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LEER Y ESCRIBIR NO DEPENDE DEL PROFE DE ESPAÑOL

Al analizar los bajos niveles en competencias lectoras y observando la dificultad


que tienen los estudiantes de cualquier nivel educativo en Colombia para escribir
diferentes tipos de textos se hace necesario empezar a hacer una critica sobre el
tema y determinar cuales pueden ser las falencias en estas competencias tan
importantes para la vida cotidiana de cada ser humano.

A vuelo de pájaro lo que la gran mayoría podría manifestar es que las


competencias lectoras y escritoras pertenecen únicamente al área de español o de
lenguaje, pero es a los docentes que tienen esta especialidad tener toda la
responsabilidad sobre la forma como se escribe o la forma como lee; en primer
lugar, se tendría que evaluar que se enseña en esta área.

Una segunda apreciación al respecto es el espacio donde se desarrolla la


escritura y la lectura es decir el contexto, esto seria el seno de un hogar, se
estimula en las casas hábitos de lectura o de escritura para potencializar dichas
competencias o solo se dejan a disposición del tiempo libre de los niños, niñas o
adolescentes para que lo manejen sin restricciones o guías.

Otra premisa es que en los procesos escolares no se articulan o se desarrollan


procesos mancomunados entre los docentes de diferentes áreas o asignaturas
que permitan desarrollar actividades que fortalezcan la lectura y la escritura en los
educandos y cada uno por su lado obviando la importancia de estas competencias
para la vida que permitirían seres humanos con capacidades de criticidad de
mayor amplitud.

La realidad son todas y ninguna de las mencionadas porque si hoy los docentes
serian los primeros cuestionados en igual medida los padres deben ser
cuestionados y por último una estructura educativa que no dota de las
herramientas suficientes a las instituciones educativas para brindar una educación
de calidad.
Viendo nuestro contexto solo en lectura el promedio anual es de 2.7 libros por año
esto si lo comparamos con países como Corea la lectura en jóvenes es de 13 y en
adultos de 9.8 libros y aunque se aumento los promedios no son suficientes.

En el caso de la escritura en Colombia los niveles son aún bajos pues la escritura
esta ligada directamente a los niveles de lectura y como se presentó con
anterioridad al estar bajos pues se escribe poco y mal, la coherencia, la cohesión y
el uso adecuado de términos son poco o mal utilizadas.

Haciendo un retroceso por ejemplo se dejó de realizar producciones textuales en


los colegios, los periódicos murales, las notas informativas, se pensaba con la
llegada de la era digital se podría contar con publicaciones en medios de este tipo,
pero no se realizó la transición a esto y de esta manera se dejo de lado la
elaboración de documentos informativos.

Al igual que estos textos si a un estudiante se le pide hoy la elaboración de otros


textos como cuentos, poemas, coplas, ensayos no tienen en su gran mayoría la
capacidad de escribir y están limitados a media o una pagina por el poco
vocabulario que utilizan.

Como se manifestó anteriormente no solo depende desde el área de lenguaje,


también depende del proceso articulado con otras asignaturas, poder incorporar
construcción de textos, análisis de textos, espacios de debate y criticidad harían
que los procesos de lectura y escritura sean de mayor impacto.

Desde el ministerio, las secretarias de educación lideran proyectos de lectura, en


años anteriores existía el Plan Nacional de Lectura y programas similares hacen
cada gobierno nacional o regional, pero no son eficientes pues aun así los niveles
en estas competencias no se aumentan y al parecer disminuyen o se estancan,
pero que hacer ante este panorama, esto seria la pregunta a resolver.

Esta coyuntura política debe estar en una transformación real sobre los procesos
lectores y escritores, esto haría que no solo se mejorara en estas competencias si
no también en otras, puesto que son la base de la comunicación, generar una
infraestructura digital a las instituciones educativas que permita hacer seguimiento
a cada competencia, generar espacios de participación, de reconocimiento de
experiencias educativas exitosas que lideran los docentes en estas competencias,
comprometer a lo padres en este proceso de mejoramiento haría que la lectura y
la escritura pudieran volver a tomar el rol protagónico del sector educativo y de la
formación del ser humano.

En la actualidad la tecnología nos está consumiendo, nos preocupamos por lo que


hacen o no hacen los tik-tokers, los influencers y demás generadores de
contenido, se permitió que en lo hogares se cambiaran los libros físicos o digitales
para escuchar audio libros o peor aún por videos que resumen textos, ya en los
colegios no se leen las obras clásicas de la literatura y si se dejara para material
de lectura se escuchan padres decir ese libro lo leí y espere se lo cuento para que
no lo lea.

Si eso sucede con la lectura imagínese cuando a un estudiante se le pide que


argumente sobre un tema de forma escrita, no sobre pasa los 10 renglones, se le
es difícil a un estudiante que esta próximo a graduarse escribir un cuento de una
página y seria muy extensa porque hacen textos de este tipo como si fueran niños
en edades de primaria y ni modo de decirles un proceso tan sencillo como la
transcripción, se comen palabras, signos de puntuación y su ortografía es pésima.

Las competencias lectoras y escritoras no solo son del área del lenguaje, están
deben ser fortalecidas por todo el sistema educativo, un sistema en el cual
interviene el estado, las instituciones educativas con sus docentes y directivos, los
padres de familia, estos últimos juegan ese papel de fortalecimiento pues en cada
casa debe generar un tiempo para leer y escribir y de esta manera afianzar los
aprendizajes que se imparten y así se tendría una sociedad con mayores
conocimientos, con mayor capacidad de pensamiento crítico y con menos
violencia.

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