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Auditoria del Medio Ambiente

FASES PARA LA ELABORACION Y FORMULACION DE


PROYECTOS DE INVERSIÓN
I. NIVELES DE ESTUDIO

1.1 LA IDEA: Los proyectos nacen de una idea, el cual debe ser racional y
debe tener lógica.

La idea de preparar proyectos de inversión, surge como respuesta a la


existencia de necesidades, el cual conlleva y se orienta a la producción de
bienes y servicios ò a resolver problemas de carácter social.

A través de la idea se puede identificar el problema a solucionar ò la


oportunidad de negocio a desarrollar, planteando las alternativas básicas de
solución.

1.2 ESTUDIO PRELIMINAR- PERFIL DEL PROYECTO: Es un conjunto de


estudios de carácter cualitativo y cuantitativo, dando mayor incidencia al
primero de ellos; cuya información y análisis de casos nos permitirá decidir
la asignación de recursos y estimar la viabilidad del proyecto antes de
incurrir en mayores costos.

Su contenido se centra en aspectos técnicos y económicos en una primera


aproximación, tales como:

 Estudio de mercado en su primera etapa (sondeos), basado en


información de fuente secundaria.
 Aspectos técnicos del proyecto, referido a la tecnología, tamaño y
localización.
 Criterio de inversiones
 Estimaciones de costos e ingresos de manera global
 Consideraciones básicas de análisis de costos y beneficios.

1.3 ESTUDIO DE PREFACTIBILIDAD: Es el conjunto de estudios, cuyo


análisis se realiza para identificar por lo menos una alternativa VIABLE de
muchas soluciones posibles.

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Esta etapa permite descartar proyectos de inversión, que no son factibles, ò


en todo caso determinar su viabilidad de manera tan evidente amplia y
posible, antes de ir a estudios mayores, el cual conllevaría a generar costos
mucho más elevados.

La preparación de este nivel de estudios es más profunda que el perfil, el


cual requiere de un presupuesto de gastos intangibles para trabajos de
gabinete y estudios de campo.

La profundidad del estudio en este nivel tiene que ser lo suficientemente


amplio para determinar los valores de los costos y beneficios del proyecto.

II. FORMULACIÓN:

ESTUDIO DE FACTIBILIDAD:

2.1 ANÁLISIS DE VIABILIDAD COMERCIAL – ANÁLISIS DEL MERCADO

La consideración del mercado es la etapa básica y normalmente la misma es


previa a la realización de las otras (si bien cada etapa no es sucesiva a la
otra, es decir que pueden coexistir en el tiempo e influirse mutuamente a
medida que se van realizando). Hay que considerar cuál o cuáles serán los
“productos” del proyecto, y estos a su vez definirán el mercado a abordar.

Analizar el mercado desde la óptica de la formulación y evaluación de


proyectos, implica llegar a poder proponer (estimar) un precio futuro (o
distintos precios en diferentes períodos) para los productos y a dimensionar
con cierta precisión su demanda posible dentro del “mercado” o segmento
en el que se plantea incursionar. Es importante considerar las tendencias del
mercado, sus factores estructurales de oferta y demanda, la presencia y
acción de competidores (tanto los directos como los sustitutos y los
competidores potenciales) y sus probables estrategias, y la facilidad o no de
acceso a los insumos y materias primas requeridas por el proyecto
(disponibilidad de proveedores, de personal capacitado, de conocimiento y
asesoramiento, etc.)

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2.2 ANÁLISIS DE VIABILIDAD TÉCNICA O “INGENIERIA” DEL


PROYECTO

En esta etapa se incluye la información y análisis tanto de los aspectos


técnicos y oferta de los equipos y maquinarias a comprar (modelos
disponibles, especificaciones técnicas de cada uno, capacidad de trabajo,
precio, etc.) como el diseño del sistema productivo y la adopción
tecnológica a implementar en el caso de realizar el proyecto.

En el caso de una industria deberá diseñarse la capacidad de la planta, los


equipos y herramientas a utilizar, los edificios e instalaciones, la disposición
o lay-out de los equipos, los procesos productivos, los insumos y materias
primas a utilizar, los recursos humanos requeridos, la división del trabajo y
la tecnología a incorporar.

2.3 ANÁLISIS DE VIABILIDAD LEGAL-IMPOSITIVA:

2.3.1 Aspectos tributarios: Los resultados del proyecto, si es que el mismo


se lleva a cabo, tendrán un impacto en los aspectos tributarios de la
empresa. Tanto en cuanto a impuestos nacionales (como bienes
personales, impuesto a las ganancias, ganancia mínima presunta) como a
impuesto provinciales (como ingresos brutos) seguramente la
implementación del proyecto ocasionará modificaciones sobre la estructura
impositiva de la empresa. Si además se considera la inversión en tierra o
edificaciones, habrá que agregar el impuesto inmobiliario y la tasa vial
correspondientes, es decir tributos que dependen del valor o la extensión de
aquellas.

Formular proyectos no requiere que nos convirtamos en especialistas en


tributación, aunque sí que comprendamos –asesoramiento mediante-
cuáles son los tributos involucrados y en qué grado afectan el flujo de
fondos previsto de nuestro proyecto.

2.3.2 Aspectos legales: Deben evaluarse los aspectos legales o


contractuales involucrados, los cuales pueden acarrear costos para el
proyecto. Por ejemplo, la firma de contratos de arrendamiento de campos,

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contratos de aparcería, contratos de capitalización de hacienda, de pastaje,


etc. deberán ser analizados desde lo legal para establecer los derechos y
obligaciones que nos generarán, y particularmente el impacto económico
sobre el proyecto. A manera de ejemplo, del contrato de arrendamiento
surgirán los montos y fechas de los pagos a realizar, el monto del impuesto
de sellos, obligaciones de mantenimiento o impedimento de realizar ciertas
actividades, etc.

2.4 ANÁLISIS DE VIABILIDAD ORGANIZACIONAL:

Un aspecto muy importante a analizar previamente a la realización del


proyecto es todo lo concerniente a la organización en sí del mismo, tanto en
sus aspectos “duros” o formales como “blandos” o informales. Se trata, en
definitiva, de la estructuración del aspecto humano en relación al proyecto,
teniendo en cuenta las necesidades de mano de obra, la capacitación
requerida, las motivaciones, intereses y actitudes de las personas
involucradas, la estructura jerárquica (organigrama del proyecto), la forma
jurídica, la división del trabajo, el gerenciamiento del proyecto, su
asesoramiento, etc.

2.5 ANÁLISIS DE LA INVERSIÓN:

De acuerdo a la información que surge de las etapas anteriores podrán irse


delineando las características y magnitud de la inversión a realizar, tanto en
el momento inicial del proyecto como en períodos posteriores (necesidades
de reinversión). Por ejemplo, si la inversión a efectuar fuera la compra de
una maquinaria, habrá que definir el modelo y capacidades de la misma, lo
cual determinará en definitiva el monto requerido, su probable vida útil y el
valor residual al final de ésta.

El valor a consignar debe ser el valor final de la inversión “llave en mano”,


agregando los costos de transporte, puesta a punto, capacitación,
instalación, adaptación, etc.

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2.6 FLUJO DE FONDOS RELEVANTE:

Una vez analizados todos los aspectos mencionados estamos en


condiciones de concretar la formulación del proyecto, es decir plantear el
flujo de fondos “relevante “, marginal” o “incremental”. Dado que el objetivo
de la evaluación del proyecto será el de aceptar o rechazar la realización de
la inversión en sí misma, el flujo de fondos a formular debería contener
solamente los efectos del proyecto sobre el flujo de fondos de la empresa,
es decir los ingresos y egresos “relevantes”, sin considerar aquéllos que se
producen independientemente de que el proyecto se acepte o rechace.

III EVALUACIÓN:

3.1 EVALUACIÓN SEGÚN CRITERIOS DE RENTABILIDAD:

La evaluación de un proyecto según criterios de rentabilidad es la más


conocida y básicamente se busca determinar si el proyecto formulado es o
no rentable y en qué medida. Por lo tanto se deben usar indicadores que
nos permitan develar el interrogante.

Los dos más conocidos son el Valor Actual Neto (en adelante VAN),
también llamado Valor Presente Neto, y la Tasa Interna de Retorno (en
adelante TIR).

3.2 EVALUACIÓN SEGÚN CRITERIOS FINANCIEROS:

El criterio financiero implica evaluar en qué tiempos se recuperan las


inversiones. Desde este punto de vista un proyecto es mejor cuanto más
rápido se recupera la inversión. Para determinar esto se calcula el Período
de Recupero (PR), indicador que nos devuelve el plazo (en años y meses)
en que el proyecto recupera el monto invertido. Pero este no es un indicador
de rentabilidad, claro.

También el criterio financiero contempla el análisis del presupuesto


financiero de la empresa en su conjunto, de manera de poder evaluar si los
fondos que se requiere invertir estarán disponibles en los momentos

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necesarios, o si por ejemplo se obtendrán flujos positivos en períodos en


que la empresa los requiere para otras actividades o funciones.

En estos casos, el presupuesto financiero se constituye en la herramienta


básica para poder realizar una evaluación acorde con este criterio de
decisión. Puede aplicarse a más de un año de planeamiento de la empresa.

IV DECISIÓN:

Finalmente, la evaluación deberá guiarnos hacia una decisión: la aceptación


definitiva, el rechazo del proyecto o su reformulación. La aceptación implica
la decisión de concretar el proyecto con lo que se dispararán una serie de
decisiones de gestión; el rechazo, por el contrario, implica su no concreción.
Sin embargo, existe un camino intermedio que generalmente se da cuando
el VAN es levemente negativo o bien cuando la TIR es algo inferior al costo
de oportunidad. En dichos casos, la letra fría nos indica desechar el
proyecto, pero el sentido común nos sugiere que, si reformulamos el
proyecto, es decir si realizamos cambios que provoquen incrementos de
ingresos o reducciones de egresos, la rentabilidad podría mejorar y el
proyecto resultar aceptable.

Generalmente se trata de pensar en cambios que mejoren el flujo de


fondos, como podría ser una reducción del costo de insumos, mejores
precios de servicios importantes, logro de mejores precios de venta con
otros esquemas de comercialización, ampliación del mercado, etc. Todo
será válido siempre que se trate de cambios realistas y no simples
modificaciones que se realicen para mejorar solo estéticamente el proyecto
o justificar su implementación decidida de antemano.

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