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Jos nombramientos errados, cuyos titulares cen desgracia, feron pron _ Un caso fite el de José Miguel Stegmeier, gobernador Bio-Bio.Tuvo que renunciar tras la publicacién de pruebas de vineulos con Colonia Dignidad. Otro fue el de Angelo Barbig i, nombrado gobernador de Los Angeles. Salieron a lue de rellas por giro doloso de cheques Los dirigentes de los partidos oficialistas, criticaban piiblig mente al gobierno en protesta cuando éste bloqueaba la desi cién de alguno de sus i no, podriamos tener hace a las refor «Convi n decir mis importante \dvertia contrariado, politicasy amos en expacio de presién muy duro y, solo h irando hacia atris se ven mas nitidos los errores a ‘tualmente Hernin Larrain Matte. Pese a todas las dificultades, y a su modo, Sebastian Pifiera no. cesaba de arengar a su equipo de trabajo. Bra evidente que los re= ‘cursos y energias det reflexional redistribuirse para der las urgencias plan adas por el terremoto. El sismo habia golpeado areas sociae les reestablecer los 298 puentes destruid 1es destruidos por el sismoy, recuerd: Pero Pitiera no dudé. 1 306 Obligado a ngencia — {Vamos con la reconstru \erno de campaiia! —anunciaba el presidente. Pifiera les forzaba archa. Reflexionando sobre esa et ‘nos fijamos expectativas altas, vamos a tener una vara alta on fa cual lidiar. Pero si pa, ya en, 0s fijamos expectativas muy bajas, me- \damental que ¢s el com- el entregar lo mejor de 100 dias en el gobierno El presidente impuso un estilo informal en La Moneda. Le gus- taba estar siempre accesible; qu ficina en cualquier momento, toc de que serian recibidos. Sin agenda y sin previo aviso, ‘mo tiempo, el Mandatario, acostumbraba a visitar sor ici de gobierno. presivamente las distintas dependencias del p: Impaciente e impulsivo, le resultaba tanto més facil partir raudo a las oficinas de sus ministros que darse ala tediosa tarea de consul- ichivo con anexos de néimeros de teléfono. Cierta noche, ta tranquilidad del pal brusca terrumpida. Aunque eran mis de las nueve, afin quedaban unos algunos miembros del equipo de prensa que charlaban relajada- mente en una oficina cuando la puerta se abrié de golpe. Era el Presidente a tranco veloz. —iHan visto a Cristi ar Larroulet? —inquirié, sin saludar. Los peri ron con la cabeza. El Presidente dio puerta se abrié de nuevo y aparecieron los escoltas preguntando por él. Se les habia perdido el jefe desp! del ma de Estado, 307 locutores er pata c . y luego _Renoneto apna cl cargo, Pier se despa de mee red i, el Presidente titube6. Acababa de re —iMe puede dictar su RUT? —Por supuesto, Presidente. Y cl Presidente cedentes, cierto persor ‘Tras una breve conversa jotaba el ndimero para chequear sus antes EI propio Barack Ob: ack Obama también fue objeto de las s: protocolo del Presidente chileno, Durante un wean al despacho de la Casa Blanca, Siena sentarse tras el escritorio del ndatario nort 5 pie nal umericano preci= pitando una andanada de flashes de parte de los fotigratos pre sentes. a humorada que descolocé al mis —zCuiintos presidentes han hecho 2 Allftedo Moreno, sien og El asombrado lider norteai ho su respuesta: —queria saber ba por miltipl i ples vias. Leia todos los e-1 nunca Jos contestaba. Tam! te Oo Sonar Jos amigos EES do, Poecibls. los consclos de lo mantenjan informa- penae onsejos de quien quisiera darlos. Retenia todo Recorria el pais na y otra ve? revisando las 2 2 ela potloresconbres A ntoese win bree pacine lo vamos hacer? —preguntaba yest Hes sna aid Mostraba su dificultad para delegar ore os d a sn sobre las bases curriculares para el Mi- aes ucacién, para sorpresa de todos los presentes, el nte tomé un Lipiz y comenzé él mismo a redactarla. los asesores. 308 orarse con motivo de conme ‘el presidente ordené instalar una bandera gigante de tea La Moneda. Pero el ministro a eargo de supervi- rea solo le presentaba obsticulos y razones de por qué :mposible hacerlo. A la tercera oportunidad en que escuch6 blemas, decidid hacerlo él mismo. Consiguié el arquitecto. 6 cotizaciones de banderas. Estudié calidad de las te- vo: celebrar el Bicentenario con la ban- s.Y logré su obje jera Bameando. Nunca dejé de lado el humor, Como cierto dit ntregaron resultados de la encuesta Adimark. Se habia iniciado rn consejo de gabinete, y ents6 atrasado el ministro Hernan de Solminihac. Todos le dirigieron la mirada con cierto nerviosisme, Los resultados mostraban que era uno de los rostros del gabinete menos conocidos al pablico encuestado, Piftera fij6 la mirada en ja en que se el recién Hegado: —Ministro, zacaso sti mami sabe que usted es ministro? Ministros a la pizarra de trabajo en las Tamadas Los asesores daban cuenta de su pl bilaterales», donde exponfan ante el presidente Veinticuatro horas antes, su PowerPoint con el tema a tratar. Li al del sector, la promesa de campaia, lo el Congreso y la Contraloria. Presidente quien anotaba los de los ministros, retenia ministro expositor debia enviar a presentacién comenzaba con un diagnéstico i que se estaba haciendo, las leyes en Después venian las preguntas d detalles en su block y para mal cada cifta entregada Si el ministro decia « preguntaba: —2Y cuintas UF son? Y tras ofr una respuesta, volvia a la carga: —sPor qué me dijste otzacifra en la presentacién pasada? millones de délares, el presidente 309 —_e ‘SE ACARI EN La reuni era en el comedor preside distintas areas involucradas en los proyectos. Se sent el ministro expositor, el representaute de la Dipres. (Direcei de Presupuesto), el de la Segpres (Secretaria General de dencia) y el Presidente la dirigia, Eran tantas y tan extensas qui ficilmente podian extenderse hasta la mé ticipaban) Se acabaron los churrascos. [tazomes para adoptar una economia de guerra habia més que su- citcunstancias normales el icrites tras el terremoto. Si ari es obsesivo con el curidado de cada peso, en esta oca: \s circunstancias Jo ameritaban con mis fuerza, La reconstruc ién de inffaestructura devastada consumiria uw del PIB. Habia que millones de délares. Todas las repar- \ciomees piiblicas debian hacer recortes presupuestarios, Distintas oficinas de la Presidencia —distribuidas en varios edificios en el storico de Santiago— se trasladaron a La Moneda. Se 6 el pago de atriendos extraordinarios, y con elllo, las, les para los asesores. En el palacio lego a haber hasta que los ministros que no dominaban el tema y blufeabansy nerda una ex asesor El presidente también contaba con un proce los conffictos entre lo: nistros. Lo hal in bautizadoy centro ndo hay un choque entre dos minis tos y se esti frenando u 6 se retinen conmigo ¥ : cada uno tiene la oportunidad de exponer sus puntos de vista em directo. La reunién no termi cuando eso o cuatro escritorios por oficina, El Presidente revisaba perso ido. se enterd de los ingresos pereibidos por los asesores de comuni- i6n de varios ministerios, qued6 impactado. Por orden suya, la ministro debid Lamar a su jefe de comunicaciones ¢ infor- que su sueldo seria recortado en un cuarenta mente ciertos gastos. Ci sta que se decide el asunto y urre, el ministro qi explicado el mandatario, quien A algunos ministros le trabajaban para evitarl por ciento. Asi de simple. Los gastos mas nimios,si le parecfan excesivos, descomponian a Piftera. Una famosa banquetera que estuvo a cargo de organizar la comida en La Moneda en honor al presidente de Estados Uni- \ck Obama tecordaria que, cuando se aprontaban a servir empez6 a sacar cu ia sido previamente parte del gabinete de Ricardo Lagos, considcraba insélitor que el presidente estuvie= ra atento de ese nivel de de dos el cercer as —2Bs neces: asesor, pues lo conside Y es que Piftera a veces podia ser muy duro, «Cree que todos somos como él. Porque algo que a cual quiera puede dejar en el suelo, él lo olwida veces le dije, “presidente, no puede tratar dencia un ex asesor. na comida c a a todas luces, un derroche que habia aprendido durante su su vidi es platos? —cuestio1 los dos dias. Muchas la gente asi», confi- segundo piso para llevar un sindwich de cl un joven asesor. —Porqué te trae un mozo un sindwich a esta hora? —cues- 3 Ma tioné su jefe. 310

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