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FRANGOIS MAURIAC EL NOVELISTA J sus PERSONAJES TENECE EDITORES, SA, de co edits ne nina Sma by a SS MS, Ee no es ta viruud dominante de los novelists. El novelista no teme pretender ef titulo de ereador. jCreador! itmulo de Dios! En verdad, no e¥ més que un mono imi tador. {Los personajes inventados por los nove listas no son, en modo alguno, cteados, si por creaciin ha de entenderse et hacer algo de In nada, Nuestras pretenldas criaturas fst formadas por elementos tomados de 4a realidad, Nosotros combinamos con ma yor © menor destres aquella que nos s- Iinistra la observacin de los dems hom bres y el conocimiesto de nosotros misinos. Los héroes de novela nacen de Ins mupeis | ‘que el noveista contrac con la realidad. Es peligroto pretender delimitar Io que, ‘1 os frutos de es unit, pertenece en Propiedad al ecritr, lo que descubre como com suya y aquello que le ha proporcio. nado el contorno. En todo cio, a este tes ecto ef novelisa slo puede hablar de sf, 9 y las observaciones a que voy a arriesgarme sme conciernen exclisivamente Innecesari decir que aqut no tenemos ‘en cuenta alos novelists que, bajo un leve disfaz, constinyen ellos mismos todo el tema de sus Tibeos. A decir verdad, todos Jos novelisas, aun euanda no siempre to hhayan publicado, han empezado por es imtura directa de su alma y de sus aven- tras metafisicns y sentimentales. Un mi hacho de diecioeho aiios no puede hacer ‘un libro sino eon aquello que eonoce de la Vida, es decir, 10s propios deseo, las pro pias ilusiones. Slo puede describir el hue vo cuyo cascarén acaba de romper, Y, en ‘general, se interes demasiado en si mismo ‘como para pensar en observar a los emis. Sélo cuando emperamos a desprendernos de nuestro propio corazén el novelsia empie a tomar euerpo en nostro, liminados det debate Jos novelistas que ‘exentan su propia historia, no. eendremos lampoco en cuenta a aquellos que copia 10 pacientemente los tipos que observan en Yorno y que hacen retraces mis o menos Fieles y parecidos. De ningtin modo pre- tendo que esa forma de novela sea despre ciable: es la que nacié diectamente de La Bruyére y de los grandes moralstas fran cess Pero estos autores memorials. retratstas no cream, en el verdadero sentide del término, Imian, reproducen, devel: ven al piiblico ~seyin djers La Bruyére— 1o que el priblico les ha prestad ¥ el pi blieo no se equivoca, puis busca la clave de sus personajes y se apresura a bautiarlos. Fl piiblico no puede proceder de igual manera con Ia expecie de novela que aqui nos ocupa: aquellaen que eriaturas nuevas nnacen de esa unin mistriosa entte el ar lista y To real. Estos heroes herofnas que 1 verdadero novelixa trae al mundo, y que no son copia de modelos tomados de Ja vida, son seres que el autor podria jac tarse de haber extraide por entero de la nada en virtud de sh potencia ereadora si no fuese que, pese a todo, hay en dertedor uw de &l no entre ef grueso piblico ni en la ‘masa de sus lectores desconocids, sino en familia, en sus allegados, en su eld © en su pueblo~ personas que exces 1ec0: nocerse en esos seres que el novelist se jctaba de haber creado integramente, En 1 ambiente mis préximo hay siempre lee tores que se quejan o se molest, No hay ‘memoria de que un novelista no haya ape nado o herido, sin saberlo, a excelentes personas que lo han conocido cuando era niflo © muchacho, entre Tas cuales ha exe sido y en las que estaba a mil leguas de pensar mientras escribia Ia novela El solo hecho de que se reconozean, ellos © Tos suyos, a despecho dle toiae lis protes {@3 del escritor gno es ya Ia prueba de que, sin saberlo, a espigada para componer sis personajes en esa inmensa reserva de ime genes y recuerdos que la vida ha acum Jado en él? Como esos pijaros ladrones, como las urracas, de las que se cuenta que se llevan los objetos que brillan para es conderlos en el nido, el artista hace, du 12 ante Ia infancia, acopio de rostrs, de si Tuetas, de palabras. Una imagen le lama Ja atencidn, 0 uma frase, o una anéedota Y aunque asf no sea, aquello existe en él en ver de borrarse, como en los dems hon. bres. ¥ sin que él lo sepa, fermenta, vive luna existeneia oculta y habré de surgir en En el escuro ambiente en que erascurtis su infanci, en Ia familia celosamente ce ‘ada a Tos extras, en la regién petdida, fen el rineén de provincia adonde nadie Mega y en donde se ditia que no sucede nada, habia un mito expla, tn traidor in fence de su traicién, que captaba, re sistraba, retenfa sin saberlo Ia vida co dliana en su complejdad oxcura, Un n ‘como todos los nities, que no despertaba ninguna sospecha. Acasa habia que repe- tirle con freeuenca =iVete a jogur con os otros! Siempre estis pegudo a nuestay fades... Siempre tienes que escuchar To que cuentan ls per sonas mayores 13 Cuando, mis tarde, recibe eartas fur Dundas de quienes haw creldo reconocer «tal o cual personae, se siente indignado, sorprendido o tiste. Porque el novelisa et de una absoluta buena fe. Conoce sus per. sonajes y sabe muy bien que en nade se Parecen a as gentes que tanto lamenta ha. her molestado. Y, sin embargo, no tiene la ‘onciencia del todo tranquil, Si me refiero a mf mismo, hey una pr ‘mera raxin muy aparente de malentendida entre el novelist y las personas que ereen reconocerse en sus libros. Yo no pedo con cebir una novela sin tener presente en es piri, y hasta en sus menores recoveeos, Ia fsa que har Tas veces de teatro de la ac idn. Es menester que los senideros mis seeretos del jardin me sean familiares y que tod Ia regi aledaia me set conocida, y ho a través de un eonocimiento superficial Hay colegas que me eventan que eligen como mareo de la novela que meditan al. guna pequetia ciudad hasta emonces des onocda para ellos y que viven en el hotel “4 urante el iempo necesario para Ia compo- sicién del libro. Es preeisamente lo que yo sme siento incapar de hacer. De nada me serviria radicarme por un tiempo proto sido en una regién que me fuese total mente extrafa. Ningin drama puede co- rmenzar a existir en mi espiit sino lo sitio fn Tos Ingares donde siempre he vivo, Debo poder seguir a mis personajes de ‘earto en euarto. Con freevencia st ostro permanece indistinto en ani —no conozco amis que su suet, pero siento el olor a hhumead del corredor que atraviesn; no jgmoro nada de lo que helen, de lo que ‘oyen a tal hora del dio de la noche, cua do salen del vestibulo y se adelantan hacia Ta escalinata de entrada sta necesidad! me condena wna cirta ‘monotonia de aumésfera que, en mi obra, parece easi siempre como la misma, de un libro a oo. Me obliga sobre todo a ser- Virme de todas las cass y de todos los jar dines donde he vivide © que he conocido dleule Ix infancia. Pero las propielades de mi familia y de mis allesados no bastan ya 1s ey ¥ me veo oblgado a invadis ls de fos ve ‘nos. Es al como me ha outdo dear inocentment, en imagination, hs dace ands tevibles en el interior de eam homes tas cost provincianas donde, a ls cone de a tarde, en sombrios comadares que allan a damateo,seorasancanas ne Oke, cla al niio que yo ra el aati de rise Dewqueyrous, sino ler més cis ows rem pale, dle de men Inillo yim gran ¥aso, un poco empalagen, de jarabe de horchata, sia * Cuando el niio de otrara se ha conver ‘ido en novelista suele ocurrit que los so Drevivientes de sus aos de infancia, al leer sus historias de miedo, reconorean, hotro izados, la propia casa y el jardin. La vio- Jencia misma del drama inventado por el novelist habia hecho creer a éte que nit iin malentendido © confusién podia pro- ducire. Le pareca imposible que las hana: as gentes de cuya casa se haba apoderado 16 | ~h paesen imaginar que él les atribuia las jasiones y los rimenes de aus tristes heroes Pero esto supone ignorar el logue que, en Ja vida provinciana, seupa Ia antigua cas- ‘st jas abandonada. Los habitantes de la ciudad, que pasan con indiferencia de un Alojamiento a otro, han alvidado que en provincias 1a casa principal, las eabllerzas, el lavadero, el corral, el jardin, la huerta {erminan por estar unidos a Ia familia como cl caracol a su caparandin, No se pu to carlo sin tocarla. Y esto es tan cierto que el imprudente y saaitego excritor que eree no hhaberse servido més que de la casa y del {cin, no se da cuenta de que allt hay una aumésfera imposible de separar, Ia atmés fera misma de 1a familia que allé vivia, A veces subsite algtin nombre de pila, como tun sombrero de paje olvidado en el vesi- Dbulo, y por una asocacién de ideas incons ciente el novelist bautiza com él a uno de sus hétoes culpables, Io eal To hace mis sospechoso alin de negros designos. En esis casas, en sas viejas propiedades e su infancia el novelista introduce, pues, 7 seres diferentes de aquellos que las habita- on; viola €l silencio de aquellos slones de familia en los que su abuela y au madre ‘cjfam bajo Ia Kimpara, pensando en lo te fos y en Dios. Pero qué relacign tienes xctamente eos personajes invaores. com los seres vivientes que el noveliia ht co. nocila? * En To que me coneierne, me parece que los personajes de segundo once son aque Hos que he tomato dizectamente de la wih Puedo establecer como norma que cuanto menos importancia tiene un personsje. en fl relat, ntas inés posibiidades hay de ‘que haya sido tomado fal eval es, de Ie ca Hidad. Y esto es concebible poryuc, como Se dice en teatro, se ata de una “liad! Necesutias para la accitn, las “tilidades” se esfuman ante el héroe del relate. Fl a tise no tiene tiempo de remodelar estas figuras, de necearas. Las utiliza cles como las encuentra en sus recuerdos. Por esa no Je es menester buscar my lejos a esta sir 18 vienta 0 a aquel eampesino que eraran por Ja obra. Apenas si se cnida de borroncar tun poco Be imagen que habia guardada st Peo jon game los to, os ire : ‘ uma répli- swiserables, constituyen tami cx de seres vivientes? 3En qué grado. son fouogratias retocadad En este panto no hs br de resulta ficilenablecer exactamente ists al exvitor los taser Lavi su Ci abla pot ser interest. En ren ft oma ecm diferente de oquala que ta vida ba toma, Valve fei aqullo «ue al era vis, Conver en reid tin manoj de vogae poids A vees dea que bids ba agi; iit oo papele. En eno drama que le es camo {ido bien Ta vitina ou ef verdug, 7 19 el verdugo, Ia victima, Al aceptar los datos de a vida se vale de la contraparte de ln vida, Por ejemplo, entre las diversas fuentes de donde procete Thérése Deaqueyroun, encuentra seguramente la visin ques 4 os deeiocho afios, twve de una mata de a Dunal y de una escuilida envencnadora fexstodida por dos gendarmes. Record laa Alectaraciones de los tstigos y utilice wma Distoria de recetas falas de les que la act sada se habia servido para precurarse el veneno, Pero abt se detiene mi ingpitacion recta de Ie realidad. Con To que la reall ad me proporcionaba habria de constr nit te personae completamente aiferentey zis complicado, Los motivos alegadon por 4s acwsada fueron muy senciles: quer « otro hombre, Nada hay ya de comin, pues ‘on mi Thérése, enyo drama eamiste on ne haber sabido ella misma siquiera, lo que la hhabia Hevado a su accion erininal

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