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“Hagan todo con amor.


1 Corintios 16:14

CELEBRAR SEMANA SANTA CON ACTOS DE FE Y AMOR

Semana Santa.
Comienza con el domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchas
personas se ha convertido solo en una ocasión de descanso y diversión; muchas
personas muestran indiferencia religiosa y espiritual, dando la sensación de que
han perdido la fe en Dios, ya que prefieren dedicar su tiempo a tareas como: el
negocio, la diversión, viajes y otros. Se olvidan de lo esencial: esta semana la
debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte y Resurrección de Jesús para aprovechar
todas las gracias que esto nos trae.
¡Habla Señor, que tu siervo escucha!
«Hijitos míos, no amemos con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad»
(1 Jn 3,18)
«La fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al contrario, alguno podrá decir: “¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras.
Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe» (Santiago 2, 17-18).

Reflexión: ¿Qué tiene que ver esto con la Semana Santa que comenzamos este Domingo de Ramos? ¡Pues todo! ¿No sería
hermoso poder vivir esta Semana Santa con el corazón, pero también con las obras? La liturgia de toda la Semana Santa
nos prepara para el festejo de la Pascua, pero muchas veces lo dejamos en solamente una participación “litúrgica” y no lo
traducimos en obras concretas. ¿Qué te parece si vamos siguiendo a nuestro Señor en esta Semana Santa y lo imitamos en
sus obras de amor a los demás?
¿Cómo vivir la Semana Santa?
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias
de este tiempo litúrgico o semana; todo esto implica una devoción, es decir, un sacrificio interior del espíritu, un acto de la
voluntad por el que el hombre se ofrece a Dios, se entrega prontamente a su servicio.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados.
Asistir al Sacramento de la Penitencia o pedir perdón a Dios en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día
de Pascua de resurrección.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es
celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos
creados para vivir eternamente junto a Dios.
Te proponemos un acto de amor para los días principales de la Semana Santa.
 Domingo de Ramos : Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con
cantos y palmas.
¿Cómo recibimos a los demás? ¿Con ramos o con palos? Pongamos alegría en recibir a quienes llegan a nuestro hogar
y hagamos que se sientan como reyes en nuestra casa.
 Jueves Santo: Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un
ejemplo de servicio. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su
sangre. Es el Jueves Santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio.
¿Amamos como Cristo Amó a la Iglesia? ¿Podremos devolverle al Señor tanto amor que nos
dio? Imitemos este día el gesto de extremo servicio del Señor lavando los pies de los demás.
No necesariamente igual que Jesús, pero sí podemos “lavar los pies” de alguien de quien
hemos oído habladurías o de alguien que sabemos que necesita unas palabras de consuelo,
o nuestra compañía.
 Viernes Santo: Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor, es decir, su prisión, los interrogatorios de Herodes y
Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.
¿Tenemos algún dolor que nos lacera el corazón? Pongámoslo a los pies de la Cruz.
En este día nuestro Señor hace el sacrificio supremo que significa nuestra salvación.
¿Qué podemos hacer por otros? Cualquier sacrificio, por pequeño que sea, si lo
ponemos a los pies de la Cruz salvadora, se agiganta. Ofrezcamos el ayuno y la
abstinencia de hoy por alguien que nos hizo daño. Busquemos amar con el Amor de
Dios, que da hasta que duele.
 Sábado Santo o Sábado de Gloria: Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de
luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros.
Nuestro Señor en el sepulcro, y su Madre sola, llorando. Acompañemos a alguien que sufre, en un hospital, en su casa o
donde lo encontremos. Seamos el hombro solidario que está disponible para que los demás puedan derramar sus
lágrimas. Escuchemos con atención a alguien que sufre, eso aliviana el corazón. Y recordemos durante todo el día a la
dolorosa, con su corazón atravesado por siete espadas, y sepamos que después del dolor inefable, viene la gloria de la
Resurrección.
 Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua : Es el día más importante y más alegre para todos nosotros ya que
Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al
Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
¡Verdaderamente ha resucitado! Traduzcamos nuestra alegría en servicio. ¿Por qué no comprometernos a ayudar a
nuestra familia o amigos en cosas específicas? Seamos generosos en la entrega. Ofrezcamos nuestra ayuda a aquellos
que lo necesitan.
Todos los días de la Semana Santa se pueden “traducir” en obras concretas. Pongamos nuestra fe en obras, para que se
vea que no somos cristianos de “palabra” sino de obras.

CRISTO JESÚS

¡Aquel que derrotó la muerte para que yo tuviera vida!

Qué Dios te conceda la gracia de tener una bienaventurada Semana Santa 2023
Amén.

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