You are on page 1of 26
3AUMAN PAIDOS CONTEXTOS te, Un propueta pare vv co ie mandamsonton para compart De la vida como obra de arte RP Drow La lana expla sw bie W, Ung, Alama l D. alld (com romps. nivel pas yl fle elas La ect de olen on pari 7, Sobre la verdad Danes malirecades. Els meceniemes del violencia en ta parelle cerdo ge queria ser jamin yotos overts 9 nueveexparinentos pare f= ile Lins de Petiome ‘eign eplcade« mb ns al a EL ARTE DE LA VIDA i ..PAIDOS TeoLoc.: “ner eres BIBLIOTEDA DE FILOS VIA V1 4d ALYY Ta se Soames 2 ita CAPITULO eZ AE EE ee Nosotros, los artistas de la vida Hanna Swida-Ziemba, observadora aguda y perspicaz y analista del cambio intergeneracional, y especialmente de estilos emergentes de vida, sefialé que mientras «la gente de generaciones anteriores se situaba tanto en el pasado como en el futuro, para los nuevos jévenes contemporiineos, s6lo existe el presente. «Los j6venes con los que ha durante la investigacién levada a cabo en 1991-1995 pregunta- ban: Por qué hay tanta agresién en el mundo? ¢Es posible aleanzar la felicidad plena? Estacspreguatas han dejado de importatles.»" Swida-Ziemba hablaba de la juventud polaca, pero en nuestro mundo plenamente globalizado habria encontrado tendencias muy similares cualquiera que hubiera sido el lugar en el que centrara su investigaci6n. Los datos reunidos en Polonia, un pais que estaba s2- liendo de muchos afios de gobierno autoritario con estilos de vida {que ya se habfan abandonado en todas partes conservados de forma antficial y que ceglamentaba estrictamente Ia manera en que se per ia buscar la felicidad, sélo condensaban y resumian las tendencias mundiales, haciéndolos més agudos y, en consecuencia, mas destaca- dos y faciles de notar. Probablemente, lo que nos lleva a preguntar «ede dénde viene Ia agresiGn?» son las ganas de hacer algo al respec:o; queremos saber dénde se encuentran las raices de la agresién porque nos produce un sentimiento fuerte y deseamos seriamente poner freno a la agresién 0 Juchar contra ella, Seguramente, tenemos interés en llegar al lugar donde se engendran y crecen los impulsos o planes agresivos con e! fin de intentar incapacitarlo y destruirlo, Y si esta suposiciéa sobre ‘nuestros motivos es correcta, no podemos soportar un mundo leno de agresividad por incémodo o totalmente inadecuado para la vida humana, y por esta razén injusto. Pero también debemos de que un mundo asf podria convertisse en otro més pacifico, hospi tio y amistoso para los humanos, y también que si lo intentamos, -nid o20d osed un x98 eyspod upronyos eiso ‘sruawetsesd opeuo!s09] <2 outwit Ja opHosax requy 20d sepeuoIsedo serise]oU se] ap sesod ‘y cxolow wos onb ap vzuvsodso ej woo uo}sdo wz20 sew02 X waponia ep Du Iep ‘opeuopuege ap oruawiow Ja opesay ey anb 4 aued vungura © vay] ou opiSa[p ouruta | anb ap uoisnppued Fv seBST] oun LEqaP opueng? geprumuoyesop o epeuiase uo}siIap Eun Ops vy seTanss ap pnapnuu e] anita en ow1o9 epeurussaiap vljaz1s9 ¥3s9 ap UoTDI9Tes 3] 18 pep oun Baqap o1wewoU pnb wa A? sosed sns seIsTO Er -agap Byars pnb? o1od ‘ourmes ap odn une ‘ouarsap |p ue oupure> tun sezen sopungeea so] ° mmytuzed vied peptinoso vy aiwawoIUsT su09 ap SouRns f sapeap! ap oruaqy] uM» so anb soIp maoony neg opp UOISTA ns UNBos peplEos yy sejapowas ap & ‘orunse ap esau vy A opEsap [> “ealsed K zane erpuaisisar B] sex9dns ap oanalgo ns :(sazorse/Saxome) «sazoroTe> sns 2p sorufisap soy & (s1ua8e Jap praunjoa ef ¥ “exyesep opnusts & A oasisou 9s axdusars anb off ugroruyap 10d ‘«pepypear owon sepiq, jorad) astuzoix9 SauoTIpuos» anus eniadied uO|EIUOHUOD tun we aisisuo ruBUMY epi BT] ‘vonoysd owoo jenuDap—IUy owe ‘worsuard smo ns susie: ueredns anb souorsrpuoo ue pepraqusuodsex ‘aso 9010/9 eaIszoou oun ‘oSrequis urs ‘opnuau y “Ou:i5ap jap 0790 -ap un OuIs ‘upr22279 ap uorssend OUST Js UD $9 OU (sEPIBET sauoT>do se] ap seisuanoaguoo se] & ‘sepoi ap srumiodum spur uoID9|9 vj ‘28 1p 98 anb epia Bf ap ayqusuodsas 32s ‘s1oap sa) onpraypuT un s9g ‘sa|qisne[d sovopsoe[9 ap [2089 e] taonpar opout 2189 9p X ‘eoromhb» fp meso EAaqap apuop «oqap> [> usUodu anb seuzoixs sezzang op wiopeumsqe vorsard vy © yenseo faded on opuott ise sapod ns sm[n90 & erpuasoid ns zeB9U 9p somusIU Soy SopOr 9 0 Vala ¥13a svastsaV SOT'SORLOSON ST ETE I ET TTT aR te or gsod b epia e] 9p eaiz0¥ e] v2 eTTANY ns Uolap upID99p— BY A peIuNjon PT -wopoepe 2p perzoqy A perujon ap opeiop 198 un 9p vpta ey ‘vue “RY UpIA wun $2 18 2178 ap ¥IGO BUN Jas ou apand ou epia ey ‘oyDoq UN 9p uOpEIepap vuN OUTS “(asouOIDISOdwWOD sns So>EsM sot o sorpEN> sns uaoey sasoiund soy owio> [e1 ‘opauds 9p ouDy] & orsstias ‘osoruoure ‘o79q o8fe upta ns ap s220y s1uDIU ap odn Jap) woRISUOWE wun 1a opeymasod un s2 ou «a2ze 9p 8240 eun s9 EpIA Ep OIIISOdord &] ‘UOTIeUIOFUOD £ UOPDROID w1S9 9p OFMpoud uN 398 eIpod onb wroueur puIsTU B{ ap Ses0D Se] e EMNIOS SEP K Yw2I9 ap zed vis1410 ‘un 89 anb opreso seqey anb susp oun :sesqured “opts n2s9 aata anb us opunus > uo upique) 309 Pp ud ¥ypUarepp wun :msuaxafip oun sra.vm 9p pepisedaa widosd ns ua opeyuos Jaquy anb ouan our) “osmany & auasaid ‘opesed 12904 ap sowrelap 0 sowrzoey anb of ua Ja0zafo apand opus jap opeise fa anb: epusngjur vy ap onb e8ey oun anb of ap svu spuadep aaarayp sas © 089] apand 2389 anb uo eprpaw v] aonb & eioye so anb of 9p o1uaz0zp 2ps apand opunus jep opzisa [9 anb oprumnse saqey anb kepy “waxes ve ssopuroyde opseiquie> apand owsruz oun anb & aszeiqusea apond anb ‘sopoa od zea eum ap «opep» so ou ¥apos sou anb opunus fp nb 20919 ‘anb sowousi oswzd ‘seiumfaad sease wexmno0 sou as anb exeg ‘sean’ aad sviso remnus0y uo opeisafour eLsqey 25 Ou opow ono ap !sauOD -Isodns seiso ‘opmsas & ‘opezoqeys seqey anb ausn om ‘epnp ug voiwowour onbe ue srunas sowrapod onb 0 sauodsip sowaais anb x ap eziany e] unos soanal “qo 4 souoriquie sesisanu pau :esranut ey P ou X “epra enisone ward opeazuejd sowsy anb soanialgo é seazes ‘saz0jea soy aauerpaw peproed eo & wasony exisonu sIpour ¥ SowapuDi ‘ses0D se] ap opeise |p a1uouE [9p 4 epHgrd seidaoe anb spur anb wordun eiunBoxd veo ap uo -¥[nu203 ¥] ‘opowy ono ap oysiq,“sasopmnfas sns w suodwui anb seas sepompour se] 4 3[qeiouoy este s9Ibyeno ered o1esa90u OIE 2p od [p reuodos osnjour spzinb & ozsonyso ap oda [> sapuoxdw v son -sondsip sowmsa & ‘ntroieysnes & eufitp ‘oqqepeste srw epia enisonu JNA 9p PIDUBW BUN ‘oxUM{uOD Ua O OrsEMTOS UD ‘YINB2sUOD U2 soLIIA19 aiuswyqeqozd ‘euajd pepronsy vy] asrezuvoye apand 1s soumunfiord ‘opuens ‘orquies ug "Jse opunur un ud osmzsau0D & epeunsop & zed +29 ezz0ny e] ap 23red 328 v a08aq] soueIspod ‘s90vy souIEaqap owWOD Dod up opspap eave 0 ero vou vis anya 9 70 ELARTEDELA VIDA se: abandonar una estrella seguida hasta ahora puede ser un error mas grave y, ala larga, mas lamentable, y es posible que el ca- rernativo lo Hleve @ unas dificultades atin mayores; uno no sabe ni es probable que sepa con seguridad todo esto. A cara o cruz, as posibilidades de ganar o perder parecen iguales. No hay un remedio directo e inequivoco para estos dilemas. Por mucho que uno intente lo contratio, la vida se vive en compaiiia de la incertidumbre. Cada decisién seré sin remedio arbi ninguna bre de riesgos y asegurada contra el fracaso y futuros arrepenti- mientos. Para cada argumento a favor de una eleccién, puede encon- trarse un argumento én contra, no menos convincente. Por brillante que pueda ser la luz de la nebulosa, no nos asegurard contra la even- dad de vernos obligados, o de descar, volver al punto de partida, ‘Cuando emprendemos nuestro camino hacia una vida decente, dig. na, satisfactoria, valiosa (y, sf, feliz!) intentamos preverlos errores y huir de la incertidumbre confiando en una estrella, elegida por su brillo tranquilizador, para que nos guie. Todo eso, sin embargo, para descubrir poco después que nuestra eleccién de la estrella guia era en definitiva nuestra elecci6n, prefiada de riesgos como estin y estardn todas nuestras elecciones... y seguité siendo nuestra eleccién, hecha bajo westra responsabilidad, Como sugirié Michel Foucault, sélo puede sacarse una conclusién de Ia proposicién de que la widentidad no nos es dada»: nuestras identidades (es decir, las respuestas a preguntas como «¢quién soy , «ecual es mi lugar en el mundo?» y «epara qué estoy aqui?») tienen que crearse del mismo modo que se crean las obras de arte, A efectos pric Puede la vida humana individual as «¢Puede cada uno de los individuos ser el artista de su Ppropi ida?») es pura- mente ret6rica, ya que la respuesta, «si», es una conclusién cantada. Partiendo de esta base, Foucault pregunta: si una lémpara o una casa pueden set una obra de arte, epor qué no una vida humana?” Supongo que tanto los «nuevos jévenes> como las «generaciones anteriores» con las que los comparaba Swida-Ziemba estarfan total- mente de acuerdo con las sugerencias de Foucault; pero también st pongo que las personas de cada una de las dos cohortes comparadas NOSOTROS, LOS ARTISTAS DE LA VIDA n por Swida-Ziemba se imaginaban cosas diferentes al pensar en «obras de arte». Los de las gen: do en algo de tiempo y allos caprichos del destino. Siguiendo las costumbres de los viejos maestros, prepararian meticulosamente las telas antes de ap! car la primera pincelada y seleccionarian con i disolventes para asegurar que las capas de pintura no se resquebraja sen al secarse y mancuvieran la frescura del color durante muchos afios, sino para toda la eternidad. En cambio, la generacién mis jo: ven trataria de encontrar las habilidades y pautas necesarias para imi: tar las practicas de los tas célebres en la actualidad: los «happe- ings», o acontecimientos, y las «instalaciones». Los happenings, de Jos que uno sélo sabe que nadie puede estar seguro del curso que ‘o- mardn finalmente (ni siquiera sus disefiadores, productores y prime- ros actores), que su trayectoria es rehéi: del destino («ciego», incon- trolable), que a medida que evolucionan puede pasar cualquier cosa pero que no hay nada que pueda decirse con seguridad que pasaré, Y las énstalaciones, montadas con elementos precarios y perecederos, preferentemente «autodegradables», ya que todo el mundo sabe que no sobrevivirén a la clausura de la exposicién; a fin de dejar espacio para la siguiente tanda de exposiciones, la galeria tendré que vaciar- se de todos los retazos (ya intitiles), reliquias del pasado. Los jévenes también pueden asociar las obras de arte con los carteles y otras ima genes impresas que pegan en la pared de su habitacién. Saben que los carteles, como el pape! pintado, no van a adomar sus habitaciones para siempre. Mas temprano que tarde tendrdn que «ponerse al dia»: arrancarlos para dejar espacio a las imagenes de nuevos idolos. ‘Ambas generaciones (la «anterior» y la «nueva») ven las obras de arte a semejanza del mundo particular, cuya verdadera naturaleza y significado se supone y confia que sequen a la luz y pongan a dispo- sicién del escrutinio, Se espera que este mundo se haga més int ble, quizés incluso que se entienda totalmente, gracias a la labor de Jos artistas; pero mucho antes de que esto ocurta, las generaciones que «viven en» este mundo conocen, © al menos intuyen, sus mane- 125, por decitlo asi, mediante «autopsian: por las experiencias perso- nales y las historias contadas normalmente para comunicarlas y das- les significado. No es extrafio, pues, que (en absoluta oposicién a las, jones anteriores probablemente habrfan pensa- lor ducadero, imperccedero, resistente al paso del ‘en0 oo o2n| ‘was2}qn9sop UD!Ar BLOF ¥] OzUH| UOYEMEYY se sondsap 000d & ‘SopeuopserauaBroxm soz2rgu09 so] 4 uoFseDyuNIHOD 9p jeiuauepuny oxpmase jp grpusidure 125805 f w8o11Q opuen 620 -uoruo an “(Seppuand9su09 sns op pepaaesl & pepansa ‘uorerseaap 2p vypose ‘Teqouzie1 aour>ye uo oypnus ue gzadns v] ypundes vj and “une ‘«apuesiy ap arqwou [p ound as xx o[8is Fep «soyerpunuy se13 -ani se] ap eroumd by oj9s ‘sowaraa owo> ‘owes $9 Ou f) e3I2NE geag e] P s1usmniis opopiad jp u ‘oongnd ouso> jst [e208 ooyrue!D osmoep pp ua woparqniss 9s & wiopeu (awed wsI0 Uo WEIN uo 2¢ ou anb orad sopepyun sns sepor k soummoD sofses HOD Pej 01 pun 2p opnuss jp U9) «ug}oersussy ap sprofare> vy] onb russ -uoo 2duuis bun 2nj ON “eaOYE K saouoTUD ‘sauorseIsUDD :osiNOX seue® ap sapepifiqysod ap aoare9 operduroo ou a12q1Iq [P O19S zeyoio] ap 022408 owlxozd fp UD prEUeS onb axeTTG PP #196 TEND soges pond upinb? sowsiu of sp9p was2qnb sopos orod “~«zaa jem» sajoued 19 so] ‘ soUPypE] So] “aypP]P¥s» souEUIE|E So] ‘eang-anod> £08 -soues; sof ‘«sdeqiad> epIp pepo vurstus 8 ap s9soj8ur so] uuaoip sootfod souanol sor] coseoe 1s rod» sopessuapan & ‘uoumas ‘eqW917-ePEMS OfEUDS OUIOD ‘anb ‘sauDAgl So] jepadse UY Jepipn(sed so ‘orwauesoyoiadeo 4 wau9y opfosey 0 ‘epet sage ou anb ‘aszeznsexde anb Ay and w> opsonoe ap uprse Soper ‘21 “red ns 30d vasuatd onb o] uasuard ‘Jse J -sopezsamod ap sopepmigys -od wus edstav pun anb ap soiue 0 ostoza op véiyps uigne wun o1ue unsoprad 96 & uesesryarow 9s souoiq gnb £ ‘sosorsn8 & soruepunge somay paeopuodoud seze je seprozedso seus se] ap [gro ‘eueum 321109 sopiBopp Opis zoqey (jatuaureanoadsoures!) uprEINse2 SonIso> -ns sosed sejqesownuuy So] ap [pno aiveureisexo spepord ap ‘so]qre} tn souorsi39p sewos ap pepyfiqisodun vj v asreufisos uaaared sopo pia v] 9p sesouiozd Se] ap PEPHAeIOA v] 9p SopHouanuoo ups 25 sviuacezd uapand anb sexoprarfiqep s9v0}se50 se] 9p weysoo3 A oman Jp 20d urdnooaid as anb soj ‘«o1uawow [>> saya UapPap £ uppIqys 85 p] souodsod uo ounsyp oppuas usa ou anb So] aNb [ensy “afesuou 2p 11] p ueyeduroae anb sofnqip soy wez2ynf}s 16 owo9 sezyeax an ‘uouon onb opsisisop uey seueisundyp se] anb soqqvarusserur se9002 seyonbad se] ap asopupdnoo anb uausp ‘opor 2p sod Vy “epru s2oey us sopsiuss wepanb as soya womb on ‘Vala V13a svisiziv sOT'SORLOSON 91d 4 opeuasrpead ‘sateisuoo osin9 un ua upra By ssuaiuEE { ounsop P 0 einuspisosd vf sepqeaut ‘ounssp Jo eo;AsoWOp BIed sor99K0IE sns ap pnayasozea pepyquia ey uo 4 ‘seane2 £ souoisiaap ‘souo1a “dae sns ap vipuapuadsest v] A pepinunuod v] ‘eoi¥o] uorssons e] uD 39 939 8 ueBoqu 2s onb soyjanbe ezambrs 1N “Ten woo aszesisi8az afans a1 suowreanoedsosie1 { onmeaso auze ap 0138 Un roH4d p BDpIsUOD 26 SEO se] od sesoq] aszofop ‘reSoaru & repr ap spursps uaiqum wo1soe ou Y anb royrusis «oisis9p 10d sv: "posaangion owssop ep o1esrap 4od ‘se oyss9p 104 ‘owod 19392219 10d oIue OF $9 Jo{tur epo2 4 aaquioy opor ‘Zoq ‘anb asmoday ‘sopexqnsoz sns 30d ‘opedino 0 oproy vos & ofeqenn pp opeymnsar |p sod peprrqesuodsor eu +29] vauar‘seisnze soy o1woD “epi ef ap sopeuorsoyord so] ap oun epro ‘anb exodso 9g “YENI ap O[N8 Jap vurjd vfeo ap axanbed ap odn |= seqUOUr & euO1DZ9]9s Ue ONS BisistoD onbune ‘wouusTur parsn ofeey> 2p swore Koy wezapisuoo 2s ‘«qeUy OURS» |p 0 PIA Bap «pesUs8 ‘ousodoad> |p owon Ise ‘oassoans Tera omposids epeo op opoxudis [2 Apis ¥] ap osino 1g “opaoey ou ap pepmiqisod uauan ou A uvonoead 0] sopor oad ‘souano! spur 0 saxodeur souopesauai sty ap soxquiom so] vied souuaiaytp stsoo seoyrudis apand «pia v] 9p oe» Ty eaeioye & snbe> jpp asteauap uapond anb sosuprumasur saxaoejd soy @ rersunuaz anb 10d? ‘sxasaad fo U9 O19 8s un so}ei0das apand ‘ounsye Aeyj anb so 1s ‘sounany sorsysuaq 2p oda anb semnaqe> ajqisodu s9 owoD ‘oprpiad ozuauow un $9 03 -srusoujd vas ou anb onu=mow up “o:tSWOU Opor :0%72IF) “«ou9109 -8[d v9¢ orusuow opor anb warmb» ‘uozes e289 30d 'K (ajqeqoid ap end) exa22 ey wo ouerpld ap Jord wun anb & (ajqysod) suzons ap adjoS Fa 9]>a93 ELA vy an uesodso ou *(zou? ‘odwan 2p vpipiad eum s9) omnyosqe ue omany [> us uesusid ou song “«uoDoNA -suoo vj ua selequn v eiare[Buy © osz 9 “aig Ant UeéeA sot anbune ‘sorpmiso soy zelop vsed uozes vun so nisq ‘opeue® eiqzy anb of opor orpied 4 eiouvoueq ue onus wsaxduo ef anb visey ‘one sew orsand TF 9831] 4 soo9n seea wozars0wosd of anb ‘eyyedwoo vy ua tquie Anw oipuzose oxauedwioo un anb verano» anb ‘ojdwafo sod ‘2>1p ‘equisiz-eprng ‘soovjod sauaao! so] 9p sounts agi ‘o1eioUn ns a18is ~Ipes vapand saiuapiose soy & a|qipapazdunr 3 oworwaye ounsap fe and VA ‘epla 0] ap alera po zezadwe op soaue epeuasrp wans B] v peayeoy sean{ stupwivai spond oun anb ueax9 satiangl soy (soxouswme ssuoIse ous va visa an 13 ze 74 ELARTEDELA VIDA recién llegada conceptual, la «ideologia», en sus asombrosas carre- ras. Puede decitse que el descubrimiento de «generacién», en el sentido sugerido por Ortega y Gasset y posteriormente canonizado pot Mannheim (es decir, en el sentido de un «sujeto colectivo» mar- cado por una visién del mundo diferenciada, asi como capaz e incli- nado a actuar por su cuenta y segiin sus intereses patticulares, fue cn si mismo una consecucién generacional de la generacién de la Gran Guerra, De hecho, no es sorprendente. Desde el terremoto, incendio ¢ inundacién que asol6 y destruyé Lisboa en 1755, la parte del planeta que se llamaba a si misma «civilizacién» nunca habia experimentado un trauma mental y moral comparable al de la Gran Guerra. La ea- tistrofe de Lisboa puso a la «civilizacién moderna» en guerra con la Naturaleza, socavando y finalmente suplantando la confianza secular conferida a la sabiduria, la bondad y la justiciaintrinsecas de la crea- cin divina, Procuré un argumento convincente y contundente en cextremo a la insistencia de los filésofos en la necesidad de conquistar Ja Naturaleza y someterla a la gestién humana: sustituir la aleatorie- dad ciega de la Naturaleza por un orden guiado por la razén, meti culosamente disefiado y supervisado, a prueba de accidentes, prede- cible y por encima de todo manejable, y de este modo obligatla, bajo a nueva administracién (humana), a servir adecuadamente los inte- reses humanos. La cardstrofe de la Gran Guerra socavé la confianza conferida durante casi dos siglos a Ia sabiduria y la efectividad de un orden hecho por los humanos, basado en la ciencia y la tecnologia; y puso también en duda Ja conviccién de que un orden como aquél estaba destinado a conseguir més bondad y justicia de lo que era capaz la Naturaleza. «Si la Hustracién —como ha sugerido Susan Neiman— {era] el coraje de pensar por sf mismo, también [era] el coraje de asumir responsabilidad por el mundo al que uno es lanzado», pero «cuanta mas responsabilidad por el mal se dejaba a los humanos, menos digna de aceptar el reto parecia la especies.‘ Lo que la Gran Guerra habia demostrado, mas allé de cualquier duda razonable (y Gue pronto serfa nuevamente confirmado, si es que necesitaba mas confirmacién, por la ola de genocidas que asolé el planeta), era que los resultados de la administracién humana podian ser exactamente tan captichosos, impredecibles, ciegos, desconsiderados e indife- ii sane ya dla el ae NOSOTROS. LOS ARTISTAS DELA VIDA 75 rentes a las virtudes y los vicios humanos como se haba acusado de ser a la Naturaleza dos siglos antes, y mas atroces y devastadores to: davia El efecto en la confianza en sf mismos, en el orgullo y la arr cia de los pioneros y portavoces de la «civilizacién» debid de ser cier- tamente abrumador. Europa, después de todo, inicié el siglo xx con un humor claramente optimista del que no habia precedentes. Todo 6 casi todo auguraba cosas buenas, y mejores cada afio. Grandes ex- tensiones de tierras y mares se rindieron décilmente a la voluntad de Europa, y parecia que no sofiaban con otra cosa que liberarse de las cadenas del prejuicio y abrazar el credo triunfante del progreso infi- nito que emisarios y misioneros de la civilizacién predicaban arma en mano y blandiendo Ia Biblia. Los cientificos anunciaban un dia tras otro la rovura de los limites supuestos la sabidurfa y la potencia hu manas. La vida de muchos, si no de momento la de todos (js6lo de romento!), se iba haciendo més cémoda y abundante aio tras aio. Las distancias se volvieron més cortas y menos arduas, y el tiempo co- tria cada vez mas répido, de modo que podia esperarse conseguir y disfrutar de més regalos placenteros en cada una de sus unidades. El reino de la Raz6n, el gobierno indivisible de le ley y el orden... todo eso esperaba en la siguiente esquina. Nadie, excepto algunos malean tes 0 locos, deseaba resistirse a la imparable marcha hacia la perfec i6n, y todo aquel que albergase o cultivase intenciones tan inicuas en secreto estaba destinado al fracaso si intentaba aplicar pensamientos detestables a actos malvados. Desde la cima a la base de la sociedad, la gente parecfa hacerse més iluscrada, si bien de momento no tan de buen grado y con tanta rapidez como podia desearse y como segura- mente ocurtiria en el futuro. Parecia que las malas pasiones de los se- res humanos se domesticaban cada vez con més seguridad, las cos- tumbres se suavizaban y la cohabitacién era mas pacifica; la voluntad de resolver los desacuerdos humanos librando guerras se iba evapo. rando gradual pero vjsiblemente y aparecia en su lugar la aceptacion dela autoridad de la'taz6n y de la causa de la mayor felicidad de un nGimero cada vez mayo?. La historia mantenia con firmeza el camino que habfa emprendido, o eso parecia. Cambiar de direccién estaba fuera de lugar, la marcha ateés era directamente impensable. Para de- cirlo en pocas palabras: el futuro de la civilizacién estaba asegurado. Bajo la direcci6n humana, el mundo estaba 2 salvo ¢ iba camino de -ong Weg ¢] ap ssrue ap «owsTur of» [q “vopeForsa1UT ap ousts URIs un gnsqurums txrend were ¥] anb v] » pepauepr v ap aured ypunS 9s v] v any ‘(owsn oun 9p enU;uoD pepmUsTW ‘Prompu Mf & ‘soueUE sop Us pepnuap: {1 2p ouowouss pp oIpialp snaoony [ned Ig “voraIsndns anb «pepn -uapt v] ua o1vediap» ja A varong weg [9p souOTDEpDADS Se] OprIPou saqry ou 9p sop ered [oIp spur oyDnur ops esqey EpTITed 2p o1 -und 9189 8 se89q] anb ap siso10dry y] ap stared sompod ‘ofzequia tig ‘rIOIsTy Bf Ua savoI>EIaUE8 se] UUqeUDduasop onb Joded [> ud £9101 29] sns 9p ef A ugpsuare ns zesmUa9 v UTDYOURYY e A 19Sseq K eBINIO E ‘oaoq] anb onuayuresuad fap offy JP por [Dp 23610993 [Ey $9 ON opezpuear8 osm -ny un { ones stuosord un sp 2]qrti & sopezymbuen oxuoruisuen woo ns & sHosIy x] ap EPUTTOADUDG b] A EUNPIAES B[ UD BzUEYUOD HS suoised se] 22q0s Uoze3 | ap PHOIDIA PI Uo epEzTAND a1ue8 v] op 2y 2] 4 pasta 3s ua edomg ap wzuequoo vj any sSopepyos 2p souopTw 01 un{ seajse sequim sey ua opesrania { opemsase any anb oF ““eIsnag ‘op 2389 > 4 unpaa, ‘ounwOg Jap axsenur ap sodure> soy ua EquIM Ty opeuisuoa ang onb of ‘sorpout soy opuezipnse soanalgo soy aszean8 -29v apand 4 aszejnoqeo apand osnang jp ‘soiuarors eBojouda FX or jarusDeuoD [a woD ‘onb ap vapr H UAIg seu an “ssrEEdsIp & so:uap “poe # osuadord souaur aajana as osmany ns opour 2189 ap & sa10119 50] 2p sopuaade ofons ara vy anb 24 ‘pepyouores vf ap OPIS [eK pn vsezdwo eum Jas apand sopsiGarz09 & ‘aszi#oxI09 uapand sosugisa Soyno|g9 So] onbyod ‘soouoms ueseynsox sojnayg soy anb $9 ONY -sopnpun ‘pepypear wa 0 ‘sony aur arusurayquial A sopensapeur uorernser soprayfiunyd ow seare1 Sey suas eied sopeuorsoayps sorpaw $0] 4 “2]qIq90U09 398 wsoIpnd onb ‘ypio as essmbys tu A ‘guaaad as 1u Quosip 9s 1u ourexBaad 2s Ou O09], -nonn o1uajumpeiwose janby “wreNd URID ¥ 9p servEpdt0y f st sue2oyp souOPETpAR? sv ap aiuETLditioy A Sian s0qD spur vy v9S 294 [eI tis A sour oneno ap eminus a:besew eun qu epfanbe owoo wzuexeU ‘bun auerd azpoy ‘orpeu ap soueyd soy ua epamede ou arqui0y j2 20d soproonard saiuaprose 4 vueumy UoPeDyTUR[A 9p BppzaUr ws9 9p OF, ‘88 anb o} ‘oBueqise wis “soprdyz owoo sonis}29p wer Sopey[nso1 SOun ueseinpord & arSues ap onusrueuresrop wis s1usueondpad 4 sona1q ‘uosony sopeprmasoy soy onb tse ouranxo uo sopemnoyea & sapeuorses 31 -vawseusaxdns soy sopor ‘eisuejd [pp rasisauoad spur wosu jap sop i vata ¥13a svisitzy SOT'sOuLOSON + sedimbo 2ofour & sourapour ‘sopezurar seus sonuz{9 So] ap sousdxa sounxpus sof 10d voyuer uosioaid A pepisopnonour uoD opeyjosres 2p oun epeo ‘ezon8 ap soue[d op a9s vam & ([euDp|oe euDia ns t P22 uprseduod ns zesaxdxo ap uy # reasta nqRDSap FIEq exo Py 9p opipusiard year oxaigo [9 anb pexrdsoy ye ourweD Ja orpunyuoo [eas atenazea Jap 39}94> Je anbsod opesisnay s1ueipmaso un 30d oAafoseg v9 vpesedstp vjeq epunfias x] ‘ojdurals 20d) soiuapiooe op 10s oun, 2p uoTseuqwoD vf op ‘euaLreds ua ‘orfans 2oxz0q fanbe opo, ‘opniuas urs f warxoyauu puso} ap vpwumrsap runwnY aIUES > 50] ua ‘uorovazmnsas ap ezuesadse ins ‘oSoye 2s & orpuny as osnifos op onus [3 “wipuodsas anb eraxp as pepzunfias eno sod opunuu [ap tuaz -noy vaseun afqepeafe ey ePOU UOID [pp sende se] vasey vysnag ap 2159 [ap sou: ‘ve supeavo seuoypuan seffonbs ue uprseduioo urs & zorTe “ewu3] aUaTU Bun Wo eLIOW LO!DeATBADD BI ‘SOpeTorTD sopEpjOs sns wOD spuueisuy a1woweluawp wx suanuT ¥And sopeuMuoye soy v UEGEIP slau ‘sexaqpurn se] ap sapefeusn £ souriued soy u> cy ups sosou 31 sueinp 2sopupupnd ‘ugpnszadns vy £ opmisid fp ‘orpo jap scum “sosousuan sase8 soy sod sopeysuny 2 a1equio> ap soxme9 soy ap se nzo sey ofeq soperjadozrs ‘eyjenat ap sejsmbso 0d sopezonsop & v1 -Du0keg 2p seprray uoo sopeTqHDe saxSANpUD “SeIqaTN se[ap pepy Bap stip soum so] ua sefazoy sou $0] ® Soata opeuoNd ueiqey, ‘28 anb apsop serosty seyuoBe vos seuosrad ap ssuoppu ap suoNw vy vurUMY eLOWEW ef ap sqUasuy spur ezueUT FI ofnpord ag -orany “Ip Pp g2duto & soypay sns ap uoseiwEaay as sop so] ‘esords0s 30d op -unut [2 opor & opuewtor ‘o1woxd ap ‘ofony apsoq_ ““OIANA p> 304, ‘otanpp [2 sod worepung “xx offis pp opesues eq, “2389 10u2g jp anh ueqeqpadsos on; “soue so] uo> a1uauzenpes’ opt -eaume west onb ours exp ojos un Uo UeIDeD ou send soy anb weqrys -2d308 ony “«seutiuowi se] 21q0s sopo> aouIMb uesenape a5 sense sep» K so8 uo sopesd so] ues2pnaued £ soyDoy sn 2p UeIPIBEAd| 96 S013 soy fonb exsry zos29 v nq! ou anb zaqrs us ‘eng ef sopezosoqre uexepn $8 owtoo tg “offs onan un ap oruDzused [> wBDTe WO> S2qDTP9 GEST ‘oye onan jap tiadsia e[ opuens efsey anb o| eIges ow s3U=8 ey ‘woods vj ap aiuvyei pp s1usus giquossp ‘Puo]] vpaou ns uD ‘aqyy SUE;T ‘seus UNE OpTEISa vou visaan 7a 9 78 EL ARTEDELA VIDA tra, el «yo mismo» de después y el «yo mismo» que abarcaba el «an- cl «después» hablaban todos una lengua diferente. Los tres apenas podian comunicarse con Jos otros dos. ¢Podian los que salie- ron vivos de la matanza entender plenamente, por no decir explicar. el entusiasmo con el que se habian dirigido hacia el matadero? ¥ si podian, esorfan eapaces de transmitir sus nuevos conocimientos a sus egos de antafio, que saltaban y bailaban en las plazas piblicas el dia de la movilizacién? ¢Podian comprender cémo era posible que no hubieran podido imaginar entonces Io que ahora sabian y que, en el caso improbable de que alguien se lo hubiera hecho saber habrian descartado de inmediato por considerarlo rumores maliciosos ¢ in- clus quizés habrfan linchado a los mensajeros? ¢Y podian transmi- tic su comprensién, pagada a tan alto precio, alos que habian nacido después de Verdin y del Somme, aparentemente desesperados por haberse perdido «la gran prueba de virilidad» y la «mas emocionan- to» y «formadora de cardcter» de las aventuras? Y, silo intentaban, ¢los entenderian? Parece probable que el golpe asestado a la ménaéte de la identi- dad europea fuera un factor decisivo en la promocién de la idea de «generacién» al rango de una de las principales armas conceptuales en cl anélisis de las divisiones sociales y politicas. La experiencia subjetiva de una vida partida en dos mitades asombrosamente disi- milares que no podian comunicarse suministr6 la matetia prima para la categoria analitica objetiva. Parece probable también que el laboratorio en el que se acuiié originariamente el concepto de ge- neracién fuera la oposicién vivida y sopostada entre el «nosotros aborar y el «nosotros entonces»; destilado de los matraces de la ex- periencia subjetiva y después reprocesado en una lente a través de la cual analizar el mundo ade fuera», este concepto podia usarse, y ciertamente se us6, para trazar las lineas que separaban el «noso tros» del «ellos». La visién de ruptura intergeneracional y el corte en la comunicacién surgié en el esfuerzo de comprender y «dar sen- tido» a la experiencia de una vida fragmentada personal y hacer in- teligible la fractura del tiempo que desarm6 el familiar Lebenswell y lo hizo desparecer, sustituyéndolo por un mundo hasta entonces inexplorado y aterrador a causa de su falta de familiaridad; un mun- do mucho mis temible por la ausencia de mapas y por la perspecti- va de que el trazado del mapa iria precedido de una larga cadena de i q : i i a peau ccmpareapenetdt a Bites NOSOTROS, LOS ARTISTAS DELA VIDA 79 aproximaciones aleatorias, pruebas arriesgadas y errores potencial- mente fatals. Ocurrifan experiencias subjetivas de rupcura similares (aunque sin duda mucho més modestas y menos dramaticas) con frecuencia creciente a medida que el flujo del tiempo se acelerase y disminuyese Ia distancia entre los sucesivos avatares de la condicién humana répi- damente cambiante. No es caro que, una vez localizados y nombra- os, la cuesti6n de las divisiones intergeneracionales y los problemas de la comunicacién intergeneracional sigan provocando gran interés sin perder nada de actualidad. Puede conjeturarse que se han insvala- do en el vocabulario seadémico y comiin para bastante tiempo. De todos modos, no es en absoluto evidente y sigue siendo una pregunta abierta si en el estado actual de una revolucién genuina- ‘mente permanente —provocada por una modernizacién compulsiva y obsesiva de todos los aspectos de la existencia humana y una inver- jn de los rangos adscritos a lo efimero y a la duracién (o a la inme- diatez y el largo plazo) en la jerargufa de valores caracteristica del es- tadio «liquido» de la era moderns— las ideas bajo discusién no han perdido parte de su utilidad y han dejado de cumplir de forma ade- cuada el trabajo de deseribir y comprender la condicién humana ac- tual, Podria argtiirse que su presencia continua en nuestra visién del mundo puede ser un caso similar al de los «términos zombi» de Ul tich Beck (conceptos vivos en palabras pero no en carne y huesos), 0 el de los términos que Jacques Derrida permitia usar tinicamente sous ature (es decir, ineludibles de la conveniencia comunicativa de la na- tracién, pero que, al usarse, exigen una advertencia/recordatorio de due sus referentes mundanos ya han sido borrados del inventario de existentes); yo los lamaria upalabras eco», que reverberan mucho tiempo después de que el cataclismo que las causé se haya apagado. En realidad, el ritmo de cambio (al menos dentro de nuestra rea cultural) en le actualidad es alucinante; hay cambios continuos y om. nipresentes, y la condensacién de cambios lo bastante densa para jus- tificar el trazado de una nueva frontera generacional parece un acon: tecimiento rutinario casi diario 0, al contrario, con menos incidencia y més distanciado que nunca (si elegimos comparar su efecto con el de la Gran Guerra). Los cambios visibles son numerosos y rapidos, cada vez més vistos y sentidos a medida que los rasgos permanentes, se de la condicién humana, como acontecimientos ordinarios més que wastaor wun ap ujdwafe vpes ug ‘opezIaM By 3s «ugfrqmnazod. un ap wapt e| AOfy ~«so1uspaoaid urs» & «sopeuorDesuss> soIUDTUTDE id fap uorsuare ey ap sgndsop onod asmeu jump exed o79s “soorpor ‘2p sepruzod se] uo oprorignd asazede & soreuotonjonar 0 op aiuaipadxa 2pduris |p aed pemvonuaiuap warroy em upIqUTe £3 z va 2p vmnbrezo{ wunsye oxerpaurcr ap assauodusos epand anb—(a1u>s -ord tp wizarato9 98 osniny [p opus souuesttA meas oNb seyUOD ep ond 2s elaepos anb se] ua seprpaur ‘s12ap sa) soxBoy & soatzpu sosmany so] p s2]quy tu sepeqoxd seprpaw Ary ou upeqimad Bf 3p ow ‘ow fp we onbune— ajqerordsap vferusa vun $9 ou ‘sand ysy “soxnang sonuanutze1wo2" So] 9p osmnd > gIeMIOI Nb uo!DaNP a1q}S0d FY ZU ‘on1409 ap ‘vas anb ayquy ov0d A 2[qapus sod “upsesuas eundipe & ‘eA esau aquauremd vas anbune ‘voreauozo pungie s309x30 suo UN P| aijdumo opand opesed Jap sepepaxoy so[euss sey ap worssaaut vy zaA [P2 ‘aindes aqap 28 anb ourae> Jp ansonu anb sopeuss ap wDuasne ‘ug “pepiinsco b] wa seauen v zezuvAe ap woTsruoWard ypouIgout ef eB ezed oueul ® soprooues somy soDod paqy anb & ‘opesed Jap 22 -u2xag1p gros anb o1daaxe ‘euni0y ns a1qos epeM ezuETUOD UO 2809p pond oN "e[qoru ue oxonaua yise ‘oiuawour fanbe wo ezaydw> anb ‘ommany fp anbiod wyaepon ayqrxoyur 9 eaisioop spur 198 aqap opesed ep seonogid sagopeioTea st] ap uopenBAsp BT “esI90291A £ ‘S9UOID F811 OWOD soprayeey Se] ‘seIIOYD2y OUIOD Soro] So] ‘soEA OMIOD UIqED sear 25 sopmata sey] ‘opeqosdas & opeqordesop exoye «opeseds un uo uoresozdxo 28 snbsod ojos uouaraut as opesed jap souoenpeas Se ‘cumus® augrseqinizads eum op ose) fp Uo ‘SeauaNo seprumsoz Uy ‘onrsgur ap seqanad sssofew ap pepiso90u ‘ys 4 ‘ounspe emneazoy 28 anb so 1s ‘seiunfiaxd seood ap woroyynw20} FI tuoo prspaou0d 2s opesed jp ua opefou o1uarurTDouODa: [> !opErTtGry, 93 pies —aeprans ziozad 7 un woo & yex01 atuswyfens exuEW BUN =p— opesed |p ua a1qus9x409 aszezap}sv09 0 osreuapuos eros anb o] ‘OPE] ono 10g ‘uorsepde v soio{ns upis> ou anb opesed Jo wo sopyfoun ‘ose ap m9] 0120 10d o: 18 ‘VatA.V130 StisLL¥Y S0T'SOMLOSON LEE GTS ES PLATTS oad sorsipazaa soy v a1quotde pres upiquie 089 4 ‘epipuadsns prep pzezapIsuoD as { eqsadsos ofeq yapuod as son -uouiaje sns ap oun pes) “([usoy A) vsoj2093 uorseSoxzaruy oun r -hs epex8ruap prepanb ‘vorgnd euioursur ey uo 226233 ryaepoi opese: ep aured by peDads9 ua { ‘opor un our0> opesrd > ‘soz0Tea Bp uoISIOA 193 OWOD ‘se[geUDpUOD & saTIINUF ‘sosUOHD OULD sopyjnmzojas 298 uaqap s2{qzoy A s20"I] ‘sopenrape oUIOD O11 “ou p misey sopiqioied sojspou A seumsou ‘seyf3 seq ‘sou0Ea 3 sserp{ r] 9p [epuvisns uorrsodeyps: wun 4 oduron pp ue vpesuspuos run se2onosd 0 seoycut anb \qwED uM “«ugPeqimnads oUtlOD ¥>z0UODa: 95 anb weg “eoye ugwouerfoorne eum & uIseraua® wun 2p uoID ~nansuod ¥] exed vurtad vreieur v] seuoPs0doxd A jouorseuaua¥ eam -dna un mo8ns vied a1uemyns oduian [> wesessop ‘ounSpe Avy anb $9 8 's0D0q “Sopelaye Anu & sov0d wos «uorseqamisd» vun 9p oanew 10} 29pod jp pepmigista vf sumbpe uapond anb sorqurea soy ‘sexou -oou aruowiazede £ seprosedsa sopepmunuoosp ap pranynu: eon ug “upperaued von ap sexepemp searup sronsyaisese9 owWOD sep -Ipunyox & «odwen jep maridse» [pp sesapemp SopegDs owtoo osres1si3 -a1 ered seade ‘opunus fap sou0ysts £ saroqea 2p o1un{uod ‘saqeaIA sea -ned f sopnatioe us anbyprpos & rozoyqenso as ‘So¥peasi29 viouarodxo of nb apiduyy “wsourSns9a opeisemap ‘mista ef ap uaoaredesep A toyqnd epuapouoo ey > vevsrede soust9UDy soASRE SO] Bn eT UOD pepo] -9n 9] & ‘opides opeisewap sas & apuan yzmb o1qure> ap our “epasep pry 9p wojoprour B] asqos a[qey upPEMIO]L anb spUs ‘se s0] sesa003d ered opiSej9 opoxpur [ep sefonoes 396 2p o8s01 seplaoGins souorstatp se7] ‘oaugHi9 s9 anb s9 ou 3s ‘ropensnp swat -adsa pass ou pepaicos 3 ap zdew [a ua wops0K0xd ns { ‘opeisaiv03 4 opzasonuo sas anb auan oars opoy, \q¥¥ 398 apand ojos ‘sojeuoresua8io1u sexoiwoy; ap opezenn aeISUMDNID seAs> UZ re & Josuoarun 1se9 $9 777 ‘uoosip v anb sesiwatts “uorodooxa ef anb seus ‘euuoU bun ‘pepyjowzoue Eun onb spus ewssou ey Vos ‘soueeNproeIxD Vana v1gqaney 7a 08 82 ELARTEDE.LA VIDA hay algo no sobre una sino sobre un montén de cosas de las que el dia antes no se sabia nada pero que estin destinadas a ser «ze- volucionarias», a «cambiar la vida» de algunos individuos que estén en primer plano y asf, por poderes, de todos los que los ven. A.un nivel ligetamente més serio, el mundo modemno liquido se encuentra en un estado de revolucién permanente, un estado que no admite las revoluciones excepcionales de «acontecimiento singular» recordadas de la época de la modernidad «s6lida». Si todavia se pue- de hablar hoy de «tevoluciones», es retrospectivamente: cuando, mi- rando atrds, nos damos cuenta de que se han acumulado suficientes cambios pequefios y aparentemente insignificantes para producir una transformacién cualitativa, no sélo incremental, en la cond humana. Desprovista de los referentes pristinos, la idea de «revolu- idm» se ha trivializado: escritores y publicitarios la usan y abusan de la diariamente al presentar cualquier producto «nuevo y mejorado» como «revolucionarion. En medio de cambios constantes y ubicuos es dificil, quizds im- posible, caprar de forma correcta la naturaleza «perturbadora» de las, transformaciones, incluso de las més profundas, aunque todavia en curso e incompletas; atin es menos posible designar estas transforma- ciones por avanzado y anticipar su efecto en el estado de la sociedad. Sin embargo, si se produce una perturbacién genuina, es seguro que Jas experiencias vitales que sedimentarin después de la transforma- n seri claramente diferentes de 'as recordadas de antes; lo que para la gente a un lado de la transformacién era en el mejor de los ca- 508 una excepci6n, una interrupcién de la rutina, apareceré como un estado normal de las cosas para los que se encuentran al otro lado. La « (no Seteeopierte tareeeraegireeris! NOSOTROS, LOS AKTISTAS DE LA VIDA 8 adultos todavia o reacios a serlo)— tiene una larga histo encontrarse con facilidad sus primeros sintomas desperdigados en tiempos bastante antiguos; pero empezé de verdad en nuestra era moderna, en cuanto se asumié que el mundo (o al menos su parte hu- mana) podia ser diferente de lo que era y que los humanos tenian la lad de hacerlo diferente, y en c indo comenzé a cambiar lo bastante répido para que en el curso de una sola vida hu- de «no es lo que eta» y, en consecuencia, pudiera visualizarse el abismo entre «lo que es» y «lo que deberia serm, pu: dictan acufarse conceptos como alos viejos tiempos» contra «un fu turo mejor» y se instalaran en las meditaciones filoséficas asi como en Jas percepciones populares de la vida. Era enconces cuando la gente, que entraba en el mundo en estadios diferentes de su continua trans. formacién podria haber empezado a diferir claramente en la evalua- i6n del vempo que compartian. Lo que a algunos podia haber pare- ido cémodo y conveniente, porque permitia cl uso de habilidades y rutinas bien aprendidas y totalmente dominadas, para otros podia parecer raro y desalentador, mientras que algunas personas podian sentirse como pez en el agua en situaciones que a otras las hacia sen- tirse fatal, confusas y perdidas. Lo que algunos podian considerar que era «como son las cosas», 0 «como tienen que hacerse las cosas» a otros les podia parecer ilegitimo, tonto, irrazonable y, en general, abominable. Como resultado, las cohortes més viejas y més jévenes podian mi- Farse unas a otras con una mezcla de incomprensién y temor. Las pri- meras temerian que los recién Iegados al mundo estuvieran a punto de malograr y destruir lo que ellos, sus mayores, habjan preservado con cuidado amoroso; los segundos sentitian una necesidad urgente de enderezar lo que los veteranos habfan estropeado, Los dos se mos: trarian insatisfechos por cémo iban las cosas mientras aguantaban y culpaban a los ott0s por el lameatable estado. En dos ntimeros con- secutivos de un semanario bricénico muy respetable, se hicieron pui- blicas dos acusaciones discordantemente diferentes: un columnista acusaba a los «jévenes» de ser «bovinos, holgazanes, pardsitos hartos de comida y para nada buenos», a lo que un lector respondié enfada- do que los jévenes supuestamente perezosos ¢ indiferentes eran en realidad «académicamente brillantes» y estaban «preocupados por el “ desorden que habjan creado los adultos»? Aqui, como en ottos de- 84 ELARTEDELA VIDA sacuerdos similares incontables, la diferencia es entre evaluaciones sugeridas por los puntos de vista formados por la experiencia, y la controversia resultante no puede resolverse «abjetivamenten, Personalmente, pertenezco a una de esas «generaciones anteriores». Cuando era joven, como 1a mayoria de mis contemporsineos, lefa con atencida las instrucciones de Jean-Paul Sactre sobre la eleccién de /e projet de la vie. La cleccién de un «proyecto de vida» significaba la «cleccién de las elecciones», la metaeleccién que determinaria de una ver por todas, de principio a fin, todo el resto de elecciones dinadas, derivadas, ejecutorias). istia tan solo en recorrer el camino mis corto y menos peligroso con la ayuda del mapa, una brijula y las sefiales de la carrecera. No tenfamos dificultades para entender el mensaje de Sartre y 1nos parecia en sintonia con lo que el mundo de nuestro alrededor pa recia anunciar o implicar. En el mundo de Sartre —el mundo que compartfamos los de mi generacién- vejecian lenta- ‘mente, si es que lo hac (algunos de ellos inclusw alardeaban de ser «definitivos»), las carretefas, unaivex Gonstruidasy volvlan a pavimen- fisetde vez en cuando para adaptarse al mayor ntimero, peso y velo- cidad de los vehiculos jist) segusansllévando al mismo destino cada los mapas en} vex que uno las t cles en los era a pintura de los ca s podia cambiarse d nGRERIO RRC “También, en compafifa de otros jévenes de mi edad, escuchaba con paciencia, sin un solo murmullo de protesta, ya no digamos re- beli6a, las conferencias de psicologia social basadas en experimentos de laboratotio con ratas hambrientas en un laberinto que buscaban la ‘inica sucesién «correcta» de giros (es decir, el tinico itinerario posi- ble dentro del laberinto que las levaria a la recompensa: un apetito- so bocado de manteca de cerdo en el extremo) con el fin de apren- declo y memorizarlo para el resto de sus vidas. No protestabamos, porque en el barullo y ajetreo de las ratas de laboratorio, como en el consejo de Sartre, ofamos el eco de nuestras propias experiencias de la vida NOSOTROS, LOS ARTISTAS DE LA VIDA 8 La mayoria de los jovenes de hoy tendria problemas para reco- cia en las preocupaciones de las ign se encogerian de hombros si se ‘aconsejara trazar de entrad toria vital. Sin duda, objet faunque tam- poco aqui puede preverse cudles); y que las opciones més recomen- dadas en el dia de hoy pueden condenarse mafiana como errores ver gonzosos. La consecuencia (gno es asi?, preguntardn) es que la habilidad que necesitamos adquirir en primer lugar y principalmen- tees la fun sindnimo neutro, y por tanto politicamente asi como la capacidad de cambiar todo To que haga falta con rapide Sin pesar; ¥ que lo que en realidad tenemos que recordar siempre es lanecesidad de evitar jurar una lealtad para toda la vida a nada ni nadie Alin y al cabo, los golpes de suerte aparecen de repente y dela nada y se evaporan con la misma brusquedads pobres de los im. béciles que, por decisién u omisién, se comporten como si pudiesen conservarlos para siempre.. Actualmence parece, aunque uno puede sofiar con escribir el guién completo por avanzado ¢ incluso trabajar con ahinco para con- seguir que el suefio se convierta en realidad, que mantenerse fel a un guidn, incluso al guién de su suefio, es un asunto de riesgo y puede llevar al suicidio. Los guiones de antafio pueden caducar y quedar inutilizables antes incluso de que empiecen los primeros ensayos de la obra y, si consiguen sobrevivir hasta la noche del estreno, la tem- porada de la obra puede resultar de una brevedad abominable. Com- prometer el escenario de la vida (ya no digamos coda la vida) a un auién preconcebido como éste equivaldra a perder la oportunidad de muchas producciones (no se puede saber cudntas) que estén mas al 86 ELARTEDELA VIDA dia, mas en linea con Ia moda actual y, por tanto, més prometedoras, Al fin y al cabo, no dejan de aparecer nuevas oportunidades... y no puede saberse cuando y a qué puerta Ilamaran. Tomemos, por ejemplo, el caso de estudiado arte, seguramente no adquirié muchos con ingenierfa y tenfa poca idea del funcionamiento de la Como la mayoria de nosotros, y, también como la mayoria de nosotros, no po a adivinar y meditar y cémo era que aparecia una cosa y no otra en la pantalla cuando presionaba esta tecla y no la otra. Y de pronto, segurament itcora, tal ver un pasatiempo tocalmente privado en su in- tencién original, ha evoluci enos de un par de afios hasta Score a conheno MMMM ssc secrete venes y muy jévenes (los usuarios de ia Red de més edad, si es que ha- bian ofdo hablar de la nueva compaaia y su fabulosa popularidad, quiza la habian minimizado 0 ridiculizado como otra moda pasajera uw otra idea tonta con la esperanza de vida de una mariposa). La «ropia contri- bucién creativa, la de Rauschenberg, por la que los coleccionistas tenfan e pagar, eran | No fue 2l Gnico entre destruccién de rastros y la ocultacién de pistas se colocaron, y siguen estandolo, en el nivel has- 92 ELARTEDELA VIDA - eg Selec todo fo que se ha dicho de la reciente transformacién de las bellas artes es aplicable sin reservas al género artistico mas co- main y universalmente practicado de las artes: el arte de la vida. De hecho, las vias aciagas que se han abierto y siguen abriéndose en las bellas artes parecen derivar de los esfuerzos de los artistas por po- nerse a la altura de los cambios en el arte de la vida o, al menos, en sus variedades més ostentosamente manifestadas. Como en tantos ‘otros aspectos, también en este caso, ‘aunque creadores hagan le posible para anticipar estos cambios y, @ veces, consigan inspiratios o facilitarlos y allanar su entrada en las précticas, de la vida cotidiana, Antes de que los artistas la descubrieran, la «des- truccin creativa» va se practicaba de forma amplia y se afianz6 en la vida mundana como 4 aplicados a diario. Cualquier profesional y aspicante a artista que desea po- lescubierto, exponer y hacer inteligibles experiencias humanas (tanto en sus formas Erfahrungen como Erlebnisse), eualauiera que ‘quicsa.que.sus.obras.cepresenten, con. fidelidad estas experiencias, tiene que seguir el manifiesto de Metzger y el ejemplo de Rauschen- berg de desenmascarar, destac :y hacer disponible el anilisis de las fntimas relaciones entre creaci6n y destruccién. Practicar el arte ce Ia vida, hacer de la propia vida una «obra de aster, equivale en auestz0 mundo moderno liquido a permanecer en un estado de trarsformacién permanente, a redefinirse perpetua- mente transforméndose (0 al menos intentndolo) en alguien distinto del que se ha sido h: equivale, sin embarg NOSOTROS, LOS ARTISTAS DELLA VIDA, 3 a destruir y sacarse de encima la vieja forma, como una serpiente muda la piel o un marisco su caparaz6n; a rechazar, una a una, las miscaras gastadas que el flujo constante de oportunidades «nuevas y ‘mejoradas» en oferta ha demostrado que estin agotadas, que son de- masiado estrechas 0 que no han sido tan plenamente satisfactorias como lo eran en el pasado. Para exponer al piiblico un nuevo yo y ad- mirarlo en un espejo y en los ojos de los otros, uno necesita sacar de su vista y dela vista publica al viejo yo y, pos! su propia memoria y de la de los demas. Para mucha gente, en especial para los mas jévenes, que sélo han dejado atrés unos cuantos rasgos, superficiales y faciles de desteuis, esta nueva edicién del arte de la vida puede parecer atractiva y agra- dable. Hay que reconocer que tienen una buena raz6n. Este nuevo tipo de arte promete una serie larga, aparentemente infinita, de futu- ras alegrias. Promete, ademés, que quien busca una vide alegre y sa- tisfactoria nunca sufriré una derrova final, definitiva e irrevocable, que después de cada contratiempo habré una segunda oportunidad y una posibilidad de recuperarse, con posibilidades de interrumpir las pérdidas y «volver a empezar, «empezar por el (nuevo) principio», © incluso recuperar o compensar plesiamente lo que se perdié en el acto de «volver a nacer» (Iéase: uniéndose a otra «tinica alternativa», que se espera que sea més amable con el usuario y afortunado), de En la época ya comenta yue Jean-Paul roponia que fe senatee collin caine aaoanaS EE vitales y sus desafios se alimentaran a s{ mismas y fueran indepen- dientes. Correcta 0 err6ncamente, se percibfan come fases de un iti nerario predisefiado, dispuestas una tras otra en un orden estricto, «natural» y quizis incluso preordenado; algo parecido a las cuentas del rosario, ensartadas en una sucesién predeterminada, no negocia- ble e inalterable que cualquiera que reza el rosario debe seguir. Des: deel primer momento y hasta cl final de la vida, segiin lo que sugeria 4 ELARTEDELA VIDA Sartre, Ia trayectoria de la vida seguiria un itinerario disefiado a la serfeccién mucho antes de dar el primer paso. n, de la vi nes, tanto el equi presenta: ban la vida como un peregrinaje hacia un destino disefiado de wna vez or todas; y ambas versiones partian de la base de que, una vez elesi- do cl destino, podian obtenerse y aprenderse las instrucciones exac- tas sobre cémo llegar a él. Lo que quedaba para el peregrino y seguia siendo su responsabilidad era s6lo la obligacién de seguir fielmente su camino, resistiendo la tentacin de supuestos atajos, de carreteras con mejor paisaje o de caminos por donde fuera mas facil andar. Las personas persistentes, decididas y fuertes pueden todavia aplicarse en corazén y pensamiento a seguir la sugerencia de Sartre; pero, conscientes de que han elegido una tazea de enormes propor- ciones sin garantia, o ni siquiera una esperanza razonablemente rea- lista, de legar hasta el final, tienen que ser conscientes de que la tarea sen verdad improba, Deben sopesar la fuerza de su dedicacién con- tra la severidad de las prucbas que van a tener que aftontar y contra el aleance de los sacrificios que les exigiré pasar estas pruebas. Estas personas (como el resto de nosotros) tienen que ser conscientes de que, durante todo el pecegrinaje, las condiciones del viaje seguirén siendo las mismas que las que apacecen hoy: marcadas por una fragi- lidad incurable de las posiciones sociales y las fuentes de vida, una precariedad de los lazos entre humanos, una mutabilidad camale6ni- ca de los valores codiciados y de los aspectos recomendados por la opinién publica como dignos de atencién y de esfuerzo; como si tod> Jo de nuestro alrededor actuase en connivencia para dificultar y de- salentar la vida de peregrinos dedicados y castigarlos por su obstina- cién y Iealtad a Ja decisi6n tomada. Permitaseme recordar que a los hombres y mujeres cuya expe- riencia de vida Sartre preveia, ya quien dirigia su mensaje, se les habia ensefiado psicologia basada en las hazafias de las ratas de laboratorio obligados a encontrar, aprender, memorizar y seguir «de aqui a la NOSOTROS, LOS ARTISTAS DELA VIDA 8 cxernidad» al solo y tnico camino a través de un laboratorio que pro- ia del mismo modo «de aqui a la eterni . Sin embargo, sien la actualidad se ensefiase todavia la psicologia en base a los conocimien. tos derivados de los experimentos con ratas en un laberinto, y si los profesores confiaran que sus alumnos lo aceprasen como un reflejo justo de su mundo y un modelo relevante para su experiencia de la vida, los tabiques dentro del laberinto deberian de llevar ruedas para ser cambiados de sitio de una prueba a la siguiente, mientras que los premios por alcanzar el objetivo tendrian que colocarse en un lugar nuevoyy siempre para siempre de un mundo que respaldaba la utilizacién de la experiencia de las ratas para instruir a los futuros practicantes de las vides humana: ‘nun mundo como ef nuestro, en el que cualquier objetivo que se crea digno de ser aleanzado aparece ala vista sélo un breve instante, a menudo en lugares que hasta aquel momento no se sabia que fueran prometedores o dignos de ser visitados, o (peot todavia) en lugares en Jos que los caminos recorridos con éxito en el pasado y, por tanto, considerados probados pueden hacer descartiar, le planificacién de aventuras a largo plazo estara sin duda sometida a riesgo. No mucha gente, y slo aquellos gue estn dotados de cualidades extraordina- las, podrin afrontar de forma voluntaria el riesgo y aceptar la alta probabilidad de derrota. Un mundo erizado de trampas y emboscadas favorece y recompensa los atajos, proyectos que puedan completarse en poco tiempo, objetivos que puedan alcanzarse inmediatamente. ‘También alienta una actitud de «disfruta ahora y paga més tarde», al tiempo que desalienta la reflexién y las preocupaciones del tipo de «a qué corresponde todo eso. Es como si se hubiera cortado el hilo que mantiene unidas las cuentas del rosario y se hubieran esparcido por todas partes, de modo que ya no importa cudl de ellas cs la primera; la manera «racional» de proceder es coger la que en aquel momento esta ‘mis cerca y se puede coger con menos esfuerzo y demore. 96 ELARTEDE LA VIDA Como en el caso de los misiles «inteligentes» (en oposicién a sus predecesores balisticos), los objetivos a los que hay que dar prioridad para la accién, segiin la estrategia de racionalidad instrumental, rara ‘vez son clegidos antes del lanzamiento; tienden a surgir (si lo hacen) como ideas de tiltimo momento, en el otro extremo de Ja accién, como sus consecuencias no previstas. Mas que informa y determinar Ia accién como motivo, el «objetivo» de la accién tiende a sex busca- do o construido de manera retrospectiva, en el extremo final dela se- rie de acontecimientos Paradéjicamente, la presién es més dificil de resistic, luchar contra ella y repelerla cuan jescarada y no ame- naza vj bes hacer esto) Por otro, sin descanso de cumplido. Alimenta una autoestima perpetuamente hambrienta y alienta la exploraci6n de lo inexplorado. En nuestra sociedad de consumidores, la necesidad de teplicar el estilo de vida recomendado en el momento por los tiltimos ofreci- ‘mientos del mercado y elogiados por portavoces pagados o volunta- rios —y, pues, también por implicacién, la compulsién de revisar perpetuamente la propia identidad y Ia imagen piblica— ha dejado de asociarse a In coercién (una cocrcién externa y, por esta raz6n, es: pecialmente ofensiva y enojosa). ‘Al contrario, tienden a percibirse como manifestaciones de liber- tad personal (halagedoca y gratficante). centonces esta persona descubrird qué severo es el castigo impuesto a los desventurados insubordinados. Que es asf s6lo lo saben bien las personas que no disponen de cuenta bancaria o tarjeta de crédito y no pueden permitirse pagar el precio dea entrada, Muchos otros to- davia pueden notar el espectro de todos estos horrores por las oscu- wl seep ioastinurs ierieenercany gtmnner ce NOSOTROS. LOS ARTISTAS DELLA VIDA 7 ras premoniciones que los asaltan por la noche después de unos dias de mucho movimiento de compras y ventas, o mas tangiblemente to- davia, por las alertas rojas que se producen cuando la cuenta banca- cae en niimeros rojos 0 el c 3.0 (os mapas del tezritario que habra que cruzar en algiin momento del futuro tienen que actualizarse casi a diario, y se actualizan, aunque de manera irregular y sin previo aviso. ‘Muchos editores imprimea los mapas ylos ponen a la venta ya dispo- sici6n del piblico en cualquier quiosco, pero ninguna instirucién que declare de manera cretble tener control sobre el futuro los «autorizayy si uno decide orientar sus movimientos siguiendo un mapa determi- nado, lo hace a su propio riesgo y responsabilidad. Noes extrafio que, a pesar de los momentos de gozo y -ndicién que promete, y que algunas veces procura, bastantes perso- nas duden en considerar esta vida el tipo de vida que seguirian practi- cando si tuvieran una verdadera libertad de eleccién. ‘A menudo se tilda a estas personas de indiferentes, si no dicec- tamente hostiles, a la libertad, 0 se dice que no han crecido ni ma- durado lo suficiente para disfrutarlo, Lo que implica que la no par- ticipacién en el estilo de vida dominante de la sociedad moderna Iiquida de consumidores tiende, como norma, a explicarse 0 bien por un resentimiento de inspiracién ideolégica a la libertad, o bien por una ineptitud a la hora de aprovechar sus dones y bendiciones. Sin embargo, esta explicaci6n es verdad solo parcialmente en el me- jor de los cas ‘Lo que po: ia haber empezado como una empresa consciente puede convertir- ‘se, con el tiempo, en una rutina en la que ya no se reflexiona, mien. tras que la afirmacién repetida, sin fin y en todo lugar, de que «ti puedes convertirte en alguien diferente de quien eres» se reformula como «ti debes convertiste en alguien diferente de quien eres». El «ti debes» no parece otorgar la libertad promerida y esperada, y es 98 EL ARTEDE_AVIDA por deseo sincero de libertad qucCRR Eente Ne eels SOAR, Tanto si posees los recursos fundamentales exigidos para «hacer lo que debes» como sino, este «debes» suena mas como esclavitud y copresién que como cualquier avatar imaginable de libertad. Carne para unos, peseado para otros (gmuchos?, la. mayoria?). pero-una ‘mezcla de alimento y pescado para todos. Si «ses libres siznifi suar segdn los deseos de uno mismo y perseguir los obictivos.que,uno clige, la versién consumista moderna liquida del arte de la vida pue- de prometer libertad para todos, pero la otorga en pequeiias cantida- G&S J de forma selectiva Para hacer llevadera una vida de perpetua precariedad, un margen del «precariado», como lo llama Loic Wac- quant, se ve obligado a formar su «subjetividad» a partir de las obje- tivaciones (hostiles y creadoras de estereotipos) de otros. Su «margi- nalidad avanzada» fende a concentrarse en territorios sislades y limitados, percibids cada vez més tanto por los de fuera como por los de dentro como pur- satorios sociales, zonas de leprosos en el corazén de las metrépolis pos- Lindustriales donde sélo los residuos de ln sociedad aceptarfan vivic? En un estudio perspicaz de reflexiones filos6ficas sobre el arte de Ja vida, Alexander Nehamas revela ¢ intenta explicar la misteriosa fascinacién de los filésofos europeos con la persona de Sécrates."° 0 mis bien con el colorido retrato de su estilo de vida extraordinatio dejado por Jenofontey Platén; el propio Sécrates no dejé escrito nin- sguno de los pensamientos inmortalizados por esos dos autores. $6 crates se abstuvo de confesar las razones por las que llegé a ser quien era, Como dice Nehamas, Sécrates guardé «un silencio pertinaz so- bre si mismo». A pesar de las numerosas y profundas diferencias en sus percep- ciones del mundo y la tarea de la filosofia, asi como en sus sin:patias y valores politicos, las mentes mas potentes de la era moderna y las legiones de sus seguidores coincidieron en su eleccién del Sécrates de Plat6n como modelo de la vida valiosa y dignificada, Ademés, todos lo destacaron por la misma caz6n: eligieron a Sécrates (y especial- mente al Sécrates delos primeros diélogos de Platén) porque este sa- bio antiguo y antepasado del pensamiento moderno era verdadera y plenamente un zhombre hecho a si mismo», un maestro del pasado NOSOTROS, LOS ARTISTAS DE LA VIDA 9 de cfeaci6n y afirmacién propia, y, sin embargo, fflogos, empezando por Apologéa, en un sUibito cambio de postura radical, Platén pas6 a recomendar para imitacién universal no sdlo la coberencia con que Sécrates mantenia el camino clegico, sino tam- bién la opci6n en si; pero, como sefiala Nehames, siguieado la opi- nin extendida entre los eruditos de Platén ls argumentos expucs- Para los grandes filosofos modernos que recomendaban a Sécrates como un modelo a seguir, «imitar a S6- crates» significabal€omponer Wales, Usa personalidad o identidad propios,libremente y de manera aut6noma, no copiar la personali dad Que Socrates habia creado para si mismo o cualquier otra per- sonslidad, fuera quien fuera quien la hubiera compuesto y practica- factor y au- for convertides en uno; el disefiador y de forma simultdnea el eje- cutor del disefio). Es decir, «imitar a Sécrates» significaba rechazar sin condiciones, [Wlimitaci6n; rechazar la imitacién de la persona «Socrates» o de cual- quier otra persona, por digna que fuera. El modelo de vida que S6- crates seleccioné, cotpuso a conciencia y cultivé laboriosamente pata si mismo, podia adecuarse a la perfeccién a su tipo de persor pero no tiene por qué adecuarse a todos aquellos que querian vivir como Sécrates. Una imitacién esclavista del modo de vida especifico que Sécrates construyé para s{ mismo, y al que se mantuvo constante y firmemente fiel durante toda su vida, equivaldrfa a una traicién de su legado, al rechazo de su mensaje, un mensaje que llamaba a la gen- te principalmente y en primer lugar a escuchar su propia raz6n y a cxigir la autonomia y la responsabilidad individual. Una imitacién asi podria ser propia de una fotocopiadora o de un escéner, pera munca llegaria «ser una creacién artistica original, que es a lo que (como su- sici6 Sécrates) debe aspirar la vida humana. 100 ELARTEDELA VIDA, Igual que los pintores y escultores, nosotros —practicantes, por defecto si no por designio, del arte de la vida— no nos conforma- remos con cualquier creacién artistica (cualquier modelo de vid Todos nosotros, al menos Ja mayoria, n realidad un «absoluto»: un modelo «defint- gros ua model mejor qu odes sds, dE pee 0 bucno que no pueda mejorarse porque no puede existir ni imaginar- se algo mejor. Tendemos a buscar un modelo que entrafie todo lo bueno que necesita y puede implicar la buena vida, un modelo que, por esta razén, supere, eclipse y devaliie todas las alternativas. El modelo que buscamos con probabilidad no pasarfa la prueba floss. fica de validez para nosotros, los que lo seguimos, ‘Tavetan Todorov nos advierte de que Jas dificultades que sin duda encontrarén los que buscan el «absoluto» son asombrosamente parecidas a los tortuosos caminos por los que a menudo se desvian los que buscan el amor." En clara oposicién a creeacias extendidas pero erréneas, el «absoluto», como el amor, no espera a su descubri- dor formado y a la espera de ser usado. en proceso. valor y el atractivo del «absoluto» que suefian los que buscan una identidad, residen, tanto si lo saben como si no, en la labor de auto- creacién. Cierto, puede ocurrir que uno encuentre una perfeccién casi absoluta (como en el amor casi perfecto) por accidente. Puede ocu- rrir, aunque no a menudo, gue, como otcas obras de arte que aspi- ran a la perfeceién, el «absoluto» sofiado pueda empezar su vida como una especie de «objeto encontrado», Sin embargo, cualquier debilicamiento de la dedicaci6n y la vigilancia y cualquier disminu- cidn de la atencidn y el cuidado podrian causar su pérdida (i mente «accidental» NOSOTROS. LOS ARTISTAS DELLA VIDA 101 Todorov hizo esta eleccién, y con la suficiente confianza para re- comendarla a sus lectores (desconocidos). Desde su punto de vista, puede derivarse la mayor satisfacciéa dal tipo que es eapaz de ofce- cer, y se espera que ofrezca, una obra de arte con éxito de una vida que alcance, o al menos se acerque, ala Verdad, la Belleza, la Bondad yel Amor, dicho de otro modo, una vida que se aproxime a las ea jgorias universales consideradas dignas del deseo y el esfuerzo dili- gente, gracias no a sus usos instrumentales sino a su propia naturale. za. Sin embargo, paradéjicamente, y a pesar de nuestras presunciones y declaraciones verbales (presunciones de las que no podemos pres- cindir por si »y declaraciones que estamos obligados « hacer si queremos que nues- tras opcionts ac in soca) ST <2 ». Sin duda se trata de un o: ‘este caso es un. €s, por tanto, zon, una im “Aunque soporten el peso de una contradiccién interna ogg ios de la légica, los descalifican, son en efecto los jaa. (clegidos individualmente y elevados individualmente al rango de vs jo la responsabilidad individu los elige) , como nos insintia Todorov, fe mire por donde se mire, la reflexién sobre el arte de la vida lle- vva en filtima instancia a la idea de aurodeterminaci6n y autoafirma- ci6n, y a la fuerte voluntad que afrontar una tarea tan improba nece- sariamente requiere. ‘Como anoté en si in novelista y no me- nor filésofo de la india” con seguridad una de las artes més exigentes, consiste en rechazar yirepele® con decision definiciones ¢ «identidadeS» impucstas o insinuadas por otros; en re- sistitse a lo actual, escapar a la sujeci6n incapacitadora del impérso- nal das Man de Heidegger, nacido de la multitud y poderoso a teavés de ella, o or de Sartre; en resumen, en «ser alguien distinto» y no lo que las presiones externas obligan a todo el mundo aser. La rica obra literaria de Frisch (véase especialmente Homo faber, No soy Stiller y 102 BLARTEDETA VIA Pongamos que me llamo Gantenbein) puede leerse como si se tratara dc amplios comentarios de ficcién sobre esta afitmacién. En una sintesis notable de las experiencias vitales més comunes en nuestra sociedad individualizada, Francois de Singly enumera los problemas que tienden a lanzar a cada uno de los practicantes indivi duales del arte de la vida a un estado de incertidumbre aguda e ineu- rable y de vacilacién perpetua.” Las aspicaciones de la vida no puc- den mis que oscilar entre objetivos mutuamente incompatibles incluso clarament como, por ejemplo, unié ambas ardientemente codicia- das pero tertiblemente dificiles de conciliar y précticamente imposi- bles de satisfacer con plenitud al mismo tiempo. . Se supone que el producto del arte de la vida es la«identidad del 41 artista. Pero debido @ les oposiciones que la autocreacién lucha cn vano por reconciliar, y la interaccién entre el mundo que cambia sin = cesar y las autodefiniciones igualmente inestables de individuos que intentan adaptarse a las condiciones cambiantes de la vida, la identi- dad no puede ser internamente coherente; tempoco puede, en un mo- mento dado, transpirar un aire de finalidad que implica que no hay es- pacio (y no produce la necesidad) de més mejoras. La identidad esté de forma perpetua ix statu nascendi, cada una de las formas que asu- me una tras otra ti foci mas o menos agud ae C ges ‘Como sugicre Claude Dubar, «la identidad no es mas que el re- sultado —a la vez estable y provisioncl, individual y colectivo, subjeti- vo y objetivo, biografico y estructurado— de diversos procesos de so- cializacién que constrayen a os individuos y, al mismo tiempo, definen a las instituciones».” Sin embargo, podemos observar que la propia <

You might also like