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Antigua vs. Nueva Cpe
Antigua vs. Nueva Cpe
Al reconocerse que “toda persona tiene derecho” al trabajo, no se considera ninguna exclusión
de edad, por lo cual el principio general que rige en la materia, aparte de los derechos civiles y
políticos, es el de la vigencia de los derechos fundamentales (art. 15) relativos a la integridad
física, psicológica y sexual, precaviendo la cualquier violencia de género y generacional
degradante. La CPE abrogada establecía el carácter del trabajo como deber, agregando
paradójicamente que era “la base del orden social y económico” (art. 156), que no era otro
sino el sistema capitalista dependiente. Resulta novedosa la adopción constitucional del
trabajo digno, y la incorporación del derecho a la seguridad industrial, higiene y salud
ocupacional, sin discriminación. Esta concepción es concordante con la del “vivir bien”
reconocida en el texto constitucional (art. 8, I y II), distante de la visión del trabajo “decente”,
muy polémica por sus connotaciones negativas hacia la L@s trabajador@s y sus derechos en la
nueva Constitución • pp. 153 - 172 umbrales 157 actividad laboral de niñas, niños y
adolescentes. Si éstos son sujetos sociales, no puede restringirse su participación en el
quehacer del mundo del trabajo, el marco de la protección estatal (art. 46,II), y por el contrario
debe entenderse que al ser personas actuantes en la vida económica y social mientras
prevalezca el sistema de dominación, por lacerante que parezca, erradicar el trabajo infantil no
pasa de ser una buena intención de escasa aplicabilidad. En este sentido, el MTEPS
considerando la equidad laboral, de ingresos y medio ambiental y la igualdad de oportunidad
está encargado de “proteger y garantizar el trabajo digno en todas sus formas (comunitario,
estatal, privado y social cooperativo” (DS No. 29894, art. 86,)
2. REMUNERACIÓN
La incorporación en la norma fundamental del principio del derecho al salario justo, equitativo
y satisfactorio, el cual “asegure para sí y su familia una existencia digna” (art. 46,I), obedece a
la continuada lucha de los trabajadores, en especial la clase obrera sindicalizada, por el
mejoramiento de la calidad de vida y las condiciones de trabajo. Aunque la anterior Carta
Magna hablaba de remuneración justa (art. 157,II), lo limitaba a la creación de condiciones por
parte del Estado neoliberal, hecho que signifi caba a todas luces una contradicción insalvable.
La formulación de políticas salariales y de productividad corresponde al MTEPS, de acuerdo a
ley (DS No. 29894, art. 86,k).
3. ESTABILIDAD LABORAL
El ejercicio del trabajo “en todas sus formas” (art. 46,II) es objeto de la protección, obligación
de la mayor responsabilidad al ser de incumbencia de Estado. Si bien desde la undécima CPE
boliviana se adoptó la corriente del constitucionalismo social, y por ende el proteccionismo al
capital y el trabajo bajo la tesis de ser “factores de la producción” equiparables, hoy las
diversas modalidades laborales con los cambios tecnológicos no pueden dejar de tener
especial preocupación de gobernantes y gobernados. La anterior Carta Magna mantuvo la
doble protección al capital y al trabajo (art. 157,I) si bien la historia demuestra que el
predominio del logro de excedentes de los inversores por regla general, como en regímenes
dictatoriales, prevaleció ante las legítimas demandas laborales, por la naturaleza de clase del
mismo Estado. La protección laboral debe ser operacionalizada por el MTEPS, en el marco de
sus competencias (DS No. 29894, art. 86,a).
La CPE ratifi ca este reconocimiento al derecho a dedicarse dichas labores “en condiciones que
no perjudiquen al bien colectivo” (art. 47, I). El mismo ya fue consignado en constituciones
anteriores como la abrogada (art. 7, d), como garantía en especial para el desenvolvimiento
del comercio y la industria nacionales, bajo la inspiración de favorecer el desarrollo
económico-social del país y general fuentes de empleo.
7. CUENTAPROPISTAS
Se consigna por primera vez un régimen de protección especial para quienes prestan servicios
en pequeñas unidades productivas y rurales y en general los denominados gremialistas (art.
47,ll). El artículo detalla dos aspectos de política pública: por una parte, intercambio comercial
equitativo y precios justos para sus productos; por otra, incentivo productivo mediante una
asignación económico-fi nanciera preferencial. L@s trabajador@s y sus derechos en la nueva
Constitución • pp. 153 - 172 160 umbrales Esta ha sido una demanda largamente sostenida por
las y los trabajadores independientes que conforman el sector terciario, hipertrofi ado desde
los tiempos del neoliberalismo en Bolivia. Hay que tener presente que este contingente laboral
se halla conformado tanto por artesanos como por comerciantes e integrantes de la llamada
informalidad laboral. Hoy concierne al MTEPS la protección de aquellas “pequeñas unidades
productivas urbanas y rurales, por cuenta propia y gremialistas”, tratando de dar respuesta a
esta compleja realidad (DS No. 29894, art. 86,e).
9. NORMATIVA LABORAL
9.1 OBLIGATORIEDAD
Este criterio superior, así como la nulidad de convenios que tiendan a burlar los efectos (art.
48,III) , proviene del constitucionalismo social y figuraba en la Constitución abrogada (art.
162,II). También se estableció en la Ley General del Trabajo de 1939, al determinar que “los
derechos que esta Ley reconoce a los trabajadores son irrenunciables, y será nula cualquier
convención en contrario” (LGT, art. 4). L@s trabajador@s y sus derechos en la nueva
Constitución • pp. 153 - 172 162 umbrales Sin embargo, no pocos empleadores se dan modos
para desconocer disposiciones explícitas en materia laboral y en particular durante el
neoliberalismo fueron reiteradamente vulneradas normas acerca del salario mínimo, la
jornada máxima, la estabilidad y en general la mayor parte de los beneficios sociales.
resultando distorsionados tanto en Bolivia y como otros países del continente.
Como parte de los derechos laborales de las mujeres, la CPE prescribe la prohibición del la
discriminación y el despido debido a estado civil, embarazo, edad, rasgos físicos, o números de
hijas o hijos. Se garantiza además la “inmovilidad laboral de las mujeres en estado de
embarazo y del progenitor, hasta que la hija o el hijo cumpla un año de edad” (art. 48,IV). L@s
trabajador@s y sus derechos en la nueva Constitución • pp. 153 - 172 umbrales 163 El MTEPS
explicita su competencia en esta materia por mandato constitucional (DS No. 29894, art. 86,d).
La Carta Magna abrogada planteaba (art. 157) el alcance de los aspectos relativos a este punto
por parte de una ley regulatoria, que no se dictó desde la LGT elevada a ese rango en 1942. La
nueva CPE incorpora nuevos aspectos antes no contemplados, a saber: los convenios
colectivos, los salarios mínimos sectoriales y su incremento, la reincorporación laboral, el
cómputo de antigüedad, las horas extra, el recargo nocturno y dominicales, los bonos y la
maternidad laboral (art. 49,II). Es de advertir que la es- L@s trabajador@s y sus derechos en la
nueva Constitución • pp. 153 - 172 164 umbrales de esta enunciación se hace necesaria a
causa de las sistemáticas violaciones a la LGT tanto en las dictaduras cuanto en los regímenes
neoliberales. En este sentido, el encargo constitucional de contar con una Ley del Trabajo
compatibilizada con el texto de la Norma Fundamental vigente, tendría que tener alcance de la
mayor participación ciudadana y sindical y será realizado luego de la deliberación normativa,
en el siguiente período gubernamental 2010-2014, por parte del órgano estatal
correspondiente, la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Conviene detalla que este punto hace referencia al respeto estatal a seis pilares de la
organización sindical que son: la unidad, la democracia sindical, el pluralismo político, el auto
sostenimiento, la solidaridad y el internacionalismo (art. 51,II). Los mismos nunca antes fi -
guraron en textos constitucionales de Bolivia, y más aún, la constitucionalización del
internacionalismo, que supera una estrecha visión localista, es hasta sorpresivo para algunos
tratadistas que la mencionan como una reivindicación propia del movimiento obrero
organizado y en las constituciones de países socialistas, un deber ciudadano de amistad y
colaboración con los pueblos de otros países.
12.2 SINDICALIZACIÓN
A diferencia de la vieja Constitución que reconocía este forma orgánica laboral (art. 159,I), en
la nueva el ámbito se extiende al campo y a la ciudad (art. 51,III), lo cual supone reconocer L@s
trabajador@s y sus derechos en la nueva Constitución • pp. 153 - 172 166 umbrales que la
estructura históricamente llevada de las minas al nivel rural, es persistente a nivel nacional
como la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), de
federaciones, centrales, subcentrales y centralillas y aun comunidades.
Este aspecto se halla inscrito en los documentos fundamentales de la entidad matriz de las y
los trabajadores bolivianos, la Central Obrera Boliviana, así como en los estatutos de la
Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), la Confederación General de
Trabajadores Fabriles (CGTFB) y otras grandes agrupaciones sindicales del movimiento obrero
y laboral. También es fundamental que se consigne en el texto de la CPE el respeto del Estado
a la no subalternización del sindicalismo, y que contarán con personalidad jurídica “por el solo
hecho de organizarse y ser reconocidos por sus entidades matrices” (art. 51,IV). De este modo
se contribuye a evitar los interminables trámites y condicionamientos que distintos gobiernos
ejercitaron contra la representación genuina de las bases sindicales, transgrediendo su
autonomía de gestión, ante la falta de resguardo constitucional sobre el punto en anteriores
constituciones del país.
Aunque a partir del constitucionalismo social y la abrogada (art. 159,I) se contempló este
privilegio de inmunidad a favor de los dirigentes sindicales para no ser perseguidos ni presos,
en este texto se incorporan dos resguardos más de importancia: el no despido hasta un año
luego de su gestión y la no disminución de sus derechos sociales (art. 51,VI). La explicación
radica en que abusos patronales hicieron escarnio de la declaratoria en comisión de los
sindicalistas, al impedírseles volver a su fuente laboral por represalias, y en caso de
reincorporación, la manipulación de roles y cargos en perjuicio de la o el trabajador. En las
dictaduras se implantaron coordinadores o relacionadores suplantando la legítima
representación sindical y bajo el neoliberalismo el desconocimiento y amedrentamiento
empresarial contra la actividad sindical se convirtió en regla ante el coauspicio vulneratorio
institucionalizado de autoridades del Ministerio del Trabajo.
12.6 CUENTAPROPISTAS
Siendo parte inseparable de las conquistas del movimiento sindical internacional, no podía
faltar la referencia a este derecho, que junto al fuero es atribuible al constitucionalismo social
boliviano. Mientras la abrogada establecía el mismo, la actual CPE garantiza el ejercicio de esta
facultad de suspensión de actividades laborales como herramienta de defensa de derechos
(art. 53). La LGT dedica un capítulo a la huelga, cuya viabilidad legal se opera una vez
“fracasadas las gestiones de conciliación y arbitraje” (art. 114), comprendiendo únicamente “la
suspensión pacífi - ca del trabajo” y en ningún caso en servicios públicos (arts. 118 y 119).
Actualmente, el MTEPS tiene a su cargo la prevención y resolución de los confl ictos laborales
(DS No. 29894, art. 86,g), entre los cuales se hallan los de tipo huelguístico.
En este numeral se incorpora una temática de gran interés aun en el plano internacional. Se
trata de la recuperación de empresas quebradas, cerradas o abandonadas injustifi cadamente
por sus dueños, por parte de sus propios trabajadoras y trabajadores. Con apoyo estatal, como
prescribe la norma, por iniciativa de éstas y éstos podrán reactivar y reorganizar sus fuentes de
trabajo “en resguardo del interés social” (art. 54, III). De este modo, como en experiencias de
otros países latinoamericanos, en especial Argentina, la fuerza laboral de forma
autogestionaria se hace cargo del rescate de su centro ocupacional en el área productiva o de
servicios. En Bolivia estamos en los albores de este desempeño posneoliberal, pero los
hermanos argentinos como “trabajadores sin patrón”, nos demostraron que “somos capaces
de autogestionar nuestras cooperativas y organizaciones... podemos articularnos con otros
compañeros y organizarnos de manera democrática para lograr representatividad (ANTA,
2008). L@s trabajador@s y sus derechos en la nueva Constitución • pp. 153 - 172 170
umbrales
La vieja Carta Magna aludía al fomento de las cooperativas (art. 160) sin abundar en otras
consideraciones. En cambio, la CPE en vigencia consigna los principios sustentatorios del
movimiento cooperativista: solidaridad, igualdad, reciprocidad, equidad en la distribución,
finalidad social, y no lucro de sus asociados (art. 55). Por otra parte, según la organización
económica el ámbito social cooperativo es un sector dinámico a potenciar. Pese a que aún rige
la Ley General de Sociedades Cooperativas (Decreto Ley No. 5035 diciembre de 1958), la
realidad económico-social según la actual orientación integradora y comunitaria, ha trastocado
en muchos casos la concepción clásica de “cada socio, un voto (art. 1, 2) y por tanto una
acción, generándose el afán de lucro. De hecho, en el sector minero de Bolivia muchas
empresas se han camuflado como cooperativas de producción, en las cuales se practica incluso
la explotación de la mano de obra infantil. Aunque no deberían prevalecer relaciones sociales
de esta índole en este ámbito, lo cierto es que la subcontratación ha generado una suerte de
subproletariado al margen de la protección de la legislación laboral. A nivel institucional,
corresponde al MTEPS “promover y fomentar el desarrollo social, económico y productivo del
sector cooperativo”, para ello existe la Dirección General de Cooperativas con atribuciones
específi cas (DS No. 29894, art. 86,o).