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- | DERECHOS DE AION , LO PRETENS (OW PeOESAL, Y¥ LA OEMANOA. Cuadernos CIVITAS. Directores: Manuel Alonso Olea, Matias Cortés Domingues, Luis Diez-Plezo, Jaime Garela Afeveros, East ia de Enteta,Jesés Gonalee Peres, Autlio Menéndes, Gonzalo Rodeguer Mourlo'y Rod a9 Ut Jaime Guasp Delgado La pretension procesal Prélogo de Manvel Alonso Olea EDITORIAL CIVITAS, S.A. Primers ediciSn, 1981 Bate primera edicin en forma de libro reproduce el texto tiginalmente eel fasceulo T del tomes V et Anutci de Derecho Ci, cneomman de 1932 PONISI L conieas gf pec recia: Myre ho, ACCESD: ona eet enoceorictt: Fares \ fh sousitana ro: Cagmie/ Cwih, be mocks Georcshe © 1981 by Jaime Gun Delgado ioral Civitas, S.A. Grice, 3.’ Madtid-i7 ISBN: '84.7398-139.1 Depésito fegel: M. 1.721 -1981 Printed in Spain - Impeeso en Espaa wre fan up Se TEENY Indice 4) PROLOGO I, INTRODUCCION I. LA PRETENSION DE PARTE COMO CONCEP. ‘TO DEFINIDOR DE LA FUNCION PROCESAL. 2 Teale eles scores jrdias see 2) fae teres solic: poco” aim eis ee tt ata i ie ) Lee inti: Fatiae, dt pores Gus towmcils Gl deren; fandamentation comin y divest Sitch‘ cas eeu es 0) ET poco cone satan ‘ Simos densa vonte eB faldod ee IIT. ACCION, PRETENSION Y DEMANDA; PRETEN. SION PROCESAL Y OBJETO DEL. PROCESO... 4) cin y pretensién 2) Demand y pretensn ©) La pretensién procesal coma objeto del proceso ay 24 pyre IV. ESTRUCTURA Y FUNCION DE LA PRETEN. SION PROCESAL 42) Blementos estructurales de la pretensisn proce sal; los sujetos de la pretensidn: sujeto activo, sujeto pasivo y destinatario; el objeto de Ja pre: tensién; bien de la vide y bien litigioso; la acti- vidad de la pretensin; la pretensién como peticion, fundada; concepto de peticién y sus clases, con- cepto de fundamento y distincién entre funda oy Betaigyjonctin de a peta a funcién de la pretensiéa procesal; ln pretea- sida procesal como figura engendradora, mante- nedora y terminsdora del proceso . EL VALOR SISTEMATICO DE LA PRETENSION PROCESAL «.... .. « os 4g) Pata el concepto de Jurisdicciéa %) Para el concepto de parte .. @) Para el concepto de objeto’ procesal 3) Bare el concep datos del prose @) Para el concepto de su nacimiento, desarrollo y pm gees rara el concepto rocesaies, ler pasa ta figura de Ia cose jusgada 2) Para ol concepto de proceso eedinatio Y proce 4) Para el concepto de jurisdicci6a voluntatia sa partic Prdlogo ipblace casi cuarenta afios que Jaime Guasp explicd su primer curso —sus primeros cursos, Procesal primero y Brocesal segundo en la terminologia acadénmica— en la Factltad de Derecho de la Universidud de Madrid, fut aumno en ambos. Los apuntes que tomé entonces estén meuadernados en mi biblioteca son incontables las ve- yes.que be acudido a ellos. A este incurable se unié con a-tiempo, legado @ mi poder no sé por qué via, el volu- nen mecanogrifico sobre Concepto, método, fuentes y programa de Derecho Procesal, s. d., preparado por Guasp bare sus oposiciones a Cétedra, que aos después, cuando ‘uve la certexa de que mo podia ser reivindicado por su tutor, mostré a éste para su dedicatoria, Derecho, Ma- . Wvid, 1971, letdo y releido de la cruz a la raya, les hace ‘ompaitia, junto con, frecuentemente consultados, Dere- sho Procesal Civil, la tercera edicién corregida en dos voliimenes, Madrid, 1968, y Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, tomo f, Madrid, 1953 Supongo que tras esto decir que’ soy discipulo del maestro Jaime Guasp, aparte de que lo haya dicho y ex 9 crito muchas veces antes, seria afirmacién innecesaria, sij no fuera por explicar la mexcla de asombro, satisfaccién,\ perplejidad y responsabilidad que sentt cuando se mel confié la redaccién de unas notas preliminares a esta edi- cién de La pretensién procesal; la misma que me a patié @ todo lo largo de ella y la que, atenuade apenas) sigo sintiendo al releerlas concluidas ya. i Decir, por ejemplo, que este pequeiio libro ex una de las elaboraciones més perfectas, precisas y acabadas qué puede ofrecer la literatura jurldica es a la vex bacer un elogio innecesario, quedarse corto en el elogio y sentifl como si el elogio hecho pareciera trivial. Inmecesariofl | desde luego, el elogio es; pero quitese la trivialidad, aide danse los calificativos de bondad que se quieran y queda) sin més reiterada la afirmacién: La pretensién proces: es una de las elaboraciones mds perfectas, precisas y acd badas que puede ofrecer la literatura juridica. La litera tura juridica sin més, pasada y actual, comparada y mues: tra Leerla por primera vex, y ace a uno sentir el orgullo de dedicarse a un oficio del que pueden surgir obras como ésta. Porque su impacto va mucho mas allé de prestar con una teoria depurada de la pretensién su base sélida a Derecho procesal y al proceso como su obvia instituci6n central. De nuevo tengo que acudir a experiencias y red Hlexiones personales, que son realmente las tinicas qui justifican que escriba esto. Asi es que hace tiempo, bas| tante tienspo ya también para mi, estaba tratando de ra, zonar con alguna solidex sobre el fundamento det Dere cho del Trabajo como disciplina juridica auténona y sobr cuéles habrian de ser ios elementos en que pudiera furt darse su autonomia o, més bien, anpararla dogmitica, mente. Una frase perdida en este libro, escrita cast obiter sirvié para poner en marcha todo el discurso: «La pré tension procesal es. susceptible de descomponerse en lo} tres grandes elementos que integran cualquier realidad jurfdica, quizé cualquier realidad de la vida social huma 10 quixd mas atin relecrla, lel) in primer término, se encuentra en ella un elemento Giubjetivo...», etc. (La pretensién procesal, IV.a; mio ef ‘subrayado); sirvié para abrirlo, para guiarlo en su discur- 40,9 Para sortear los escollos que se le presentaron. Lovanterior hace unos veinte aftos; lo que sigue en el vide gracia de 1981, en su mes de marzo. Acababa de ‘ovestaba leyendo, y por razones que no son del caso (aque comentar wna de las primeras sentencias del inal Constitucional. Al estudiar la decisin de la ma. ¥ Jos votos particulares me parecié que algunos de que una y otros se planteaban podian ser pordados discurriendo sobre las pretensioes declarativas Wet tipo de interés que debe alegar y probar el dentan. dome 0 recurente pare poder siercitaras, Tenta la sen- fucism; sin embargo, de que agnello no iba por buen ‘amino; los obsticulos al raxonamiento —-me doy ref Bento abora al mio, no al del Tribunal, y no porque Gite dejara de encontrarlos también— then creciende y eneagin momento no vela la forma de obviarlos. De myevo agut me encontré con una frase perdida, ésta ain et pede que la anterior: «no se trata aqui del pro- Blema del interés, puesto que el interés supone una pre. tension existente, y en los supuestos mencionados la Bretension, como figura juridica, no llega a nacer. La fal. ta de significacién juridica de [a pretensién hace al acto inatendible, esto es, inidéneo para producir ninguna clase de efectos procesales, mi siquiera el minino de que e fuex se ocupe de él; y no inadmisible como en el caso de falta de interés» (La pretensién procesal, IV, note 76; mio el subrayado). Aqui ya las cosas Ilegaron al colmo, for expresarme grificamente; porque como si Guasp hit biera estado viendo mi perplejidad anterior, se cuidd tp. ‘mediatamente de bacernte la admonicién: «Esto no quiere decir que, si la carencia de significacién ha pasado den Sbercibida en un primer momento...», no pudiéramos 520 en el caso, el drgano jurisdiccional en La pretension Proceial— «en cualquier instante» posterior, ya percata- 1 dos, arebusar muestra intervenciény; con el consuelo adi- cional de que nos podiamos apoyar también, «en la falta, de interés de la reclamacién del actor», con lo cual ri\ siquiera el trabajo becho era trabajo perdido. Este es Jaime Guasp, en dos ejemplos de los mruchos que yo y tantos de sus alumnos guardanos en nuestra memoria y que bubiera podido traer a colacién aqui. En la era tecnoldgica en que vivimos me sirve quizd el simil quien balléndose en un cuarto oscuro aprieta sn botdn 9 todo se inunda de luz, No es ya que se vea ahora claro lo que antes se entrevela, sino sencillamente que se ve lo que ni vislumbraba, q No estoy seguro que com lo que queda escrito haya) cumplido mi tarea; me encuentro casi tan confuso corto) al comenzarla; precisamente para ésta no pude traer al maestro en mi ayuda; a saber por dénde me bubiera si lido, La verdad es que le lamé por teléfono y se puso a bablarme de un trabajo minimso mio sobre Turgot. Ast es que no toqué en la conversacion et tena de este pro- Logo; y ask ha resultado éste, Madrid, marzo de 1981. M. ALONSO OLEA 12 Introducci6n lab ro ie fay usBn la ciencia, como en la vida, hay destinos edversos y destinos atortunados. El aforismo babent sua fata libelli 6 ciertoen més de un sentido. La construccién cieatifica, ajéna pot principio al capricho y a la moda que en otros aspectos del vivir humano tanta influencia determinan, no muestra siempre, como debiera, un rostto equivoco a los attifiios de la frivolidad. Hay modas cientificas, como las hay-de Ia vida y del lenguaje; como las hay en realidad en todos aquellos acaecimientos en que el hombre imprime de alguna manera su huella. Pero si esto es cierto en Ja ciencia en general, lo es tam- bign, y acaso en mayor medida, en los elementos concretos que la componen, en aquellas particulas de informacién ode construccién que, menuda pero inevitablemente, in- tegran todo su aparatoso edificio. Hay, pues, en sustancia, conceptos de suerte adversa y conceptos de suerte afortu- nada, Y no es ligera tarea Ia del cientifico que, con énimo de auténtico rigor intelectual, pretende dar a cada uno Jo suyo y colocar a las diversas nociones légicas que ma- neja en el puesto juridico que verdaderamente les corres- 13 ponde, unas veces exageradamente ensalzado, otras aba tido con exceso. La ciencia del derecho procesal no es ciertamente de, aquellas que pueden enorgullecerse de haber quedado siem, pre al margen de esta subversién de valores en cuanto 4) sus instrumentos conceptuales se refiere. En el Ambito del, proceso ha habido figuras que durante largo tiempo han) mantenido una primacta intelectual muy discutible y otras, en cambio, han quedado escondidas, al margen de Ia aten cidn de los estudiosos, prestando su savia esencial a otros} falsos conceptos y convirtiéndose ellas en vanas sombras,) quantités négligeables, que nadie, justificadamente en apa. riencia, intentaba iluminar. Mas lo verdaderamente extraiio dentro de la ciencia del proceso no es que esto haya ocurrido, en mayor o menor ‘medida, con alguno de los elementos instrumentales de su elaboracién cientifica. Es, sobre todo, que la anormalidad ha venido a recaer sobre una idea absolutamente vital para la construccién del instituto mismo del proceso y que, por lo tanto, el fenémeno de perturbacién jerérquica ha; incidido esta’ vez. en Ia misma médula o entrafia de Ia dis-| ciplina. Mientras que nociones més 0 menos importantes han hecho alegremente su carrera en la evolucién cienti-| fica del derecho procesal, otras han sido conservadas en! tun permanente y extrafio silencio tanto mis dificil de ex-| plicar cuanto que la observacién exacta de la realidad pro cesal clamaba a gtitos por su auténtica entronizacién. | Este ha sido claramente el destino de Ia pretensién pto-! cesal en cuanto concepto juridico. Dificilmente se encon- trarén alusiones especificas a ella, hasta una época bien reciente en las obras dedicadas a cualquier rama del de- recho '. Cuando la atencién, més tarde, ha recafdo sobre * Como dice, con rax6n, Enneccervs, Derecho civil (parte ge- neral), 1935, TL, pag. 457, mim. 1, subrayando el cardeter mo- derno'de Ia idea, wel concepto de ia pretensién es extrafio a le antigua teorfa», y lo que hoy se llama asi se calificaba (pero s6lo 14 RENN RE Re sta figura, la mentalidad civilista con que se la ha con- ei lado , ha deformado de tal modo su esencia que no jodia Ienar el papel que légicamente le estaba atribuido, Bofeyral contratio, daba la faz6n a quienes hicieron caso miso de ella por la absoluta infecundidad de su resul- Gh el supuesto de existir realmente una proteccién jurfdica) dere- ch6 de accién en oot ae aunque este concepto de ac- GB. fiers a u ver muy discutido, Hee onseuccion. del concepto. de pretensién arranca, en efec ily lence slesionmenee en un campo east exclusiva de dere EBB ail. La idea es elaborada inicialmente por WiwnscxtetD, como GEabe, Die Actio des rimischen Zivilrechts vom Standpunkt des Baaigen Rechts, 1856, en su polémica contra Muruen, Die Lebre tomder rémischen Actio dem beutigen Klagerecht, 1857. A patti lla, ceacidn de Wixoscumin, la pretensién, concebida como

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