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Alianza Universidad Textos —————_—_ 7) LA NATURALEZA DE LA CULTURA.. Definiciones de cultura y sociedad... Endoculturaci6n y relativismo cultural Limitaciones del concepto de endoculturacién La difusion ‘Aspectos mentales y conductuales de la cultura.. ‘Aspectos emic y etic de la cultura Emic, etic y proporciones entre los dos sexos El patron universal. La diversidad de las teorias antropologicas.. Resumen. i ; 145, 145 146 148 150 154 154 156 156 157 159 -apitulo 7 . NATURALEZA bE LA CULTURA Este capitulo amplia la definicién de cultura, relaciona el concepto de cultura con el de sociedad, ¢ identifica ciertos procesos y componentes generales de una y otra. Los procesos y componentes generales que se adelantan en este capitulo se usaran a lo largo del resto del libro para describir y explicar la evolucién de las diferencias y similitudes sociales y culturales, Definiciones de cultura y sociedad Como hemos visto, la cultura alude al cuerpo de tradiciones socialmente adqui- ridas que aparecen en forma rudimentaria entre los mamiferos, especialmente entre los primates. Cuando los antropélogos ha- blan de una cultura humana, normalmente se refieren al estilo de vida total, social- mente adquirido, de un grupo de perso- nas, que incluye los modos pautados y recurrentes de pensar, sentir y actuar. Al definir la cultura como consistente en pautas de actuar (conducta) y de pen- sar y sentir, sigo el precedente sentado por Sir Edward Burnett Tylor, fundador de la antropologia académica en el mundo de habla inglesa y autor de! primer libro de texto de antropologia general. La cultura... en su sentido etnografico amplio, es ese todo complejo que comprende conoci- mientos, ereencias, arte, moral, derecho, cos- tumbres y cualesquiera otras capacidades y ha- bitos adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad. La condicién de la cultura en las diversas sociedades de la huma- nidad, en la medida en que puede ser investi- gada segin principios generalcs, constituye un tema apto para el estudio de las leyes del pen- samiento y la accién humanas (1871: 1). Algunos antropélagos, empero, restrin- gen el significado de «cultura» exclusiva- mente a las reglas mentales para actuary hablar compartidas por los miembros de una determinada sociedad. Estiman que estas reglas constituyen una especie de gramatica de la conducta y consideran las acciones como fenémenos de indole «so- cial» mas que «cultural». Esta es la distin in _que algunos antropdlogos tratan de establecer cuando diferencian Ia antropo- logia social de la cultural (W. Goode- nough, 1970). Ninguna confusién se de- iva de la definicién més inclusiva, siem- pre que se tenga cuidado de indicar si se habla de las ideas culturalmente determi- nadas pertenecientes a la vida mental de Ia gente, de las actividades culturalmente determinadas que realizan con sus cuer- pos, 0 de ambas cosas. Otro tipo de distincién entre social y cultural es también bastante frecuente. Al- gunos socidlogos y antropélogos emplean 145 146 Lenguaje y cultura el término social para designar Ia relacién entre los distintos grupos de una socie- dad. En este libro, los grupos sociales y sus relaciones mutuas se consideraran como aspectos de la cultura (mental y con- ductual). La familia, por ejemplo, es un grupo que muestra y se ajusta a la cultura de la vida doméstica de una sociedad con- creta. {Cuil es entonces la definicién de so- ciedad? El término sociedad designa un grupo de personas que comparten un ha- bitat comin y que dependen unos de otros para su supervivencia y bienestar. Algu- nas sociedades en donde el matrimonio dentro del propio grupo prevalece, son coincidentes con poblaciones, tal como se definen en el capitulo anterior. No puede considerarse a la sociedad en conjunto como a una poblacién biolégica cuando existan en su interior grupos ét- nicos, raciales y de otro tipo que se casan entre ellos dentro de la sociedad. No obs- tante, los limites entre las sociedades es- tan caracterizados normalmente por una discontinuidad en la crianza y niveles re- ducidos de flujo genético. Los antropologos, refiriéndose a mode- los de cultura caracteristicos de cierto tipo de grupos dentro de una sociedad, utili- zan a menudo cl término subcultura, Este término indica que la cultura de una so- ciedad no es uniforme para todos sus miembros. Asi, aun las sociedades peque- fias pueden tener subculturas masculinas y femeninas, mientras en sociedades mas grandes y complejas se encuentran sub- culturas asociadas a distinciones étnicas, religiosas y de clase. Por tiltimo, habria que examinar el tér- mino sociocultural. Este término es una abreviatura de «social y cultural» y es til para recordar que la sociedad y Ia cultura forman una unidad o un sistema Endoculturacién y relativismo cultural La cultura de una sociedad tiende a ser similar en muchos aspectos de una gene- racién a la siguiente. En parte, esta con- tinuidad en los estilos de vida se mantiene gracias al proceso conocido como endo- culturacién. La endoculturacién es una ex- periencia de aprendizaje_parcialmente consciente y parcialmente inconsciente a través de la cual la generacion de mas edad invita, induce y obliga a la generacién mas joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales. Asi, los nintos chinos usan palillos en lugar de tenedores (fig. 7.1), hablan una lengua tonal y abo- rrecen la leche porque han sido endocul- turados en la cultura china en vez de en Ja de los Estados Unidos. La endocultu- racidn se basa, principalmente, en el con- trol que la generacién de més edad ejerce sobre los medios para premiar y castigar a los nifios. Cada generacin es progra- mada no solo para replicar la conducta de Ja generacién anterior, sino también para premiar fa conducta que se conforma a las pautas de su propia existencia de endocul- turacién y castigar, 0 al menos no pre- Técnicas de comer Nifias chinas comiendo arroz. El poder de la endo- culturacién se pone claramente de manifiesto en las diversas formas de comer. Fic. 7.1 miar, la conducta que se desvia de éstas (fig. 7.2). El concepto de endoculturacién (pese a sus limitaciones, que analizaremos més adelante) ocupa una posicion central en el Fic. 7.2. Transmisién de la cultura punto de vista distintivo de la antropolo- gia moderna. La incomprensién del papel que desempefia en cl mantenimiento de las pautas de conducta y pensamiento de cada grupo forma cl niicleo del fenémeno (4) En Bali, un hombre lee a sus nietos un manuscrito en estrechas tiras de bambi. (b) En Afganistin, padre e hij sw hijo una danza. Ieyendo el Coran. (c) En Mosca, una clase de ballet. (d) En Taos, Nuevo México, un padre ensefia a 148 Lenguaje y cultura que llamamos etnocentrismo. El etnocen- trismo es la creencia de que nuestras pro- pias pautas de conducta son siempre na- turales, buenas, hermosas o importantes, y que los extrafios, por el hecho de actuar de manera diferente, viven segiin patrones salvajes, inhumanos, repugnantes o irra- cionales. Las personas intolerantes hacia las diferencias culturales normalmente noran el siguiente hecho: Si hubieran sido endoculturados en el seno de otro grupo, todos estos estilos de vida supuestamente salvajes, inhumanos, repugnantes ¢ irra- cionales serfan ahora los suyos. El desen- mascaramiento de la falacia del etnocen- trismo lleva a la tolerancia y curiosidad por las diferencias culturales. Los antropélogos son tolerantes y sien- ten curiosidad por las diferencias cultura- les. Algunos, no obstante, han ido mas lejos, adoptando el punto de vista cono- cido como relativismo cultural, con arre- glo al cual toda pauta cultural es, intrin- secamente, tan digna de respeto como las demas. Aunque el relativismo cultural es un manera cientificamente aceptable de re- ferirse a las diferencias culturales, no cons- tituye la anica actitud cientificamente ad- misible. Como todo el mundo, los antro- pologos también se forman juicios éticos sobre el valor de las diferentes clases de pautas culturales. No hay por qué con derar el canibalismo, la guerra, el sacrifi- cio humano y la pobreza como logros cul- turales valiosos para llevar a cabo un ¢s- tudio objetivo de estos fenémenos. Nada hay de malo en tratar de estudiar ciertas pautas culturales porque se dese cambiar- las. La objetividad cientifica no tiene su origen en la ausencia de prejuicios —to- dos somos parciales—, sino en tener cui- dado de no permitir que los propios pre- juicios influyan en el resultado de la in- vestigacién (Jorgensen, 1971). Limitaciones del concepto de endoculturacién En las condiciones del mundo actual no se requiere ninguna sabidurfa especial pa- ra comprender que la endoculturacién no puede explicar una parte considerable de los estilos de vida de los grupos sociales istentes. Est claro que la replicacién de las pautas culturales de una generacin a otra nunca es completa (fig. 7.3). Las an- riguas pautas no siempre se repiten con exactitud en generaciones succsivas, y continuamente se afaden pautas nuevas (fig. 7.4). En los tltimos tiempos, este fe- némeno de innovacién y no replicacion ha alcanzado tales proporciones en las so- ciedades industriales que los adultos, pro- gramados como estaban para la continui- dad intergeneracional, se han sentido alar- mados. Esta carencia de continuidad in- tergeneracional ha sido denominada abis- mo generacional. Como explica Margaret Mead: Hoy en dia, en ninguna parte del mundo hay ancianos que sepan lo que los nifios ya saben; no importa cudn remotas y sencillas sean las sociedades en las que vivan estos nifios. En el pasado siempre habia ancianos que sabian mas que cualquier nifio en raz6n de su experiencia de maduracién en el seno de un sistema cul- tural. Hoy en dia no los hay. No se trata sdlo de que los padres ya no sean guias, sino de que ya no existen guias, los busquemos en nuestro propio pais o en el extranjero. No hay ancianos que sepan lo que saben las personas criadas en los tltimos veinte afios sobre el mundo en el que nacieron (1970: 77-78). Claramente, la endoculturacién no pue- de explicar el a mo generacional y otras consecuencias del rapido cambio cultural, como el desplazamiento de trabajos ma- nufactureros a trabajos de servicio e in- formacién en los Estados Unidos (Harris, 1987). La endoculturacién, con otras pa- La naturaleza de la cultura 149 See ge a ae labras, puede explicar la continuidad de la cultura; pero no puede dar cuenta de la evolucién de la cultura, Incluso la endoculturaci6n tiene limita- ciones importantes en lo que atafie a la continuidad de la cultura. Todas las pau- tas replicadas no son el resultado de una Fic.7.3. La cultura, la gente y el sol La relacion entre la gente y el sol ests mediatizada por la cultura. (a) Tomar el sol es una invencidn moderna. (b) En la playa de Villerville en 1908 slo «los perros locos y los ingleses salian con e| sol de mediodiay... sin sus parasoles programacion que una generacién experi- menta por obra de otra. Muchas pautas son replicadas porque las sucesivas gene- raciones se ajustan a condiciones similares en Ia vida social de formas similares. A veces, la programacién recibida puede in- cluso diferir de las pautas reales; la gente puede ser endoculturada para comportar~ se de cierta manera y verse obligada, a causa de condiciones que escapan a su control, a comportarse de otra. Por ejem- plo, la endoculturacion es responsable de la duplicacién de las pautas de conducta asociadas a la conduccién de un autom6- vil. Otra pauta mantenida la constituyen los atascos de trifico. {Estin programa- dos los conductores de automéviles para crear embotellamientos? Al contrario, ¢s- tan programados para circular con fluidez y eludir los obstaculos. Sin embargo, los atascos de trifico son un fenémeno cultu- ral permanente pautado (fig. 7.5). 150 Lenguaje y cultura Fic. 7.4 Limitaciones de la endoculturacion No puede decirse que la generacion de (a) Michael Jackson haya sido endoculturada musicalmente por la de (6) Sinatra. (b) El fenémeno de la pobreza exige un andlisis similar, como veremos en un ca- pitulo posterior (cap. 19). Muchos pobres se alojan en viviendas, se alimentan, tra bajan y constituyen familias segtin pautas que reproducen la subcultura de sus pa- dres no porque sus padres quisicran que siguiesen estas pautas, sino porque sc en- frentan a condiciones econémicas y poli- ticas que perpetian su pobreza. La difusién Mientras que la endoculturacién hace referencia a la transmisién de rasgos cul- turales por via generacional, la difusion de- signa la transmisién de rasgos culturales de una cultura y sociedad a otra distinta (fig. 7.5). Este proceso es tan frecuente que cabe afirmar que la mayoria de los rasgos hallados en cualquier sociedad se ha originado en otra. Se puede decir, por ejemplo, que el gobierno, religion, dere- cho, dieta y lengua del pueblo de los Es- tados Unidos son «préstamos» difundidos desde otras culturas. Asi, las religiones judeo-cristianas provienen del Oriente Medio, la democracia parlamentaria, de Europa Occidental, los cereales de nuestra dicta —arroz, trigo, maiz ciones antiguas y remotas, y la lengua in- glesa, de una amalgama de diversas len- guas europeas (véase pag. 178). A principios de este siglo (véase Apén- dice) la difusién era considerada por mu- chos antropélogos como la explicacién més importante de las diferencias y seme- janzas socioculturales. Los persistentes efectos de este punto de vista todavia se pueden apreciar en intentos de explicar las semejanzas entre grandes civilizaciones como consecuencia de derivar unas de otras —Polinesia de Peri, o viceversa; las tierras bajas de Mesoamérica de las altas, © viceversa (Mesoamérica es México mas Centroamérica); China de Europa, 0 vi- , de civiliza- La naturaleza de la cultura 151 () Fic. 7.5 Embotellamientos (a) Nueva York, (b) México. ceversa, el Nuevo Mundo (las Américas) del Viejo, etc—. No obstante, en los ul- timos afios la difusién ha perdido fuerza como principio explicativo. Nadie duda de que, en general, cuanto més préximas estan dos sociedades, tanto mayores seran sus semejanzas culturales. Pero estas se- mejanzas no se pueden atribuir, sencilla- mente, a una tendencia automatica a la di- fusion de rasgos. Hay que recordar que es probable que sociedades préximas en el espacio ocupen ambientes similares; de ahi que sus semejanzas pucdan deberse a la adaptacién a condiciones parecidas (Harner, 1970). Existen, ademas, numero- sos casos de sociedades en estrecho con- tacto durante cientos de afios que mantie- nen estilos de vida radicalmente diferen- tes. Por ejemplo, los incas del Pera (véase pag. 416) tuvieron un gobierno de tipo im- perial, mientras que las vecinas sociedades de la selva carecian de cualquier forma de liderazgo centralizado. Otros casos son el de los cazadores africanos del bosque Itu- ri y sus vecinos, los agricultores banties; y en el suroeste de Norteamérica el de los

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