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La Revolución Mexicana
La Revolución Mexicana
Inicialmente el conflicto enfrentó a las tropas leales al gobierno de Porfirio Díaz contra la
insurrección encabezada por Francisco Madero. Esta última vencería en 1910, mediante el
llamado Plan de San Luis, avanzando desde San Antonio (Texas). Sin embargo, cuando en 1911
el propio Madero fue electo presidente, comenzaron sus discrepancias con otros líderes
revolucionarios como Pascual Orozco y Emiliano Zapata, quienes se alzaron en su contra de sus
antiguos aliados.
Un conjunto de militares, conocidos como la “Decena Trágica” y encabezados por Félix Díaz,
Bernardo Reyes y Victoriano Huerta, aprovechó el momento para dar un golpe
de Estado, asesinar al presidente y al vicepresidente, y colocar a Huerta en el poder. Esto a
su vez desató el alzamiento de otros líderes revolucionarios como Venustiano Carranza o
Francisco “Pancho” Villa, quienes combatieron al gobierno de Huerta hasta 1912, cuando, lejos
de alcanzar la paz, se desató una serie de conflictos armados entre las diversas facciones
revolucionarias.
La crisis del porfirato. El coronel Porfirio Díaz había gobernado México durante
34 años, logrando una expansión económica a costa del malestar de las clases más
pobres. Esto condujo a una crisis social, política, económica y cultural que, cuando
el propio Díaz anunció que se retiraría al terminar su mandato, desencadenó la
lucha armada.
La miserable situación rural. México tenía 80% de población rural, pero
las leyes y prácticas sociales y económicas del gobierno favorecían a los grandes
latifundistas y terratenientes. El campesinado y las colectividades indígenas vivían
muy mal, despojados de tierras y sin nada que perder.
Las campañas de Madero. Madero realizó tres campañas proselitistas en contra de
la reelección del dictador, por las cuales fue acusado de incitar a la rebelión y
sentenciado a la cárcel. Se le liberó luego, pero sin derecho a salir del país ni
participar en las elecciones, en las cuales se reeligió, rompiendo su promesa, al
coronel Díaz.
3,4 millones de afectados. No hay cifras exactas del número de fallecidos durante
la Revolución Mexicana, pero se estima entre el millón y los dos millones de
personas. Además, hubo amplia emigración a otros países, hambruna, caída de la
tasa de natalidad y una pandemia de gripe española en 1918.
Nuevo rol del Estado. La Revolución permitió a las clases desfavorecidas ingresar
al Estado y ocupar funciones burocráticas y administrativas. El ejército, que
apoyaba a la Revolución, captó personal de las clases medias y bajas, creciendo en
un 50 o 60%; todo lo cual significó un cambio importante en la repartición de la
riqueza y una importante migración de los campos hacia las ciudades.
Reforma agraria. De los cambios más significativos de la época, permitió a los
campesinos poseer las tierras que trabajaban. Aun así, su calidad de vida no mejoró
demasiado y muchos preferían el trabajo maltratador en las plantaciones, donde
eran mejor retribuidos.
Empuje artístico. Muchos autores y artistas mexicanos documentaron en sus obras
lo que pasó entre 1910 y 1917, y todo ese esfuerzo rendiría frutos en
la cultura mexicana posteriormente. Autores como Mariano Azuela (con su
novela Los de abajo, de 1916), José Vasconcelos, Rafael M. Muñoz, José Rubén
Romero, Martín Luis Guzmán y otros más darían inicio a la “Novela
revolucionaria”. Algo similar ocurrió con el cine, las artes plásticas y la fotografía.