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Sociologia de la experiencia Francots Duset eit int Coleccién DEBATE SOCIAL Fone] CIS | esi Bol DOi4.5 Colecci6n: Denare socrat, Coedicién de Editorial Complutense y el Centro de Investigaciones Sociolégicas (cls) Accualmente, los libros editados por la Editorial Complutense y cl Centro de Investigaciones Sociolégicas han superado el proceso de evaluacién experta Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproduccién, distribucién, comunicaci6n piblica o transformacién de esta obra sélo puede ser realizada con la autorizacion expresa de sus titulares, salvo excepcién prevista por la ley. Titulo Original: Sociologie de Vexpérience © Francois Dubet © 1994, Editions du Scuil © 2010 de la traduccién, Gabriel Gatti 2010 by Centro de Investigaciones Sociolégicas (CIS) Montalban, 8.28014 Madrid www.cises publicaciones@cis.es Catélogo General de Publicaciones (Dficiales www060.c8 © 2010 by Editorial Complutense, 5. A. Donoso Cortés, 63 - 4." planta. 28015 Madrid. Tels.: 91 394 64 61/0. Fax: 91 394 64 58 ecsa@rect uem.es wo: ediorialeomplutense.com Primera edicién: Noviembre de 2010 Imprime: Lavel NIPO CIS: 004-10-022-5 ISBN CIS: 978-84-7476-496-3 ISBN Editorial Complutense: 978-84-9938-052-0 Depésito legal: M-48.704-2010 2 El papel utilizado para la impresion de este libro es 100% reciclade y totalmente libre de cloro. Impreso en Espaia - Princed in Spain Para J. Agradecimientos Este libro se ha beneficiao de las lecturas atentas, amistosas y en ocasio- nes criticas de Jeffrey Alexander, Charles-Henry Cuin, Didier Lapeyronnic, Danilo Martuccelli y Michel Wieviorka. No hubiera visto la luz sin los afos de trabajo compartidos con Alain Touraine, quien ha sabido guiarme al mis- mo tiempo que me dejaballibre. A esa libertad quisiera serle ficl. Indice ait Introduccién 21 |. ELACTOR ES EL SISTEMA 22 1. La soctovocia eLasica 22 1.1. El actor como sujeto de la integracién 29 1. 2. La sociedad como sistema de accién 34 2. EL AcToR SoctaL es UN INDIVIDUO 37 3. La 1DEa DE socieDaD 38 3.1. La sociedad se identifica con la modernidad 39 3. 2. La sociedad es un Estado nacional at 3.3. La sociedad es un sistema 42 3.4, La sociedad es un conflieto regulado 49 _ Il. LAS MUTACIONES DEL MODELO CLASICO 50 1. La crisis DE LA IDEA DE SOCIEDAD 50 1. L Evolucién y cambio 56 1.2. El debilitamiento del funcionalismo 59 1. 3. El Estado-naci6n ya no es la “sociedad” 61 1.4. El declive de la sociedad industrial 63 2 Lacritics pet tnptvipuo. 63 2.1. El individualismo contra el individuo 69 2.2. La accién es una practica 7 3. ALGUNOS PARADIGMAS DE LA ACCION 73 3. 4. La accién es conocimiento 14 3. 2. La accién es interacci6n 76 3. 3. La accion es lenguaje 1 3.4. La accibn es estrategia 78 3.5. El principio de utilidad 85 Ill. LAEXPERIENCIA SOCIALY LA ACCION 86 1. La EXPERIENCIA SOCIAL 86 L. t. El actor no est4 totalmente socializado 90 1. 2. Partir de la subjetividad 93 1. 3. La experiencia social esté construida 94 L. 4. La experiencia social es critica 96 1. 5. Los principios de una sociologia de la experiencia 101 102 108 115 125 126 127 129 135 137 140 141 143. 144 150 151 157 163 164 164 165 167 170 171 475 176 178 183, 2. Las Lc.cas DE La aecriN 2. L. La ategracién 2.2. La estrategia 2. 3. La subjetivaciéin IV. DE LA EXPERIENCIA SOCIAL AL SISTEMA 1. De La acct6n at sistema 1. 1. El sistema de integracién y la socializacin 1. 2. El sistema de interdependencia y las obligaciones del juego 1. 3. Lastensiones entre la cultura y las relaciones sociales: el sistema de accién histérica 1.4. La pluralidad de sistemas 2. La RUPTURA DE LA ACCION DE CLASE 2. 1. La dase como comunidad 2. 2. La dase como conjunto de intereses 2. 3. La dase como movimiento social 2.4, La separacién 3, gEs ta e:cuELA una instITUCtON? 3. L. Unainstitucién ajustada 3. 2. La escuela ya no es una institucién 3. 3. Las disputas de la cultura V. ELTRABAJO DEL ACTOR L. Ev actor pivioino 1.1. Las tensiones de la experiencia 1.2. Bl Yo disociado 1.3. El trabajo del actor 2. La EXPERIENCIA ¥ LA EXCLUSION 2. 1. Sobr: las conductas heterogéneas 2. 2. El individuo amenazado 2.3. El “motin” 2.4. El papel del racismo 3. La EXPERIENCIA EscoLar. ALUMNOS DE INSTITUTO ¥ DE UNVERSIDAD 3.1, La dualidad de la experiencia del instituto 3. 2. La jerarquia de experiencias de los institutos 3. 3. Los estudiantes y la oferta universitaria 4. La QUIEBIA DE Los MOvIMIENTOS SOCALES 4.1. La imagen del movimiento obrero . Sobre las luchas autnomas 203 203 204 208 213 213 217 221 221 224 227 227 229 231 235 VI. ENTRE LOS SOCIOLOGOS Y EL ACTOR 1. La RUPTURA IMPOSIBLE Y La VEROSIMILITUD 1. L. Las modalidades de ruptura 1.2. La verosimilitud 2. Un DEBATE oncantzapo 2. L. Dos niveles de significacién 2.2. Un debate 3. Acrores ¥ Soctétocos 3. L. Los rechazas y los acuerdos 3.2. La validacion Conclusién 1. De la accién a la experienc 2. La soriologia de la experiencia es una prdetica de la sociologia 3. La experiencia social y la democracia Bibliografia Introduccién Este libro es el producto de la doble actividad que me ocupa desde hace muy pronto veinte aftos: la de profesor y la de investigador. Pero no es ni un in- tento de “autobiografia intelectual” ni un regreso-a la historia social reciente. El trabajo se preacupa por articular dos reflexiones, La primera concierne mAs al profesor y se refiere a las teorias sociolgicas contempordneas; la otra se apoya en mi actividad como investigador y se refiere a los fundamentos tedricos y metodolégicas de trabajos empiricos respecto de los que me ha parecido necesario tomar algo de distancia. La nocién de experiencia ¢s ta que puede servir de virculo entre estos dos proyectos, pues designa a In vez un tipo de objeto tedrico y un conjunto de précticas sociales caracteristicas de nuestra sociedad I. Percibida desde el punto de vista de un profesor que se encarga de transmitir una herencia, una tradicin, utiles conceptuales y métodos, la teo- ria sociolégica se nos presenta hoy como un campo disperso. Nos felicitemos ono del caracter plural de la socialogia, lo cierto es que la multiplicidad de paradigmas implica algunos problemas en cuanto a la propia naturaleza de la disciplina y a su cagacidad de mantener los didilogos criticos que fundan su unidad y su iad ce modelos, métodos y objetos procede de la quiebra de una sociologia clasica que se podria iden- tifiear claramente, y sin arbitrariedades, tanto con las obras de Durkheim y de Parsons como con la presentacién que de la tradicién sociolégica hizo Nisbet. Definida de esta manera, la sociologia ¢lisica puele concebirse como la respuesta moderna a las cuestiones esenciales plantcadas por las sociedades ual cs la naturaleza del amismo. La extrema diversi industriales, democraticas y postrevolucionaria orden social cuando sus “garantes metasociales” no pueden asegurar ya su legitimidad? ;Cual es la naturaleza del cambio que parece conducir a todas las sociedades hacia una evolucién compartida? 3Cémo se articulan orden y cambio en las conductzs de agentes que son, cada vez més, individuos? La fuerza de la sociologia clasica residfa en hacerse plenamente cargo de esas cuestiones y en aportar respuestas antropoligicas y epistemolégicas que se inscribian en una matriz basica, durante mucho tiempo central en la disci- plina: el actor individual se define por la interiorizacién de lo social, la accién es silo la realizaci6n de las normas de un conjunto social integrado en torno a principios comunes alos actores y al sistema. De igual modo que el indivi- duo es tanto més auvonomo cuanto més socializado esté, “la sociedad” existe, y aparece como un corjunte objetivamente integrado «le funciones, valores, 1HERANCOIS DUBET emocional, de renuncia a los instintos y su transformacién, la autoconciencia de personas acostumbradas a ocultar un cmulo de estallidos, de expresio- nes instintivas y deseos en enclaves de la intimidad privados y alejados de la mirada del ‘mundo exterior’ o incluso en rincones del propio espiricu, en el semiconsciente 0 en el inconsciente. En suma, esta autoconciencia se corres- ponde con una estructura del espiritu que aparece en decerminadas etapas del proceso de una civilizacién. Esté caracterizada por una diferenciacion y una tensi6n especialmente fuertes entre las érdenes y prohibiciones sociales asumidas como autoinhibiciones y los instintos ¢ impulsos no superados 0 reprimidos"*, El proceso de individuacién resulta entonees de la civilizacién, dela division del trabajo social, pucs la complejidad refuerza el autocontrol a expensas del control comunitario, en el que cada cual esta permanentemente Vigilado por todos. Este control de si es también una represién aceptada que produce lo reprimido, el inconsciente concebido como aquella parte de la na- turaleza que sigue parcialmente insumisa al imperative moral. Las categorias para la descriptién de la experiencia del Yo son, pues, categorias sociales. La idea de Yo surge de la “tensién propia dela sxializacién”: cuanto mas fuerte es el control social interiorizado, mas es lo que s¢ reprime de las pulsiones y mis se desarrolla el sentimiento del Yo, cl sentimiento de ser_un individuo particular cuyas sentimientos, emociones y reacciones s6lo le pertenecen a 4, Desde el final de la Edad Media, el individuo se percibe como un sujeto y mira el mundo que le rodea como un objeto, “como algo de lo que le separa un abismo (...); {es ésa la causa] de que se sienta a si mismo como observador externo del resto de la naturaleza y sienta esta naturaleza como ‘paisaje’, de que se considere a si mismo como un individuo independiente de todas las clemés personas y a las demas personas como unos seres extrafios que ori- ginalmente nada tiene que ver con él, como un ‘ambiente’, un ‘medio’, una ‘sociedad’”’, Resulta entonces natural que el actor social se perciba como no social, como “propietario de si mismo”, que s6lo perciba la posicién relacional y la historia excepcional que le hacen, a sus propios ojos, nico. El individuo se siente como un Yo puro, como el sujeto clésico del conocimiento: “Un adulto que nunca fuc nifio™. La sociologia clésica es al mismo tiempo el producto de la modernidad y de su critica, pues cuando el individuo moderno auténomo y critico cree escapar de lo social, queda vacto, desesperado y alienado. Basta con recordar en este sentido los anilisis de Tocqueville, que ve en la democracia el ascenso de un individualismo igualitarista, producto de una civilizacién plena de pe- 42. N. Elias, La Société des individus, op. cit., p. 65. 43. Ibid, p. 98. 44, Ibid. p. 159, 36 SOCIOLOGIA DE LA EXPERIENCIA ligros, de desordenes y de poderes autoritarios,en la que el individualismo no esta atemperado por los vinculos comunitarios, los poderes intermedios y el temor de Dios. La sociedad de los individuos puede volverse una sociedad de masas atomizada, sumisa frente a las pasiones ya los intereses. Durkheim tic~ ne los mismos temores ante la anomia. Elias explica que un Yo sin Nosotros €s patolégico, puro narcisismo, pura ilusién, nada més, de hecho, que la des- truccién de lo social. En cualquier caso, el individuo no es una ilusién, tanto como lo son el rechazo y las representaciones de la vida psiquica que produce. Pero la so- ciologia clésica rechaza la representacién dualista del individu, necesaria porque esta socialmente construida en el proceso en el curso del cual el actor interioriza, por medio de las instituciones, las coerciones, la cultura y las ex- pectativas sociales. En esa perspectiva, la vocacién de la sociologia ¢s mostrar cémo las categorias de la practica y de la experiencia personal no son, de he- cho, sino las del conjunto de la sociedad. El desvelamiento de los mecanismos de la socializacion se convierte en una especie de imperativo general de la sociologia: se trata de mostrar cémo conductas percibidas como elecciones y libertades estén de hecho socialmente constituidas, cémo conviene explicar Io social por lo social, cfimo lo social ¢s, hasta cierto punto, autosuficiente. La accién social no es el reino de la libertad, pero no es percibida tampoce como un condicionante, 0 como un determinismo, sino como una interiorizacion de lo social que permite al individuo producir 0 “inventar” las conductas adaptadas al funcionamiento de ese sistema, cuyos principios fundamentales hace suyos transforméndolos en categorias del Yo. Cuanto més interioriza lo social, mas auttinomo es el individuo, pero el socidlogo clasico no puede creer que esta vivencia de la autonomia sca la libertad, pues procede de la integracién social y del trabajo de la socializacién. Debe entonces mostrar de qué modo la accién de los individuos, incluida la accién més personal (la cleccién de pareja, la decisién del voto, los gustas estéticos, las maneras de conocer 0 las précticas religiosas) est socialmente constituida y, a pocu que le busquemos una explicacién causal, determinada. 3. LA IDEA DE SOCIEDAD En la tradici6n sociolégica, la idea de individuo se asocia a la de sociedad. Del mismo modo que el socidlogo cree en la existencia del individuo, cree ain ms intensamente en la de sociedad, nocién que es, evidentemente, ain mas central, pero nocién tan compleja, ambigua y polisémica que son muy pocas los que se han aventurado a definirla. Asi, dos teatados de sociologia recien- tes no incluven la voz “Sociedad” v una famosa enciclopedia dedica cuatro STFRANGOIS DUBET veces menos paginas al articulo “Sociedad” que al articulo “Sociologia”®. La definicién de la sociedad no adquiere verdadera precisién més que cuando va asociada a un adjetivo: sociedad de masas, sociedad primitiva, sociedad rural, sociedad industrial, sociedad postindustrial. En cualquier caso, parece- ria que tanto la sociologta clasica como el propio uso corriente de la palabra forjan una representacién de la sociedad de la que pueden deducirse algunos elementos estables. Este ejercicio no ¢s un intento de definicién de la “esen- cia” de la sociedad; apenas ¢s un esbozo formado a partir de algunos rasgos comunes. El examen de los autores “clasicos” que hemos tratado hasta aqui, asi como de algunos otros, pareceria que conduce a realzar cuatro rasgos aso- ciados a la definicién clasica de la sociedad 3. 1. La sociedad se identifica con la modernidad famosa obra de En un primer sentido, sociedad se opone a comunidad. | ‘Tonnies construyé una oposicién elemental en la que el concepto mismo de sociedad se identifica con la modernidad™. La sociedad es compleja, racional, conlleva un alto grado de division del trabajo, es extensa, impone relaciones formalizadas y contractuales, incluye un espacio profann, clases sociales... Mientras la comunidad se caracteriza por la simplicidad, por una débil divi- sidn del crabajo, por un pensamiento no cientifico, “magico”, una extensin limitada, relaciones cara a cara, Grdenes y castas, el dominio de lo sagrado... Retomada mas 0 menos fielmente por los distintos padres fundadores, este Lipo de oposicién esta en el centro de todas las representaciones clasicas de la sociedad. La encontramos en los dos tipos de solidaridad descritos por Durkheim, en los tipos puros de accién y autoridad construidos por Weber, 0 incluso en las pattern variables de Parsons. in ese sentido, la sociologia clésica siempre estuvo intelectualmente com- prometida con cierto evolucionismo, que describié el surgimiento de las so- ciedades, por lo tanto también de las sociedades modernas, como un proceso natural, constituido por etapas de las que el sociélogo debe trazar la genca- logia con el fin de jerarquizar esas sociedades segtin su grade de moderni- dad. La democracia, la igualdad de condiciones, es, segiin Tocqueville, un movimiento inevitable de la historia, del mismo modo que lo es en Weber la racionalizacién del mundo, el desarrollo de las fuerzas productivas en Marx, 45, A modo de ejemplo, cf. R. Boudon y F. Bourricaud, Dictionnaire critique de la sociolo- gie, Paris, PUF, 1982; R. Boudon (ed.), Traité de sociologie, Paris, PUF, 1992; Encyclopaedia Universalis. 8. Moscovici (La Machine faire des dieux, Paris, Fayard, 1988) observa queen Ja obra de Durkheim la nocién de sociedad es omnipresente y “hierdtica”. 46. F.Ténnies, Communauté et Société (1887), Paris, Retz, CEPL, 1977. 385QCIOLOGIA DE LA EXPERIENCIA la divisién del trabajo en Durkheim o la complejidad creciente del sistema en Parsons... Nos importa poco aqui que los socidlogos sean optimistas 0 no, nos importa poco que crean o no en la necesidad de “leyes de la Historia”, que estén mas 0 menos cerca del historicismo, que abarca la historia de una cultura, 0 del evolucionismo, que engloba toda la aventura humana bajo las marcas de la civilizacién y del progreso. En todos esos casos, la sociedad se identifica con la forma moderna de estar juntos, precisamente ésa que pro- duce individuos arrancéndalos tle! encantamiento o de la oscuridad, segiin, de los mundos comunitarios. Definir una sociedad es entonces definir el ¢stadio de desarrollo en el que se sitia, su grado de complejidad, de racionalizacién técnica ¢ intelectual, su capacidad para institucionalizar los conflictos, para producir individuos auténomos susceptibles de asegurar cl orden de manera politica y formali- zada, sin volverse atras, hacia cl orden eterno del mundo, el de los “garantes metasociales™”. ¢Cémo cs posible ese orden? Como, perfectamente, mostrd Nisbet, la sociedad en Ia sociologia clisi¢a tan sélo existe por la combinacién de lo comunitario y de lo socierario. Los registros de la legitimidad mezclan la tradici6n con la racionalidad legal; ambas formas de solidaridad se combinan en las manifestaciones de la concientia colectiva moderna; las comunidades locales resisten la atomizacitin democrética; el sistema de clases no esta nunca del todo abierto... Vimos que Parsons propuso una teorfa de la integracién mediante la combinacién de variables de configuraci6n de roles cuyas distin- tas dimensiones, ajustadas de manera complementaria, son la formalizacin del par elemental formado por la opusicién de comunidad y de sociedad. 3. 2. La sociedad es un Estado nacional La idea de sociedad no solamente se opone a la de comunidad, sino que se identifica con la formacién de un Estado nacional. Después de las revolu- ciones americana y francesa y de la “primavera de los pueblos”, parecerfa ser evidente que la sociedad moderna sélo se realiza plenamente bajo la forma de Estado nacional”. En ese terreno, el vacabulario de los socidlogos se distingue poco del de los miembros de la sociedad: hablar de la sociedad remite siempre a.una formacién nacional completa, consteuida por su historia, su Estado, su 47, Acerca de esta nocién, cf. A. Touraine, Production de fa société, Paris, Ed. du Seuil, 1973. 48, M. Mauss, por ejemplo, situa al Estado-nacién en la cumbre de la evolu nation”, L'Année sociologique, 1956. 49, Retomo con esto un tema desarrollado por A. Touraine, “Une sociologie sans société”, Revue francaise de sociologie, XXII, junio 1981, pp. 3-13; y D. Lapeyronnie, De l’expérience 4 action, Paris, EHESS, 1992. of. 39 FRANGOIS DUBET cultura y su territorio, su lengua... Tanto si se concibe la formacién de los Estados nacionales como la expresi6n politica soberana de una comunidad cultural preexistente, al modo de Herder, como si se percibe fa nacién, al contrario, como el producto de un Estado que construye la nacién en torno de un mercado integrado y de una “gran cultura”, al modo de Gellner, el resultado es que la sociedad no tiene realidad sino es en forma de Estado nacional’!, Es necesario sefialar que, a pesar de sus principios internacionalis- tas, el marxismo no se desmarcé claramente de esta concepci6n de la nacién, oscilando entre la creencia en el papel civilizador de las grandes naciones curopeas, sobre todo en Marx y Engels, y la afirmacién en Bauer del derecho de las nacionalidades®. El Estado nacional comparece como el marco politico de la sociedad moderna porque asegura la integracién de una cultura, una economia y un sistema politico en torno de una soberanfa dinica. Habria in- cluso que afiadir que el Estado nacional democratico es la figura culminante de la sociedad moderna; es “la sociedad que se ve a si misma compuesta por individuos”, como escribe Dumont® La nacién es la forma de asociacién moderna; ¢s pues la sociedad porque erosiona a las comunidades tradicionales locales cerradas sobre si mismas. Enel tiempo de los padres fundadores, los Fistados-nacidn y los movimientos nacionalistas eran ampliamente madernizadores. El Estado-nacién asocia lo universal de la modernidad con la afirmacién y el reconocimiento de una cul- turay de valores especificos. Democritico 0 no, el Estado-nacién hace que las particularidades de una cultura ingresen en la universalidad del progreso. Si Durkheim prolonga el espiritu francés del iluminismo sabre la civilizacién, Weber desea que la burguesia alemana tome conciencia de su rol histérico y construya una Alemania verdaderamente moderna®. Mucho més adelan- te, Parsons se dejé llevar por la idea de que Estados Unidas eran la nacién moderna por excelencia pues realizaban los valores liberales m4s acabados®. Hubo siempre, sin duda, tensiones entre el nacionalismo contrarrevolucio- nario y el nacionalismo “progresista”, pero hasta la Ilegada de las grandes rupturas fascistas, el patriotismo y la modernidad ne se vefan come contra- 50.EI historicismo aleman de Fichte o de Herder participa plenamente dei espiritu de la llustracién pues la nacién es concebida como el orden politico “natural” de los individuos; cf. L. Dumont, Essais sur lindividualisme, Paris, Ed. du Seuil, 1983, 51. E. Geliner, Nations et Nationalismes, Paris, Payot, 1989. 52. Cf, G. Haupt, M. Lowy y C. Weill, Les Marzistes ef la Question nationale, Parls, Maspero, 1974, 53. L. Dumont, Homo hierarchicus. Le systéme des castes et ses implications, Paris, Gallimard, 1966, p. 380. 54, Cf.W. J. Momsen, Max Weber et /a Politique allemande, 1890-1920, Paris, PUF, 1985. 55 T. Parsons, Le Systeme des sociélés modernes (1971), Paris, Dunod, 1973, 40 SOCIOLOGIA DE LA EXPERIENCIA dictorios; menos lo fueron atin durante el perioda de las luchas anticoloniales y de los movimientos ¢e liberacién nacional. EI Estado nacional ¢s la sociedad de los individuos gracias al papel re- presentado por las instituciones. Pero, de la misma manera que la nocién de sociedad es doble, a la vez sistema de roles y valores y realidad “concre- 2” del Estado-nacién, la de institucién posee también un significado doble. De un lado, las instituciones aseguran la integracién de los individuos en el Estado-nacién, socializan a los actores. [e otro lado, las instituciones desig- nan los sisternas politicos modernos, distintos de los Estados patrimoniales tradicionales, capaces de representar intereses distintos y de arbitrarlos; el nacimiento en el Estado-nacién moderno se identifica con el desarrollo de un espacio politico auténomo y “racional-legal™. Las instituciones polit de la sociedad son més.0 menos represcntativas y més 0 menos auténomas, yarticulan los intereses de diversos grupos sociales y la defensa de la unidad de la nacién moderna; aseguran la mediacidn entre la unidad del Estado y la diversidad de los individuos. 3. 3. La sociedad es un sistema “La sociedad” no se identifica solamente con la modernidad y con el Estado- naci6n: es también un sistema, un conjunto funcional. Desde ese punto de vista, es correcto decir que la tradicién sociolégica €s “holista” en la medida que afirma que la sociedad es una unidad funcional. Fvidentemente, es en referencia ala filiacién de Durkheim y de Parsons como esta tradicién se hace més clara (se sabe que Weber renegaba del “falso realismo conceptual” «lel funcionalismo). Hasta no hace mucha se podia afirmar que el progreso de la sociologia era el progreso de la ickea de sistema y que todo enfoque sociolégico era, necesariamente, funcionalista™. Sin duda la sociolngia se ha alejado del organicismo y del funcionalismo radical que defendid Malinowski. Merton propus) una versién claramente atemperada y suavizada del funcionalismo, distinguiendo entre las funciones latentes y las funciones manifiestas, eviden- ciando los juegos de equivalencia funcional y rechazando el postulado de la unidad funcional de la sociedad”. 56. Cf. las teorlas del desarrollo politico en B. Badie y P. Birnbaum, Sociologie de lElat, Paris, Grasset, 1979. 57. P. Birnbaum y F. Chaze, Théorie socio/ogique, Paris, PUF, 1975; K. Davis, “Le mythe de 'analyse fonctionnelle”, en H. Mendras, Eléments de sociologie. Textes (1959), Parts, A. Colin, 1968. 58. B. Malinowski, Une théorie scientifique de le culture, Paris, Maspero, 1968. 59. R. K. Merton, Eléments de théorie el de méthode sociologique (1949), Paris, Plon, 1965. 41 FRANCOIS DUBET Sin embargo, sea relativo o absoluto, el funcionalismo ha dominado la re- presentacién de la sociedad, percibida como la distribucién de funciones que aseguran la integraci6n a través de distintos érganos ¢ instituciones, hasta el punto de que durante mucho tiempo era evidente que la explicacién sociolé- gica consistia en aclarar las funciones desarrolladas por las instituciones, las creencias, las conductas —incluidas aquellas que parecen a priori més disfun- cionales, como la desviacién, por ejemplo—. La sociedad maderna pose una unidad funcional compleja, que habilita el anélisis en términos de sistemas en los que cada elemento no tiene otra utilidad que no proceda de la contri- bucién que le vincula al sistema general de la sociedad. Esta imagen relativamente abstracta y teérica de la sociedad no puede separarse de la representacién hist6rica de la sociedad como Estaclo nacional en el que cst segurada la integracién de una cultura, de las instituciones y de un sistema econémico. La sociedad no existe realmente mis que en la medida en la que los individuos son capaces «le vincular una cultu tablece sus representacione: que ¢s- . SUS aspiraciones y su moral, a su adhesién sobre todo a las instituciones politicas y a sus actividades econémicas en un merca- do regulado por esas instituciones y esos valores. De ese modo, una sociedad “concreta”, Praneia por ejemplo, es también un sisterna integrado, formado por clespiricu de una cultura nacional, de una “civilizacién”, por un sistema econémico auténomo y distinto de su entorno internacional, y por la sobera- néa de un Estado y de un sistema politico. Las nociones marxistas de modo de protuceién y de formacién social no escapan totalmente de este tipo de repre- sentacién, ya que la formaci6n social no tiene ni unidad ni existencia reales si no es por el dominio de un modo de produccidin que asegure la integracién funcional de Ia sociedad, incluse si es la dominacidn de clase la que impone esta unidad funcional 3. 4. La sociedad es un conflicto regulado Esta dltima imagen de la sociedad est estrechamente articulada con el ca- récter industrial de las farmaciones sociales en las que se construyé el pen- samiento soriolégico. La sociedad es un conjunto estratificado, dividido en clases sociales en funcién de un reparto desigual de kas recursos y de las con- tribuciones. Aunque descanse sobre una base de creciente “igualdad de con- dicinnes”, la divisiéa moderna del trabajo separa los grupos, atribuyéndoles tareas especificas. Aqui, la nocién de sociedad se mezcla estrechamente con la de sociedad industrial. La selacién con la producciéin y con la naturale- za es la que establece la jerarquia social y hace de ella un orden funcional, oponiendo a quienes detentan los recursos y las decisiones econémicas y a aquellos que venden su cualificacién profesional y su fuerza de trabajo. En la 49 SOCIO! OG'ADF A EXPFRIENCIA. organizacién industrial, cl lugar de cada uno se define por su utilidad social, por su contribucién a la producci6n colectiva. Esta utilidad esté muy ligada aa vision organicista, funcionalista pues, de toda la sociedad. La nueva mo- vilidad social ofrecida por las normas de achievement y por las brutales trans- formaciones estructurales no impide que la sociedad sea percibida como una jerarquia ordenada cuyos niveles sustituyen a las antiguas barreras. Esta jerarquia establece las costumbres, los gustos y las aspiraciones de los miembros de la sociedad. De hecho, la sociologia, en Halbwachs por ejemplo, rapidamente hizo suyo el objetivo de explicar las conductas de los actores con arreglo a la posicién que ocupan en ese sistema®. Se privilegian temas como los de la produccién, el consumo o las necesidades pues ¢s a través de estas conductas como los individuos ocupan un lugar en el siste- ma y lo reproducen. El mismo tipo de razonamiento dominé por mucho 11 socioldgica, en la que la explicacién estaba garanti tiempo la investigact vada cuando la correlacién entre una conducta y una posicién social parecia establecida y constante. La teorfa de Bourdicu sobre los diversos tipos de capitales y sus modos de conversién es una formalizacién especialmente elaborada de esta representacion, La jerarquia no es s6la la expresién de un orden funcional, es también conflicto, y la sociologta clisica no rechaz6 el asunto del conflicto, como se le ha reprochado en ocasioncs. La oposicién dle los sociblagos del orden y de los socidlogos del conflicto se nos muestra entonces ligeramente artificial pues para Tonnies, como para Marx © para Durkheim, producir el conflicto es algo que esté en la naturaleza de la propia sociedad; esos lo que la distingue del unanimismo comunitario. De acuerdo al modelo de la divisi6n constric- tive del trabajo elaborado por Durkheim, el conflicto sacial es inevitable, ya que no hay ajuste auromiticn y perfecto entre las posiciones sociales y los valores de la sociedad que los legitiman. También Parsons concede mas es- pacio al conflicto de lo que sucle decirse*. Fl conflicto se percibe como una forma de “contradiccién” provocada por ¢l encuentro de un orden social y de un cambio que desestabiliza sin cesar las posiciones de los actores. Las “frustraciones relativas” son, pues, inagotables, y provocan, en particular en las relaciones de produccién, conflicts que conducen a nuevos ajustes. Los conflictos de clase de la sociedad industrial san estructurales, pero estén ins- titucionalizados y, a fin de cuentas, terminan por réforzar la integracién del sistema y de los actores. El conflicto posee una funcién, como cualquier ele- mento de la sociedad a priori disfuncional, la desviacién porejemplo, a no ser, 60, M. Halbwachs, La Classe Ouvriére ef les Niveaux de vie (1912), Paris, Gordon and Breach, 1970. 61. Cf. J. Alexander, Sociological Theory since World War 1!, op. cit. 42 FRANCOIS DIIRFT claro esté, que la institucionalizacién lo fije dentro de los limites del sistema. Es un aspecto del conflicto que sobre todo Coser ha evidenciado”. Dentro del sistema, el conflicto cumple una funcién de adaptacién y de integraci6n de los actores en conflicto, y asi refuerza las propias normas, estableciendo fronteras ms nitidas entre los distintos grupos. Esta representacion de la sociedad por parte de la sociologia clasica no es revolucionaria sin duda, pero tampoco es tan conservadora como con frecuencia se ha dicho. sobre todo porque reconoce la oposicién entre clases en la sociedad industrial y porque crce en la institucionalizaci6n de esta oposicién en un proceso que incremen- tala integracién de la sociedad. He aqui esbozado entonces, de manera muy esquematica y muy infiel a la historia de la sociologia (estén ausentes. en especial, Weber. Simmel, Pareto que por cierto no se definian como socidlogos— y algunos més), el cuadro de una sociologia clasica de la cual la mayor parte de sus elementos estén hov en discusién v parecen haber perdido. en Francia al menos. su caracter evidente. La idea central de ese cuadro es la identidad entre el actor v el sistema establecida por medio de la nocién de accién. Por eso no es erréneo decir que esta sociologia es “sociologista”, pues propone una representacin v una interoretacién relativamente cerradas sobre si mismas. hechas de co- rrespondencias v de equivalencias sucesivas en la matriz misma de esta ecua- cidén general. La sociedad es un sistema de accidn y la accitin procede de la interiorizacin del sistema por parte de los actores. En cuanto al actor. es un individue mas auténomo cuanto mAs socializado. Finalmente. esta sociologia elfsica “eree” en la existencia de una “sociedad”, que ¢s una representacin muy singular de lo social. Por supuesto que la sociologfa clasica no es tan total niesté tan unida como parcciera que afirrnamos para hacer més cémodo el razonamiento. Tiene tam- bién una faz menos clara, menos positiva y més inquieta, la que en ocasiones destaca la distancia entre el actor y el sistema a través de la cuestitin de la alie- nacién, de la crisis y de la propia fragilidad de la sociedad. Pero la alienacién no ocupa el centro de esta construcci6n, y la separacién del individuo y de la sociedad se entiende como una patologia, como un drama. Que el ideal se sittie en la necesidad de Ia evolucién o en Ia voluntad humana indica siempre un ineremento de ia integracion entre ei actor y ¢i sistema y, por ese medio, una individualizacién més fuerte. percibida a menudo como un “progreso” ético. 62. L. Coser. Les Fonctions du confit social. Paris, PUF. 1987. 44 SOPINLARIA NEI 8 EXPERIENTIA Estas proposiciones ocupan en nuestra reflexién un lugar que es sobre todo “dramatérgico”, que busca mostrar el cardcter “novedoso” de las socio- logias contempordneas. Hay que calibrar la importancia del modelo clésico, del que no es facil deshacerse sin salirse del campo de la propia sociologia, Por esta razén, estos llamados son también un homenaje. pues el surgimiento de otros paradigmas no puede conducir a la ruptura radical con un modelo cuya economia general aporta las respuestas esenciales a los problemas fun- damentales de la sociologia. Sies posible formar socidlogos postclisicos, no es posible creer hoy en sociologias anti-clasicas. Este rodeo por las rafces de un pensamiento social clésico no ¢s una mera reverencia obligada 0 un simple eiercicio académico. AS FRANCOIS NHIRET

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