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Barrios periféricos en Bogotá: Caminando hacia un proyecto local entre las

ausencias y las emergencias evidenciadas en el paro nacional 2021

Kevin Smith Cruz Rubio1

Introducción

Habitamos un tiempo en el que la crisis del modelo hegemónico se hace cada vez más
evidente y por lo tanto también se visibilizan y generalizan apuestas que buscan por
todos los medios posibles la transformación de dicho modelo, resaltando además que no
es la única forma posible de organización, sino que por el contrario es una de las formas
de comprender el mundo que ha sido impuesta a partir de la violencia y la
invisibilización de las demás, la lectura occidental moderna. Este trabajo tiene como
propósito construir una apuesta militante desde la academia, un aporte a lo que
Boaventura de Susa denominaría una teoría de retaguardia, que a partir de la experiencia
y participación en los escenarios y procesos de resistencia genera una forma más para
visibilizar lo que desde el trabajo popular ya se está materializando, pero que aún se
sigue desconociendo, construido como ausencias por el discurso hegemónico
dominante.

En este sentido creemos pertinente estudiar como desde los barrios periféricos de
Bogotá se han venido construyendo históricamente apuestas populares por la autonomía
y alternativas al modelo hegemónico que se basan en otras formas de democracia y otras
formas de relacionamiento que no están basado en los principios occidentales del
capitalismo el colonialismo y el patriarcado, que desde la practica los cuestionan y
trasgreden, evidenciando como todo este acumulado se hace evidente en las prácticas
de resistencia y re existencia desarrolladas en el contexto del paro nacional del 2021 por
diversos actores que aportan elementos para construir lo que Alberto Magnaghi
denomina como proyecto local.

Objetivo general:
- Analizar como lxs sujetxs de los barrios populares en Bogotá han venido
desarrollando históricamente practicas de resistencia y re-existencia a
exclusiones abismales y no abismales, que se hacen evidentes en el marco del
paro nacional del 2021 en Colombia, demostrando las apuestas emergentes de
liberación y proponiendo alternativas de unidad entre las diversas luchas que
pueden estar encaminadas hacia la construcción de un proyecto local.
Objetivos específicos:
- Contextualizar el proceso del paro nacional del 2021 en Colombia y como este
hace parte de un acumulado de exclusiones e inequidades históricas en el país
- Establecer la relación entre lxs actores participantes en el paro y las exclusiones
abismales o no abismales que les atraviesan.
- Analizar las practicas de resistencias populares generalizadas en el marco del
paro nacional y como esta puede ser una muestra de las emergencias en vías de
la liberación y la construcción de un proyecto local.

1
Politólogo egresado de la universidad de San Buenaventura Bogotá, estudiante de la licenciatura en
educación comunitaria con énfasis en derechos humanos de la universidad pedagógica nacional,
educador popular, militante del barrio.
Estado del Arte:

A partir de una revisión de estudios e investigaciones respecto del tema que


pretendemos abordar en el presente trabajo, encontramos una serie de aportes que
sin duda nutren su desarrollo, dentro de los cuales existen varios documentos que
podrían agruparse en tres grandes apuestas o temáticas, una, respecto del estudio de
los movimientos sociales y su rol como actores que construyen propuestas de
resistencia en contextos del sur global, otro, respecto de las periferias urbanas como
escenarios de construcción de poder desde abajo en vía de las apuestas de autonomía
o proyecto local y por ultimo un trabajo especifico respecto de las emergencias de
futuro en el contexto del paro nacional del 21N del 2019 en Colombia, lo que nos
genera una base amplia sobre la cual podemos avanzar en el estudio de como lxs
diversos sujetxs y sus practicas de resistencia y re-existencia a las exclusiones
aportan a la construcción de proyectos de autonomía o proyectos locales.

En primer lugar, nos parecen importantes de las experiencias y los estudios respecto
de los movimientos sociales y su apuesta por la construcción de otras realidades
posibles a través de sus múltiples repertorios de acción ya que consideramos que,
por un lado, estos han sido elementos que nutren y han dado esperanza para la
organización y lucha social en diversos lugares del sur global y particularmente en
Nuestra Ameríca, con lo cual, creemos que tener en cuenta los estudios y aportes
que desde alí se han realizado pueden ayudar a aclarar la lectura de la accione y lxs
sujetxs que se han venido organizando en los barios populares de Bogotá
históricamente y que dan como resultado las recientes movilizaciones, asambleas
popualres, corredores humanitarios y demás formas organizativas en el marco del
paro nacional.

En este sentido encontramos un trabajo desarrollado por Silvia Rivera llamdo


“oprimidos pero no vencidos” (2010) en el cual realiza un estudio sobre el
movimiento indígena y campesino en Bolivia, aportando una lectura del pasado
como forma de pensar en el futuro, analizando el caminar de dichos sectores de
1900 a 1980, partiendo de la compresión de la memoria desde dos perspectivas que
están en una constante relación dialéctica, por un un lado la memoria larga y por
otro, la memora corta, que según ella se articulan en el proceso de resistencia y
lucha de los movimientos sociales, ya que “si la memoria corta permite una serie de
articulaciones con el Estado del 52 (…) la memoria larga impide perder de vista que
los restos del caudillo no han sido aun reunificados, es decir, que la ocupación no ha
cesado” (Huascar en Rivera,2010), lo que se desarrolla a lo largo del trabajo como
una condición que atraviesa y da impulso a las luchas sociales que no solo están en
disputa con el gobierno de turno, sino también con un sistema estructural basado en
el colonialismo, al que denomina, el colonialismo interno, llamado por otros autores
como colonilidad, estudio que consideramos aporta elementos importantes para el
análisis y la comprensión de lxs actores que fueron participes en el contexto del paro
nacional entendidos como movimiento social, que aunque no homogéneo si con un
objetivo concreto y prácticas compartidas, resaltando así los conceptos de memoria
corta y memoria larga como la comprensión de la historia desde los sectores
populares y su influencia en su accionar político.

Por otro lado encontramos un estudio realizado por la facultad de ciencias sociales
de la universidad nacional de Costa Rica en la que a partir de una lectura de los
movimientos sociales desde los aportes del profesor Boaventura de Susa Santos
realizan un estudio de caso de una red rural como una apuesta de movimiento social
en la cual se evidencian los conceptos aporta Boaventura ya que es una red que se
basa en los saberes populares de trabajo agrícola para la cooperación y la apuesta
por la autonomía en diálogo constante a partir de estar “enredados”, lo que sin duda
permite evidenciar como estos proyectos locales van conformando una apuesta que
reta y cuestiona los principios del proyecto modernizante que se basa en la
competencia, poniendo valores y apuestas como la cooperación y el trabajo
colectivo para avanzar en propuestas de autonomía y por lo tanto de construcción de
utopía.

Por otro lado encontramos dos experiencias que apuestan por la comprensión de las
propuestas de movimientos sociales que van en vías de la construcción de
autonomía, que cuestionan y se rebelan contra los saberes e instituciones
hegemónicas occidentales, desarrollando procesos de resistencia que para este caso
cuentan con la acción violenta o directa como una de sus formas de resistencia pero
que además aportan alternativas que emergen de saberes ancestrales y
comprensiones en relación con el territorio que habitan y en contra de la ocupación
y los rezagos de las violencias estructurales que allí se desarrollan, en este sentido,
encontramos por un lado la un estudio por Miguel Ángel Perez Franco sobre la
apuesta Kurda por la autonomía, territorio que se ha declarado una región federal
autónoma del noreste de siria, que desde la perspectiva del autogobierno ha venido
consolidando una apuesta política por la independencia que podría aportar
elementos para el análisis de la construcción de autogobierno y autonomía desde los
territorios, y por otro lado, se encuentra la experiencia Zapatista que, desde el
territorio Nuestroamericano apuesta también por la consolidación de un proyecto
autonomista que según Odín Ávila Rojas “han expresado una propuesta de proyecto
político caracterizada por sus contenidos anticapitalistas, descolonizadores de la
protesta social y, en general, con una posición anti sistémica.” (Ávila, 2018),
evidenciando que el aporte del movimiento zapatista en términos de la comprensión
de la democracia partir del estudio de sus prácticas en el territorio que habitan
permite comprender como desde las lecturas del mundo basadas en las culturas
ancestrales se configura una respuesta a la invisibilización de otras formas de lectura
del mundo, construyendo así proyectos emergentes que se desmarcan del proyecto
moderno occidental europeo.

Adicionalmente se encuentran algunos estudios específicamente sobre los proyectos


que desde lo urbano y sus periferias también han construido propuestas de
autonomía y de lo que podría comprenderse como proyectos locales, o quizá estar
también en dialogo con el concepto de ciudades rebeldes de David Harvey, en
primer lugar encontramos propuestas como las asambleas barriales consolidadas en
el 2001 en Argentina como resultado de una acumulación de procesos anteriores en
relación al contexto social de crisis que resulto en la organización barrial, que desde
la lectura del profesor Hernan Ouviña aporta elementos a la comprensión de lo
público no estatal, ya que se constituyeron como espacios de organización y
concertación de vecinos para la toma de decisiones en torno a los barrios,
construyendo así una apuesta para repensar lo público, pero desde la autogestión y la
cooperación como elementos base para la construcción de prácticas de resistencia y
re existencia al modelo existente representado en este caso en el gobierno de turno
generado además arraigo territorial que si bien se fortalecen más en el momento de
la coyuntura permanecen el tiempo y fortalecen entonces las redes existentes en el
territorio. Por otro lado se puede establecer la relación y dialogo de Estas asambleas
o esta dinámica urbana con el acumulado y proceso del movimiento piquetero como
una expresión que surge en argentina compuesta por obreros desocupados en las
zonas urbanas, movimiento sobre el cual también se realiza un estudio por parte de
Gabriela Bukstein en el que también se genera un análisis respecto de los elementos
que surgen de este movimiento social que aportan aun proceso de democratización
en Argentina, elementos que consideramos aportan mucho en términos de
experiencias urbanas barriales que a partir de la organización popular y la disputa
contra condiciones de exclusiones abismales y no abismales generan apuestas que
permiten la emergencia de saberes y prácticas construidas a partir de los saberes
populares para resister al orden social y político vigente, pero que además propone
formas diversas de organización que no necesariamente reproducen as reconocidas
por la lectura mono cultural de occidente.

Por otro lado, encontramos un estudio realizado por el profesor Raúl Zibechi en su
libro “territorios en resistencia” que apunta a realizar un proceso cartográfico de las
resistencias que se desarrollan desde las periferias urbanas y como estos procesos
organizativos van por un lado visibilizando a los desposeídos como sujetos políticos
activos y por otro lado construyendo propuestas de contrapoder, sobre la base de la
comprensión del desfase que existe entre los tiempos de las comunidades y los
tiempos institucionales y por lo tanto la compresión de los procesos de
transformación desde la comunidad como algo constante y que necesariamente se de
larga duración, analizando además el relacionamiento entre estas apuestas urbanas
con los gobiernos progresistas y sus políticas sociales que el denomina igualmente
como políticas de control social, impulsando así una lectura crítica de los gobiernos
alternativos como una verdadera alternativa, o como otra forma de reproducción del
modelo imperante, haciendo énfasis en como desde los proyectos dominantes se
sigue identificando en el sector popular o de la periferia urbana una clase peligrosa
que es necesario controlar para evitar posibles escenarios de revueltas, lecturas que
además desde la concepción de Zibechi también comparten gobiernos denominados
como alternativos, todo esto analizando experiencias que van desde el Carazo a en
general el fortalecimiento de los movimientos sociales y la movilización social en
América Latina, dentro de los cuales las periferias urbanas jugaron también un papel
importante. Este estudio nos parece fundamental para la compresión y el análisis de
los movimientos sociales, pero además por la particularidad respecto de como se
dan estas disputas y formas de resistencia desde las periferias urbanas que para este
caso es lo que pretendemos estudiar, teniendo en cuenta además que algunas de las
menciones que desarrolla el profesor Zibechi se hacen sobre algunos barrios
periféricos de Bogotá.

Por ultimo Sara Daniela Cano Diaz, en su trabajo de grado como antropóloga realiza
un estudio que consideramos aporta muchos elementos que pueden ser útiles para el
desarrollo de nuestra investigación ya que específicamente aborda el tema “Sobre la
revuelta del 21N y la emergencia de futuros encarnados” (Cano,2021) realizando un
análisis sobre las movilizaciones y las formas de organización que se desarrollaron
en el marco del paro nacional del 2019 en Colombia que inició el 29 de noviembre,
configurando Cano un estudio sobre como todos los elementos que se fueron
desarrollando en el marco de este paro son apuestas por ir construyendo “ lo
imposible” como posibilidad, mostrando a partir del análisis tanto de la práctica de
la movilización social, como las prácticas organizativas que entorno a ellas se
construyeron que desde los sectores populares y lxs diversxs actores que fueron
participes del proceso de movilización resultado de la crisis social que se evidencia
en el asesinato constante de lideres sociales y en el incumplimiento sistemático de
acuerdos firmados por el gobierno nacional, desde el acuerdo de paz, hasta acuerdos
con sectores que años antes habían realizado movilizaciones y paros reivindicando
exigencias puntuales por cada sector, como el estudiantil, el campesinado, los
indígenas y los obreros, las mujeres y la juventud se fue configurando apuestas que
van materializando en la práctica y en el presente el sueño de sociedad que quieren
construir, motivo por el cual consideramos que es un estudio que nos permite sobre
esa base avanzar en el trabajo investigativo sobre lo que el paro del 2021 en
Colombia genera y que viene alimentado justamente por las practicas y escenarios
construidos en el 2019, como un continuo trabajo popular de larga duración y que
construye propuestas de autonomía en vías de lo que podría denominarse proyectos
locales.

¿estallido social o acumulado histórico?

El paro nacional del 2021 en Colombia ha sido quizá uno de los momentos que ha
marcado la historia reciente del país, en el que se evidenció el cansancio y la rabia
colectiva ante un modelo político y económico que profundizó la pobreza y la
inequidad en cuando al acceso a derechos, momento que ha sido denominado por
algunxs como un “estallido social” que genera una serie de dinámicas de protesta
social y organización comunitaria para exigir al gobierno de turno garantías y
condiciones mínimas de vida digna, sumándole a este contexto la pandemia del
COVID 19 y las implicaciones que las cuarentenas generadas por esta tienen en
países en los que gran parte de la población vive del trabajo diario.

Sin embargo, consideramos que darle el nombre de estallido social podría minimizar
algunos de los elementos que le componen, ya que esta denominación se centra en
identificarlo como una reacción al momento especifico en el que se desarrolla, lo
que creemos invisibilidad un acumulado tanto de procesos políticos territoriales
como de opresiones que desembocan en un escenario de confrontación a través de
las vías de hecho en diferentes lugares del país, con lo cual es importante mencionar
algunos de los antecedentes que creemos son importantes tener en cuenta para
comprender el paro nacional del 2021 como resultado de un acumulado histórico,
comprendiéndolo así como una apuesta por tener presente la relación entre memoria
larga y memoria corta y como las luchas del presente son resultado de dicha relación
de procesos en el tiempo que no son lineales. (Rivera, 2010)

Sara Daniela Cano menciona algunos de estos antecedentes significativos en las


movilizaciones del país empezando por aquella movilización en el magdalena
realizada por los jornaleros de la United Fruit Company y respaldada por el partido
socialista revolucionario que terminó en lo que se conoce como la masacre de las
bananeras de 1928, ejecutada por parte del ejercito y ordenada por el gobierno
nacional, acto que fue denunciado por Jorge Eliecer Gaitán y hasta retratado en una
de las obras de literatura mas reconocidas, Cien años de soledad, a pesar de que en
su momento se trato de ocultar, al punto de que aún hoy existen políticos que
insisten en negarla como lo menciona Cano
“Actualmente, figuras públicas de la derecha colombiana como María Fernanda
Cabal, niegan que la masacre de las bananeras haya ocurrido, o al menos que haya
ocurrido bajo la categoría de masacre. Según su postura, fue más bien una
confrontación armada en la cual los jornaleros contaban con armas provistas por la
Internacional Comunista. Denominarla masacre, para ella, da cuenta de un aparato
discursivo de la izquierda para imponer un “mito histórico mentiroso.” (Cano, 2021)
lo que pone en evidencia uno de las disputas más grandes en el país y es la de la
memoria ya que se han mantenido discursos muy fuertes desde las clases dirigentes
en los que se producen y refuerzan las ausencias de un sector del país que ha sido
históricamente invisibilizado (Campesinos, indígenas, negrxs, trabajadorxs,
mujeres, jóvenes).

Posteriormente el gobierno de turno de Abadía Mendez perdió legitimidad en una


parte de la sociedad colombiana, lo que se evidenció en un crecimiento de la
movilización y la protesta social, dentro de los cuales se da la movilización
estudiantil del 7 de junio, que resultó igualmente la policía abre fuego contra los
manifestantes, motivo por el cual hasta hoy aun las y los estudiantes de diferentes
universidades del país conmemoran el 8 y 9 de junio como el día del estudiante
caído (Cano, 2021)

El 7 de febrero de 1948 el líder liberal Jorge Eliecer Gaitán organiza la denominada


marcha del silencio en la que se exigía al gobierno conservador de Laureano Gomez
que cesara la violencia y que velara por la vida de la gente que a diario moría por
causa de los enfrentamientos entre partidos, escenario donde expresó un discurso
que hasta hoy se recuerda, en el que expresaba "Si avanzo seguidme, si me detengo
empujadme, si os traiciono matadme y si muero vengadme" (Gaitan, 1948). En
Abril del mismo año Gaitán fue asesinado y este hecho desembocó en lo que se
conoció como el bogotazo, todas las personas simpatizantes del líder liberal salieron
a las calles y quemaron todo lo que a su paso encontraron, este momento partiría en
dos las historia del país.

Como resultado de la convulsión social Lauriano Gomez sale del poder y queda
encargada una junta militar encabezada por el general Rojas Pinilla, fue durante el
gobierno de su dictadura militar en 1954 en el que se presenta una manifestación
estudiantil en conmemoración al estudiante caído, ante la cual nuevamente se
respondió con trato militar, lo que dejó como resultado el asesinato de por lo menos
10 estudiantes.

Posteriormente en 1977 se presentó lo que hasta el momento y por mucho tiempo


sería el paro más grande del país, desarrollado por las centrales obreras, denominado
“paro cívico nacional”, como respuesta a los altos costos de vida que se presentaron
como resultado de las reformas realizadas por el gobierno de López Michelsen,
“Este llamamiento a paro fue catalogado por el gobierno, primero, como ilegal,
segundo, como subversivo, parte de un complot comunista. Sin embargo, varios
sectores fueron sumándose a la convocatoria y para el 14 de septiembre no sólo se
llevó a cabo un paro total sino que se convirtió también en un escenario de
confrontación. Tras estas manifestaciones, el gobierno de López cedió en algunos
puntos del pliego de peticiones, sin embargo, esta jornada dejó como saldo fatal
alrededor de treinta personas.” (Cano, 2021)
Es desde este momento en el que se empiezan a evidenciar los paros como una
forma de movilización y exigencia constante en el país, como lo menciona Cano
mostrando los datos recolectados por el CINEP “entre 1975 y 1999 se ve un
incremento en el uso del paro como forma de protesta, bajo la intención de detener
parcial o totalmente la producción o las actividades cotidianas del territorio en el
que se desarrolla. En el intermedio de esta ventana temporal, encontramos sobre
todo marchas y contramarchas por la paz, que responden a los múltiples intentos de
llegar a acuerdos de paz con los distintos actores armados y por la apertura de
participación democrática tras la constitución del 1991.

En el 2011 de nuevo el movimiento estudiantil realiza un paro que resulta de la


creación de la MANE como una organización en la que se agruparon las diferentes
expresiones estudiantiles del país para exigir el desmonte de la reforma a la ley 30
con la que se buscaba profundizar el carácter privado de la educación superior, esta
serie de movilizaciones se caracterizó por diversas formas de expresión, desde el
teatro, el baile y prácticas que intentaban evitar la confrontación con los cuerpos
policiales, “Frente a la necesidad de hacer presión para invalidar la reforma, la
MANE se declaró en paro, lo que se tradujo en al menos 32 universidades públicas
en cese de actividades. Entre el paro y las masivas movilizaciones, Santos retiró el
proyecto e invitó a los estudiantes a levantar el paro. Es aquí cuando la MANE
empezó a enfrentar dificultades internas pues el movimiento se dividió luego de
que, sin consultarse ampliamente, se tomara la decisión de levantar el paro.

En el 2013, también durante el gobierno de Juan Manuel Santos se desarrolla lo que


se conoció como el paro agrario, un paro que puso en el centro de la confrontación
social a un actor que desde las lecturas clásicas de la izquierda era solo un
acompañante de las luchas de los obreros, el campesinado, este paro se da como
respuesta a la firma del tratado de libre comercio entre Colombia y Estados unidos y
que generaba condiciones cada vez mas desfavorables para que se pudiera
desarrollar la producción agrícola del campesinado nacional, “Campesinxs de todas
las partes del país se reunieron en este paro que, aunque mantuvo en su centro las
exigencias de índole agraria, fue convocando a otros sectores como el estudiantil,
camionero y el de madres comunitarias.” (Cano, 2021) y así se empezó a ver en el
país movilizaciones en las que los diferentes actores se fueron integrando alrededor
de reivindicaciones diversas, entendiéndolas sin embargo como un todo colectivo,
que además genera acciones que permiten la emergencia de algunos sectores de la
sociedad que históricamente se han visto como ausentes, pero que sin embargo
desde sus saberes y culturas han resistido actores como las mujeres, indígenas,
negrxs y campesinxs haciendo evidentes las exclusiones abismales que sobre sus
cuerpos y culturas se imponen.

En el 2016 se firma un acuerdo de paz entre el estado colombiano en cabeza del


presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, acuerdo que el gobierno
decidió debía ser refrendado a través de un plebiscito por el pueblo colombiano,
plebiscito que por causa de una serie de propaganda generada por los sentires de
derecha del país resulto en la victoria del no, es decir que el esfuerzo realizado para
las negociaciones que ya habían llegado a su fin no serían aceptadas según los
resultados del plebiscito, lo que generó en todo el país una reacción de aquellxs que
habían votado si al acuerdo de paz de movilización y encuentro en parques y barrios
en defensa de la paz, en Bogotá particularmente se desarrllaron escenarios
denominados como paz a la calle, en los que se realizaban espacios asamblearios
alrededor de como aportar desde los territorios a la defensa del acuerdo de paz y de
la construcción de paz, este es uno de los antecedentes de lo que luego serían las
asambleas barriales y territoriales.

En 2019 se da el paro nacional del 21 de noviembre (21N), un paro que en principio


es convocado por centrales obreras en contra del “paquetazo de duque” en el que se
incluían una serie de reformas económicas neoliberales, pero que posteriormente se
va configurando más como un escenario en el cual los barrios son los territorios en
los que se desarrolla la movilización y organización social, es en este contexto en el
cual se crean las asambelas populares, y se inician las discusiones respecto del
momento pero también se empeizan a gestionar procesos de resistencia desde los
territorios que como lo menciona Magnaghi pasan de la reivindicación a la acción
(Magnaghi, 2011), es decir empiezan a hacerse evidentes procesos que desde hace
años venían desarrollando trabajo popular en los barrios y a generar articulaciones
para garantizar la participación y la acción en el marco de las manifestiaciones,
redefiniendo el sentido de lo publico como lo menciona Ouviña refiriéndose a las
asambleas vecinales en Argentina. (2008)

En el marco de este paro se crea lo que se llamaría como el comité nacional de paro
que pretendía ser un escenario en el que se encontraran todas las reivindicaciones de
los diferentes sectores que se movilizaban para el momento, sin embargo este
espacio era un escenario cooptado por los sindicatos y partidos tradicionales que le
cerraron la participación a las asambleas populares y se negaron a reconocerlas
dentro de los actores importantes para la movilización social a pesar de que era en
los barrios populares donde se mantenía aún la movilización, lo que generó una
ruptura entre estos dos sectores, los de la militancia sindical y partidaria tradicional
y las asambleas locales y populares, esto sumado al surgimiento de la pandemia
terminó por desarticular la acción constante de movilización. sin embargo, se
dejaron las bases sentadas para lo que sería el 2021 y sus apuestas de futuro
emergente.

Prácticas de resistencia popular caminando hacia un proyecto local.

Como se ha podido hacer evidente el paro nacional del 2021 no puede ser leído
como un momento aislado en la historia del país, sino que por el contrario es
resultado de un acumulado de luchas y de exclusiones abismales y no abismales de
las cuales han venido emergiendo apuestas de resistencia que no solamente se
demuestran en practicas organizativas en el marco del 2021 sino que se han venido
construyendo a lo largo de las historia, empezando por la diversidad de actores que
nutren las disputas por el buen vivir y van construyendo en la práctica otros futuros
posibles.

En este sentido, queremos en este apartado analizar como estas practicas de


resistencia popular particularmente en Bogotá, que se han venido desarrollando en el
marco del paro nacional pero que son resultado de décadas de organización popular
en una comprensión de la memoria larga y la memoria corta como impulsadoras de
las acciones colectivas de los movimientos sociales, constituyen una apuesta por la
construcción de proyectos locales, que si bien aún no están del todo consolidados si
van avanzando hacia la posibilidad de pensar en alternativas de autogobierno
rescatando las sabidurías propias de los territorios y poniéndolas en función de
pensar otros futuros que en la practica van emergiendo.

La primera práctica de resistencia popular que quisiéramos visibilizar es la práctica


de la asamblea popular (aunque dependienta los barrios o localidades tomaron
nombres diversos) como forma organizativa de las comunidades en sus territorios, la
cual es asumida como una forma de toma de decisiones de manera colectiva en la
que participa cualquier persona que habite el territorio, práctica que a nuestro
parecer y como lo menciona Magnaghi resignifica la participación a través de lo que
el denomina como “democracia comunitaria” que tiene su base en lxs sujetxs
productores de nueva territorialidad (2011), que en este caso son las y los habitantes
de los diferentes barrios y localidades que a partir de la experiencia y vivencias
propias en el territorio organizan no solo acciones de reivindicación y movilización
social para exigir, sino que a la par van construyendo nuevas formas de relacionarse
entre si y de tomar dediciones respecto de sus territorios, partiendo de practicas de
autogestión y solidaridad como las ollas comunitarios o las redes de apoyo mutuo
para solventar necesidades primarias en el marco del contexto de crisis sanitaria por
el que se atraviesa.

Las asambleas populares consideramos son una muestra de dos cosas, en primer
lugar de que el sujeto histórico como se denomina a aquel sujeto que tendría en sus
manos la responsabilidad de realizar la revolución según algunas teorías críticas, ya
no puede ser comprendido como un sujeto homogéneo ( El obrero industrial) sino
que ahora implica una ampliación del concepto de proletariado, al cual algunxs han
dado el nombre de oprimidos o excluidos, dentro de cual es necesario identificar
múltiples apuestas identitarias, culturales y de resistencia, llegando al punto de
evidenciar que el obrero a pesar de se un actor más dentro de los escenarios
asamblearios no se reconoce siempre como tal sino como habitante del barrio, esto
tiene su base en lo que Magnaghi denomina “la conciencia del lugar” que se
evidencia en las practicas de resistencia territoriales realizadas por las asambleas,
conciencia que sin embargo no desplaza la conciencia de clase sino que por el
contrario la acompaña para así aportar a construir otras posibilidades de futuro que
no parta de una visión homogenizante, sino que por el contrario surja de la
necesidad de construir redes de proyectos locales y de autogobiernos.

Por otro lado, y como resultado de la forma organizativa asamblearia en los


diferentes barrios de la ciudad se pueden evidenciar acciones de resistencia del
orden autogestivo en términos de recursos no solamente económicos sino también
de subsistencia, dentro de las cuales es importante resaltar las ollas comunitarias
como un espacio necesario para el manteamiento de las y los manifestantes en los
diferentes puntos de bloqueo y que cumple un rol político fundamental en términos
de garantizar la alimentación como mínimo vital para la construcción política,
además como un elemento alrededor del cual se saca del campo de lo privado el
cuidado y se evidencia como una labor que necesariamente nutre lo público, siendo
un elemento que ligado a los diversos procesos de huertas comunitarias lleva a la
acción una de las reivindicaciones propias de las exigencias en el marco del paro y
es la soberanía alimentaria y la vida digna, garantizando en la practica la posibilidad
de participar en escenarios de toma de decisiones, lo que refuerza una vez más esta
democracia comunitaria.
Con base en la breve descripción de algunas de las practicas de resistencia que si
bien son constantes en el marco del desarrollo de los procesos territoriales, se
evidenciaron de manera mas contundente en el paro nacional (que esperamos
ampliar posteriormente en otro trabajo) podríamos afirmar que estas practicas
pueden ir caminando hacia la construcción de autogobiernos territoriales que no
caigan en idealizaciones territorialitas que les aíslen, sino que por el contrario
aporten a la construcción de una red de proyectos locales que a través del
reconocimiento de las diversidades culturales, ambientales y organizativas de los
diferentes territorios construyan un proyecto político que aporte a la transformación
social y al buen vivir a partir de una democracia comunitaria basada en lxs sujetxs
productores de nuevas territorialidades que ya existen y han venido desarrollando su
trabajo no como una clase homogénea sino diversa y rebelde.

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