ANTONIO DiKGUEZ
CUERPOS INADECUADOS
EL DESAF{O TRANSHUMANISTA
ALA FILOSOFIA
HerderIntropucci6Nn
Laespecie humana puede, si lo desea, trascenderse asi
‘misma —no solo esportdicamente, un individuo agut
de:una forma, otro alll de atv, sino en su totalidad,
como humanidad. Necesitamos un nombre para esta
mucva creencia, Quizd transhumanismo pueda servir:
el hombre permanece como hombre, perose rasciende
‘ast mismo, realizando nuevas posibilidades de y por
su naturaleza humana.
«Creo en el transhumanismnon: cuando haya suficien-
tes personas que verdadenamente puedan decir esto,
la especie humana ectard en el umbral de un nuevo
tipo de extsrencta, sen diferente de la nwestnt come
Ta nuestra lo es de la del Hombre de Pekin, Estard
‘por fin cumpliendo conscientemente si destino real.
Juuan Hoxtey, Nuevas odres
pana vino nuevo (1959)
Nada de carnbio diario. Nuestro cuerpo de boy es el
dde ayer; boy, todavia el de nuestros padres y antepa-
sados; el del conserustor de cobetesy el del roglodita
no se diferencian en casi nada, Es morfoligicamente
constante; dicho en términos morales: no libre,
recalcitrante y rigid, Visto desde la perspectiva de
los aparatos: consereador, no progressta, ansicuado,
no revisable, un peo muerto en la evolucién de los
9Cuerpo inadecnados
aparatos, En resumen: los sujetos de la libertad y
no libertad se han intercambiado, Libres son las
cosas; no libre es el hombre.
Gonrnmr Anes, La obsolescencia
del hombre, vol. 1, 2011, p. 49
‘Una forma simple y directa de caracterizar el transhumanismo es
entenderlo como la conviccién de que el ser humano esté en un
soporte inadecuado (su cuerpo bioldgico, tal como nos ha sido
legado por Ia evolucién por seleccién natural) y que la tecnologia
puede por fin remediat esa deficiencia, Esta separacién entre lo
que somos en realidad y de forma mis auténtica y el supuesto
soporte sobre el que se sustenta (provisionalmente) es0 que s0-
mos es antigua, y, pese a las repetidas criticas que ha recibido a
lo largo de toda la historia del pensamiento filos6fico, mantiene
tuna vigencia desazonadora, No me detendré aqui, sin embargo,
4 rasttear sus origencs histéricos. Me interesa, por el contratio,
averiguar por qué sigue teniendo tanto éxito en su versién trans-
humanista, una de las mas radicales que ha recibido, puesto que
considera que ha Ilegado finalmente la hora de llevar a efecto la
separacin entre ambas cosas y de deshacerse del soporte corporal
bioldgico, al que no se ve mas que como fuente de limitaciones y
de suftimiento, y al que se consiera absolutamente inoperance a
Ia hora de constituir nuestra identidad personal o de posibilicar
nuestro arraigo cn la realidad mundana.
Si ha habido quienes no han visto inconsistencia alguna en
afirmar que mi cuerpo es mfo, en el sentido de que se trata de una
posesién material adjudicada dealgiin modo a un estrato personal
mds profundo que me constituye como lo que soy y que parece ser
radicalmente distinto del propio cuerpo, el transhumanismo va més
alld en el desapego de la carne y proclama que mi cuerpo actual es
tuna forma contingente y dispensable de mi existencia que pronto
podrd ser superada gracias a las avances en la cienciay la tecnologta.
Introducsin
Permitame el lector que comience explicéndbole, sies que atin no
lo sabe, por qué tiene interés este asunto, y particularmente por
qué empezd a interesarme a mi mismo.
En 2015, mientras realizaba una estancia de investigacién en
el Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics, uno de los centros
ptincipales de investigacién sobre la ‘tica aplicada y el biomejora-
‘miento humano, bajo la direccién de Julian Savulescu, pensé que
no seria mala idea escribir un libro que iniciara en estos asuntos al
Jector en lengua espafiola. En inglés y en otros idiomas europeos
habia ya abundante literatura, pero no tanta en espaiiol. De hecho,
en forma de libro habla todavla muy poca, y la que existia era de
desigual calidad. Entre las reflexiones que més me habfan influido
por entonces estaba, por un lado, cl libro pionero de José Sanmat-
tin, publicado en la temprana fecha ée 1987, Las nuevos redentores
Refleones sobre la ingenieriagenttia, Uesociobiologfay el mundo feliz
«que nos prometen, una obra en la que se adelantaban algunas de las
uestiones que luego han recibido tanta atencién en el debate sobre
el biomejoramiento humano, y; por otro lado, el ibro del genetista
yfilésofo Andrés Moya Naturaleza yfurero del hombre (2011), sobre
‘el queescribi una resefia al poco desu publicacién (Diéguez, 20122),
El resultado de este empefio iniciado durante esa estanciaen Oxford
fue el libro que publiqué en 2017 er. esta misma editorial bajo el
titulo de Thunshumanismo, La bisqueda tecnoligica del mejoramiento
humane, que comentaré a continuacién brevemente a modo de
introduccién para el lector que no conozca bien atin los problemas
suscitados por las discusiones en torno al transhumanisino.
Digamos que el propésito principal de aquel libro fue aclarar
al piblico interesado (y de paso a mi mismo) las tesis principales
del transhumanismo, los argumentes empleados en stu favor, las
posibles réplicas y los datos cientifico-técnicos con los que podian
apoyarse los argumentos transhumanistas y los de sus criticos. No
ra tarea ficil cumplislo cabalmente, porque el nimezo de articulos
y de libros que se habian venido publicando sobre el tema desde
los wltimos afios del siglo xx, especia mente en el Ambito culturalCuerpo inadevador
anglosaj6n, habia crecido exporencialmente. Pero el debate me
intrigaba desc un punto de vista filos6fico (metafisico y politico-
social, si se quiere) y me parecfa que mi aportacién podia tener
alguna utilidad, como creo que asf ha sido.
Como suele ser habitual en los trabajos floséficos, habia que
comenzar pot clatificar conceptas y establecer algunas distincio-
nies, Buena parte de esa labor, sin embargo, estaba ya realizada en
Jo que podia encontrarse a lo largo de las discusiones suscitadas
cn 650s afios, Por Jo pronto, hay que decir que el transhurnanismo
es sumamente polifacético. Puede ser calificado de movimiento
cultural, pero tiene una especial repercusi6n en Ia flosofia, en el
arte, en la popularizacién de la ciencia, en la religin y, cada vex
iis, en la politica. Sc define por la defensa activa de la mejora del
ser humano por medio de la apitcacién de las nuevas tecnologias,
particularmente las biotecnologias, la biénica y la inteligencia ar-
tificial, una vez que estas alcancen el grado de desarrollo suficiente.
TLos aspectos a mejorar podrfan ser fsicos (fortaleza, resistencia a
enfermedades, longevidad), mentales (inteligencia, nuevos sen-
tidos y capacidades perceptivas, intensificacién de la experiencia
sobre-el mundo, nuevas sensaciones placenteras, mayor bienestar),
emoctonales (fortaleza de dusiau, resistencia a las depresionea,
estabilidad, potenciacién de las emociones placenteras y disminu-
cin de las perturbadoras) y morales (mejor juicio moral, empatia
reforzada, mayot motivacién para la accién, prudencia acentuada).
Una amplia gama de rasgos, como puede apreciarse, que cabria
ampliar dependiendo de la imaginacién del autor transhumanista
que consideremos,
La pretensién de mejorar mediante la técnica al ser humano
no cs, claro esté, algo novedoso. La invencién de técnicas sociales
y politicas, como la educacién ¢ la democracia, y de técnicas cul-
turales, como la eseritura, fue hesta hace un par de siglos la fuente
casi exclusiva de toda mejora humana, sin menospreciar por ello
cl progreso en las eScnicas mecnicas, que también lo hubo y algo
aporté a esas mejoras, Pero fucron mejoras lentas e indirectas, que
:
Introduccibn
tardaron centutias en extenderse y en mostrar sus efectos en amplios
sectores dela poblacién. En el trinsito zeste siglo el fildsofo alemdn
Peter Sloterdijlclas considers por ello, en su librito Normas par el
parque humana, écnicas fracasadas en su propésito civilizatotio. No
habfan conseguido después de tanto tiempo domesticar al animal
humano, someter su innata barbarie Declaraba asf Sloterdijk,
solemnemente, exageradamente, la derrota del humanismo, que
habfa puesto en esas técnicas culturales todas sus esperanzas, Pero
surgfa entonces un nuevo anhelo auspiciado por una mano vigorosa
ala que poder pasar la antorcha. La tecnologla, es deci la técnica
basada en Ia ciencia, habia ido poniendo a nuestro alcance, sobre
todo a partir de la segunda mitad del siglo xx, un poder tan temible
como seductor. Gracias a ese poder, se vislumbraba por primera
veza posibilidad de modificar directamente el propio ser humano,
su cuerpo y su cerebro, para transformarlo de forma radical, sin
apenas limites infranqueables, al mencs en principio. La novedad
con respecto a cualquicr mejora anterior estarfa precisamente en
esta posibilidad de modificacién tecnolégica inmediata y directa
que Sloterdijk bautizé como «antropotécnica». Si nos lo propu-
sigramos en serio ~sostenfan algunos-, nuestra evolucién podria
quedar sometida a nuestra voluntad. “09 inciertoe avatares de la
evolucién biolégica habrian terminado de una vez por todas para
nosotros. Y, por encima de todo, rescnaban de nuevo promesas
de inmortalidad, pero proclamadas en los centros de tecnologia
avanzada en lugar de en los templos.
El transhumanismo no es més quela asuncién sin ambages de
‘sta nueva esperanza. Fs fa defensa de ‘a mejora directa y desinhi-
bida del ser humano a través de las nuevas tecnologias. Primero, por
medio de drogas y medicamentos, po:que esta es una tecnologia
que estd yaa punto yes de més fécil acceso, pero, después, mediante
Ih ingenieria genética y también mediante la unién con la mquina
(ciborg). En este iltimo caso, no se tratarfa solo de! uso de prétesis
cada vex més potentes y sofisticadas que permitan potenciar las
facultades humanas. El objetivo es mucho més ambicioso; lo que
BCuerpo inadeuades
se busca es la creacién de una verdadera sintesis arménica entre lo
orginico y lo mecinico, que haga que finalmente dl ciborg no sea
‘yan mero scr humano mecénicamente mejorado, sino una nueva
‘entidad con una naturaleza propia y diferente a la que poseemos.
Un transhumano serfa, pues, un ser humano mejorado tecnolé-
gicamente, pero también un ser en transicién hacia algo nuevo,
hhacia una especie nueva heredera de la nuestra alguien, en suma,
‘que ha decidido tomar las risndas de sus transformaciones hasta
hhacer de su cuerpo y de su mente una creacién propia, Podriamos
decir que un transhumano e: una persona que lleva a sus dltimas
consecuencias Ja voluntad autocreadora que el ser humano ha
tenido desde siempre.
Como movimiento filosbfico que ¢s, el transhumanismo ha
desartollado buenos argumentos en su favor, pero, lo que es més
importante para su popularidad, ha sabido también crear una
narrativa que atrapa como ya nadie crefa que fuera posible en esta
época de descrcimiento creciente. El transhumanismo es mitologia
mds tecnologia, y en su esencia es una rebelién —una m4s~ contra
la muerte; una tebelién que ve en la tecnologia el instrumento
para conseguir, esta vez si elansiado objetivo de una vida de du-
racién Indefinida. Todo lo que ayude x caubia ly perccedero en
imperecedero, come la sustitucién de nuestro cuerpo bioligico
por uno mecinico, es por ello mismo una mejora para el ser hu-
‘mano, aunque asi se desemboque finalmente en la creacién de un
sucesor poshumano y, por lo tanto, en la probable desaparicién
de lo humano.
El transhumanista moderado se conforma con ie introduciendo
mejoras graduales que aumenten nuestra inteligencia, nuestra
fortaleza, nuestra felicidad, nuestra longevidad. En el fondo es
tun humanista que no ha perdido su fe en el progreso y que deja
abjerca la eventualidad de que esas mejoras conduzcan algéin dia
a una nucva especie mejor que la nuestra, pero no tiene ninguna
prisa por recorrer ese caminc hasta el final. Puede que incluso sea
reacio a se final, El transhumanista radical, en cambio, cree que la
4
a
Introduccion
cra de lo humano esti Ilegando a su fin y no conviene extenderla,
Hemos destruido las condiciones materiales, ambientales y eultu-
rales que hatian posible su continuidad a largo plazo. Por eso, hay
que desprenderse pronto de este cuerpo biolégico, que nos ata a
esos lastres, para alcanzar la integracién con la mquina, volcando
por completo la mente en una de elas
Cuando el transhumanismo se hace radical y no se conforma
‘con la mejota del ser humano, sino que busca traspasas las limites
:ismos dela especie y crear una nueva especie a partir dela nuestra,
superior aella en varios érdenes de magnitud en todas las cualidades
relevantes, estamos entonces ante lo que suele designarse como
«poshumanismo». Este es un térinino que, sin embargo, induce
accierta confusiéa, porque en la actulidad nombra a corrientes
de pensamienco bastante diferentes, e incluso enfrentadas, depen-
diendo de la dispar aetitud que mantengan ante cl humanismo
clisico, asi como ante la ciencia y la tecnologia. Grosso modo, tene-
‘mos, por un lado, lo que podsfamos calificar de «poshumanismo
tecnocientifico» y; por otro lado, el «poshumanismo culturaly.
El primero es el que acabamos de caracterizar como la preten-
sién de crear una nueva especie superior a la humana por medio
de la tecnologia. Se considera a si mismo como una corriente
continuadora, en tanto que radicalizadora, de los viejos ideales
‘humanistas (aunque no pueda dejar de sefialase la paradoja que
aqui se encierra, puesto que no se crata de poner al ser humano
‘en el centro de todo, sino de reemplazatlo por algo distinto). Sus
partidarios creen que el humanismo clésico subrayé desde el prin-
Cipio la capacidad autocreadora del ser humano, que de ningéin
modo debe ser visto como un ente creado en su forma definitiva,
Atal efecto, suclen citar como apoyo d Discurso sobre la digmidad
bumana, de Pico della Mirandola, en donde este autor renacencista
deja una expresién bien conocida de es visién, Por supuesto, dado
que tienen a la tecnologia por la principal herramienta para esta
ansformacién, su actitud ante el progreso cientifico-técnico es
sumamente positiva y esperanzada,
5Cuerpo adeados
El cranshumanistno tecnocientifico ve, en efecto, en la cien-
cia y la tecnologia la base fundamental del progreso humano.
Su objetivo es la mejora tecnolégica del individuo, y pone el
énfasis en la libertad de este para decidir sobre su destino. Sos-
tiene que nadie deberfa poder impedir en el futuro la aplicacién
voluntaria de estas mejoras. Por eso, algunos de sus dlefensores,
‘como Anders Sandberg, han reivindicado el principio de sli-
bertad morfoldgicar, esto es, el derecho a modificar el propio
‘cuerpo sin restricciones por parte del Estado o de otros poderes
(Sandberg, 2013). A este priacipio central del cranshumanismo
puede afiadirse otro complementatio, el principio de sbeneficen-
cia procreadora», propuesto por Julian Savulescu. Segin dicho
principio, los individuos o lis parejas que quieran reproducirse
tienen el deber moral de selescionar alos hijos de los que quepa
esperar, de acuerdo con la informacién disponible y relevante,
que puedan tener la mejor vida, o al menos una vida tan buena
como la de los dems (Savulscu, 2001). No se trata de un de-
ber absoluto, sino de una o®ligacién para los padres similar a
la de proporcionar a sus hijes la mejor educacién que esté a su
alcance. Por lo tanto, la mejora de nuestros descendientes por
medio de la tecnologia —mcdiante la manipulacién genética,
por ejemplo no solo deberia ser permitida cuando se consigan
tecnologias seguras, sino que los padres tendrian el deber moral
de buscarla activamente, Para estos transhumanistas, la mejora de
los individuos conduciré a su vex a una nueva sociedad mejor
que la anterior, Conffan —con excesiva ingenuidad- en que las
mejoras individuales traigan por si mismas miejoras sociales. Es
sintomético que el Partido ‘Transhumanista estadounidense,
liderado por Zoltan Itsvan, dé por sentado que el auténtico pro-
blema del futuro serd el de cémo desarrollar y usar la tecnologia
pata mejorar al ser humano, y particularmente para extender su
longevidad, y que todos los demés problemas sociales que hoy
nos parecen importantes, incluyendo el cambio climético, serén
secundarios y podrin solucionarse con mejores tecnologtas.
6
Introducién
En contraste con esto, el poshumanismo cultural, desarrollado
sobre todo dentro del pensamiento feminista (Donna Harawey y
Rosi Braidottiserfan dos de sus mds destacadas representantes),
rechaza el ideal de ser hamano contenido en ef humanismo clasico.
Se asume que es un ideal sesgado desde el punto de vista cultural,
racial y de género, y que, por tanto, no es universalizable, como
pretendian y pretenden fos humanistas. Su actitud ante el desarro-
Ilo de la tecnologfa es mucho més crftica que la de los del primer
grupo. Por cjemplo, manificstan clazamente su escepticismo ante
las promesas desmedidas de inmorlidad mediante el volcado
de nuestra mente en un ordenador. Sin embargo, creen que la
tecnologia y su cada vez mayor integracién en el cuerpo humano
pueden ayudar a disolver la dicotomizaci6n radical de género que
caracteriza ain a nuestras sociedades, y pueden llevar al abandono
dealgunas otras dicotomias cuestion¢bles, tales como la distincién
tajante entre lo natural y lo artificial, o lo animal y lo humano.
El transhumanismo 0 poshumarismo tecnocientifico, que es
al que aqui me cefiiré, cuenta en su haber con argumentos que
no son tan ficiles de rebatir como algunos piensan, y que desde
Juego no pueden ser exorcizados meramente con grandes palabras,
gestos de indignacién moral o denuncias ideolégicas. Reclaman
algo més que eso. Merecen una buenacontraargumentacién basada
en razones filoséficas y en datos cientificos.
De los principales argumentos transhumanistas me ocupé en mi
libro de 2017 y procuré darles cumplida réplica. En este libro que
el lector tiene ahora en sus manos volveré con més extensi6n sobre
algunos deellos. En los capltulos 4y 5 ¢ daremos la azn alos trans-
hhumanistas en algunas de sus pretensiones. Desde una perspectiva
naturalist, hay buenos morivos para no aceptar una nocién fuerte
(esencialista) de naturalera humana cesde la que puedan derivarse