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LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS LATINOAMERICANOS

Docente: Rafael Borges (Dpto. de Historia CeRP del Norte)

A MODO INTRODUCTORIO:
Periodo en que se debía pensar ¿qué es la nación?
Discurso elaborado por las elites blancas que presentan una “armonía” y una
“identidad” que no se corresponde con los conflictos, las diferencias, la discriminación
en la sociedad.
Representación vs realidad factual.
Sugerencia: pensar dicho periodo a partir de la relación entre escribir la Historia y
construir la realidad.

Durante el difícil proceso por el que atravesaron las regiones de América Latina durante
el siglo XIX encontramos algunas características comunes que tuvieron que afrontar en
su largo camino para la conformación de sus Estados-nación.

La propia historia colonial nos brinda algunos elementos para entender por qué a los
recién independizados países les resultó difícil tal conformación, la cual se caracterizó
por un atraso en los sistemas políticos, que se reflejaron en una disputa por el poder de
los grupos que habían protagonizado las guerras de independencia.

Por otro lado, el avance del capitalismo a nivel mundial (en donde era prioritaria la
búsqueda de materias primas, mercados y mano de obra barata) brinda el contexto para
dar este paso. Sin embargo, son precisamente las constantes incursiones de las potencias
capitalistas las que hicieron que muchos de los recursos económicos y humanos de los
latinoamericanos se destinaran a la defensa y no a la edificación de un Estado fuerte y
unificado.

La idea de nación
La conformación del Estado en toda la región no se dio inmediatamente después de
haber obtenido la independencia de los países europeos. Este proceso se llevó a cabo en
sociedades todavía con rasgos coloniales, en territorios generalmente despoblados, con
grupos dominantes antagónicos, con una economía devastada y con una sociedad
fuertemente golpeada por los efectos de la guerra. Aunado a lo anterior, nos
encontramos con que aquellos grupos hegemónicos que se habían enrolado a esta
aventura al final no tenían una claridad sobre una propuesta de Estado que lograra
encauzar los destinos de los distintos países que se independizaron.
Una vez consumada la independencia, se perdió la orientación política con la que se
contaba durante el virreinato. Lo que se vivió en Latinoamérica fue una situación de
desorden y desorganización que se vio reflejada en las distintas propuestas de modelo
de Estado caracterizados por el caudillismo, el militarismo, los localismos y
regionalismos, producto de la inmadurez política de los grupos que se disputaban el
poder. En el camino, algunos de los grupos locales elaboraron proyectos, planes y
constituciones, además de que se formaron grupos, partidos y sociedades políticas que
expresaron dicha diversidad.
Antes de abordar el proceso de la conformación de los Estados-Nación veamos qué es lo
que se entiende por Estado según la propuesta de Max Weber (1964: 44):
El Estado es una institución política que concentra de manera legítima el monopolio del
poder a través de la represión y la coacción para mantener el orden vigente […] el Estado
es una relación de hombres dominando hombres.

Esto implica un grupo que tiene el dominio de otro a través de la fuerza física-militar o
la violencia dentro de un territorio, además de tener la capacidad de extraer los tributos
de la población, así como establecer las reglas en las cuales se llevará el proceso
económico de dicho Estado.
Por otro lado, un Estado-nación se caracteriza por tener un territorio claramente
delimitado, una población y un gobierno, además de que se reconoce como naciones a
grupos humanos identificados por características culturales comunes.
El concepto de un Estado latinoamericano se funda en que comparten un mismo origen
colonial, la lengua y paralelos históricos comunes, tales como un pasado indígena, la
conquista y toda la relación que se gestó a lo largo de trescientos años de dominación
colonialista.

La conformación de los Estados latinoamericanos

El surgimiento del Estado moderno en América implicaba que no solamente se diera un


desplazamiento de las viejas instituciones, sino su completa renovación, su predominio
con las nuevas autoridades de la nación, creando un orden social nuevo (liberal, burgués
y capitalista), al eliminarse las viejas formas estamentales del periodo colonial mediante
un triple proceso revolucionario: revolución liberal, revolución burguesa y revolución
industrial. Para las recién independizadas naciones, esto resultaría un proceso de largo
plazo, con avances y retrocesos, que tomó aproximadamente todo el siglo XIX dado la
complejidad en las estructuras políticas, económicas y sociales que existían en
Latinoamérica.

Así, la historia de la construcción de los Estados nacionales latinoamericanos debe de


ser revisada a partir del conocimiento de la estructura económico-social, la cual se vio
reflejada en las características que asumirá la superestructura jurídico-política a partir
del juego de fuerzas que se disputaban el poder.

Otro factor importante fue que debido a lo anterior y al atraso del proceso industrial en
las economías de la región, no se logró consolidar una burguesía nacional que pudiera
impulsar dicho proceso; en cambio lo que se gestó fue la formación de sectores
terratenientes, pequeño burgueses, o sectores oligárquicos que se nutrieron de algunos
miembros que ya ejercían las llamadas profesiones liberales y que se unieron a los
grupos militares a fin de consolidar una fuerza que los llevara a la toma del poder del
gobierno.

Para la gran mayoría de los países en América Latina la conformación se realizó con
constantes conflictos por regiones, los cuales buscaban proteger la forma de desarrollo
económico que habían establecido. Así, la mayor parte de las tierras quedaron en manos
de minorías criollas o de la Iglesia, y se conservaron y reforzaron las formas de
explotación “esclavistas y serviles” y se intensificó el aislamiento de las distintas zonas
que conformaban cada uno de los países recién independizados.

Tipos de gobierno: Monárquicos y Republicanos


En Latinoamérica no existió una sola vía para la formación de los Estados nacionales,
ya que tuvo mucho que ver la correlación de fuerzas que se formaron a partir de las
declaraciones de independencia, y de las interrelaciones particulares entre el Estado,
fuerzas armadas y la sociedad civil y grupos hegemónicos, así como las intervenciones
de los países imperialistas.

Como ya dijimos, un factor que impidió esta formación fue la ausencia de la


conformación de una clase social equiparada a la burguesía, por lo que encontramos
diversos sectores sociales que tenían el poder económico y por lo tanto respondían a
diferentes intereses y que se confrontaban en lucha de facciones y de jefes militares.

Es por ello que, durante buena parte del siglo XIX, los enfrentamientos entre los
distintos grupos provocaron un clima de violencia, producto de las constantes luchas
entre facciones y también de que buena parte del capital que llegaba a los países fuera
destinado a los gastos militares tanto para la defensa del territorio como para contener a
los grupos internos que se enfrentaban. Este sin duda es otro elemento que nos ilustra
sobre el problema del atraso económico en Latinoamérica.
A la par de la lucha por el poder de los distintos grupos, se dieron ensayos de diferentes
formas de gobierno que denotaban las pugnas entre los grupos internos: realistas y
patriotas o insurgentes, los eclesiásticos y sublevados; liberales y conservadores,
monárquicos y republicanos; federalistas y centralistas; dando como resultado en
muchas ocasiones el establecimiento de dictaduras de corte militar.
Así vemos como los distintos grupos en el poder fueron experimentando sobre diversos
tipos de gobiernos, en donde se observa la necesidad de adoptar una república de
acuerdo con las nuevas propuestas que les llegaban de Europa, aunque con diversos
matices. Debido a la tradición colonialista, hubo algunos grupos que incluso hacían la
propuesta del establecimiento de un régimen monárquico.
Tal es el ejemplo de México que, al independizarse del reino de España, se consolida
como una monarquía donde Agustín de Iturbide es proclamado emperador de México en
mayo de 1822 hasta su derrocamiento en 1823, cuando se firmó el Plan de Casa Mata, en
el cual los borbonistas y republicanos unieron sus fuerzas para lograr este fin.

Otros países que conservaron regímenes monárquicos luego de su independencia fueron


Haití (que fue también el primer país independiente de Latinoamérica) cuando Jean
Jaques Dessalines, quien fuera líder revolucionario, se proclamara Emperador Jacques I
de Haití. Finalmente tenemos el ejemplo de Brasil, cuando desde el 7 de septiembre de
1822 asume el trono Pedro I, con una economía basada en el trabajo esclavista.

Tipos de gobierno: Centralistas y Federalistas, Liberales y Conservadores


Podemos decir que la gran mayoría de los países latinoamericanos estableció como
forma de gobierno una República, pero con diferentes características ideológicas y
políticas. En las recientes naciones de Latinoamérica se presentaron las mismas
divisiones entre los grupos, en unas, la pugna se dio entre centralistas y federalistas y
ambos retomaron, a mediados de siglo los postulados del liberalismo que ya empezaba a
dominar el actuar político en Europa desde principios del siglo XIX. A fin de precisar
claramente cuales son algunas de las diferencias, te presentamos sus características.

Centralistas
1. La república central estaba sujeta al gobierno de la capital del país
2. El territorio se dividía en departamentos cuyo gobernante era elegido por el poder
central
3. No hay legislaturas estatales, se forman juntas departamentales o por provincia
4. La iglesia tenía un poder significativo disfrutando de privilegios jurídicos y
económicos
5. Establecían una política proteccionista a fin de dar impulso a la industria interna
combinado con apertura al comercio exterior

Federalistas
1. Implica el pacto y unión de varios estados independientes
2. Estados son libres y soberanos con propias leyes y autoridades
3. Reconocimiento a una autoridad general (presidente) quien funge como moderador y
conciliador de intereses
4. Están a favor de la apertura comercial y el libre cambio con las potencias capitalistas
a fin de impulsar el desarrollo industrial
5. Sostiene la división del gobierno en tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial)
En algunos países se formaron partidos políticos identificados como liberales y
conservadores, aunque en algunos tomaron el nombre de federalistas o monárquicos,
patriotas o libertarios, civilistas contra militaristas, clericales contra anticlericales, estos
en función de los grupos que los dirigían, los cuales se disputaron el gobierno,
promoviendo golpes de estado y alternándose en el poder.
Liberales
1. Luchaban por la libertad de expresión y de pensamiento
2. Propugnaban por una soberanía popular
3. Planteaban una Educación laica y científica
4. Proponían la separación de la Iglesia y el Estado
5. Defendían la abolición de los fueros eclesiásticos y militares
Conservadores
1. Conservaban la religión católica como única
2. Proponían la protección a los bienes eclesiásticos
3. Presentaban como forma de gobierno una monarquía o en su defecto una república
central
4. Planteaban mantener la educación en manos de la Iglesia

Los vínculos económicos de la dependencia


Los países latinoamericanos lograron su independencia cuando el capitalismo mundial
entraba en una fase de expansión y buscaron su inserción a éste a través de la
producción y venta de productos primarios (agricultura y ganadería), así como con
algunos productos minerales necesarios para la expansión industrial europea.

Cuando se produjo la ruptura con los vínculos coloniales, siguió la búsqueda del
reconocimiento externo para los nuevos Estados, por lo que vemos que algunos de los
países latinoamericanos tuvieron que pagar dicho reconocimiento con “tratados de
amistad, comercio y navegación” principalmente con Inglaterra, importante potencia
naval; y con ello la intensificación del comercio a través de la participación del capital
externo (empréstitos e inversiones directas) para promover el desarrollo de la industria
en los nuevos Estados.
Las recién independizadas regiones latinoamericanas tuvieron que enfrentar las
consecuencias de los años de guerra: abandono de los campos y la destrucción de los
sistemas de riego, baja productividad y muerte de miles de cabezas de ganado, así como
sequías. Además de ello, muchas de las minas fueron abandonadas o destruidas, y las
incipientes industrias manufactureras experimentaron una contracción de su mercado
regional, así como pérdida de fuerza de trabajo y escasez de materias primas, todo ello
sumado a la falta de capital que pudiera promover el desarrollo económico después de la
guerra.
Ante esta situación, la intervención europea araba en terreno fértil y se dio en diversas
formas: facilitó la llegada de inmigrantes en algunas regiones, quienes incursionaron en
las actividades financieras y mercantiles de importación y exportación; lo que permitió
la organización del comercio regional y la conformación de nuevas industrias necesarias
en la zona.

Otra forma fue a través de inversiones de capital en áreas más lucrativas tales como la
minería, necesaria para el proceso industrial, así como en la agricultura de exportación
como el cuero, café y azúcar; vendiendo a precios altos los artículos industriales y
manufactureros, y comprando a precios bajos los productos agrícolas y las materias
primas, base del sustento económico de Latinoamérica.

Otras formas de intervención

Sumamos a lo anterior los problemas de separación que sufrieron la mayoría de los


latinoamericanos, tal es el caso de la región conocida como Asunción, que decidió
conformar lo que posteriormente será el Paraguay, acentuando con ello el afán
cesionista que experimentaron diversas zonas tanto de Colombia, Brasil, Perú como
Uruguay, además de la pérdida de territorio en manos de los extranjeros, como la
ocupación de las Islas Malvinas por Gran Bretaña desde 1833.

También durante la liberación de Perú, las contradicciones de los grupos hicieron que en
1822 una región se independizara y formara lo que conocemos como el Ecuador y más
adelante, en 1826, otra región tomaría el nombre de Bolivia, en honor al libertador
Simón Bolívar.

En el proceso de formación de los Estados-nación pesaron mucho las diferencias


regionales de las distintas zonas que conformaron América latina que se movían en
función de intereses económicos, ya que el gobierno de dichas regiones estaba
comandado por los caudillos casi siempre conectados con los grupos dominantes.

Por ejemplo, en Brasil el príncipe Juan de Braganza (Juan I) concilió con los intereses
de los comerciantes, quienes vieron con beneplácito las reformas económicas, fiscales y
militares que permitieron la apertura de los puertos brasileños al comercio inglés, el cual
favoreció el impulso del capitalismo en el país sureño, a diferencia de muchas de las
regiones de América. Sin embargo, durante todo el siglo XIX persistió el esclavismo
como mano de obra en las distintas plantaciones de exportación.

Un caso emblemático fue el de México, que se vio amenazado por una reconquista
española en 1829, seguida de la intervención francesa que culmina en 1862 con la
instauración del Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Pero quizás la intervención más
significativa que se dio en contra de México fue la comandada por el ejército
norteamericano que produjo la pérdida del territorio mexicano con la firma de los
Tratados de Guadalupe-Hidalgo en 1848 y el Tratado de la Mesilla, en 1853.

El ejemplo de México es de particular importancia porque demuestra cómo las


intervenciones son producto del endeudamiento. Hay que recordar que una de las
concesiones que se lograron por la guerra de independencia fue la derogación del
impuesto llamado alcabala, impopular en diversas regiones de Latinoamérica, sin
embargo, esto significó quitar una fuente de ingreso para los gobiernos, lo cual llevó a
solicitar préstamos a las potencias para hacer frente a los gastos militares, acrecentando
con ello la dependencia hacia dichas potencias.

El afán de intervención no sólo se dio como una necesidad de expansión comercial, sino
que también vemos la intención de ubicar sitios estratégicos para los desembarcos
militares con miras a la intervención o a la reconquista; así está el caso de la ciudad de
Lima, Cartagena o Panamá que fueron bases militares, durante todo el siglo XIX, de las
diversas potencias capitalistas.

Debido a esta inestabilidad política y su consecuente retraso en la conformación de los


Estados-nación, podemos concluir que el panorama durante el siglo XIX en
Latinoamérica fue de debilitamiento de la estructura económica de los países, aumento
de la subordinación de la burguesía nacional a la extranjera; retraso en el desarrollo
capitalista (periférico); incremento de la deuda externa, separación o pérdida de algunas
zonas de su territorio y la dependencia de toda la región con respecto al imperialismo
que a finales de ese siglo ya había tomado el dominio mundial.

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