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HAL TIIRN Lia que Jeguiver.un Faodgte ira yadicalidad y aercinenchis pakaintedstce cpt, Fade: Iéprigunct al text bibligg lo gi¢ presesps al ser huriaae. g. hoy § POE |e VeBLese tottfamadu cin neapetoy seredacel tents, | Yiligincled yus. lengti¢soviginales, ya calidad. Hitsdel de: austen leseores orga “ ive pary bie déijetnc! : Heh aetetiane de toy Yond? demuestya rambidin- st i ampli. comaci mii yrde las drapes, | Joho Hgyrard Poller ys Profesor de Teolikgia on la Univirgid il dy Nowe Dae, Haida prefieor en los Skiniouriog, Menonins Asoriajng on Elkhbet, vy y'Seminasiog Exaagtlice Furcnoy, Aires-Cumpli:isvrens, des sendciorsocial, pastocal yelocen shen Bure, Alriva y Améy . en aicRhes SP, age triduciely. a] faaces leeds | y heaundiry aa ba con 2m nn clasicorepbie. dties e6cful btlstics. TEEN O-#3048-S505%~-D TRA boa | sseriaiig ene, Titulo det original en inglés: The Politics of Jesus. ©1972 by William B. Eerdmans Pul 18 Company: (©1985 de la edicién castellana por Ediciones Certeza, Apartado Postal 1480, Downers Grove, Mlinois 60515 EEUU. Probibida la eeproduccién total o parcial sin la autorizacion de los editores. Ediciones Certeza es la empresa editorial para la Cor Bvangilicos. Internacional de Estudiantes Empreso en los Estados Unidos. Printed in the USA. MowBR NW 9 876 8 4 827 9 95 % 93 92 91 9 89 8B 87 86 ABREVIATURAS ASTI ByRL BR cBQ cc CR EvT HTR HzNT JBL JES MQR NovT NTS RHPR Annual of the Swedish Theological Institute in Jerusalem (Leiden) Bulletin of the John Rylands Library (Man- chester) Biblical Research (Amsterdam; Chicago) Catholic Biblical Quarterly (Washington) Christian Century (Chicago) Cahiers de la reconciliation (Paris) Evangelische Theologie (Munich) Harvard Theological Review (Cambridge, Mass.) andbuch zum Neuen Testament (Tibingen: Mohr) Journal of Biblical Literature (U.S.A.) Journal of Ecumenical Studies (Filadelfia) Journal of Jewish Studies (Londres) Mennonite Quarterly Review (Goshen, Inc.) Novum Testamentum (Leiden) New Testament Studies (Cambridge) Revue @histoire et de philosophic religicuses (Strasbourg; Paris) SBT sjT ST ThEx ThSt USQR ZNW ZIK Studies in Biblical Theology (Londres: SCM; Naperville Allenson) Scottish Journal of Theology (Edinburgo) Studia theologica (Lund) Theologische Existenz, heute (Munich) Theologische Studien, ed. K. Barth (Zurich) Theologische Quartalschrift (Tibingen; Ra- vensburg; Stuttgart) Theology Today (Princeton) Theologische Zeitschrift (Basilea) Union Seminary Quarterly Review (Neva York) Zeitschrift fir neutestamentliche Wissen- schaft (Berlin) Zeitschrift fir Theologie und Kirche (Tabin- gen) Abreviaturas Prefacio Prélogo a la Edicién Castellana 1. La posibilidad de una ética mesiénica. = 17 2. Lavenida del reino = 27 3. Las consecuencias del jubileo 49. 4, Dios pelearé por nosotros 9 5. La posibilidad de la resistencia no violenta. 68 6. Balance de comprobacién 7 7. El discipulo de Cristo y el camino de Jesis 85 8. Cristoyel poder 100 9. Subordinacién revolucionaria 120 10. Que toda alma esté sujeta: Romanos 13 y la autoridad del Estado 139 11. Justificacién por gracia por medio de lafe 153 12. La guerra del Cordero 166 Notas 181 Indice 221 Prefacio No es facil clasificar este libro. En el nivel menos sofisticado y mis polé- mico, podriamos decir que es la simple reaccién—desde un compromiiso cristiano pacifista—a la manera en que la corriente principal de lateologfa cristiana ha dejado de lado las inferencias pacifistas del mensaje del Nuevo ‘Testamento. En el nivel mas profundo, representa un ¢jercicio de hermenéutica filoséfica fundamental, que trata de aplicar en la vida de fa comunidad cristiana la comprensién de una cosmovisién biblica diferente, conocida hasta ahora con el nombre de “realismo biblico.” Desde las afirmaciones pioneras de Hendrik Kraemer, Otto Piper, Paul Minear, Markus Bath y Claude Tresmontant, ha Hegado a ser concebible que pueda haber en la visi6n biblica de la realidad, ciertas dimensiones que se niegana entrar en el molde de cualquiera de las cosmovisiones contemporineas, pero que permanecen en tensién creativa con las funciones culturales de nuestra época 0 quizds de cualquier época. El énfasis principal del movimiento “biblico realista” de una generacién atris, se ubicd en las reas de fa metafisica y de fa personalidad de Dios. Llevé a una nueva preooupacién por a eclesiologia y la escatologia, sin la cual ni el desarrollo ecuménico nii el pensamiento cristiano acerca de la esperanza, hubiesen sido com: prensibles. Lo que ofiece este trabajo es una maduracién tarda de la misma revolucién realista biblica en el campo de la ética, donde precisa- mente la eclesiologfa y a escatologfa llegan a tener una significacién nueva 12 JESUS LA REALIDAD POLITICA y-esencial. A un nivel ni argumentativo ni filoséfico, este trabajo testimonia la conviccién de que, mas allé de las cuestiones de orientacién formal, hay tun contenido especifico y concreto en Ia visién que Jestis tenia del orden divino que puede hablar a nuestra época como raras veces se ha visto antes cn libertad de hacerlo. Esto, si logea romper las ataduras de prespuestos inapropiados. Agradezco al Instituto de Estudios Menonitas y la Fundacién Schowal- ter porque facilité la preparacin de este texto, y a muchos amigos y colegas que brindavon sus consejos y sus criticas. Prdélogoala Edicion Castellana Desde su aparicin en 1972 este libro de John Howard Yoder se convirtié en un hito decisivo de la reflexién tcoldgica acerca de la ética social cristiana. En la iiltima década casi no hay estudio serio de Etica, Cristo- logfa o Hermenéutica que no haga referencia a esta obra fundamental. Ha sido traducida al francés, holandés y alemdn, y es ahora motivo de especial regocijo que los lectores de habla castellana la tengan a su disposicién, Yoder combina en su persona la erudicién en varios campos con la prictica pastoral y docente. Es un pensador original que trabaja cuidado- samente su interpretacién de los textos biblicos, basindola en una lectura cexhaustiva en las lenguas originales. Su experiencia como misionero en la Europa de posguerra, y més recientemente en América Latina; y su do minio de francés, alemén y espaiiol, ademis de su inglés nativo, lo ayudan a beneficiarse de una amplia gama de contribuciones para la reflexién. ‘Ademids, este pastor y maestro ha servido a las comunidades Menonitas y ensefia en una universidad de tradicién catélica. Yoder fue Rector y Profesor de Teologfa en los Seminarios Menonitas Asociados de Elkhart, y actualmente es Profesor de Teologia en la Universidad de Notre Dame. En las notas de su libro el lector podré advertir la amplitud de su didlogo académico. La pregunta fundamental que Yoder se plantea en este libro es si la vida y las ensefianzas de Jestis tienen algo que decimos respecto al papel de los cristianos y de las iglesias cristianas en la sociedad de hoy, especial- 1 LaPosibilidad De Una Etica MesiAnica Bt problema UNO DE LOS PUNTOS MAS DIFICILES de la reciente texsién in- tergeneracional det occidente poscristiano, y una de las contradicciones internas de nuestra época que dice haber dejado atras el cristianismo, es of lugar peculiar que ocupa Jestis en_la actitud y.la mente dle muchos algunos jdvenes Heven el cabello y el calzado como los del Buen Pastor de las laminas de escuela dominical; pero ciertamente no es por azar que estos jévenes afirman que Je y un agitador,' un desertor dena contrac La ecuacién resulta tan superficial y poco convincente (como otras de la época de McLuhan), que el cristiano estudioso de ética puede pasarla por alto con igual ligereza, no sélo por irreverente sino también por irrelevante para su verdadera preocupacién. Pero zes asi de simple? ;o seré que esta exageracién, un tanto risible, pone en evidencia la irrupcién en la conciencia colectiva de una dimensién que nosotros—precisamente los reverentes ¢ importantes estudiosos de ética—hemos intentado ignorar? Eso ¢s lo que quiero plantear en este estudio. Sostengo que Jestis, de lo mismo que ell ellos, 18 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA pese a ui los eruditos biblicos no lo hayan expitsado de tal foriiia que quienes se ocupan de la ética pudieran tomar nota de ello? Poder seifalarto, es todo lo que pretende este estudio: dejar que fa historia de Jesiis “hable” de tal manera que la persona preocupada por la ética social, acostumbrada.a las formas de dar por sentado que Jestis no ¢s pertinente a las cuestiones sociales (al menos no de manera inmediata), pueda escucharla. Tal esfuerzo de “traduccién” interdisciplinaria tiene sus propios riesgos. A las dos partes que intenta acercar para iniciar la comunicacién debe parecerles en exceso simplista, ya que comienza no respetando los limites ni los axiomas de cada disciplina, y también porque el “traductor” 0 constructor del puente es siempre, de algsin modo, en parte un extraiio y en parte un meto aficionado, Sdlo podemos alegar que si los expertos hubiesen construido el puente que necesitébamos, no hubiera sido nece- sario que el aficionado lo hiciera. luestro estudio, por lo tanto, busca describir la conexién que pueda relacionar estudios del Nuevo Testamento® con la ética social contempo- rénea, especialmente porque esta tiltima disciplina se preocupa corriente- mente por los problemas del poder y de la revolucién* Los tedlogos se han preguntado durante mucho tiempo cémo pueden relacionarse Jerusa- én y Atenas: la propuesta aqui es que Belén si tiene algo que decir acerca de Roma—o de Masada. «Con qué derecho se atreve uno a lanzar un cable que cruce el abismo que separa habitualmente las disciplinas de la exégesis del Nuevo Testa- mento y la ética social contemporinea? Normalmente, cualquier lazo entre estos dominios del discurso hubiese tenido que ser extremadamente largo ¢ indirecto. Primero, hay una enorme distancia entre.cl_pass sente que debe ser cubierta por medio de la hermentutica, gesis a la teologia contemporinea; luego, otro largo tramo debe ser cu- bierto desde la teologia a la ética, via sociologia secular y Ernst Troeltsch. Desde la perspectiva del tedlogo que hace historia, normalmente situado en una isla entre dos tramos y por lo tanto un aficionado en ambas orillas, se puede justificar esta incursién sdlo por dos razones: por un lado, parece que los expertos que se preparan para hacer el largo viaje, nunca Hegan 4A POSIBILIDAD DE UNA ETICA MESIANICA 19 alli, Los eruditos biblicos, en sus meditaciones hermenéuticas, desarrollan vastos sistemas de teologfa cripto-sistemitica, y dejan sin tocar el campo de la ética, Si algo nuevo sucede en él, generalmente proviene ¢e alguna otra fuente. La otra razén para mi atrevimiento, que también serfa por derecho Propio objeto de debate exegético, es ef axioma protestante radical, mis recientemente revitalizado y caracterizado como “tealismo biblico,” segtin cl cual es més seguro para la vida de la iglesia contar con la lectura de Ia totalidad de ta escritura candnica por parte del pueblo de Dios en su conjunto, que confiar su iluminacién a determinados procesos de filtra- ciém a través de los cuales (asi insistiian los eruditos de cada época) debe pasar toda verdad Por lo tanto, no es por falta de conciencia o por irresponsabilidad que en el presente trabajo yo me atreva a correr el riesgo de toda sintesis, al traer al Jesiis de los evangelios candnicos en yaxtaposicién con el presente. Esta dificil tarea no encierra ninguna falta de respeto por las muctas clases de preguntas histéricas que podrian legitimamente hacerse acerca de la relacin entre el Jestis de los evangelios canénicos y los otros ‘Jesuses” que puede proyectar la erudicién. La corriente principal de la ética: Jestis no es la norma La clisica aproximacién ingenua solfa dar por sentada la conexidn inme- diata entre las obras o las palabras de Jestis y lo que hoy significa ser fiel, “en sus pasos.”* En contraposicién a esto, hay una respuesta no ingenua, ¢ igualmente clisica, que podrfa remontarse a cualquier época de fa his- toria del pensamiento cristiano acerca de la sociedad. Si podemos refor- mular esta pregunta clisica, habremos colocado el escenario para nuestro argumento. La primera y mis sustancial afirmacin de esta defenss clisica en contra de una ética de imitacién, es que Jestis. simpler pertinente en ningsin sentido inmediato, a las cuestiones de érica socal La gran Variedad de férmulas en que se basa esta negativa quizés pueda ser resumida en tres tesis, siendo la primera una afirmacién en seispuntos, acerca de la pertinencia de Jesits. 1. La ica de Jests es una ética para un“ ner.” que Jens pens que tafiz® no se pieocupe por la sobreviviencia de las estructuras de una s0- ciedad sélida porque piensa que el mundo pronto pasar. Sus ensefianzas 20 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA éticas, por lo tanto, no prestan ninguna atencidn.a.la-necesidad de. sobre- vivir que tiene toda sociedad, ni a la construccién paciente de instituciones estables. El rechazo de la violencia, de la autodefensa, y de la acumulacion de riquezas en previsin del futuro, asi como la falta de asidero terrenal del profeta del reino, no son actitudes permanentes hacia los valores sociales ni pueden generalizarse, sino que slo cobran sentido si se da por sentado que ¢sos valores estin llegando a un fin inminente. Por lo tanto, en cualquier punto en que la ética social deba atender problemas de permanencia, ¢s claro que no puede ser de ayuda. Si fa no permanencia del orden social es el axioma que subyace a la ética de Jestis, entonces obviamente, el hecho de que tal orden haya sobrevivido durante siglos, ya ha invalidado este axioma. Por lo tanto, la sobrevivencia de la sociedad, como un valor en si, adquiere un peso que Jestis nunca le dio? 2. Jesis fixe, como lo han dicho sus imitadores franciscanos y tofstoi- anos, ina simple figura rural, Hablé acerca de gortiones y lirios a pesca- dores y campesinos, a leprosos y parias, Su radical personalizacién de todos los problemas éticos sélo_¢s posible ociologia ald donde conocer.a todos y-tener tiempo de tratar a cada uno como persona ¢5 una posibilidad cufturalmente alcanzable. El istico “modelo de rela- ciones sociales cara-a-cara” es el tinico del cual se preocup6,or lo tanto, no hay en la ética de Jestis ninguna intencién de hablar sustancialmente de los problemas de organizaciones complejas, de instituciones y de car- 0s, de camarillas, del poder y de las masas, 3, Jestis y sus seguidores primitivos vivian en un mundo sobre el cual no tenian ningtin control. Por lo tanto, era Kégico que no pudieran con- cebii-el ejercicio’ de responsabilidad social raf siniplemente existiendo como iunia minorfa que testimonia fielmente, Sin embargo, ahora qué la Gristiandad ha hecho tin gran progreso en toria representado simbélicamente por la conversién de Constantino, y pricticamente, por los supuestos “judeo-cristianos” que subyacen a toda nuestra cultura occidental, el cristiano se ve obligado a contestar pregun- tas que a Jestis no se le plantearon. El cristiano, individual y colectiva- mente, debe aceptar responsabilidades que eran inconcebibles en la situa- cién de Jestis® 4. Bl mensaje de Jestis exa.ahistérico por definicién. Se ocupé de ae no materiales, de lo ‘Jamaba no era un cambio social sino una nueva LA POSIBILIDAD DE UNA ETICA MESIANICA 21 autocomprensién, no era obediencia sino redencidn. Lo que dijo ¢ hizo de caricter social y ético no debe entenderse por s{ mismo sino como el ropaje simbélico 0 mitico de st mensaje espiritual Si los textos del evangelio no fueron lo suficientemente claros en este punto, por lo menos llegan a una claridad definitiva con los tiltimos escritores apos- t6licos. Pablo, especialmente, nos libra del peligro de una comprensién social equivocada de Jestis y nos muestra la interioridad de la fe. 5. O para decirlo en forma algo diferente, Jesus era un monoteista radical. Desvi6 a los hombres de los valores locales y finitos a los que habjan estado prestando su atencior id la soberanter del tinico digno de sex adorado. El resultado de est: ncia radical entre Dios y los hombres, entre ef mundo de Dios y los valores humanos, es relativizarlos{La voluntad de Dios no puede ser identificada con nin- guna respuesta éticg'ni ningiin valor humano en particular, porque todos éstos son finitoskPero para la esencia de la ética, Ia importancia prictica de esta relativizacién es que estos valores se han vudto auté- nomosJodo lo que ahora est4 por encima de ellos es el infinito.” 6. O Ia razén puede ser més “dogmitica” en su tono. Jens vino, capacita a los hombres para que restauren su comunién con él, ¢s un acto forense, un don de la gracia. Para los catélicos romanos este acto de justificacién esté en correlacién con los sacramentos y para los Protestantes con la autocomprensiGn de uno mismo en respuesta a la palabra proclamada, pero nunca estard correlacionado con Ia ética. Asi como la culpa no es cuestién de haber cometido hechos pecaminosos en particular, tampoco Ia justificacién es una cuestién de conductas apropiadas, La manera en que la muerte de Jesis obra en nuestra justificacién es un milagro y un misterio divino; como murié o la clase de vida que lo llevé.a la muerte, carece por lo tanto de importancia para la ética. De estas consideraciones acerca del tipo de ideas y ensefianzas de 2\Jestis, inferimos que no puede haber sido su intencién, o al menos no podemos decir que lo haya logrado, prover alguna guia precisa en el campo de la-ética.Su apocalipticismo y su radical monotefsmo pueden ensefiarnos a ser modestos; su personalismo puede ensefiarnosa buscar los valores contenid6s en las relaciones cara-a-cara, pero en lo que hace 22 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA a nuestra toma de decisiones tendremos que buscar ayuda en otra parte. ¢Qué otra forma existe? La segunda afirmacién de peso dentro de la corriente principal de la ética se deriva de la primerati¥a que, como hemos visto, Jestis mismo, sus ensefianzas y su conducta, no son normativos para la ética, debe haber alguna clase de pucnte o transicién hacia otro orden u otro modo de pensamiento, donde comencemos a pensar en ell@No es simple- mente un puente desde ef primer siglo al presente, sino desde la teo logia a la ética o de lo existencial a lo institucional#Al cruzar el puente uno puede evar consigo una cantidad muy moderada de peso; quiz4s un concepto de amor absoluto, o de humildad, o de fe, 0 de libertad. Pero la esencia de la ética debe ser reconstruida desde nuestro propio lado del puente. Tercero, la reconstruccién de la ética social buscaré, en consecuen- cia, guiarse por el sentido comin y la naturaleza de las cosas. Medire- mos lo que es “apropiado” y lo que es “adecuado;” lo que es “perti- nente” y lo que es “efectivo.” Seremos “realistas” y “responsables.” Todos estos slogans apuntan a una epistemologia para la cual el rérulo clasico es el de teologfa de Io natural. Se sostiene que la naturaleza de las cosas se percibe adecuadamente en su mera existencia; el Bien ¢s aquello que respeta o tiende a la realizacién de lo esencialmente dado. Sea que esta ética de la ley natural se encuentre en su versi6n histérica reformada, donde se llama ética de “la vocacién” o de “la estacién,” 0 en su versién popular corriente, como “ética de situacién,” 0 en las antiguas formas catdlicas donde ta “naturaleza” se conoce de otras maneras, la estructura del argumento es la misma: es por medio del estudio de las realidades que nos rodean, y no escuchando la procla- macién de Dios, que discernimos el bien. Una vez establecidas estas suposiciones acerca de las fuentes de una ética social adecuada y acerca de la espiritualidad del mensaje de Jestis, podemos luego observar una clase de retroalimentacién negativa en la interpretacin del Nuevo Tes- tamento. Ahora sabemos, continia el argumento, que Jestis no. podia haber estado practidafido’o ensefiando una ética social pertinente. Los_ judfos, que pensaban qué estaba haciendo justamente eso y por ello lo condenaron, deben haber entendido muy mal lo que perseguia. Es una evidencia de la dureza de stis corazones. También Mateo, que organizd LA POSIBILIDAD DE UNA ETICA MESIANICA 23 ¢ interpreté las ensefianzas de Jestis para presentarlas como una simple suerte de catecismo ético, tampoco entendié a Jestis. De este malenten- dido surge aquel lamentable fendmeno que los historiadores protes- tantes llaman “catolicismo primitivo.” © Afortunadamente al poco tiempo, contintéa la explicacién, hs cosas en su lugar por ¢l apéstoi Pablo. El corrigié la tendencia \eojudaismo o al catolicismo primitivo poniendo el énfasis en la. prioridad de la gracia y el significado secundario de las obras, de tal_ manera que los asuntos éticos nunca pudicran tomarse demasiado en Que los que tienen esposa scan como si no Ja tuviesen; ¥ los que Horan, como si no Horasen; ¥ los que se alegran, como si no se alegrasen; los que compran, como si no poseyesen; ¥ los que disfiutan este mundo, como si no Jo disfrutasen (1 Co. 7:29ss), segunda correccién paulina fue que el aparente radicalismo social del mismo Jestis (no sdlo la interpretacién judaizante), fue aclarada y puesta en su Tugar.’? El respeto por las instituciones de la sociedad, incluyendo Ia subordinacién de la mujer y la prictica de la esdavitud; ‘Ia aceptacién de la legitimidad divinamente sancionada del gobierno 1 Fomano, el uso de los conceptos estoicos de una ética conforme a la naturaleza, fueron algunos de los ajustes de Pablo; de este modo la iglesia estuvo preparada para construir una ética a la cual ni la persona, ni el cardcter, ni la carrera de Jestis, hacian alguna contribucién especial © significativa. Al observar este modelo répidamente bosquejado de las estructuras predominantes del pensamiento ético, resalta la necesidad de que ka teologia histérica y sistemética se formule algunas preguntas cuidado- samente. Esté la cuestién de la autoridad de estas suposiciones herme- néuticas."? Si el significado de Jesits es a tal punto diferente de lo que entendicron sus discipulos y adversarios palestinos, y si aquellos signi ficados comunes necesitan ser filtrados a través de una transposicién hermenetitica y reemplazados por una ética de permanencia y respon- sabilidad social, jen qué ha quedado entonces el concepto de revela- cidn? gExiste o no la ética cristiana? Si no hay una ética especificamente 4 JESUS Y LA REALIDAD POLITICA cristiana, sino sélo éticas naturales humanas, adoptadas por cristianos tanto como por otros, adebemos entender que este total abandono de tuna sustancia particular se aplica tan sdlo a la verdad ética? ¢Por qué no aplicarla también a todas las otras verdades? Una segunda pregunta que necesitaremos formularnos es ésta: Qué sucede con el significado de la encarnacién si Jestis no es un hombre normativo? Si es un hombre, pero no es normativo, ano es ésta la antigua herejfa ebionita? Si de algiin modo tiene autoridad, pero no en lo que hace a su humanidad, gno se trata de un nuevo gnost ‘También podria haber problemas de congeuencia interna. (Qué im- portancia tiene que los cristianos ejerzan resposabilidad social dentro, de las estructuras de poder si fo que alli hacen va a estar guiado por los mismos valores que aplican los que no son cristianos? Pero esto no seria un estudio biblico si fuéramos a desarrollar aque- las preguntas desde el punto de vista sistematico ¢ histérico. Lo que aqui propongo en realidad es que, una vez que estemos sensibilizados por estas preguntas, comencemos otra vez por el principio, tratando de Icer una porcién del Nuevo Testamento sin hacer las habituales suposiciones aprioristicas negativas acerca de st pertinencia. O para decirlo més directamente: propongo leer fa narracién del evangelio teniendo presente constantemente la pregunta: Hay aqui una ética social? En spa labras, intentaré probar la hipétesis-contraria.a las Este estudio, por lo tanto, esté destinado a dos tareas separadas. ‘Tanto por su esencia como por sus procedimientos ellas serdn distintas, ya que necesitan diferentes clases de métodos y demostraciones. 1. Intentaré delinear una comprensién de Jestis y su ministerio que permita aflorar un Jestis esencialmente significativo para la ética social Esta es una tarea de investigacidn del Nuevo Testamento que cae rectamente dentro de las preocupaciones de la erudicién biblica. 2. En segundo lugar, una vez entendido esto, propondré que con- sideremos a Jests no s6lo pertinente, sino también normativo para una ética social, cristiana y contempordnea, Seamos plenamente conscientes de que el empefio sélo tendré algiin 1A POSIBILIDAD DE UNA ETICA MESIANICA 25 significado si ambas respuestas resultan afirmativas. Si por razones generales de teologla sistemética y filoséfica como las que han dom nado ampliamente la ética teolégica durante largo tiempo, Jestis, quien. quicra que haya sido, no es un modelo de ética, entonces se hace innecesario detallar quién fue y qué hizo. Si, por otro lado, Jestis no fue como los otros hombres un ser politico, o si no demostré originalidad ni interés en responder a las preguntas que su contexto socio-politico le formulaba, no tendra sen- tido preguntarnos hoy acerca del significado de su postura. Para simplificar la cuestin y hacerla manejable, propongo concen- trar nuestra atencién principalmente en el texto candnico del Evangelio de Lucas. La narracién de Lucas nos provee un bosquejo simple, y su estilo narrativo a menudo ha sido considerado como el intento de negar que el movimiento cristiano constituyera algiin tipo de amenaza a la sociedad mediterranea o al gobierno romano. Centrarnos en Lucas para fivestros dispersos sondeos no tiene la intencién de prejuiciar la lectura: cualquier otro texto del evangelio podrfa haberse usado con igual fin, y ocasionalmente observaremos los paralelos y contrastes con los otros evangelios. Comenzar simplemente a partir del texto candnico tampoco signifi- ca alguna falta de respeto hacia la importancia de los problemas his- toricos y criticos que subyacen al texto canGnico, Pero la distancis entre ¢l texto candnico y el “Jestis histérico” como “realmente fue,” no cons. tituye el objeto de mi actual estudio. Ya es suficientemente largo cl puente desde el canon al presente." La tesis que estoy tratando de presentar no tiene que ver estricta- mente con el texto del Nuevo Testamento sino con el modemo espe- cialista en ética que da por sentado que ta tnica manera de ir de la historia del evangelio a la ética, 0 de Belén a Roma, Washington o Saigén, es dejar la historia atras. Me ocuparé mis de los eventos que de las ensefianzas, més de los rasgos generates que de lo esencial. Las préximas paginas presentan mds bien sondeos que una investigacién profunda, No es la intencidn de esta obra ser exegéticamente original. En nin gtin punto quicro aventurar novedosas explicaciones textuales. Mi con- tribucién es enfocar las cosas mediante una pregunta coherente y per sistente. ¥ porque no pretendo ser original en este punto ¢s que puedo 26 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA dejar de lado los accesorios pedantes que podrian haber sido titles 0 necesarios si estuviera haciendo afirmaciones que nunca se hicieron antes, 2 La Venida Del Reino ‘La anunciacién: Lucas 1:46ss, 6855; cf. 3:7ss NO ESTAMOS ACOSTUMBRADOS a pensar en la doncella Maria como de una macabea, Sin embargo, si no fuera por la tradicién liningica repetitiva del Magnificat, todos deberiamos habernos impresionado, porque las resonancias que tiene parccieran indicarlo: “Hizo proezas con su brazo; Esparcié a los soberbios en ef pensamiento de sus corazones. Quitd de los tronos a los poderosos, ¥ exalté a los humildes A los hambrientos colmé de bienes, A los ricos envié vecios.” No es importante para nuestro propésito saber la clase de fuente literaria sobre fa que se apoya Lucas, ni la clase de fuente linirgica sobre fa cual pudo haberse apoyado Marfa.' En este testimonio del evangelio se nos dice que aquel cuyo nacimiento se nos anuncia va a ser un agente de cambio social radical. Las preocupaciones de aquellos que esperan|a “con- solacién de Israel,” que él hard suyas, no son ciilticas ni doctrinales y, por lo tanto, tampoco son en sentido estricto, preocupaciones “teligiosas”: 28 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA viene a quebrar la esclavitud de su pueblo. Unos pocos versiculos més adelante, Zacarias, tan pronto como se abrieron sus labios, proclama el significado del nacimiento de Juan: “Salvacin de nuestros enemigos, yde la mano de todos los que nos aborrecieron; = que nos habia de conceder Que, librados de nuestros enemigos, ‘Sin temor le servirfamos” Esta expectativa resulta aun més clara cuando e! mismo Juan la expresa: “¥ ya también el hacha esté puesta a la raz. de los rboles; por tanto, todo drbol que no da buen fruto se corta y se echa en el firego. . . Su aventador esté cn su mano, y limpiard su era, y recogerd ef trigo en su geanero, y quemaré la paja en fitego que nunca se apagaré.” Este es ef lenguaje que utilizé Juan para “‘predicar buenas nuevas al pue- blo.” Hemos pasado demasiado apresuradamente todo este Lenguaje de la anunciacién a través de un filtro: suponemos que todo debe romarse “espirirualmente.”* Por supuesto, Juan estaba equivocado al esperar aque Hlo, averdad? Veremos mas adelante en qué sentido cl cumplimiento que Jests teajo difirid de las expectativas de Juan; pero por certo que la diferencia no fue que las esperanzas de Juan cran socio-politicas y el cumplimiento que trajo Jestis fuuera “espiritual.” Si la diferencia hubiese sido de tal cardeter, Lucas hubiese tenido que comenzar su historia de otro modo. Tendria que haber habido alguna insinuacién en estos tres primeros capitulos acerca de la impropiedad de las esperanzas de Maria y Zacarfas, lo mismo que de las, de Juan. Al fattar tal advertencia, sdlo nos resta llegar a la conclusién de que, aun en la fecha tardia en que Lucas compilé su historia para Teéfilo, presumiblemente con alguna preocupacién apologética para evitar dar la impresién de que los cristianos eran insurrectos, no tuvo otra opcién que informar que las piadosas esperanzas puestas en Jestis eran aquellas, en has cuales el suftimiento de Israel se discernia en toda su realidad social y politica; y que la obra del Esperado debia tener el mismo contenido. Para ser breves pasaremos por alto el relato del nacimiento, con la importancia concedida alli al censo de César y todo su significado para LA VENIDA DBL REINO 29 un pueblo en sujecién: registros, impuestos, identificaciones policiales. No necesitamos detenernos en el evidente significado politico de que Belén fuera identificada por Lucas como la ciudad de David; en la proclamacién de los angeles—“paz en la tierra”—ni en las expectativas de Simeén y de Ana, ni en et informe de Mateo acerca del temor de Herodes y la masacre de los infantes, Sera suficiente retomar los hilos nuevamente cuando el relato se hace priblico. También podrfamos haber explorado mis el tema de fa relacién de Jestis con Juan el Bautista, de evidente importancia politica. El mii terio de Juan tenfa un pronunciado cardcter politico y, hasta cierto punto, Jestis fue su sucesor (notemos el vinculo temporal en Mf. 3:12). Las instrucciones que Juan dio a sus oyentes reclamaban una inmediata comunidad de consumo (Le. 3:11); las tinicas categorfas de oyentes indicados por Lucas, ademas de las “multitudes” (Mateo menciona fariscos y saduceos) son los publicanos, de inclinacién socio politica (3:12) y los soldados (3:14). De acuerdo con Josefo, el encarcelamiento de Juan tuvo relacién con el temor de Herodes Antipas de que pudiera fomentar una insurreccién.? El relato de Lucas sobre la ofensa de Juan no sélo menciona a “Herodias, mujer de Felipe su hermano,” sino también “todas las maldades que Herodes habia hecho,” lo que podsia muy bien indicar alguna critica politica de importancia. BI hecho de que Herodes haya dejado a su primera esposa para tomar en su lugar a Herodias, era en si mismo un asunto politico de caracter puiblico, ya que trajo aparejado una guerra con el padre de la primera esposa, Aretas IV de Nabatea. Aun si el juicio de Juan sobre el nuevo casamien- to fue motivado inicialmente por su rechazo hacia ef divorcio y el adulterio, su encarcelar lico, como también lo tuvo quizas la cleccién de Maquero, la fortaleza sobre el {mite nabatco, como el lugar de prisién y ejecucién de Juan. La respuesta de Jestis a los emisarios de Juan (7:22) tiene reminiscen- cias directas de su primer sermén en Nazaret (4:18). El informe acerca de su ministerio hace que Herodes lo vea como un posible sucesor de Juan (9:7ss). Jestis coloca en yuxtaposicién su destino y et de Juan (16:16 y par). Este breve resumen cs suficiente para mostrar que, en cualquier direccién que nos hubiésemos movido, un estudio més completo de las fuentes hubiera reforzado lo que encontramos en la vertiente principal 30 JESUS Y LA RBALIDAD POLITICA de la historia, La comisién y la tentacién: Lucas 3:21-4:14 “Ti eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” No necesitamos especular acerca de cuan explicitamente en la mente de Jestis—de Juan, o de Lucas—fueron entendidas estas palabras de! cielo como una alusién al Salmo 2:7 0 a Isafas 42:1b. Si se buscaba claramente la doble alusién, ésta es entonces una combinacién explicita de los temas de la entronizacién (Sal. 2) y del Siervo Suftiente (Is. 42). Sea como fuere, con o sin referencia mesianica expicita, por cierto estamos aquf ante el otorgamiento de una misién en la historia. “Tt eres mi Hijo” no es la definicién o acreditacién metafisica de una filiacidn: es el Hamado a una tarea. Se comisiona a Jess a ser en la historia, en Palestina, el hijo y el siervo mesidnico, el portador de la buena voluntad y la promesa de Dios. Esta misién se define més aun por medio de la tentacidn, a la cual se dirige Jestis inmediatamente. El silogismo hipotético del tentador “Si eres Hijo de Dios .. ..” es un razonamiento que parte, no de un concepto de su filiacién meta- fisica, sino de su realeza, En arameo, “Hijo de Dios” no podria haber apuntado a la cocsencialidad ontolégica del Hijo con el Padre, de suerte que el tentador, a fa manera de un primer calcedonio, hubiese observado correctamente que, al compartir los atributos divinos, Jestis era omnipotente por definicién, y sujeto a Ja tentacién de utilizar im- propiamente su omnipotencia, El “Hijo de Dios” en el Salmo 2:7 ¢s el Rey¥todas las opciones que el tentador pone delante de Jestis son modos de ser rey. / El relato de Lucas sobre la tentacién comienza con la opcién econd- mica. El filtro espiritual a través del cual estamos ahora acostumbrados a Ieerlo ha tratado Ia atraccién de esta tentacién, como puramente personal y carnal. Jestis estaba hambriento: gabusaria egoistamente de su omnipotencia para alimentarse milagrosamente? Pero uno no rompe un ayuno de cuarenta dias con pan duro, menos aun con un campo completo de rebanadas grandes como piedras. La opcién aqui, sugerida © reforzada por la sensacién dolorosamente reitcrada del propio ham- bre de Jestis, era que su mesianazgo podia expresarse proveyendo un banquete para sus seguidores. Que esto no es producto de la imagina- 1A VENIDA DEL REINO 31 cién lo demuestran los acontecimientos posteriores: “Alimeata a las multitudes y serés rey.”* La segunda tentacién, de acuerdo con la secuencia de Lucas, es la que se reconoce mis ampliamente como de cardcter socio-poltico’ La vor, del cielo (3:22) habia citado el Salmo 2:7; ahora el tentador sim- plemente continéa con la promesa de 2:8. Aqui no hay amigiiedad acerca de la naturaleza politica de la recompensa prometida: “Todos los reinos de la tierra . .. toda esta potestad, y la gloria de ellos,” el inter- rogante que corresponde es mas bien: «qué hubiese significado que “postrado me adorares”? Debemos imaginar alguna clase de culto satanico? gO acaso no traduce un significado mucho més concreto si concebimos a Jestis discerniendo en tales propuestas el carécter idolé- trico del hambre de poder politico y del nacionalismo? Después Jestis fire tlevado al “pindculo del templo.” Niels Hyldahi” combina ingeniosamente las prescripciones de la Mishna para la ejecu- cién de la pena de muerte, con algunos relatos antiguos sobre el mat- tirio de Santiago, y concluye que ser arrojado de una torre del muro del templo (que muy bien podria ser llamado prerugion, el término habitualmente traducido por “pinaculo”), al valle de Cedrén, y luego, si fuera necesario, apedreado hasta producir la muerte, era la pena prescripta para la blasfemia, La centaci6n significarfa entonces que Je- stis fue tentado a verse a s{ mismo Ilevando el castigo por sus demandas de autoridad divina, pero para ser salvado milagrosamente de las con- secuencias.* Hydahl no decide si poner el acento en un Jestis que con- sidera enfrentar el castigo (contando con el escape), 0 tomar la inici- ativa de arrojarse por si mismo, como una clase de prueba. En cualquier caso lo que subyace a la tentacién es la pretensién cuasi-blasfema de un reinado divino. Si—en lugar de seguir la sugerencia de Hyldahl de una cafda fiera del muro del templo—nos atenemos al cuadro més tradicional de una aparicién siibita desde arriba, dentro del atrio del templo, de todos modos debemos estar de acuerdo con Hyldahl en que no se trataba de una mera maravilla acrobética como acreditacién de Jestis como obra- dor de maravillas. Esto hubiese sido la clase de “sefial” que Jestis se negé sisteméticamente a dar a curiosos y a escépticos. Si nos decidimos a reconstruir lo que podrla concebirse como una posibilidad humana concreta en la tentacién de Jestis acerca del significado de su misién, 32 JESUS Y LA REALIDAD POLITICA gno hubiese sido su aparicién inesperada de lo alto 1a forma mas evi- dente para el mensajero del pacto—en las palabras de Malaquias (3:1- 3)—de venir a su templo a limpiar “a los hijos de Levi?” Entonces (y aun mas claramente en el relato de Mateo, donde esta tentacién no es fa culminante sino que lleva a la oferta de la supremacia sobre el mun- do) vemos a Jestis contemplando el rol de reformador religioso y men- sajero celestial, apareciendo sin preaviso desde lo alto para poner las cosas en su lugar. “Tal descenso, y desde un lugar tan simbélico, ¢no hubiese dado la sefial de una lucha de liberacién politico-religiosa, haciendo de Jestis en tiltima instancia el triunfador, a la manera en que aspiraban a serlo los pretendientes scudo-mesiénicos, de los cuales el Nuevo Testamento y Josefo presentan suficientes ejemplos?”* La plataforma: Lucas 4:14ss Lucas no incluye una declaracién suscinta de lo que Jestis “comenzé a predicar.” Mateo y Marcos si lo hacen. Ambos relatan que el mensaje inicial de Jestis contenfa las mismas palabras que habia usado antes Juan el Bautista (y que iban a ser usadas més tarde por los discipulos): “El reino de Dios se ha acercado; arrepentios y creed en el evangelio.” Bl lenguaje (“reino,” “evangelio”) fue elegido del campo politico. Esta seleccién particular del vocabulario hubiese estado totalmente firera de lugar si todo ef énfasis de Jestis hubiese estribado en que, a diferencia de las expectativas de Juan, él mismo no estaba interesado en ese cam- po. Casi no necesita argumentarse que “reino” es un término politico; el lector comiin de fa Biblia tiene menos conciencia de que también el término “cvangelio” significa no sélo alguna antigua formula de bien- venida, sino una proclamacién piiblica importante, digna de ser enviada con un mensajero y que provoca una cclebracién al ser recibida. Lucas también habla de proclamar “el evangelio del reino” (4:43), pero no utiliza esas palabras en el comienzo mismo de su ministerio. Para Teéfilo no hubiesen tenido la misma densidad de significado que tenfan para los lectores de Marcos. En lugar de ello, Lucas despliega la misma demanda, pero de manera mas completa, en la sinagoga de Nazaret. El pasaje de Isafas 61 que Jestis utiliza aqui para aplicarlo a sf mis- mo, no sdlo ¢s uno de los mas explicitamente mesiénicos: es también LA VENIDA DEL REINO 33 icas en los términos soci el que establece las expectativas mesi expresivos. “Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; ‘Me ha enviado a pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el aito agradable del Seftor.” Es muy posible que “el afio aceptable del Seiior” en el libro del profeta, se refiera a algiin evento en particular hacia el fin de la era, 0 en el futuro inmediato de los cautivos de Babilonia (o a ambos); pero para el judafsmo rabinico y, por lo tanto, para los oyentes de Jestis, es mas probable que no significara ninguno de los dos, sino el aiiode jubileo, el tiempo en que las desigualdades acumuladas a lo largo de los aiios son olvidadas, y todo el pucblo de Dios comienza otra vez desde el principio. La expectativa, por lo tanto, no ¢s que Jestis vendria a sacat a Palestina del tiltimo peldaito de la escala temporal, sino mis bien que estaba por llegar a Palestina el impacto igualitario del afio sibitico. André Trocmé ha reunido en un librito” muy original, lasevidencias de que el concepto de Jestis acerca de la venida del reino fue tomada extensamente de la comprensién profética del afio de jubileo. Esta hipstesis atroja fiz sobre muchas alusiones y sobre algunas de las parabolas dificiles. La consistencia con la cual Trocmé utiliza su hipéte- sis como una clave podria parecer demasiado original ¢ imaginativa para algunos. Pero no se trata de una idea completamente nueva, 0 impensable, como parece indicar el silencio con que los expecialistas europeos del Nuevo Testamento han respondido al libro de Trocmé. ‘Comentarios tan comunes como LaGrange y Plummer ya hebian dado Ja misma interpretacién de este pasaje en particular." La diferencia radica mis bien en el grado de disposicién a tomar seriamente la luz que este pasaje pudiera arrojar sobre el resto det ministerio de Jestis y sobre su autocomprensi6n. No es nuestro propésito aqui discutir los origenes del afto sabético y del jubileo, que aparentemente surgen de algiin tipo de procedimien- to para trarar las quiebras ¢ hipotecas en el antiguo Israel." Ni nece- sitamos dliscutir si las previsiones de Levitico 25 se observaban alguna 34 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA vez literalmente,'* ya sea en fa forma de una cliusula de cincuenta aftos sobre obligaciones particulares, 0 como una vasta reorganizacién eco- némica que redistribufa toda la propiedad de una vez. Nuestro interés radica en el uso profético de la visién del jubileo. El lugar que Levitico 25 ocupaba en la Biblia mantenia viva la visién de una época en que fa vida econémica comenzaba nuevamente desde el principio; y el tes- timonio de Isaias 61 demuestra que podia ser fructifera como visién de la renovacién fatura. Al menos una vez en la experiencia de Israel, se hizo realidad como experiencia concreta de renovacién nacional. Jeremfas (cap. 34) con- tiene el relato del pacto de renovacién durante ef sitio de Jerusalén en que el rey Sedequias pone nuevamente en efecto la ley antigua, pro- clamando Ia libertad a todos los esclavos hebreos. Sin embargo, los ducfios de esclavos se echaron atrés y volvieron a tomar los esclavos y esclavas que habfan liberado, poniéndolos nuevamente bajo sujecién."* Como respuesta inmediata, las palabras proféticas proclamadas por Jeremfas en el nombre de Jehova, Dios de Israel, fueron un recorda torio del lugar que tenia la emancipacién en el pacto del Sinai. Fueron, ademis, la expresa afirmaci6n de que, debido a este fracaso de vivir de acuerdo a la renovacién del pacto, Jerusalén serfa conquistada por Nabucodonosor, “Vosotros no me habéis ofdo para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada unio a su compafiero; he aqui que yo promulgo libertad (es decir, yo 0s envio), dice Jehovd, a la espada yala pestilencia y el hambre . . .” (v. 17). El hecho de que la renovacién del pueblo de Dios tendré la forma del jubileo—tanto la renovacién concreta, que ¢s posible y ha sucedido ocasionalmente en Ia historia pasada, como fa renovacién al final de los tiempos—es por lo tanto parte integeal de la visién profética. La misma visién es evidente en Isaias 58:6-12. Por lo tanto, el uso que Jestis hace de Isafas no es de ningiin modo arbitrario.” Debemos concluir que—en el sentido corriente que tenfan sus pa labras—Jestis, lo mismo que Marfa y Juan, estaba anunciando la inmi- nente entrada en vigencia de un nuevo régimen, cuyas caracteristicas serfan que cl rico compartiria con el pobre, los cautivos serfan libera- dos, y los hombres tendrian una nueva mentalidad (metanoia), si crefan en esta noticia, No pretendemos saber exactamente el significado de la afirmacién LA VENIDA DEL REINO: 35 de Jestis “hoy se ha cumplido esta Escritura.” ¢Bn qué sentido pretendia Jestis que algo estaba comenzando a suceder alli mismo, en su persona? {Sucedié realmente algo al fin? ¢Estaba anunciando un evento cuya realizacién dependia de la fe de sus oyentes, y que por lo tanto no pudo suceder debido a su incredulidad? ,O estaba anunciando lo que real- mente sucedié, es decir, nada que fuera demasiado visible durante un tiempo? Esta es una cuestién muy seria. Pero reconozcamos que esuna cues- tin de hermenéutica sistemitica, que ha sido extrapolada en el texto de Lucas por lectores que no estaban presentes. Tiene que ver con el sentido en que la promesa de Jestis fue una realidad histérica. Sin embargo, no tiene nada que ver con la clara afirmacién de que cl texto se refiere a un evento social. Podemos tener grandes dificultades para saber en qué sentido este evento Ilegé a suceder 0 podria haber suce- dido; pero resulta claro lo que se supone que era el evento: una rees- tructuracién visible, socio politica, y econémica, de las relaciones entre los integrantes del pueblo de Dios, llevada a cabo por su intervencién en la persona de Jestts como el elegido ¢ investido del Espiritu. EI segundo tema de! encuentro en la sinagoga proporciona la pri- mera ofensa directa de Jestis hacia sus oyentes; apelando a los antece- dentes proféticos, proclama la legada de una nueva era para los gen- tiles, Esta segunda afirmacién no parece derivar de la proclamacién del jubileo; surge mas bien como respuesta de Jestis hacia ta incredulidad originada en sus oyentes por la familiaridad que ellos tenfan con su familia. Hay una correlacién entre los dos temas: el socavamiento del egoismo racial presente en su segunda afirmacién, evité que la primera fuera tomada en un sentido nacionalista. La referencia profética a los cautivos y oprimidos, no puede referirse por lo tanto a Istael o al judaismo; ta liberacién es demasiado amplia para ello. La Nueva Era €s para todos los hombres, y la vacilacién de los nazarcnos paracreerlo, sélo servird para apresurar su proclamacién. La reafirmacién de la plataforma: Lucas 6:12ss Desde la Ilegada a Capernaum (4:31), Lucas informa de un impacto creciente entre las multitudes, los enfermos y los recolectores de im- puestos. Pronto comienza la presién de Ia institucién religiosa, con objeciones a la autoridad de Jestis para perdonar (5:21) y ala mala 36 JESUS Y LA REALIDAD POLITICA reputacién de sus seguidores (5:30). Casi inmediatamente, la oposicién crece hasta convertirse en una intriga lena de odio (6:11). Lucas en- fatiza que fue “en estos dias” que Jestis, después de una larga noche de vigilia, llamé a doce hombres claves, los primeros fautos de un Isracl restaurado. A la oposicién organizada responde con la instauracién formal de una nueva realidad social. Las nuevas ensefianzas no consti- tuyen una amenaza mientras el maestro est solo, Pero un movimiento que extiende su personalidad tanto en el tiempo como en el espacio, y presenta una altcrnativa para las estructuras existentes hasta ese mo- mento, desafia al sistema de una manera en que las meras palabras nunca podrian hacerlo.* Si bien el fizncionamiento de este circulo intimo podria relacionarse con la manera en que cualquier otro maestro vivia con sus discipulos favoritos, la formacidn iba mas alld de eso. El mimero elegido, la noche de oracién,” y las proclamaciones de ayes y bendiciones que siguieron luego, sirven para dramatizar un nuevo estado de cosa publica. La apertura més alld del judaismo, anticipada en la sinagoga en Nazaret, comienza ahora; “Ia costa de Tiro y de Sid6n” esta representada en este horizonte. A pesar de los extensos paralelos con el Sermén del Monte, el énfasis en cl relato de Lucas es diferente. Las bendiciones estan equilibradas con los ayes, siguiendo el estilo de los antiguos pactos ceremoniales de Israel. La bienaventuranza es para el pobre, y no s6lo para el pobre en espiritu; para el hambriento y no sélo para el ham- briento de justicia, Faltan los ejemplos extrafdos del campo sexual (Mt. 5:27-32): sdlo se eligen conflictos econémicos y personales como ejem- plos del Nuevo Camino, donde ya no se reclama el terreno que otro se apropié, y la deuda fraudulenta se perdona. Como en el jubileo, y como en el Padre Nuestro, la deuda se ve como paradigma del mal social, En resumen, el anuncio de la sinagoga se repite y se describe en detalle, esta vez con una base social estructurada (la multitud que cree tanto como cl micleo intimo)* y a la vista del gentio (“al pueblo que le ofa,” 7:1). Una ética aque va a ser guiada por dos polos: el de imitar el amor infinito de Dios hacia sus hijos rebeldes (6:35ss) y el de ser asombrosamente diferente al tipico comportamiento de los otros, basado en la “ley natural” (“qué mérito tenéis? Porque también los pecadores . . .” 6:32-34). Una ética asf sdlo se puede concebir si ha comenzado una nueva era y si la novedad de esa era est a punto de LA VENIDA DEL REINO 37 alcanzar un realismo econémico. Bl pan en el desierto: Lucas 9:1-22 El vinculo que une el envio de los doce (9:1-10), la alimentacién de la multitud (9:11-17) y la primera confesién de Pedro (9:18-22) esta mucho mis trabajado en el relato de Juan 6, que Maurice Goguel ha tomado justificadamente como de serio valor histérico. Esta multitud de miles no fue el sdlido miicleo de los discipulos probados sino la primera ola de curiosos que venfan a ver si este reino que los doce habjan estado anunciando era real. Como el diablo lo habfa dicho, la distribucién del pan Ilevé a la multitud a aclamar a Jestis come el nuevo Moisés, el proveedor, el rey benefactor que habian estado esperando. Su rechazo de las aclamaciones es ocasién para la primera afirmacién (en todo el evangelio) de que su ministerio iba a estar marcado por el sufrimiento y de que sus discipulos necesitarfan estar listos para llevar la cruz con al, Este es el momento en que extrae y a la vez silencia la confesién de Pedro, seguida inmediatamente por la primera manifes tacién de Pedro de no querer aceptar ¢l suftimiento de Cristo. Bste es el momento en que otros discipulos se alejan de su “dura palabra” (Juan 6:60,66). Este es el momento en que “afirmé su rostio para ir a Jerusalén.” No importa cudn magra sea la posibilidad de construir una narracién biogrifica continuada a partir de los registros del evan- gelio, este episodio del pan en el lugar desierto es sin duda un momen- to fundamental para lo que sucedié después.” Marca la culminacién del ministerio popular galileo y la transicién, tanto hacia un ministerio centrado més en los discipulos, como hacia su marcha a Jerusalén. “Ir a Jerusalén” (9:51) representa el subtitulo del segundo tercio de libro de Lucas. Esta primera referencia a la cruz ya esté claramente situada en su con- texto, después de la referencia a la corona. No sélo cuando Jesis to dice asi, como un elemento de instruccién moral para su discfpulos (cf. abajo, p.25), sino también en la visién de su propio ministerio y en su respuesta a la tentadora aclamacién, la cruz y la corona son alternativas. Comienza a malquistarse no sdlo ante los lideres judios, sino también ante las multitudes, porque el mesianazgo que les propone no concuer- da cén el gusto de ellos. Sin embargo, su proposicidn no es llevarlos al desierto ni al misticismo; es una demanda mesianica renovada, una 38 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA consulta en lo alto de la montatia con Moisés y Elias, y una marcha hacia Jerusalén. La cruz comienza a destacarse, no como un instrumen- to de propiciacién, ritualmente prescripto, sino como la alternativa politica tanto a la insurreccién como al quictismo. El costo del discipulado: Lucas 12;49-13:95 14:25-36 Las sombras ya no se separarén del grupo que marcha camino a Jeru- salén, El fuego que Jestis est’ impaciente por encender (12:49s) ya esté ardiendo; su mensaje ha comenzado a cosechar divisiones, aun dentro de la familia (vv. 51-53). Una atrocidad—la masacre de un grupo de galileos a manos de Pilato—es la clase de provocacién que uno infor- marfa a una figura politica al borde de iniciar una revolucién santa.?* La caida de la torre de Siloé* podria haber sido importante porque el acueducto de ese lugar habia sido financiado con fondos que Pilato sacé del tesoro del templo2* El rechazo de Jerusalén est prefigurado en la parébola de la higuera (13:6-9)* y anticipado literalmente poco tiempo después (w. 33-35). La razén por Ia cual Jestis se muestra intrépido a pesar de que conoce la amenaza de Herodes (wv. 31s), es que lo espera su destino en Jerusalén; tal actitud es significativa slo ante la perspectiva de un ministerio en Jerusalén andlogo a la actividad desarrollada hasta cntonces: la reunién de multitudes y amenazas al orden que habfan inquietado a Herodes. No ¢s posible que Herodes esté intentando matar a Jestis por herejfa o por ser profera. Bl tinico cargo posible es el de sedicidn. Pero esta perspectiva de crucifixién ya no esté reservada sdlo a Jestis. La breve advertencia “no paz, sino espada” es ampliada de inmediato nun pasaje més largo (14:25ss).2 Fue precisamente cuando “grandes multitudes iban con él” que Jestis hablé su primera palabra de severa advertencia: “Si alguno viene a mi, y no aborrece a su padre, y made, y mujer, e hijos, y hermanos y hermanas, y aun también su propia vide, ‘no puede ser mi discipulo.” Las interpretaciones psicologizantes acerca de Jestis que hay en la ac- tualidad, se han preocupado extensamente por saber si se debfa tomar la palabra aborrecer scriamente 0 no, Esto es perderse lo importante del pasaje. Lo importante es que en una sociedad caracterizada por LA VENIDA DEL REINO 39 tener lazos familiares muy estables de rafz religiosa, Jess hace surgir una comunidad de compromiso voluntario, dispuesta por causa de su llamado a llevar sobre sf la hostilidad de ta sociedad. La seriedad de la alternativa para el discfpulo potencial, est4 subrayada por las pargbolas del constructor y del rey, que se comprometieron demasiado répida- mente a empresas para cuyo costo no estaban preparados.” Podriamos, més aun, modernizar el texto y sorprendernos, y quizds aprender algo para nuestro provecho, que mientras el moderno manejo de las iglesias trata de hacer que la membresia sea atractiva para el gran niimero, Jestis aqui se estaba alejando de la multitud. Pero el asunto no es la cuestién tactica, es decir si Jestis querfa muchos disc{pulos o unos pocos. Lo que importa es la calidad de vida a la que es llamado el discipulo. La respuesta cs que para ser un discipulo es necesario compartir el estilo de vida cuya culminacién es la cruz. La misma advertencia se vuelve todavia mis clara en el reproche que hace a los discipulos al advertir su preocupacién por obtener los pri- vilegios del reino venidero, que Lucas incorpora en el relato de la tiltima cena. “Los reyes de las naciones se enscitorean de ellas, ... mas no asi vosotros ... ‘Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.” (22:25ss) En ninguno de los relatos donde se incluyen estas palabras Jestis re- prende a sus discipulos por esperar el establecimiento de algyin nuevo ‘orden social, como hubiese tenido que hacerlo si debia prevalecer la tesis del reino puramente espiritual. En lugar de ello, los reprende porque han malentendido el cardcter de ese nuevo orden social que intenta establecer. La novedad de su cardcter radica, no en que no sea social o visible, sino en que est’ marcado por una alternativa a los modelos de liderazgo comunmente aceptados. La alternativa ante la manera en que gobiernan los reyes de la tierra no es la “espiritualidad” no la actitud de “servicio.” Por lo tanto, hay en la comunidad de los discfpulos esas sefiales so- ciolégicas caracteristicas de aquellos que se proponen cambiarla socie- dad: una estructura visible de compafierismo, una decisi6n sobria que garantiza que ¢l costo del compromiso ha sido aceptado consciente- mente, y un estilo de vida claramente definido, distinto del resto de Ja 40 JESUS ¥ LA REALIDAD POLITICA gente. Diferente, no por causa de reglas arbitrarias que separan la conducta del creyente de la de “la gente normal,” sino por una rara cualidad de sentido humanitario permanente con fa cual est4 compro. metida. La distincién no es una separacién cilltica o ritual sino mas bien tuna calidad no conformista de compromiso (“secular”) con la vida del mundo. Por lo tanto, constituye un desafio inevitable para los poderes imperantes y el comienzo de un nuevo conjunto de alternativas sociales. La importancia politica de la formacién del grupo de discipulos crece aun més si tomamos seriamente la sugerencia de Oscar Cullmann de que quizds la mitad de los doce fueron reclutados de entee las filas de los zelotes.” La formacién de un equipo interno que reunia a los que habian sido inicialmente zelotes o publicanos, el nimero simbélico de doce y la primera misién de todos ellos—-que parece haber sido el origen de la perplejidad inicial de Herodes con respecto a Jestis—son todas evidencias que confirman el impacto social de aquella minor‘a. La epifania en el templo: Lucas 19:36-46 : La seccién central del Evangelio de Lucas, que comienza en 9:51, “afirmé su rostro para ir a Jerusalén,” aleanza un primer nivel de cul- minacién con el evento que celebramos el domingo de Ramos. *;Ben- dito el rey que viene en el nombre del Sefior!” Este es el primer uso piiblico del lenguaje mesianico en el relato de Lucas. Sin tener que incorporar la referencia adicional a un texto particular de Zacarfas— que Matco aiiade en este punto en 21:5—el significado politico del relato de Lucas ya es suficientemente claro. Bl lenguaje se vuelve aun mas notable cuando el relato nos dice que la multitud de discfpulos se regocijaba y alababa “a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habjan visto.”*"

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