Cuando el Senado apruebe el Proyecto que ya cuenta con media sanción de la
Cámara de Diputados, los argentinos tendremos por primera vez una Ley que regule el servicio prepago de salud que hoy manejan a través de sus empresas, sin ningún tipo de control por parte del Estado, un concentrado grupo económico poseedor de un mercado de 4 millones de personas afiliadas que, en su carácter de usuarios representan la parte débil al firmar un contrato, o mejor dicho, al adherir a las condiciones generales y particulares preestablecidas de contratación e impuestas unilateralmente por la parte fuerte, o sea el sector empresario. De esta manera, regulando la actividad con una ley cuyo texto nos pone en gran parte a la altura de las demandas del ciudadano-consumidor, se dará otro gran paso a favor de los actuales y potenciales afiliados, equilibrando la relación asimétrica existente, garantizando mejores posibilidades de acceso a la salud, destacándose como principales puntos del proyecto, la eliminación de los hoy denominados “periodos de carencia”, la no diferenciación del valor de las cuotas por edad, la prohibición de rechazar la admisión de un afiliado por razones de edad o de negar cobertura por poseer una enfermedad preexistente, y la obligación de contar con la autorización por parte del Estado para realizar un aumento en el precio de sus cuotas, demostrando una justificación de la estructura de costos, en lugar de hacerlo de manera discrecional como sucede en el presente. Obviamente que las voces defensoras de los intereses económicos no se hicieron esperar e inmediatamente salieron a criticar el proyecto en todas sus partes, pronosticando que el sector de la medicina prepaga se tornará “imprevisible e inviable”. Quien traspasó límites fue el titular de la Asociación de Clínicas y Sanatorios, Eduardo Javkin, en una nota periodística publicada por el diario Clarín en fecha 2 de septiembre de 2008, quien -al referirse a la obligación que tendran las empresas respecto a los afiliados con enfermedades preexistentes- manifestó textualmente: "la medicina prepaga actúa como un seguro. Y nadie pretende que una compañía de seguros acepte autos chocados", equiparando, vergonzosamente, al ser humano con una cosa. Por último, los voceros de los grupos económicos afirmaron que “el proyecto apunta a la estatización de un sistema que eligen voluntariamente 4 millones de argentinos, que así se evitan de concurrir al hospital público desbordado de pacientes”, y con estas palabras nos permite a todos los zarateños abrir el debate que nos merecemos sobre el funcionamiento de sistema de salud publico y privado en nuestra ciudad, ya que es evidente que a pesar de la existencia de las empresas de medicina prepagas, los afiliados hoy no contamos por ello con una ventaja comparativa, ya que hace años que solo hay una clínica privada, y como alternativa el hospital regional publico colapsado y los centros de atención primaria periféricos municipales con sus insuficiencias propias. Donde esta la planificación del sistema de salud local? Donde están las inversiones en clínicas, sanatorios, centros de salud, y los beneficios que deberíamos tener en nuestra ciudad (y no afuera) los afiliados a los distintos planes de salud privado, por el cual se pagan altas cuotas. O se tratará de una política monopólica, que la desregulación permite su práctica. Esperemos que la Ley también sirva para corregir estas “distorsiones de mercado”.
Ley No.28-01, Que Crea Una Zona Especial de Desarrollo Fronterizo, Que Abarca Las Provincias de Pedernales, Independencia, Elías Piña, Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Bahoruco