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Siempre fui un joven solitario, con una tristeza profunda que se alojaba en mi corazón.

Nunca
me sentí cómodo en lugares con mucha gente y hacer amigos era todo un reto para mí. Pero
mi vida cambió drásticamente cuando mi familia decidió mudarse a una nueva casa en las
afueras de la ciudad.

Al principio, no estaba seguro de cómo me sentía sobre nuestra nueva casa. Era una casa
antigua, llena de detalles y un poco tenebrosa, pero mi familia estaba muy entusiasmada con
ella. Cuando llegué a la casa nueva con mis padres, sentí una sensación extraña en el aire. Era
como si hubiera algo que flotara a mi alrededor, algo que no podía ver ni tocar, pero que
estaba presente en el ambiente. Me sentía inquieto y nervioso, pero no sabía por qué.

Comencé a explorar la casa por mi cuenta, tratando de conocer cada rincón y cada habitación.
Era una casa grande y antigua, con muchas habitaciones y pasillos que parecían llevar a lugares
desconocidos. A medida que avanzaba, la casa comenzaba a parecer más vieja y descuidada.
La pintura se había descascarado en algunos lugares y las paredes parecían estar desgastadas.

Fue entonces cuando me dirigí a una habitación y vi a una figura en la distancia. La figura se
movía de manera errática y parecía desvanecerse en el aire. Me asusté mucho y pensé que era
mi imaginación, así que traté de ignorar lo que acababa de ver. Pero la figura apareció de
nuevo, esta vez más cerca. Me di cuenta de que no era mi imaginación, había algo allí.

Era una mujer hermosa, con ojos cafés y un cuerpo completamente transparente que parecía
levitar en el aire. Aunque no podía explicar lo que estaba viendo, su presencia me causó una
extraña sensación de misterio y asombro. La mujer tenía un rostro hermoso y delicado, pero su
presencia era sobrenatural. Me pregunté quién era y qué estaba haciendo allí, pero algo en su
mirada me tranquilizó. Sentí como si ella no fuera un peligro para mí, a pesar de su apariencia
inquietante.

Sin embargo, el miedo me embargó cuando me di cuenta de que era un fantasma. No podía
creer que estaba viendo algo que no podía explicar. La figura se movía de un lado a otro y
parecía estar tratando de comunicarse conmigo. No sabía qué hacer y no quería quedarme allí
más tiempo, Mi corazón latía tan rápido que pensé que se me saldría del pecho. Sentí
escalofríos recorriendo mi espalda mientras me preguntaba qué estaba pasando. Así que salí
corriendo de la habitación y cerré la puerta detrás de mí.

Fue en ese momento que empecé a sentir que había algo extraño en la casa. No sabía lo que
era, pero había algo allí, algo que no podía ver ni tocar, pero que estaba presente en el
ambiente. Desde entonces, la casa nunca volvió a ser la misma para mí.

Al principio, me costó aceptar la presencia del espectro en mi vida. Pero después de varios
sueños y apariciones, comencé a sentir una extraña conexión con ella. Aunque me aterrorizaba
su presencia, también me sentía atraído por su belleza y misterio.
No sabía cómo reaccionar ante su presencia, así que decidí investigar sobre la historia de la
casa. Descubrí que había pertenecido a una familia adinerada hace décadas, pero que había
sido abandonada después de que la hija menor falleciera de una enfermedad desconocida. Mi
corazón se aceleró cuando me di cuenta de que la figura que había estado viendo podría ser la
de la hija fallecida.

A medida que pasaban los días, la conexión entre el espectro y yo se hacía cada vez más
fuerte. Hablábamos en mis sueños y su presencia todavía me aterraba. Un día, mientras
caminaba por la casa, me sorprendió encontrar a una mujer morocha de ojos marrones. Me
miró con curiosidad y me preguntó qué estaba haciendo allí.

"Pareces confundido", dijo ella con una sonrisa en su rostro. "¿No sabes en qué año estamos?"

Me quedé sin palabras ante sus preguntas, mientras mi corazón latía con fuerza intentando
procesar lo que estaba sucediendo. Había encontrado a Elizabeth en la vida real, y ella parecía
tener la misma conexión conmigo que en mis sueños. Le conté sobre mis sueños con ella y
para mi sorpresa, ella parecía entender lo que estaba pasando. Me sentí un poco inquieto,
pero también fascinado por lo que decía. Además, su presencia no me causaba miedo como
antes.

Entonces, Elizabeth me hizo más preguntas sobre mi familia, mis amigos y mi trabajo. Sentí
que podía confiar en ella y le hablé de todo. También noté sus hermosos ojos marrones, que
parecían profundizar en mi alma, y continuamos hablando durante horas. Me contó detalles
sobre su vida en el siglo XIX y yo le hablé de los avances tecnológicos y sociales del siglo XXI.
Me sentía cada vez más atraído por ella y quería saber más sobre su pasado.

A pesar de haber investigado su historia en internet, no le conté nada a Elizabeth. Sentía que
ella había confiado en mí al revelarme su verdadera naturaleza, y no quería decepcionarla con
información que pudiera herirla.

Nunca pensé que hablar con un espectro pudiera ser tan interesante y divertido. Con
Elizabeth, no solo había encontrado una compañera, sino también una amiga. En un momento
de la conversación, Elizabeth me miró fijamente a los ojos y me confesó: "Sé que hemos
hablado en tus sueños, Thomas. No tuve la oportunidad de preguntarte por qué estás aquí en
mi casa".

Me sorprendió su confesión y me pregunté qué más sabía sobre mí. Pero en lugar de
preguntarle, decidí seguir con la conversación. De repente, Elizabeth pareció pensativa por un
momento y luego bajó la cabeza para llorar antes de hablar. "Sí, de hecho, necesito tu ayuda
para encontrar a mis padres. Eran millonarios y solían vivir en esta casa, pero después de que
fallecí durante una pandemia de fiebre amarilla, no los volví a ver. Desde entonces, he estado
buscándolos en esta casa, pero nunca he podido encontrarlos".

Me sorprendió saber que lo que Elizabeth me había dicho acerca de su muerte acertaba con lo
que había investigado en internet. Había leído también que la fiebre amarilla había sido una de
las peores pandemias en la historia de la humanidad, y que había cobrado la vida de millones
de personas en todo el mundo.
Me conmovió escuchar su historia y me ofrecí a ayudarla de inmediato. "Por supuesto, haré
todo lo posible para ayudarte", Elizabeth pareció agradecida por mi oferta. "He estado
buscando en esta casa durante años, pero nunca he encontrado ninguna pista. Tal vez juntos
podamos encontrar algo que me lleve hasta ellos", dijo con una sonrisa.

Mientras hablábamos, me di cuenta de que lo que había sentido en mis sueños era real;
Elizabeth realmente había hablado conmigo en mis sueños. Sin embargo, de repente, sentí
como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mi cuerpo. A pesar de lo confuso que me
sentía, ofrecí mi ayuda para encontrar a los padres de Elizabeth, a pesar de saber que
lamentablemente y obviamente ya estaban muertos.

Al principio, me aterrorizaba la idea de que hubiera algo sobrenatural en mi casa, pero con el
tiempo, comencé a aceptar su presencia como algo natural. A pesar de mi miedo inicial, me di
cuenta de que no podía resistir la atracción que sentía por ella. Aprendí que Elizabeth había
muerto de la enfermedad fiebre amarilla, y que su espíritu había quedado atrapado en esa
casa. Pero para mí, eso no importaba. Me sentía afortunado de tenerla a mi lado, y nuestra
relación se hizo cada vez más estrecha.

Descubrí detalles únicos en cada rincón, como las baldosas de cerámica en el baño y las
molduras en el techo de mi habitación. La casa se convirtió en un lugar especial para mí, lleno
de misterios y secretos.

Aunque la historia de Elizabeth era trágica, me sentía agradecido por tenerla a mi lado. La
visitaba en el lugar donde había fallecido, y allí me sentía cerca de ella como nunca antes. Era
como si la casa hubiera dejado de ser un lugar tenebroso y ahora fuera nuestro hogar.

Elizabeth y yo comenzamos a hablar en sueños y también cuando estaba despierto, era como
si nos hubiéramos conocido antes o éramos almas gemelas en la eternidad.

Pero no fue fácil acercarnos. Ella era un espíritu, y yo un humano, y el abismo entre nosotros
parecía infranqueable al principio. Sin embargo, poco a poco, nos fuimos acercando. Comencé
a describirla a mi familia, pero nadie parecía creerme. Solo yo sabía que ella estaba allí, que
podía sentir su presencia en cada rincón de la casa.

Mi relación con Elizabeth se hizo cada vez más estrecha, pero nunca fue fácil. Sabía que ella
era un espíritu, y yo era un ser humano, y que en cualquier momento podía desaparecer. Pero
mientras tanto, yo vivía cada momento como si fuera el último

La relación entre Tomás y Elizabeth se fue fortaleciendo día a día. Hablaban de todo, desde
temas triviales hasta sus más profundos miedos e inquietudes. Tomás se sentía
completamente a gusto con ella, y aunque sabía que no era una relación convencional, no
podía resistirse a la sensación de felicidad que ella le brindaba.

Lo curioso era que, aunque la mayoría de la gente no podía ver a Elizabeth, ella parecía estar
presente en todo momento. Cuando Tomás estaba en su habitación, podía sentir su presencia,
y cuando salía a caminar, podía percibir sus susurros en el viento. Para él, Elizabeth se había
convertido en un ser real y tangible, que estaba presente en cada momento de su vida.
Sin embargo, la relación de Tomás con Elizabeth no pasó desapercibida para sus padres. Ellos
comenzaron a notar un cambio en el comportamiento de su hijo, y se preocuparon por su
bienestar. No sabían que él estaba hablando con una entidad paranormal, pero sí sabían que
algo extraño estaba sucediendo.

A pesar de que Tomás intentó mantener su relación en secreto, sus padres finalmente
descubrieron lo que estaba sucediendo. Al principio, se preocuparon mucho, pensando que su
hijo había perdido la razón, pero después de hablar con él y escuchar su historia, comenzaron
a comprender su situación.

A pesar de la preocupación de sus padres, Tomás siguió hablando con Elizabeth. Para él, ella
era lo más importante en su vida, y no estaba dispuesto a dejarla ir. Aunque la mayoría de la
gente no podía entender su relación, para él, era la cosa más natural del mundo.

Después de que los padres de Tomás descubrieran su relación con Elizabeth, él intentó ser más
discreto al hablar con ella. Pero no podía evitar sentir su presencia a su alrededor en todo
momento. Cada vez que ella aparecía, se sumergían en largas conversaciones sobre la vida, la
muerte y lo que había más allá.

Aunque Elizabeth era un fantasma, no parecía tener conciencia de su propia condición.


Hablaba de su vida como si aún estuviera viva y se interesaba mucho por conocer más sobre
Tomás y su mundo. Él se sentía agradecido de tener a alguien con quien hablar de todo, y
aunque sabía que no era una relación convencional, no podía evitar sentir que había
encontrado a su alma gemela.

Con el tiempo, Tomás comenzó a darse cuenta de que su relación con Elizabeth era algo más
que una simple amistad. Empezó a sentir una fuerte atracción hacia ella, y aunque sabía que
era imposible tener una relación convencional con un fantasma, no podía evitar sentirse
atraído por ella.

Elizabeth, por su parte, seguía hablando con Tomás como si fueran dos amigos más, sin darse
cuenta de los sentimientos que él tenía hacia ella. Pero incluso sin saberlo, Elizabeth se
convirtió en la razón de ser de Tomás. No podía imaginar un futuro sin ella a su lado.

A pesar de que su relación no era convencional, ellos seguían hablando y compartiendo


momentos juntos. Tomás se daba cuenta de que no podía cambiar su situación, pero que
tampoco quería hacerlo. Había encontrado a alguien que lo entendía y que lo hacía feliz.

Con el tiempo, Tomás empezó a aceptar la realidad de su relación con Elizabeth. Sabía que no
podía tener una relación convencional con ella, pero también sabía que ella era lo más
importante en su vida. Aunque no sabía qué le deparaba el futuro, estaba seguro de que
mientras tuviera a Elizabeth a su lado, todo lo demás sería secundario.

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