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MONOLOGO

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL

Estudiante: Laura Valentina Avendaño Gutierrez

Docente: Tito Pérez

¿QUÉ ES LA POESÍA?
A lo largo de este curso de Literatura Colombiana hemos realizado un acercamiento al
concepto de poesía leyendo diferentes poemas de distintos autores colombianos en el
desarrollo historico de la nación. De esta forma, hemos leido, analizado y entendido
los movimientos literarios que los identifican a cada uno de ellos, al igual que sus
caracteristicas más relevantes. Estuvimos viendo desde la epoca del encuentro entre las
culturas nativas de Colombia, pasando por la colonia, independencia, el boom
latinoamericano, el realismo magico, entre otros. Esto nos permitio tener una
panoramica amplia acerca del desarrollo y evolución de este fenomeno de la literatura.
Por lo tanto, diría que la poesía es la manifestación de la experiencia estetica que se
encuentra marcada por la experiencia personal, es una herramienta que posibilita el
encuentro entre poeta y el poema. En este sentido, tenemos en primer lugar tenemos
al autor, aquel que convierte su vida, su realidad en palabras, letras, ritmos con que
transmiten sentido, imágenes y sonidos. Es el hacedor, el creador de toda una
estructura creativa, es el conocedor del mundo y el que los representa. Busca crear una
resonacia entre el poema y el lector. En un segundo momento está el poema, la obra
poetica, la composición literaria, como se menciono anteriormente son el mundo
creado por el poeta, están llenos de imágenes, con el fin de evocar ciertos sentimientos
por parte del lector. Está compuesto por versos, rimas, similes, metaforas y mucho
más. Es la visión del poeta representada en una forma material. El espiritu fuera del
poeta. Y por ultimo, se encuentra el lector. En el cual es importante que se halle un
conocmiento previo, algunas ideas para lograr tener una mayor comprensión del texto.
Ya que, como dice Vargas Llosa, hay algunos lectores que son piano y resuenan y hacen
una hermosa armonia con el poema y el poeta y otros que no pueden pasan del plano
material y de las letras.
POESÍA COLOMBIANA
En cuanto a la poesía colombiana, nos encontramos con diferentes momentos que la
conforman: El primero de ellos, la poesía indígena, es decir, en su mayoría escrita en
los tiempos antes de la conquista. Se encuentra caracterizada por presentar al cosmos;
la tierra, el agua, el cielo y la vida en general. En ella se hallan varias referencias a la
naturaleza; los ríos, plantas, animales, los alimentos y la maternidad. Estos tienen
como característica notoria su oralidad, ya que era transmitida de generación a
generación. En un segundo momento vemos la poesía que es producida en los tiempos
de la conquista y colonia en donde hallamos un intento por parte de los nativos de
copiar los movimientos artísticos y literarios que se producían en Europa, de esta
forma, encontramos el barroco, que utilizaba las figuras literarias como la metáfora y
los contrastes de forma más notoria. Se da la poesía épica donde se narran las hazañas
y hechos prodigiosos de los héroes, conquistadores, en tierras extrañas. En este caso
tenemos como ejemplo a Hernando Domínguez Camargo, quien perteneció al barroco
culteranista que hacían uso de expresiones cultas y metáforas de difícil comprensión.
En el vemos el anhelo de parecerse a Luis Góngora en España. Por otro lado, está Juan
de Castellanos quien fue un español, sacerdote y soldado que vino a tierras americanas
y escribe el poema más extenso de la lengua llamado Elegías de Varones ilustres de
Indias en donde narra todos los acontecimientos que el presencio en tierras
americanas. De igual forma, él es el primero en introducir palabras indígenas a la
lengua española, con el fin de poner nombrar las nuevas realidades que se presentaban
delante de ellos.

En una tercera instancia, podemos observar la poesía del siglo XIX que se caracteriza
por el neoclasicismo, que consistía en discursos y proclamas políticas, por otro lado,
está presente el romanticismo que se centra en temas patrióticos y en la idealización
de la mujer. En este se resalta el individualismo, la libertad de creación y la expresión
del artista, este coincide con los movimientos independistas de 1810. Tienden a ser
pesimistas y a tener una baja concepción de la vida. Como representantes encontramos
a Rafael Pombo y a Jorge Isaac y ya a finales del siglo XIX se produce el modernismo
que rompe con esquemas estructurales. En donde se resalta el parnasianismo y el
simbolismo y los escritores modernistas se alejan de la literatura, la política y las

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creencias religiosas. Aquí la figura de Dios pasa a un plano secundario. En este
movimiento predomina el verso libre y se enfatiza en la intimidad del poeta. En cuanto
a los temas que tuvieron más relevancia encontramos a la aristocracia, la mitología y la
intimidad del poeta con sus reflexiones y manifestaciones personales de la realidad.
Para sus exponentes, José Asunción Silva es uno de los más grandes, conocido como el
poeta que cambio la poesía colombiana. Sacando la de lo reiterativo y aburrido para
traer innovación y frescura al ámbito colombiano.

En este sentido vemos una evolución, un cambio en los estados por los cuales ha
tenido que pasar la literatura, pero en este caso la poesía a lo largo de los años.
Pasando de imitar todos los movimientos Europeos, junto con sus grandes autores, a
producir nuevas formas acá en Colombia. Se trae un nuevo aire con José Asunción Silva
y con Gabo en las Novelas se ve una nueva Colombia, que es capaz de producir
originales y no solo copiar de otros lugares del mundo.

ANTOLOGÍA
En esta antología se recogen a veinte poetas colombianos, de los cuales se eligen dos
poemas por cada uno. Estos poemas van a estar acompañados por una ilustración o
fotografía que se considera, representa el contenido y el mensaje que el poeta
transmite por medio de su escritura. La temática de preferencia para esta antología es
el desamor, es decir, se van a encontrar poemas en los cuales el poeta experimenta la
tristeza, soledad, amargura o incluso el anhelo ferviente de que su ser amando se de
cuenta de su amor y lo corresponda. En cuanto, a la razón, es debido a que considero
que el ser humano muestra más lados de la experiencia humana y de las emociones
que experimentamos por medio del amor no correspondido o de la traición. En este,
sentido los poetas van a expresar diferentes emociones, desde alegría, enojo, anhelo,
tristeza, y soledad.

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German Espinoza
Memoranza

Entre la clara flora del Caribe, 


entre los laberintos del manglar que el sol desfleca, 
bajo la transparencia del azul antillano, 
sumidos en cloacas de miseria y de ron, resplandecientes 
de vida adamantina, 
un día conocí a los negros, erradicados y vibrantes, 
de sexo al aire libre y ojos encubiertos, 
los únicos terráqueos del planeta, 
los únicos que saben dónde pisan, 
únicos que no miran con nostalgia a los astros. 
 
- ¿Quiénes eran? - me dije -. ¿Qué dioses obscenos
erigían su mágica potencia
entre los muslos de estas mujeronas. 
en el mástil desnudo de estos machos, 
en los bíceps azules, el belfo maldiciente?
¿Por qué la sacrosanta mitología helénica
acordó bucles rubios a Dionysio, 
melada barba a Príapo? 
 
Largamente celebré con ellos el oficio de tinieblas del alcohol
antillano.

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Canción efe
Porque, amor, tú adveniste
en un instante en que todas las horas
se adunaban en un desierto sin distancia.

Cómo no saborear tu boca fresca
si en ella ni los frutos ni las flores
habitan, sino tú, sola y distinta?
Yo nunca perderé la gracia de tus muslos,
solitarios esteros frente al delta…
Ni el número infinito que truncas en la noche.

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Orietta Lozano
Amo en ti

Amo en ti lo que en otros acerbo


hubiera despreciado: tan intenso
tus pasos algo tardos, que te arrastraría encadenado hacia los
tus pies casi pesados; años
tu cabeza inclinada hacia la frente; venideros.
tu madurez, Un sabor cáustico de acíbar
y tu cansancio. purifica mis labios.
Amo el gesto de tus labios, Tengo envenenada la garganta.
tus sonrisas, Gritaría con rabia,
trago a trago. tumbaría mis puertas, mis techos, mis
Tu traje también lo amo: aldabas,
es tu presencia; destruiría sin conciencia mi casa y tu
sus arrugas son la marca casa,
de tus luchas. para romper las ataduras
Tus zapatos son un signo de mi espera, de tu alianza.
cuando van tristemente hacia tus Pero sería la derrota de lo que vale
calles. adentro,
¿Por qué tienes y estarías
las manos desatadas? empequeñecido por ti frente a tus ojos,
¿Quieres llevar la frente levantada débil para la lucha de los odios
y estar firme, no tan grande, no tan fiero, no tan alto,
y regresar a tu voz cuando tu cruz se levante
hoy, y mañana, sobre el altar de tus años.
con la misma palabra
decantada?
Te hallarías
inundado de fango,
enturbiadas tus manos,
y los hombros
agobiados de pronto por un peso

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Danza

Qué voz hace crujir el vestido de seda


de esta noche y entreabrir los muslos tiernamente
y desnudar su espalda de mujer?
Parece ser el canto ebrio de bacantes
o el susurro lejano de una viuda
o la lluvia entrecortada de una novia.
¿Qué voz extraña hace que el perro se levante y dance,
y la luna galope en el lomo de un caballo,
y el lago abra su ojo cristalino más que nunca?
¡Levántate, amor! La noche espera ser ungida

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de vinos y perfumes,
sacrificada como una diosa frágil
entre los brazos de la tierra.

Clara Mecedez Arango


Desearnos era inevitable

Cuando nuestros cuerpos se atrajeron


desearnos era inevitable
cuando nos entregamos
al lenguaje de los labios,
nos traicionaron las palabras.

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Todavía

Todavía me duelen las del atrevido ilusionista

las manos que me faltan, que engañó mi pubertad.

las que hicieron música Todavía me duelen

en mi cuerpo. las manos que me faltan,

Todavía me duelen aquéllas que me guiaron

las manos que me faltan

para hacer el poema.

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Julio Florez
¿Quién oye?

De noche, bajo el cielo desolado,

pienso en tu amor y pienso en tu abandono,

¡y miro en mi interior deshecho el trono


que te alcé como a un ídolo sagrado!
¡Al ver mi porvenir despedazado
por tu infidelidad, crece mi encono!
Mas, como sé que sufres, te perdono…
¡Oh, tú jamás me hubieras perdonado!
Mis lágrimas, en trémulo derroche,
ruedan al fin, y luego, en inaudito
arranque, a Dios elevo mi reproche…
¡Pero se pierde entre el negror mi grito
y sólo escucho, en medio de la noche,
del silencio el monólogo infinito!

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Julio Florez
Aún

Mil veces me engañó; más de mil veces

abrió en mi corazón sangrienta herida;

de los celos la copa desabrida

me hizo beber hasta agotar las heces.

Fue en mi vida, con todas sus dobleces,

la causa de mi angustia -no extinguida-

aunque, ¡pobre de mí! toda la vida

su mentiroso amor… pagué con creces.

Los tiempos han pasado; ya su boca

no me da sus caricias, ni me abrasa

el fuego de sus ósculos de loca;

¡y sin embargo mi pasión persiste…

pues, cuando a veces por mi senda pasa,

me alejo mudo… y cabizbajo… y triste!

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Aurelio Arturo
Canción de amor y soledad

Como en el áureo dátil de solitaria tuyo el canto en la noche sin palmeras,


palma, tuyo el trémolo al fondo de los huesos,
orillas de mi predio todo el valle y el palpitar oscuro de mis venas.
resuena, El país que en tus ojos vive entre
tú en mi corazón, dátil amargo, parpadeos,
tiemblas canta en mí con su largo sollozar
y te inclinas desnuda, sollozo y carne innegable,
trémula. rumora en mí, y el ansia de tu boca
De palma en que acongojase con vago madura,
son el viento, y rumoran sin fin los valles de tu carne.
dátil fiel donde todos los horizontes Oscura tú, y entre tu luz sin tregua,
suenan, eres un son tan hondo, tan hondo y
mi corazón es una carne tuya, tu carne, dolorido.
cantando entre distancias y entre Dátil maduro, dátil amargo, escucha
nieblas. mi corazón al filo del viento, tu
Tuyo es el viento y el rumor, dorados, gemido,

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tu gemido gozoso, tu olor de flor y da al viento ceniza de sus gritos.
abierta.
Mecido en ti, lleno de ti se escucha,

Aurelio Arturo
Todavía

Cantaba una mujer, cantaba


sola creyéndose en la noche,
en la noche, felposo valle.
Cantaba y cuanto es dulce
la voz de una mujer, esa lo era.
Fluía de su labio
amorosa la vida…
la vida cuando ha sido bella.
Cantaba una mujer
como en un hondo bosque, y sin mirarla

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yo la sabía tan dulce, tan hermosa.
Cantaba, todavía
Canta

Piedad Bonett
Canción

Nunca fue tan hermosa la mentira


como en tu boca, en medio
de pequeñas verdades banales
que eran todo
tu mundo que yo amaba,
mentira desprendida
sin afanes, cyendo
como lluvia,
sobre la oscura tierra desolada.
Nunca tan dulce fue la mentirosa
palabra enamorada apenas dicha,
ni tan altos los sueños
ni tan fiero

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el fuego esplendoroso que sembrara.
Nunca, tampoco,
tanto dolor se amotinó de golpe,
ni tan herida estuvo la esperanza.

Piedad Bonett
De circulo y ceniza

Tu boca viene a mí, sólo tu boca. Capaz de toda la verdad tu boca,


Viene volando, de toda la verdad y la mentira.
libélula de sangre, llamarada Ríe tu boca y se despierta el día.
que enciende ésta mi noche de ceniza. (Relámpagos de nieve hay en tu risa.)
Toda la sal del mar habita en ella, Como un tropel de potros me
atropellan
todo el rumor del mar,
los besos de tu boca deliciosa;
toda la espuma.
tu boca, mariposa equivocada,
Boca para los besos dibujada,
tu boca ajena que se desdibuja
donde duerme tu lengua tentadora.
en mi noche de círculo y ceniza.
Todo el vino del mundo está en tu
boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
Boca que calla y cuando dice, oculta.

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María Gomez Lara
Astillas

Los verdaderos poemas son incendios lo quebré

Vicente Huidobro para inventar dos trizas que se juntan

voy frotando una astilla contra otra dos chispas

y es inútil que no estaban

el revés de un vacío un agujero

no habrá fuego

en mis restos de madera aquí sigo todavía estrellando mis


astillas

pude rescatar del naufragio


nada que encender
un trozo de leña
y te haces humo

nada que apagar


hueco de tormenta
y eres ceniza
atravesado por tanta agua salada

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María Gomez Lara
Conjuro
your burning temple next to mine next to mine

y me cubro la cabeza cuando se va la luz

repito el verso de Blaga en la tormenta We shall remember once too late

como un conjuro un amuleto algo de ti y es tarde ahora que llega el estallido

this very bench where we are seated

me aferro cuando no queda nada en pie

no lo suelto burning temple

sola esperando a que toque tierra el entre las tinieblas


huracán

next to mine dijiste alguna vez


sino el radio de pilas

y la voz del locutor


your burning temple
–the worst is yet to come
y oigo el crujir del viento contra las
ventanas

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Espero acurrucada eso peor pero de miedo convoco algún rescate

me obstino en aquel verso burning temple y aprieto en el puño este conjuro

como un delirio next to mine como la de cuando hubiéramos podido


fiebre
salvarnos del desastre

Aquí no hay templos ni fuegos

Barba Jacob
Cintia deliciosa

Como una flor arcana, llameando el campo es de Ella y grana para Ella.
bajo el turquí del cielo apareció. Mi sangre está en su carne consumida;
Fue su amor mi almohada matutina; su alma radia con mi luz ardida,
su seno azul, de gota coralina y ella está en mí porque yo estoy en Ella.
en el pezón, de noche mi almohada. -Dame tu axila, ¡leche con canela!
Y era esencia tan dulce y regalada Dame tu beso, dámelo, y la lengua
la de su carne en flor, la de su boca fina y caliente y roja y ternezuela…
por enjambres de besos habitada, -¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
la de su axila, ¡leche con canela!, fatiga dulce, letal desvarío…
que un ansia de gozarla me extenuó. -¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Cintia concentra la onda de la vida. No más, amorcito mío,

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que me muero…

Barba Jacob
Carbunclos

No enflorará tu nombre un verso vano ¿Mi amor no es la clepsidra de tus


horas?
ni entre lo cotidiano irás perdida.
En tus labios no miela el colibrí:
Un varonil silencio. Un goce arcano.
¿la vida junto a mí no es más ensueño,
Y por mi pensamiento soberano
más tragedia la vida junto a ti?
hacer más honda y más sensual tu vida.
Cuán lindo el pie tan ágil y pequeño…
Ah, cómo en el amor estás ardida:
Ya en la propicia oscuridad, desnuda,
se va entreabriendo el alhelí de un beso
tu carne tiembla y lánguida me oprime:
en tu boca, de múrice teñida,
doliente y zaraheño,
y desnuda y nevada
grita mi corazón: «¡Si está desnuda!»
tu carne a mi deleite fue ofrendada.
Cuán lindo el pie, tan ágil y sedeño,
¿Qué jardín se te inunda si me lloras?

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cuán tibio el muslo… Ah, dueña de tu la noche del sahumerio montesino.
dueño:
¡Un beso a tu varón, mi hembra
el amor fue mi parte dispensada impura!

en el festín de sombras de la nada… Dormir después en tu redondo seno,

Hoy quiero solazarme en tu ternura tu seno blanco de ápice azulino…

como en las auras que embalsama el


heno

José Eusebio Caro


Estar contigo

¡Oh, ya de orgullo estoy cansado, quiero más bien verte y callar;


ya estoy cansado de razón; no contar las horas odiosas
déjame, en fin, hable a tu lado y reír oyéndote hablar.
cual habla sólo el corazón!
Quiero una vez estar contigo,
No te hablaré de grandes cosas; cual Dios el alma te formo;

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tratarte como a un viejo amigo de la ciencia la vanidad!
que en nuestra infancia no amó.
¿Qué es lo que dicha aquí se llama,
Volver a mi vida pasada, sino no conocer temor,
olvidar todo cuanto sé, y con la Eva que se ama,
extasiarme en una nada vivir de ignorancia y de amor?
y llorar sin saber por qué.
¡Ay!, más con todo así nos pasa:
¡Ah!, para amar Dios hizo al con la patria y la juventud,
hombre.
con nuestro hogar y antigua casa,
¿Quién un hado no da feliz
con la inocencia y la virtud.
por esos instantes sin nombre
de la vida del infeliz,
Mientras tenemos despreciamos,
sentimos después de perder,
Cuando, con la amarga desgracia
y entonces aquel bien lloramos.
de amor doblado su poder,
toda su alma ardiendo vacía
en el alma de una mujer?

¡Oh, padre Adán! ¡Qué error tan


triste
cometió en ti la humanidad,
cuando a la dicha preferiste

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José Eusebio Caro
En unas bodas
¡Venturoso el que en sus penas Sin cariño, sin consuelo!

De una amante ve la mano ¡Ay del pobre solitario!

Que lo arrulle y lo consuele

Y enjugar sepa su llanto! ¡Venturosos los que juntos


¡Ay del triste que la vida De la luna al quieto rayo
Pasa solo, abandonado, Mecen la cuna de un niño,

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Himnos de amor murmurando!

¡Ay del triste que en los montes ¡Ay del pobre solitario!

Sin un viviente a su lado

Contempla al sol que se hunde! ¡Oh, ¡venturosos aquellos


¡Ay del pobre solitario! Que entre el eterno descanso

Sientan verter en su tumba

¡Dichosos, sí, los que esperan Lágrimas, flores y ramos!

Que de un hijo el dedo blando

En el lecho de la muerte ¡Ay del triste que, durmiendo


Cierre sus ojos cansados!

¡Ay del que, en la hora postrera, En un túmulo ignorado,


Los brazos al cielo alzando, Ni un solo suspiro escuche!
Llame a un amigo... y espire! ¡Ay del pobre solitario!

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Lauren Mendinueta
Declaración de amor

para Alan Mills

En medio de alegres reuniones que operan la línea recta:

el mundo, más modesto, La distancia no los aleja,

es apenas real. los mide.

Auxiliar de la gracia divina Irse,

allí, en pie, estás, existes. Saberse,

Entras y como la vara Acompañarse.

que cruza el agua Saberse de la misma indisoluble


materia.
pareces doblegarte. De lo real,
Acompañarse como los ojos en la cara
ilusión.
imposibilitados para las reuniones.
Me desconciertas en la parte de mí
Creer.
que confía en el cálculo.

El atractivo de dos cerebros

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Lauren Mendinueta
Monologo interior

(Pensando en Magda Hingtinberg, Si hubiera sido músico…


París, Invierno de 1917)
También la música es una sombra
Le nombré el dolor de los sentidos sin contrario

De cómo su aparición supera toda El cielo es grandioso y mis ojos


presencia
No alcanzar a ver más allá de las
Le hablé de paisajes que ella ha nubes
transformado
Estoy obligado a dar la cara
En música
A imágenes que no percibo
Le confesé por escrito que yo ya no
El mundo como la estupidez es
soy
inagotable
Aquel joven que ella admira
En lo más propio de mí mismo
Si pudieran los sentimientos
Donde sólo Dios ha estado
esquivar
Conservo un trozo de usted Magda
El peligroso camino de las
palabras…

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Dora Castellanos
Amor como los rios

Amor, como los ríos

Oculta fuerza de agua soterrada,

nos sorprendió el amor tan de repente,

que al mirarse a los ojos hondamente

se desbordó el amor en la mirada.

Y brotó aquella fuente enamorada,

con fuerza tan vital y jubilosa,

que fue en verdad y amor la más gozosa

en que jamás me viera arrebatada.

Fue aquel amor, pasión tan verdadera,

-¿era tierna o sensual, dulce o ardiente?-

¡ya nunca más sabremos cómo era!

Que tus labios juraron en los míos:

vivirá nuestro amor eternamente,

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y nuestro amor pasó como los ríos.

Dora Castellanos
Algun día

Un día llegarás;

el amor no espera.

Y me dirás:

Amada, ya llegó la primavera.

Un día me amarás.

Estarás de mi pecho tan cercano,

que no sabré si el fuego que me abrasa

es de tu corazón o del verano.

Un día me tendrás.

Escucharemos mudos

latir nuestras arterias

y sollozar los árboles desnudos.

Un día. Cualquier día.

Breve y eterno,

el amor es el mismo en primavera,

en verano, en otoño y en invierno.

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Isamael Enrique Archiniegas
En sueños

Ya aspiro los aromas de su huerto; ¿Lloras?... ¿por qué?... Si nuestro amor


es crimen,
Las brisas gimen y las hojas tiemblan.
Crimen, bendito seas;
Cuán bella ¡oh luna! a nuestra cita
vienes...
Sueña, alma mía... ¡sueña! Traigo para tu sien una corona,
Para ensalzarte mi arpa de poeta.
Herido traigo el corazón... ¿Deliro? Yo haré en mis cantos, alma de mi
alma,
¿Es el canto del ave que se queja?
¡Nuestra pasión, eterna!
Es su voz... ¡y me llama! ¿Por qué
tardas?
Ven, mis brazos te esperan. Jura otra vez que me amas, que eres
mía;
Jura... ¡nadie ríos oye! ¡Nada temas!
¿Son mentira tus besos?... ¡No me
engañes! «¡Tuya! bien mío... ¡para siempre tuya
Ábreme tu alma y cuéntame tus penas.

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¡Sueña, alma mía... sueña!

Isamael Enrique Archiniegas


A solas amor que vienes aterido y yerto,
¿Quieres que hablemos?... Está bien... ¡donde fuiste feliz... ya todo ha
empieza: muerto!
Habla a mi corazón como otros días... ¡No vuelvas... Todo lo hallarás en
ruinas!
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
¿A qué has venido? ¿Para qué
No intentes disculparte... ¡todo es
volviste?
vano!
¿Qué buscas?... ¡Nadie habrá de
Ya murieron las rosas en el huerto;
responderte!
el campo verde lo secó el verano,
Está sola mi alma, y estoy triste,
y mi fe en ti, como mi amor, ha
inmensamente triste hasta la muerte.
muerto.
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
Amor arrepentido,
mucho tiempo en la sombra te
ave que quieres regresar al nido
esperaron,
al través de la escarcha y las neblinas;

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y se fueron... ¡cansadas de no verte! Si una voz grita en nuestras almas:
¡Nunca!

Cuando por vez primera


Dices que eres la misma; que en tu
en mi camino te encontré, reía
pecho
en los campos la alegre primavera...
la dulce llama de otros tiempos arde;
toda esa luz, aromas y armonía.
que el nido del amor no esta desecho,
que para amarnos otra vez, no es
Hoy... ¡todo cuán distinto! Paso a paso tarde.

y solo voy por la desierta vía.


Nave sin rumbo entre revueltas olas ¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la
duda
pensando en las tristezas del ocaso,
echó en mi corazón fuertes raíces.
y en las tristezas de las almas solas.
Ya la fe de otros años no me escuda...
Quedó de sueños mi ilusión desnuda,
En torno la mirada no columbra
¡y no puedo creer lo que me dices!
sino aspereza y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada,
y la estrella que amamos ya no
alumbra mi fe en tu amor perdida,

el azul de tus sueños y los míos. es ansia de una nave destrozada,


¡ancla en el fondo de la mar caída!

Partiste para ignota lontananza


cuando empezaba a descender la Anhelos de un amor, castos risueños,
sombra.
ya nunca volveréis... Se van... ¡Se
...¿Recuerdas? Te imploraba mi esconden!
esperanza,
¿Los llamas?... ¡Es inútil!... No
¡pero ya mi esperanza no te nombra! responden...
¡Ya los cubre el sudario de mis
sueños!
¡No ha de nombrarte!...¿para qué?...
Vacía
está el ara, y la historia yace trunca. Hace tiempo se fue la primavera...

¡Ya para que esperar que irradie el ¡Llegó el invierno, fúnebre y sombrío!
día!
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡Ya para que decirnos: Todavía!
¡y las aves se van cuando hace frío!

PÁGINA 297
Meira Delmar
Canción lejana

Y yo también como la tarde Y el gozo azul de estar contigo

toda me tornaré dichosa fuera del tiempo, sin palabras.

para quererte y esperarte. De golondrina en golondrina

Iluminada de tus ojos nos llegará la primavera

vendrá la luna, de la mirada pensativa.

vendrá la luna por el aire. Y un mismo cauce de dulzura

Tú me querrás inmensamente. tendrán las rosas y los días.

Mi corazón será infinito Yo te daré los sueños míos:

para la angustia de tu frente. amor, dolor, sencillamente.

Yo te daré los sueños míos:

amor, dolor, sencillamente.

Después será la enamorada sonrisa,

el beso, la memoria llena de ti,


maravillada.

PÁGINA 307
Meira Delmar
Dejo este amor aquí Trémula lluvia

Dejo este amor aquí repetida sin fin sobre los árboles.

para que el viento Tal vez un día, tú

lo deshaga y lo lleve que no supiste

a caminar la tierra. retener en las manos

No quiero su júbilo perfecto,

su daga sobre mi pecho, conocerás su rostro en un perfume,

ni su lenta o en la súbita muerte de una rosa.

ceñidura de espinas en la frente

de mis sueños.

Que lo mire mis ojos

vuelto nube,

aire de abril,

sombra de golondrina

en los espejos frágiles

del mar…

PÁGINA 317
Alvaro Mutis
Sonata

Otra vez el tiempo te ha traído


al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.
El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,
como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
como tren en la noche de los páramos.
De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que se enjuta en la fiebre de los ghettos.

PÁGINA 327
A la sombra del tiempo, amiga mía,
un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.

Alvaro Mutis
Batallas hubo
I nada nuevo.
Batallas hubo a orillas del mar

Casi al amanecer, el mar morado, que rebota ciego y desordenado,

llanto de las adormideras, roca viva, como un reptil preso en los cristales del
alba.
pasto a las luces del alba,
Cenizas del amor en los altares del mundo,
triste sábana que recoge entre asombros
nada nuevo.
la mugre del mundo.
Casi al amanecer, en playas de pizarra
II
y agudos caracoles y cortantes corolas,
batallas hubo, grandes guerras mudas
De nada vale esforzarse en tan viejas
dejaron sus huellas.
hazañas,
Se trataba, por fin,
ni alzar el gozo hasta las más altas cimas
del amor y sus hirientes hojas, de la ola,

PÁGINA 337
ni vigilar los signos que anuncian la muda
invasión
nocturna y sideral que reina sobre las
extensiones.
De nada vale.
Todo torna a su sitio usado y pobre
y un silencio juicioso se extiende, polvoso
y denso,
sobre cada cosa, sobre cada impulso
que viene a morir contra la cerrada coraza
de los días.
Las tempestades vencidas, los agitados
viajes,
sólo al olvido acuden, en su hastiado
dominio
se precipitan y preparan nuevas
incursiones
contra la vieja piel del hombre
que espera su fin
como pastor de piedra ingenua y aguas
ciegas.

III

Y hay también el tiempo que rueda


interminable,
persistente, usando y cambiando,
como piedra que cae o carreta que se
desboca.
El tiempo, muchacha, que te esconde en su
pecho
con tus manos segura y tu melena de
legionaria
y algo de tu piel que permanece;
el tiempo, en fin, con sus armas ocultas.
Nada nuevo.

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Alberto Angel Montoya
Cita

Cómo era de hermoso el albo cuello

al quitarte la marta cibelina.

Cómo era la espalda de divina.

Cómo el hombro en su albor era de bello.

Emuló con sus uñas el destello

del diamante nupcial tu mano fina,

y cayó con la marta cibelina

tu pudor a mis manos desde el cuello.

Te cercaban batistas y pecados

y a un tiempo con tu veste descendía

mi caricia inicial por tus collados.

La tarde aún en tu diamante ardía,

PÁGINA 357
pero al vagar por tus oscuros prados

la noche negra comenzó en tu umbría.

Un pebetero erótica fragancia

Alberto Angel Montoya


El beso

de ámbar y nardo en el salón deslíe,


al par que en bronce un sátiro sonríe
impregnando de mal toda la estancia.
Verde malva es el traje, y tu elegancia,
porque a su encanto mi pasión confíe,
mientras las copas un efebo escancia,
perversamente en el diván se engríe.
Súbito el vino tu fervor desmaya
en un rictus de amor. Mi mano ensaya
buscar el seno repulido y breve.
Y cuando tú revives de la ignota
languidez pasional, mancha una gota

PÁGINA 367
de sangre tibia tu mentón de nieve.

Reinaldo Arenas
Ultima luna

Por qué esta sensación de ir a en la encrucijada de múltiples


buscarte espantos.

hacia donde por mucho que vuele El pasado es todo lo perdido

no he de hallarte. y si del presente me levanto

Qué terror sin tiempo ahora me es para ver que estoy herido
impele
(y de muerte)
a por sobre tanto terror siempre
porque ya el futuro lo he vivido.
evocarte.
Ésa, indiscutiblemente, ésa es la
No ha de encontrar sosiego nuestra
suerte
pena
que por venir del infierno arrostro.
(que hallarlo sería comenzar otra
condena) Extraña amante,
y por lo mismo jamás cesaré de sólo me queda contemplar tu rostro
contemplarte.
(que es el mío)
Luna, una vez más aquí estoy
detenido porque tú y yo somos un río

PÁGINA 377
que recorre un páramo incesante,

circular e infinito:

un solo grito.

Reinaldo Arenas
Tú y yo estamos condenados

Tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo.
Tú y yo siempre prisioneros
de aquella maldición desconocida.
Sin vivr, luchando por la vida.
Sin cabeza, poniéndonos sombrero.
Vagabundos sin tiempo y sin espacio,
una noche incesante nos envuelve,
nos enreda los pies, nos entorpece.
Caminamos soñando un gran palacio
y el sol su imagen rota nos devuelve
transformada en prisión que nos guarece.

PÁGINA 387
Leon de Greiff
Canción de dinarzada
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada:
todo tu ser se le entregó a mi ruego!
todo tu ser se le rindió a mi Nada!
todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!
Ya qué me importa el torvo rumbo ciego!
Es lumbre para mí la desolada
llanura yerma! Alígero navego
bajo la tempestad desmelenada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!
Tu grande corazón, tu alma extasiada,

PÁGINA 397
tu espíritu finísimo, a mi ruego
se rindieron: donáronse a mi Nada!
Noche: en tus brazos únicos me entrego,
Dinarzada sutil, noche soñada…
Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego!

Leon de Greiff
Canción ligera
Me quedas tú, y me donas tu alegría tu don ilusionario.

con el dolor, y tu miel deleitable Me quedas tú, y el claro sortilegio

con el acerbo aloe. de tus ojos rïentes: con su hechizo

Me quedas tú, y la luz que tu alma cría mi soledad se puebla.

dentro la tenebrura inenarrable Me quedas tú, y tu risa, cuyo arpegio

de mi yo solitario: me embriaga, y tu tesoro de oro cobrizo

Siempre loe solaz del alma sola:

PÁGINA 407
La gris niebla Me quedas tú, la ingenua enardecida,

tu regalo aureola. me quedas tú, la experta, de sutiles

Me quedas tú, y el filtro que tu ardida tácticas retrecheras:

boca frutal, sombreada, en mis febriles Vida. Muerte.

resecos labios vierte. Lo que quieras.

Jorge Isaacs
Las noches en la montaña

¡Tú! ¡Siempre tú! Cuando en el a quien mis ojos admirar debían


sueño alivio
como una flor que las corrientes
busco al dolor que mi semblante llevan.
vela,

vienes a recoger enamorada


¿Es que del pobre Trovador la
de mis canciones páginas dispersas. imagen

pudo quedar en su memoria


impresa

Dime hasta cuándo seguirás mis y cuando duerme, a recoger te envía


pasos,

tú, el alma errante de la Virgen mis sueños amorosos de Poeta?


bella,

PÁGINA 417
y pensarán si aspiran tus perfumes

¡Ay! Gracias, ¡sí! Mi corazón palpita


que rasga el vendaval las azucenas.

cuando a mi lecho sigilosa llegas Labios tan dulces a mis labios


nunca
como el perfume el aura de la noche
unió el amor como los tuyos... Deja

recoge de las púdicas irlenas10.


que agote en ellos el placer que
brindan
Ven que reposa ya mi caravana
a mi amoroso corazón. ¿Te alejas?
y no da luz la moribunda hoguera:

Ya de la Aurora en el oriente brilla


siento tus pasos en la vera oscura

de la lianosa y perfumada selva.


palideciendo la preciosa estrella;

mas cuando entrada la callada


Ven coronada de silvestres lirios, noche

ven que tu amante Trovador te de otro desierto en el collado


espera... duerma,

Recoge así tus bucles de azabache;


vuelve ocultando tus divinas formas
brinda a mi sien tus hombros
placentera:
bajo tu manto de voluble niebla;

ven amorosa y te daré cantares,


los rojos labios en mi frente posa
ven que tu amante Trovador te
no esquiva veles tu mirada negra... espera.

IIª
¡Ah! ¡No me dejes! La amarilla luna

¡Cuán bella estás orlada de


se va a ocultar en la lejana sierra.
virginias12!

¡Cómo en tu frente exhalarán su


Si suspiras creerán los montañeses aroma!

Y con tu manto de musgosas gasas


que se mece el diabebe11 de las
peñas;
que en los ramajes de los mayos
flotan.

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Herido por las manos de los míos

Cuán bella estás: el viento del mi joven corazón rebelde brota


desierto
en vez de sangre lágrimas; y en
le ha salpicado de lucientes gotas. vano

Ven: del Ullucas13 en la verde orilla su ingratitud desecha mi memoria.

sobre la peña cuya base azota, Ausente estaba del paterno techo:

busqué para esperarte de los mi noble Padre en sus postreras


musgos horas

la más mullida y recamada a su esposa llamó, para encargarm


alfombra;
fuera el guardián de su familia y
ájala tú, para tus pies la hicieron honra.
55
El Cielo me ayudó. Luché sin
las Náyades con algas de sus ondas. tregua...

Era el descanso mi suplicio; ahora


Así reclina mi cabeza débil
en el hogar donde los bellos días
en tu regazo voluptuoso ahora
de mi niñez pasé triunfantes moran
y ocúlteme los rayos de la Luna la Envidia y los extraños que
compraron
tu linda mano de alabastro y rosa.
a precio vil nuestra heredad valiosa.
-¿Dices que un Rey indígena su
nombre
-¿Quieres vengarte? -Sí. -Levanta
dio a estas corrientes que al rodar
altiva
sollozan?
tu sien que lleva mi primer corona.
-Era de pueblos Rey...; ¡pero tus
ojos Álzate y mira. -Tu esplendor me
ciega.
con lloro quemador mi mano
mojan! -Yo soy el ideal que te enamora.

-Soñaba que... -No lloras cuando -¡Tú eres un ángel! ¿De mi amor
sueñas qué harías?

de tu pasado la funesta historia, -Ámame siempre así: yo soy la


Gloria.
no siempre mis caricias
consiguieron

de tu mente borrar... ¡Débil! -


¡Perdona!

PÁGINA 437
PÁGINA 447
Jorge Isaacs
Amor eterno

Puso el Creador en tus esquivos ojos

Cuanto bello soñó mi loca mente;

Para saciar la sed de mi alma ardiente

Diole a un ángel mortal tus labios rojos.

El anhelante seno... los sonrojos

Que el mármol tiñe de tu casta frente,

El blando arrullo de tu voz doliente

Si miras en mi faz sombras o enojos ...

¡Amor! Amor ideal de mis delirios,

Eterno amor que el alma presentía,

Galardón de cruelísimos martirios,

Puso en tu virgen corazón el Cielo

Para hacerte en la tierra sólo mía,

En mi existencia luz, gloria y consuelo.

José Asunsión Silva

PÁGINA 457
Capsulas

El pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis

del amor de Aniceta, fue infeliz.

Pasó tres meses de amarguras graves,

y, tras lento sufrir,

se curó con copaiba y con las cápsulas

de Sándalo Midy.

Enamorado luego de la histérica Luisa,

rubia sentimental,

se enflaqueció, se fue poniendo tísico

y al año y medio o más

se curó con bromuro y con las cápsulas

de éter de Clertán.

Luego, desencantado de la vida,

filósofo sutil,

a Leopardi leyó, y a Shopenhauer

y en un rato de spleen,

se curó para siempre con las cápsulas

de plomo de un fusil.

José Asunsión Silva


A Adriana

PÁGINA 467
Mientras que acaso piensa tu tristeza

en la patria distante y sientes frío

al mirar donde estás, y el desvarío

de la fiebre conmueve tu cabeza,

yo soñando en tu amor y en tu belleza,

amor jamás por mi desgracia mío

de la profundidad de mi alma, envío

a la pena un saludo de terneza.

Si cuando va mi pensamiento errante

a buscarte en parejas de otro mundo

con la nostalgia se encontrara a solas

sobre las aguas de la mar gigante

entre el cielo purísimo y profundo

y el vaivén infinito de las olas.

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Darío Jaramillo Agudelo
A ti

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,


no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

PÁGINA 487
Darío Jaramillo Agudelo
Yo huelo a ti

Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.

PÁGINA 497
PÁGINA 507

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