21 rarquua.smN
hhabian apuntalado Ia economia mixta. El fin de la reconsteuecién europea y,
‘mis tarde, el decrambe del socialismo fronterizo que habia inducido a un eapi-
talismo més solidario fueron decisivos para Ia consolidacién del modelo
neoliberal.
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Prosctipcién, modernizacién capitalista y crisis.
Argentina (1955-1966)
Elena Scirica
1. Introduceién
El golpe de Estado que derrocé al gobierno de Perén, en 1955, inaugurd un
auevo capitulo en In agitada vida politica argentina. Los protagonistas de la
insurrecci6n civico-militarcalificaron de totalitaio al régimen depuesto y as-
piraron a borratlo de la escena politica como si sc hubietatratado-de una abe-
fracin pasajera. Pero las medidas proscriptivas, la exclusion y persecucién de
Jos militantes peronistas os esfuerz0s conjuntos de gobernantes y empleadores
para aumentar la productividad y debilitar la fuerza social y politica de los
tzabajadores, no lograron su cometido. Por el contzatio, generaron un enorme
descreimiento en el sistema politico, cercenaton la legitimidad de las institu
cones estatales y solidficaron la identifcacién de los tabajadores con el
pperonismo, El periodo que se inicié en 1955, estuvo signado, pues, porla deno-
minada “cuestién peronista”. Tras ella se avizoran una sexie de dilemas, conflic-
tos y problemas entrelazados entre i
Enel plano politico, la nota dominante fue que en nombre de la democracia y la
libertad se proscribié a la principal fuerza electoral, es decir, al peronismo.
‘Como consecuencia, los gobiernos de la etapa, surgidos de elecciones de eseasa
legitimidad, fueron constitutivamente inestables y estuvieron jaqueados desde
distntos frentes. En particular, porlas Fuerzas Armadas que asumieron un rol
de “vigilancia” y “veto” sobre el sistema politico, Su papel, ademas, adquirié
‘un renovado vigor a Ia luz del impacto de Ia Revolucién Cubana y el conse
ccuente temor a la expansiéa del comunismo en el continente. Las fuerzas
peronistas,en tanto, se expresaron fundamentalmente a través del movimiento
sindical,
En el nivel econémico, los sectores dominantes buscaron imponer un cambio
en el modelo de acumulacién. Intentaban establecer las bases de una politica214 aseNascanicn
corde con el reordenamiento del sistema econémico icternacional, basado en
Jn integracién y lberalizacién de las relaciones del musdo capitalista. Ello in-
cluiaelingreso al Fondo Monetatio Internacional (FMI y el Banco Mundial, la
liminacién de restricciones al flujo de capitales extranjeros, el desarrollo in-
dustrial y la intervencidn estatal anticiclca'. Enel wasfondo de esta reorientacién
se encontraba el agotamiento de la primera fase de susttucién de importacio-
nes, los intentos ~expresados ya en el segundo gobierno peronista~ de clevat la
productividad y “racionalizar”o “modernizat” el foncionamicato de las empre-
sas ptivadas y estates y la necesidad de sortear las continus crisis de balanza
de pagos. Las clases dominantes, entonces, buscaban reconvertiro superar ese
‘modelo de acumulacién impulsando una concentracién de la renta nacional a
favor del capital. Para ello debfan minar la organizaci6n sindical, la resistencia
cbtera y el peso de las comisiones internas, Ardua tarea si se considera la cohe-
sién de la clase obreta y la existencia de tensiones en el interior dela burguesia
(cafrentada en fancidn de sus intereses agroganaderos y exportadores, indus-
tial mereadointernista 0, de manera creciente, industri transnacionalizada).
Enel plano social, las tensiones generadas por los intentos de promover cambios
ea el modelo econdmico y en a distribucién del ingreso a costa de los derechos
sdquitidos por los wabajadores provocaron severos conflctos. Asimismo, la ding-
‘mica politica y econémica repercutié de manera directa sobre los sindicatos que,
aasu fincién como representantes de los trabajadores en elnivel gremi, sumaron
su papel como voceros de las fuerzas peronistas en el sstema politico. De este
‘modo creci su poder ¢ influencia,legando a constiturse en un relevante “factor
de poder”, Como contrapartida, su relacién con las bases cobré nuevos matices y
con el tiempo se desgast6.
Enel plano cultural, el dato més relevante fue Ia emergencia de una cultura
joven marcada por la impronta de la rebelidn. La transformacién de la vida
otidiana, los cambios en los roles de género, la amplacién de la matricula
uaniversitaia y un mercado cultural en expansi6n constituyeron importantes
apuestas innovadoras.
A puticde estas consiceraciones, eabe preguntarse:,Por qué el peroniemo siguid
consiajendo na enesn excl en spend pois dl puiodo? De qué
forma pretendis impulsatse el reajuste del modelo de acumulacién? ¢Cuail fue su
Jmpacto ena conformacién de ls sectores dominantes? Que implicancias tuvo
en la estructura econémica y social? Estos interrogantes, entre tantos otros, se
‘eruzan necesariamente con el andlisis relativo a a actuacion de los trabajadores,
1 Véaie Braque! Sisln, “ciclo dela economia mixta en el epitalismo central (1945-
19737", em el presente libro,
PROSCRIMGION, MODERNIZACION CAPTEALISTA ¥ CRISIS ARGENTINA, 185:196 | 215,
de identidad inayotitasiamente peronists, frente a estas ciscunstancias, ala vez
{que permiten reflexionar sobre el impacto de la “modesnizacién” en genetal y
sobte el papel adquirido por las Fuerzas Armadas en el periodo.
ara abordar estos problemas se tendrin en cuenta distintos ejes. Ea primer
lugas, el fancionamiento de un xégimen politico restrictivo que, al impedi la
clecciéa de los candidatos deseados por las mayorias populares (o anular ese
vyeredicto en caso de que fueran electos), dio lugar a la instauracién de lo que
algunos autores denominaron “semidemoctacia” o “demoeracia restringida”
‘entzecruzada con intervenciones militares. En segundo lugas, se examinaré la
jmpronta de “sevancha clasista” contra el reconocimiento de los derechos ad-
uiridos por los trabajadores y Ia consecuente “resistencia” peronista, En Eun-
cidn de esto se indagaré un tercereje, esto es, los intentos por introducic cam-
bios en el modelo de acumulacién y el impacto del desarrollismo. A partir de
aqui pod vislumbrarse c6mo repercutieron estos cambios en la sociedad, en la
caltara y en el movimiento obrero en particular, Finalmente, se analizaré el
papel y ia relevancia de las Fuerzas Armada.
Consideramos que esta retrospectiva brinda elementos para analzar la inestabili
dad politica del periodo y las disyuntivas que enfrentaba el intento de moderni-
‘zaci6n capitalista. Este cielo, sin embargo, no se cietra en 1966. Por el contrario,
las contradicciones y tensiones que implicaba se desplegarin durante otra larga
década que culminari, de modo trigico, con el golpe de Estado de 1976.
2. Un régimen politico excluyente
El golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 conté con el apoyo de un
amplio frente politico, donde confiuyeron conservadotes, radicales, socialis-
tas, demécratas cristianos y grupos nacionalistas, asi como también los tepre-
sentantes corpotativos ¢ ideolégicos de la burguesia urbana y rural, el grueso
de las Fuerzas Armadas y la Iglesia’. Se inauguré entonees una experiencia
que se extendié hasta. 1958, bautizada por sus protagonistas “Revolucién
Libertadora”,en tanto declamaba que venia a liberar al pais dela “tirania” de
2. Véanse César Teach, “Golpes, proscxipcionesy partidos politicos”, en Dania James dit),
Violencia, prosipeién y antoritarisme (1955-1976), Nueva Historia Arjetina, tomo 9,
Buenos Aires, Sudamericana, 2008; Daniel Rodrigues Lamas, La Ril Liberte,
‘Buenos Aires, Centro Fitor de América Latina, 1985, p. 61,y Maveslo Cavarozi, Anto-
ritaritma 9 demveraia (1955-1996). La transcibn del todo al mercade en Argentina,
Bucnos Aires, Ase, 1997, p. 19.216 wasnascanca
Perén. Asi el nuevo gobierno se presenté como provisional pata indicat su
decisién de restaurar el orden constitucional.
Los valores defendidos por la coalicién antiperonista convergian con los
postulados del mundo occidental que, en el marco de la Guersa Fria y la
Jucha contra el comunismo, realzaba las bandezas de la democeacia liberal.
Pero In intencin de fundar un régimen politico basado en los partidos y en
el fortalecimiento de los mecanismos parlamentatios resultaba fcticia en
tanto se asentaba en Ia proscripeién de la principal fuerza electoral del pais.
La “democracia” restringida que se instalé en 1958 y continué hasta 1966
de manera bastante precaria (en particular, entre 1962 y 1963, cuando el
Parlamento fue cerrado y el poder civil oscilé al vaivén de las presiones
militares) definid, entonces, una esceaa politica ilegitima y
constitutivamente inestable.
La debilidad del sistema institucional se verifica tanto en las disyuntivas que
atravesaton los gobicenos de a “Libertadora” como en a Fagilidad de las admi-
nistraciones civiles posteriores. Nos referimos alos gobiemnos de Arturo Frondizi
(1958-1962), José Matia Guido (1962-1963) y Arturc Ilia (1963-1966).
Resultaba evidente que los mecanismos parlamentatios no canalizaban “los
intereses ni la orientacién de los actores sociales fundamentales”. Asi, la
proscripcién del peronismo obligé a sus bases sociales ~basicamente, los
trnbajadores sindicalizndos— a actuat por fuera del sistema parlamentario.
Se establecié entonces lo que Marcelo Cavarozzi denominé “sistema politi-
co dual”, ya que los mecanismos parlamentarios coexistieron, de manera
conflictiva y a veces antagénica, con modalidades extrainstitucionales de
hacer politica’
Desde otro angulo, Juan Carlos Portantiero sostuvo que la creciente inesta-
bilidad politica se debié a la incapacidad de los sectores dominantes para
establecer una dominacién legitima sobre la sociedad, Esta situacién dexivé
en una etisis de hegemonia, pues el sector que devino predominante en lo
econdmico no logrs proyectar sobre la sociedad un orden politico que lo
expresara legitimamente. En este marco, los partidos politicos resultaron
inconsistentes'.
3) Marcelo Cavarozai, op. ct
4 La essis de hegemonia se expresd, sobre todo, a partis de 1958, cuando las politeas
\desarrolists incidicron en In composicin de las lacs domicantes al fortalecer una nuc-
‘a faesin burguesa, industria, fuertementeconcentada yteassoacionai
Carlos Portantiero, “Economia y politica en la ers agenting (1958-1973)", Revita
Maxicona de Secolegia, N° 2, 1977.
ROSCRIPCIN, MODERNIZACION GAPTEALISTA ¥ CRISIS ARGENTINA, 1985:196 | 217
Con el transcurso de los atios, el escepticismo respecto de los partidos con-
trast6, cada vez més, con la percepcisn del poderfo que mostraban otros part-
ipantes del juego politico, clasificados como “grupos de presién” y “Factores
dde poder”. Batre ellos, las Fuerzas Armadas, los sindicatos, ls organizaciones
ccoxporativas empresarias y la Iglesia
2.1 La “Revolucién Libertadora” y la cuestién peronista
“Teaspasado el umbral de acuerdo bisico ~el derrocamiento de Perén-, las
diferencias del frente antipetonista eran evidentes y se manifestaron apenas
producido el golpe de Estado. El general Eduardo Lonard, presidente pro-
Visional vineulado con sectores clercales, nacionalistas y antiliberales, de
dudosa fe democritica, intent6 emprender una politica de conciiacién en
la que no hubiera “ni vencedores ni vencidos”. En su perspectiva, era posi-
ble reeditar una suerte de peronismo sin Pern que rearticulara Ia alianza
de militares nacionalistns con dirigentes sindicales y evitara el desplaza-
‘miento de los trabajadores al comunismo. Pero esa otientacién hacia caso
miso de los postulados mayoritaros de Ia “Libertadora” y no tomaba en
cuenta la tremenda carga de resentimiento acummulada. En efecto, tanto los
partidos politicos como amplios sectores militares y aquellos que se consi-
5 Lox grupos de interés los grupos de presi, oxganizados con el propéxito deinen
imac dl pode coercing, ebton an inte aad
io pbc de sda de 130 in psa deen Naso
propos de pron se distnguen delos J ites porque no so difunden sno que cece
(Ever scigner ects en os dels comet Puc, an neon x
‘Con as inshacionesgubernamentals, co funcionrios con partidos Pacdnreueiea
te peruain (premio de una aqgumentacisn rcional para convencera aintedocuon,
2a pes econémica (que pocde incu desde la corrypidn de funconaros “eave”
trast desestabiizaion del gobierno mediante cl ret de nversiones),alasamenszas
slaaceén dec, Meyra ferns au ve, os rupos de preiénconsivides como
‘La mayoria de los capitales se sadicaron en la Capital Federal y su periferia, en
Ia provincia de Santa Fe y en Ia ciudad de Cérdoba, que resulté ser la mis
impactada por estas transformaciones. Con respecto a la distribucién del in-
‘1630, se produjo una reorientacién a favor de los sectores medio y medio-
supetioz. De hecho, el erecimiento de las multinacionales visible también
en las industrias de articulos para el hogar, en bancos y en supermercados—
requitié una masa de ejecutivos, profesionales y empicados especializados,
con ingresos comparativamente mas altos y una capacidad de consumo ms
selectiva que el resto. Ella se revel6 en la adquisicién de bienes de mayor
29 1 impacto productivo fue innegable. 1a produecida de peteleo y ga se muliplis.
primero past de 5,6 millones de metzo cibicas en 1959 a eas 16 en 1962. Se inaugurae
‘one gasoducto Canipo Durén-Buenos Aire los leoductos Campo DurinSan Locer0
1yChalac (Neguda-Pucrto Rosales), La prodecinsidergiease tepid apetroquimica
central paca a fabricacion de neumaticos, pisticos, abonos, eilizantesy plaguicidas—
‘eelbié un fuerte espaldarazo y seampiaron el porque automons ya eed val. Vease Julio
Noxigla, op. it, cap. VI
30 Tai lberto Romero, 9B ty cap. Ve
PROSCHIPCION, MODURNIZACIGIN CAPTEALISTA Y CRISIS. ARGHNEINA, 1881965 | 231
sofisticacidn y en la creciente importancia de las “marcas” ~sellos distintivos
de cada producto y del disefio como simbolo de prestigio. En este escenatio,
In demanda laboral de técnicos y profesionales, asi como el deseo de partici-
par en el proceso de modernizacién de Ia economia y de laciencia, sostuvie~
10n una continua expansién del sistema educativo y, en particular, de las uni-
versidades.
Porsu parte, el grueso de los trabajacores concentrado en el sector no dindimico
sufrié una caida de sus ingeesos y un creciente estancamiento en sus niveles de
empleo. En este sentido, cayé Ia importancia relativa de los obreros industria
les, us salarios se diferenciaron en funcién de I pertenencia 0 no alas empresas
‘modetnas y aumentaron las actividades por cuenta propia (en pequefios comer-
ios o servicios), como modo de compensat el deteriora —relativo-del mercado,
de trabajo"
De este modo, el proyecto desarrollista consolidé puntos de no retorno en la
‘estructura econémica y social argentina, alteré la correlacién de fuerzas en el
interior de la burguesia y redefinié las relaciones globales entre el conjunto de
las clases dominantes y las dominadas"
Respecto de la composicién de ls clases dominantes, los cambios que introdu-
jo la politica de Frondizi implicaron la irrupcién brusca de una fraecién de
clase, la burguesia concentrada y transnacionalizada, que pasé a domninar los,
nicleos mas dinémicos de la economia. Esta fiaccién seré expresada por la
‘teenoburocracia”, especie de capa gerencial que, tras la caida de Frondizi, co-
smenzati a proyectarse ala funci6n publica. La burguesfa local, menos intensiva
en capital y orientada ain ala produccién de bienes livianos, debié amoldarse a
has decisiones de la fraccién dominante o convivie con ella de manera contlicti-
va. La gran busguesia agearia, por su parte, mantuvo un importante recurso de
poder derivado de su cualidad como proveedora de divisas para la economia
nacional. Esta capacidad se hari sentir, sobre todo, en los momentos de ersis de
la balanza de pagos ocasionados, paradéjicamente, por Ia misma expansi6n in-
dustrial
Tras este clisico movimiento cictico, de stap and go, Guillermo O'Donnell
identificé una puja sectorial en la que intervenfan los principales actores,
socioeconémicos del periodo: Ins fracciones burguesas en su orientacién agra-
tia, industrial débil e industrial concentrada, asi como la presencia combativa
31 Lastasas de desempleo del periodo 1955-1976 osearon en torno al 4 por cient. 1 punto
‘mis dio se do en 1963, cuando cl devempeo aleanz ol 9 por ccnto. Vease Ricardo
Aroskind, "El pais del desarolo posible”, en Daniel James (ic), Vieluca, pracpién
J sntaritarismo (1955-1976), Nueva Historia Argentina, of. at
32 Juan Carlos Portantioo, op232] Nascinicn
de los sectores populares”. Sobre la base de esta situacién, Portanticro reco-
‘nocié una situacién de “empate” de Fuerzas. Es decir que los principales acto-
res del periodo habrian contado con el poder suficiente como para vetar los
proyectos de los otros, pero no habrian tenido los recursos necesarios pasa
imponer de manera perdurable los propios. Este empate se ligaba, asf, con la
dificultad de los sectores dominantes para elaborar una ccalicién estable. Pero
cl fortalecimiento del sector mis concentrado y transnacionalizado de la but-
guesia, sin embargo, generaria condiciones para la ruptura del empate (0, al
‘menos, para su intento).
5, La renovaci6n cultural y la modernizacién universitaria
‘Asi como entre fines de la éécada de 1950 y comienzos de la de 1960 se produje-
ron notables transformaciones en la estructura econdmica y socal argentina, las
grandes ciudades también experimentaron cambios en as formas de vida cotidia-
nna, en apertura a nuevas formas artisticns, en la ampliaciéa del mundo editorial
yeespecificamente, en el Funcionamiento y relevancia del espacio universitatio,
De hecho, la autodenominada “Revolucién Libertadora” habia contado con el
apoyo de las federaciones estudiantiles universitarias y de aicleos intelectuales,
cexitcos de la “peronizacién” de la ensedianza y el anquilosamiento de los planes
de estudio. Tias el golpe de Estado de 1955, las universidades fucron interveni-
das y se instalaron en ellas intelectuales, investigadores y cientficos que se
propusieson “desperonizarlas” y “modemizatlas”. Acosde con la impros
desarrollista que tipidamente cobré fuerza en las discusiones y debates del pe~
sfodo, se promovieron las ciencias bisicas, se equiparon laboratorios con equi-
pos de avanzada y se expandié el Consejo Nacional de Investigaciones Cientifi
cas y Técnicas (CONICET), que impulsé la investigacidn basica y tecnolbgica.
33. O'Donnell postula que os peviodos ecesivos eneraban condiciones pera una alianza de-
Fensiva entre ks faeciones dbiles de la busgoesla bana y los sectores populares sa
a, realzaa en defensa dela eactivaciéa econdaiea l aumento del consumo y del
temple, se consolidaba cuando se revertia el ilo. Pero el coreativo aumento del consu-
smo desequilibraba las cuentas externas y dabalugae ala aplicacin de un plan de estabi-
liza con su conseevente devalvacin y aplieseién de politica eecesivas. Hatas xan
spoyndas por la bunguesiaagracia y por la urbana concentada y tansnacionalzada, nte-
sesada en levantar el techo de a alana de pagos. Cuno éstavolvia a equilibrarse y se
asticulaba la alianza defensive a faccin mis concentra abasdonsba a su eucrt a la
‘aaa y se sumaba alten dela reactivacin. Guillermo O'Donnel “Estado yalianzascn
Ia Aqgentina, 1955-1976, Desrrallo Eco, N® 64, vol. 16, enezo-marzo de 1977.
PROSGRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA ¥ CRISIS ARGINTINA,1955:1966 | 233,
‘También se ampliaron las becas para graduados que buscaran especializatse en
clexterior y se instituyeron nuevas carreras y conceptos para reflexionar sobre
la sociedad y la cultura, Esta “modemizacién” fue particularmente notoria en
la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde las nucvas carreras de Sociologia
~fundada por Gino Germani, un tebrico de los estudios sobre Ia modetnizacién,
social-y de Psicologia aparecieson como las disciplinas privilegiadas pata dar
cuenta de las disyuntivas generadas por las transformaciones de las sltimas
décadas™. La sociologia, en particular, brindaba conceptos, técnicas de anilisis
social, especialistas en marketing (es decir, en estudios de mercado) o en rela-
ciones industriales que condensaban el proyecto modemizador desatrollista
Por todas sus innovaciones, pues, la educacin superior posperonistacristalizé
un proyecto modernizador y seformista. En este diltimo sentido, de la mano
del rector de In UBA José Luis Romero y de sus sucesores en el cargo, la
Universidad retomé los pilares de la reforma de 1918: autonomia, gobierno
ttipartito -autoridades elegidas por profesores, estudiantes y graduados-, con-
cursos, ibertad de eétedra y consolidacién del estudinntado como fuerza ideo-
logica y politica. Se trataba de un alumnado masificado, fruto del proceso de
ampliaciéa de la ensedianza secundaria del época peronista, y motivado por las
posibilidades de insertarse en el mercado laboral, en el proceso modernizador 0
cen las discusiones intclectuales y politicas que bullian en la vida estudiantP®.
Eneste sentido, ln idea de que esta insttucidn debfa cumpli una funcién social
puso en relacién inmediata el proyecto universitario con el proyecto de pais
‘que se esperaba construit. Ast se introdujo el debate relativo al compromiso
‘que debia establecer la produccién intelectual con las problemticas culturales,
sociales y politieas de la nacién.
‘Ahora bien, dentzo de este clima de optimismo y confianza en el porvenis, la
Universidad participé de diversos conflctos con el poder politico, a la vez que
atraves6 disputas en su interior. Ya en 1958, cuando el presidente Prondizi ~para
fortalecer sus vinculos con la Iglesia~ promovie la sancién de una ley educativa
‘que autotizaba cl funcionamiento de ls universidades privadas y equiparaba sus
tieulos con los de las estatales, ln intelectualidad académica manifest6 su profun-
do rechazo, Los defensores dela educacinestatal “nica” seenfrentaron con os de
In educacién privada o “libre” ~en su mayoria,eatdlicos—en multitudinatias ma-
nifestaciones, La sancin definitiva de la ley marcé la ruptura entre el gobierno y
los pensadores progresistas y de izquierda que lo habian apoyado, a la vez. que
34 Cynthia Acufa, Julio del Cueto y Hernia Scholten, “Introduccién: modemizacin y cul
tur en los aos sesenta”, Hira de lo Piola, Cétedes 1, exbdulo IN, 2. pate
35 lauis Alberto Romero, hot, pp-158-162,sa raanaseica
dejé en claro que el mundo univessitario constituia un polo cxtiso de la sociedad.
En su interior, ademas, se desataron debates respecto della legitimidad de aceptar
subsidios de fandaciones extranjers “tales como la Ford o la Rockefeller pues,
segin adversian sus cuestionadores, esos fondos, tas una aparencia de “altruis-
‘mo” o apego por el conocimiento, podian implicar una subordinacién alas nece~
sidades de los paises o poderes imperialistas. Esta tendencia critica, que se acen-
‘hud con el transcutso de los alos y Ia simpatia que gener en lajuventud univer-
sitaria la Revolucion Cubana, también dio ingar a una gradual revalotizacién del
peronismo,
5.L Arte, lecturas y lectores: entre el “mercado cultucal”
y las tensiones politiens
La meta de extender las actividades universitarias a la sociedad se expresd a
tunvés de las tatcas relizadas por a novedosa Secretaria de Exiension Universi-
tatia, asi como también, en el caso de Is UBA, por la cxeacién, en 1958, de una
cecitorial propia. La Editorial Universitaria de Buenos Aires (SUDEBA) se des-
tacé por la producciéa masiva de libros de calidad a precios accesibles. Asi,
gracias a su estilo y su amplia red de comercializciéa, entre 1959 y 1962
vendi unos tres millones de textos",
Inserto en Ia temitica dela modernizacién y con un perfil claramente diferente,
en 1962 aparecid cl semanatio Prinora Plana, que llegé a tenet un titsje de
100,000 ejemplares. i bien esta publicaciéa actus como vocero de los grupos
nuticulados en tomo a Ja figura del general Juan Carlos Ongania (lider de los
“azules”), en su estilo descollaba una vocacién modemnizadora.en Io econémico
y social. En este sentido, sus paginas sealzaban la necesidad de aumentar la
cficiencia, la racionalidad y la productividad empresasia, ala vez que introdu-
cia notas de actualidad ea las que incorporaba listas de bestseller y articulos
sobre a vida moderna. Entre cllas, la urbanizacion, el avance de las mujeres en
cl mercado lnboraly, de manera puntual, consejos para cjecutivos. En efecto,
étos constituian, junto con la clase media intelectualizada, el destinataio ptin-
cipal de la revista
Mis alls de estos dos exsos patadigmiticos, lo cierto es que en Ia déeada de
36 EUDEBA funcioné de esta manesa hasta 1966, cuando fue interven por el gobierno
rriltae encaberado por Ongania. Véase Oscar Tecin, Naeares ao sentas, La formacn
hk naa iguirda intinalargetna, 1956-1966, Buenos Aiees, Vl Ciclo por Asal
to / Imago Mundi, 1993, p. 71.
DPROSCRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA Y CRISIS ARGENCINA 9552966 | 235,
1960 Ia lets impresa se multiplcé. Ella acompafiaba Ia presencia de un pabli-
co-constituid, sobre todo, por lectores jévenes de capas medias~anhelante de
novedades, asi como también de una serie de editores interesados en hacer cit
cular nuevas obras”. Si bien las tematicas eran vatiadas, algunas producciones
daban cuenta de la creciente relacidn entre la cultura y la politica. Asi, por
cjemplo, La Rosa Blindada aparecid como una editorial orientada a Ia publica
ciGn de libros de poesias, narrativas 0 teatro de autores jévenes no consagrados.
Lucgo, en 1964, surgié también como revista que mucleaba a tedricos,escrit
res, pintores, poetas, actores y directores de cine. Pero pronto sus notas esté
cas se desplazaron hacia otras de earacter netamente politico, y en su tltimo
‘niimero predominé el anilisis sobre a situacién de Cuba y de Vietnam™.
Estas tensiones tambien estuvieron presentes en el campo artistico, cuyo es-
pacio més relevante fue el Instituto Torcuato Di Tella, creado en 1958. En su
interior se fandaron, pocos afios después, una serie de centros de investiga-
cidn en teméticas novedosas tales como “artes visuales”, “experimentacion
audiovisual” e “investigaciones sociol6gicas”, entre otras. Si bien el Instituto
pronto se convirtié en el centzo de exeacién y experimentacién artistica mas
relevante del momento, también recibid criticas de sectores de izquierda que
cuestionaron la frivolidad y falta de compromiso que encerraban sus apues-
tas, En conteaposicién, desde los sectores de la derecha clerical se impugné su
impronta “libertina” y “disoluta” de Ias “buenas costumbres””
5.2 Los cambios en la vida cotidiana y la promocion de la mujer
En tanto la produccién grifica y estétiea innovaba sus cénones y In vida
universitaria se masificaba, también se producian notables cambios en la
vida cotidiana de los habitantes de las grandes ciudades. Entre ellos, tal vez,
el mis relevante fue el cambio en el lugar ocupado por las mujeres. En
efecto, a partir de la década del sesenta, ellas ampliaton su patticipacién en
el sistema educativo hasta ese entonces, su presencia en las universidades,
habia sido minims-, en el mercado laboral donde ingresaron mujeres de
capo Pujol, “Rebeldes y modernos. Una cultura de los jévencs", en Danial James (ic),
Vielenca, procrgcén y anteriarieme (1955-1976), Nusa Historia Argentina, op. et,
p. 300.
38 1a revista ciculé hasta que se proj el golpe de Estado de 1966, Véase Néstor Kohan,
“Los intensos aos sesenta”, Clart, Zona, 23 de agosto de 1998,
39 Oscar Terin, of typ. 80,236 weNAscICA
sectores medios con la finalidad de obtener ingresos propios y adquitie
‘mayor autonomis y experimentaron una crecieate igcalaciéa en sus vin-
culos con los hombres. En este sentido, como parte de una mirada mas
feexible hacia las relaciones familiares y hacia el vinculo entre los sexos, los
jévenes comenzaron a manifestarse a favor ée las selaciones
prematrimoniales y a defender Ia idea del divorcio, ‘Tras estas actitudes
novedosas se hallaba el impacto del psicoanilisis, a influencia de la modes-
nizaci6n cultural y, sobre todo, la aparicién de la pildora anticonceptiva —
‘motivo de debates y denuncias por parte de los sectores més conservado-
tes y clericales-, que permitid disociar el sexo de la actividad reproductiva”,
Aun asi, esta liberalidad no fue generalizada. Si su arco se ampliaba a medi-
da que se ascendia en Ia escala sociocultural, también era cierto que las
voces tradicionalistas se alzaban para impugaat la “costupcién de las cos-
tumbres” y defender los valores morales de la civilizsciéa “occidental y
Los cambios en el trato cotidiano ~en esta época se gereralizé el voseoy
‘en los roles de género fueron percibidos por los medios de comunicacién.
Asi, algunos de ellos comenzaron a dirigirse hacia un nuevo tipo de mujer,
‘menos interesada en las lnbores doméstieas y en satisfacer los deseos de su
matido que en satisfacer su propio deseo, programar racionalmente las di-
mensiones de su familia ¢ integrarse de manera mis activa al “mercado
cultural” que las auevas publicaciones promocionabas", Justamente, los
cambios en ls formas de vida urbana se vincularon, también, con transfor
:maciones en el consumo. La ampliaciéa de las empresas multinacionales y
Ja consecuente produccién en masa y transnacionalizacién de las economias
favorecié una homogencizacién ~relativa~de pautas culzucales, ncentivada
a su vez por In televisidn —si bien existia, su expansién fue propia de la
‘década de 1960-, la publicidad y las técnicas de marketing. Esta tendencia
4 la uniformidad se manifests en la difusién internacional de ciettas prea-
das de vests, como la minifalda ~cuyo uso se acomodaba bien a la liberali-
zacién de las costumbres~ y el eas, peso tuvo su contrspartida en a frag
mentacin interna de las sociedades, diferenciadas por posiciones
socioeconémicas y por la pertenencia a subcultusas (como la juvenil).
40 Véare Karina Feit, “I placer de leg Antconcepeisa y ibemcn scxual en la década
del sesenta" en Fernanda Gil Lozanc, Valeria Pits y Macia Gaba ln (di), Hera de
‘as najeres en ba Argentina, igh XX, Buenos Aires, Taurus, 2000.
41 Sexgio Pujol, op. ec, pp. 297-299.
PROSCRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA ¥ CRISIS, ARGENTINA, 1951966 | 237
6, Sindicatos y trabajadores en la modernizacién capitalista
En el marco de estas transfotmaciones, ¢queé implicancias acatreaba, para los
trabajadores, el proyecto de modernizacién capitalista activado por el
desatrollismo de Frondizi? Si bien la respuesta a este interrogante tiene milti-
ples facetas, aqui interesa enfatizar tres aspectos.
Lapromocién de una industria de insamos basicos, bienes de capital yautomoto-
zs, que no se sustentaba en el alzasalaral pata incentivar la demand, despejaba
clcamino para que su financiamiento se hicieta ~amén de los capitales extranje-
105-1 costa delos ingresos de los tabajadores", Suponia,asimismo, la implanta-
cién de acuerdos de racionalizacién de trabajo que permiticran cl uso cficaz dela
‘maquinaria y la intensificacién de Ia produccién de las plantas. Finalmente, la
intencién de sustituir tenbajo por capital impulsaba a un estancamicato del em-
pleo. De mis esté decir que una condicién necesatia para avanzar en las lineas
ccaunciadas era el debiltamicnto sindical. Pero la existencia de una clase tabaja-
dora cohesionada dificultaba la concreeién de esa meta. Qué pas6 en el interior
del sindicalismo y en su relacién con los empresatios y el gobierno?
Frondizi legé a la presidencia con el apoyo de los trabajadores peronistas. Sin
‘embargo, esa confianza pronto se trocé en malestar, decepciéa y oposicién hacia
Jo que se considerd su “tzicién”. Los trabajacores le cuestionaron la firma de los
contratos petzoleros y las concesiones al capital extranjero en general. Pero el
nuncio del plan de estabilizacién, a fines de 1958, quebr6 su ya deteriorado
vinculo con el gobierno. La piedea de toque que precipité el conflicto fue el pro-
yecto, a comienzos de 1959, de privatizacin del Frigotifico Lisandro dela Torre,
nacionalizado durante el primer gobierno de Perdn. En repucio a ese iniciativa,
Jos trabajadotes ocuparon la planta pronto recibieron la solidatidad delos veci-
‘n0 de l zona y de los obreros entolados en el sindicalismo peronista. Asi sellegé
‘una huelga general. Pero el gobiernd respondié con una tepresi6n inesperada
—envi6 al figorifico 1.500 policas respaldados por tanques, detuvo a numezosos
dizigentes sindicales y ocupé muchos gremios-, com lo que los contflctos cesaron
pocos dias después. A pesar de la desrota, la huelga se convirti en wn simbolo del
‘movimiento peronista que expresé la firmeza de los trabajacores yla amplia gama
de iniciativas que cra capaz de encarat. Entre ellas,paros, tomas de la planta de
trabajo, cortes de alumbrado pubblico y barticadas en las calles. Por su parte, la
dureza gubernamental demostré Ia enerpia empefiada en el cumplimiento del
42 La parte de la conta nacional corespondiente a salaros declind del 48,7 por ciento en
1958 al 42,1 por cento en 1961. Daniel James: Resseniae ingraién, o.ct,p. 156238 aNASCINICA
progtama desarrollsta, més alli de ls dificultades que se interpusieran,
El tio 1959 fue analizado por James como un punto de inflexién, en el que
culminé la militancia y la confianza adquitida por los trxbajadores durante la
“tesistencia” y comenz6, por contraposicién, un period de repliegue, desmo-
talizacion y reflujo de la participacién de las masas. Ello se produjo en el marco
de continuas derrotas Iaborales y sindicales, inmersas en una aguda depresiéa,
econdmica®, una notable persecucién anticomunista y una fuerte represin,
politica y gremial. Era muy dificil sostener Ia lucha frente a un gobierno dis-
puesto a sostener su programa de modernizacién capitaista con el poder del
Estado y el aval empresario y militar". De hecho, en 1960, por medio del Plan.
CONINTES (Conmocién Interna del Estado), las Fuerzes Armadas quedazon,
hhabilitadas para intervenir en los conflictos. Las huelgas fracasaron, muchos
militantes gremiales fueron apresados y los principales sindicatos, interveni-
dos. Asi cayé la confianza de los activistas y entse los tabajadores comenzé a
primar una actitud de resigaacién y pasividad. Con ese telén de fondo, en los
sindicatos cobré mayor fuerza la burocratizacibn gremial, Este proceso involucr6
‘un cambio en le relacién entre los dtigentes y Ins bases, asi como también una
‘nueva actitud por parte de los propios ideres sindcales.
6.1 La buroceacia sindical
Eltétmino “burociacia sindical” fue acufiado, en un princisio, por quienes ctiti-
caron las nuevas pricticas y politicas adoptadas por la disigencia geemial
James sostiene que la burocratizacién fue posible por la desmoralizacién de los
trabajadores y cl reflujo de los activistas, que facilité la crosién de la democta-
cia interna, la corrupcién de sus dirigentes y a ereciente integracién sindical al
sistema politico. En el mbito gremial, los ditigentes eercieron un control,
cada vez mas estticto sobre las bases. Asi, desplegaron una creciente vigilancia,
hhacia los militantes de las plantas fabriles y se deshicieron de los activistas mis
combativos. La contraparte de estas medidas fue la adopcién de una actitud
pragmitica, otientada a aprovechar las oportunidades institucionales que el
gobierno les oftecia. Entre ellas, Ia sancién durante el gobierno de Frondizi de
49 en jo de 1959, liberal Alvaro Alsogacay fe nombrado ministco de Bconomia. Sa
‘ortooxo progtma de devaluacién,congslamiento sacl ysuncesin de controles re
ond en una peta de ingress clos erabsjadores yun aumento del desemplo. Vésse
Las Alberto Romero, op ay pp 142-163
44, Veanse Juan Cadlos Tore,
sit cap.
1 cap. 1, y Daniel James, Retenca «integra, op.
PROSCRIPCION, MOBLIINIZACION CAPEEALISTA ¥ CRISIS, ARGENTINA, 1955966 | 259
Ja Ley de Asociaciones Profesionales ~con el reconocimiento del sindicatotni-
co que, a su vez, manejaba las euotas sindicalesy asistenciales de sus afiindos—
les garantizaba la existencia de ua movimiento gremial centralizado y bien
financiado. En 1961, ademas, Frondizi devolvié alos sindicatos el conteol dela
CGT. A cambio de estos beneficios, os ditigentes se desentendieron de los
cfectos de a racionalizacién productiva sobre los trabajadores y del araque con-
tra ls comisiones internas en las plantas de trabajo.
Pero esta actitad pragmitica ~tal como sefiala James~ presentaba nuevos desa-
fios. Los lideres sindicales no sélo debian representat los intereses de sus orga
nizaciones, sino que también constiuian la principal expresion de las fuerzas
peronistas en la arena politica. Ademis, negociaban dentro del peronismo con
otros sectores del movimiento. Las eecciones para diputados y goberadores
cen 1962 constityeron una ocasiGn —muy singular— para que los disigentes
gremiales pusieran a prueba su capacidad en el desempeiio de esos roles y con-
firmaran su peso en el pais.
Frond, hostigado pot los militares y dstanciado del grueso de sus apoyaturas
otiginales, habia pesmitido a presentacibn de candidataras peronistas.Sitriun-
faba, su poder saldifa engrandecido. Los sindicalistas, por su parte, poseedores
dela nica estructura formal que expresaba al partido proscripto, dominaron el
aparato electoral y encabezaron las listas. El resultado de los comicios mareé
‘una resonante victoria peronista, lo que confirms a os gremios como expresin
politica de la clase obreta de esa identidad®, Frondizi anulé las elecciones €
intervino las provincias, pero no loge6 salvar su investidura. Los militares lo
depusieron y el presidente de la Camara de Senadores, José Maria Guido, asu-
smi como presidente. Mas ali de este desealace, el lider que surgié dela cam-
paiia electoral como figura dominante del sindicalismo fue Augusto Vandor,
jefe de la Unin Obrera Metalixgica (UOM), el sindicato industrial mis gran-
de del pais.
6.1.1 El “vandorismo” en accién
La figura de Vandor ha sido objeto de fuertes polémicas. Sus crtieos de tn
45. Daniel James, “Sindicatos, burderatas y movilizacin”, op.
46 Ren as clecciones, destinadasaclegir diputados y gobeenadores, los candidatos peronistas
que a presentaton bajo distints eStlos partdarios~se impusieron en lamayoria des
provincias, incuida la de Buenos Aires. Daniel Rodriguez Lamas, La preidnca de
Frndi, Buenos Aires, Centeo Fditor de Amécien Latina, 1984, pp. 118-119240 sLNascInICA
inquierda peronista ~vinculada al peronismo combativo-lo identificaron con
Ja “traicibn’ al espitita de la “resistencia”, con la corrupcién y el empleo de
miétodos “sucios” para imponer su fuerza y eliminar el disenso en los gre-
Joan Carlos Torre sefiala que el dominio de Vandor expresé el liderazgo de un
movimiento obrero pragmitico y dispuesto a Ia negociacién. El énfasis previo
cn fines a largo plazo habia sido reemplazado por negociaciones de tipo secto-
sales decir, acuerdos especificos de un sector 0 rea industrial-s el retorno del
pperonismo al poder, reemplazado por la biisqueda de patticipacién en el siste-
‘ma politico, y la movilizacién de las bases, suplida por una patticipacién de
tipo instrumental sustentada en una clase obrera disciplinada que se sumaba a
sus convocatorias™.
James, a su vez, sostiene que el apogeo de Vandor simboliz el proceso de inte-
gracin del aparato sindical al sistema politico argentino y su burocratizaci
‘Asi, el “vandorismo” se convirtié en sindnimo de negociacibn y peagmatismo,
implied el empleo de la Fuerza politica y la representatividad de los sindicatos
para negociar con otros “factores de poder”, como las Fuerzas Atmadas, la Tgle-
sia o as corporaciones empresatias.
‘A su afianzamiento como grupo de presién también contribuyé la normaliza-
cién de la CGT, concluida en 1963. En ese entonces los sindicalistas elaboraron
tun “plan de lucha”, dividido en cinco etapas diferenciadss cronolégicamente,
con miras a denunciat la situacién segresiva en que se encontraban los teabaja
dores. La primera se coneret6 bajo el gobiesno de Guido, cuya politica econé-
rica ~comandada por dos liberales, primero Federico Pinedo y luego Alvaro
‘Alsogaray— se habia asentado en planes de estabilizacién netamente regresi-
vos”. La “semana de protests” dirigida por la CGT incluyé la participacién de
sus disigentes en foros y encuentros con estudiantes universitarios, federacio~
‘nes patronales y miembros de la jerarquia eclesistica, de manera de fortalecer
sn posicién como intetlocutores de otros sectores de Ia sociedad civil
La segunda fase del “plan de lucha” se desplegé bajo el gobierno de Ilia, de la
UCRE, que habia legado al poder en 1963. Si bien la politica econémica de
este presidente radical tavo un perfil mercadointernists, redstributivo, con
47 Bn este horizonte se inchuye Ia obra de Rodolfo Walsh, Ouida maté a Rasa?
48 Juan Cados Torre, op iy pp. 30-31
49 El plao, similar al aplicado poe Prondizien 1959 —devaluscidn, aumento de tart, res-
triecia del eedito y limitacin de salacios-, s6lo benefciata a la burguesia agraia
cxportadors. Como suaplicacin se produjo ene marco de fuer conflictosinteamiltaces
y deblitamiento de los tabsjadores, no generé una respuesta inmediata. Véase Daniel
James, Resirtencia « integracén, op. it, pp. 222-224.
PROSCRIPCION, MODEINIZACION CAPITALISTA Y CRISIS. ARGENTINA, 195.1566 | 241
proteccién del capital nacional y elementos de planificacién keynesianos, su
legitimiciad politica era precaria —llegé al poder con el apoyo de una cuarta
parte del electorado~ y no go26 de apoyos sociales en los que sustentarse. La
anulacién de los contratos petroleros firmados por Frondizi, su intento de redu-
cir ls “garantias” a los capitales extranjeros y su ley de salatio minimo le gran-
jearon la oposicién neta de los sectores empresariales expresados por sus voce-
1s frondicistas, los liberales y las grandes corporaciones. Tampoco logsé el
apoyo de la CGT, que en 1964 lanzé Ia segunda etapa del “Plan de lucha”. Su
aplicacién, cuidadosamente planificada y controlada, consistié en Ia ocupacién
cescalonada de 11.000 fibricas. Si bien hay distintas explicaciones sobre sus
maéviles", lo cierto es que su concrecién evidencié la habilidad y fuerza de
‘Vandior, interesado en que se lo reconociera como un actor crucial del escenario
politico, Pero su liderazgo, sin embargo, generd un teaso enfrentamiento con
Perdn, En su juego de intereses, el lider metalixgico anuncié un “operativo
retorno” del drigente exilado, que no s6lo puso entre las cuerdas al gobierno
tadical -ya cuestionado por las corporaciones empresatias y vigilado por las
Fuerzas Armadas—sino que for26 al mismo ex presidente atomar una decision.
El regreso de éste se frustré cuando, al hacer escala en Brasil, sus autoridades
tras un discreto pedido de la Cancilleria argentina—lo declaraton persona no
50 LaUCRP obtuvo e125 por cient delos votos, cont un 19 por int del voto en blanco
sul por oe pero Es proble qe nacho perks hayes opt por alguna
‘rates adel w ota minora pm debits a poten del gee Aruba
‘ain Rou, Peder milter y sed police rn le Argntna, op ct, p. 725
51 Algunos anlistas sostuvieron que el “pln de lcha""cra una prueba del eaccter
“anidemocsiteo” del sind peronista que lado aloe ates en ira nstan-
cia qua deroeac al gbiemo radia de In. Pra ots, fos hechoreinsabieron en
‘nuwo dl enftentaminto entre Vando y Pen por el control del movimiento ob
Conga, otm vein sostvo come inca cau la ich pore egreso del ker
Called, Tanpoce alsroa quienes fcmaron qua tttba de progam propio dela
“orocacs” indica. Var antigo Snen Gonailer,“Elmoviniento ena en Argen-
tina: ente el justo eclmo y a politcn pari, Inst del Mae ed Trad
arta Pitas, N° 4, abel de 2001, Daniel James, en “Siniato, Burrs y mova
ibaa it cl qu a cor de asain ered condiciones props par que lr
‘dices bosaran ecupera el “ferreno patio” por los tabujadores en los ais de
tecetin que lo preetieron, Alin Rouui, on ea oben Pedr ir 9 snc eer
tu le Angntina ode, sosene que si bien le digentesperonitas aporecharon el