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La Acción Exterior
La Acción Exterior
I. INTRODUCCIÓN
Cualquier análisis del sistema político español hecho desde una perspectiva dinámica, y no
meramente desde la descripción de su sistema normativo e institucional, debe plantearse el
estudio de su acción exterior, hacia el sistema internacional.
Politica exterior: conjunto de actividades que el sistema político, a través de las instituciones
públicas formalmente adscritas a ello, realiza “hacia” el entorno internacional, canalizada a
través de embajadas y consulados.
Mientras que la acción es algo más reducida: un ejemplo las actividades exteriores de las
CCAA.
A comparación de años anteriores, a partir de 1982, por lo menos hasta 1992, se entra en una
fase activa en política exterior. Normalización de los temas pendientes y se integra en su
entorno regional inmediato, Europa.
Las condiciones políticas internas de una transición aceleran la normalización en política
exterior.
Es dificil de contestar. Pero hubo demandas del sistema internacional hacia españa: la llamada
del proceso europeista o la exigencia para entrar en la OTAN.
La breve pero significativa intervención del último Gobierno de UCD, presidido por Calvo
Sotelo en esta materia, cuando en mayo decide la incorporación de España en la Alianza
Atlántica.
Salvando por supuesto el status de jerarquia entre estados como EEUU (superpotencia), o
Francia, Reino Unido, Alemania, potencias medias económico/militar, España no tiene un perfil
o un comportamiento diferenciado del de otros países.
Si bien nuestra integración es reciente, nuestro comportamiento en la dinámica global es de
plena integración y normalización:
-La primera presidencia española de la CPE (Cooperación Política Europea) en 1989;
-Participación española en diversas operaciones militares y/o humanitarias, en el Golfo,en el
Kurdistán iraquí, en la ex-Yugoslavia, en Centroamérica, en países africanos como Chad o Mali,
en las aguas de Somalia/Oceano Indico.
Desde el punto de vista del ciclo formal, el SPE actúa segun un esquema claramente
establecido y fijado por la CE y el conjunto normativo que de ella se deriva. Corresponde al
Gobierno, según el modelo parlamentario contemporáneo, el protagonismo en la elaboración
y la ejecución de la política exterior. Desde este punto de vista puede ser dividia en dos
perídos: antes y después de 1982.
Con tres legislaturas seguidas con mayoría absoluta en el Parlamento, la alta producción y la
facilidad de la política exterior.
Una mirada empírica a nuestro sistema pone de relieve como la lógica impuesta por la
dinámica de la mayoría parlamentaria y su apoyo mecánico al gobierno – sobre todo en caso
de mayorías absolutas – reduce las funciones del parlamento sobre el ejecutivo (control de
acción política de éste, orientación, supervisión, y/o sanción...). Y lo reduce a meras
actuaciones formales.
Se puede argumentar que tal caso era del Monarca, y que tambien en el caso del
parlamento es indispensable el proceso formal para sostener materialmente el proceso real
de decisión y puesta en práctica .
Pero hay una diferencia fundamental: las funciones que la CE otorga al Monarca
son, todas ellas, sin margen de decisión, actos debidos, mientras que en teoria se espera del
parlamento que ejerza libremente y de manera contradictoria una serie de acciones que
fiscalicen democráticamente la actuación del ejecutivo.
En política externa no és así, y en general son temas que vienen precedidos de un acuerdo
político previo y externo al parlamento.
En cualquier estado, incluso los ejemplos del federalismo más clásico como EEUU o Alemani, la
política exterior es una competencia exclusiva del Estado. En ningun caso los entes
territoriales, como los Länder, tienen competencias en ese terreno.
Fundamentalmente esta colaboración trasnacional más que internacional ha tenido por objeto
motivos económicos, aunque en algunos casos incluso se ha utilizado para relativizar el valor
del Estado: Euskadi/Europa o Cataluña/Europa.
Buena parte de su fracaso unilateralista, se debe a que la insistencia estrategica de las fuerzas
independentistas daba como inevitable una toma de posición de unas indeterminadas
“instancias internacionales”, y en particular Naciones Unidas y Europa, en favor de una
Cataluña independiente por vía unilateral y contra el Estado Español.
Euskadi tiene una red transnacional muy potente en comparación con otras CCAA.