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Diferenciación celular

Los organismos unicelulares complejos representan una vía evolutiva. Una


vía alternativa ha llevado a la evolución de organismos multicelulares, en los
cuales diferentes tipos de células especializadas realizan diversas actividades.
Las células especializadas se forman por un proceso llamado diferenciación.
Un óvulo humano fertilizado, por ejemplo, progresará a lo largo de un cur- so
de desarrollo embrionario que conduce a la formación de apro-
ximadamente 250 tipos distintos de células diferenciadas. Algu- nas células se
vuelven parte de una glándula digestiva particular, otras conforman un
músculo esquelético grande, otras forman parte de un hueso, y así
sucesivamente

La vía de diferenciación seguida por cada célula embrionaria depende sobre


todo de las señales que recibe del entorno circundante; estas señales a su vez
dependen de la posición de esa célula dentro del embrión.

TIPOS DE CÉLULAS MADRE

Hay dos maneras de clasificar las células madre: 1) de acuerdo con su


potencial de diferenciación en células totipotenciales, pluripotenciales y
multipotenciales. 2) Según el tejido de origen, en células madre embrionarias
y del adulto.

Son totipotenciales las células capaces de generar un embrión completo, es


decir, de dar origen a tejidos embrionarios y extraembrionarios; tal es el caso
de la fecundación, proceso por el cual se genera una célula, el zigoto,
paradigma de célula totipotencial, que dará lugar a todas las células del
embrión y posteriormente a las del adulto; por lo tanto, este tipo de células
solo se puede obtener durante las primeras fases de formación del embrión,
pues a medida que este evoluciona dichas células se especializan y
transforman en otras,

las pluripotenciales, capaces de generar cualquier linaje celular, pero no un


embrión completo. Esta diferenciación resulta de cambios en la expresión
génica; por ello las células extraídas y cultivadas entre los 7 y 14 días
posfecundación, cuando el embrión se encuentra en la fase de blastocisto,
nunca darán lugar a un embrión completo sino a estirpes celulares
específicas determinadas por los genes que se expresen en el momento.5,6

Una vez que el embrión se implanta en el útero y continúa su desarrollo, sus


células se van especializando cada vez más, transformándose en células
madre comprometidas, las multipotenciales, con mayor grado de
diferenciación puesto que llevan la marca de un tejido concreto, es decir,
solo pueden dar lugar a tipos celulares del tejido al que pertenecen; un
ejemplo de ellas son las CMH que dan origen a todas las células sanguíneas:
glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.3

De acuerdo con el origen, las células madre pueden proceder de tejido


embrionario o de un organismo adulto; de ahí que se las denomine Células
madre embrionarias (CME) (Embryonic stem cells, ESC) y Células madre
adultas (CMA), respectivamente. Las primeras corresponden a precursores
totipotenciales con capacidad de proliferar indefinidamente in vitro, por lo
que gran parte de las investigaciones se han centrado en la producción de
distintos tipos de tejidos e incluso de órganos simples, así como en la
incorporación de genes foráneos, lo que convierte a este tipo de células en
un vehículo idóneo para la terapia génica paliativa y en una firme promesa
para la medicina futura.7

Las células madre adultas (CMA), por su parte, corresponden a progenitores


multipotenciales, que pueden renovarse constantemente y dar lugar a
células especializadas capaces de reparar lesiones tisulares y de renovar
células seniles; así mismo presentan una gran versatilidad biológica,
fundamentada en su capacidad de alterar drásticamente el fenotipo en
respuesta a los cambios del microambiente en donde se desarrollan.7

CELULAS TRONCALES CLASE 4

Las células troncales son un grupo específico de células indiferenciadas que


tienen un potencial proliferativo elevado y que presentan dos características
fundamentales: son capaces de autorrenovarse, es decir, de formar células
idénticas a las células de origen, y tienen la capacidad de generar uno o más
tipos celulares que desempeñan funciones especializadas en el
organismo.1 Dependiendo de su origen, las células troncales pueden dividirse
en células troncales embrionarias y somáticas. Las células troncales
embrionarias (CTE) son células pluripotenciales, es decir, cada una de ellas es
capaz de generar todos los tipos celulares del organismo. Por su parte, las
células troncales somáticas son, en su mayoría, multipotenciales ya que
pueden generar una gran variedad de tipos celulares dentro de un tejido
específico.

Dentro del grupo de células troncales de adulto, las células troncales


hematopoyéticas han sido las más estudiadas (desde de los años 50's), y en la
actualidad se tiene un panorama bastante claro de su estructura y
biología.1 La investigación sobre células troncales de otros tejidos ha sido más
reciente. Particularmente, el estudio de las células troncales mesenquimales
(MSC, por sus siglas en inglés) comenzó en la década de los 70's y estuvo
enfocado primordialmente al conocimiento de su papel en la formación del
estroma hematopoyético. Gracias a diversos estudios que han demostrado el
amplio potencial de diferenciación de las MSC hacia tejidos neuronales y
musculares, estas células han cobrado mayor importancia durante la última
década.

Las MSC se localizan principalmente en la médula ósea y tienen la capacidad


de dar origen a diversos tipos celulares, como los fibroblastos medulares o
células reticulares, adipocitos, osteoblastos y condrocitos. Estudios realizados
tanto in vivo  como in vitro han demostrado la plasticidad de estas células,
dando origen a células no hematopoyéticas como miocitos, tenocitos y
células nerviosas, entre otras.

Células madre adultas


Las células madre hematopoyéticas en la médula ósea son un ejemplo de una
célula madre adulta. Las células madre se de- finen como células
indiferenciadas que 1) son capaces de auto- rrenovarse, es decir, producir
más células como ellas mismas, y 2) son multipotentes, es decir, son capaces
de diferenciarse en dos o más tipos de células maduras. Las HSC de la médula
ósea son solo un tipo de célula madre adulta. La mayoría, si no todos, de los
órganos en un adulto humano contienen células madre que son capaces de
reemplazar las células particulares del te- jido en el que se encuentran.
Incluso el cerebro adulto, que no se conoce por su capacidad de
regeneración, contiene células madre que pueden generar nuevas neuronas
y células gliales (las células de apoyo del cerebro).

El corazón humano adulto contiene células madre que son capaces de


diferenciarse en las células que forman el tejido mus- cular del corazón (los
cardiomiocitos del miocardio) y los vasos sanguíneos del corazón. Se
esperaba que estas células madre cardiacas pudieran tener la posibilidad de
regenerar tejido car- diaco sano en pacientes que habían sufrido un ataque
cardiaco grave. Al parecer, esta esperanza cristalizó a partir de la aparición de
dos informes históricos, a finales de 2011, sobre los resulta- dos de los
ensayos clínicos de pacientes que habían sufrido daños significativos en el
tejido cardiaco después de un ataque cardiaco. Las células madre de cada
uno de los pacientes se cosecharon durante las cirugías cardiacas, se
expandieron en nú- mero a través del cultivo in vitro, y luego se infundieron
de nuevo en el corazón de cada paciente. Durante los siguientes meses, la
mayoría de los pacientes tratados experimentaron un reemplazo significativo
(p. ej., 50%) del músculo cardiaco dañado, por tejido sano derivado de las
células madre infundidas. Esta regenera- ción del tejido cardiaco se
acompañó de una clara mejoría en la calidad de vida, en comparación con los
pacientes en el gru- po placebo que no recibieron células madre.

Las células madre adultas son un sistema ideal para terapias de reemplazo
celular, porque representan un tratamiento autólogo; es decir, las células se
toman del mismo paciente en el que se usan. En consecuen- cia, estas células
madre no enfrentan la perspectiva del rechazo inmune.

Células madre embrionarias


Gran parte de la expectación que se ha generado en este campo durante los
últimos 10 o 20 años proviene de los estudios sobre células madre
embrionarias (ES, embryonic stem cells), que son un tipo de células madre
aisladas de embriones de mamíferos muy jóvenes. Estas son las células en el
embrión temprano que dan lugar a todas las diversas estructuras del feto
mamífero. A diferencia de las células madre adultas, las células ES son
pluripotentes; es decir, son capaces de diferenciarse en cada tipo de célula en
el cuerpo. En la mayoría de los casos, las células ES humanas se han aislado a
partir de embriones proporcionados por clínicas de fertilización in vitro. En
todo el mundo están disponibles para la investigación experimental docenas
de 19 líneas celulares ES humanas genéticamente distintas, cada una
derivada de un solo embrión.
El objetivo a largo plazo de los investigadores clínicos es aprender cómo
convencer a las células ES para que, en un cultivo, se diferencien en cada uno
de los muchos tipos de células
que podrían usarse para la terapia de reemplazo celular. Se han realizado
progresos considerables hacia este fin, y numerosos estudios han
demostrado que los trasplantes de células diferenciadas derivadas de ES
pueden mejorar la condición de los animales con órganos enfermos o
dañados.

Células madre pluripotentes inducidas


Durante mucho tiempo se pensó que el proceso de diferencia- ción celular en
los mamíferos era irreversible: una vez que una célula se había convertido en
un fibroblasto, o en un glóbulo blanco, o en una célula de cartílago, nunca
más se podría re- vertir a ningún otro tipo de célula. Este concepto se echó
por tierra en 2006, cuando Shinya Yamanaka y colaboradores de la
Universidad de Kyoto anunciaron un sorprendente descubri- miento; su
laboratorio había logrado reprogramar una célula de ratón completamente
diferenciada —en este caso un tipo de fibroblasto de tejido conjuntivo— en
una célula madre pluripoten- te. Lograron la hazaña al introducir en el
fibroblasto de ratón los genes que codificaban cuatro proteínas clave que son
caracte- rísticas de las células ES. Se cree que estos genes (Oct4, Sox2, Klf4 y
Myc, conocidos colectivamente como OSKM) desempeñan un papel clave en
el mantenimiento de las células en un estado indiferenciado y les permiten
continuar su autorrenovación. Los genes se introdujeron en fibroblastos
cultivados usando virus portadores de genes, y aquellas células raras que se
reprogra- maron se seleccionaron de otras en el cultivo, mediante técnicas
especializadas. Este nuevo tipo de células se denominó células pluripotentes
inducidas (células iPS, induced pluripotent cells) y demostró que era en
realidad pluripotente, cuando se inyectó en un blastocisto de ratón y se
descubrió que participaba en la dife- renciación de todas las células del
cuerpo, incluidos los óvulos y los espermatozoides. .
A diferencia de las células ES, la generación de células iPS no requiere el uso
de un embrión. Esta característica elimina to- das las reservas éticas que
acompañan al trabajo con células ES y también hace que sea mucho más fácil
generar estas células en el laboratorio. Sin embargo, a medida que la
investigación sobre las células iPS ha aumentado, sus posibilidades terapéu-
ticas se han vuelto menos claras. Durante los primeros años de estudio, se
pensó que las células iPS y las células ES eran, en esencia, indistinguibles.
Estudios recientes, sin embargo, han de- mostrado que las células iPS carecen
de la “alta calidad” caracte- rística de las células ES, y que no todas las células
iPS son igua- les.

Reprogramación de células directas


En 2008, el campo de la reprogramación celular dio otro giro inesperado con
el anuncio de que un tipo de célula diferen- ciada se había convertido,
directamente, en otro tipo de célula diferenciada, un caso de
“transdiferenciación”. En este informe, las células acinares del páncreas, que
producen enzimas res- ponsables de la digestión de los alimentos en el
intestino, se transformaron en células betapancreáticas, que sintetizan y se-
cretan la hormona insulina. El proceso de reprogramación se produjo de
manera directa, en cuestión de unos pocos días, sin que las células pasaran
por un estado intermedio de células ma- dre, y esto se produjo mientras las
células permanecían en su residencia normal, dentro del páncreas de un
ratón vivo. Esta hazaña se logró mediante la inyección, en los animales, de
virus que portaban tres genes, los cuales se sabe que son impor- tantes en la
diferenciación de las células beta en el embrión. En este caso, los
destinatarios de la inyección fueron ratones diabéticos, y la
transdiferenciación de un número significativo de células acinares en células
beta permitió a los animales regular sus niveles de azúcar en sangre con dosis
de insulina mucho más bajas.
CÉLULAS MADRE PRESENTES EN LA MÉDULA ÓSEA

La médula ósea ha demostrado ser la mejor fuente de células madre del


organismo adulto; entre las más estudiadas se destacan las células madre
hematopoyéticas (CMH) que se caracterizan por su capacidad de
proliferación y diferenciación en progenitores hematopoyéticos
comprometidos; se pueden hallar tanto en la médula ósea (1–3% de los
mononucleares), como en la sangre del cordón umbilical (0,2–1%) y en la
sangre periférica (0,001–0,025%).8 

Los estudios sobre la ontogenia de las CMH indican que aparecen en el


embrión entre la tercera y cuarta semanas de la gestación; luego migran a
través de la circulación fetal, primero hacia el saco vitelino, luego al bazo y al
hígado, para finalizar en el órgano hematopoyético por excelencia del adulto:
la médula ósea.9

En la médula ósea se pueden reconocer dos tipos de CMH: en primer lugar


las de largo plazo (CMH–LP) (long–term hematopoietic stem cells, LT–HSC),
que participan en el mantenimiento del sistema hematopoyético durante
toda la vida; así, en los modelos murinos, las CMH–LP cumplen un papel
importante en el éxito del trasplante hematopoyético. El otro tipo de CMH
son las denominadas de corto plazo (CMH–CP) (short term hematopoietic
stem cells, STHSC), que originan los progenitores comprometidos en el
proceso de la hematopoyesis; en conjunto, las CMH se han convertido en la
base biológica de los trasplantes de médula ósea para las personas que
padecen leucemia o aplasia medular; además, se usan terapéuticamente en
pacientes con enfermedades no hematológicas como los infartos e isquemias
del miocardio.10

Se reconocen en la médula ósea otros tipos de células madre, a saber: células


madre mesenquimales, células progenitoras multipotenciales adultas (CPMA)
(multipotent adult progenitor cells, MAPC) y las denominadas células madre
SP (side population cells). Las primeras, también conocidas como células
estromales, son capaces de diferenciarse a tejidos mesodérmicos
funcionales, como osteoblastos, condroblastos, adipocitos y mioblastos; su
aislamiento se basa en ciertos marcadores que han hecho posible
identificarlas: SH2, SH3, CD29, CD44, CD71 y CD90; sin embargo, no expresan
antígenos de superficie típicos de las CMH como CD34 y CD45. 8 Por su parte,
las CPMA poseen capacidades de proliferación y diferenciación similares a las
de las células madre embrionarias, porque presentan gran actividad de la
telomerasa durante el tiempo de cultivo, lo que les permite dividirse más de
120 veces sin envejecimiento aparente; incluso de manera similar a las
células del embrión se ha detectado activación de los factores de
transcripción Oct–4 Nanog y Rex–1, que son necesarios para mantener el
estado indiferenciado y proliferativo de la célula. A diferencia de la mayoría
de las células madre, las CPMA no expresan el CD34, pero sí, aunque en
niveles muy bajos, Flk–1, Sca–1, Thy–1, y en niveles elevados marcadores
como CD13, SSEA–1 (ratón/rata) y SSEA–4 (humano).11

Por último, se encuentran las células madre SP observadas por primera vez
en la médula ósea del ratón utilizando un nuevo método para identificar
CMH, basado en el análisis por citometría de flujo de doble longitud de onda,
utilizando el colorante Hoechst que emite fluorescencia azul a 450 nm y un
color rojo a 650 nm; mediante esta técnica dual se reconoció un pequeño
subgrupo de células (menos del 0,1%) que revelaban fluorescencias roja y
azul bajas; posteriormente se demostró que estas células expresaban el Sca–
1, antígeno encontrado en las CMH, pero no se teñían con el cóctel de
anticuerpos dirigidos contra otros marcadores encontrados en las CMH
maduras, lo cual demostró una gran actividad de repoblación
hematopoyética a largo plazo en la médula ósea del ratón. Hasta el momento
se sabe que estas células son capaces de diferenciarse en CMH tanto en
humanos como en roedores; este es un campo poco explorado pero
promisorio para diversas aplicaciones terapéuticas.12,13

EL MICROAMBIENTE MEDULAR

El desarrollo de las células madre está determinado por un espacio específico


en la médula, denominado 'nicho', en el cual confluyen elementos del
microambiente como sustancias químicas, entre ellas hormonas, y diversos
tipos celulares (del endotelio, adipocitos, linfocitos T, macrófagos y
fibroblastos), que intervienen en el proceso de diferenciación celular y
ofrecen a las células el soporte físico y el punto de adherencia necesarios
para sobrevivir. En el caso de las CMH, la interacción con el microambiente
incluye los factores de crecimiento y la matriz extracelular; se ha considerado
que el control derivado de este ambiente medular es de mayor importancia
para el compartimiento de las células madre que para el de las células más
diferenciadas.14,15 El cultivo de células madre in vitro ha sido posible gracias a
la reproducción del microambiente; el uso de una capa de soporte de
fibroblastos mitóticamente inactivos permite mantener líneas celulares
indiferenciadas para propósitos de investigación; sin embargo, ocurre con
facilidad la diferenciación espontánea de estos linajes,15 situación que
plantea la necesidad de conocer los mecanismos bioquímicos y genéticos
reguladores de los procesos de autorrenovación y diferenciación en ese
compartimiento específico; en esa forma se daría respuesta a los
interrogantes que rodean a las células madre en relación con los eventos que
las definen en términos moleculares o en cuanto a las señales que controlan
su diferenciación y reprogramación.

AUTORRENOVACIÓN Y DIFERENCIACIÓN

Las capacidades de autorrenovación y diferenciación son propias de los


diferentes tipos de células madre, según el microambiente y el tejido en que
se encuentren. Diversas investigaciones han tratado de hallar la razón por la
que estas células siguen uno u otro camino, pero aún quedan muchas
preguntas sin resolver. Recientemente se ha podido avanzar en el
entendimiento de la biología básica de los mecanismos de autorrenovación,
diferenciación y proliferación celulares, así como en dilucidar las diferentes
vías de señalización que participan en estos eventos. 

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-
07932008000300008
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-
83762006000500011

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