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TESIS / ENSAYO José Amicola La batalla de los géneros Novela gética versus novela de educacién BEATRIZ VITERBO EDITORA ‘Amicola, José AMI ‘La batalla de los géneros : novela gotica versus novela de educacién.- 1", ed.~ Rosario : Beatriz Viterbo, 2003 ‘320 p.; 20x14 em.-(Tesis-ensayo) ISBN 950-845-130-0 L Titulo. ~ 1. Critica Literaria Biblioteca: Tesis / Ensayo Tlustracién de tapa: Daniel Garcia Primera edicién: agosto 2003 © José Amicola © Beatriz Viterbo Editora Espaia 1160 (S2000DBX) Rosario, Argentina ‘www.beatrizviterbo.com.ar info@beatrizviterbo.com.ar Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohi- bida, sin la autorizacién escrita de los titulares del “Copyrig~ ht”, bajo las sanciones establecidas on las leyes, la repro- duceién parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografia y el tratamiento informatico. IMPRESO EN ARGENTINA / PRINTED IN ARGENTINA Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723 For Paul King La invencién de la novela de aprendizaje y el Proyecto del uminismo (Weimar, 1796) “duu kommst mir vor wie Saul, der Sohn Kis, der ausging, seines Vaters Rselinnen zu suchen, und ein Konigreich fand. ch henne den Wert eines Konigreichs nicht, versctste Wilhelm, aber ich weiss, dass ich ein Glick erlangt habe, das ich nicht verdiene und das ich mit nichts in der Welt vertauschen michte” ("— se me ocurre que eres como Sail, el hijo de Cis gue sald a buscar tas asnas de su padre y encontré un reina No st ef valor que tiene un reing, respondié Wilhelm, pero s¢ gue ‘he alcanzado una dicka que no merezeo y que no cambiaria por nada en ef mundo") - Goethe, Withelm Meisters Lehrjahre (1796) Una de las novedades que la teorfa literaria del siglo XK va a introducir en los estudios sobre los géneros literarios dominio de lus estudios sobre la literatura que aleanza su apogeo en el perfodo comprendido entre el Renacimiento y el siglo XVIII en base a la lwctura renovada de la Fbética de Aristételes-, va a consistir en la conviccién de que los moldes genéricos son cambiantes y que ellos hhan sido analizados con patrones ahistoricos (Barrenechea 1992: 76), La teorfa renancentista y neoclésica que hemos heredado no pudo pereibir tampoco, por su condicién estatica y normativa, que lw denominacion estable de un género literario no le aseguraba a tse molde social una garantfa de identidad. Asi muchos de los xéneros tradicionales presentaron durante siglos la misma denominacién, pero, sin embargo, habian cambiado de manera ‘dical, sin que las distintas culturas tomaran nota de ese cambio, Solo a fines del siglo XX un investigador del tema como Alastair Fowler pudo decir finalmente lo siguiente: “El romance medieval tno e821 mismo género que el romance victoriano” (Fowler 1982: 47). Pero si esta consideracién tan obvia hoy en dia pudo engafiar muchos estudiosos fue porque lo que permanecia intocado en la convencién social genérica, ademas de la denominacién, era un aire de familia o una family resemblance, y nolo que parece afirmar Ja nomenelatura. A partir de los trabajos de los formalistas rusos (entre 1915 y 1930), por otra parte, se habia venido analizando el hhecho de que los dispositivos literarios formaban un sistema con interrelaciones mutuas entre sus partes y que, dentro del sistema, cada uno de sus polos tenia adjudicada una funeién. Asi, un lemento determinado dentro de una organizacién dada no tendria ya la misma eapacidad funcional al ser transferido a otro sistema, pues procederfa a ocupar un lugar diferente dentro del equilibrio de fuerzas del nuevo campo. La cierto es que el siglo XVIII fue testiga de una ritu schilleriano de confian, el mejoramiento del individ 1 presidente Sarmiento en iego 1998: 28), quien h la sarmientina fue le progreso que la alta burguesia habia programado para la nacién, La llegada masiva de inmigrantes europeos de regiones atrasadas signifieé, sin embargo, un nuevo reto para la doctrina de Sarmien. to. La operacién sarmientina implicaba su propia curacién pues | labor de integracién de los extranjeros podia retribuir con creces los gastos que la educacién generalizada ocasionaba. En este sentido, podria sostenerse, efectivamente, que a fines del siglo XIX y commjenzos del XX, Ta Argentim ‘Wi politica educativa Similar) parecia und’ ae promisorios para hraparivién de una novela de jon decors” * dT Bi tesco da NOVA coal le otzo intorpenetrado por la nonsense obini&n, sirembarge, StivieAstion revelan, si se os le ‘en dela forma sO uvaciinyy oS, En rigor, podriad si ol episodio der, te ension soy Pedratlecirse que sel episodio del mance de rin eat novela de Arttha coneitae al tensor et a citagds, EolPe a la mandibula de su auton quien oe po Tasgnggltuacioniniciatica, al mismo tiempo nee eae es Bane pero si kz) No hay episodio similar en novel pe see Segundo Sombra podria anali algnea deena en Don cha, frustracion y malestas espacio distinto que se per 164 or donde la narracién expulsa del idilio verde la percepeisn de lo \liferente como peligro para la identidad de la persona, “El terror de Fabio frente al cangrejal es el terror frente a aquello que el texto expulsa fuera de sus fronteras ficcionalizando, al mismo ‘ivmpo, la expulsidn” (Pastormerlo 1996: 95). Por otra parte, el texto de Giiiraldes aparece “generizado” a través del enfoque de la tabuizacién de lo que Deleuze y Guattari than denominado el enfrentamiento de lo liso a lo estriado, como dos figuras significativas de representacién. En este mismo sentido, la sensacién de lo liso del territorio pampeano aparece ‘quebrado en el encuentro con el espacio demonizado de los can- rejales que instauran lo inquietante como nudo de la simboliza- cidn del modo gauchesco, pero también como lo que no es com- \prensible en términos de la l6gica de los varones del relato, preo- cupados por establecer esencias de Io pampeano a partir de la tradicion enarbolada como gesto ideol6gico por Lugones (Pastor- merlo 1996: 90). Ahora bien, si por una parte Beatriz Sarlo apun- taba agudamente que toda utopia es reveladora y sintoma del con- Aicto que pretende corregir y, por lo tanto, las utopfas se eseriben desde una situacién no ut6piea, Pastormerlo acierta al indicar que “el presente indeseable” al que Don Segundo Sombra escapa os ol que representa EZ juguete rabioso (Pastormerlo 1996: 93), que debe- riamos leer, entonces, segtin mi opinién, como la “anti-novela de Ja utopia rural” Dentro de este marco, el episodio del homosexual en la obra de Arlt ega mas lejos que la sensacio de otredad inquietante del texto de Guiraldes, porque el narrador y el protagonista tratan de penetrar el secreto de una vida qué esta mas Alla dé su compren- sidn,y, aunque igualmente limitados y prejuiciosos ante lo dife- rente, se revelan avanzados para su época en el desed de no dejar territorio inexplorado de Tas praxis humanas del conglomerado ie Ta gran ciudad, Nohay una novela de aprendizaje arltiana que Veriaria a oporierse asf eivet campo Titerario rioplatense de las pritieras técada® del siglo XX. Lo quests. ofreciéndose aqui, en caltbt0, 25 Unie ContestaCTON at género grandilocuente de la gran narracién mitolopiea de un destino nacional como lo ha entendido Josefina Ludmer ei'su tratamiénto de Ia corriente gauchesca que Guiraldes, La primera obra de Arlt, como “nove (° como “novela contra-utdpica”), in rn asaje yun tabli que debe develarse hasta in joven ala vida adutta ~~ Fada del va finales al canon como Puigo Cop Pero d eatisacion gonérica que una sociedad utiliza p ex ‘ nia sociedad utiliza para leer sus tax Se Seppe preps clare Asi in inde / Woes MS Cet Bolg ir “Comar pdt Leak? uh VB (fjeedo ote} / haber leido Los siete Jocos (1929) de Arlt como novela de la locura ‘oblig6 durante mucho tiempo a oscurecer su sentido politico y apar- tarla de la crisis de poder que se dio en ese momento en la Ar- xentina, algo que hubiera resultado més que evidente si se 1a hu- biera encasillado como “novela de conspiracién” o “de secta” (Am cola 1984). Por lo tanto, no es ocioso pensar en una reubicacién genérica de EY juguete rabioso que la aleje del tan llevado y poco traido género de novela de aprendizaje en la que nos hemos empe- nado en clasificarla, Han pasado casi cincuenta aitos de la cruzada de la revista Contorno por rescatar a Art de la invisibilidad a la que lo habia condenado la elite cultural de la Argentina, donde la cuestién lite- raria era considerada un feudo privado. Es evidente, al mismo tiempo, que el “caso Arlt” parece implicar, casi automdticamente, la pregunta de qué es necesario para que la canonizacién literaria se produzca. El éxito de aquella reivindicacién de Arlt por los“con- tornistas”, por lo tanto, asf como el peso en la vida nacional que han tenido los colaboradores originales de esas contestatarias ho- jitas Hamadas Contorno son de una magnitud tal que no parece ocioso volver a plantearse algunas cuestiones que tendrian que ver, asimismo, con los gestos de inclusi6n y de exclusién dentro de campo restringido que la revista venia a pisotear. En primer lugar, hay que recordar que ese grupo surgié para intervenir en la trama social de la Argentina y que, por ello, una consideracién de su incidencia en un contexto mas global se va tornando ahora in- soslayable, dado que sus integrantes entraron en el debate con plena conciencia de la seriedad de la causa que los reunia y que, mas tarde, aleanzaron una insercién institucional que les permitié redoblar su embestida. Las siguientes observaciones parten, por lo tanto, de la idea de que existe ya un amplio consenso en conside- rar a “los contornistas” como figuras detorminantes en la reflexion tedrica en la Argentina, segtin atestiguan infinidad de aportes re- cientes (Sarlo 1983; Katra 1988; Rosa 1999; Cella 1999). En este erst “abducin’, Estas ra advisors de aguas sate ds por ls mente deeper, pro eran tambien lo nites del ropio rationalism que trazaba limites nol para las atv le la mente sino también de las con¢ aed ¥ de las diferencias sexuales on sentido de gencre™s ne entido de “género”, Notas sugerente que en espaol Moliner 1979: 1,872) a palabra “provocador" sparazea come tn sindnimna de “pendencero" o “inlinado a provacar” (es deci, ‘iciada al rea de las eualidades consideradas masculinas)y de “provocative” se {Thm que "ee apica ala mujer que provoca alos hombres con gostes, actitudes, Ne oenn st aapectofisieo, aloe mismos gests, acitudes,et."(es deci, como tlabea asociada al rea generalmente vinculada eon la mujer como objeto sexwab. [ih esta oposiign semdntica se hallan inscriptas, asi, lo que los hablantes han. ilipulads son earaeteristicas masculinas (la agresin) yfemeninas (la atracsion ‘xual, elocando vallas semistiens que impiden los eruces. ‘El gotieo arqutectonica como revioaf penetra tarde en Alemania. Su ejemplo suis claro, sin embargo, es la figura paradigmatica del rey Ludwig 11 de Baviera tur protege a Wagner erige palacios y castllos uno tras otro. Justamente el (Miullo de Neuschwannstein, penaado como castillo irreal de cuentos de hadas, Tione la impeonta gétiea ¥ wagheriana, ala ver, no séle on su arquitectura fante jena tio tambien en log frescos de In sala del trono, tomas de las escenas de te operas del compositeraleman {Sn ese sentido, este critic petde de wsta un easo tan antiguoenlaliteratura, inglesa como los as ilamados chap-books (bros de pequeio tamafo que aparecen. Wanios Tragment de una cbra mayor en foneidn de difusion masiva, a partie de ‘inn forma medieva, Bn el XIX le ehop- Books repreducen o adaptan wn capitulo Ivana obra seguido de un eapstulade otra so venden en la Inglaterra victoriana yor monedas, por Io tanto siempre aparecen asociados con To comercial, pero TMinblen con a comercializcion dela maravilloso, que era uno de los temas mis viilettados (Clery 1995; 144) Para Lovecraft, en eambio, los chap-baods fueron quedis de difusign masiva de la literatura de horror en los siglos XVITT y XIX Lovecraft 1936; 2). ‘Eamovela decorde ea aquella narrativa de corte sensacionalista que durante lsiglo RVI eva comercalizada por vendedores ambulantes que lallevaban atada ‘Gn Gordeles al visitar a sus elientes alejados de las ciudades. La exprosién es Snulae ala expresion francesa de “colportago", que aludia ala manera en que los iibreros viajeros portaban su carga al evello. El siglo XVIIL es responsable asi tama de la separacion tajante en “lta iteratura” y “literatura popular” aue todavia impefa en loa juiies de valor que oponen los dos subgéneros que aqui aos ‘Northrop Frye, por su parte, va a poner en entredicho que un autor deter- rminago tenga algun ntencion més que crenr una abr? estétea x por ello, sstiene (Tuc eata relacign entre biografiay obra seria una intentional fallacy Frye 1951. {5 Fowler 1982: 66). Por mi parte, en cambio, ereo que cada obra esta saturada (le intoncionalidad, oque ne debe confondirse con que la obra “tenga un menssie" "Jouefin Ladner afirma, sigtiendo una tradiion de origen oral, que el titulo de la primera novela de Arlt fue puesto por Gairaldes (Ludmer 1999: 225). La ‘loculuciin entre los dos escrtores es todavia mas fuerte en otras paginas de su etudio, pues esta iavestigadora insate también en que las dos novelas de 1926 Son Bildumgaromans (sie, cuando lat compara con Las rates (1943), de J Binaco, y Lolo (1959), avon 884), de Miguel stiquctasgendrica ome eany {Latimer 1998 164 y 25 sas Fats dca ore reac Lal de Dg 2068 330 La estadiona de nara do osteauto “xe eq el pints Antero seer ease es una “chinita" experimentada en at iusera conecaa sre a da en mores qu era conaidaentrelonvasenes ens como “la de aprender” (Guiralder crue render” (Goieakes 1826191), lo que revels el stema flocatog * Blotrorelatainleistico del mundo previo. ic Manuel Mujica Lanes, as que agroga la colegial and, sn detonersederzasiao sabres! ues de lat lla tan traida y levada “novela de aprendisale™ tgones-Guiraldes, véase ol estudio de 4 sonatas dea conciocin dae seats satracon de hire” Canoe Gotan (errs 1850, cay pubcacin provers el ctr de eae Son si diantes de Filosofia y Letras en que habia aparece sac Satta por su part, considera desu obra Alasrait 1978 65) Ensu investigacion sobre la nov el hecho d Sido adoptado por as cera de laliteratorntonecinatnt dee (De Diego 1998: 23. Mara Moline define a “abducia come evident, pero i mas cralble que la conclusion Eco un ejemplo de abduccién seria: ae Estas habas son BlancaiBstas haba {ue lo fantastico ese rasgo prodominante iettas que el pustlobae pete ee de corel, que Iacua las nntFaconta deters Sogame en gue nmenor noo = line 18151 9; Para eres Todas las habs do ava Gleason Hanne 48 provienen de esa bolsa” (Eeo 1975: 185). 4. La casa tomada del gético (Buenos Aires, 1946) “Man war daritber einig, dass die wirklichen Erscheinungen im Leben oft viel wuunderbarer sich gestalteten, als alles, was die vegste Phantasie zu erfinden trachte.” “ Estuvimos de acuerdo en que a menudo las manifestactones ‘reales dela vida se conformaban de una manera més ‘maravitlosa que todo fo que pudiera inventar la mds galopante fantasia’) ETA Hoffmann “Das ode Haus" (‘La casa extraita’} (1817) Si la familia iba a ser el objeto de una veneracién especialmen- te condensada en el dogma victoriano, de esa misma concentracién habria de florecer la duda en los valores incondicionales del “ho- ar", poniendo en entredicho que la micro-organizacién fuera la célula basica perfecta. En ninguna parte se ve tan bien esta rela- ‘cin como en el famoso articulo de Sigmund Freud titulado Das Unheimliche (“Lo siniestro”, 1919), donde su autor reflexiona so- bre la raiz alemana de a palabra “Heim” ("hogar"), pero para demostrar que su negacién (con el prefijo en el adjetivo/adverbio ur-heim-lich) no Neva necesariamente a lo opuesto. Ambos térmi- ‘nos en Io positivo y en lo negativo se han cargado ominosamente por contagio mutuo; es decir lo que es “familiar”, “hogarefio” y “co- nocido” parece igualmente secreto ~heimlich- e inquietante ~un- heimlich— lo que abre las puertas para relacionarlos con el modo fantastico (Jackson 1981: 65). Con Freud entramos, en efecto, en el territorio siniestro del hogar vietoriano, donde reinan las som- bras més inesperadas (Buse y Stott 1999: 9). Lo extraordinaria- ‘mente llamativo de este trabajo de Freud sobre fuerzas extrafas en el seno de lo supuestamente familiar es que aparece en un ‘momento en que su autor est luchando por exorcizar los fantas- mas de Jung y Ferenczi, a través de uno de los puntos de friecién con sus discipulos. En efecto, si el psicoanélisis ortodoxo habia 179

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