UD7.

EL SENTIDO
DE LA EXISTENCIA
HUMANA
CONTENIDOS
1.EL EXISTENCIALISMO DE
SARTRE

1.1.Esencia y existencia.
1.2.Angustia y
responsabilidad
1.3. Ateísmo y libertad: el
hombre como proyecto

Filosofía 1ºBachillerato | 1
INTRODUCCIÓN
La afirmación: “La existencia
precede a toda esencia”, ¿es el
postulado que aúna a todos
aquellos filósofos clasificados
como existencialistas? Desde
esto, ¿debemos tomarlo como
una característica compartida por
todo ellos? Realmente, dicho
principio se presta a demasiadas
interpretaciones lo cual convierte
en prácticamente imposible la
tarea de encontrar una definición
rigurosa de “existencialismo”.
1.SARTRE:EL EXISTENCIALISMO ES UN
HUMANISMO
El término existencialismo se
empleó por primera vez en 1929
por el neokantiano Heinemann, y
Sartre -que en 1945 empezaba
con la frase “Quisiera defender
aquí el existencialismo de una
serie de reproches que se le han
formulado”, reproches que,
según él, venían tanto de las filas
marxistas como del lado
cristiano. La conferencia de
Sartre significó el espaldarazo
filosófico-social a una atmósfera,
a un estilo de una Europa
decadente y desgraciada, en
descomposición (Pío XII lo
Para analizarlo deberíamos
escoger una lista de nombres
que, en su mayoría, permitan
definir una continuidad intelectual
particular. Kierkegaard,
Heidegger, Jaspers y Sartre se
seleccionarían por sí solos; otros,
como Bultman y Camus, entran
en escena por su relación con los
nombres más importantes:
definió como “filosofía del
desastre”).
Pero ni Camus, ni G.
Marcel, ni el mismo Heidegger,
aceptaron el término
existencialismo, ni mucho menos
las connotaciones que Sartre le
atribuía. << Todo “ismo” -aclaró
Marcel- me repele >>.
<< En el medio del odio me
pareció que había dentro de mí
un amor invencible. En medio
de las lágrimas me pareció que
había dentro de mí una sonrisa
invencible. En medio del caos
me pareció que había dentro de
mí una calma invencible.
Me di cuenta, a pesar de
todo, que en medio del invierno
había dentro de mí un verano
invencible. Y eso me hace feliz.
Porque no importa lo duro que
el mundo empuje en mi contra,
dentro de mí hay algo mejor
empujando de vuelta >>
El verano, 1953.
Albert Camus
Filosofía 1ºBachillerato | 2
Más que una filosofía o un
sistema filosófico, el
existencialismo es una
orientación filosófica, una
tendencia o una atmósfera,
típicamente europeas -y más
concretamente alemana
(Heidegger, Jaspers) y francesa
(Marcel, Sartre)- que centró su
reflexión en la necesidad de
salvar al hombre individual,
existente, concreto -que había
sido olvidado por los filósofos
idealistas-. En expresión de
El ser humano se afirma y se
crea por el ejercicio mismo de la
libertad, y ésta es una realidad a
la que la ciencia no puede dar
respuesta. La vida del hombre es
drama, soledad, desamparo,
angustia.
Al lado de los filósofos
reconocidos como
existencialistas: Kierkegaard,
Jaspers, Heidegger y Sartre,
podemos citar a Merleau-Ponty,
Simone de Beauvoir, Camus,
Bataille, Bultmann, al poesta
Rilke, los literatos Balzac,
Sartre: “La existencia precede a
la esencia”.
Impresionados por los
éxitos de la ciencia objetiva, los
filósofos llegaron a pensar que el
pensamiento filosófico no podría
progresar si no adoptaba la
metodología que se inspira en
las ciencias de la naturaleza.
Desde esto, sólo sería verdadero
lo empíricamente verificable.
Frente a este reduccionismo
“científico” reaccionaron al
unísono, y de manera frontal,
todos los pensadores
existencialistas.
Stendhal, Proust, Kafka o
Dostoievski, pues son
considerados, sin duda, como
escritores de temática
existencialista. Distintas
sensibilidades que podemos
coligar en las palabras de
Simone de Beauvoir en Literatura
y metafísica: (se esfuerzan) “por
conciliar lo objetivo con lo
subjetivo, lo abstracto con lo
relativo, lo temporal con lo
histórico; pretenden captar el
sentido en el corazón de la
existencia, y si la descripción de
la esencia correspondiente a la
filosofía propiamente dicha, sólo
la novela permite
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1ºBachillerato
su verdad completa, singular y
temporal, el flujo original de la
existencia”. esto, sólo sería
verdadero lo empíricamente
filosofía propiamente dicha, sólo
la novela permite reconstruir en
su verdad completa, singular y
temporal, el flujo original de la
existencia”. Finalmente, el tema
de la libertad constituye otra de
las preocupaciones centrales en
el pensamiento existencialista.
¿Qué encuentra el filósofo? -se
pregunta Jaspers-: No
objetividad, sino libertad; no
conocimiento, sino posibilidad de
Sartre, Jean Paul: El existencialismo es un humanismo
[...] No está escrito en ninguna
parte que él bien exista, que
haya que ser honrado, que no
haya que mentir; puesto que
precisamente estamos en un
plano donde solamente hay
hombres. Dostoievsky escribe:
“Si Dios no existiera, todo estaría
permitido”. Este es el punto de
partida del existencialismo. En
efecto, todo está permitido si
Dios no existe, y en
consecuencia, el hombre está
1.1. Esencia y existencia
Si atendemos a un punto de
vista sistemático, podemos
decir que el arranque del
pensamiento sartreano está en
la consideración de que Dios no
existe. Según Sartre, los
filósofos han considerado que
el hombre tiene una esencia, un
conjunto de propiedades con
las que nace, con las que es
creado por Dios. Por eso, para
ellos, la esencia en la mente
divina precede a la existencia
real de las cosas, y además es
anterior a la acción humana,
esto es: primero se es hombre
elección. Yo no tengo esencia
porque mi esencia es la libertad:
“El hombre está condenado a ser
libre” (El existencialismo es un
humanismo).
<< Hay por lo menos un ser en el
que la existencia precede a la
esencia [...], Y este ser es el
hombre. [...]. ¿Qué significa que
la existencia precede a la
esencia? Significa que el hombre
empieza por existir,
abandonado, porque no
encuentra ni en sí, ni fuera de sí,
una posibilidad de aferrarse [...].
Así, no tenemos ni detrás ni
delante de nosotros en el
dominio luminoso de los valores
justificaciones o excusas.
Estamos solos, sin excusas. Es
lo que expresaré diciendo que “el
hombre está condenado a ser
libre”. Condenado porque no se
ha creado a sí mismo, y sin
embargo, por otro lado, libre
con una naturaleza concreta y
luego se obra.
Sin embargo, Sartre, y
considerando que todos los
existencialismos (incluso el
cristiano) tienen en común la
consideración de que la
existencia precede a toda
esencia; propone lo contrario que
llama “existencialismo ateo”. Así
declara que no existiendo Dios,
hay un ser en el que la existencia
precede a la esencia, un ser que
existe antes de poder ser
definido por ningún concepto, y
que ese ser es el hombre. ¿Qué
se encuentra, surge en el mundo,
y después, se define [...]. El
hombre es el único que no solo
es tal como él se concibe, sino
tal como él se quiere, y como se
concibe después de la
existencia; el hombre no es otra
cosa que lo que él se hace. Este
es el primer principio del
existencialismo.
porque una vez arrojado al
mundo es responsable de todo lo
que hace >>.
Sartre, Jean Paul: El
existencialismo es un
humanismo.
significa entonces que la
existencia precede a toda
esencia? Significa que el hombre
empieza por existir, se
encuentra, surge en el mundo y
después se define. En efecto, al
no haber Dios, el hombre ya no
es creado con una esencia
determinada, según un proyecto
prefijado. El hombre se revela
entonces como pura existencia.
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De este modo, quedan
perfiladas las dos nociones
de esencia y existencia y la
relación ente ellas. Así, la
esencia de cada cosa es su
concepto, un universal
cognoscible que permite
definir un objeto antes de
que exista, y del que cada
individuo es un ejemplo
particular. Y la existencia es
un estar en el mundo en
sentido general, pero en
sentido estricto la existencia
es estar arrojado al mundo.
Ser pura existencia para los
1.2.Angustia y responsabilidad
Para entender las nociones
de angustia y
responsabilidad es preciso
partir de la formulación
sartreana de que la
existencia precede a toda
esencia. Y es que, al no
haber un Dios que diseñe
nuestra esencia, que defina
el concepto de hombre, que
nos imponga un sistema de
valores que guíen nuestros
actos; lo que hagamos y
lleguemos a ser depende
exclusivamente de nosotros.
En palabras de Sartre: “El
primer paso de
existencialismo es poner a
todo hombre en posesión de
"El hombre es angustia"
existencialistas fenomenólogos
significa que el yo, la
subjetividad (ser-en-sí), es
intencional, esto es, que está
vertida hacia fuera, hacia lo otro
distinto de sí (ser-para-sí). Por
esto, Sartre no duda en afirmar
que el único ser que existe, en
sentido estricto, es el hombre.
Y, finalmente, la relación
entre ambas enmarca el
principio de que define al
existencialismo: “La existencia
precede a toda esencia”, desde
el cual parte las nociones de
angustia y responsabilidad.
lo que es, y hacer recaer sobre
él la responsabilidad total de
su existencia”.
Esta responsabilidad,
anota nuestro autor, no es solo
respecto al sujeto sino que es
total, absoluta, respecto a toda
la humanidad. ¿Cómo es esto
posible? Sartre argumenta que
elegimos siempre el bien: esto
es lo que aprobamos y lo que
nos resulta valioso, y lo que es
valioso para nosotros, es
bueno para todos. Desde esto,
Sartre afirma que cada uno de
nuestros actos crea al hombre
que queremos ser al tiempo
que crea una imagen del
hombre tal como consideramos
que debe ser.
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Tomar conciencia de nuestra
absoluta responsabilidad
individual y social lleva
indefectiblemente a la angustia.
Para Sartre, “El hombre es
angustia”. Esto significa que el
hombre que se compromete y
que se da cuenta de que es no
sólo el que elige ser, sino
también un legislador, que al
elegirse está eligiendo al mismo
tiempo a tosa la humanidad, por
ello, no puede escapar al
sentimiento de su total y
profunda responsabilidad. Esto
1.3.Ateísmo y libertad: el hombre como
proyecto
El ateísmo en Sartre no es solo
una conclusión en El
existencialismo es un
humanismo, sino que hay que
tomarlo como un punto de
partida de su filosofía.
Y es que, el siglo XIX ha legado
al XX el ateísmo. Ya no se trata
de una acción militante contra
Dios pues ya se da por supuesta
su inexistencia. El problema real,
piensa Sartre, no es negar a Dios
sino tomarse en serio su
desaparición. Por eso, considera
una farsa la moral laica de los
liberales de final del XIX: niegan
la existencia de Dios, pero
significa una responsabilidad
infinita ante la cual es imposible
no angustiarse. En el fondo todos
experimentan esa angustia ante
la responsabilidad de decidir.
Sartre, con tonos
existencialistas, se remite a
Kierkegaard, que narra la
angustia de Abraham de matar o
no a su propio hijo. Incluso en un
caso así, no es posible
escudarse en que es un mandato
de Dios o en lo que sea, pues la
decisión de aceptar si es un
mandato o no, es nuestra.
admiten la naturaleza humana y
los valores eternos a priori (ser
honesto, no mentir) inscritos en
un cielo inteligible.
Frente a la moral laica. Sartre
considera que hay que tomarse
en serio la inexistencia de Dios
con todas sus consecuencias,
esto es, es necesario que el
hombre se encuentre a sí mismo
y se convenza de que nada
pueda salvarlo de sí mismo. La
opción es clara: o Dios o el
hombre.
En definitiva, se trata de una
responsabilidad ilimitada, para
cada acción y respecto a toda
la humanidad. Eso implica una
angustia extrema, existencial.
Ahora bien, esa angustia no
conduce al quietismo, a la
inacción, pues incluso no obrar
es ya decisión. No obrar es
una de las posibilidades que
tenemos. En efecto, respecto a
nuestras acciones tenemos un
conjunto de posibilidades y
tenemos que elegir una. Y esa
elección nuestra es lo que da
valor a lo elegido, es lo que
hace que se convierta en
nuestra esencia, en el modelo
válido para toda la humanidad.
Nietzsche ya anunció la
supresión de todos los valores
tradicionales con la muerte de
Dios. Y Sartre lo explica
lúcidamente: al no existir Dios,
no encontramos frente a
nosotros valores u órdenes que
legitimen nuestra conducta:
“Estamos solos, sin
excusas”.
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Así, pues, si la existencia
precede a la esencia, y no hay
un Dios que guíe nuestra
conducta, no hay determinismo,
el hombre es libre “El hombre es
libertad”. Se perfila una nueva
alternativa: o Dios o la libertad.
Aquí es importante notar que no
se trata, en Sartre, de que el
hombre sea un ser libre, sino que
es pura libertad, pura existencia
sin determinación previa, sin
esencia, es pura
indeterminación.
Sartre es consciente de esta
objeciones y ante ellas se
defenderá respondiendo que su
proyecto no es pura anarquía –
en efecto, no se trata de que
cualquiera pueda hacer cualquier
cosa pues tenemos circunstancia
o condiciones que nos obligan a
comprometernos, e incluso el no
comprometerse es ya un
compromiso-, por tanto, sí que
podemos juzgar los proyectos de
los demás –porque hay
proyectos que respetan la
condición y circunstancias
humanas, y otros no; proyectos
basados en la verdad y otros en
Ahora bien, ser libertad, estar
condenado a ser libre, significa
que el hombre está impelido a la
acción. Desde esto, en Sartre se
da una identidad entre ser libre,
ser existencia, elegir la esencia,
ser proyecto y ser absoluto. Así
pues. El hombre realizado no es
lo que es al nacer, sino que la
ser arrojado al mundo es pura
libertad o, lo que es lo mismo: un
puro proyecto de futuro.
la mentira o mala fe- y tener a la
existencia, libertad y proyecto
como único absoluto desde el
cual pueda obrar la subjetividad
humana.
En definitiva: toda la vida del
ser humano es la realización
de su proyecto, la elección
entre sus múltiples
posibilidades. En la medida
que cumple su proyecto, él
mismo se hacer real.
Esta consideración (de que el
hombre es pura existencia,
proyecto, sin Dios, sin esencia,
sin valores) plantea el
problema del subjetivismo
radical: que se pregunta ¿es el
existencialismo una anarquía
en la que no podamos juzgar
los problemas de los demás y
donde la cuestión de los
valores sea una mera
frivolidad?
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Concluyamos
El sentido último de la filosofía de
Sartre es muy claro: hemos roto
con Dios, no hay valores
predefinidos, no hay esencia o
naturaleza humana, somos
libertad irrestricta, somos
proyecto, estamos
desamparados, sólo nos queda
comprometernos con el mundo,
con este mundo, con nuestra
circunstancia, son nuestra
condición. Nuestra
responsabilidad respecto a
nosotros mismos y a toda la
humanidad es absoluta, no cabe
ninguna excusa a nuestra
ilimitada libertad, aunque esto
nos lleve a una angustia
existencial. Sólo nos queda elegir
entre las muchas posibilidades, y
nuestra elección será
necesariamente acertada, pues
“sólo tiene valor porque ha sido
elegida”.
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