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Elias Pino Iturrieta, Nada sino un hombre. Los origenes del personalismo en Venezuela, Caracas, Editorial Alfa, 2007, 350 p. Resefias y ensayos historiograticos Esta nueva entrega del reconocido especialista en historia de las ideas se abre con un singular epigrafe del letrado Francisco Javier Yanes, abogado, escritor, historiador, firmante del Acta de Independencia de Venezuela, quien se desempefi en varias oportunidades como diputado y ocupé no pocos cargos politicos y judiciales en la Venezuela republicana. Curiosamente, al leer esta lineas — escritas en 1835, después del alzamiento contra el presidente José Maria Vargas, primer presidente civil de Venezuela — acerca del porqué de las revoluciones criollas y del afan de reformar que no llevan sino a la busqueda de un hombre providencial, uno no piensa sino en una realidad aparentemente bien cistinta: la de la Venezuela de hoy, de sus fendmenos recurrentes, de los ecos que ciertos episodios del pasado despiertan en la memoria historica, de la imperiosa necesidad para el historiador de ubicarse en el tiempo largoy de alejarse de la espuma interpretativa o de las manipulaciones partidistas que se fundan en el desconocimiento de la historia més que en ideologias caidas en desuso, tales como las promueven especialistas improvisados o muchos medios de comunicacién. 2De la “confesién de intenciones” que abre el libro, resalta la primera frase: “el personalismo es un fendmeno constante en la historia de Venezuela” desde la épaca de la Independencia y el vacto institucional dejade por la Corona espaftola, propicioa la “adquisicién de las lanzas" estigmatizada por el mismo Bolivar. Mas todavia: “es una recurrencia de los negocios publicos’, un “resorte” insoslayable del ejercicio del poder y de la percepcién de la ciudadanta en el transcurrir del tiempo. Este ensayo sin embargo no quiere ser sino une aproximacién a unos sucesos claves aunque repetidos en la historia nacional, desde la perspectiva de un observador civil, y en la linea de aquel testigo de la primera “revolucion militar” de la historia criolla. Se contempla el rescate del Estado de derecho, la alternabilidad en el poder, o la defensa de los principios republicanos y la constitucionalidad ante el incipiente culto a los héroes y alos hombres de guerra ungidos de salvadores, sendas necesidades que records el liberal Antonio Leocadio Guzman, uno de los, fundadores de la Repablica, al referirse precisamente la gestién personaliste del presidente José Antonio Paez. 3El autor no escatima definiciones, desde el Diccionario de la Lengua Espafiola ("adhesion a una persona 0 a las tendencias que ella representa, especialmente en politica’) hasta los modelos ideolégicos que se impusieron a fines del siglo XX. Si bien no se trata de un fenémeno exclusivamente venezolano, y es bastante frecuente el uso de expresiones afines tales como cesarismo, pretorianismo, caudillismo, bonapartismo, fascismo y hasta militarismo (en la medida en que el personalismo es en parte corolario de la guerral, esta investigacién lleva a evidenciar singularidades dentro de los paradigmas identificados y de los arquetipos imprescindibles. De ahi el hecho de que una aproximacion a la voluntad de poder personal no pueda pasar por alto el contexto: en muchos aspectos el personalismo hispanoamericano se diferencia del europeo o del esiatico. El propésito del autor consiste sin embargo en delinear “un breve itinerario” de esa forma de ejercer el poder y de sus avatares en Ia historia nacional, para luego “explorar los motivos de su abundancia y de su aceptacién”, de acuerdo {y quizas sea éste un dato a la vez apreciable en cuanto punto de partida de una relativizacion del fenomeno), con la “subjetividad del autor” (diriamos incluso “sensibilidad) 4Este itinerario arranca insistiendo en rasgos especificos de la sociedad colonial criolia como lo fueron los llamados “padres de familia” (aristocracia de los blancos criollos), clasificacién social debidamente sefialada en las Constituciones sinodales de 1687, escasamente cuestionada en las siguientes décadas, para seguir con las proclamas de democracia e iqualdad social que asomaron en la lucha por la Independencia. Ahora bien, en este escenario bélico, al igual que en la Conquista de América, imperan intereses personales, inmunidades y preeminencias del estamento primacial que se van a profuncizar con los préceres y otros fundadores de la Reptiblica (tema del control del poder politico) en perjuicio de las instituciones recién creadas y de la ciudadania republicana, Esta situacién perdura hasta el desmoronamiento de 1812 y la imposicién del liderazgo de José Tomas Boves. E! caudillo, convertido en “idolo de la gente de color” segiin el regente Heredia, estrena entonces un largo periodo de hombres de armas si no de presa, mientras el Libertador se atiene para su plan de gobierno a los consejos de su amigo Francisco Javier Ustariz y a los" sacrificios que el republicanismo debe momentneamente hacer en beneficio del bien supremo de la libertad’: el ejercicio del gobierno personal se convierte en corolario de la guerra. Nos insistiremos mayormente en los capitulos “Libertador y sefior absoluto’, "El patriarca de Jamaica", "La revelacién de las masas” que retoman en gran parte la argumentacién esgrimida por el autor en su Nueva lectura de la Carta de Jamaica (Caracas, Monte Avila, 1999), siendo el alegato bolivariano una defensa de los criollos mantuanos y otro “capitulo de incomprensién de los negocios piiblicos” antes de la experiencia haitiana y de la formulacién de un proyecto emancipador (véase el tema de la esclavitud a partir de 1816) y republicano, que, sin embargo, corre parejas con la reivindicacién del Poder Moral. En cuanto al General José Antonio Paez, “El Centauro", su encumbramiento tanto politico como social, no resulta tan insdlito en la medida en que se va estableciendo “una manera de influir en el pueblo debido a la consagraci6n de una persona sin blasones ni formacién intelectual, capaz de determinar la marcha de los acontecimientos sin que pesen en el fortalecimiento del liderazgo las conminaciones institucionales”. SE. Pino examina por lo tanto las representaciones susceptibles de permanecer en el tiempo y de orientar la evolucién del Estado nacional — en todo caso en los el periodo republicano — a favor de “criaturas de la guerra” (caso de Santiago Marifio y José Tadeo Monagas}. Se adentra en especial en las paginas del Correo del Orinoco (fundado por Bolivar en 1818 para contrarrestar la ofensiva realista y difundir el mensaje revolucionario) donde se describe al Libertador como “un ente superior de quien depende la bienandanza de América” Dicho de otra manera, el personalismo no es sino un resultado “apenas limitado” de una Independencia que da pie a formas de autoritarismo en una Repibblica en armas {véase el Manifiesto de Cartagena y sobretodo la Proclama de Guerra a Muerte antes de la reafirmacién republicana del Congreso de Angostura) e incluso al culto bolivariano sin consideramos la critica despiadada que de Bolivar y del ejercicio tiranico del poder hizo el ‘liberal godo” Tomas Lander. Bian se sabe ademas que Bolivar termina por desconocer las instituciones de Colombia y que llegé a proponer la presidencia vitalicia, De tal forma que la nacion que se establece en 1830 responde en primer lugar a un "compromiso entre un proyecto liberal de sociedad restablecido por un grupo de individuos relativamente ajenos al proceso y el personalismo encarnado en Paez".

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