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Las conminaciones econémicas 0 astreintes en el Cédigo General del Proceso ENRIQUE E. TARIGO SUMARIO 1. Laderogacién técita del Decreto-ley 14.798 2. Undoble error de técnica legislativa en el art. 373 de la Ley N° 16.170, de 28 de diciembre de 1990 3. Diferencias entre el Decreto-ley 14.978 y el CGP a. Resoluciones judiciales que permiten a imposicin de una astreinte b. Cuantfa de la astreinte c. Revisabilidad de la astreinte d. Beneficiario de la astreinte e. Ambito de aplicacién de la astreinte 4, Vigencia temporal del articulo 374 de la Ley 16.170 5. Laastreinte en el caso particular de ejecucién de la sentencia de condena a hacer 0 a no hacer alguna cosa a. Por lo que refiere a las resoluciones judiciales que permiten la imposicién de la astreinte b. Por lo que respecta a la duracién y a la cuantia de la astreinte c. Por lo que concierne al beneficiario de la astreinte 4. Por to que corresponde ala liquid de estas astreintes 1. La derogaci6n técita del Decreto-ley 14.798 Resulta por lo menos opinable que el Decreto- ley N° 14.798, de 14 de diciembre de 1979, se en- cuentre comprendido en la norma derogatoria del art. 544.1 del Cédigo General del Proceso. En efecto, si bien ésta dispone “Derdgase el Cédigo de Procedimiento sus modificaciones y todas las disposiciones que establecen procedimientos distintos a los previstos en este Cédigo”, no puede omitirse 1a consideracién de que: a) el referido de- creto-ley no modificé disposiciones del CPC, sino que atribuy6 a los Jueces una facultad o un poder del que carecfan —en forma expresa o explicita, por lo menos— hasta ese entonces, y b) tampoco el decreto-ley mencionado podia ser considerado una norma sobre procedimientos. De todos modos, el Decreto-ley 14.798, de 14 de diciembre de 1979, fue indudablemente deroga- do, aun cuando la derogacién haya sido técita — lo 10 del Cédigo Civil— por el vigente Cédi ‘20 General del Proceso. Ello es asf por cuanto el CGP “contiene disposi- ciones que no pueden conciliarse con las de la ley anterior” EI CGP, luego de establecer en su art. 21.3, con- tenido en el Libro I, Disposiciones Generales, que “Las decisiones del tribunal deben ser acatadas por todo sujeto publico o privado, los que, ademas, de- ben prestarle asistencia para que logre la efectivi- dad de sus mandatos”, agrega que “Para lograr esta efectividad, el tribunal podré: a) utilizar el auxilio de la fuerza publica, que deberd prestarse inmedia- tamente a su solo requerimiento; b) imponer com- pulsiones 0 conminaciones, sean econdmicas, bajo forma de multas periédicas, sean personales bajo forma de arresto, dentro de los limites prefijados por la ley y abreviando la conduccién forzada o el arresto” Asi establecido el eriterio general, el tema se de- sarrolla fundamentalmente en el art. 374, dentro del Titulo referido a los Procesos de ejecucién. Esta ultima norma comienza estableciendo que “En cualquier etapa del proceso y para el cumpli- miento de sus providencias, el tribunal, de oficio 0 a peticidn de parte, podré adoptar las medidas de conminacién o astricci6n necesarias” (numeral 1). La referencia a cualguier etapa del proceso debe ser entendida como relacionada tanto a la etapa de conocimiento como a Ia etapa de ejecucién de un proceso en que se ha ejercitado una pretension de condena, y no, restrictivamente, a cualquier etapa dentro de un proceso de ejecucién como podri quiz pensarse dada la ubicacién de la norma. La oportunidad es propicia para sefialar que si bien ef CGP distingue claramente el proceso de conocimiento —que disciplina en los arts. 337 y sgts.— de los procesos de ejecucién —de los que se ocupa en los arts. 371 y sgts— en mas de una ‘ocasiGn se refiere al proceso de ejecucién de sen- tencia, uno de los referidos procesos de ejecucidn, como a una etapa de un proceso mas amplio, com- prensivo a la vez, de una etapa de conocimiento y de una etapa de ejecucién. Asi, por ejemplo, el art. 373.1, en cuanto dispone que “La etapa de ejecu- cidn se circunscribird a la realizacién 0 aplicacin concreta de lo establecido en la sentencia de cono- cimiento”, Del cuadro comparativo de los textos del Decre- to-ley 14.798 y del CGP que insertamos al final de este trabajo se desprende, con evidencia, que la de rogacién tacita del primero de dichos textos le les ha sido, ademés, total, en la medida en que el Cédigo General del Proceso no ha dejado vigente nada de la ley anterior que pueda considerarse “que no pugna con las disposiciones de la nueva ley”. En efecto, las tinicas disposiciones del Decreto— ley que no tienen correspondencia en el nuevo Cé digo procesal —el ine. 1° del art. 2°, tos ines. 2° y 3° del art. 3° y el art. 5°— constituyen normas que han quedado vacias de contenido © privadas de todo sustento por el solo hecho de la sustitucién por tacita derogacién, del resto de las disposicio: nes del referido Decreto-ley. La norma contenida en el inc. 1° del art, 2° — La sancién sera independiente del derecho a obte ner el resarcimiento del dafio”— carece actualmen- te de toda relevancia, es decir, rige aun cuando no aya habido necesidad de establecerla, en cuanto, dado que las astreintes estin destinadas en el CGP aun Fondo Judicial y no a ta contraparte, resulta por demas obvio —mis obvio aiin que en el siste ‘ma anterior— que ellas son absolutamente inde- pendientes y separadas del derecho de la contra- parte de la incumplidora a reclamar la indemniza- in de los dafios y perjuicios que el incumplimiento le haya provocado, La norma establecida en el inc. 2° del art. 3° adjudicaci6n inmediata del importe de las astrein tes una ver. liquidadas 0 su depésito en el Banco Hipotecario del Uruguay— carece de trascenden- cia al haber dispuesto el CGP que tales importes sean asignados al antes mencionado Fondo Judi cial que administrard la Suprema Corte de Just ENRIQUE E. TARIGO La norma del ine. 3° del art. 3° —"Los recursos interpuestos contra las decisiones referidas en este articulo no tendrin efecto suspensivo"— resulta también irrelevante en la medida en que el CGP ha invertido, como criterio general, la regla casi abso- lutamente predominante en el CPC —el efecto sus- pensivo del recurso de apelacién— para consignar, en su lugar, la regla de que las apelaciones no ti nen efecto suspensivo, salvo las deducidas contra las sentencias definitivas y las interlocutorias con fuerza de definitivas (art, 252). Por fin, por lo que conciere a la norma del art. 5° del Decreto-ley 14.798 —"Las disposiciones de la presente ley se aplicardn a los procesos en tr- mite"— carece de todo interés como norma espect- fica habida cuenta de que el CGP ha regulado ex- presamente en sus arts. 544 y sgts. lo relacionado con la aplicacién de sus normas a los procesos nuevos y a los procesos en tramite. Muy claramente, pues, cabe sostener que el CGP ha derogado tacitamente y por entero las normas del Decreto-ley 14.798. Si los textos legales no resultaran suficientemen- te explicitos para entenderlo asi, los antecedentes legistativos del Cédigo, manifestados a través de diversas expresiones de quienes fueran los autores del proyecto, son bastantes para disipar toda duda. En la Exposicién de motivos —numeral 6 de su apartado IV— solamente se apunta que “El Titulo V regula ef proceso de ejecucién en los articulos 371 a 401", para agregar a renglén seguido que “En su Capitulo I (articulos 371 a 376) se estable- cen las reglas para Ia ejecucién de sentencias, in- cluyéndose ef instituto de las conminaciones 0 as- triceiones (astreintes)...." Pero en ta deliberacién de la Comisién de Cons- titucidn y Legistacién del Senado se manifestaron de manera contundente al respecto tanto Torello como Gelsi Bidart, los dos autores del proyecto asistentes a la sesién de dicha Comisién del 20 de agosto de 1987 Torello express alli, en referencia concreta al art. 374 que “hay una modificacién al régimen vi- gente... En el régimen actual se las acuerda (las astreintes) al beneficiario. Eso desvirtia ta natura- leva juridica de la astreinte”. “En esa época —se- jiala mas adelante en referencia a la época del go- hierno de facto en la que se aprobé el Decreto-ley 14,978— no hubo acuerdo, y quizds haya sido por LAS CONMINACIONES ECONOMICAS 0 ASTREINTES EN EL CGP desconfianza hacia la ecuanimidad de los jueces. Se dicté un decreto-ley y se sustituy6” (el arresto a la parte desobediente o la configuracién del deli- to de desacato, soluciones del Derecho anglosajén a que antes se habia referido) “por las conminacio- nes econémicas, pensando que ello puede incen var el cumplimiento. A lo que tiende la astreinte —el profesor Gelsi Bidart dice que es una via de ejecucién y otros dicen que no— es a que se cum- pla con la sentencia, porque si no, sale més caro”. “Lo que no parece Idgico es que, consistiendo esa desobediencia en un desacato a la majestad de la Justicia, beneficie a la parte actora, a quien muchas veces le conviene que la otra parte siga incum- pliendo, porque mientras tanto le va abonando una cantidad periédica, cuando de lo que se trata es de que se cumpla la sentencia. De comiin acuerdo, op- tamos por acordar al instituto de la conminacién, su exacta filosoffa”. Poco después, Gelsi Bidart agregs que: “En el Instituto de Derecho Procesal, siempre sostuvimos que la ley actual” (en referencia al Decreto-ley 14.978) “no era congruente con lo que debia ser. Pero en aquella época no hubo forma de hacer cambiar el punto de vista que, por otra parte, era (también) el del Instituto de Derecho Civil” (1). Las expresiones transcritas resultan elocuentes en el sentido de confirmar la derogacién del De- creto-ley 14,9788 y su sustitucién por las normas pertinentes del CGP. 2. Un doble error de técnica legistativa en el art. 374 de la Ley N° 16.170, de 28 de diciembre de 1990 El art. 374 de la Ley 16.170, de 28 de diciembre de 1990 —Presupuesto Nacional de Sueldos, Gas tos € Inversiones— dispuso que “Las disposi nes del Decretoley 14.798, de 14 de diciembre de 1979, no seran aplicables a aquellos procesos en los que sean parte las personas juridicas de dere- cho ptiblico”. En verdad, el Decreto-ley 14.978 ya habia dis- puesto tal solucién dado que a tenor de su art. 4° se exceptuaban “de la aplicacién de esta ley, los pro- cesos en que sean parte las personas juridicas de derecho puiblico”. (I) Gédigo General del Proceso. Antecedentes y discusin en la Comisicin de Comstitucicin y Legislacisin del Senado y en la Camara de Senadores, publicacién oficial, Mont, 1988, Pégs. 607 2610, 539 Pero esta norma, a su turno, habia sido derogada expresamente por el articulo 1° del Decreto-ley 15.733, promulgado en las postrimerfas del régi men de facto, el 12 de febrero de 1985, que esta- blecié: “Derdganse el literal C) del articulo 3° de la Ley 14.500, de 8 de marzo de 1976 y el articulo 4° de la Ley 14.978, de 14 de diciembre de 1979" De manera que debe sefialarse como un primer error de técnica legislativa la referencia implicita a una norma derogada, el art. 4° del Decreto-ley 14.978. Pero aparte de éste, hay un segundo error, quiz mas grave, en cuanto la referencia genérica a las disposiciones del Decreto-ley 14.978, ignora nada menos que su derogacién total por parte del Cédi- 20 General del Proceso segtin se ha sefialado por- menorizadamente en el numeral anterior. Ese doble error de técnica legislativa no ha inci- dido, sin embargo, para que la jurisprudencia du- dara en cuanto a que la no aplicacién de las nor mas del Decreto-ley 14.978 a los procesos en que sean parte personas jurfdicas de derecho piblico estd referida, no al Decreto-ley mencionado, sino a las normas sobre astreintes contenidas en el cop. Asi, por ejemplo, en Ia suma de una sentencia del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 3° Tur- no, se consigna que: “En el futuro, por Ia Ley 16.170 no se podran imponer sanciones conminati- vas a ninguna persona publica...” (2). Asi, tam bién por ejemplo, en una sentencia del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de I® Turno, se sostiene que se “ha operado la derogacién del art. 374 CGP por virtud de la previsién del art. 374 de la Ley N° 16.170..." 3) 3. Diferencias entre el Decreto-ley 14.978 yelCGP Las diferencias entre el sistema instituido por el Decteto-ley 14,978 y el establecido por el CGP pueden sintetizarse en las cinco siguientes, a, Resoluciones judiciales que permiten la imposi- cidn de una astreinte En el Decreto-ley de 1979 las astreintes slo podian imponerse para lograr el cumplimiento de 2) Publicada en RUDP, 1993, N"L, pag. 223.6. LITE, (3) Publicada en LIU, 1, 107, ¢ 12.312 540 las sentencias. En el CGP. las astreintes pueden decretarse para incitar al cumplimiento de las pro- videncias dictadas por el tribunal La diferencia resulta obvia. El CGP ha vuelto, en definitiva, a lo que fuera el propssito del pro: yecto inicial que luego se convirtiera en el Decre- to-ley 14.978. En efecto, en el proyecto del Poder Ejecutivo del afio 1979, las sanciones conminato- rias estaban destinadas “a que las partes cumplan sus decisiones”, esto es, las decisiones de tos Jue- ces, La Exposicién de Motivos correspondiente se- fialaba que: “El criterio elegido coincide con el de la ley francesa del 72 (“Los tribunales pueden. ordenar una astreinte para asegurar la ejecucidin de sus decisiones”, art. 5°) y con la argentina, que se refiere al incumplimiento de “los deberes juridicos impuestos por una resolucisn judicial” (4) Como sefialara Aras, en el Decreto-ley queda ban fuera de la posibilidad de Ia imposicién de as- treintes, las. resoluciones mere intetlocutorias 0 providencias de tramite, en los procesos contencio- sos, y toda resolucién dictada en los procesos vo- luntarios ya que la sentencia es propia y caracteris- tica del proceso contencioso. Segtin apunta Viera, la extensisn operada al res pecto por el CGP ha venido a determinar que que- den comprendidas en ta posibilidad de la aplica cidn de sanciones conminatorias las 6rdenes. que pueda emitir el tribunal, por ejemplo, en los casos previstos en el art. 202 CGP, es decir, en los casos en que se ordene algo, con citacién (5) Las resoluciones judiciales que, en principio, podrin ser objeto de la imposicién de una astrein te, son sin duda aquellas que imponen a uno de los litigantes una determinada conducta, pero sin que necesariamente deba tratarse de una sentencia porque, segtin se ha expresado, el CGP lo ha ex- tendido a toda providencia— y, en caso sf de tr tarse de una sentencia, sin que necesariamente ésta haya de ser una sentencia de condena. A esta tilti- ma cuestiGn se referia Arlas al sefialar que. por dos al Decteto-ley 14.798 fueron y alli pueden consultarse, en Astrein tes. Ley 14.798, Antecedentes. alcances, Derecho Compare. N° 7 de la coleccin Texto y cantexto editada por la FCU, Mont.. 1980. Y también en Arlas, Incorporacién de las asirein tes al Derecho positive uruguayo, en RUDP, 1979, N" 2. En el caso concreto, Ta cita corresponde a la pig. 12 de te primera fuente citada y a las pags, 1 y 19 de la segunda (5) Viera, La esecuciin forzada en ef CGP, en Curso sobre el Cigar General del Proves, Mont. 9,1. I. pig. 150. ENRIQUE E. TARIGO ejemplo tas decisiones del Juez de Menores —hoy serd el Juez. de Familia— que fijen un determinado régimen de visitas en beneficio de uno de los pa- dres del menor, no son estrictamente consideradas sentencias de condena, pero implicitamente le im- ponen al padre que tenga la guarda de su hijo la obligacién de cumplir el régimen de visitas esta- blecido, por lo que el incumplimiento puede, per- fectamente, dar lugar a la aplicacién de una as- sreinte (6). La suplantacisn del vocablo sentencias por pro- videncias, determina que actualmente quepa la po- sibilidad de imponer astreintes a uno de los sujetos interesados en un proceso voluntario. Por ejemplo, sien un proceso sucesorio se hubiera dispuesto que el heredero en cuyo poder se hallan los titulos de propiedad de los bienes hereditarios, los presen- te al tribunal, su renuencia a hacerlo podrfa, nos parece, ser sancionada con una conminacién eco- agmica. b. Cuantia de la astreinte Por Jo que respecta a este aspecto, la diferencia entre el régimen anterior y el vigente no parece re- vestir demasiada trascendencia. En el régimen an- terior como en el actual la finalidad de la astreinte sigue siendo la misma: “teniendo en cuenta su fi- nalidad esencial de estimulo para el cumplimien- to”, decia el Decreto-ley 14.798; “de tal manera que signifiquen una efectiva constriccién psicolé- ica al cumplimiento de lo dispuesto”, reza la nor- ma correspondiente del CGP. Mis alld de la varia- cidn en los téminos, el concepto permanece in- cambiado. Por lo que concierne a la cuantia considerada en sf misma, el Decreto-ley se remitia a dos factores, “La demora de éste” (del cumplimiento) y “el cau- dal econdmico de la parte que deba satisfacerla” (la sancidn o astreinte). El CGP, por su parte, tam- bign se remite a dos factores: “el monto o la natu- raleza del asunto” y “las posibilidades econémicas del obligado” El segundo factor es el mismo: caudal econémi- co y posibilidades econémicas deben reputarse como expresiones equivalentes. Por lo que refiere al primero, sin duda existe una clara diferencia. No es lo mismo, naturalmente, la demora en el cum- plimiento que el monto © la naturaleza del asunto. Y la modificacidn dispuesta por el CGP resulta ab- U6) Arlas, ob. it. pig, 19. LAS CONMINACIONES ECONOMICAS © ASTREINTES EN EL CGP solutamente razonable. La demora en el cumpli- miento no es un dato cierto al decretarse la imposi- ci6n de una astreinte, sino un dato cambiante en funcién de la conducta superviniente, esto es, 1a mayor o menor demora en el cumplimiento a partir de la fijacin de la sancién conminatoria. El monto © Ia naturaleza del asunto, en cambio, son datos objetivos y concretos ya en el momento de dispo- nerse la aplicacién de ia conminacién Arlas sostenfa, con criterio acertado, que la refe- rencia a la demora en el cumplimiento habilitaba al Juez a fijar una suma variable y creciente, precisa- mente en funcién de esa posible mayor demora. Tal facultad no le ha sido cercenada, de modo a guno, al Juez o tribunal en el sistema del CGP, ha- bida cuenta, ademés y segun habrd de verse de in- ‘mediato, que actualmente el tribunal esta facultado también para revisar el monto o la cuantia de la as treinte, aumenténdola. c. Revisabilidad de ta astreinte En el Decreto—ley 14.798, el Juez estaba facult do para moderar o suprimir la sancidn econémica; en el CGP, el tribunal esti facultado para aumen- tar, moderar o suprimir la conminacién establec da, EI CGP, aquf también, ha implicado el retorno a lo que fuera el proyecto inicial que diera luego lu- gar a la sancidn al decreto-ley. El proyecto de 1979, en efecto, disponfa que la sancién “podra modificarse en més o en menos y atin decretarse su extinci6n, segiin las circunstancias” y en su Expo- sicién de Motivos se destacaba que se habfa esta. blecido “con la maxima amplitud posible el card ter revisable del pronunciamiento judicial que im- pone la sancién. La ley francesa, que slo prevé la posibilidad de moderar o suprimir (art. 8°), es me- jorada incluyendo la facultad de incrementar la condena, porque la cantidad inicialmente fijada puede resultar luego inadecuada (por ejemplo, por ser demasiado baja) para servir de estimulo sufi- ciente. Asimismo se supera la ley argentina, que contempla dnicamente dos hipétesis de revisidn (el cumplimiento o ta justificacién del incumplimien- to), consagrando una formula de gran flexibilidad, que elude la enumeracién casuistica o particular y utiliza, en cambio, una expresidn abierta, capaz. de abarcar todas las situaciones que puedan planteatse en la practica (segtin las circunstancias del caso)” ). (1) Astreintes... Texto y contexto, cit, pigs. 13 y 14 Sat Ya no interesa, desde luego, la discusién que se operé a este respecto en el seno de la Comisién del Consejo de Estado y que, como apuntara Arlas, tuvo un resultado en verdad singular: “se modifics el texto del proyecto, quiténdole al Juez. el poder de aumentar Ia sancién impuesta; se mantuvo el ctiterio amplio del proyecto que permitfa al Juez revisar la sancidn, sélo para disminuirla o supri- mirla, segtin las circunstancias del caso (8). La solucién del Decreto-ley 14.978 no fue feliz Asi lo sefialé Arlas: "Si la ley le reconoce al Juez los poderes necesarios para imponer la astreinte aun de oficio, por el monto que a aquél le parezca razonable, no se advierte cual es la raz6n para impedir a ese mismo Juez. que aumente la sancién cuando las cir- cunstancias del caso asf lo requieran. En la coyuntura que vive el mundo de hoy es fécil prever muchas si- tuaciones en que una sancién pueda perder total efi- cacia al cabo de algdn tiempo y que la nica forma de evitarlo es permitir al Juez adecuar esa sancién a las nuevas circunstancias” (9). a innovacién del CGP, al permitir al tribunal también aumentar la conminacién, ha venido a re- coger, segdin asi lo puntualiza Viera, “la critica que undnimemente le habja hecho la doctrina civilista y procesal al (Decreto)-ley 14.978 en cuanto s6lo permitia moderar o suprimir la sancién™ (10) d. Beneficiario de la astreinte Esta es, quizd, la innovacién mas importante aportada al instituto de las astreintes por ef Cédi General del Proceso. Bajo la vigencia del Decreto-ley 14.798, el pro- ducido de las astreintes beneficiaba a la contra- parte del conminado; bajo la vigencia del CGP, el producido de las astreintes pasaré a integrar un Fondo Judicial que seré administrado por ta Su- prema Corte de Justicia Exposicin de Motivos del proyecto que convirtiera en el Decreto-ley 14,798 se aquella solucién al sefialarse que “Aun- que se objet6 que la sancién pecuniaria si es perci: bida por el particular producirfa un entiquecimien- to sin causa de éste, el proyecto recibe en este pun- to la solucidn tradicional, aceptada también por los Derechos positives que legislaron al respecto. Ella (8) Arlas, ob. cit, pig, 2. (9) Aras, ob. cit, pag. 23 (10) Viera, ob, cit, pag, 150, 542 cuenta, igualmente, con el antecedente patrio de las multas en materia de arrendamiento urbano, fas, cuales aprovechan al acreedor, lo mismo que la pérdida de las primas pagadas por el asegurado be- neficia al asegurador en el caso del articulo 667 del Cédigo de Comercio. Para los que asignan a la astreinte la naturateza de pena privada, la solucién es un légico corolario de la posicién asumida; pero aunque no se compartiera este criterio, es conve- niente que asf sea, ya que la reparacién del dafio no satisface al acreedor el interés que forma el nti- cleo de la relacién obligacional y solo le otorga una compensacién, las mas de las veces inadecua- da” (IN). La cuestidn fue debatida en aquella oportunidad en el seno de la Comisivin del Consejo de Estado, y se propuso en ella una solucién intermedia que stia en que cuando la astreinte fuera impuesta io su producido correspondiera al Estado en tanto que corresponderfa a la contraparte cuando fuera decidida a peticisn de ésta, frmuta hfbrida que en definitiva results desechada Gamarra sostuvo la tesis, que luego se consagra- ra en el Decreto-ley, fiel a su concepcién sustanti- va de la astreinte como pena privada, y Barrios de Angelis “se limits a indicar las razones que habian Hevado a proponer esa solucién, sin afiliarse de manera efectiva a ninguna de las formulas. pro- puestas” (12). En su trabajo tantas veces citado, Arlas sostuvo que la solucidn “parece aceptable, pues ya se trate de una sancién impuesta de oficio o a pedido de parte, el primer perjudicado por el cumplimiento tardio © por el incumplimiento es siempre el iti- gante acreedor y es correcto que a él se le adjudi- que la multa en que consiste la astreinte” (13). (11) Astreintes. (12) Arlas, ob. cit. pig. 20. Gumarra, en el (18 de su magnifico Tratado de derecho Civil Uruguaye, Mont. 1980, Pig. 184 volvid a sostener que "A mi juicio la astrewte tiene naturaleza punitiva y ello Ia vuelve inaceptable en ausencia de una ley. La doctrina esgrimid diversos argumentos contra esta concepeién; pero ninguno de ellos convenee", Poco despuss, y al reiterar su tesis de que "el Juez no puede aplicar sanciones (amucho menos, penas) sin el soporte legal de un texto. que no existe en nuestro ordenamiento positive, hay que concluir que es ilegal Ia implantacién de asireinres en el Uruguay”. agrega ba: “Esto no quiere decir que no exista conveniencia de intro ducirlas en el Derecho positivo...”, Y al pie de Ia pagina, daa ‘cuenta de que estando ya en prensa ese tomo, se habia sancio. nado la ley 14.978, (13) Arlas, ob. cit, pag. 21 . Texto y contexto, eit, paigs. 12 y 12 ENRIQUE E. TARIGO Los antecedentes reseitados no parecen confir- mar la aseveracién de Gelsi Bidart en el seno de la Comisién de Constitucisn y Legislacién del Sena- do a que nos hemos referido en el numeral 1, en el sentido de que el Instituto Uruguayo de Derecho Procesal —que fuera, junto con el Instituto de De~ techo Civil, autor del proyecto inicial en 1979— era decidido partidario de que el importe de las as- treintes no beneficiara a la contraparte sino al Es- tado 0, més conctetamente, al Poder Judicial. Pero es claro sf que ésta fue la tesitura sostenida por los autores del proyecto que luego se convirtiera en el CGP, especialmente por Torello, seguin también se sefalara ya en el antedicho numeral ©. Ambito de aplicacién de la astreinte El punto ha sido ya mencionado por lo que bas- tard aqui el mero resumen de la evolucién suftida. B] Decreto-ley 14.978 dispuso en su art. 4° Exceptianse de la aplicacidn de esta ley, los pro- cesos en los que sean parte las personas juridicas de derecho ptiblico” El Decreto-ley 15.733, de 12 de febrero de 1985, derogé a texto expreso el antes transcrito ar- ticulo 4°, por lo que, a partir de su vigencia, el ré- gimen de las astreintes resulté aplicable también en los procesos en que fueran parte personas juri- dicas de Derecho Piblico. Asi las cosas, cuando entré en vigencia el Cédi: ‘20 General del Proceso y al no establecer éste sal- vedad 0 excepcisn alguna, permanecié incambiada a solucién, esto es, las conminaciones econdmicas © astreintes eran eventualmente aplicables en los procesos en que fueran parte las personas juridicas de derecho piiblico y, desde luego, aplicables in- distintamente a una u otra de las partes, segdn co- rrespondiera En 1990, al sancionarse la Ley de Presupuesto se incluyé en ella el art. 374 que como se ha visto ya. con evidente error de técnica legislativa, esta- iblecio’ que las disposiciones del Decreto-ley 14,798 “no serdn aplicables a aquellos procesos en os que sean parte las personas juridicas de dere- cho piiblico”, cuando, en rigor, debié establecerse dado que el decreto-ley referido habfa sido tici- tamente derogado por el CGP— que las disposi- ciones de éste que establecen fa posibilidad de im- poner conminaciones © sanciones econémicas no serfan aplicables en los referidos procesos. LAS CONMINACIONES ECONOMICAS © ASTREINTES EN EL CGP 543 Pero, como también ya ha sido expresado, asf se Je ha entendido més alla de su defectuosa formula- cién 4. Vigencia temporal del articulo 374 dela Ley 16.170 Nada ha establecido el art. 374 de la Ley 16.170 con relacién a su aplicacién o no a los procesos en trdmite, a diferencia de lo que, en su tiempo, dis- pusiera el articulo 5° del Decreto-ley 14.798. En la suma de la sentencia de! Tribunal de Ape- laciones en lo Civil de 3& Turno, antes citada, se establece que: “En el futuro, por la Ley 16.170 no se podrén imponer sanciones conminativas a nin guna persona ptiblica, pero las impuestas antes se agotarén Gnicamente por el cumplimiento de ta obligacién para la que fueron impuestas. Los efec- tos del articulo 374 de dicha ley no pueden alcan- zar a situaciones anteriores a su vigencia porque asf no fue dispuesto por la ley” (14). En cambio, en la sentencia det Tribunal de Ape- laciones en lo Civil de 1° Turno, también citada antes, se sostiene: “También es exacta la afirma- cidn del a quo en el sentido de que no procede Ia aplicacién de astreintes en el sublite, en que es parte una persona juridica de derecho piblico. Y ello por cuanto, segin razonamiento desarrollado en sentencia 275/91 y trasladable mutatis mutandi a esa hipétesis, (se) ha operado la derogacién del att. 374 CGP por virtud de la previsidn del art. 374 de la Ley 16.170, norma procesal atento a su fun- cién y finalidad y, por tanto, de aplicacién inme- diata a los procesos en trémite (art. 12 CGP)" (15) Compartimos ta afirmacin de que la del art 374 de la Ley 16.170 es una norma de caricter procesal. Ello deriva, como bien dice el fallo men- cionado, tanto de la funcién como de la finalidad de la norma. Advigrtase que la norma que declara la inaplicabilidad a determinados procesos —a aquéllos en los que sea parte una persona juridica de derecho piiblico— de una norma estrictamente procesal como lo es la contenida en el art, 374 CGP —aunque por defecto de técnica ya sefialado, ella no se refiera al CGP sino al derogado Decre- to-ley de 1979, norma procesal también ésta— no puede ser sino, a su turno, una norma de naturaleza procesal (14) RUDP, 1993, N* 1, pig. 228, 6.1178 (15) LIU, 107. 12.312. Y siendo asf, no cabe olvidar que el CGP, a dife- rencia del CPC, ha consagrado en una norma de cardcter general aplicable por ello mismo a todas las normas procesales que puedan dictarse con posterioridad y que no contengan a texto expreso tuna solucién distinta, que “Las normas procesales son de aplicacién inmediata y aleanzan, incluso, a los procesos en trémite” (art. 12, ine. 1°), Pero el inciso 2° de dicho articulo agrega que: “No obstante, no regirin” (las nuevas normas pro- cesales) “para los recursos interpuestos, ni para los tramites, diligencias 0 plazos que hubieran empe- zado a correr 0 tenido principio de ejecucién antes de su entrada en vigor, los cuales se regirin por la norma precedente”. Este inc. 2° del art. 12 CGP. reitera, como es sabido, el texto de la norma conte- nida en su tiempo en el inc. 2° del art. 76 LAI. La cuestién radica, entonces, en determinar si la resolucién judicial que impuso a una persona juri- dica de derecho piblico, con anterioridad a la vi- gencia de la Ley 16.170, una sancién conminatoria © astreinte, esté comprendida o no en una u otra de las excepciones del inc, 2° del art. 12 a la regla de Ja aplicacién inmediata de la nueva ley procesal La duda, razonablemente, puede plantearse alre- dedor de la expresidn diligencias, dado que, natu- talmente, no estarfamos en el caso propuesto en presencia ni de un recurso ya interpuesto, ni de un plazo que comen76 a correr. Por lo que refiere al vocablo trdmites, y si aceptamos la definicién de Couture en su Vocabulario Juridico —"Cada una de las diligencias que es menester realizar en un proceso"— su suerte va unida al sentido que atri- buyamos a la palabra diligencias. Couture también definia la diligencia como “un acto procesal; accidn de las partes, de los agentes de la jurisdicci6n 0 aun de terceros, susceptible de crear, modificar 0 extinguir derechos procesales” (primera acepcién) (16). Selva Klett ha afirmado que “diligencia es toda actuacidn procesal con excepcidn de los actos or- denatorios y decisorios y, aun, la documentacién de los mismos”, lo que parecerfa indicar un criterio istinto, pero luego agrega que “Ia locucidn tenido principio de ejecucién alude a la ejecucién inicia da, pero comprende ademés ta resolucién del tribu- (16) Couture, Vocabulario Juridic, Mont,, 1960, 544 nal que ordena la préctica y aun Ja gestién de la parte que reclama tal resolucién ordenatoria” (17) Si en el concepto de diligencia cabe considerar comprendido el acto procesal del tribunal (Coutu- re), si en él cabe también Ia resolucién del tribunal que ordena Ia prictica de ta diligencia misma (Klett), parecerfa que la resolucién judicial, ta pro- videncia, que dispuso la imposicién de una as- treinte a una persona publica 0, mejor, en un pro- ceso en que fuera parte una de tales personas jurt- dicas, con anterioridad a la vigencia de la Ley 16.170 y siempre que ella hubiera tenido principio de ejecucién, deberfa continuar rigiéndose hasta su agotamiento por la ley anterior y no aplicarse ley nueva. decir, compartirfamos en principio la solu- cidn del Tribunal 3° y no la del Tribunal 1°, aun- que, como a veces consignan los camaristas, por otras fundamentos No, en efecto, por la razdn esgrimida por dicho tribunal de alzada al sefialar que los efectos de la nueva norma —el art. 374 de la Ley 16.170— “no pueden aleanzar a situaciones anteriores a su vi- gencia porque asi no fue dispuesto por la ley”, sino porque, en todo caso, Ia pervivencia de la ley ante- rior estarfa amparada en una de las excepciones del inciso 2° del art. 12 CGP a la regla general, insti- tuida en su inciso 1°, de fa aplicacién inmediata de toda nueva ley procesal. La cuestién, que reconocemos como opinable, radica en definitiva en el concepto de lo que debe entenderse por diligencia judicial 5. La astreinte en el caso particular de ejecucién de la sentencia de condena a hacer 0 a no hacer alguna cosa 1 art, 374 no agota la regulacidn de las astrein- tes en el Codigo General de Proceso. Los arts. 398 y 399 también las han previsto, aunque en estos casos con caracteres distintos de algunos de los hasta aquf repasados. La primera de tas normas citadas dispone que en caso de ejecucién de sentencia de condena a hacer alguna cosa no susceptible de cumplirse por un (17) Klett, La vigencia de las nuevas normas y las provesos en tndimite, en Curse. sobre ef Cédign General del Provese, Mont, 1989, (1, pig. 27. ENRIQUE E. TARIGO tercero, “a pedido de parte podré perseguirse su cumplimiento en especie a cuyo efecto se estable- cera una conminacién econémica por un plazo no mayor de cuarenta y cinco dias. Si ain asf no se realizara el cumplimiento, se liquidarén dichas conminaciones y los dafios y perjuicios respectivos por los procedimientos de los articulos 378.1, 2.0 3, segtin cotresponda. En este caso, las sumas li- quidadas por conminaciones no se imputardn a los lafiosy perjuicios respectivos y beneficiarén al ejecutante” (art. 398.3). Si, por el contrario, 1a sentencia hubiera conde- nado a hacer algo susceptible de ser cumplido por un tercero, “el actor solicitaré al tribunal que inti- me al condenado su realizacién en el plazo estable- cido” (en la sentencia de condena) “o en el que aquél” (el tribunal de la ejecucién) “determinare” (art, 398.1). Pero si, “vencido el plazo y si no se diere cumplimiento, el ejecutante podrd optar por el procedimiento previsto en el ordinal tercero” (cn verdad, en el numeral 3) “o solicitar que el tri- bunal determine el tercero que deba realizarlo” (art, 398.2) ‘A su turno, el art. 399 dispone que si se conde- nare a no hacer alguna cosa, “El ejecutante podré optar por pedir directamente los dafios y perjuicios © los medios de conminacién o compulsién nece- sarios para evitar en el futuro el incumplimiento de a condena” (art. 399.2). La hipétesis que maneja a norma transcrita es, a contrario sensu de la pre~ vista en inciso 1%, la de una condena a no hacer que ain no se ha incumplido 0 cuyo incumpli- miento ya fuera reparado y se quisiera precaver un nuevo incumplimiento. La hipstesis del inciso 1° del art. 399 es, por el contrario, la de que ya se hu- biere efectuade aquello que se condené ano hacer en la sentencia, por lo que, en este caso, “el ejecu- tante podré solicitar... 1a reposicién al estado ante- rior, procediéndose de acuerdo con lo dispuesto en el articulo 398.1 y 2". Pero el parrafo final de este art. 399.2 afiade que: "Esto tiltimo” (es decir, la so- licitud de aplicacién de “los medios de conmina- cidn 0 compulsi6n necesarios para evitar en el fu- turo el incumplimiento de 1a condena") “podré igualmente solicitarse en el caso del ordinal 1 del presente articulo Quiere decir que, en todo caso de condena a ha- cer o a no hacer alguna cosa, puede solicitarse por el cjecutante, sea directa 0 subsidiariamente, la aplicacién de medidas de conminacién econémica © astreintes para asegurar 0 para incentivar el cum- plimiento de Ia sentencia de condena LAS CONMINACIONES ECONOMICAS 0 ASTREINTES EN EL CGP 345 Estas astreintes de los arts. 398 y 399 presentan, con relacién a las anteriormente examinadas del art. 374 CGP, algunas variantes de importancia que pueden répidamente consignarse del modo si- guiente. a. Por lo que refiere a las resoluciones judiciales que permiten la imposicién de Ia astreinte En estos casos, ya no se trata de providencias, sino de sentencias y, mas precisamente, de senten- ias de condena a hacer 0 a no hacer alguna cosa determinada. Por ejemplo: levantar una pared, no abrir una ventana en una pared medianera, no cor- tar determinados drboles, ete b, Por lo que respect de la astre ala duracién y a lac antia No hay aquf una previsién especifica en lo rela- cionado con el monto o Ja naturaleza del asunto — en realidad, de 1a condena— ni por lo que atafie a las posibilidades econémicas del obligado, aunque el tribunal igualmente deberd tomar en conside- raci6n uno y otro factor; pero hay si una previsién expresa en lo que concierne a la duracién de las as- treintes: ellas no podrén superar el lapso de cua- tenta y cinco dfas. Lo que, de algin modo y asi se: por via indirecta, supone poner un tope a la cuantia de la conminacién. c. Por lo que concierne al beneficiario de la astreinte Aqui, a diferencia del art. 374 CGP y en coin dencia con la soluciGn que en su tiempo estableci ra el Decreto-ley 14.978, se dispone que el benefi- ciario de la astreinte to serd el ejecutante y se acla- ra, tal como también Io hiciera el citado decreto-ley, que tales conminaciones serén inde- pendientes de los daftos y perjuicios que pudieran reclamarse. d. Por lo que corresponde a la liquidacién de estas astreintes Aqui, a diferencia del art, 374, que siguié en este aspecto la solucién que estableciera en su tiempo el Decreto-ley de 1979 (18), la Tiquidacién de las conminaciones econdmicas, junto con Ia de los dafios y perjuicios irrogados, se hard —dice el Cédigo en su art. 398.3— “por los procedimientos del articulo 378.1, 2 0 3, segtin corresponda”” La remisin legal es equivoca; en verdad, habri bastado remitirse a los procedimientos de la liqui- dacién de sentencia o, si se preferia la referenci numérica, por el procedimiento del art. 378.3. Por- que resulta claro que tanto la liquidacién de las conminaciones econdmicas 0 astreintes, como la de los dais y perjuicios. deberin cumplitse como las de toda sentencia que condena al pago de dafios y perjuicios y, nunca, como fas que condenan el pago de frutos (art. 378.2). (18) Al reiterar fa solucisn del Deereto-ley 14.798 por lo gue refiere a Ia liquidacién de las astreintes (art, 374, 2 inc 2), el CGP desatendis la exacta observacidn de Arlas en el de bienes inmuchles, ya qu nenos en primer teeming, por to ddeberia tomarse como valor el asignado por la Direceién Gene- ral del Catastro Nacional y Administracion de Inmuebles del Estado 546 ENRIQUE E. TARIGO Cuadro comparativo de las normas del Decreto-ley N° 14.978 y del Cédigo General del Proceso Decreto-ley N° 14.978 cart, 1°, ine. I? El juez, de oficio o a peticién de parte, podré imponer sanciones pecuniarias conminativas. tendientes a que las partes cumplan sus sentenci art, 1°, inc, 2° La sancién se graduard teniendo en cuenta su finali- dad esencial de estimulo para ct cumplimiento, la demo. rade éste y el caudal econémico de la parte que deba sa tisfacerla, art. 1°, ine, 3° El juez, de oficio © a peticiGn de parte y segun tas cir- cunstaneias. podré moderar 0 suprinnir la sancién im, puesta, art, 2%, ine. I" fa sancién serd independiente del derecho a obtener cl resarcimiento del dati art, 2%, ine. 2° Su producido benefici nado. aa contraparte del conmi dart 3°, ine, I" Cuando lo estime oportuno, de olicio o a peticién de parle, y comprobada sumariamente la persistencia del incumplimiento, el juez liquidara la sancién a la fecha y autorizard al alguacil para que haga cfectivo el cobro sin demora, Este embargard bienes del deudor en el orden previsto por el articulo 881 del Cédigo de Procedimien: to Civil, tos hard tasar acto continuo por perito y los asignard a un rematador publico para que los venda so- bre Ia base de las dos terceras partes de Ia tasacién, dan- do cuenta art, 3°, inc, 2° Si la parte beneficiada lo solicitare. et importe se le adjudicard de inmediato. En su defecto, se depositard en el Banco Hipotecario del Uruguay y en Obligaciones Hipotecarias Reajustables, a la orden del Juzgado y bajo el rubro de autos. cumpligndose oportunamente con Ia adjudicaci6n a que hubicre lug art, 3, ine. 3° Los recursos interpuestos contra las decisiones referi- das en este articulo no tendrin efecto suspensi Cédigo General del Proceso cart, 374.1 En cualquier etapa del proceso y para el cumplimiento de sus providencias. el tribunal. de oficio 0 a peticién de parte, podré adoptar las medidas de conminacién o as- triceién necesarias, cart, 374.2, ines, Hy 3" Las conminaciones cconémicas se fijardn por el tribu- nal en una cantidad en dinero a pagar por cada dia que demore el cumplimiento. Las cantidades se fijardn teniendo en cuenta el monto ‘© la naturaleza del asunto y las posibilidades econémi- cas del obligado, de tal manera que signifiquen una efectiva constriccién psicolégica al cumplimiento de lo dispucsto. dart, 374.2, ine 8° 1 tribunal podré en cualquier momento, de oficio o a peticién de parte, aumentar, moderar o suprimir la con- iminacién establecida, art, 374.2, ine. 5° Las cantidades que se paguen pasardn a un Fondo Ju- dicial que seré administrado por la Suprema Corte de Justicia, dart, 374.2, ine. 2” Fl tribunal dispondri fa liquidacién de las mismas una vex transcurrido un plazo prudencial. La cuenta pasard | alguacil del tribunal, el que embargaré bienes del deu- dor suficientes, los hard tasar por perito que designaré y Jos asignari a un rematador piblico para su remate por los dos tercios de su valor de tasacién, de to que daré cuenta, LAS CONMINACIONES ECONOMICAS 0 ASTREINTES EN EL CGP 347 Decreto-ley N° 14.978 an 4 Exceptianse de la aplicacién de esta ley, los procesos cn los que sean partes las personas juridicas de derecho pablico, ant, 5° Las disposiciones de la presente ley se aplicarsn a los procesos en tramite Cédigo General del Proceso Decreto-ley N° 15.733, art. I* Derdganse ef literal C) del artfculo 3° de la ley 14.500, de 8 de marzo de 1976, y el articulo 4° de la ley 14.978, de 14 de diciembre de 1979. Ley N° 16.170, art. 374 Las disposiciones del Decreto-ley N°14.978, de 14 de diciembre de 1979, no serin aplicables a aquelios proce- sos en los que sean parte las personas juridicas de dere- cho paiblico.

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