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Georgina Herrera Cuentos Que Desde Una Cocina Rasgan La Narrativa Nacionalista Cubana
Georgina Herrera Cuentos Que Desde Una Cocina Rasgan La Narrativa Nacionalista Cubana
Georgina Herrera
Testimonio y registro histórico:
Cuentos que desde una cocina rasgan la narrativa nacionalista cubana en las
entrevistas testimoniales de Juanamaría Cordones-Cook (2011) (2022)
Silvia Torrez
Span 8087-02
Dra. Juanamaría Cordones-Cook
30 de octubre de 2022
Universidad de Missouri
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Georgina Herrera
En Cuba, a partir de 1959, la discusión sobre raza y nación ha estado dominada por la ideología
nacionalista del gobierno, particularmente por la todopoderosa voz de Fidel Castro, quien
sostuvo que el problema de los negros en Cuba era el acceso al trabajo y la educación, mismo
que se subsanó a raíz del triunfo de la revolución, con lo cual se dio por desaparecido el racismo
como problema social (De la Fuente, 2008: 699). Esta declaración, planteada en términos
cierta apertura oficial para reconocer el valor epistémico del género y la raza (Campuzano, 2019:
14)1. Los video-testimonios aquí analizados, a saber Georgina Herrera: Mujer, negra y pobre
testimonio ya que dan fe de algo que ocurrió y un registro histórico, en el sentido de proveer un
la historia oral para subvertir discursos dominantes y abrir brechas para la inserción de voces
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Por ejemplo, en De la Fuente (2008; 699). Campuzano, por su parte, plantea como ejemplo de este renovado
interés la comparación entre dos celebraciones: “La mera comparación cuantitativa entre la pródiga y dilatada
conmemoración en 2016 del aniversario 130 de la abolición de la esclavitud y la parca, apenas perceptible
celebración de su centenario en el ubérrimo 1986”.
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preserva un discurso disidente que, de otra forma, podría caer en el olvido 2 y da fe de espacios de
resistencia como los planteados por James Scott (1990), quien señala que frente a un poder
absoluto las poblaciones oprimidas buscan avenidas oblicuas para enfrentarlo. Entre estas formas
de resistencia están las historias orales, el rumor y el arte, de manera que sujetos sociales como
las mujeres (o las poblaciones negras), que estarían de otra manera silenciadas e invisibilizadas
(Declan, 1996: 392) pueden hacer audible su voz, y así ampliar y enriquecer la visión de la
formación de protagonista femenina (Lagos, 1985: 42)3 hace un recorrido a través de su vida y su
obra y, al contar sus vivencias desde la temprana infancia desenvuelve una madeja en la que se
explica por qué fue rebelde y cómo expresó su rebeldía. Es decir, en tanto testimoniante, ella
desarrolla una ontología del ser, esa teoría sobre la propia vida de la que habla Hart (1992: 635)
y en la que Georgina se explica a sí misma y a sus receptores las razones por las cuales sucedió
lo que sucedió en su vida personal y en su país con relación al tratamiento de las desigualdades
raciales, que fueron invisibilizadas por un discurso homogeneizador sobre la identidad nacional.
Siguiendo las definiciones de Barthes, Martín Centeno Rogers (2005) afirma que
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cotidiano y común, que tiene un nivel poético intencional y cuya estructura textual es
encarga de la edición y que adecuará las huellas orales que se trasladan engorrosas y poco
documentales, ella conduce con mano invisible la historia, mientras Georgina Herrera, la
Afirma que “mi vida entera está en mi poesía, quien quiera conocerme bien, cada vez que
he tenido un punto lacerante en mi vida o un momento feliz que me los buscaba o me los
El texto y el discurso
La poesía de Herrera encuentra, rescata y actualiza sus raíces africanas, en las que ella halla base
y sostén para resistir con rebeldía la discriminación racial. En este sentido, su fuente la
constituyen las historias que oyó de niña en la cocina de su casa, cuando sus tías abuelas
recordaban su resistencia ante el régimen esclavista. Las historias de “cimarroneo”, esto es, de la
resistencia contra el sistema esclavista, en particular de los ardides de las viejas de antes para
escapar de las plantaciones, de las estrategias con la que sobrevivieron al escaparse al monte, del
liderazgo femenino que, machete en mano, se incorporó o bien dirigió las rebeliones y consiguió
unificar diferentes etnias para protagonizar eventos cruciales de la historia nacional cubana,
como la rebelión del ingenio azucarero El Triunvirato, están en la base del conocimiento que se
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tiene entre sus figuras principales a Fermina Lucumí. Después de una primera rebelión, Lucumí
fue hecha prisionera, torturada y aprisionada con grilletes, lo que motivó que un grupo de
esclavistas y tomaran el ingenio El Triunvirato para liberarla. Se cuenta que fue la propia
Fermina quien ejecutó al Mayoral que la torturaba. Ante el ataque, los esclavistas huyen, pero se
reagrupan, se rearman y retornan para aplastar la rebelión. Fermina es capturada y fusilada junto
a otros rebeldes.
La testimoniante relata que antes de conocer este hecho a través de libros, ella escuchó
esas historias de viva voz de sus ancestras. Es así como Georgina Herrera modela su identidad
personal a partir de este personaje, a quien elogia en el poema que lleva el nombre de la heroína
Fermina Lucumí
¿Qué recuerdo
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Castigos.
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volaba más que corría por los verdes abismos de las cañas,
Lástima
astucia, la furia, el recuerdo que llevaría a la heroína a plantar resistencia hasta decapitar al
rebeldía, al orgullo por sus raíces africanas y a la aceptación de su fenotipo que la caracterizó
De la historia oral que se registra en Georgina Herrera: Mujer, negra y pobre surgen
vivencias de la vida cotidiana situadas más allá de las reglas oficiales, proporcionando un
reducto para la expresión de una práctica social diferenciada. La vida cotidiana funciona como
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compartidos exclusivamente por quienes integran el grupo. Vale la pena acotar que la
testimoniante ofreció repetidamente estos relatos durante su vida, pero el formato usado por la
La memoria oral es fuente de resistencia ante discursos dominantes que desde el poder
determinan qué es lo admisible y verdadero. Foucault (1980) sostiene que el poder nunca queda
sin oposición, la resistencia toma la forma de contra discursos y estos producen nuevos
reclama que, aunque no tenía la conciencia o los conceptos para reconocer y/o nombrar el
racismo, ella experimentó diversas manifestaciones de este, puesto que había personas que se
comportaban como los personajes de La cabaña del Tío Tom, en donde el negro es representado
como una persona que tiene que vivir siempre agradeciendo. Esta actitud racista la encuentra
Herrera en la repuesta que recibió ante algunos de sus reclamos; por ejemplo, cuando le decían
“pero, ¿cómo es posible que tú, precisamente tú te quejes?” (Cordones-Cook, 2022; minuto
8:58), una frase cuyo subtexto niega la igualdad revolucionaria conseguida supuestamente a
Las críticas al racismo dentro de la sociedad cubana revolucionaria fueron vistas por el
oficialismo como una concesión o un favor al enemigo de la nación (Estados Unidos), por lo cual
el tema habría de ser pospuesto hasta que el problema de seguridad nacional “fuese resuelto”. En
el citado testimonio, otra mujer negra como ella la interpela ante sus señalamientos de
discriminación racial: “¿Y a ti quién te dijo que eso es racismo? … y me quiso comer”.
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(Cordones-Cook; minuto 20:15). El problema para Georgina Herrera es que ella escuchó y creyó
que con la revolución tendría acceso a todos los derechos, sin importar su raza, pero en la
práctica esto no sucedió así. También revela la testimoniante que escribió un guion de novela
para la radio en la cual todos los personajes eran negros, una historia que escuchó en un salón de
belleza para negras, cuya trama se parecía a la de las jóvenes que conoció en su juventud.
Georgina soñó con escribir “la gran radionovela cubana” y presentó el proyecto. Dos veces fue
rechazado por la dirección de la radio donde trabajaba, con el argumento de que aún no había
llegado el tiempo para escribir ese tipo de obras y había que esperar. Años después, en un
momento en el que parecía que había apertura volvió a presentar el proyecto a la dirección de la
radio y cuando recibió otra negativa preguntó: “¿Cuándo será entonces el momento?”. Ante el
silencio de sus superiores se convenció de que ese momento nunca llegaría (Cordones-Cook;
minuto 21:37).
Ante su negativa a aceptar el racismo, la testimoniante encontró rechazo incluso entre otras
personas negras. Agrega Herrrera que “íntimamente me defendí y no dije nada”, “todas las
personas que me conocen dicen que soy muy apacible y muy buena, (pero) yo siempre estaba en
guerra” (Cordones-Cook; minuto 2:40). Así, ante la imposibilidad de encarar de frente al poder,
Gritos
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La memoria oral
Entre los aspectos más significativos de los testimonios documentales de Georgina Herrera
la testimoniante, “en un pueblo de negros”, donde “para ver a una persona blanca, tenían que
personas esclavizadas, cuyas historias de cimarronaje5 ella escuchó de viva voz, lo que la llevó
no solamente a escribir poemas, sino también, como se ha señalado, a asumirse como una
cimarrona, bocona (Cordones-Cook; minuto 22:42), aunque la consigna dominante era “Contra
existente previo al triunfo de la revolución. Ella narra que no todos los negros podían ir a la
escuela por falta de recursos y que ella fue una de las pocas que logró culminar la primaria
superior. Esto constituía una barrera invisible para la gente negra de su localidad y
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Cimarrón o cimarrona es el apelativo usado para nombrar a la persona esclavizada que
huía al campo y se hacía montaraz.
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que una maestra la conminó a dejar los estudios para convertirse en empleada doméstica a su
servicio. “Si no hubiera sido por la revolución, no hubiera salido adelante. Era mujer, negra y
descendencia, de tal manera que, mientras a su hermana mayor se le asignó formase como
maestra y al varón ser el jefe de la familia, a Georgina Herrera se le destinó el trabajo de cuidar
de esta. Una asignación ante la cual ella se rebeló huyendo muy joven a La Habana, en donde
desempeñó trabajos domésticos en casas de personas adineradas. A la vez, logró culminar tres
años de educación secundaria, cuando en 1959 la sorprendió la caída del dictador Fulgencio
Batista. Con ello, huyó del mandato familiar de ser la cuidadora del hogar.
Georgina Herrera compara su huida a La Habana con la acción de “coger para el monte”
racial, sino dándole un contenido actual al término pasando a la historia como una lucumisa
cimarrona.
“He vivido mejor que antes, pero mi vida pudo ser mejor”, dice Georgina Herrera al
recordar la oportunidad que tuvo de trabajar en emisoras nacionales como Radio Progreso, antes
reducto de personas blancas, rodearse de intelectuales y ser reconocida, si bien le fueron negadas
otras opciones por razones de raza. (Cordones-Cook; minuto 8:58). Empezó a escribir poesía a
los nueve años y cuando viajó a La Habana fue la primera persona negra que se integró al grupo
El Puente, en el cual afinó su escritura con el apoyo principalmente de Ana María Simo,
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publicando su primer libro a los 16 años. En ese círculo sentía que todos eran iguales, “había una
hombres pobres han sido subsumidas (Franco, 1989), borradas (Van Allen, 1976), ignoradas o
investigadores como Hart (1992), Chanfrault-Duchet (1991) y Bertaux (1981) han señalado que
una forma de recuperar las voces de las personas subordinadas es prestar atención a las narrativas
En este sentido, la historia oral de Georgina Herrera constituye un reto frente al discurso
patriarcal nacionalista y hegemónico. Ella da cuenta de los esfuerzos para hacer que se atendiera
42:24).
su abundante obra destaco al respecto “Oriki para las negras viejas de antes”.
En los velorios
a la hora en que el sueño era ese manto
que tapaba los ojos
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No supimos
apoderarnos de la magia de contar
sencillamente
porque nuestros oídos se cerraron,
quedaron tercamente sordos
ante la gracia de oír.
(Herrera, 2009: 48-49)
recibido como en cantos la verdad oculta” de las negras viejas de antes, durante eventos
comunitarios familiares como los velorios o a la hora de dormir (versos 1, 2) y cuyos relatos
valora tanto que los considera “libros fabulosos abiertos en doradas páginas”. En el verso 18,
Herrera se refiere a los “cursos de filosofía” y se lamenta por no haber valorado las historias del
pasado y sentirse incapacitada para, desde los mismos lugares cotidianos como la cocina o el
patio transmitir sus historias, porque sus oídos perdieron la gracia de oír (versos 30, 35). En
Cordones-Cook (minuto 10:04), la testimoniante recuerda que las viejas con sus refranes y
códigos propios le decían cómo debería ser ella. Fue así como aprendió una manera de ser,
bocona, rebelde y cimarrona, porque tenía por herencia “una familia lucumisa que te arde negra”
Victoria”.
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Cimarroneándose y en bocabajos
pasó la vida.
(Herrera, 2014)
testimoniante
El género testimonial ha sido y es importante para dar a conocer la historia de los sectores
mediación de un letrado, se le facilita que se enfrente a una memoria hegemónica que emana
desde el poder y construya una memoria alternativa, cada una tratando de establecer su versión
de los hechos, generalmente traumáticos para una sociedad. Este proceso es importante porque
ayuda a entender lo que ha ocurrido a lo largo de la historia, cuáles fueron los errores cometidos,
quiénes fueron los perdedores y olvidados, y también es una forma de evitar que los hechos se
repitan. Con su obra y su vida recogida en sus testimonios, Georgina Herrera, como
testimoniante, abre brechas en la gran historia o narrativa nacional cubana permitiendo así la
filtración de voces subterráneas o silenciadas por el discurso nacionalista cubano, que sostiene
“La memoria humana selecciona, enfatiza, arregla y da nuevo color a todo lo que sucedió
menudo hasta el punto de convertirlos casi en mitos, al localizarlos en un punto focal del sistema
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Obras citadas
Poesía de Georgina Herrera”. Guaraguao, vol. 23, no. 61, 2019, pp. 11-29. JSTOR,
don Pedro de Valdivia”. Cyber Humanitatis, no. 33. Verano 2005. Facultad de Filosofía y
https://web.uchile.cl/vignette/cyberhumanitatis/CDA/texto_simple2/0,1255,SCID
%253D14318%2526ISID%253D512,00.html
Missouri, 2011.
Cordones-Cook, Juanamaría. Georgina Herrera: Mujer, negra y pobre. The Curators of the
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De la Fuente, Alejandro. A nation for all: Race, inequality, and politics in twentieth-century
Hart, Janet. “Cracking the Code: Narrative and Political Mobilization in the Greek
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