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EL ROL DEL ESPOSO

Efesios 5:25 – 33 (LBLA)


25 
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, 26 para
santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27 a fin de presentársela a sí
mismo, una[k] iglesia en toda su gloria[l], sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera
santa e inmaculada. 28 Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que
ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo[m], sino que lo sustenta y
lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30 porque somos miembros de su cuerpo[n]. 31 POR ESTO EL HOMBRE
DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. 32 Grande es este misterio,
pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer
como a sí mismo, y que la mujer respete[o] a su marido.

Quiero nuevamente aclara que no durante esta serie no voy a dar mis puntos de vista, ni mi opinión, ya que en
realidad lo que yo piense u opine no aporta nada a este tema, deseo solamente exponer lo que la misma
palabra dice al respecto. No mi opinión si no la palabra de Dios.

Y siendo sincero, la opinión que usted tenga con respecto a las relaciones familiares no es de importancia, no
importa mucho, lo que importa en realidad es lo que Dios piense, es lo que Dios dice, es lo que su palabra nos
habla y a ella debemos obedecer.

En esta ocasión no dedicare mucho tiempo en la introducción del mensaje, ya que quiero dedicar más
tiempo a la exposición de la palabra que hoy veremos, solo tomare unos minutos para hacer un pequeño
resumen de lo visto la reunión pasada.

Hace ocho días vimos el versículo 25, donde hablamos de la demanda de Dios de amar a nuestras esposas,
que es la manera de ejercer ese liderazgo, hablamos del estándar de ese amor, que es Cristo amando a su
iglesia, hablamos de lo que significaba ese amor, que es una acción que debemos tomar.

Y luego hablamos de la manera que debemos amar, y el primer punto fue que debemos amar de manera
sacrificial.

Estar dispuestos a sacrificarnos, morir a nosotros mismos en amor por nuestras esposas. Pero entendemos
que ese amor sacrificial tiene un propósito, y es lo que veremos el día de hoy continuando bajo nuestro
punto de “la manera de amar” y al final veremos “la motivación de nuestro amor”

LA MANERA DE AMAR

AMOR QUE PURIFICA


26 
para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27 a fin de presentársela a
sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa
e inmaculada. (5:26-27)

Para los esposos, amar a sus esposas como Cristo ama su iglesia equivale a amarlas con un amor purificador. El
amor divino no se limita a condenar el mal en quienes ama, sino que procura limpiarlos de esa maldad.
Como sabemos que nuestro estándar de amor debe ser de la misma clase que tuvo Cristo por su Iglesia,
debemos saber cómo Cristo purifico y purifica a su iglesia.

El gran amor de Cristo por su iglesia no le permite estar a gusto con cualquier pecado y cualquier impureza
moral o espiritual en ella. Dios dice a su pueblo: "si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve
serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Is. 1:18). Él echa
todos los pecados de sus hijos perdonados "en lo profundo del mar" (Mi. 7:19), perdona su iniquidad y no
vuelve a acordarse jamás de su pecado (Jer. 31:34).

¿Qué significa eso? Significa que Él busca la pureza de la Iglesia.

Cuando Cristo toma a Su Iglesia para que sea Su esposa, entrega Su vida por Su Iglesia. Y después, Él busca la
pureza de Su Iglesia. Cristo es el purificador de la Iglesia. Y así es como debemos ser hacia nuestras esposas.
Debemos hacer todo lo que podemos para guiarlas a la santidad y a la pureza.

Un creyente es perdonado de todo pecado en el momento en que deposita su fe y confianza en Jesucristo


como Señor y Salvador. Después de esa purificación inicial y plena del pecado, la limpieza periódica sigue
siendo necesaria.

Un ejemplo de ello, lo dijo Jesús a pedro y a todos sus discípulos en juan 13.

Juan 13: 6-11 (LBLA)



Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: «Señor, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?». 7 Jesús le
respondió: «Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después». 8 «¡Jamás me lavarás los
pies!», le dijo* Pedro. «Si no te lavo, no tienes parte conmigo», le respondió Jesús. 9 Simón Pedro le dijo:
«Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». 10 Jesús le dijo: «El que se ha bañado
no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos». 11 porque
sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No todos están limpios».

Podemos ver en el último versículo que el “no todos están limpios” haciendo referencia a judas, podemos
deducir que lo que Jesús quería enseñar era un verdad espiritual y no física como la veía pedro en su
momento.

La idea de eso es simple y hermosa. El contexto cultural de este pasaje es que, en el oriente, el hombre se
bañaba limpiándose de manera minuciosa y él sólo tenía que limpiarse periódicamente a lo largo del día, los
pies.

Lo que podemos aprender de esto es que como cristianos, cuando venimos a Cristo, nos bañamos, fuimos
bañados. Pero conforme caminamos a lo largo del mundo en nuestra vida, recolectamos polvo en nuestros
pies y necesitamos una limpieza continua. Y aquellos de nosotros que estamos en Cristo estamos siendo
purificados todo el tiempo, limpiados todo el tiempo, perdonados todo el tiempo.

como Jesús explicó a Pedro mientras lavaba sus pies, la limpieza periódica sigue siendo necesaria: "El que está
lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos"
(Jn. 13:10).
A medida que continuamos confesando nuestros pecados, Cristo "es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad" ( l Jn. 1:9).

Lo otro que menciona el texto es “habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra”. así que La
palabra es el agente de esta santificación.

Podemos hacer dos aplicaciones en este punto, una práctica y otra espiritual.

La practica es que la mejor manera que nuestra esposa esté bella desde su interior es por medio de la forma
en que la tratamos con nuestras palabras. La podemos hermosearla por medio de ella, como también
podemos deformar esa belleza con las palabras.

Proverbios 18: 21 (LBLA)


Muerte y vida están en poder de la lengua, Y los que la aman comerán su fruto.

Una muy buena instrucción para los hombres es que sepan como se expresan con sus palabras a hacia sus
esposas. Pueden producir en ellas un espíritu de vida o de muestre y el único que comerá de ese fruto será
usted.

La aplicación espiritual es: hombres, si usted va a hacer algo en la vida de su esposa, expóngala a la Palabra de
Dios. Venga con ella siempre a iglesia para que esté expuesta a la Palabra de Dios para que la esté oyendo,
para que ella sea limpiada de manera diaria, rutinaria.

Esto no quiere decir que las esposas no tengan una responsabilidad con su propia santificación, las mujeres
tienen esas responsabilidad individual de santificarse, pero el hombre juega un papel importante en la
santificación de su esposa.

Un esposo debe desear el purificar a su esposa. ¿Cómo lo hace? Exponiéndola de manera constante a la
palabra de Dios. Usted es el profeta en ese hogar, usted es el que debe guiarla bajo la Palabra de Dios para
que ella la escuche, para que ella sea limpiada, para que ella sea purificada.

Juan 17:17 (LBLA)


17 
»Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad.

Es la Palabra que limpia, que purifica.

Si hay algún esposo criticando la actitud de su esposa, debería evaluar su liderazgo y la forma en como la
contribuido en su santificación, como es posible que hayan pasado tantos años y su esposa siga de la misma
forma y el esposo no haya estado involucrado en esa tarea.

Debe el esposo pastorear en su casa con la palabra de Dios, el problema es que nos encontramos esposos
tratando liderar en sus casas sin el más mínimo interés en la palabra de Dios. Entonces no la estamos amando
bíblicamente.

Un esposo entonces deberá aprender a sacrificarse para santificar a su esposa así como Cristo lo hizo, y
entonces requerirá del esposo sacrificio, sacrificio en el tiempo, en tiempo en el estudio de la palabra de Dios,
pasar tiempo en escuchar a su esposa y ayudarla en cada conflicto en ella a dar un perspectiva bíblica de su
situación y de su actuar.

Esa es la forma de embellecer a su esposa.

Cuando el amor de un esposo por su esposa es como el amor de Cristo por su iglesia, va a procurar de manera
continua ayudar a purificarla de cualquier clase de impureza y vicio. Se esforzará en protegerla de la
contaminación del mundo y en proteger su santidad, virtud y pureza de todas las formas posibles. Nunca la
inducirá a hacer algo insensato ni la expondrá a algo que no sea bueno para ella.

No exponga su vida a la pornografía y mucho menos exponga a su esposa a este tipo de practicas con la excusa
de que es necesario para dar estímulo a la relación intima o experimentar cosas nuevas. Un hombre que actúa
así, no solo se está corrompiendo a sí mismo, sino que propiciaba que su esposa también sea contaminada.
Esto no se trata de amor verdadero.

A las mujeres jóvenes y solteras. Les digo que cuando un hombre dice que la ama, pero quiere que ella
comprometa su pureza sexual antes de estar casados, que le dé “su prueba de amor”, que tenga relaciones
sexuales previas al matrimonio, déjeme decirle que ese amor no es más que la lujuria del mismo mundo, no el
amor de Dios; además es egoísta y no rinde servicio alguno a la mujer. Esa clase de amor contamina en lugar
de purificar.

Un esposo que es capaz de coquetear a su secretaria o a una vecina o amiga, le da a su esposa un motivo para
sentirse rechazada y sola.

Hombres déjeme regalarles una frase que cabe muy bien en esta parte, “no haga algo que pueda producir
celos en su esposa por otras mujeres, por el contrario que con la forma en la que amas a tu esposa sean las
otras mujeres que anhelen esa misma vida que tu esposa recibe en la forma que la amas”

¿Cuál es el fin del amor sacrificial para santificar a la esposa?

27 
a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuera santa e inmaculada.

Así que es Cristo quien escogió una esposa que no era digna de su amor y es Cristo mismo quien embellece
a su esposa y la hace atractiva.

Es cristo mismo quien da a su esposa lo que espera recibir de ella, purifica a la iglesia para que ella misma se
presente delante de él pura y santa.

Esposo si quieres disfrutar de la esposa que deseas, mas te conviene que la ames de manera sacrificial,
purificándola para que seas el mayor beneficiado en lo que has dado a tu esposa.

Iglesia, la belleza de una iglesia ante los ojos de Dios ¿cuál es? ¿Qué es lo que hace bello a una iglesia? ¿su
templo?, ¿su música?, ¿su tecnología? ¿su infraestructura?, todo esto es bello, pero ante los ojos carnales y
mundanos, la gente quiere una iglesia de esta manera porque agrada a sus ojos, te muestran lo exterior, pero
ante los ojos de Dios una iglesia bella es aquella que se presenta santa y pura ante él, lo que hace una iglesia
bella es su santidad.

De igual manera lo que hace a una esposa bella, no es su vestido, su maquillaje, su cuerpo o apariencia física,
lo que hace una esposa bella, esa aquella que se santifica cada día más.

Usted debe presentar a su esposa en todo su esplendor puro. Ésa es su belleza. No es su cabello y su
guardarropa; es la pureza de ella lo que es su belleza. No hay lugar para menospreciarla, no hay lugar para
criticarla, no hay lugar para burlarse de ella, derribarla.

Su santidad es su belleza. El marido amoroso, no está avergonzado de su esposa, él nunca menosprecia a su


esposa, él nunca critica a su esposa, él nunca habla de manera no amable de su esposa; él nunca engrandece
las fallas de ella.

AMOR QUE CUIDA

28 
Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí
mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo[k], sino que lo sustenta y lo cuida, así como
también Cristo a la iglesia; 30 porque somos miembros de Su cuerpo[l]. 31 POR ESTO EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A
SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. (5:28-30)

¿qué significa amar a tu esposa como a tu propio cuerpo? Bueno, es un concepto muy simple. Cuidamos de
nuestro propio cuerpo. Si está enfermo, nos acostamos para que se mejore. Si tiene hambre, lo alimentamos.
Si tiene sed, le damos algo de beber. Si está sucio, lo limpiamos. eso es la esencia de este texto.

El punto aquí es atender la satisfacción de necesidades, estar preocupado por satisfacer cada requisito con
gran devoción.

Somos llamados a tratar a nuestras esposas con la misma preocupación que tenemos por nosotros mismos.

Recuerde que Dios demando al hombre ser cabeza como Cristo lo es de la iglesia, y la esposa ser el cuerpo que
se somete a la cabeza, como la iglesia lo hace con Cristo.

El hombre como cabeza cuida de su cuerpo, es lo lógico y lo ordenado. El esposo debe cuidar de su esposa que
es la representación de su cuerpo.

El hombre debe amar a su esposo ya que ella es su cuerpo, y nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que
lo sustenta y lo cuida.

Pero Ahora, observe ahí en el versículo 31, compare este versículo con Genesis 2:24 “dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.”

Es importante mencionar esto. Cuando usted se casó, se volvió uno con su esposa. Entonces, en un sentido,
ambos son un cuerpo.
Entonces, en el versículo 28 cuando Pablo dice ‘deben amar a sus mujeres como sus mismos cuerpos,’ debe
recordar esto: cuando usted se casó, se volvieron un cuerpo. Y si las necesidades de ella son satisfechas, las
necesidades de usted son satisfechas. Si las necesidades de ella no están satisfechas, créame, las necesidades
de usted tampoco estarán satisfechas. Usted debe cuidar de ella como usted cuida de usted mismo.

Si usted quiere verdadera felicidad en su matrimonio, cuide de su esposa y todas las necesidades de ella con la
misma devoción que usted cuida de usted porque son inseparables.

Si usted quiere ser un esposo feliz, usted debe tener una esposa feliz, Si usted quiere ser un marido satisfecho,
debe tener una esposa satisfecha. Si usted quiere verdadera felicidad en su matrimonio, entonces trátela
como se trata a sí mismo.

Ahora recuerde, que, si ella es cristiana, también es una con Cristo.” Así que Tenga cuidado en cómo la trata.

29 
Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la
iglesia; 

ella es su carne, ustedes son una carne. Y usted debe cuidar de ella como de usted mismo. Así es como Cristo
cuida de Su Iglesia. Él satisface las necesidades de Su Iglesia.

Filipenses 4:19 (LBLA)



Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús

Dios va a satisfacer todas sus necesidades a través de Cristo Jesús. Él satisface todas nuestras necesidades, no
todos nuestros deseos, sino todas nuestras necesidades.

hombres, somos los proveedores, somos los protectores, somos preservadores, proveemos los recursos para
nuestras esposas y nuestras familias; y ésa es nuestra responsabilidad. Y cuando sus necesidades son
satisfechas y cuidamos de ellas como cuidamos de nosotros mismos, entonces, tenemos el tipo de relación
que Dios quiere que tengamos.

Entonces, si usted quiere que su matrimonio sea bendecido, debe cuidar de su esposa. Cuando usted sabe
que ella tiene una necesidad, usted busca satisfacerla. Cuando usted sabe que ella tiene un anhelo secreto en
su corazón y ciertamente es razonable y va a añadir a su dignidad y a su bienestar y a su felicidad y a su
habilidad de cumplir con su función, usted hace lo que puede por satisfacer esa necesidad.

Hombres, Algo está seriamente mal cuando un hombre ve a su esposa como a una cocinera y alguien que lava
su ropa y que cuida de sus hijos y como una compañera de sexo; y nada más. Ella es un tesoro que Dios le dio
a usted, el cual debe cuidar, debe sustentarla, cuidarla para que sea su ayuda amorosa.

Ella no es la que sustenta. Ella no es la proveedora. Usted debe hacer eso. Esa es la responsabilidad del
hombre. Y si un hombre no hace eso, de acuerdo con 1 Timoteo 5:8, él ha negado la fe y es peor que un
incrédulo.

1 Timoteo 5: 8 (LBLA)

Pero si alguien no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que
un incrédulo.

De hecho, los esposos que violan esto, permítame decirles: cuando ustedes no hacen esto, realmente están
cometiendo una especie de suicidio; porque una vez que están casados con esa mujer, hay una relación de
una carne. Y si ese matrimonio es destruido, algo en usted es destruido.

La felicidad y la desgracia de nuestra esposa esta unida a nosotros, si ellas son felices, ustedes serán felices,
si ellas caen en desgracia, ustedes tienen esa misma desgracia.

Así como es ilógico que un hombre se descuide así mismos, también es ilógico que un hombre descuide a su
esposa, ya que ella es su propia carne.

Entonces, el modelo para amar a sus esposas es este: deben amarlas como Cristo amó a la iglesia. ¿Cómo es
que Él ama a Su Iglesia? Al entregar Su vida por ella, al buscar Su santidad y al cuidar de ella de tal manera que
todas sus necesidades están satisfechas. Es un amor sacrificial, purificador y que cuida.

EL MOTIVO PARA AMAR A LA ESPOSA


32 
Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes
ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete [m] a su marido. (5:32-33)

Cuando pablo menciona que es un misterio, no esta indicando que el matrimonio sea un misterio revelado, ya
que desde la creación en Genesis nos muestra la existencia del matrimonio, lo que en realidad es un misterio
es la analogía o la representación del matrimonio con la iglesia, ya que la iglesia no existió hasta que fue
incorporada en el nuevo pacto por medio de la fe en Cristo.

El misterio es que el matrimonio desde la misma creación fue estableció como representación de lo que seria
a futuro la relación de Cristo con la iglesia. Y es de esta manera que todo matrimonio debería vivir, actuado
cada uno en su rol siendo una fiel representación de Cristo con su iglesia.

La motivación más grande para que un esposo ame, purifique, proteja y cuide a su esposa, es el amor de Cristo
que purifica, protege y cuida a su propia esposa, la iglesia. El matrimonio cristiano debe estar lleno de amor,
santidad, pureza, sacrificio y sumisión mutua porque esas virtudes caracterizan la relación de Cristo y de la
iglesia.

33 
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete [m] a su
marido.

La expresión de “en todo caso” cumple la función de dar por terminada la discusión y hacer énfasis en lo que
debe recordarse siempre para poner en la práctica. que el esposo debe sustentar su liderazgo en el
matrimonio en el fundamento del amor, el mismo que Cristo demostró a su Iglesia, y la esposa respetar a su
marido en sujeción como la Iglesia lo hace con Cristo.

Cuando los esposos y esposas cristianos andan en el poder del Espíritu, se someten a su Palabra y su control, y
practican la sujeción mutua, reciben de lo alto felicidad en gran manera, sus hijos son bendecidos en gran
manera, y Dios es honrado en gran manera.

Conclusión:

Para los esposos y esposas.

Estoy seguro, que, en estos mensajes de los roles del esposo y la esposa, ambos nos hemos dado cuenta de las
muchas cosas que debemos corregir, y sobre todo las motivaciones que debemos cambiar del por que
hacemos lo que hacemos.

Es necesario que no nos quedemos siendo solo oidores de la palabra de Dios, si no hacedores.

Es necesario que, al ser confrontados con la palabra de Dios, podamos tanto como os esposas y las esposas
venir en total arrepentimiento delante del Señor, reconociendo nuestro pecado por nuestro actuar en los
roles que él nos asignó, ya que hemos deshonrado a Dios al no seguir sus instrucciones.

Si es necesario que también pidas perdón a tu conyugue y a tus hijos por tu actuar, entonces hazlo. Procura la
restauración de tu hogar, pero sobre todo a asumir el compromiso a partir de ahora a vivir conforme a estos
principios y disfrutar de las mieles que él Señor promete a quienes viven de esta manera.

Estoy seguro que, quienes viven bajo estos principios, Dios se encargará de cumplir lo que ha prometió en su
palabra para aquellos que actúan en obediencia.

Que Dios nos ayude a ser la representación de Cristo delante del mundo y delante de nuestros hijos.

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