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Cuestiones Estilísticas
Cuestiones Estilísticas
1 Generales
Además, se tendría que evitar un lenguaje ofensivo, a nivel tanto de la forma como del
contenido. Eso puede parecer una evidencia, pero dado que el mundo académico
también está marcado por discusiones entre defensores de ideas a menudo opuestas,
y que, a veces, es inevitable articular críticas, se tendría que aspirar a una expresión
neutral y objetiva (sobre el tema de la objetividad, cf. infra), la misma que también se
desearía a la hora de recibir una crítica. Por supuesto, el lenguaje tiene que ser
inclusivo; sería una gran incoherencia reclamar el lugar de los temas de género en los
contenidos de un trabajo científico, pero mantener un lenguaje exclusivo a nivel de la
forma. A veces, esto puede llevar a romper con algunas tradiciones aceptadas (como
por ejemplo, no citar una autora a partir de la segunda vez como “idem” ‘el mismo’,
sino como “eadem” ‘la misma’, cf. infra). En caso de dudas, nunca está de más
explicitar las decisiones tomadas en una nota a pie de página – un consejo válido para
cualquier polémica y/o problemática que se puede dar a lo largo de un trabajo.
Finalmente el trabajo tendría que respirar una actitud humilde. Por más que se puedan
defender propuestas nuevas con contundencia, o criticar otras, hace falta una
consciencia de las propias limitaciones y un respecto ante el trabajo hecho por otras
personas. Esto, sin embargo, no significa que no se deba articular las propias
afirmaciones con la convicción que resulta de un trabajo previo bien hecho. El estudio
sistemático de las fuentes y de la literatura secundaria confiere al/la autor(a) un
estatus de experto del cual también hay que ser consciente.
2 Lingüísticas
Si eso es cierto para el idioma en que se redacta el trabajo, lo es más todavía para
palabras o nombres en lenguas extranjeras. De entrada, todas las palabras
provenientes de otras lenguas tienen que estar marcadas en cursiva, a no ser que ya
estén integradas como préstamo en el idioma principal (en caso de duda, ¡consultar
diccionario!). Si los errores ortográficos en el propio idioma dan una impresión de
dejadez o, en casos extremos, de faltas de formación, en el caso de las lenguas
extranjeras revelan, además, una falta de autoridad. Alguien que escribe sobre, para
poner un ejemplo, las cantatas de J. S. Bach y no reproduce correctamente las palabras
alemanas, ¿qué acceso podrá tener a las fuentes, y, consecuentemente, con qué
autoridad podrá hablar? Además, se trata también de un acto de respeto ante otras
culturas y las personas que pertenecen a ellas. Un tanto más difícil puede resultar la
ortografía correcta de términos provenientes de lenguas que utilizan sistemas de
escritura diferentes, como el ruso, el árabe, el griego, etc. En todos estos casos se da la
dificultad que los diferentes idiomas europeos tienen sistemas diferentes de
transliteración (por ejemplo, Пётр Ильи́ ч Чайко́ вский se transcribe Pjotr Iljitsch
Tschaikowski en alemán, Piotr Ilitx Txaikovski en catalán, Piotr Ilich Chaikovski en
castellano y Pyotr Ilyich Tchaikovsky en inglés), por lo cual hay que buscar la
transliteración correcta dentro del idioma principal del trabajo. Un problema que
dificulta todavía más la situación es el hecho que, en algunos casos, hay una gran
cantidad de literatura (tan divulgativa como científica) que no cuida este aspecto, de
manera que se han establecido ortografías equivocadas como prácticas aceptadas. Así,
el laúd árabe, دال عو, al-ʿūd, se encuentra a menudo como al-ud, al-´ud, etc.
A nivel formal, el estilo tendría que reflejar esta actitud: así, una postura
marcadamente subjetivista usará la primera persona del singular (o, menos
frecuentemente, del plural), donde otras posturas la evitarían en favor de
construcciones impersonales, es decir, pasivas o reflexivas (por ejemplo, en lugar de
“hemos encontrado” “se ha encontrado”).