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La investigación acción

Magíster Priscila Puentes Reyes


La investigación acción
2017
Hemos creído de interés dedicar un análisis puntual al diseño cualitativo de investigación-
acción debido a que, fundamentalmente, emerge en el campo de las ciencias de la
educación como una opción metodológica válida para abordar los problemas del entorno
socioeducativo. Igualmente, las aportaciones y alcances de la investigación de enfoque
cualitativo se traducen en una gran complejidad y diversidad en torno a las modalidades,
tradiciones, o metodologías empleadas siendo este diseño de investigación-acción, el
más adecuado y pertinente para estudiar las diversas problemáticas educacionales.

El fin del seminario de grado de este Magister está basado en los principios descritos en
este enfoque, por lo tanto, se analizará a grandes rasgos sus características.

Aspectos generales
El término “investigación acción” proviene del autor Kurt Lewis y fue utilizado por
primera vez en 1944. Describía una forma de investigación que podía unir el enfoque
experimental de la ciencia con programas de acción que respondiera a los principales
problemas sociales de entonces.

La finalidad del diseño investigación-acción es resolver problemas cotidianos e inmediatos


y mejorar prácticas concretas. Se define como un proceso de recopilación de información
sobre una problemática en específico y a su vez un desarrollo de hacer y transformar. Como
expresa Sandín (2003), citado por Hernández (2010), la investigación-acción pretende,
esencialmente, propiciar el cambio social, transformar la realidad, y que las personas tomen
conciencia de su papel en esa fase de transformación (Pérez Serrano, 2000).

En este tipo de diseño de investigación juegan un rol central el investigador y los


participantes, pues se trata de una interacción constante. Según Stringer (1999), las tres
fases esenciales de los diseños de investigación-acción son:
• Observar: construir un bosquejo del problema y recolectar datos.
• Pensar: analizar e interpretar.
• Actuar: resolver problemas e implementar mejoras, las cuales se dan de manera cíclica,
una y otra vez hasta que el problema es resuelto; el cambio se logra o la mejora se
introduce satisfactoriamente.

La investigación-acción permite la generación de nuevos conocimientos al investigador y


a los grupos involucrados; permite la movilización y el reforzamiento de las organizaciones
de base, y finalmente, se orienta al mejor aprovechamiento de los recursos disponibles
en base al análisis crítico de las necesidades y las opciones de cambio.

Algunas características de la investigación-acción


La investigación-acción tiene un conjunto de rasgos propios entre los que podemos
señalar:
a. Estudia fenómenos sociales que constituyen sistemas abiertos, contradictorios,
integrados por muchos componentes abiertos y multideterminados.
b. Los fenómenos educacionales no están sujetos a un determinismo rígido, sino son
procesos dialécticos y multicondicionados, por lo que sus regularidades constituyen
leyes que se manifiestan como tendencias a través de un gran número de factores
causales.
c. Los fenómenos educacionales no presentan parámetros cuantitativos estables, lo que
hace complejo su proceso de medición, que generalmente se limita a una evaluación
intensiva y una cuantificación aproximada.
d. Analiza acciones humanas y situaciones sociales problemáticas susceptibles de
cambio y que requieren respuestas.
e. Su propósito es descriptivo-exploratorio, ya que busca profundizar en la comprensión
del problema sin posturas ni definiciones previas.
f. La investigación-acción valora la subjetividad y como ésta se expresa en el lenguaje
auténtico de los participantes en el diagnóstico. La subjetividad no es el rechazo a la
objetividad, es la intención de captar las interpretaciones de la gente, sus creencias y
significaciones.
g. La investigación-acción tiene una raíz epistemológica cualitativa. Por lo tanto, se
ajusta a los rasgos típicos de estudios generados en este paradigma.

Las etapas de la investigación-acción


La investigación-acción constituye un proceso continuo, una suerte de espiral, donde
los momentos de problematización, diagnóstico, diseño de una propuesta de cambio,
aplicación de la propuesta y evaluación, se reinician y suceden permanentemente,
retomando nuevos circuitos de problematización (Sandín, 2003).

Estas etapas consensuadas por diferentes autores son:


1. Problematización: Considerando que la labor educativa se desarrolla en situaciones
donde se presentan problemas, lo lógico es que un proyecto de este tipo se origine
en un problema de carácter práctico; en general, se trata de incoherencias o
inconsistencias entre lo que se desea y lo que en la realidad ocurre.

El hecho de vivir una situación problemática no implica conocerla; un problema


requiere de una profundización en su significado. Hay que reflexionar por qué es un
problema, cuáles son sus términos, sus características, como es el contexto en que
se produce y los diversos aspectos de la situación, así como también las diferentes
perspectivas del problema. Estando estos aspectos clarificados, hay grandes
posibilidades de formular claramente el problema.
2. Diagnóstico: Una vez que se ha identificado el significado del problema centro
del proceso de investigación, y habiendo formulado un enunciado del mismo, es
necesario realizar la recopilación de información que permitirá un diagnóstico claro
de la situación. La búsqueda de información consiste en recoger diversas evidencias
que permitan una reflexión a partir de una mayor cantidad de datos. En síntesis, se
trata de un análisis reflexivo que lleva a una correcta formulación del problema y a la
recopilación de información necesaria para un buen diagnóstico.
3. Diseño de una propuesta de cambio: Una vez realizado el análisis e interpretación
de la información recopilada y siempre a la luz de los objetivos que se persiguen, se
está en condiciones de visualizar los mejoramientos que se desean. Parte de este
momento será, por consiguiente, pensar en diversas alternativas de actuación y sus
posibles consecuencias a la luz de lo que se comprende de la situación, tal y como
hasta el momento se presenta.
4. Aplicación de propuesta: Diseñada la propuesta de acción, se llevará a cabo. Es
importante, sin embargo, comprender que cualquier propuesta a la que se llegue
debe ser entendida en un sentido hipotético, es decir, se emprende una nueva
forma de actuar, un esfuerzo de innovación y mejoramiento que debe ser sometida
permanentemente a condiciones de análisis, evaluación y reflexión permanente.
5. Evaluación: Todo este proceso va proporcionando evidencias del alcance y las
consecuencias de las acciones emprendidas y de su valor como mejora de la práctica.
Es posible, incluso, encontrarse ante cambios que impliquen una redefinición del
problema, ya sea porque éste se ha modificado, porque han surgido otros de más
urgente resolución o porque se descubren nuevos focos de atención que se requiere
atender para abordar el problema original.

La evaluación, además de ser aplicada en cada momento, debe estar presente al final
de cada ciclo, dando de esta manera retroalimentación a todo el proceso. De esta
forma, nos encontramos en una evolución cíclica que no tiene fin porque al trabajar
con personas y diferentes procesos siempre se van detectando nuevas problemáticas
que necesitan acciones específicas para ser solucionadas.

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