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LA ACCIÓN EXTERIOR

I. INTRODUCCIÓN

Cualquier análisis del sistema político español hecho desde una perspectiva dinámica, y no
meramente desde la descripción de su sistema normativo e institucional, debe plantearse el
estudio de su acción exterior, hacia el sistema internacional.

La Política Exterior es el instrumento del Estado Democrático de Derecho para gestionar la


interdependencia.

Distinguir entre Política Exterior y acción exterior.

Politica exterior: conjunto de actividades que el sistema político, a través de las instituciones
públicas formalmente adscritas a ello, realiza “hacia” el entorno internacional, canalizada a
través de embajadas y consulados.

Mientras que la acción es algo más reducida: un ejemplo las actividades exteriores de las
CCAA.

La mayoría de trabajos se han centrado en la descripción de actividades y descripciones en


política exterior que nuestro sistema ha producido hacia el escenario internacional, y en su
caso el feedback correspondiente: el peso o influencia de algunos acontecimientos
internacionales en nuestra vida. Pero desde el punto de vista politológico se exige otro criterio
más para el análisis: la descripción de su producción y ejecución desde el sistema político.

II. LA SECUENCIA DE LA POLÍTICA EXTERIOR

Entendemos que la Transición empieza a la muerte de Franco, pues la propia ceremonia de


toma de posesión del Rey Juan Carlos, el 22 de noviembre de 1975, ya fue escenario del
ejemplo de influencia del entorno internacional – y en especial europeo – en la posible
orientación del nuevo regimen. Pero la identificación del fin de la transición, y con ella el
comienzo de la normalidad democrática, es sujeto de más de una interpretación. En efecto,
desde una perspectiva normativista o formalista, se suele aceptar que la aprobación de la CE
de 1978 marca el final de la Transición, puesto que el sistema se dotó de una nueva fórmula
constitucional, habiendose producido elecciones en junio de 1977, el primer ciclo se habría
cerrado. Caben al menos dos interpretaciones adicionales, mucho más atractivas desde el
punto de vista politológica. Una señala el fin de la transición con la superación dle intento
de golpe de Estado de 23 F de 1981, puesto que sólo a partir de aquel momento las
instituciones democráticas y la sociedad en su conjunto adoptan lo que se podría llamar su
normal “velocidad de crucero”. Por cierto que el entorno internacional, en especial europeo,
alguna influencia tuvo en la falta de credibilidad y de perspectivas de los golpistas. La última
de las interpretaciones, es que el fin de la transición sucede en octubre de 1982 con la
primera victoria del PSOE en las elecciones generales, produciendose así el primer episodio
de altenancia democrática por la vía normal desde el inicio de la transición.
Aunque criticable, el criterio que se adopta es que sólo la alternancia constituye la prueba
cualitativamente decisiva de solidez de un nuevo regimen democrático.

A comparación de años anteriores, a partir de 1982, por lo menos hasta 1992, se entra en una
fase activa en política exterior. Normalización de los temas pendientes y se integra en su
entorno regional inmediato, Europa.
Las condiciones políticas internas de una transición aceleran la normalización en política
exterior.

Conocido debate sobre si la política exterior de un sistema es consecuencia de su política


interior, o a la inversa.

Es dificil de contestar. Pero hubo demandas del sistema internacional hacia españa: la llamada
del proceso europeista o la exigencia para entrar en la OTAN.

En la primera etapa, en particular hasta la aprobación de la CE, la prioridad esencial de los


principales actores del sistema, las fuerzas políticas y sociales, era la construcción de un
sistema democrático, la elaboración de una Constitución capaz de durar en el tiempo y de
marcar una diferencia frontal con la tortuosa tradición constitucional española, así como la
concreción de pactos económicos y sociales para estabilizar el terreno de las negociaciones
políticas (los Pactos de la Moncloa 1978).
La prioridad se resume en la palabra consenso.
El consenso, para la estabilización del nuevo sistema democrático, implicó aplazar entre
1976 y 1981 todos aquellos temas de la agenda política que implicaban desacuerdos,
apartandolos del debate temporalmente.

Filosofía de superación de un atraso y unos desfases en relación del sistema internacional


derivados de la naturaleza dictatorial del régimen franquista, en un contexto histórico y
geográfico (sobre todo en su dimensión europea) que imponía exigencias mínimas.

En 1977 el titular de exteriores, Marcelino Oreja, formaliza el ingreso de España en e Consejo


de Europa y el gobierno español ratifica los pactos internacionales sobre derechos
econnomicos, sociales, culturales, sobre los derechos políticos y civiles. Además se formaliza
en julio el relanzamiento del proceso negociador para que España pueda adherirse al Tratado
de Roma.

A partir de 1982 los consensos “se acaban”.

La breve pero significativa intervención del último Gobierno de UCD, presidido por Calvo
Sotelo en esta materia, cuando en mayo decide la incorporación de España en la Alianza
Atlántica.

Finalmente con el PSOE, el 1 de enero de 1986 se produce finalmente la integración española


en la Comunidad Europea.

Expectativas de cómo cambiaría la vida tras su ingreso, exceso de europeismo después de


cuator décadas de dictadura, dio lugar al europesimismo.

Adicionalmente se hace mención a:


-las relaciones con el Magreb y Marruecos, de cooperación o conflictuales según el momento;
-el recurrente y nunca resuelto tema de Gibraltar;
- las relaciones con Iberoamérica, un clásico en a retórica de las relaciones exteriores de
España.

Salvando por supuesto el status de jerarquia entre estados como EEUU (superpotencia), o
Francia, Reino Unido, Alemania, potencias medias económico/militar, España no tiene un perfil
o un comportamiento diferenciado del de otros países.
Si bien nuestra integración es reciente, nuestro comportamiento en la dinámica global es de
plena integración y normalización:
-La primera presidencia española de la CPE (Cooperación Política Europea) en 1989;
-Participación española en diversas operaciones militares y/o humanitarias, en el Golfo,en el
Kurdistán iraquí, en la ex-Yugoslavia, en Centroamérica, en países africanos como Chad o Mali,
en las aguas de Somalia/Oceano Indico.

III. EL SISTEMA POLÍTICO Y LA PRODUCCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR: EL PROCESO


FORMAL Y EL CICLO REAL

Desde el punto de vista del ciclo formal, el SPE actúa segun un esquema claramente
establecido y fijado por la CE y el conjunto normativo que de ella se deriva. Corresponde al
Gobierno, según el modelo parlamentario contemporáneo, el protagonismo en la elaboración
y la ejecución de la política exterior. Desde este punto de vista puede ser dividia en dos
perídos: antes y después de 1982.
Con tres legislaturas seguidas con mayoría absoluta en el Parlamento, la alta producción y la
facilidad de la política exterior.

Antes no hubo tanta política exterior antes porque no habían consensos.

Una mirada empírica a nuestro sistema pone de relieve como la lógica impuesta por la
dinámica de la mayoría parlamentaria y su apoyo mecánico al gobierno – sobre todo en caso
de mayorías absolutas – reduce las funciones del parlamento sobre el ejecutivo (control de
acción política de éste, orientación, supervisión, y/o sanción...). Y lo reduce a meras
actuaciones formales.
Se puede argumentar que tal caso era del Monarca, y que tambien en el caso del
parlamento es indispensable el proceso formal para sostener materialmente el proceso real
de decisión y puesta en práctica .
Pero hay una diferencia fundamental: las funciones que la CE otorga al Monarca
son, todas ellas, sin margen de decisión, actos debidos, mientras que en teoria se espera del
parlamento que ejerza libremente y de manera contradictoria una serie de acciones que
fiscalicen democráticamente la actuación del ejecutivo.
En política externa no és así, y en general son temas que vienen precedidos de un acuerdo
político previo y externo al parlamento.

Respecto a la opinión pública, la política exterior parece tener un carácter secundario.

En cualquier estado, incluso los ejemplos del federalismo más clásico como EEUU o Alemani, la
política exterior es una competencia exclusiva del Estado. En ningun caso los entes
territoriales, como los Länder, tienen competencias en ese terreno.

Fundamentalmente esta colaboración trasnacional más que internacional ha tenido por objeto
motivos económicos, aunque en algunos casos incluso se ha utilizado para relativizar el valor
del Estado: Euskadi/Europa o Cataluña/Europa.

Mención aparte: merece el proceso independentista en Cataluña de 2012.

Buena parte de su fracaso unilateralista, se debe a que la insistencia estrategica de las fuerzas
independentistas daba como inevitable una toma de posición de unas indeterminadas
“instancias internacionales”, y en particular Naciones Unidas y Europa, en favor de una
Cataluña independiente por vía unilateral y contra el Estado Español.

Euskadi tiene una red transnacional muy potente en comparación con otras CCAA.

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