su tiempo ya paso. De hecho, se trata de tacticas de evasion: evitar reco- nocer que las piezas maestras de la arquitect6nica occiden- tal, sobre las cuales habra que regresar (individuo, razon, economia, progreso), estén saturadas. El origen religioso de este universalismo ha sido bien analizado.' Es urgente mostrar que es este origen mismo, el monoteismo propio de la tradici6n semitica, el que ya no esta en onda con un politeismo, un policulturalismo, hasta un paganismo, que caracterizan empiricamente a la situacion actual. Mas como de lo que se trata es de dar un marco al ana- lisis, de erigir una forma con objeto de que resalten mejor las caracteristicas esenciales de esta posmodernidad, quiza no sea inutil, si no hacer una historia exhaustiva (que seria objeto de un trabajo especifico) al menos proponer dos momentos que puedan ilustrarla, 'Véase A. Badiou, Saint Paul, Paris, pur, 1997. EL TIEMPO Re1 14 RETORNA la modernidad puede situa a saturacion de € en lo La si 1S anos cincuenta, En efecto, en esta época emerge el “posmodernismo” uitectonico. Para retomar el titulo del libro manifiesto de su promotor,” R. Venturi, de lo que se trata es de reya. lorizar la ambigiiedad, la complejidad en arquitectura, ahi donde reinaba el funcionalismo moderno. La escuela de la Bauhaus en Alemania, de 1919 a 1932, habia echado los cimientos de una técnica moderna donde el Angulo recto y la estética funcional iban a triunfar. Encontramos el modernismo de la Bauhaus, en forma artistica, en Le Corbusier, pero también, de una manera mucho mas obs- cena, en las construcciones de una afligida monotonia caracteristica de los suburbios de todas las ciudades euro- peas. Minimalismo estético que traduce, desde un punto de vista arquitect6nico, el utilitarismo, la “maquinizacion” caracteristicos de la sociedad moderna. Contra esto es contra lo que el posmodernismo va a privi- legiar el regreso a la ambigtiedad y a la complejidad como elementos fundadores de la humana naturaleza. Nece- sidad de la parte de sombra, importancia de la irregula- ridad barroca, gusto de lo patético, conjuncién de cosas opuestas, mestizaje, diversidad, patchwork, profundidad de la superficie: numerosas son las especificidades del mosai- co posmodernista que los arquitectos de esta especie de dependencia feudal van a poner en practica. Sus construcciones: casas, barrios, plazas, se destinan en un primer momento a la comunidad italo-norteamericana en Estados Unidos. Asi, para empezar, las diversas “refe- rencias” de estas construcciones se tomaran de estilos muy diversos. Una puerta romana, una ventana gotica, un arco de cintra barroca y cosas por el estilo, He dicho bien mo saico, patchwork, Cada elemento posee una especificidad arq R. Venturi, De Vambigitté en architecture, Paris, Dunod, 1976 [Complejidad ¥ contradiccion en arquitectura, 1999). EL “ENVOLVIMIENTISMO” POSMODERNO. 15 por demas tipificada, lo que no le impide fundirse en una organicidad mas vasta, donde encuentra, con ajustes, el lugar que le corresponde. Retengamos bien esta metafora, la armonia conflictiva caracter stica de la arquitectura pos- modernista que mas tarde volveremos a encontrar en la socialidad posmoderna. Segunda perspectiva importante, estas “citaciones” ar- quitectonicas tomadas de estilos diversos provienen de di- ferentes lugares: Roma, Padua, Florencia, Venecia, etc. Lo que se pretende, a través de un proceso de anamnesis, es recordar a la comunidad en cuestién de d6nde viene, cua- les son sus raices profundas, el mantillo cultural del que proviene. Ya no es el simple desapego de la historia, sino que podriamos decir el apego de destino. No es simple- mente el tiempo el que es vector del ser/estarjuntos, sino el espacio como cimiento de la vida en comin, a partir del cual puede haber un crecimiento verdadero. Para jugar con la eufonia de los términos: le liew fait lien (lares hacen lazos). Este “arraigo dinamico” se encuentra en el origen de todas estas manifestaciones contempordneas que cele- bran el territorio, los productos del terruno, los festivales folcloricos, las leyendas locales y las escenificaciones hist6- ricas de algtin gran evento, de algtin personaje importante de la region, ciudad o canton. El localismo, en sentido es- tricto, es un componente de la posmodernidad. Al lado del posmodernismo arquitecténico que prefi- gura lo arquitect6nico societal de la posmodernidad, hay otro signo precursor que merece atencion: la emergencia del “disefio”. Proveniente también de la Bauhaus, se des- liga rapidamente del simple funcionalismo y de la tedio- sa utilidad para centrarse en la fantasia, la fantasmagoria, donde la técnica, siempre presente, se complementa y se complica con el aporte del imaginario. La idea de base del diseito es que el objeto, guardando siempre su funcio- nalidad, debe estar adornado. Lo vestimos. Lo hacemos Wg aA AR EL TIEMPs 16 MPO RETORNA Como dice el dicho, hay que “sacarle brillo ata eq cerola”, la cual, al mismo tiempo que sirve para lo que ests prevista, esta situada en un entorno en el que participa a placer de Ia vista. La proliferacion de las tiendas y de Ig, revistas de decoracion es muestra de que son los one de la vida cotidiana los que son susceptibles de semejante los que sirven de decoracién en ese teatro estético. tratamiento y del mundo donde se representa la escena de la existencia social. Esa estetizacion de la vida cotidiana marca un impor. tante punto de inflexion entre modernidad y posmodern- dad. De ahi derivara la importancia que se le atribuira pro- gresivamente al cuerpo, a lo cualitativo de la existencia, al placer de existir, a la forma en sus diversas modulaciones, En este sentido, es instructivo ver la insolente vitalidad del lujo en un momento en que supuestamente prevalece la crisis econémica. Habriamos podido creer que el lujo estaba reservado a una reducida casta de privilegiados. Ocurre lo contrario, el lujo se difunde entre el conjunto de la sociedad siguiendo una escala de precios variable. Los sustitutos, las copias mas o menos legales, las falsifica- ciones muestran que, mas alla de una simple vision econo- micista, prestamos cada vez mas atenci6n “al precio de las cosas sin precio”. Inspirado en trabajos etnoldgicos, Georges Bataille mostré que la “defensa” suntuaria podia tener una fun- cin ética, es decir, podia servir de cimiento (ethos) social. La sabiduria de las naciones, como en eco, ya NOS habia hecho notar que a menudo “quien pierde gana”. Es decir, que lo inmaterial, lo no contable, desempefia un rol nada desdenable en el vivirjuntos. . Recordemos que al lado de la connotacion de lujose es decir, de sobreabundancia, generalmente mas mencio” nada, existe también, en su etimologia, lo que est4 Tuxa- do”, la luxacién hace que un miembro sea inoperante, 7° EL “ENVOLVIMIENTISMO” POSMODERNO 17 funcional. Cabe pensar que en el inconsciente colectivo puede haber una forma de refinamiento en lo que no sirve para nada. Ya analizamos el kitsch como el arte de la felicidad. Se puede considerar de mal gusto. De hecho, del cromo pequenoburgués a los enanos en el jardin, pasando por el estilo Biedermeier, el acento se sittia en el marco, la for- ma formante del ser/estar-juntos. Todas estas cosas hacen resaltar la importancia del exterior, de la piel que permite mantener juntos los diversos elementos constitutivos del cuerpo social. La organicidad de la arquitectura posmodernista, 0 el embellecimiento de los objetos familiares que opera el disenio, recuerda la relacién que se tenia en la premoder- nidad con los objetos de lo cotidiano. Jarrones, muebles, herramientas, joyas, armas, todos poseian un aura especi- fica, participaban de la sacralidad del mundo. A través de ellos la comunidad participaba también. Pensemos en el término “participacion” en su sentido mas estricto: magi- co, mistico. Es decir, lo que me constituye como participe del “cosmos”, del mundo ordenado, de una naturaleza no como “ob-jeto”, “ahi objetado” y por tanto controlable a placer, sino como pieza de una organicidad mas vasta de la que todo hijo de vecino forma parte. Volveremos a en- contrar una parecida “participacién” premoderna en la posmodernidad. Esta relacin magica con los objetos que nos rodean re- quiere que pongamos en duda la gran marcha real del Progreso que caracteriz6 el apogeo de la modernidad. Esta sospecha la admiten ahora tanto el hombre sin cualidades como los que, con lucidez, estan de acuerdo en reconocer que la sin- fonia heroica del progreso ha soltado algunos gallos cuyas desastrosas consecuencias ya no se pueden ocultar. Es hasta de buen gusto integrar la preocupacién del “desarrollo du- radero” en el proyecto empresarial, en la gobernanza de las diversas instituciones 0 en la politica stricto sensu. —— EL TIEMPO RETO} : RNA Aun cuando hay que desconfiar de la expresion “de. vvatlo duradero”, ¥ mas parece tna enganifa (retoma. se eaio ms aelelante), tiene que Ver CON UNA preocupaciin ve cietal que no podemos ignorar. Por mi parte, hace ya tres décadas esbocé una critica en regla de estas dos ubres tte la ideologia republicanista: “Sociogénesis del progreso del servicio ptiblico”.’ De una manera un poco premo. nitoria, coloqué las minas de lo que mas tarde permitiria dinamitar el mito, es rictamente occidental, del progreso, En particular mostrando sus bases semiticas. Ahora bien, la decadencia de aquél debe vincularse a la saturacién de Puedo darles el secreto de la posmodernidad? Qui py. test capire capiat, quien pueda entender, que entienda: la concepcién ciclica del mundo, fundamento del paganis. mo y que el monoteismo semitico se habia dedicado a eli- minar, tiende a retomar fuerza y vigor. Desde luego, no nos referimos explicitamente al deseo pagano de aprovechar al maximo, aqui y ahora, los frutos de esta tierra, sino a la revalorizacion de la_proxémica, la importancia de la vida cotidiana, el culto del cuerpo, el sentimiento de pertenencia tribal (comunitario), el regre- so de lo emocional son como tantos otros marcadores del cambio de paradigma que esta en curso. Tomemos este término de marcador en su sentido médico, el de sustancia presente, en dosis variable, en un cuerpo dado. La dosis ya no es hoy infinitesimal, y el diagnéstico ya no es la labor de marginados medio excéntricos; el optimismo progresista ya tuvo su tiempo. El inconsciente (el consciente incluso) colectivo tiende a regresar a una progresividad mas huma- na, menos paranoica, es decir, capaz de integrar las con- °M. Maffesoli, La violence otalitaire, Paris, 1979; tltima edicién en Apres modernité?, CNRS Editions, 2008,pp. 445-537. O también en Apocalypse, CNRS Ei tions, 2009 [La violencia totalitaria: ensayo de antropologia politica, Barcelona, Her der, 1982). Pevabotagobors Lo Is Tperd eet we EL “ENVOLVIMIENTISMO” POSMODERNO 19 tribuciones de la sedimentacién tradicional y del arraigo natural en el crecimiento societal. Si, se termina un ciclo, obligaindonos a reconocer que Ja saturacion de un mundo no es el fin del mundo. Dije se- dimentacion para dar claramente a entender la transforma- cién del progresismo (en otros tiempos eficiente, liberador, pero que se volvié brutal y saqueador) en progresividad que que controla o domina Ia naturaleza. Algo en este orden de ideas fue lo que propuso Heidegger: “Lo acompaiia m m: antiguo entre las ¢ s antiguas nos sigue [...] y sin embargo viene a nuestro encuentro”. Esto “mas antiguo” esta ahi, presente en el coraz6n de nuestra humanidad, Es incluso aquello a través de lo cual este presente se vuelve verdadera presencia para los otros y para el mundo. Es ese fondo para nada reductible a la raz6n individual pero que constituye un verdadero capital formado a lo largo de los siglos. Memoria sedimentada. Tradicion enraizada. Quizas es eso lo que Bergson, a lo largo de su obra, va a perseguir bajo el nombre de “duracién”, montado a la vez sobre el pasado y el futuro.’ No se trata del famoso y teratomorfo “desarrollo duradero” sino de la duracién como “envolvimiento” a través del pasado: garantia del fu- turo. Semejante envolvimientismo constituye, si no ta lave universal, al menos una buena entrada para comprender lo que esta en juego en numerosos fendmenos posmoder- nos. El posmodernismo arquitect6nico ha sido el indicio inaugural, la pintura y el arte posmoderno en general son momentos de importancia, el disefo es un buen revela- dor. Ninguna de estas cosas considera ya que la energia, in- dividual 0 colectiva, deba ser movilizada para alcanzar una lejana Ciudad de Dios, o a una sociedad perfecta por venir, ‘M. Heidegger, Liexpérience de la pensée, en Questions Ill, Paris, Gallimard, 1966. [Desde la experiencia del pensamiento, Valencia, 1979.] : °H, Bergson, Matiére et mémoire, en CEuvres, Paris, pur, Edition du Centenaire, 1959, p. 280. [Materia y memoria, Buenos Aires, Cactus, 2006.] ’ EL TIEMPO RETORNA sino que ha de focalizarse en lo que esti a la vista, Jo que hay que vivir en el seno de la comunidad, aqui y ahora, ' regreso ala matriz, en cierto modo. ‘A imagen de términos que existen en otras lenguas neo- promanas, como ingress®, quiz podriamos hablar de ingrp. so para designar una vitalidad que Ya No se reconoce en las utopias que marcaron ala modernidad (utopias de la clase S yla raza, que desembocaron en los conocidos campos de concentracin), sino que se conforma con esas pequeiias utopias intersticiales, “zonas de autonomia temporales”, donde anida la intensidad del presente. Al contrario de un tiempo homogéneo y vacio, lo vivido concretamente, en todos sus pequenos rituales cotidianos, se presenta como vector de reenlace a la vez. con los demas y con el espacio que es nuestra matriz comin. En sus tesis sobre la filosofia de la historia, Walter Benjamin evoca lo “concreto mas extremo”. El mas bello oximoron del que se pueda hablar. En efecto, la palabra concreto viene del latin cum cresce- ve, crecer con. La fenomenologia nos ha esclarecido este “con”. Podemos declinar tanto como se quiera las modali- dades de ese relacionismo: ser-estar-con los otros (mit Sein), con el mundo (mit Welt). Esto deberia remitir a los osarios de los pensamientos extintos los andlisi de los sociélogos serie “B” (al igual que los articulos periodisticos de que se alimentan) que contintian provocandonos pesadez es- tomacal con su pretendido “individualismo contempora neo”. El individuo “amo de si mismo como del universo” constituyé la piedra angular de la modernidad. La_pos- modernidad (re)construye sobre otros cimientos. En este caso sobre un original comunitario (tribal). Original que cimienta el original de hoy. He ahi lo que es la ingresion Cuyo orbe es vasto y sus manifestaciones miiltiples. Todo hijo de vecino, persona plural en su tribu de eleccion, V4 a ser lo que es a partir de los apegos que lo constituyen- 4 Gagrice ome and “yy 14 dA Jistividog a VOLVIMIENTISMO” POSMODERNO L EI 21 jes Sy ac : Vemos asf crecer, en ce Tea tradiciones ae A ae ‘S populares, Jas modas de indumentaria étnica, los Prejuicios seculares e incluso, puesto que en este regreso hay de lo mejor y de Jo peor, los fanatismos religiosos y los diversos mimetismos histéricos. En suma, ya me he explicado sobre ello en otra parte, El ritmo de la vida,’ se desvanece a partir de un punto fijo. cAcaso no es un manantial el origen de los rios? El flujo vital no escapa a esta necesaria ley. Ley que estamos encontrando. Ley que pronto hard pasar a los candidos progresistas modernos por reaccionarios peligrosos. Ley que, si resumo el “manantial” de la posmodernidad, re- cordara la importancia de lo complejo, la necesidad de las raices, la profundidad de la superficie. En resumen, el envolvimientalismo itil a todo crecimiento. El tegumento de la semilla, la piel del cuerpo individual, la del cuerpo social que nos hace rememorar. He aqui los cimientos del paradigma en gestacion. He aqui por qué la ingresién no es simple regresin. Tenfamos memoria de la circularidad de las sociedades primitivas, estabamos habituados al linearismo de la historia asegu- rada por ella misma. Conviene, con valor y lucidez, saber! pensar la espiral. °M. Maffesoli, El ritmo de la vida: variaciones sobre el imaginario posmoderno, Mé- xico, Siglo XXI Editores, 2012.

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