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21 rarquua.smN hhabian apuntalado Ia economia mixta. El fin de la reconsteuecién europea y, ‘mis tarde, el decrambe del socialismo fronterizo que habia inducido a un eapi- talismo més solidario fueron decisivos para Ia consolidacién del modelo neoliberal. Bibliografia Adams, Willi Paul (Comp), Lar Ecador Under de mia, México, toria Univers Siglo XXI, vol. 30) Bonz, Wolfgang, EV sigo XX, Enrapa depuis dt la Segnuda Guerra Mondial 1945-1982, México, Siglo XI, 1986. Bowles, 8, Gordon, DM. y Wiestkopf,T: Pa, Thar le ecmomia de! depilre, Mlianva, Madeid, 1989, Brennce, Robert, "Uneven Development and Long Downturn: ‘The Advanced Capitalist Economies from Boom to Stagnation, 1950-1998", edit intepramente por New Lif Review, N* 229, mayo/junio de 1998, Cipolla, Caslo, Hisuria eonéwics de Europa, vol 6, Barcelona, Asi, 1980, Hall, Peter, El gubierno de la ecouomia.Implicacionespeltcas de la interooncn extatal en do eonania ex Gran Bria y Franca, Madd, Ministerio de Trabajo y Bienesta, 1993. 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Los protagonistas de la insurrecci6n civico-militarcalificaron de totalitaio al régimen depuesto y as- piraron a borratlo de la escena politica como si sc hubietatratado-de una abe- fracin pasajera. Pero las medidas proscriptivas, la exclusion y persecucién de Jos militantes peronistas os esfuerz0s conjuntos de gobernantes y empleadores para aumentar la productividad y debilitar la fuerza social y politica de los tzabajadores, no lograron su cometido. Por el contzatio, generaron un enorme descreimiento en el sistema politico, cercenaton la legitimidad de las institu cones estatales y solidficaron la identifcacién de los tabajadores con el pperonismo, El periodo que se inicié en 1955, estuvo signado, pues, porla deno- minada “cuestién peronista”. Tras ella se avizoran una sexie de dilemas, conflic- tos y problemas entrelazados entre i Enel plano politico, la nota dominante fue que en nombre de la democracia y la libertad se proscribié a la principal fuerza electoral, es decir, al peronismo. ‘Como consecuencia, los gobiernos de la etapa, surgidos de elecciones de eseasa legitimidad, fueron constitutivamente inestables y estuvieron jaqueados desde distntos frentes. En particular, porlas Fuerzas Armadas que asumieron un rol de “vigilancia” y “veto” sobre el sistema politico, Su papel, ademas, adquirié ‘un renovado vigor a Ia luz del impacto de Ia Revolucién Cubana y el conse ccuente temor a la expansiéa del comunismo en el continente. Las fuerzas peronistas,en tanto, se expresaron fundamentalmente a través del movimiento sindical, En el nivel econémico, los sectores dominantes buscaron imponer un cambio en el modelo de acumulacién. Intentaban establecer las bases de una politica 214 aseNascanicn corde con el reordenamiento del sistema econémico icternacional, basado en Jn integracién y lberalizacién de las relaciones del musdo capitalista. Ello in- cluiaelingreso al Fondo Monetatio Internacional (FMI y el Banco Mundial, la liminacién de restricciones al flujo de capitales extranjeros, el desarrollo in- dustrial y la intervencidn estatal anticiclca'. Enel wasfondo de esta reorientacién se encontraba el agotamiento de la primera fase de susttucién de importacio- nes, los intentos ~expresados ya en el segundo gobierno peronista~ de clevat la productividad y “racionalizar”o “modernizat” el foncionamicato de las empre- sas ptivadas y estates y la necesidad de sortear las continus crisis de balanza de pagos. Las clases dominantes, entonces, buscaban reconvertiro superar ese ‘modelo de acumulacién impulsando una concentracién de la renta nacional a favor del capital. Para ello debfan minar la organizaci6n sindical, la resistencia cbtera y el peso de las comisiones internas, Ardua tarea si se considera la cohe- sién de la clase obreta y la existencia de tensiones en el interior dela burguesia (cafrentada en fancidn de sus intereses agroganaderos y exportadores, indus- tial mereadointernista 0, de manera creciente, industri transnacionalizada). Enel plano social, las tensiones generadas por los intentos de promover cambios ea el modelo econdmico y en a distribucién del ingreso a costa de los derechos sdquitidos por los wabajadores provocaron severos conflctos. Asimismo, la ding- ‘mica politica y econémica repercutié de manera directa sobre los sindicatos que, aasu fincién como representantes de los trabajadores en elnivel gremi, sumaron su papel como voceros de las fuerzas peronistas en el sstema politico. De este ‘modo creci su poder ¢ influencia,legando a constiturse en un relevante “factor de poder”, Como contrapartida, su relacién con las bases cobré nuevos matices y con el tiempo se desgast6. Enel plano cultural, el dato més relevante fue Ia emergencia de una cultura joven marcada por la impronta de la rebelidn. La transformacién de la vida otidiana, los cambios en los roles de género, la amplacién de la matricula uaniversitaia y un mercado cultural en expansi6n constituyeron importantes apuestas innovadoras. A puticde estas consiceraciones, eabe preguntarse:,Por qué el peroniemo siguid consiajendo na enesn excl en spend pois dl puiodo? De qué forma pretendis impulsatse el reajuste del modelo de acumulacién? ¢Cuail fue su Jmpacto ena conformacién de ls sectores dominantes? Que implicancias tuvo en la estructura econémica y social? Estos interrogantes, entre tantos otros, se ‘eruzan necesariamente con el andlisis relativo a a actuacion de los trabajadores, 1 Véaie Braque! Sisln, “ciclo dela economia mixta en el epitalismo central (1945- 19737", em el presente libro, PROSCRIMGION, MODERNIZACION CAPTEALISTA ¥ CRISIS ARGENTINA, 185:196 | 215, de identidad inayotitasiamente peronists, frente a estas ciscunstancias, ala vez {que permiten reflexionar sobre el impacto de la “modesnizacién” en genetal y sobte el papel adquirido por las Fuerzas Armadas en el periodo. ara abordar estos problemas se tendrin en cuenta distintos ejes. Ea primer lugas, el fancionamiento de un xégimen politico restrictivo que, al impedi la clecciéa de los candidatos deseados por las mayorias populares (o anular ese vyeredicto en caso de que fueran electos), dio lugar a la instauracién de lo que algunos autores denominaron “semidemoctacia” o “demoeracia restringida” ‘entzecruzada con intervenciones militares. En segundo lugas, se examinaré la jmpronta de “sevancha clasista” contra el reconocimiento de los derechos ad- uiridos por los trabajadores y Ia consecuente “resistencia” peronista, En Eun- cidn de esto se indagaré un tercereje, esto es, los intentos por introducic cam- bios en el modelo de acumulacién y el impacto del desarrollismo. A partir de aqui pod vislumbrarse c6mo repercutieron estos cambios en la sociedad, en la caltara y en el movimiento obrero en particular, Finalmente, se analizaré el papel y ia relevancia de las Fuerzas Armada. Consideramos que esta retrospectiva brinda elementos para analzar la inestabili dad politica del periodo y las disyuntivas que enfrentaba el intento de moderni- ‘zaci6n capitalista. Este cielo, sin embargo, no se cietra en 1966. Por el contrario, las contradicciones y tensiones que implicaba se desplegarin durante otra larga década que culminari, de modo trigico, con el golpe de Estado de 1976. 2. Un régimen politico excluyente El golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 conté con el apoyo de un amplio frente politico, donde confiuyeron conservadotes, radicales, socialis- tas, demécratas cristianos y grupos nacionalistas, asi como también los tepre- sentantes corpotativos ¢ ideolégicos de la burguesia urbana y rural, el grueso de las Fuerzas Armadas y la Iglesia’. Se inauguré entonees una experiencia que se extendié hasta. 1958, bautizada por sus protagonistas “Revolucién Libertadora”,en tanto declamaba que venia a liberar al pais dela “tirania” de 2. Véanse César Teach, “Golpes, proscxipcionesy partidos politicos”, en Dania James dit), Violencia, prosipeién y antoritarisme (1955-1976), Nueva Historia Arjetina, tomo 9, Buenos Aires, Sudamericana, 2008; Daniel Rodrigues Lamas, La Ril Liberte, ‘Buenos Aires, Centro Fitor de América Latina, 1985, p. 61,y Maveslo Cavarozi, Anto- ritaritma 9 demveraia (1955-1996). La transcibn del todo al mercade en Argentina, Bucnos Aires, Ase, 1997, p. 19. 216 wasnascanca Perén. Asi el nuevo gobierno se presenté como provisional pata indicat su decisién de restaurar el orden constitucional. Los valores defendidos por la coalicién antiperonista convergian con los postulados del mundo occidental que, en el marco de la Guersa Fria y la Jucha contra el comunismo, realzaba las bandezas de la democeacia liberal. Pero In intencin de fundar un régimen politico basado en los partidos y en el fortalecimiento de los mecanismos parlamentatios resultaba fcticia en tanto se asentaba en Ia proscripeién de la principal fuerza electoral del pais. La “democracia” restringida que se instalé en 1958 y continué hasta 1966 de manera bastante precaria (en particular, entre 1962 y 1963, cuando el Parlamento fue cerrado y el poder civil oscilé al vaivén de las presiones militares) definid, entonces, una esceaa politica ilegitima y constitutivamente inestable. La debilidad del sistema institucional se verifica tanto en las disyuntivas que atravesaton los gobicenos de a “Libertadora” como en a Fagilidad de las admi- nistraciones civiles posteriores. Nos referimos alos gobiemnos de Arturo Frondizi (1958-1962), José Matia Guido (1962-1963) y Arturc Ilia (1963-1966). Resultaba evidente que los mecanismos parlamentatios no canalizaban “los intereses ni la orientacién de los actores sociales fundamentales”. Asi, la proscripcién del peronismo obligé a sus bases sociales ~basicamente, los trnbajadores sindicalizndos— a actuat por fuera del sistema parlamentario. Se establecié entonces lo que Marcelo Cavarozzi denominé “sistema politi- co dual”, ya que los mecanismos parlamentarios coexistieron, de manera conflictiva y a veces antagénica, con modalidades extrainstitucionales de hacer politica’ Desde otro angulo, Juan Carlos Portantiero sostuvo que la creciente inesta- bilidad politica se debié a la incapacidad de los sectores dominantes para establecer una dominacién legitima sobre la sociedad, Esta situacién dexivé en una etisis de hegemonia, pues el sector que devino predominante en lo econdmico no logrs proyectar sobre la sociedad un orden politico que lo expresara legitimamente. En este marco, los partidos politicos resultaron inconsistentes'. 3) Marcelo Cavarozai, op. ct 4 La essis de hegemonia se expresd, sobre todo, a partis de 1958, cuando las politeas \desarrolists incidicron en In composicin de las lacs domicantes al fortalecer una nuc- ‘a faesin burguesa, industria, fuertementeconcentada yteassoacionai Carlos Portantiero, “Economia y politica en la ers agenting (1958-1973)", Revita Maxicona de Secolegia, N° 2, 1977. ROSCRIPCIN, MODERNIZACION GAPTEALISTA ¥ CRISIS ARGENTINA, 1985:196 | 217 Con el transcurso de los atios, el escepticismo respecto de los partidos con- trast6, cada vez més, con la percepcisn del poderfo que mostraban otros part- ipantes del juego politico, clasificados como “grupos de presién” y “Factores dde poder”. Batre ellos, las Fuerzas Armadas, los sindicatos, ls organizaciones ccoxporativas empresarias y la Iglesia 2.1 La “Revolucién Libertadora” y la cuestién peronista “Teaspasado el umbral de acuerdo bisico ~el derrocamiento de Perén-, las diferencias del frente antipetonista eran evidentes y se manifestaron apenas producido el golpe de Estado. El general Eduardo Lonard, presidente pro- Visional vineulado con sectores clercales, nacionalistas y antiliberales, de dudosa fe democritica, intent6 emprender una politica de conciiacién en la que no hubiera “ni vencedores ni vencidos”. En su perspectiva, era posi- ble reeditar una suerte de peronismo sin Pern que rearticulara Ia alianza de militares nacionalistns con dirigentes sindicales y evitara el desplaza- ‘miento de los trabajadores al comunismo. Pero esa otientacién hacia caso miso de los postulados mayoritaros de Ia “Libertadora” y no tomaba en cuenta la tremenda carga de resentimiento acummulada. En efecto, tanto los partidos politicos como amplios sectores militares y aquellos que se consi- 5 Lox grupos de interés los grupos de presi, oxganizados con el propéxito deinen imac dl pode coercing, ebton an inte aad io pbc de sda de 130 in psa deen Naso propos de pron se distnguen delos J ites porque no so difunden sno que cece (Ever scigner ects en os dels comet Puc, an neon x ‘Con as inshacionesgubernamentals, co funcionrios con partidos Pacdnreueiea te peruain (premio de una aqgumentacisn rcional para convencera aintedocuon, 2a pes econémica (que pocde incu desde la corrypidn de funconaros “eave” trast desestabiizaion del gobierno mediante cl ret de nversiones),alasamenszas slaaceén dec, Meyra ferns au ve, os rupos de preiénconsivides como ‘La mayoria de los capitales se sadicaron en la Capital Federal y su periferia, en Ia provincia de Santa Fe y en Ia ciudad de Cérdoba, que resulté ser la mis impactada por estas transformaciones. Con respecto a la distribucién del in- ‘1630, se produjo una reorientacién a favor de los sectores medio y medio- supetioz. De hecho, el erecimiento de las multinacionales visible también en las industrias de articulos para el hogar, en bancos y en supermercados— requitié una masa de ejecutivos, profesionales y empicados especializados, con ingresos comparativamente mas altos y una capacidad de consumo ms selectiva que el resto. Ella se revel6 en la adquisicién de bienes de mayor 29 1 impacto productivo fue innegable. 1a produecida de peteleo y ga se muliplis. primero past de 5,6 millones de metzo cibicas en 1959 a eas 16 en 1962. Se inaugurae ‘one gasoducto Canipo Durén-Buenos Aire los leoductos Campo DurinSan Locer0 1yChalac (Neguda-Pucrto Rosales), La prodecinsidergiease tepid apetroquimica central paca a fabricacion de neumaticos, pisticos, abonos, eilizantesy plaguicidas— ‘eelbié un fuerte espaldarazo y seampiaron el porque automons ya eed val. Vease Julio Noxigla, op. it, cap. VI 30 Tai lberto Romero, 9B ty cap. Ve PROSCHIPCION, MODURNIZACIGIN CAPTEALISTA Y CRISIS. ARGHNEINA, 1881965 | 231 sofisticacidn y en la creciente importancia de las “marcas” ~sellos distintivos de cada producto y del disefio como simbolo de prestigio. En este escenatio, In demanda laboral de técnicos y profesionales, asi como el deseo de partici- par en el proceso de modernizacién de Ia economia y de laciencia, sostuvie~ 10n una continua expansién del sistema educativo y, en particular, de las uni- versidades. Porsu parte, el grueso de los trabajacores concentrado en el sector no dindimico sufrié una caida de sus ingeesos y un creciente estancamiento en sus niveles de empleo. En este sentido, cayé Ia importancia relativa de los obreros industria les, us salarios se diferenciaron en funcién de I pertenencia 0 no alas empresas ‘modetnas y aumentaron las actividades por cuenta propia (en pequefios comer- ios o servicios), como modo de compensat el deteriora —relativo-del mercado, de trabajo" De este modo, el proyecto desarrollista consolidé puntos de no retorno en la ‘estructura econémica y social argentina, alteré la correlacién de fuerzas en el interior de la burguesia y redefinié las relaciones globales entre el conjunto de las clases dominantes y las dominadas" Respecto de la composicién de ls clases dominantes, los cambios que introdu- jo la politica de Frondizi implicaron la irrupcién brusca de una fraecién de clase, la burguesia concentrada y transnacionalizada, que pasé a domninar los, nicleos mas dinémicos de la economia. Esta fiaccién seré expresada por la ‘teenoburocracia”, especie de capa gerencial que, tras la caida de Frondizi, co- smenzati a proyectarse ala funci6n publica. La burguesfa local, menos intensiva en capital y orientada ain ala produccién de bienes livianos, debié amoldarse a has decisiones de la fraccién dominante o convivie con ella de manera contlicti- va. La gran busguesia agearia, por su parte, mantuvo un importante recurso de poder derivado de su cualidad como proveedora de divisas para la economia nacional. Esta capacidad se hari sentir, sobre todo, en los momentos de ersis de la balanza de pagos ocasionados, paradéjicamente, por Ia misma expansi6n in- dustrial Tras este clisico movimiento cictico, de stap and go, Guillermo O'Donnell identificé una puja sectorial en la que intervenfan los principales actores, socioeconémicos del periodo: Ins fracciones burguesas en su orientacién agra- tia, industrial débil e industrial concentrada, asi como la presencia combativa 31 Lastasas de desempleo del periodo 1955-1976 osearon en torno al 4 por cient. 1 punto ‘mis dio se do en 1963, cuando cl devempeo aleanz ol 9 por ccnto. Vease Ricardo Aroskind, "El pais del desarolo posible”, en Daniel James (ic), Vieluca, pracpién J sntaritarismo (1955-1976), Nueva Historia Argentina, of. at 32 Juan Carlos Portantioo, op 232] Nascinicn de los sectores populares”. Sobre la base de esta situacién, Portanticro reco- ‘nocié una situacién de “empate” de Fuerzas. Es decir que los principales acto- res del periodo habrian contado con el poder suficiente como para vetar los proyectos de los otros, pero no habrian tenido los recursos necesarios pasa imponer de manera perdurable los propios. Este empate se ligaba, asf, con la dificultad de los sectores dominantes para elaborar una ccalicién estable. Pero cl fortalecimiento del sector mis concentrado y transnacionalizado de la but- guesia, sin embargo, generaria condiciones para la ruptura del empate (0, al ‘menos, para su intento). 5, La renovaci6n cultural y la modernizacién universitaria ‘Asi como entre fines de la éécada de 1950 y comienzos de la de 1960 se produje- ron notables transformaciones en la estructura econdmica y socal argentina, las grandes ciudades también experimentaron cambios en as formas de vida cotidia- nna, en apertura a nuevas formas artisticns, en la ampliaciéa del mundo editorial yeespecificamente, en el Funcionamiento y relevancia del espacio universitatio, De hecho, la autodenominada “Revolucién Libertadora” habia contado con el apoyo de las federaciones estudiantiles universitarias y de aicleos intelectuales, cexitcos de la “peronizacién” de la ensedianza y el anquilosamiento de los planes de estudio. Tias el golpe de Estado de 1955, las universidades fucron interveni- das y se instalaron en ellas intelectuales, investigadores y cientficos que se propusieson “desperonizarlas” y “modemizatlas”. Acosde con la impros desarrollista que tipidamente cobré fuerza en las discusiones y debates del pe~ sfodo, se promovieron las ciencias bisicas, se equiparon laboratorios con equi- pos de avanzada y se expandié el Consejo Nacional de Investigaciones Cientifi cas y Técnicas (CONICET), que impulsé la investigacidn basica y tecnolbgica. 33. O'Donnell postula que os peviodos ecesivos eneraban condiciones pera una alianza de- Fensiva entre ks faeciones dbiles de la busgoesla bana y los sectores populares sa a, realzaa en defensa dela eactivaciéa econdaiea l aumento del consumo y del temple, se consolidaba cuando se revertia el ilo. Pero el coreativo aumento del consu- smo desequilibraba las cuentas externas y dabalugae ala aplicacin de un plan de estabi- liza con su conseevente devalvacin y aplieseién de politica eecesivas. Hatas xan spoyndas por la bunguesiaagracia y por la urbana concentada y tansnacionalzada, nte- sesada en levantar el techo de a alana de pagos. Cuno éstavolvia a equilibrarse y se asticulaba la alianza defensive a faccin mis concentra abasdonsba a su eucrt a la ‘aaa y se sumaba alten dela reactivacin. Guillermo O'Donnel “Estado yalianzascn Ia Aqgentina, 1955-1976, Desrrallo Eco, N® 64, vol. 16, enezo-marzo de 1977. PROSGRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA ¥ CRISIS ARGINTINA,1955:1966 | 233, ‘También se ampliaron las becas para graduados que buscaran especializatse en clexterior y se instituyeron nuevas carreras y conceptos para reflexionar sobre la sociedad y la cultura, Esta “modemizacién” fue particularmente notoria en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde las nucvas carreras de Sociologia ~fundada por Gino Germani, un tebrico de los estudios sobre Ia modetnizacién, social-y de Psicologia aparecieson como las disciplinas privilegiadas pata dar cuenta de las disyuntivas generadas por las transformaciones de las sltimas décadas™. La sociologia, en particular, brindaba conceptos, técnicas de anilisis social, especialistas en marketing (es decir, en estudios de mercado) o en rela- ciones industriales que condensaban el proyecto modemizador desatrollista Por todas sus innovaciones, pues, la educacin superior posperonistacristalizé un proyecto modernizador y seformista. En este diltimo sentido, de la mano del rector de In UBA José Luis Romero y de sus sucesores en el cargo, la Universidad retomé los pilares de la reforma de 1918: autonomia, gobierno ttipartito -autoridades elegidas por profesores, estudiantes y graduados-, con- cursos, ibertad de eétedra y consolidacién del estudinntado como fuerza ideo- logica y politica. Se trataba de un alumnado masificado, fruto del proceso de ampliaciéa de la ensedianza secundaria del época peronista, y motivado por las posibilidades de insertarse en el mercado laboral, en el proceso modernizador 0 cen las discusiones intclectuales y politicas que bullian en la vida estudiantP®. Eneste sentido, ln idea de que esta insttucidn debfa cumpli una funcién social puso en relacién inmediata el proyecto universitario con el proyecto de pais ‘que se esperaba construit. Ast se introdujo el debate relativo al compromiso ‘que debia establecer la produccién intelectual con las problemticas culturales, sociales y politieas de la nacién. ‘Ahora bien, dentzo de este clima de optimismo y confianza en el porvenis, la Universidad participé de diversos conflctos con el poder politico, a la vez que atraves6 disputas en su interior. Ya en 1958, cuando el presidente Prondizi ~para fortalecer sus vinculos con la Iglesia~ promovie la sancién de una ley educativa ‘que autotizaba cl funcionamiento de ls universidades privadas y equiparaba sus tieulos con los de las estatales, ln intelectualidad académica manifest6 su profun- do rechazo, Los defensores dela educacinestatal “nica” seenfrentaron con os de In educacién privada o “libre” ~en su mayoria,eatdlicos—en multitudinatias ma- nifestaciones, La sancin definitiva de la ley marcé la ruptura entre el gobierno y los pensadores progresistas y de izquierda que lo habian apoyado, a la vez. que 34 Cynthia Acufa, Julio del Cueto y Hernia Scholten, “Introduccién: modemizacin y cul tur en los aos sesenta”, Hira de lo Piola, Cétedes 1, exbdulo IN, 2. pate 35 lauis Alberto Romero, hot, pp-158-162, sa raanaseica dejé en claro que el mundo univessitario constituia un polo cxtiso de la sociedad. En su interior, ademas, se desataron debates respecto della legitimidad de aceptar subsidios de fandaciones extranjers “tales como la Ford o la Rockefeller pues, segin adversian sus cuestionadores, esos fondos, tas una aparencia de “altruis- ‘mo” o apego por el conocimiento, podian implicar una subordinacién alas nece~ sidades de los paises o poderes imperialistas. Esta tendencia critica, que se acen- ‘hud con el transcutso de los alos y Ia simpatia que gener en lajuventud univer- sitaria la Revolucion Cubana, también dio ingar a una gradual revalotizacién del peronismo, 5.L Arte, lecturas y lectores: entre el “mercado cultucal” y las tensiones politiens La meta de extender las actividades universitarias a la sociedad se expresd a tunvés de las tatcas relizadas por a novedosa Secretaria de Exiension Universi- tatia, asi como también, en el caso de Is UBA, por la cxeacién, en 1958, de una cecitorial propia. La Editorial Universitaria de Buenos Aires (SUDEBA) se des- tacé por la producciéa masiva de libros de calidad a precios accesibles. Asi, gracias a su estilo y su amplia red de comercializciéa, entre 1959 y 1962 vendi unos tres millones de textos", Inserto en Ia temitica dela modernizacién y con un perfil claramente diferente, en 1962 aparecid cl semanatio Prinora Plana, que llegé a tenet un titsje de 100,000 ejemplares. i bien esta publicaciéa actus como vocero de los grupos nuticulados en tomo a Ja figura del general Juan Carlos Ongania (lider de los “azules”), en su estilo descollaba una vocacién modemnizadora.en Io econémico y social. En este sentido, sus paginas sealzaban la necesidad de aumentar la cficiencia, la racionalidad y la productividad empresasia, ala vez que introdu- cia notas de actualidad ea las que incorporaba listas de bestseller y articulos sobre a vida moderna. Entre cllas, la urbanizacion, el avance de las mujeres en cl mercado lnboraly, de manera puntual, consejos para cjecutivos. En efecto, étos constituian, junto con la clase media intelectualizada, el destinataio ptin- cipal de la revista Mis alls de estos dos exsos patadigmiticos, lo cierto es que en Ia déeada de 36 EUDEBA funcioné de esta manesa hasta 1966, cuando fue interven por el gobierno rriltae encaberado por Ongania. Véase Oscar Tecin, Naeares ao sentas, La formacn hk naa iguirda intinalargetna, 1956-1966, Buenos Aiees, Vl Ciclo por Asal to / Imago Mundi, 1993, p. 71. DPROSCRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA Y CRISIS ARGENCINA 9552966 | 235, 1960 Ia lets impresa se multiplcé. Ella acompafiaba Ia presencia de un pabli- co-constituid, sobre todo, por lectores jévenes de capas medias~anhelante de novedades, asi como también de una serie de editores interesados en hacer cit cular nuevas obras”. Si bien las tematicas eran vatiadas, algunas producciones daban cuenta de la creciente relacidn entre la cultura y la politica. Asi, por cjemplo, La Rosa Blindada aparecid como una editorial orientada a Ia publica ciGn de libros de poesias, narrativas 0 teatro de autores jévenes no consagrados. Lucgo, en 1964, surgié también como revista que mucleaba a tedricos,escrit res, pintores, poetas, actores y directores de cine. Pero pronto sus notas esté cas se desplazaron hacia otras de earacter netamente politico, y en su tltimo ‘niimero predominé el anilisis sobre a situacién de Cuba y de Vietnam™. Estas tensiones tambien estuvieron presentes en el campo artistico, cuyo es- pacio més relevante fue el Instituto Torcuato Di Tella, creado en 1958. En su interior se fandaron, pocos afios después, una serie de centros de investiga- cidn en teméticas novedosas tales como “artes visuales”, “experimentacion audiovisual” e “investigaciones sociol6gicas”, entre otras. Si bien el Instituto pronto se convirtié en el centzo de exeacién y experimentacién artistica mas relevante del momento, también recibid criticas de sectores de izquierda que cuestionaron la frivolidad y falta de compromiso que encerraban sus apues- tas, En conteaposicién, desde los sectores de la derecha clerical se impugné su impronta “libertina” y “disoluta” de Ias “buenas costumbres”” 5.2 Los cambios en la vida cotidiana y la promocion de la mujer En tanto la produccién grifica y estétiea innovaba sus cénones y In vida universitaria se masificaba, también se producian notables cambios en la vida cotidiana de los habitantes de las grandes ciudades. Entre ellos, tal vez, el mis relevante fue el cambio en el lugar ocupado por las mujeres. En efecto, a partir de la década del sesenta, ellas ampliaton su patticipacién en el sistema educativo hasta ese entonces, su presencia en las universidades, habia sido minims-, en el mercado laboral donde ingresaron mujeres de capo Pujol, “Rebeldes y modernos. Una cultura de los jévencs", en Danial James (ic), Vielenca, procrgcén y anteriarieme (1955-1976), Nusa Historia Argentina, op. et, p. 300. 38 1a revista ciculé hasta que se proj el golpe de Estado de 1966, Véase Néstor Kohan, “Los intensos aos sesenta”, Clart, Zona, 23 de agosto de 1998, 39 Oscar Terin, of typ. 80, 236 weNAscICA sectores medios con la finalidad de obtener ingresos propios y adquitie ‘mayor autonomis y experimentaron una crecieate igcalaciéa en sus vin- culos con los hombres. En este sentido, como parte de una mirada mas feexible hacia las relaciones familiares y hacia el vinculo entre los sexos, los jévenes comenzaron a manifestarse a favor ée las selaciones prematrimoniales y a defender Ia idea del divorcio, ‘Tras estas actitudes novedosas se hallaba el impacto del psicoanilisis, a influencia de la modes- nizaci6n cultural y, sobre todo, la aparicién de la pildora anticonceptiva — ‘motivo de debates y denuncias por parte de los sectores més conservado- tes y clericales-, que permitid disociar el sexo de la actividad reproductiva”, Aun asi, esta liberalidad no fue generalizada. Si su arco se ampliaba a medi- da que se ascendia en Ia escala sociocultural, también era cierto que las voces tradicionalistas se alzaban para impugaat la “costupcién de las cos- tumbres” y defender los valores morales de la civilizsciéa “occidental y Los cambios en el trato cotidiano ~en esta época se gereralizé el voseoy ‘en los roles de género fueron percibidos por los medios de comunicacién. Asi, algunos de ellos comenzaron a dirigirse hacia un nuevo tipo de mujer, ‘menos interesada en las lnbores doméstieas y en satisfacer los deseos de su matido que en satisfacer su propio deseo, programar racionalmente las di- mensiones de su familia ¢ integrarse de manera mis activa al “mercado cultural” que las auevas publicaciones promocionabas", Justamente, los cambios en ls formas de vida urbana se vincularon, también, con transfor :maciones en el consumo. La ampliaciéa de las empresas multinacionales y Ja consecuente produccién en masa y transnacionalizacién de las economias favorecié una homogencizacién ~relativa~de pautas culzucales, ncentivada a su vez por In televisidn —si bien existia, su expansién fue propia de la ‘década de 1960-, la publicidad y las técnicas de marketing. Esta tendencia 4 la uniformidad se manifests en la difusién internacional de ciettas prea- das de vests, como la minifalda ~cuyo uso se acomodaba bien a la liberali- zacién de las costumbres~ y el eas, peso tuvo su contrspartida en a frag mentacin interna de las sociedades, diferenciadas por posiciones socioeconémicas y por la pertenencia a subcultusas (como la juvenil). 40 Véare Karina Feit, “I placer de leg Antconcepeisa y ibemcn scxual en la década del sesenta" en Fernanda Gil Lozanc, Valeria Pits y Macia Gaba ln (di), Hera de ‘as najeres en ba Argentina, igh XX, Buenos Aires, Taurus, 2000. 41 Sexgio Pujol, op. ec, pp. 297-299. PROSCRIPCION, MODERNIZACION CAPITALISTA ¥ CRISIS, ARGENTINA, 1951966 | 237 6, Sindicatos y trabajadores en la modernizacién capitalista En el marco de estas transfotmaciones, ¢queé implicancias acatreaba, para los trabajadores, el proyecto de modernizacién capitalista activado por el desatrollismo de Frondizi? Si bien la respuesta a este interrogante tiene milti- ples facetas, aqui interesa enfatizar tres aspectos. Lapromocién de una industria de insamos basicos, bienes de capital yautomoto- zs, que no se sustentaba en el alzasalaral pata incentivar la demand, despejaba clcamino para que su financiamiento se hicieta ~amén de los capitales extranje- 105-1 costa delos ingresos de los tabajadores", Suponia,asimismo, la implanta- cién de acuerdos de racionalizacién de trabajo que permiticran cl uso cficaz dela ‘maquinaria y la intensificacién de Ia produccién de las plantas. Finalmente, la intencién de sustituir tenbajo por capital impulsaba a un estancamicato del em- pleo. De mis esté decir que una condicién necesatia para avanzar en las lineas ccaunciadas era el debiltamicnto sindical. Pero la existencia de una clase tabaja- dora cohesionada dificultaba la concreeién de esa meta. Qué pas6 en el interior del sindicalismo y en su relacién con los empresatios y el gobierno? Frondizi legé a la presidencia con el apoyo de los trabajadores peronistas. Sin ‘embargo, esa confianza pronto se trocé en malestar, decepciéa y oposicién hacia Jo que se considerd su “tzicién”. Los trabajacores le cuestionaron la firma de los contratos petzoleros y las concesiones al capital extranjero en general. Pero el nuncio del plan de estabilizacién, a fines de 1958, quebr6 su ya deteriorado vinculo con el gobierno. La piedea de toque que precipité el conflicto fue el pro- yecto, a comienzos de 1959, de privatizacin del Frigotifico Lisandro dela Torre, nacionalizado durante el primer gobierno de Perdn. En repucio a ese iniciativa, Jos trabajadotes ocuparon la planta pronto recibieron la solidatidad delos veci- ‘n0 de l zona y de los obreros entolados en el sindicalismo peronista. Asi sellegé ‘una huelga general. Pero el gobiernd respondié con una tepresi6n inesperada —envi6 al figorifico 1.500 policas respaldados por tanques, detuvo a numezosos dizigentes sindicales y ocupé muchos gremios-, com lo que los contflctos cesaron pocos dias después. A pesar de la desrota, la huelga se convirti en wn simbolo del ‘movimiento peronista que expresé la firmeza de los trabajacores yla amplia gama de iniciativas que cra capaz de encarat. Entre ellas,paros, tomas de la planta de trabajo, cortes de alumbrado pubblico y barticadas en las calles. Por su parte, la dureza gubernamental demostré Ia enerpia empefiada en el cumplimiento del 42 La parte de la conta nacional corespondiente a salaros declind del 48,7 por ciento en 1958 al 42,1 por cento en 1961. Daniel James: Resseniae ingraién, o.ct,p. 156 238 aNASCINICA progtama desarrollsta, més alli de ls dificultades que se interpusieran, El tio 1959 fue analizado por James como un punto de inflexién, en el que culminé la militancia y la confianza adquitida por los trxbajadores durante la “tesistencia” y comenz6, por contraposicién, un period de repliegue, desmo- talizacion y reflujo de la participacién de las masas. Ello se produjo en el marco de continuas derrotas Iaborales y sindicales, inmersas en una aguda depresiéa, econdmica®, una notable persecucién anticomunista y una fuerte represin, politica y gremial. Era muy dificil sostener Ia lucha frente a un gobierno dis- puesto a sostener su programa de modernizacién capitaista con el poder del Estado y el aval empresario y militar". De hecho, en 1960, por medio del Plan. CONINTES (Conmocién Interna del Estado), las Fuerzes Armadas quedazon, hhabilitadas para intervenir en los conflictos. Las huelgas fracasaron, muchos militantes gremiales fueron apresados y los principales sindicatos, interveni- dos. Asi cayé la confianza de los activistas y entse los tabajadores comenzé a primar una actitud de resigaacién y pasividad. Con ese telén de fondo, en los sindicatos cobré mayor fuerza la burocratizacibn gremial, Este proceso involucr6 ‘un cambio en le relacién entre los dtigentes y Ins bases, asi como también una ‘nueva actitud por parte de los propios ideres sindcales. 6.1 La buroceacia sindical Eltétmino “burociacia sindical” fue acufiado, en un princisio, por quienes ctiti- caron las nuevas pricticas y politicas adoptadas por la disigencia geemial James sostiene que la burocratizacién fue posible por la desmoralizacién de los trabajadores y cl reflujo de los activistas, que facilité la crosién de la democta- cia interna, la corrupcién de sus dirigentes y a ereciente integracién sindical al sistema politico. En el mbito gremial, los ditigentes eercieron un control, cada vez mas estticto sobre las bases. Asi, desplegaron una creciente vigilancia, hhacia los militantes de las plantas fabriles y se deshicieron de los activistas mis combativos. La contraparte de estas medidas fue la adopcién de una actitud pragmitica, otientada a aprovechar las oportunidades institucionales que el gobierno les oftecia. Entre ellas, Ia sancién durante el gobierno de Frondizi de 49 en jo de 1959, liberal Alvaro Alsogacay fe nombrado ministco de Bconomia. Sa ‘ortooxo progtma de devaluacién,congslamiento sacl ysuncesin de controles re ond en una peta de ingress clos erabsjadores yun aumento del desemplo. Vésse Las Alberto Romero, op ay pp 142-163 44, Veanse Juan Cadlos Tore, sit cap. 1 cap. 1, y Daniel James, Retenca «integra, op. PROSCRIPCION, MOBLIINIZACION CAPEEALISTA ¥ CRISIS, ARGENTINA, 1955966 | 259 Ja Ley de Asociaciones Profesionales ~con el reconocimiento del sindicatotni- co que, a su vez, manejaba las euotas sindicalesy asistenciales de sus afiindos— les garantizaba la existencia de ua movimiento gremial centralizado y bien financiado. En 1961, ademas, Frondizi devolvié alos sindicatos el conteol dela CGT. A cambio de estos beneficios, os ditigentes se desentendieron de los cfectos de a racionalizacién productiva sobre los trabajadores y del araque con- tra ls comisiones internas en las plantas de trabajo. Pero esta actitad pragmitica ~tal como sefiala James~ presentaba nuevos desa- fios. Los lideres sindicales no sélo debian representat los intereses de sus orga nizaciones, sino que también constiuian la principal expresion de las fuerzas peronistas en la arena politica. Ademis, negociaban dentro del peronismo con otros sectores del movimiento. Las eecciones para diputados y goberadores cen 1962 constityeron una ocasiGn —muy singular— para que los disigentes gremiales pusieran a prueba su capacidad en el desempeiio de esos roles y con- firmaran su peso en el pais. Frond, hostigado pot los militares y dstanciado del grueso de sus apoyaturas otiginales, habia pesmitido a presentacibn de candidataras peronistas.Sitriun- faba, su poder saldifa engrandecido. Los sindicalistas, por su parte, poseedores dela nica estructura formal que expresaba al partido proscripto, dominaron el aparato electoral y encabezaron las listas. El resultado de los comicios mareé ‘una resonante victoria peronista, lo que confirms a os gremios como expresin politica de la clase obreta de esa identidad®, Frondizi anulé las elecciones € intervino las provincias, pero no loge6 salvar su investidura. Los militares lo depusieron y el presidente de la Camara de Senadores, José Maria Guido, asu- smi como presidente. Mas ali de este desealace, el lider que surgié dela cam- paiia electoral como figura dominante del sindicalismo fue Augusto Vandor, jefe de la Unin Obrera Metalixgica (UOM), el sindicato industrial mis gran- de del pais. 6.1.1 El “vandorismo” en accién La figura de Vandor ha sido objeto de fuertes polémicas. Sus crtieos de tn 45. Daniel James, “Sindicatos, burderatas y movilizacin”, op. 46 Ren as clecciones, destinadasaclegir diputados y gobeenadores, los candidatos peronistas que a presentaton bajo distints eStlos partdarios~se impusieron en lamayoria des provincias, incuida la de Buenos Aires. Daniel Rodriguez Lamas, La preidnca de Frndi, Buenos Aires, Centeo Fditor de Amécien Latina, 1984, pp. 118-119 240 sLNascInICA inquierda peronista ~vinculada al peronismo combativo-lo identificaron con Ja “traicibn’ al espitita de la “resistencia”, con la corrupcién y el empleo de miétodos “sucios” para imponer su fuerza y eliminar el disenso en los gre- Joan Carlos Torre sefiala que el dominio de Vandor expresé el liderazgo de un movimiento obrero pragmitico y dispuesto a Ia negociacién. El énfasis previo cn fines a largo plazo habia sido reemplazado por negociaciones de tipo secto- sales decir, acuerdos especificos de un sector 0 rea industrial-s el retorno del pperonismo al poder, reemplazado por la biisqueda de patticipacién en el siste- ‘ma politico, y la movilizacién de las bases, suplida por una patticipacién de tipo instrumental sustentada en una clase obrera disciplinada que se sumaba a sus convocatorias™. James, a su vez, sostiene que el apogeo de Vandor simboliz el proceso de inte- gracin del aparato sindical al sistema politico argentino y su burocratizaci ‘Asi, el “vandorismo” se convirtié en sindnimo de negociacibn y peagmatismo, implied el empleo de la Fuerza politica y la representatividad de los sindicatos para negociar con otros “factores de poder”, como las Fuerzas Atmadas, la Tgle- sia o as corporaciones empresatias. ‘A su afianzamiento como grupo de presién también contribuyé la normaliza- cién de la CGT, concluida en 1963. En ese entonces los sindicalistas elaboraron tun “plan de lucha”, dividido en cinco etapas diferenciadss cronolégicamente, con miras a denunciat la situacién segresiva en que se encontraban los teabaja dores. La primera se coneret6 bajo el gobiesno de Guido, cuya politica econé- rica ~comandada por dos liberales, primero Federico Pinedo y luego Alvaro ‘Alsogaray— se habia asentado en planes de estabilizacién netamente regresi- vos”. La “semana de protests” dirigida por la CGT incluyé la participacién de sus disigentes en foros y encuentros con estudiantes universitarios, federacio~ ‘nes patronales y miembros de la jerarquia eclesistica, de manera de fortalecer sn posicién como intetlocutores de otros sectores de Ia sociedad civil La segunda fase del “plan de lucha” se desplegé bajo el gobierno de Ilia, de la UCRE, que habia legado al poder en 1963. Si bien la politica econémica de este presidente radical tavo un perfil mercadointernists, redstributivo, con 47 Bn este horizonte se inchuye Ia obra de Rodolfo Walsh, Ouida maté a Rasa? 48 Juan Cados Torre, op iy pp. 30-31 49 El plao, similar al aplicado poe Prondizien 1959 —devaluscidn, aumento de tart, res- triecia del eedito y limitacin de salacios-, s6lo benefciata a la burguesia agraia cxportadors. Como suaplicacin se produjo ene marco de fuer conflictosinteamiltaces y deblitamiento de los tabsjadores, no generé una respuesta inmediata. Véase Daniel James, Resirtencia « integracén, op. it, pp. 222-224. PROSCRIPCION, MODEINIZACION CAPITALISTA Y CRISIS. ARGENTINA, 195.1566 | 241 proteccién del capital nacional y elementos de planificacién keynesianos, su legitimiciad politica era precaria —llegé al poder con el apoyo de una cuarta parte del electorado~ y no go26 de apoyos sociales en los que sustentarse. La anulacién de los contratos petroleros firmados por Frondizi, su intento de redu- cir ls “garantias” a los capitales extranjeros y su ley de salatio minimo le gran- jearon la oposicién neta de los sectores empresariales expresados por sus voce- 1s frondicistas, los liberales y las grandes corporaciones. Tampoco logsé el apoyo de la CGT, que en 1964 lanzé Ia segunda etapa del “Plan de lucha”. Su aplicacién, cuidadosamente planificada y controlada, consistié en Ia ocupacién cescalonada de 11.000 fibricas. Si bien hay distintas explicaciones sobre sus maéviles", lo cierto es que su concrecién evidencié la habilidad y fuerza de ‘Vandior, interesado en que se lo reconociera como un actor crucial del escenario politico, Pero su liderazgo, sin embargo, generd un teaso enfrentamiento con Perdn, En su juego de intereses, el lider metalixgico anuncié un “operativo retorno” del drigente exilado, que no s6lo puso entre las cuerdas al gobierno tadical -ya cuestionado por las corporaciones empresatias y vigilado por las Fuerzas Armadas—sino que for26 al mismo ex presidente atomar una decision. El regreso de éste se frustré cuando, al hacer escala en Brasil, sus autoridades tras un discreto pedido de la Cancilleria argentina—lo declaraton persona no 50 LaUCRP obtuvo e125 por cient delos votos, cont un 19 por int del voto en blanco sul por oe pero Es proble qe nacho perks hayes opt por alguna ‘rates adel w ota minora pm debits a poten del gee Aruba ‘ain Rou, Peder milter y sed police rn le Argntna, op ct, p. 725 51 Algunos anlistas sostuvieron que el “pln de lcha""cra una prueba del eaccter “anidemocsiteo” del sind peronista que lado aloe ates en ira nstan- cia qua deroeac al gbiemo radia de In. Pra ots, fos hechoreinsabieron en ‘nuwo dl enftentaminto entre Vando y Pen por el control del movimiento ob Conga, otm vein sostvo come inca cau la ich pore egreso del ker Called, Tanpoce alsroa quienes fcmaron qua tttba de progam propio dela “orocacs” indica. Var antigo Snen Gonailer,“Elmoviniento ena en Argen- tina: ente el justo eclmo y a politcn pari, Inst del Mae ed Trad arta Pitas, N° 4, abel de 2001, Daniel James, en “Siniato, Burrs y mova ibaa it cl qu a cor de asain ered condiciones props par que lr ‘dices bosaran ecupera el “ferreno patio” por los tabujadores en los ais de tecetin que lo preetieron, Alin Rouui, on ea oben Pedr ir 9 snc eer tu le Angntina ode, sosene que si bien le digentesperonitas aporecharon el

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