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(etree NOTAS San Ignacio de Loyola y la primera imprenta jesuita La importancia de la imprenta como ins- trumento eficaz para un apostolado mis w versal no escapé ciertamente a la visién genial de Ignacio de Loyola, que una vez mas demos- tré con esto su espiritu de avanzada respecto @ su Cpoca y su sensibilidad para captar in- mediatamente 1a posibilidad y aun la urgencia de la utilizacién “para la mayor gloria de Dios nuestro Sefior”, para un mayor y mejor servi- clo divino, de los nuevos medios que el pro- &reso iba creando en todos los campos, Pocos decenios de vida levaba la invencién de Guttenberg cuando Ignacio moria en Ro- ma, el 31 de julio de 1556. Sin embargo, habjan sido los suficientes para que se viera ya la inmensa jnfluencia que en adelante habria de tener la-letra impresa, Y por ello seria uno de los afanes que mas preocupasen al fundas dor dela Compariia de Jesis, ya en los tiltimos meses de su vida terrena, el dotar a su Orden, ¥ especialmente a aquel Colegio Romano que era Ja nifia de sus ojos, de una imprenta que é1 ya vefa como una verdadera y urgente ne- cesidad. Resulta sumamente interesante rastrear, a través de la correspondencia de San Ignacio durante ese tltimo afio de su vida, su preocu- pacion y su prisa por instalar dieha primera imprenta, el provecho que de ella esperaba, las gestiones que hizo a tal fin, Quiza Ia primera idea de 1a imprenta ha- M. M. Bergada bra surgido en la mente de San Ignacio cuando a mediados de 1555 recibe una carta del P. Jerénimo Nadal, Visitador entonces de 1a Compaiia en Europa para promulgar las Constitueiones, que desde Venecia le escribe, volviendo de Alemania, espantado de los es- tragos que alli hacia la herejia luterana, Un p&rrafo de esa carta del 6 de julio Je dice asi: “Sus libros (los de los herejes) se multipli. can hasta el infinito, y se reimprimen, mien- tras los libros eatélicos, eseritos contra ellos, no se vuelven a imprimir, ni apenas se ha. Man; de modo que los mismos catélicos dicen, aunque no se pueden excusar, que no hallan libros que leer, sino los luteranos, lo cual es causa de arruinarse todo...” (Epist. P. Na- dal, t. I, pp. 309 y 310). Para poner remedio a tal estado de cosas se habia pensado, entre otras medidas, en Poner una imprenta en el Colegio que la Compafifa tenia en Viena. Por comisién de San Ignacio, su secretario el P. Polanco Tesponde sobre esto a Nadal, con fecha 13 de julio de 1555: “De Ia imprenta, y libros, y escuela para los nifios, de la publicacién ‘de las Constitu- viones y Reglas..., y demas cosas ordenadas Viena en casa y fuera, para bien del pte blico, sélo hay que responder aprobéndola todo, y dando gracias a Dios N.S. de cuanto bien se hace”. (Mon, ign., Epist. et instr, t. OX, p. 318). : Pero, por una u otra circunstaneia, recién en 1559 pudo el P, Juan de Vietoria, entusias- estudios 83 IV CENTENARIO IGNACIANO tamente apoyade por el en*onces Provincial de Alemania y primer eseritor de la Compa- fiia, San Pedro Canisio, instalar una imprenta en el Colegio de Viena, que se desenvolvié siempre con dificultades y en 1572 dejé de- finitivamente de funcionar (7°) Haya o no sido determinante para esto aquel proyecto de imprenta en Viena de que hablaba Nadal, lo cierto es que el afio 1556, iltimo de la vida de Ignacio de Loyola, se inicia con la idea cada vez mas madura, en la men‘e del Fundador, de instalar una impren- ta en Roma, Ya en carta del 2 de enero apa- rece una referencia al proyecto en una carta al P, Juan Bautista Viola, que le habia es- stito pidiéndole un diflogo recitado en el Colegio Romano para las fiestas de Navidad: “El diélogo para Navidad ya no llegaria a tiempo, si bien aqui se ha heche uno muy bueno. La escasez de amanuenses hace que no se puedan comunicar tanto estas eosas: estamos ya pensando en hacer una impren- ta ett casa. para estos y otros muehos escritos”, (Mon, Ign., Ep. et instr. t. X, p. 454) Un mes después (febrero 1 de 1556) ex- presa la misma idea escribiendo a Florencia al P. Diego de Guzmai “Estos didlogos y otros semejantes, a sus tiempos serdin a propésito para excitar y ayudar a los escolares y otros oyentes; pero hacer uno cada mes, seria mucho trastarno, € imprimirlos seria ‘cosa de pensar todavia mas; empero més ficilmente se podria ha- cer si tuvidsemos ta imprenta en casa, como procuramos tenerla”. (Mon. Ign., t. X. p. 601). En las semanas siguientes se hicieron ges- tiones para obtener por medio del P. Lainez, que era persona grata al duque Cosme de Médicis, que éste cediese o prestasé una im- prenta que tenia y que no utilizaba’ Pero no se legé a nada concre'o, y en marzo se did por perdido este asunto. Otra eireunstaneia contribuyé qui en esos ©) Para mayores noticias sobre esta im- prenta de Viena (la primera imprenta j suita que edits los Ejercicios Espirituates, en una primera edicién de 1500 ejemplares en 1563, y una segunda en 1568) ver el tra- bajo del P. Cecilio Gomez Rodeles. Impren- tas de los antiguos jesuites en Europa, Amé- tiea y Filipinas, en Razdn y Fe, t. XXV 1909), p. 474-477. estudios 84 dias a avivar el deseo de San Ignacio de tener cuanto antes imprenta propia. Ignacio habia encargado a algunos tedlogos de la Compafiia —entre otros los PP. Salmerén y Ovieda— Ja redaccién de un “directorio eucaristico —a semejanza del Breve directorium ad con- Jessarii munus rite obeundum que con la fir- ma de Polanco se habia hecho imprimir fuera en 1554— en que se expusieran sucintamente las razones en favor de la comunidn frecuen- te. El P. Salmerén cumplié répidamente, y los originales que él enviara a Roma, pulidos alli en cuanto al estilo por el P. Cristébal de Madrid, fueron confiados a un amigo y bien- hechor, don Jerénimo Vifies, que lo haria imprimir por su euenta en Napoles, (2) Una carta del P. Polanco a Viiies, del 16 de febre- ro de 1556, (Mon, Ign., Epist. t. XI, p. 13), en que le agradece “alcuni volumi della fre- cuentazione dello santo sacramento” que han recibido, parece referirse a esto, sobre todo si lo vinculamos con Jo que pocos dias des- pués (3 de marzo) el mismo P. Polanco es- eribe al P, Leonardo Kessel, a Colonia: “..Libellum de frequentatione sacramen- ti eucharistiae, domi nostrae compositum sed non limatum nee extremam habentem manum quidam devoti amici nostri Neapoli impri- mendum curaverunt, Mittimus unum exem- plar cum his litteris” (Ep. et instr., t, IX, p. 87) Pero poco duré el gozo, pues con fecha 17 del mismo mes nos encontramos con una car- ta a través de la cual es curioso comprobar que también San Ignacio tenia “alergia’ a los errores de imprenta, y los tomaba muy en se- rio. Escribe Polanco por encargo de San Ig- nacio a aquel D. Jerénimo Vifies, y le dice: “En el folleto impreso acerca de la frecuen- tacién de la Eucaristia se halian muchos erro- res de la imprenta, y alguno de importancia, EI remedio es hacer imprimir al final los errores corregidos en un trezo de papel, si no se quisiese enmendarlos todos a mano; y la semana que Viene se podra mandar aqui una eantidad de tales correcciones. Entre tanto, cuanto menos ¢ircule el librito seré mejor, si bien se pedrén después dar las correceiones a aquellos a quienes se les hubiera dado el folleto” (Ep. et instr. t. XI, p. 141). (2) Para mis datos sobre el arigen ye daceién de este’ folleto, cf. Le “Libellus” du P, Bobadilta sur Ia communion fréquente et quotidienne, del P, Paul Dudon, §.1., en AHSI, TIT (1989) pp. 258-279. SAN IGNACIO Y LA PRIMERA IMPRENTA JESUITA ¥ al P, Gaspar de Loarte se le escribe el 27 de marzo, entre otras cosas: “Si manda quello libretto de frequentatione, ete., benché tiene assai errori della stampa” (Ep. et instr. t. XT, p. 176) Estos inconvenientes casi inevitables cuando se confiaba algo a un impresor extrafio, deben haber contribuido no poco a que San Igna- io, de alli en adelante, hasta casi el dia mismo de su muerte, insistiese con apremio en las ditigencias necesarias para tener una im- Prenta propia. Es interesantisimo seguir el detalle menudo de estas diligencias, en la co- rrespondeneia ignaciana de esos tltimos me- ses de su vida. El 14 de marzo de 1556 se le eseribe a Ve- necia al P. Alberto Ferrarense, dandole las siguientes instrucciones (traducimos del tex- to italiano}: “A un mereader, Iamado Mtro. Gabriel Vignes, se escribe que entregue 40 ducados, de valor de 12 julios por ducado, a V.R., los cuales son para’ pagar unas letras de impren ta de estate para imprimir aqui en Roma, a un cliente de Miro, Vicente, impresor roma. no, el cual recurriré a V.R. o al P. Mtro. Cé- sar (el P. César Helmio, rector de Venecia, que en esos dias se hallaba en Roma) euan- do haya legado; y el mismo se encargard de enviar las letras a Roma, igidas a Mtro. Vicente. Pero si pareciese a V-R. que las le- tras no son buenas, o que son muy caras y que en otra parte se hailarian a mejor precio Y mejores, No entregue el dinero y aviseles que no_las despachen. Aunque es verdad que Mtro. Vicente dice que (el vendedor) es amigo suyo, y de mucha confianza; y que si no nos contenta el precio o las letras, él esta conforme en tomarlas para si". (Ep. et instr. 4. XI, p. 128) ¥ en la misma fecha se le vuelve a eseri- bir un billetito, completando aquellos datos: “El dibrero que ha de mostrar las letras a V. R. en nombre del Miro. Vieente Luchini, librero, segtin se escribe en la otra carta, se Nama Miro. Andrea di Domenico, librero, agente de los herederos de M‘ro, Juan Anto: mio Serafini. Si a V. R. parece mejor ir a hablarle, o esperar la Megada del P, Mtro, César, haga como juzgue mejor en el Sefior, ¥ lo mismo de ver las letras dichas, como de busear otras”. (Ep. et instr. t. XI, p. 133) El II de abril se escribe al Rector, P. César Helmio, que ya esti de regreso en Veneeia, especificando estos detalles: “Las letras deberan ser de dos clases: una redonda (tonda), coma ésta (van cuatro pa- labras de mues'ta) que va mezclada con el griego; la otra bastardilla (eancelleresca), de la cual también se envia aqui la muestra” (Ep. et. instr. t. XT, p. 288). Como la compra demorase, el 2 de mayo el P. Polanco, por comisién de S. Ignacio, vuel- ve a escribir al P, Helmio: “En cuanto a las letras para la imprenta, tarda demasiado este negocio. Aqui va una earta de Vieente Luchini; por medio de su representante, @ sin él, por medio de otros, wea V. R. que se obtengan esas letras que son necesarias, segdm que ya se le ha eserito antes ¥ creo se le ha dicho de palabra. ¥ si convie- ne procurar mayor niimero de vocales que de consonantes, V. R. consulténdolo con quien entienda de ello resuelva; y procure. que pronto se envien dichas letras. ¥ si no alcan- zase el dinero, se podra tomar en préstamo a cuenta nuestra, o bien, si se nos avisa, nos- otros lo enviaremos a Venecia”. (Ep. et instr., t. XI, p. 321), Algo debié haber contestado el Rector de Venecia en cuanto a las letras que habia vis- to, porque una semana después, el 9 de ma- yo, se le dice: “La earta del Miro. Vicente Luchini para aquel representante suyo, si no se mandé la semana pasada, vereros que no falte con ésta; y puesto que ése parece el mejor par- tido, ée se tome” (Ep. et. instr. t, XI, p. 343). Se conereté, pues, la compra de esas letras de estafio en Venecia, y una semana después ya habian legado a Roma las muestras y con fecha 16 de mayo Polanco escribe nuevamen- te al P, Helmio: “Las letras de la imprenta parecen a N. Pa- dre demasiado pequeias, y las del cardeter antiguo (la cursiva o bastardilla) es absolu- tamente preciso que se cambien, aunque cos- tase algo. La letra pequeiia (la redonda?) podré pasar, aunque la quisiéramos también mayor, si se hallase.” (Epist. et instr., t. XT, pp. 394.5), El 23 de mayo, todavia se estaba en tra- mites, y vuelve a urgir el P, Polanco: “Para coneluir aquello de la imprenta, si es preciso dar algiin dinero més, estara bien; y ha de procurarse que tengamos aqui cuanto antes al menos una clase de letras, 0 mejor tas dos, si se puede”. (Ep. et instr., t, XI, p. 441). El 13 de junio, nueva carta al P. Helmio con precisos detalles y urgencia “La letra ra muestra envia V, R. es. bue- na, digo la redonda, porque ja otra, bastardi- lla, no parece tan buena como la primera cur- siva pequefia, Sin embargo, habiéndose hecho ya la compra, sigamos adelante y se termine por amor de Dios este asunto, que ya hemos esperado estos caracteres demasiado tiempo, estudios 85 1V CENTENARIO IGNACIANO Pero del ntimero de millares no podemos de- cir cosa muy segura, sino como hemos escrito al principio, Es verdad que de algunas conso- nantes basta menos niinero que de otras, y @un menor de las consonantes que de las v0- cales, Afiadiré también esto: que no quere- mos imprimir con demasiada prisa, ni mu- chas cosas a In. vez, sino una después de otra, ys gulsl estarg bien treimta o cuarente mi flares por cada clase de letra, Pero V. R. ine formese y haga como le aconsejen, y como le parezea mejor. ¥ el resto del dinero ténga- Jo consigo, hasta que se le diga otra cosa”. (Ep. ct. instr. t, X1, p. 582-3). Las cartas siguientes revelan cudn inten sa era la expectativa en Roma en torno a este asunto. El 20 de junio San Ignacio le hace eseribir por el P, Juan Felipe Vito al mismo P, Helmio: “Nos asombramos de que V. R. no haga mencién de iag letras de la imprente en su filtima carta, Nosotros las esperamos con gran desco, teniendo ya la prensa dispuesta. Vea V. R., cuanto antes le sen eémodo, de enviarnosias; y bastard que seat treinta’mil de cada clase, esto es, tartas de ta letra bas- tardilla y otres tantas de le antigua; y si fuesen. treinta y einco mil, no nos disgustard. ‘Ademés culdard V. R. que estén bien. repar- tides, vale decir, mayor mimero de unas te- tras (como son voeales, etc.) que de otras, segtin se necesitan.” (Epist. et instr, t. XT, pal), ¥ el 27 del mismo mes, vuelve a escribir Polanco a Venecia: “De las letras para Ia imprenta, si quieren mandar 45 millares, vengan enhorabuena; y si antes de cerrar esta carta nos dicen por medio de quién podriamos eémodamente ha- cer_venir las letras, avisaremos; si no, vea V. R, lo que pueda hacer alli en tal sentido. Tramezino es amigo nuestra y tiene repre- sentante en Venecia, Pero no sé que hasta ahora se le haya hablado de esto”. (Ep. et instr. t. XI, p, 51) Al dia siguiente, en una carta ditigida a Napoles a.aquel Jerénimo. Vifies que habia hecho imprimir el folleto acerea de la Co- munién frecuente, hallamos esta referenci “Hemos recibido las correeciones del li- brito, el cual hemos hecho corregir en el estilo y pensamos imprimirlo de nuevo en la. imprenta que hacemos traer de Venecia...” (Ep. et instr., t. XII, p. 59) Pero las letras siguen haciéndose desear, pues el 4 de julio vuelve a decir Polanco al P, Helmio: “Esperamos las letras para la imprenta, que ya pareeerd no vienen demasiado pron- to, si bien el camino no es de tardar” (Ep. et instr., t. WIL, p. 78) estudios 86 enamel La Compaila de esis publica oa tode el mundo 1900 revistas, on $0 len guas, con un tole anual de HM mi- eres de ejemplcros, Be ellas 292 son de pledad, 261 de colegios, 187 clonlt- feat, 200 de Congregacionos. Marianas, TY de misiones, 90 “Mensajeree del Co- rorin de Jesis", 26 do culture general, IS cotronémicas y 185 diveress.. Y¥ dos semanas mis tarde, el 18 de julio: “Las letras de la imprenta se esperan con deseo” (Ep. et instr., t. XII, p. 140). No sabemos qué pasé con esas letras que nunea Ilegaban; el easo es que con fecha 25 de julio, © sea seis dias antes de la muerte de San Ignacio, escribe Polanco al P. Hel- mio: ‘Hemos recibido tarde la carta del 18 del presente” (en Ja cual, posiblemente, se da- ria alguna explicacién’ de la tardanza de las letras). “Y eh cuante a las letras, aqui he- ‘mos comprado una especie de cursiva can- cilleresca buena y a buen precio. No sé si la que manda V. R. es de esta clase o de la negrita (grosetta, en el texto italiano); si fuese de esta ultima que Maman redonda, no habria nada mas que hacer". (Ep. et instr, t. XII, p. 193). En un trabajo del P. Giuseppe Castellani, S. I La tipograjia del Collegio Romano (AHSI, vol. I, pp. 11-16) hallamos el dato —euya fuente no indiea— de que “fueron adquiridas en Roma, por sélo 20 escudos, treinta mil de aquellas letras con que luego se imprimieron el Direetorio de Polanco y la Copia verborum del P. Frusio". De modo que, cuando el 31 de julio murié San Ignacio, hacia pocos dias que se tentan por fin, compradas alli mismo en Roma, Jas letras para ia prensa que ya desde meses atrds estaba dispueste. Pero el santo Fun- dador no aleanzé a ver en funcionamiento esa imprenta que tanto le habia preocupado en los ultimos meses de su vida, y cuya instalacién habla urgido con tanto apremio. Corria ya el mes de agosto cuando se pro- baron los diversos caracteres imprimiendo algunos “epitafios" que el P. Polanco envia como muestra, con una carta fechada a 3! SAN IGNACIO Y LA PRIMERA IMPRENTA JESUITA de agosto, al P. Domenech, Provincial de Si- cilia, que también planeaba en esa época po- ner una imprenta en Mesina, ayudado por el Virrey Juan de Vega, y aun una fabrica de papel para la misma, y que sobre todo ello habia escrito a San Ignacio el 4 de agos- to, ignorando todavia su muerte. Polanco responde a esa carta en nombre del Vicario General, P. Diego Lainez, y le dice: “De la imprenta me dice el P. Vicario que avise a V. tafios que aqui incluyo, y de letras. Si pa- rece bien a V. R. la podran asentar tam- bién en Mesina y servird para Sicilia y acaso también para otra parts, no eoincdiendo en imprimir los mismos libros que en esta de Roma, sino de comin acuerdo. De la fabrica de papel, también parece seria muy al caso, y fabricandose bueno y a precio arreglado, ‘nos podriamos nosotros ayudar, surtis i”. (Registro oficial de las cartas de t IV: Epistolae Italiae, 1556-1557, f. 156 v.: apud Gémez Rodeles, 0. ¢.). Como hijos fieles de San Ignacio, conoce- dores de lo que él habia deseado para esa ‘imprenta de! Colegio Romano, ni el P. Lai- nez ni Polanco omitieron esfuerzos y preo- cupaciones para dotarla tal como ¢l mismo ‘Santo lo hubiera hecho. Y asi leemos en esa misma carta que, aprovechando la ocasién del viaje de los Padres que habfan de reu- ‘nirse en Congregacién General para elegir al sucesor de San Ignacio: Nosotros pensamos encargar a los Padres ‘que_vengan a la Congregacién, que traigan de Paris y Lyon algunas matrices para fun~ dir aqui los tipos”. ¥ efoctivamente, hallamos este encargo en. sucesivas cartas al Provincial de Francia, P. ‘Pascasio Broet, el 15 de septiembre de 1556 y el 22 de febrero de 1557 (Registro oficial, t. V: German. Gallia, 1556-1559, fs. 60 v. y ‘04 1; apud Gémez Rodeles, o. c.) «Qué habia pasado mientras tanto con aquellas letras de Venecia? No lo sabemos. ‘Sélo sabemes que por fin el 3 de octubre, en una nueva carta a Venecia, el P. Polanco ‘da un corte definitivo al asunto. Pues re- fiere que se estén imprimiendo “en casa” Jas tesis para el acto piiblico de apertura de los cursos, que tendria lugar el 28 de ese mes, y que, pudiéndose conseguir en Roma cuantas letras se quisiesen “a buen precio, grandes y pequefias, de letra redonda y cur- siva” (Mon. Lain. I, p. 414-415) se desiste de aquel primer encargo. En las paginas del Chronicon correspon- dientes a 1556, el P. Polanco sintetiza todas. estas gestiones y su resultado, con su conci- sién habitual: “Hoc anno in Collegio nostro prelum cum typis necessariis ad librorum impressionem institui coeptum est” (Chroni- con Societatis Iesu, t. VI, p. 33). Esto en la erénica de Domo Romana (1556, n* 88). ¥ en la del Colegio de Venecia, de ese mismo afio, tiene la delicadeza de consignar con gratitud (n. 835): “Cum Roma typographia domi nostrae institueretur, in characteribus Venetiis mittendis suam operam F. Caesar (Helmio) praestitit” (Chron., VI, p. 224). Aquellas tesis aludidas arriba, fueron la primera obra salida de una imprenta jesuita. Llevan en su portada: ASSERTIO / nes theo- logicae / aliqvot ex iis / collectae, / quae de Ecclesia, et Coneiliis / fuerunt hoc anno fusius disputata./ Viene luego el monograma Portada. del primer impreso salido de una prensa jesuita: las texis de octubre de 1556. estudios 87 1V CENTENARIO IGNACIANO: “Romae im aedibus societatis / IESV. / M. D. LVI”. De modo, pues, que en octubre préximo se cumpliré también el euarto cen- tenario de la primera impresién jesuita. Desde Alemania eseribia el P. Pedro Ca- sio al P. Lainez, a 15 de marzo del aio siguiente, que habia recibido las “conclusic nes praeli Romani vestri optimas primiti que constituian toda una promesa de las obras que magnificamente podrian alli im- primirse, en servicio de Cristo. En 1557 se imprimié la primera obra de apostolado doctrinal; aquel Libellus de fre- quenti usu sacramenti Eucharistiae Cahora en la redaccién definitiva hecha por el P. Cristébal de Madrid) que, como vemos, con tantos errores habia sido impreso por un im- presor seglar en Népoles a comienzos de 1556. En 1558 se imprimieron en esta imprenta del Colegio Romano, bajo el cuidado del P. Edmundo Auger, los Epigramas de Mar- cial tal como los habia preparado y expur- gado el eximio Jatinista P. Andrés Frusio (des Freux), fallecido en 1556. Se trataba, pues, en este caso, de utilizar Ja imprenta para servicio de los estudiantes, asi jesuitas como alumnos de los Colegios. Con lo cual se procuraba el bien de las. almas, de dos maneras: la una, poniendo en manos de los alumnos textos seguros y que moralmente no pudiesen dafiarlos, reemplazando asi otros entonces en uso y ne tan exentos de peli- gros; la otra —que principalmente aparece en las gestiones que, como ya dijimos, por esa misma époea hacia en Sicilia el P. Do- menech—, abaratando asi los precios de los libros de modo que pudiesen tenerlos todos Jos diseipulos (lo cual no era tan fé@il cuan- do habia que comprarlos a los libreros, mu- chas veces haciéndolos venir de lejos, con gastos de flete y dificultades para hacer Ile- gar el precio en moneda extranjera). Mas ain, en él plan del P. Domenech —que res- pondia asi en un todo a Jas miras de San Ignacio, de que la ensefianza de los jesuitas beneficiara al mayor nimero posible de jd- venes bien dotados, tuviesen 0 no recursos econémicos— la pequefia ganancia que de- jara el vender tales libros a les alumnos que pudiesen compratlos, habria de permitir dar- Jos gratuitamente a los alumnos con menos recursos, y aun ayudar pecuniariamente 2 stoz. estudics 88 Rie 7 / QV AEDAM EX CONST | EYTIONIBVS EXCERPT 4, QVAE ABOMNIDYS debow. 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(1586), la célebre Ratio atque institutio stu diorum (1586), el Directorium Exercitiorum (1591), De otras ediciones durante este pe- riodo, diremos mas abajo. Sabemos por carta de Polanco a San Pedro Canisio (S de agosto de 1559) citada por los PP, C. Gémez Rodeles y G. Castellani en sus respectivos trabajos, que entonces tenjan al. frente de la imprenta un impresor alemén, entendido en su arte pero ignorante del Ia- tin, y que los estudiantes jesuitas corregian SAN IGNACIO Y LA PRIMERA IMPRENTA JESUITA las pruebas. Y hallamos en este ultimo autor que “en 1562 dirigia la tipografia un Her- mano Coadjutor, de nombre Vicente” En 1564 se introduce una ampliacién suma- mente interesante en el campo de accién de la imprenta del Colegio Romano. ¥ se introduce de un modo que hubiera sido su- mamente grato a Ignacio: por mandato ex- preso del Romano Pontifice. Pues queria por entonces el Papa Pio IV dar a conocer a los orientales los decre:os del Concilio de Trento y la Profesién de Fe redactada en el mismo. Y recurrié para ello a la Compafiia, facili- tando el dinero para que la imprenta del Colegio Romano adquiriese los tipos arabes necesarios. Asi se hizo, y cabe a esta primera imprenta jesuita la gloria de haber dado a luz los primeros impresos destinados a la Iglesia oriental, en la versién que para ello habia hecho al Arabe otro jesuita, el P. Juan Eliano, “natural de Alejandria” segiin ol P. Gémez Rodeles; “ebreo, nativo di Roma”, segin el P, G, Castellani, lo cual parece un poco extrafio por la dificultad que habia para admitir judios conversos. Dos afios después, en 1566, la misma Pro- fesin de Fe tridentina volvia a imprimirse, esta vez en texto bilingie, drabe y latin, Segin el P. Polanco (citado por el P. G. Castellani) esta “typographia arabica” tuvo aleances aun mas amplios. “Habiendo ordenado el Papa Pio que se leyese Ia Iengua arabe en nuestro Colegio, hizo también tradueir a dicha lengua un eon- cilio tridentino con otras cosas ttiles para esas naciones orientales, y para que esto se extendiese mas ayudé a montar una impren- ta arébiga, donde se imprimieron dichas cosas y también una gramdtica y un diccionario con el nuevo testamento, para que esta lengua se haga ends familiar y'se pueda mds facil- mente ensefiar para gloria de Dios y ayuda de las almas” (Complementa, I, p. 560). En 1577 la imprenta se ve reforzada con otra nueva adquisicién, esta vez la de tipos hebreos, sumamente titiles para ayudar a Jos estudiantes jesuitas que debian aprender dicha lengua y que hasta ahi tenian que traer de lejos, con grandes gastos y pérdida de tiempo, los libros necesarios para este estudio. Con el generalato del P. Claudio Aqua- viva (1581-1615) Ia imprenta del Colegio Romano conocié su época de mayor esplen- dor, En 1583 se hizo en ella la edicién defi- RRR Desde hore ofos, quince jesuftas franceses de lc mitién de Hsien-Hsten prosiguen, ahora en te isle de Formo- #3, un verdadero “trabajo chino": la composicién de un dicelenario chino, francés, inglés, hongare, espaol, latin. Rigurarén en él unos !5.000 caracteres chinos, correspondiontes @ 199.000 ¢x- bresiones. El trabajo previo, de com: se Pilacién de numerosos dtccicnarios an- tigues, léxices modemes + técnicos, otc Neva Ya unas 800000 fichas. Los min sionores cguarden con ongiga la. te minacién dé esle trabajo que les ayu- daré muchisimo c dominar mejor la lengua ching, instrumente indispensable de eu apostolado, aaetetetachethetete cpa ara araveraraaaaorad nitiva de la vulgata latina de las Constitu- ciones; en 1585 la primera impresién de las Litterae annuae, ¥ de 1606 es la célebre edicién de las Constituciones (Constitutio- nes Societatis Iesu latinae et hispanicae, cum earum declarationibus) que undénimemente hallamos ponderada como la obra eumbre de esa imprenta, realizada con una perfeccién que habria honrado a cualquier artifice de Ja época, la cual resulta doblemente merito- ria si se tiene en cuenta la cantidad de difi- cultades y problemas tipograficos que la in- dole misma del texto planteaba: texto latino en las paginas pares y castellano en las im- pares, combinado en ambos casos con. las declaraciones ,que van puestas alrededor del texto, y en un margen la numeracién de los pirrafos y las Mamadas que remiten a las declaraciones correspondientes, y en el otro margen Ja indieacién de los lugares parale- los, A juzgar por las fotografias de paginas, es un trabajo realmente extraordinario. Por causas que no se conocen bien, con la muerte del P. Aquaviva parece haberse ex- tinguido también la actividad de la impren- ta del Colegio Romano. En el afio mismo de la muerte de éste se imprimieron los De- ereta Congregationum Generalium en un trabajo tan apresurado y leno de errores que al afio siguiente hubieron de reimpri- mirse. ¥ en 1616 se imprimicron otras dos obras para uso interno de la Compaiifa: las ‘Ordinationes Praepositorum generalium y las Formulae Congregationum, y con esto parece haber coneluido la actividad de las prensas del Colegio Romano. estudios 89 IV CENTENARIO IGNACIANO Mas ya-para esta fecha funcionaba la im- prenta del Colegio de Braunsberg, en Ale- mania, que siguié prestando servicios hasta Ja supresién de la Compaiifa en 1773; tam- bién funcionaba desde el 1600, 0 quizd algo antes, la de Cracovia (Polonia), y en Fran- cia, en St. Omer; habia una imprenta jesuita en el Colegio Inglés, dedicada a proveer de libros a los apéstoles ingleses que eran ob- jet en esos afios de la mas feroz persecu- cién, Si consideramos en una visién de conjunto todos estos datos que hemos podido reunir, resulta evidente que la imprenta jesuita, tal como In concibieron San Ignacio y sus primeros hijos y como vemos que de hecho funciond, resulta ser uno de los medies mas aptos para obtener integralmente el doble fin que el mismo Santo habia fijado a su Compaiiia; la “salvacién y perfeccién de las dnimas propias” y el “ayudai y perfeccién de las de los pr Pues a lo primero se atiende con la im- presién de toda esa serie de obras pertené- cientes al Instituto de la Compafiia, asi como de obras de piedad y de estudio destinadas a los mismos jesuitas. ¥ a lo segundo, al aprovechamiento de los préjimos, se ha aten- dido con la labor de la imprenta en casi to- das las formas del apostolado, a saber: 1) en el apostolado de la educacién, imorimien- do libros que, como vimos, tenian’ Ja “doble ventaja de ser moralmente seguros y de es- tar, por su menor precio, al aleanee de ma- yor niimero de alumnos; 2) en el apostolado pastoral, con las repetidas impresiones del libro de los Ejercicios Espirituales, de ios Directorios para su mejor empleo, de aquel directorio acerea de la Comunién frecuen- te, etc; 3) en el apostolado de la defensa de Ja fe, asi con las obras de propagacién de la doctrina catélica como con las de contro- versia con Ios herejes (a todo lo cual se habia querido principalmente atender en aquella imprenta que vimos se fundé en Viena); 4) por iiltimo, en el apostolado misionat, con aquellas ediciones “arabigas”, primicias de tantas imprentas que tiene hoy la Com- paiia en los paises de mision. ‘Una vez més, asombra realmente la moder- nidad, la actualidad, la vigencia perenne de Jas concepciones e iniciativas de San Ignacio de Loyola que no sélo estuvo también en es- to a la vanguardia de su tiempo (ereemos que fué esta imprenta del Colegio Romano la primera imprenta que tuvo una Orden religiosa), sino que supo infundir en sus hi- jos ese mismo espiritu para que Hevasen adelante su obra dindole desde el primer momento esa amplitud de miras, esa multi- plicidad para atender, como acabamos de ver, a las exigencias del apostolado, de la mayor gloria de Dios, en todos los campos. estudios 90

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