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Universidad Nacional de Avellaneda

Trabajo Social Comunitario III – Primer cuatrimestre de 2020 – Modalidad Virtual


Comisión: Proyecto:

Guía de lectura N° 3:

Bibliografía a trabajar:

1) Adamovsky, Ezequiel (2012) “Introducción”, “Capítulo 11”, “Capítulo 12” y


“Conclusiones” en Historia de las clases populares en la Argentina. Desde 1880 a 2003. Buenos
Aires: Sudamericana.

2) Adamovsky, Ezequiel (2009) “Introducción” y “Epílogo” en Historia de la clase media


argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-2003. Buenos Aires: Planeta.

Para una mejor comprensión de los textos, la Guía de lectura se propone proporcionar un conjunto
de información adicional sobre el contexto de enunciación en el que fueron producidos (condiciones
de producción y circulación de los textos). Para esto es importante prestar atención a la información
que le provee el “paratexto”: ¿Quién es el autor, de qué tipo de texto se trata, dónde y cuándo fue
publicado, epígrafes, prólogos, contratapa, etc.? Las Guías constituyen, creemos, una herramienta
importante para el estudio de los textos, la determinación de las definiciones conceptuales allí con-
tenidos y su apropiación por parte de las/os estudiantes. A partir de ahí, abrirse a un debate de las
ideas que enriquezcan las trayectorias estudiantiles y docentes.
Ezequiel Adamovsky tiene 49 años de edad, es de oficio historiador, licenciado en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, casa de la que es profesor, y recibió los títulos
de doctor en Historia por UCL/Universidad de Londres. Ha sido investigador en el Centro Nacional
de Investigaciones Científicas en Francia y se desempeña como investigador del CONICET.
Además de sus investigaciones como historiador, ha publicado ensayos sobre temas de actualidad
política. Historia de las clases populares en la Argentina. Desde 1880 a 2003 (2012) es parte de un
proyecto de investigación sobre las clases populares en lo que después sería Argentina desde el año
1516 hasta 1880 iniciado junto al historiador Gabriel Di Meglio.

Algunas notas a ambos textos de Ezequiel Adamovsky (2009, 2012):

Una clave para ingresar en la reflexión del concepto de clases populares en Adamovsky (2012) está
en el carácter relacional a partir del cual esa noción se define. Las “clases populares” en la Argenti-
na, para el autor, se constituyen en y por una relación con respecto a la clase dominante. Vale decir,
que según el historiador, las clases populares no existen en sí mismas, no tienen una existencia “au-
tónoma”, no se rigen exclusivamente por un principio interno en el obrar; si ellas son y existen
como tales clases, hacen determinados cosas y no otras, si están atravesadas por situaciones especí-
ficas, pero que no alcanzan a otra clase a lo largo del periodo considerado entre los años 1880 y
2003, es porque no son ni llegaron a ser, más que por la relación fundamental que las determina.
Para Adamovsky (2012) hay dos bloques histórico-sociales en la sociedad argentina: de un lado, el
integrado por las “clases populares”, de otro, el erigido por la clase dominante. Pero no son dos blo-
ques que permanecen en su definición separados en sí, como dos cosas que existirían alejadas entre
sí sin establecer ningún tipo de relación, aunque fuera dentro de un mismo espacio territorial, sino
que hay una relación esencial a partir de la cual se produce esa separación. Para Adamovsky (2012)
los dos términos de la ecuación social están profundamente imbricados, interrelacionados, se corres-
ponden el uno con el otro bajo el signo de una mutua reciprocidad y es, justamente, por esa interre -
lación recíproca que existen como clases separadas.
Ahora bien, según el autor, lo que produce que en el tramo que va desde 1880 hasta 2003, la socie-
dad argentina como totalidad esté habitada por dos entidades diferenciadas, ya se verá cómo es el
carácter de esa diferencia, para que en nuestro estado-nación dos bloques histórico-sociales -en per-
manente redefinición en el devenir histórico- se encuentren dispersados en toda esa época no será,
sino porque es el resultado de una relación de subalternización, desde el momento que “las clases
populares comparten una situación común de subalternidad respecto de las élites que han tenido y
tiene el poder social, económico y político (Adamovsky, 2012: 12). En cambio, la clase dominante,
precisamente, domina porque ejerce “la dirección moral e intelectual de la sociedad”. La que con-
centra no sólo la economía, sino la que establece las divisiones morales e intelectuales infranquea-
bles para el conjunto general de la sociedad: lo que está bien y lo que está mal, qué es lo justo y qué
lo injusto, qué es lo normal y qué lo anormal, cuál es la idea correcta de lo bello y de lo feo.
Es esa relación de subalternización la que determina de manera absoluta que entre las dos entidades
sociales, entre las “clases populares” y la clase dominante, la relación sea de oposición o de contra-
dicción, de acuerdo al autor. Entonces, la relación entre los dos bloques, la relación que los une y
paradójicamente los mantiene separados es una relación tramada por la subalternización, expresa
Adamovsky (2012), la que se constituye en base a una oposición o contradicción esencial, en otras
palabras, la relación que une dos entidades, pero de modo oposicional. Si la realidad de “las clases
populares se encuentra cruzada por diferentes situaciones de explotación, opresión, violencia, po-
breza, abandono, precariedad o discriminación” (ibídem: 13) es porque los diversos grupos que
componen esas clases “han sido desposeídas del control de los resortes fundamentales que determi-
nan su existencia (…) privadas de la posibilidad de definir cómo se organiza la vida en sociedad (al
menos en varios de sus aspectos)” (ídem).
Por eso para comprender el concepto de clases populares no tenemos que pedirle colaboración a un
modelo de pensamiento disgregado e individual para el cual las cosas permanecerían separadas por
su intrínseca individualización o separación, sino uno que conjunta, con-junta para ver y hablar las
entidades dentro de una multiplicidad de relaciones, y así preguntarse cuáles son las relaciones de
las cosas, aunque a veces no sean evidentes para los sentidos del cuerpo, como es el caso de las
“clases populares” trazadas a partir de un concepto.
Aquí ponemos énfasis en la definición conceptual que ofrece el historiador, nos centramos en el
concepto, en lo que la cosa es y, más precisamente, en lo que las “clases populares” están siendo, en
otras palabras, cuál es la especificidad, la singularidad de las “clases populares” que no se definen
por una autonomización, es decir, de manera unilateral, sino por una relación fundamental que hace
a una clase, dominante, y a las otras clases, subalternizadas. De algún modo, lo que Adamovsky
(2012) nos provee es de un marco conceptual para cuestionar una concepción que define, por ejem-
plo, a “los ‘pobres’ como abyección de un destino de barbarie”, y en su lugar ver y hablar desde un
lugar desplazado, un emplazamiento periférico, la universidad territorializada para la cual la pobre-
za debe comprenderse bajo la relación de un sistema de riquezas que las produce y las concentra de
manera indefinida en la clase dominante.
Si pudiéramos pensar en introducir una metáfora del álgebra básica para comprender la relación en
la cual se conforman las “clases populares”, sería posible decir que A y B no existen como términos
aislados dentro de la ecuación, sino que ellos mismos, cada uno de ellos se constituyen como son,
como lo qué son en y por una relación, y no al margen de ella. Quizás para representar algebraica-
mente esta relación constitutiva podríamos decir que la fórmula no tiene la forma de la suma A+B,
sino en la forma de A/B, pues es al interior de la relación que las entidades se conforman y, al mis-
mo tiempo, están en una función indisociable, una en relación con la otra.
Adamovsky (2012) destaca que las llama “clases populares –y no meramente ‘grupos’ o ‘sectores’-
para no perder de vista [justamente] esta relación fundamental que las define” (2012: 13).
Otro aspecto que nos parece esencial en Adamovsky (2012), es que el concepto clases populares
por él expuesto permite encontrar en la vida de las relaciones sociales en Argentina referentes
empíricos. Dicho de otro modo, entre el concepto y la realidad social argentina hay una relación
material y efectiva, y aun reconociendo que la realidad existente siempre desborda a cualquier
concepto –decimos nosotres-, no obstante, cuando esbozamos clases populares, la categoría
conceptual nos permite comprender los hechos, procesos y fenómenos en curso en el seno de esa
heterogeneidad y multiplicidad de grupos subalternos.
No sucede lo mismo con el concepto clase media de nuestro autor (Adamovsly, 2009), pues esa
categoría conceptual concierne a una identidad social, una representación, una construcción
imaginada operada por la clase dominante para fragmentar y dividir a las “clases populares”. La
clase media tiene la forma de un estilete afilado en concepciones e ideas para aplicar sobre el
cuerpo de las “clases populares” para herirlo, acicatearlo, paralizarlo, aunque la mano de quien
empuña aquél aparezca como invisible. Adamovsky (2009) está debatiendo con la concepción
funcionalista de la sociedad que entiende a ésta como una pirámide jerárquica que tiene en la cima a
la “clase alta”, en el medio a la “clase media” y en la base a la “clase baja”. Esa concepción parte de
la idea de que la sociedad es un todo armónico, equilibrado y cohesionado con una cabeza que
conduce al resto del organismo social. Aquí no hay oposiciones ni contradicciones entre las clases,
incluso estas no existirían más que en la forma de categorización de las llamadas “ciencias
humanas” para producir los saberes necesarios que sostenga la armonía social Desde este punto de
vista, la sociedad se funda en el consenso, la conciliación y la armonía, y los conflictos sociales son
visualizados como una anormalidad que es necesario resolver y superar, una enfermedad que
amenaza con infectar a todos los estamentos, que es necesario combatir y neutralizar para preservar
la salud del cuerpo social en su conjunto.
Por el contrario, Adamovsky (2009) discute con esta perspectiva, desde el momento que la clase
media “no es lo que está en el medio”, entre la clase dominante y las clases populares. La clase
media no tiene referentes empíricos en la realidad material, porque remite a unas ideas, unas
imágenes, una construcción identitaria que se ha constituido en la vida social argentina bajo una
matriz de sentido para interpretar los procesos sociales en clave clasista, racista y sexista, de
acuerdo al autor.
Para Adamovsky (2009) la clase media no existe como clase, sino en la forma de un modo de
lectura de los hechos, los cuerpos, las situaciones sociales, etc., para legitimar la clasificación social
de las “clases populares” bajo el signo de la inferioridad, la estigmatización, la anormalidad, la
inmoralidad. Para el historiador, la clase media no está en el medio ni en ninguna parte, pues se
trata de un conjunto de preceptos de sentido que le atribuye a las “clases populares” las peores cosas
de la vida: la maldad, la fealdad y la injusticia.
La lectura del paratexto es una clave para comprender lo que se esbozará en el interior texto de
Adamovsky (2009). La imagen fotográfica de la tapa de Historia de la clase media argentina.
Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-2003 hace referencia a un grupo familiar de la ficción
televisiva, “La familia Falcon”, un programa de televisión semanal de principios de la década del
’60 emitido en el Canal 13 de la ciudad de Buenos Aires y patrocinado por la empresa Ford Motor
Argentina. La elección de esa fotografía es una decisión editorial para aludir que en esa serie y otras
producidas por la tv argentina desde ese momento, han sido una fuente de elaboración de
representaciones de clase media, un conjunto multifacético de prejuicios raciales y sociales en la
forma de discursos y actitudes prácticas que se levantan como una representación para fragmentar a
las “clases populares” y, simultáneamente, legitimar la intervención punitiva y criminalizadora del
Estado, según el historiador.
La clase media no existe como clase social, sino como la insistencia y la persistencia de un
imaginario de control y disciplinamiento social, subraya Adamovsky ( 2009), un sistema de ideas
que operan como garantía, como condición de posibilidad de la conducción moral e intelectual de la
clase dominante. Podríamos agregar para finalizar esta breve introducción a los materiales de
Adamovsky (2009, 2013), que la clase media tiene la forma de la opinión pública, que es el modo
velado y no tanto de “una opinión publicada”, como respuesta, como reacción caracterizada por ser
“la cultura”, “la moral”, “la justicia” y “la higiene” frente al subsuelo de la patria siempre en trance
de sublevarse.

Preguntas para orientar la lectura y el estudio:

1) a) Conceptualice clases populares en la Argentina de acuerdo con Adamovsky (2012), vale


decir, a partir de qué se definen, por qué el autor las llama “ clases populares –y no meramente
‘grupos’ o ‘sectores’”.
b) ¿Qué situaciones comunes comparten las “clases populares” y qué las diferencia de la clase
dominante?
c) ¿Por qué el historiador propone denominar “clases populares” en plural?
d) Explique de qué factores depende la posición que cada grupo ocupa en el escalonamiento social y
cuál es el papel de los prejuicios, según el autor.
e) Describa brevemente las características de las clases populares en Argentina durante el periodo
de integración social por parte del Estado que ofrece Adamovsky (2012) y cuál ha sido su relación/
delimitación con los sectores medios.
f) Explique el proceso que han atravesado las clases populares durante el período neoliberal 1989-
2003.

2) a) ¿Qué es la clase media argentina para Adamosvsky (2009)? Explique el concepto ofrecido por
el autor.
b) Explique por qué el autor comienza su “Introducción” afirmando que la historia de la “clase
media” es la historia de todos los que habitan el suelo argentino, independientemente de su
condición social.
c) ¿Por qué el autor cuestiona la clasificación social bajo una jerarquía que coloca en la cúspide de
la sociedad a la clase “alta”, en el medio a la clase “media” y en la base a la clase “baja”?
d) ¿Cuándo surge en Argentina la identidad de clase media?
e) ¿Qué características ha ido adoptando la “clase media” en los sucesivos periodos históricos
referidos por el autor? ¿Cuál ha sido el rol de este sector en esos momentos?

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