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1.

Símbolo de Nicea-Constantinopla

Un sacerdote alejandrino, Arrio, escribió una obra "Thalia" o "El Banquete". En ella
negaba la divinidad del Verbo de Dios, afirmando que no siempre existió el Hijo de
Dios, por lo que era una creatura de Dios, superior a todas, e incluso a los ángeles.

El obispo de Alejandría llamado Alejandro condenó esta teología. Pero Arrio logró
reunir un numeroso grupo de partidarios que fueron excomulgados en el 318. Esta
determinación provocó una serie de motines a los que intentó poner fin el emperador
Constantino. Para ello, Constantino, aconsejado por el célebre Osio obispo de Córdoba,
convocó un concilio de obispos. Se celebró en Nicea de Bitinia (junto al Bósforo, en
Asia Menor) y en el palacio de verano del emperador.

Comenzó el 20 de mayo del 325 y terminó el 25 de julio del mismo año. La mayor parte
de los obispos asistentes procedía del Oriente; de Occidente, unos seis, dos
representantes del obispo de Roma, un cartaginés, un calabrés, un galo y el obispo de
Córdoba Osio que ejerció como presidente. El total de participantes entre 250 y 300; a
220 los conocemos de nombre. El desarrollo del concilio, lo conocemos muy bien,
gracias a la presencia del gran historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea (263-339),
el cual propuso como modelo el símbolo bautismal de su diócesis. Fue aceptado por
todos, a excepción de Arrio y de dos obispos libios que fueron excomulgados al recha
zar el llamado "credo de Nicea".

El símbolo niceno-constantinopolitano es un símbolo de la fe, una declaración


dogmática de los contenidos de la fe cristiana, promulgada en el Concilio de Nicea I y
ampliado en el Concilio de Constantinopla. El objeto del credo niceno fue consensuar
una definición de los dogmas de la fe cristiana, impedida hasta entonces por la escasa
institucionalización y las fuertes variantes regionales. El principal adversario de la
doctrina nicena fue el arrianismo, corriente teológica liderada por el sacerdote
norteafricano Arrio, quien no quiso aceptar que Jesucristo era Dios mismo como
propuso interpretar el teólogo Atanasio en el Concilio de Nicea I; otros problemas
teológicos, en especial trinitarios, no se resolverían hasta el Primer Concilio de
Constantinopla, cuando el carácter divino del Espíritu Santo se afirmó definitivamente.

Es un canon de los dos primeros concilios cristianos, un acuerdo de los 1ros textos
cristianos.
Para la gran mayoría de las denominaciones cristianas, el credo niceno-
constantinopolitano constituye una base central e incontrovertible de la fe. La profesión
del mismo es parte de la celebración católica y ortodoxa de la misa, y forma parte de la
prédica de la mayoría de las iglesias protestantes; el Acuerdo de Lausana de 1974 lo
incluyó como base de la práctica evangélica.

Se llama símbolo de la fe, ya que busca los principios básicos del cristianismo, un
símbolo, cuyo sentido originario es unir un signo a un significado, ¿qué verdades deben
compartir todos los cristianos? Ese es el significado de símbolo aquí, en qué consiste ser
cristiano.

Comienza con "Creemos en un sólo Dios" y termina con "Creemos en el Espíritu


Santo". Le dedica una parte considerable a Jesucristo, precisando que es Hijo único de
Dios, eterno, Dios, Luz, consustancial al Padre, Hombre, Salvador y al fin del mundo
soberano Juez. Al aceptar este símbolo, los Padres conciliares rechazaron de plano el
arrianismo. Este concilio es reconocido por la Iglesia como el primer concilio
ecuménico, pues, aunque fue convocado por el emperador como ocurrirá con los seis
concilios ecuménicos siguientes, sin embargo, fue aceptado y legitimado por el papa
Silvestre que envió a dos legados. Hay que reconocer la ayuda prestada por el
emperador facilitando con la posta imperial el traslado de los obispos a Nicea, el
discurso inicial en latín del propio emperador y el gran banquete final al que no faltó
ningún obispo. Así lo describe Eusebio de Cesarea en su "Vida de Constantino, III, 15-
16".

Empieza a nacer más la religión y su papel político cobra importancia. Se empieza a


usar el símbolo para la identificación cristiana.
2. San Agustín

A raíz de la primera caída de Roma, en el año 410, san Agustín comienza a redactar su
obra La ciudad de Dios, en la que elabora una interpretación cristiana de la historia,
abandonando las de los historiadores griegos y romanos. La ciudad de Dios está
compuesta por veintidós libros: los diez primeros son un análisis y una crítica de las
razones que dan los paganos para justificar la caída de Roma; del libro once al
diecinueve (este fragmento pertenece al libro diecinueve) aparece la teoría agustiana
sobre las dos ciudades, la terrestre y la ciudad de Dios, y en los tres últimos libros
reflexiona sobre la coexistencia y su separación definitiva al final de los tiempos.

Lo primero que caracteriza la interpretación cristiana de la historia es su diferente


concepción del tiempo. El tiempo en Grecia era circular, eterno; por lo tanto, sin
principio ni fin. Para Agustín solo Dios es eterno. Está fuera del tiempo, pero es la causa
del tiempo y del mundo, y además es el fin al que retornarán. En el transcurso del
recorrido del tiempo, los hombres habitan en la Tierra bajo la providencia divina. Pero,
a raíz del pecado original, no todos siguen en la perspectiva del encuentro con Dios. Por
lo tanto, la comunidad de los hombres puede dividirse en don grandes grupos:

a) La ciudad celestial: que es la comunidad de los justos, de aquellos que siguen las
enseñanzas de Jesucristo, el enviado de Dios, es decir, los cristianos, los
miembros de la Iglesia. En este mundo los habitantes de la ciudad celestial
constituyen la Iglesia, a la espera de la Jerusalén celestial, del momento en que
ocuparán un lugar a la derecha del Padreen el cielo.
b) La ciudad terrenal: es la ciudad temporal, esto es, la comunidad formada por
aquellos que no siguen las enseñanzas de Jesús, los infieles, los que no son
cristianos, los que están fuera de la Iglesia. Ellos serán condenados a morar en el
infierno al final de los tiempos.

A cada una de estas dos ciudades le corresponde un poder. El poder de la ciudad de


Dios es el de la Iglesia, el del Papa. Y el poder de la ciudad temporal corresponde al
emperador, a la autoridad civil. El poder de la Iglesia debe ocuparse de los asuntos
espirituales y el poder temporal del mantenimiento de la paz en la ciudad. El
cristianismo, durante el peregrinar por este mundo, debe obediencia al poder temporal,
siempre que este colabore en la tarea de la salvación, pero en caso de conflicto con la
Iglesia es esta quien marca el camino hacia Dios. San Agustín entiende la política como
un mal necesario, un medio que ha de ser utilizado en áreas de salvación, debido al
entremezclamiento de las dos ciudades en esta vida.

Se hace uso del neoplatonismo con la aplicación de la ciencia del discurso. Utiliza
elementos de la cosmología aristotélica junto al cristianismo. En el neoplatonismo el no-
ser es absoluto, sin ninguna relación al ser, coexisten de manera separada

Cronológicamente hablando San Agustín era un antiguo, no del medievo. Fue el primer
autor neoplatónico, paso de ser un filósofo pagano a uno cristiano, tratando temas como
la relación entre hombre y Dios. Para San Agustín el alma se elevaba hacia Dios,
encontrándose con este. Estudia al hombre que guarda relación con Dios a través de su
Alma, a la cual se le opone el cuerpo.

Para que ocurra el ascenso el alma tiene que estar limpia, se consigue por la gracia de
Dios igual que la iluminación, esto es mediante la conquista de la verdad mediante el
conocimiento.

El intelecto humano, según San Agustín solo puede conocer la verdad cuando está fuera
de pecado, porque la verdad está en Dios, y con pecado no se puede llegar a él.
3. Pseudo-Dionisio

El autor es Pseudo-Dionisio, el cual no es un autor como tal, sino que es un corpus


(dionisiaco), un conjunto de obras; un corpus asignado falsamente a Dionisio.

Dionisio fue uno de los filósofos que escucharon la predicación de san Pablo en el
Areópago durante su visita a Atenas. Allí, Pablo les habló sobre el Dios encarnado en
hombre y la resurrección de los muertos, lo que fue considerado por sus oyentes como
fruto de la locura de uno de los muchos personajes extraños a los que la curiosidad
filosófica les impulsaba a escuchar. Sin embargo, según la tradición, Dionisio abrazó la
nueva fe, y desde ese momento su autoridad entre los pensadores cristianos fue
creciente como primer filósofo convertido al cristianismo.

Aunque del personaje real apenas se conoce nada, primero en oriente y luego en
occidente circularon durante la Alta Edad Media una serie de escritos falsamente
atribuidos a Dionisio, que componen en conjunto el denominado corpus dyonisianum.
Los títulos más significativos son Sobre la jerarquía celeste y De los nombres divinos.
Se ha especulado sobre la identidad y la intención del creador del corpus, sobre si fue un
neoplatónico resistente a los avances del cristianismo o un filósofo convertido, aunque
lo más probable es que su composición se sitúe en pleno conflicto cristológico, en plena
polémica de los ortodoxos de la fe de Calcedonia con los monofisitas, en el tránsito del
siglo v al vi. A este Pseudo-Dionisio se le suele citar en el bando monofisita que temía
la pérdida de la divinidad del Hijo de Dios por resaltar demasiado su humanidad.

Los escritos llegaron a occidente a comienzos del siglo IX, por medio de las embajadas
del emperador bizantino Miguel 11 enviadas a la corte de Luis el Piadoso, siendo
traducidas en la abadía de San Dionisio, cuya influencia en el mundo carolingio
favoreció la transmisión del corpus. Sin duda, la posibilidad de encontrar una
vinculación directa entre su santo epónimo y Pablo de Tarso fue decisiva en la rápida
aceptación por parte de tan poderosa institución de una obra de procedencia dudosa,
como ya claramente denunciará Pedro Abelardo durante su estancia en la abadía. A
través de los comentarios de Escoto Eriúgena, la obra dionisiana llegó a configurar la
trama sistemática del neoplatonismo latino. Después de una laguna de dos siglos, Hugo
de san Víctor, el abad Suger y Juan de Salisbury son importantes eslabones en el
renacer de las lecturas directas del corpus a finales del XII, mientras que, en el siglo
siguiente, en plena época de la cultura universitaria, ya solo se lo conocerá integrado en
un conjunto inextricable de glosas y comentarios, donde las referencias nominales no
suponen que ejerciera una influencia real en una época fundamentalmente aristotélica.

l Pseudo-Dionisio adapta las doctrinas neoplatónicas a la imaginería cristiana. Lo más


característico de la teología de Dionisio es la estructuración de un universo ordenado
jerárquicamente en que se da la unidad absoluta de Dios y lo creado, aun manteniéndose
la trascendencia de la divinidad. Los órdenes trinitarios, angélicos y eclesiásticos vienen
a sustituir al cosmos ordenado pagano. Este orden es sagrado, pues el criterio de
ordenación es el grado de espiritualidad que se expresa mediante la luz.

Hay unas jerarquías claras en esta corriente, dios es el uno absoluto.

Evitando el riesgo de la excesiva lejanía del Uno trascendente, en el Pseudo-Dionisio,


junto a afirmaciones que manifiestan la lejanía mística del Dios-Uno, hallamos otras en
las que se defiende la fuerza de lo singular. Así, los auténticos «intérpretes» de Dios
«con verdaderas negaciones y con desemejanzas, últimos reflejos divinos, honran a
Dios como es debido» (De caelesti hierarchia, c.2, 145A). La multiplicidad material es
fuente de valor, ya que «las jerarquías inmateriales se han revestido de múltiples figuras
y formas materiales a fin de que, conforme a nuestra manera de ser, nos elevemos
analógicamente desde estos signos sagrados a la comprensión de las realidades
espirituales, simples e inefables (c.1 121 B). [...] Las luces materiales son imagen de
copiosa efusión de la luz inmaterial» (121 D).

Se expone el neoplatonismo espiritual más puro.

4. San Anselmo
San Anselmo fue un teólogo y filósofo. Como teólogo se le recuerda por defender a
María Inmaculada y como filósofo por su argumento ontológico, que es el que vamos a
hablar en este texto.

El gran periodo desde el s. VII/VIII es el de las escuelas monásticas, la era de los


monasterios, que históricamente coincide con el feudalismo, todas estas escuelas se
superponen en distintas circunstancias, el periodo de la edad media es aquel que se
conoce como la época feudal, con la caída del imperio romano. No fue una caída
repentina, sino una especie de continuidad, el centro del imperio ya no es roma, sino las
villas que pasaran a ser los feudos, que luego será sustituido por el castillo, el centro de
la edad media, el equivalente al castillo es el monasterio (esto en el carácter filosófico)
donde se enseña filosofía.

La escuela palatina aparece en el siglo noveno, fuera del monasterio, dentro del castillo,
pero se sigue la misma ruta de enseñanza que en el monasterio. Las ultimas dos escuelas
surgen en la ciudad, y son importantes para el mundo rural, se desarrollan en las
catedrales e instituciones urbanas que se convierten en el núcleo religioso al final de la
edad media. Estas escuelas son libres, pero los maestros no pertenecen a ordenes
regulados por poderes religiosos ordinarios. La dialéctica es lo que se conoce como
lógica, ya que se dedican a esta. Con toda la tradición dialéctica aparece San Anselmo,
un antidialéctico a favor de la lógica.

Por un lado, es antidialéctico y antológico, pero, por otro lado, desarrolla con la lógica
un argumento para demostrar la existencia de Dios. San Anselmo desarrolla un
argumento basado en la lógica para dar un razonamiento teológico, es decir, si de
verdad existe Dios, por lo que no solo es una cuestión de fe según San Anselmo, ya no
es una evidencia del alma, sino que busca argumentos lógicos para demostrar la
existencia de Dios.

Al contrario, San Agustín pensaba que era innecesario demostrar la existencia de Dios
porque era una evidencia para el alma que había sido iluminada por Dios, iluminismo.
Pero San Anselmo es el primero en la perspectiva cristiana que pretende hacer una
demostración lógica de la existencia de dios, pide ayuda a los otros monjes del
monasterio que conocían la lógica, su influencia, sus límites y su modo de uso.

Surge el lema “file quaerens intellectum” - “la fe que busca conocer” es una expresión
latina que expresa el método teológico que busca explicar la fe cristiana a través de la
inteligencia humana. La teología es ciencia de dios y es fe, pero puede fortalecerse por
la filosofía con el conocimiento.

En el caso de San Agustín la fe equivale al intelecto que está libre de pecado y puede
alcanzar la verdad. Para San Anselmo hay que partir de la fe y esta no es incompatible
con conocer racionalmente, si se puede conocer lo que conocemos por la fe
racionalmente, pero la fe lo fortalece.

Presenta el argumento ontológico para poder demostrar la existencia del esse de Dios,
su existencia. El problema es que termina siendo un círculo o petición de principio. Esto
es debido a que el argumento parte de la esencia de dios y llega a la existencia de Dios
que en este caso son lo mismo, lo mismo que se quiere demostrar se parte de ello, por
eso la petición de principio.

Para San Anselmo la teología se basa en la fe, pero la fe no es incompatible con el


conocimiento filosófico, sino que se puede fortalecer la fe con ella. El intelecto humano,
según San Agustín solo puede conocer la verdad cuando está fuera de pecado, porque la
verdad está en Dios, y con pecado no se puede llegar a él. San Anselmo promueve las
ideas que se crean por la fe, la lógica solo puede fortalecer esta fe.

Comienza diciendo que es el ser mayor que puede pensarse y se concluye que esse (ser)
es el esse (ser) de dios, la esencia de dios es su existencia. Para Platón la esencia y la
existencia se dan por separar la esencia del caballo es la idea de caballo mientras la
existencia es el caballo particular. En cambio, para Aristóteles no hay esencia separada
de la existencia, no existe separación de la esencia.

5. Avicena
Avicena es un polímata, médico, filósofo, astrónomo y científico persa perteneciente a
la Edad de Oro del islam. En el mundo árabe no se topan con la filosofía y los textos no
son originales sino traducciones por los comentaristas desde Atenas, sin embargo,
conocen las obras originales.

Es el autor el cual pasa sus textos sobre la medicina a sus discípulos, en lo que se refiere
a la filosofía, desarrolla una teoría sobre la movilidad del saber, además de desarrollar la
unidad de los saberes como la cosmología y teología de una forma filosófica, por ello es
la doctrina filosófica de la cual se tienen textos para estudiar, por lo que fue muy
influyente. Creía que el mundo latino y cristiano lo ve como adaptable a la filosofía
árabe. Tiene una obra muy extensa que se puede estudiar, incluidos tratados de magia.
Nos centramos en la cosmología y la teoría de la existencia.

Complementa ambas escuelas filosóficas, sacando ideas de la metafísica platónica; y la


lógica, física y teoría de la naturaleza de la aristotélica (cosmología basada en
Aristóteles, con 9 esferas, dos mundos y un primer motor, Dios); por lo que se dice que
su filosofía es una mezcla de las ideas de Platón y Aristóteles, además de conocer sobre
muchos otros campos.

La teoría de la existencia parte de la cosmología, de dios surge la idea de creación, por


lo que es considerado el 1er motor del cual surgen todos los seres. La emanación es una
forma de teologizar lo que nos encontrábamos en Plotino, ahora esta idea del ser o no-
ser no puede darse, sino que el no-ser debe emerger del ser; es decir, el primer motor,
dios, que tiene tres figuras, del uno surge todo movimiento y cambio, no es una acto
voluntario (contingencia, ser o no-ser), dios no quiso crear el universo, sino que
simplemente lo dejo emerger, dios se desborda por sí mismo; a esto se le llama
emanación, no es un acto voluntario de dios, sino que todo el universo, la cosmología
aristotélica, se puede considerar teología si se llama al primer motor Dios.

El aspecto más metafísico que se adopta es la teoría de que la relación entre la esencia y
existencia, en la cual se dicta la existencia es un accidente de la esencia, esta relación
precede de Aristóteles. Los latinos llaman a la esencia, lo que es el ser de algo, la
esencia del ser humano es animal racional; y luego está la existencia, con lo que se
refieren ahora al ser, pero en el pasado se referían a estar, el aparecer en el mundo
estando. Un aparecer fuera de dios es el del mundo, el mundo es existencia y dios es
esencia (a esta doctrina se la conoce como haecceitan, la diferencia entre esencia y
existencia, como de dios, que es la esencia, se crea lo existente, comienza todo en el ser
puro que es dios, y a este se le añaden determinaciones hasta que la última sea lo que
haga al individuo único, a esta última determinación se la llama accidente, lo esencial es
algo, y luego se le añaden determinaciones para hacerlo algo único)

Es capaz de integrar a Aristóteles y la teología cristiana, de manera que no solo estudia


a Aristóteles, sino que también se dedican a ser creyentes, pero sin mezclar filosofía y
textos sagrados. En relación a la esencia y la existencia, un problema desarrollado por
Avicena, se vio que surgía de un contexto religioso, Aristóteles uso el concepto de ousia
(sustancia) englobaba la existencia y la esencia en el sentido en el que distingue una
sustancia individual (el individuo que existe) y una sustancia segunda que es la esencia
(no es el individuo que existe, sino lo que es; la persona Sócrates es el individuo, que es
el que existe, Sócrates es humano o filosofo, y esto es parte de sus esencia, lo que es),
por lo que Aristóteles engloba esencia y existencia, había unidad. En Avicena la
existencia es un accidente de la esencia, incluye este problema dentro de la religión, por
lo que recorre a los textos cristianos, por lo que la esencia es un pensamiento de Dios,
en la mente divina, un pensamiento de Dios antes de ser creado (Dios pensó que iba a
crear a Sócrates) la existencia es ser creado fuera de Dios, la esencia es necesaria porque
está en la mente de dios, pero la existencia es un accidente. Aquino intenta reunir la
existencia y la esencia, pero la existencia ya no es un accidente, sino el acto de ser de la
esencia, en terminología aristotélica la esencia está relacionada con el acto y la
existencia con el acto, ya que esa potencia puede llevarse a acabo o no, es dios el que
puede hacer existir algo y lo lleva a cabo. Tanto dios como las criaturas tienen esencia y
existencia, pero dios sí o sí existe porque es dios, la existencia se sigue de la esencia,
pero en los demás la existencia no se sigue de la esencia, llevar a cabo algo es un acto
divino.

La filosofía y la teología buscan la salvación del humano, aunque sea de modos


distintos, buscan lo mismo.

Avicena creía que todo aquello que surge de Dios es por un proceso necesario (elimina
la voluntad de creación), además de que nace del desbordamiento (Plotino).

Su metafísica se resume en la frase: “la existencia es un accidente de la esencia”. El


mundo, que es exterior a Dios y es creación suya, es existente.

6. Maimónides
Moshé ben Maimón es de origen cordobés, aunque en 1148, por la presión almohade,
abandonó esta ciudad y pasó a África en 1158, donde logró ser visir en El Cairo, lugar
en el que encontró el ambiente adecuado para escribir sus obras. Por este motivo, el
mundo latino le conoció a veces como Moisés de Egipto.

Su obra principal es Dux neutrorum sive perplexorum (Guía de los descarriados), que
intenta explicar cómo se puede unificar la filosofía con los textos sagrados sin caer en la
infidelidad, el judío puede ser filósofo sin perder su fe, y el religioso no tiene porque
renunciar a la verdad filosófica. Es una obra compleja que mezcla elementos judíos con
los filosóficos.

Fue un gran filósofo judío, paralelo a Averroes. A los autores judíos se les conoce de
manera simplificada, además, hacen uso de varias doctrinas árabes.

Se dedica a la falsafa (es la filosofía, es una actividad independiente de los textos


sagrados, sino que se enfoca en los textos filosóficos), ya que en la filosofía de la época
se separaban kalam y falsafa; esta primera significa palabra, y es la interpretación
gramatical de la palabra del profeta, que pretende aclarar el significado del quran.

Se le es considerado “el comentador”, ya que comentaba un gran número de obras de


Aristóteles, explicación palabra por palabra, línea por línea.

Trato el monopsiquismo, donde el alma de cada individuo no es inmortal, hay un solo


alma para la humanidad (existe un destino universal), y se opone al cristianismo.

Los Trece principios de la fe son una serie de afirmaciones que sumarizan las creencias
esenciales del judaísmo, formulados por Maimónides. Hoy en día son considerados un
resumen de las creencias esenciales del judaísmo.

Estos principios fueron muy controvertidos en su primera propuesta, que provocaron las
críticas por los rabinos Hasdai Crescas y Yosef Albo, y fueron ignoradas por una buena
parte de la comunidad judía en los siglos siguientes. Sin embargo, estos principios se
convirtieron en normativos con el pasar de los años; hoy en día, el judaísmo ortodoxo
sostiene que estas creencias son de carácter mandatorio.

7. Tomás de Aquino
Durante esta época (s. XIII) se desarrolla la escolástica, que se define como la teología
de las studiom generale. Hay dos tipos de escolástica, la de Tomás de Aquino de s. XIII;
ya la de Escoto/Ockham un siglo más tarde.

Existen dos estilos filosóficos con las ordenes mendicantes (órdenes religiosas urbanas,
de las grandes ciudades, se llaman si porque su manera de sobrevivir es por las
limosnas), los dominicos, que por la influencia de Aquino elaboran una teología muy
conectada por Aristóteles, es una teología naturalista y muy filosófica, que intenta
sintetizar las verdades de los libros sagrados, con la de los libros filosóficos. Los autores
intentan integrar a San Agustín con Aristóteles, que son sus referencias. La segunda
tendencia es la espiritualista, los franciscanos piensan que la fe es superior a la razón,
por lo que para ellos Agustín es su mayor referente.

En las universidades se diferencian varias facultades con distintos objetos de estudio,


hay una facultad común, que es la de artes, la cual deben seguir todos los estudiantes,
aquí se enseñan las siete artes liberales; tras conseguir la licenciatura en artes a los 16
años aprox., se podían continuar los estudios en la facultad, o dejar los estudios. Se
podían licenciar en medicina árabe, derecho o teología (los estudios en teología son los
más prestigiosos, y suelen durar unos 20 años; mientras que los otros dos estudios duran
seis años).

Tomás de Aquino fue el 1er representante de la teología clásica del siglo trece. Fue
considerado una inteligencia excepcional, el cual paso los estudios teológicos y se le
consideró licenciado a los diez años. Consta de una obra monumental, tiene tratados que
son una síntesis de todos lo problema teológicos de su época, las “sumas de lógica” que
se usan de manual en las universidades), luego también tiene la “suma contra gentiles”,
donde solo usa razones lógicas para convencer a los no cristianos para que se
conviertan, aparte de las sumas, también tiene comentarios de básicamente toda la
biblia; además de varios comentarios sobre Aristóteles. Él no escribía los comentarios y
textos, ya que su letra no se entendía, por lo que dictaba sus obras, además, se dice que
podía dictar cinco obras al mismo tiempo.

Fue capaz de mezclar a Aristóteles y la teología cristiana, pero sin mezclar filosofía y
textos sagrados. En relación con la esencia y la existencia, Aristóteles engloba esencia y
existencia, había unidad; Aquino intenta reunir la existencia y la esencia, pero la
existencia ya no es un accidente, sino el acto de ser de la esencia es Dios el que puede
hacer existir algo y lo lleva a cabo. Tanto dios como las criaturas tienen esencia y
existencia, pero dios sí o sí existe porque es dios, la existencia se sigue de la esencia,
pero en los demás la existencia no se sigue de la esencia, llevar a cabo algo es un acto
divino.

Según Tomas Aquino la existencia de dios es una evidencia por naturaleza y por sí
misma, pero no para la inteligencia humana. Lo que propone Aquino son cinco vías
para demostrar la existencia de dios, comenzando por las verdades a las que tenemos
acceso por nuestra inteligencia humana, percepciones del mundo, por lo que hay que
partir desde estas, las cinco vías coinciden con las cinco causas de Aristóteles (material,
formal, ejemplar, final y causal // necesidad-contingencia, movimiento, grados de
perfección, inteligencia y eficiente primero).

8. Duns Escoto
Contexto

El contexto filosófico de este texto (y de su autor) es el de la escolástica crítica del siglo


XIV (de hecho, Escoto es, junto a Ockham, uno de sus principales representantes). Esta
corriente surge de la mano de pensadores franciscanos, de corte espiritualista, que se
oponen al naturalismo teológico de los dominicos que había dominado la escolástica del
siglo XIII. Estos últimos habían integrado el pensamiento aristotélico de la tradición
greco-árabe dentro del cristianismo y habían aplicado su naturalismo a la teología,
creando una cosmovisión dominada por la necesidad (máximo exponente St. Tomás de
Aquino). Frente a esto, se reivindica la fé frente a la razón (vuelta al agustinismo) y se
confronta la idea de un mundo necesario regido por las leyes de la naturaleza, pues, la
omnipotencia divina sería incompatible con ello. El mundo, podría decirse, es una
contingencia absoluta, puesto que todo queda sujeto a la voluntad divina. Es por Él que
existen las leyes de la naturaleza y no queda, por tanto, sujeto a ellas (como veremos en
este texto, Escoto enfatiza que Dios se rige por principios distintos, en este caso, en lo
referido al tiempo).

El autor, Johannes Duns Scotus, es una de las figuras intelectuales más importantes del
siglo XIV. Nacido en una pequeña localidad escocesa (como su nombre indica),
completó sus estudios de teología en Oxford, dedicándose posteriormente a la docencia
en esta misma universidad y en Cambridge. Obtendrá una cátedra en París, pero tendrá
que exiliarse y morirá en Colonia, donde también obtuvo cátedra. Destacó por sus
lúcidos análisis lógicos, que le hicieron ganar el sobrenombre de “doctor sutil”.

Su producción filosófica se engloba dentro del género literario de los “comentarios a las
sentencias”, que comentaban las famosas Sententiae de Pedro Lombardo. Pero, con
excepción de la Ordinatio, dispuesta para su publicación por él en vida, el resto de su
obra fue publicada de forma póstuma, a menudo como “reportatio”. La Lectura (de
donde procede el texto que se está trabajando) se piensa como una de sus primeros
comentarios a las sentencias, allá por su época de Oxford. Como veremos, su estructura
interna es muy ordenada, casi formularia, como es habitual en la Edad Media,
comenzando con la exposición del tema y las posturas al respecto, para posteriormente
presentar los argumentos de uno y otro lado y, finalmente, exponer las conclusiones
fruto de este análisis lógico (que, como veremos, defiende la contingencia que se deriva
de la omnipotencia divina frente al necesitarismo naturalista, otorgando especial valor al
voluntarismo y la bienaventuranza para hablar de un conocimiento divino superior
inalcanzable por medio de la filosofía).

Conceptos

Predestinado: Aquel humano que, desde antes incluso de su nacimiento, ha sido


destinado a su salvación o bienaventuranza (es decir, que tras su muerte se reunirá con
Dios en el cielo).

Condenado: El condenado es aquel que, tras su muerte, no es elevado al cielo para su


salvación (dentro de la doctrina del cristianismo, a causa de haber infligido preceptos y
las leyes y haber cometido pecados)

El pasado: Aquello que, temporalmente, ocurre en un instante anterior. En el texto es


referido al momento en el que el predestinado es predestinado (que, como veremos,
aunque sea pasado para nosotros no lo es para Dios, que vive en un instante de
eternidad)

Necesario: Aquello que es y no puede no ser. La necesidad se deriva en este caso de las
leyes de la naturaleza (escolástica naturalista), de tradición aristotélica.

El Filósofo: Aristóteles. Es la máxima autoridad filosófica en la Edad Media y se le cita


como “ley material del mundo”. Pero, como veremos, Escoto considera la filosofía
insuficiente para el conocimiento de lo divino.

Elegir: el modo en que dios predestina a los predestinados. Los elegidos serán los que
entren en el reino de los cielos

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