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Universidad del Valle – Facultad de Ciencias de la Administración

Análisis sobre la revolución industrial en relación con la cultura y la sociedad


Por Blanca Luna Ramírez Henao - 202300816

Lectura principal: Cortés, R. O. (2016). La Cuarta Revolución Industrial, un relato desde


el materialismo cultural. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 6(2), 101–111.
https://lasindias.com/indianopedia/economia-directa.
El artículo de Cortés (2016), desarrolla la cuestión acerca de qué papel juega la cultura en las
sociedades del futuro, modificadas por los efectos de la cuarta revolución industrial. Para
cumplir este objetivo, el autor aborda el tema desde el punto de vista materialista y centra su
atención en tres ejes principales en los cuales los cambios serán más significativos; el trabajo,
la gobernanza y las empresas. A partir del análisis de este artículo y de otros trabajos
complementarios, el presente texto tiene como objetivos concluir sobre la incidencia de la
revolución industrial en la sociedad, determinar la relación con la cultura y deducir el papel
del ser humano y sus características.
Antes de entrar a desarrollar los objetivos planteados, es importante contextualizar la forma
y las características principales de las revoluciones industriales, desde la primera hasta la
cuarta, la cual es el foco principal de análisis. En primer lugar, la palabra revolución es
definida por la Real Academia Española como un cambio profundo de las estructuras, en este
caso de las socioeconómicas, promovido por avances tecnológicos producidos por el
desarrollo científico.
La primera revolución industrial inició aproximadamente en el año 1780 en Inglaterra donde
el cambio se refleja en una transición de una economía basada en la agricultura y producción
manual, a una producción industrial en las grandes ciudades impulsadas principalmente por
la máquina de vapor desarrollada por James Watt (Siro Villas, 2012). En cuanto a la segunda
revolución, la cual inicia desde mediados del siglo XIX, se caracterizó por el desarrollo de la
electricidad y con ella los alumbrados públicos y electrodomésticos. También se empezaron
a utilizar los combustibles fósiles donde paralelamente se fortalece la industria del trasporte.
Mientras tanto, la tercera revolución industrial iniciada desde 1920, se caracteriza por
avances en la informática y la automatización, razón por la cual el desarrollo se observó a
partir de las telecomunicaciones, la aviación, astronáutica y la microelectrónica (Cantor,
2004). Por último, la cuarta revolución industrial se caracteriza por la hiperconectividad y el
internet de las cosas, por lo tanto, tiene la capacidad de combinar los sistemas digitales,
biológicos y físicos.
Como se mencionó anteriormente, las revoluciones industriales producen cambios en las
estructuras socioeconómicas. Si bien, es más notorio o se le ha dado mayor importancia a los
avances económicos y las formas de producción, también es pertinente resaltar la incidencia
que ha tenido estas revoluciones en la sociedad. En este sentido, la primera revolución
industrial provocó un éxodo masivo de personas hacia las ciudades debido a la concentración
del trabajo en las diferentes fábricas. En la segunda etapa, los cambios sociales de la primera
revolución se materializaron de manera más contundente, debido a que se plantearon modelos
para mejorar la productividad tales como la división del trabajo y la especialización. Con la
tercera revolución, la producción de bienes tuvo un gran impulso, dando lugar a lo que se
conoce como la sociedad del consumo.
A partir de estas trasformaciones, han surgido modelos económicos como el capitalismo y el
neoliberalismo, donde si bien se han desarrollado beneficios para la humanidad en tema de
tecnología, salud, entre otros, también se han generado consecuencias negativas en cuanto a
desigualdad y deterioro ambiental.
Con la cuarta revolución industrial y la desaparición paulatina de la clase media, producto de
la implementación de la robótica, el espacio social va desapareciendo, es decir, la morfología
de las empresas se trasforma y surge la utopía de que mediante la abundancia las personas
tendrán más tiempo libre y se trabajará en lo que más le apasione. Esta era postcapitalista se
caracteriza por nuevos espacios de producción abierta, colaborativa y democrática. En este
orden de ideas, el modelo que demanda la actualidad debe centrarse en suplir las necesidades
básicas de las personas y respetar los recursos naturales, es decir, el objetivo no es el
crecimiento económico, sino el desarrollo del bienestar humano. Por esta razón la economía
circular ha tomado gran importancia como modelo alternativo.
De esta manera, la incidencia de la revolución industrial en la sociedad se basa en cómo las
relaciones y las estructuras en los grupos de personas al igual que en las organizaciones han
ido cambiando, pasando de comunidades rurales independientes, a urbanizaciones
industrializadas donde era muy común encontrar los sindicatos, la clase obrera, conectada
por redes de poder ante los ejecutivos. Actualmente, la cuarta revolución nuevamente cambia
las estructuras sociales al trasformar los espacios de trabajo y las relaciones laborales
comúnmente de carácter virtual. Para fortalecer este argumento, se expone la trasformación
de las empresas a lo largo del tiempo, donde en un principio la producción era de subsistencia
y agrícola local, luego en la industrialización las organizaciones obtuvieron una estructura
burocrática donde la comunicación y las relaciones fluyen de arriba (poder) hacia abajo.
Posteriormente, estas estructuras se fueron flexibilizando, dando prioridad al trabajo en
equipo, la innovación, y al igual que en la sociedad en general, el conocimiento es abierto.
De igual manera en que incide la revolución industrial en la sociedad, también genera un
impacto en la cultura, es decir, en las formas de hacer las cosas, de pensar y de sentir. En este
sentido, a partir de las revoluciones y con las formas de producción, las relaciones y los
espacios en los que conviven las personas se ha ido modificando. Con la industrialización,
en las organizaciones se construían normas relativamente rígidas con las cuales se construía
una cultura y patrones de comportamiento, esto debido a que los trabajos en su mayoría eran
repetitivos. Con las trasformaciones producto de la robótica, las características del trabajo
cambian y con ello el papel de las personas donde la cultura presenta mayor flexibilidad,
dando oportunidad a la participación y generando conocimientos y valores que a través del
tiempo se van consolidando en la cultura organizacional.
Lo mismo sucede en la sociedad en general y la visión sobre el trabajo, donde se ha ido
trasformando el pensamiento de vivir para trabajar, al pasar a una cultura que le da bastante
importancia al tiempo libre, el buen vivir y trabajar en lo que realmente apasiona. En este
punto, Cortés (2016), plantea que el papel de la cultura actual es el de establecer un
pensamiento crítico y creativo que permita a estas generaciones competir con las máquinas.
De esta forma, las revoluciones industriales han ido modificando el papel del hombre en el
trabajo donde paralelamente también se modifica la forma de verlo, los espacios en común,
con lo cual la cultura en base a las organizaciones se ha trasformado y se irá adaptando a los
fenómenos y necesidades que traen las revoluciones.
Finalmente, se discute sobre el papel del ser humano en las revoluciones, donde en anteriores
apartados ya se ha ido adelantando en cuanto a las características de los trabajos y el rol de
las personas ante estos escenarios. Y es que, al sustituir las personas por la robótica en los
trabajos estandarizados, se la ha dado mayor importancia al ser humano, pretendiendo llenar
significado la vida de cada individuo y por lo tanto de la sociedad, modificando las
características de los modelos económicos, donde la base no sea la escasez sino la abundancia
y a partir de ahí el papel del ser humano sea cooperativo.
Referencias bibliográficas
- Cortés, R. O. (2016). La Cuarta Revolución Industrial, un relato desde el
materialismo cultural. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 6(2), 101–
111. https://lasindias.com/indianopedia/economia-directa.
- Siro Villas, T. (2012). La primera revolución industrial.
- Cantor, R. (2004). La tercera revolución industrial. Universitas Humanísticas,
39(39).

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