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SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES - Facultades / REGIMEN DE

AUTORIZACION GENERAL / PRINCIPIO DE LA BUENA FE

Las circunstancias de haberse efectuado el registro de las escrituras de las


reformas estatutarias allí contempladas ante la respectiva Cámara de Comercio y
de que una vez realizado este acto ellas sean oponibles a terceros, no impide que
luego de recibida dicha información por parte de las sociedades sujetas a
inspección y vigilancia, la Superintendencia de Sociedades pueda “...realizar las
observaciones pertinentes, si a ello hubiera lugar”, toda vez que debe tenerse
presente que, para el ejercicio de dichas funciones de inspección y vigilancia, ni la
Constitución ni la ley establecen límites temporales. La autorización general
concedida por la Circular acusada no incurre en violación del artículo 266 del
Código de Comercio, pues la procedencia de dicha autorización esta supeditada
para su aplicabilidad a que “...las reformas se adopten de acuerdo a las
disposiciones legales y estatutarias y, en especial, a que regulan lo concerniente
al quórum y convocatoria del órgano que apruebe dichas reformas...”. es decir,
que si una sociedad pretende reformar sus estatutos sin el cumplimiento de dichos
requisitos, la autorización no tiene operancia, y que, si a pesar de lo, procede a
solemnizar tales reformas, las mismas podrán ser ineficaces, absolutamente nulas
o no oponibles a los socios ausentes o disidentes, según el caso, como lo prevé el
artículo 190 del Código de Comercio. Además de lo expuesto, la Sala considera
que al haberse expedido la Circular acusada bajo el régimen de la nueva
Constitución Política, que en su artículo 83 impone a los particulares y a las
autoridades públicas ceñirse en sus actuaciones a los postulados de la buena fe, y
presume de los primeros, dicho principio respecto de las gestiones que adelanten
aquellas, el régimen de autorización general contenido en dicha circular da
aplicación y concreta la operación del mencionado principio.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCION PRIMERA

Consejero ponente: LIBARDO RODRIGUEZ RODRIGUEZ

Santa Fe de Bogota, D.C., primero (1) de octubre de mil novecientos noventa y


tres (1993)

Radicación número: 2189

Actor: JORGE HERNAN GIL ECHEVERRI

Demandado: SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES

Referencia: ACCION DE NULIDAD

La sección primera procede a dictar sentencia de única instancia para resolver la


demanda que ha dado lugar al proceso de la referencia, instaurada por el
ciudadano Jorge Hernán Gil Echeverri y en ejercicio de la acción consagrada en el
articulo 84 del C.C.A., con la finalidad de obtener la declaratoria de nulidad de la
circular Externa 100-006 de septiembre 1 de 1992, emanada de la
Superintendencia de Sociedades con destino a los representantes legales de las
sociedades vigiladas.

I.- ANTECEDENTES

a.- El acto acusado

Este es del siguiente tenor literal:

“Esta Superintendencia consciente de la necesidad de agilizar los trámites que


ante ella adelantan las sociedades sujetas a su control, expide el siguiente
Régimen de Autorización General.

“1. REFORMAS. Se entienden autorizadas, y por tanto podrán ser solemnizadas


las reformas que efectúen las sociedades sometidas a la inspección y vigilancia
permanentes de esta entidad y que consistan exclusivamente en las siguientes
materias:

“Cambio de domicilio social.


“Modificación de la denominación social.
“Ampliación del término de duración.
“Aumento de capital autorizado en las sociedades por acciones.

“Para que procédale Régimen de Autorización General, es indispensable que las


reformas se adopten de acuerdo a las disposiciones legales y estatutarias y, en
especial, a las que regulan lo concerniente al quórum y convocatoria del órgano
que apruebe dichas reformas, de manera que la ausencia de alguno de estos
requisitos conlleva inaplicabilidad de la autorización que por la presente circular se
concede.

“2. DEBER DEINFORMACIÓN. La compañía dentro de los treinta (30) días hábiles
siguientes a la solemnización de la reforma que aya lugar, remitirá a esta entidad
copia auténtica o notarial de la escritura pública respectiva, con la constancia de
su inscripción en el registro mercantil a efecto de realizar las observaciones
pertinentes, si a ello hubiere lugar.

“Las demás reformas estatutaria que proyecten realizar las sociedades vigiladas
continuarán sometidas a la autorización, particular que para su solemnización
otorgue esta superintendencia, en cada caso”.

b. Los hechos de la demanda

en ellos se hace referencia exclusiva al carácter general y obligatorio del acto


acusado, a su aplicación por el ente que lo expidió y a su publicación en el Diario
Oficial (fl.3).

c. Las normas presuntamente violadas y el concepto de violación

la parte actora considera que el acto acusado incurre en violación de las


siguientes normas, por las razones que, expresadas en la demanda, se resumen a
continuación (fls. 5 a 7)
Primer cargo.- Violación del artículo 158 del Código de Comercio, pues “... una
vez registrada la reforma y remitida la constancia a la Superintendencia, ésta
puede hacer observaciones referentes a la legalidad de la misma, sobre un
negocio jurídico que ya es oponible y está produciendo efectos frente a terceros,
precisamente por encontrarse la escritura debidamente registrada”.

Segundo cargo.- Violación del artículo 159 del Código de Comercio, pues
mediante lo dispuesto en la última parte del numeral 1 del acto acusado, la
Superintendencia de Sociedades traslada a las Cámaras de Comercio el control
de legalidad que le corresponde, ya que sí éstas no pueden exigir la autorización
particular. “...tendrían el deber de verificar el cumplimiento de la condición
suspensiva contemplada en la circular; esto es, la circunstancia de que la reforma
que se pretende registrar cumple con todas las disposiciones legales y
estatutarias”.

A pesar de que la autorización general concedida por la Circular acusada sirve


como permiso para cualquier sociedad que se encuentre en las circunstancias allí
previstas la calificación que deben efectuar las Cámaras de Comercio, asumiendo
el control de legalidad, es individual y específica para cada caso. “No de otra
forma, los organismos de registro podrán constatar si la pretendida reforma a
inscribirse, cumple con las disposiciones generales y las especiales de cada tipo
societario, así como con los propios estatutos sociales”.

Tercer cargo.- Violación de los artículos 266 y 267 atribución 2 del Código de
Comercio, pues si el control que ejerce el presidente de la República a través de la
Superintendencia de Sociedades tiene por fin controlar la legalidad de la
Constitución de las sociedades y su posterior funcionamiento para prevenir que se
desconozcan las leyes y/o los estatutos sociales, en orden a prevenir decisiones
ineficaces, nulas o inoponibles, en cuanto a reformas estatutarias se refiere,
“...dicha prevención únicamente puede efectuarse mediante estudio individual y
particular de cada caso: por esto el art´ciulo 268 expresa que el permiso de
funcionamiento a cada sociedad, se otorgará únicamente cuando su constitución
se ajuste a las leyes”.

De lo anterior se concluye “...que el permiso o autorización para solemnizar una


reforma estatutaria, solamente puede otorgarse cuando el acuerdo cumpla las
disposiciones legales y estatutarias, lo cual requiere un estudio particular, como
que los tipos societarios difieren entre sí, y aún las sociedades del mismo tipo
tienen cláusulas estatutarias diferentes” (Subraya del original).

La violación del citado artículo 266 del Código de Comercio se produce,


igualmente, por haberse trasladado a las Cámaras de Comercio la función de
vigilancia y control que corresponde ala Superintendencia de sociedades.

Finalmente, en el entendimiento de que dicha superintendencia debe expedir


autorizaciones individuales para las reformas estatutarias, el Consejo de Estado
ha expresado que en virtud de lo dispuesto por el artículo 267, regla segunda, del
Código de Comercio, “La exclusión de socios... constituye una reforma estatutaria,
así que su solemnización, en virtud de las normas precedentes, se ajusta a la
autorización de la Superintendencia de sociedades” (Sección Primera. Auto de 14
de noviembre de 1986 que decidió recurso de súplica en el proceso de Rafael V.
Roa Hermanos).

d.- Las razones de la defensa


en la contestación de la demanda y en el alegato de conclusión, la parte
demandada expresa los argumentos que se resumen a continuación (fls. 23 a 26 y
52 a 53):

En relación con el primer y segundo cargos. No se entiende cómo pueden


resultar violados los artículos 158 y 159 del Código de Comercio, pues si las
Cámaras de Comercio, salvo los casos expresamente señalados por la ley, no
pueden realizar ningún control de legalidad, ellas no pueden negarse a registrar
ninguna de las reformas que se pretenden inscribir bajo el régimen de
autorizaciones generales.

Además, si aún hecho en debida forma el registro de la escritura social, el contrato


es impugnable por vicios de fondo, llámese nulidad, anulabilidad o ineficacia (Art.
115 del Código de Comercio), “...con mayor razón pueden impugnarse con
posterioridad a su registro las reformas al contrato social, por cuanto la inscripción
en el registro público de comercio no sanea el acto afectado. Razón por la cual es
claro que la Superintendencia de Sociedades mantiene el control de legalidad
sobre las reformas sociales, manteniendo la posibilidad de pronunciarse sobre las
mismas”.

En relación con el tercer cargo. A pesar de que e art´ciulo 267, atribución


segunda, dispone que corresponde a la Superintendencia de Sociedades
“Autorizar la solemnización de las reformas introducidas a los estatutos sociales”,
debe tenerse en cuanta que esta norma “...no exige nada diferente a que la
autorización sea previa a la solemnización, lo cual también se colige del art´ciulo
159 ibidem, pero en forma alguna requiere el ordenamiento legal que la
autorización sea impartida a través de actos particulares y concretos”.

El régimen de autorizaciones generales no es otra cosa que el reconocimiento del


mandato contenido en el art´ciulo 209 de la Constitución, el cual manda que la
función administrativa debe desarrollarse atendiendo los principios de eficacia,
economía y celeridad, entre otros.

El carácter general de la autorización contenida en la Circular acusada no impide


su particularización en cada caso concreto, pues, como se observa de su lectura
“...para su procedencia es necesario que la decisión de reforzar el contrato social,
se tome observando a plenitud las normas legales de carácter imperativo así como
en esencial, las que regulan lo concerniente a la convocatoria y quórum. Lo cual
quiere decir que la entidad que ejerce el control y vigilancia niégala autorización
cuando el negocio jurídico que se pretende solemnizar está viciado de nulidad,
anulabilidad o ineficacia”.

Los argumentos expresados en el párrafo precedente sirven para poner de relieve


que “...la Superintendencia de Sociedades en ningún caso se está sustrayendo a
la obligación que tiene de ejercer el control de legalidad sobre algunos actos que
realicen los órganos societarios, sino que, atendiendo la disposición constitucional
antes anotada, ahora lo ejercerá en forma posterior, como bien se señala en ...” el
numeral 2 de la Circular demandada.

El artículo 3 del Decreto 2155 de 30 de diciembre de 1992, mediante el cual se


reestructuró la superintendencia de sociedades, dispone que “en virtud de lo
dispuesto por el artículo 83 de la Constitución Política, de acuerdo con el principio
de la presunción de buna fe en las actuaciones de los particulares, el
Superintendente de Sociedades podrá expedir regímenes de autorizaciones
generales para los trámites que deban surtirse ante la superintendencia de
sociedades”.

En virtud de lo anterior, aunado al hecho de que “...hoy en día la Superintendencia


de Sociedades perdió el control de legalidad que tenía sobre la mayoría de las
reformas a los estatutos sociales de las compañías vigiladas...”, pues solo debe
hacerlo respecto de las contempladas en el artículo 6 numeral 26 del Decreto
2155 de 1992, en el alegato de conclusión se solicita “...la terminación anticipada
del proceso de nulidad, por cuanto sería irrelevante una sentencia sobre sobre un
acto administrativo que si bien existe, no puede producir efecto alguno; o en su
defecto, se desestimen las pretensiones del demandante por cuanto, en el
artículo 3 del Decreto 2155citado en el párrafo cuarto de este memorial, se
permiten de manera clara y precisa que las autorizaciones de la Superintendencia
de Sociedades puedan darse en forma general”.

e.- La actuación surtida

A la demanda se lo dio el trámite establecido en el Código Contencioso


Administrativo para el proceso ordinario, dentro del cual merecen destacarse las
siguientes actuaciones:

Por auto de 6 de noviembre de 1992 se admitió la demanda y se denegó la


solicitud de suspensión provisional de los efectos de la circular acusada (fls. 9 a
13).

Mediante providencia de 8 de julio de 1993 se corrió traslado a las partes y al


Ministerio Público para alegar de conclusión (Fl. 51). De este derecho solo hizo
uso la parte demandada.

II.- CONSIDERACIONES DE LA SALA

En relación con el primer cargo, en el cual se discute la violación del artículo


158 del Código de Comercio por parte de la Circular acusada, la Sala considera
que carece de vocación para prosperar, pues las circunstancias de haberse
efectuado el registro de las escrituras de las reformas estatutarias allí
contempladas ante la respectiva Cámara de Comercio y de que una vez realizado
este acto ellas sean oponibles a terceros, no impide que luego de recibida dicha
información por parte de las sociedades sujetas a inspección y vigilancia, la
Superintendencia de Sociedades pueda “...realizar las observaciones pertinentes,
si a ello hubiera lugar”, toda vez que debe tenerse presente que, para el ejercicio
de dichas funciones de inspección y vigilancia, ni la Constitución ni la ley
establecen limites temporales.

En relación con el segundo cargo, la Sala considera que tampoco ha de


prosperar, pues el hecho de que el art´ciulo 159 del Código de comercio exija a las
Cámaras de Comercio, para efectos del registro, constatar que las reformas
estatutarias cuenten con la autorización de la superintendencia de Sociedades no
implica que, frente a la autorización general concedida por la Circular demandada,
ellas deban verificar si “...la reforma que se pretende registrar cumple con todas
las disposiciones legales y estatutarias”, como lo sostiene la parte actora, toda
vez que, en primer termino, dicha norma legal no las autoriza para esos efectos y,
en segundo lugar, la inspección y vigilancia de las sociedades sujetas al control de
la Superintendencia de Sociedades “...Con el fin de que se cumplan normalmente
sus propios estatutos...” (Art. 266 ibidem) está atribuida, exclusivamente, al
presidente de la República a través de dicha dependencia del Estado.
En relación con el tercer cargo, La Sala considera que la Autorización general
por la circular acusada no incurre en violación del artículo 266 del Código de
Comercio, el cual atribuye al Presidente de la República por medio de la
Superintendencia de Sociedades la función de inspección y vigilancia sobre ciertas
clase de sociedades, para los fines que se consignaron en el análisis del cargo
anterior, pues la procedencia de dicha autorización esta supeditada para su
aplicabilidad a que “...las reformas se adopten de acuerdo a las disposiciones
legales y estatutarias y, en especial, a que regulan lo concerniente al quórum y
convocatoria del órgano que apruebe dichas reformas...”. es decir, que si una
sociedad pretende reformar sus estatutos sin el cumplimiento de dichos requisitos,
la autorización no tiene opoerancia, y que, si a pesar de lo, procede a solemnizar
tales reformas, las mismas podrán ser ineficaces, absolutamente nulas o no
oponibles a los socios ausentes o disidentes, según el caso, como lo prevé el
artículo 190 del Código de Comercio.

Sobre la alegada violación del artículo 267 del Código de Comercio, en cuanto
tribuye al Superintendente de Sociedades la función de “autorizar la solemnización
de las reformas introducidas a los estatutos”, la Sala considera que la circular
acusada tampoco incurre en su trasgresión pues, de una parte, dicha norma no
exige la obligación de conceder autorizaciones particulares o individuales cada vez
que una sociedad reforme sus estatutos, como oportunamente lo advirtió la Sala al
decidir sobre la solicitud de suspensión provisional (fl.11) y, de otra, la autorización
que allí se consagra no tiene por finalidad expedir su permiso de funcionamiento
como erradamente lo sostiene el demandante, pues según el artículo 268 ibidem
este permiso se expide, como requisito para “ejercer su objeto”, “...cuando su
constitución se ajuste a las leyes...” (Subraya la Sala), lo cual no puede predicarse
frente a una reforma estatutaria.

En cuanto a la cita jurisprudencial que hace el demandante, la Sala precisa que


ella corresponde el auto proferido por esta sección el 4 de noviembre de 1986
dentro del proceso radicado bajo el No. 314, Actor: Aníbal Roa Villamil, y que él
nada se expresa sobre el requerimiento de que la Superintendencia de sociedades
expida autorizaciones individuales para cada reforma estatutaria, sino que para el
caso allí debatido, por constituir una reforma estatutaria, su solemnización “...se
sujeta a la autorización de ...” dicha superintendencia (Anales del Consejo de
Estado. No. 491-492. segundo semestre 1986, Págs. 293 a 298):

Por lo que respecta al cargo de violación del citado artículo 267 en virtud de
“...haberse trasladado a las cámaras de Comercio la Función de vigilancia y
control que corresponde a la Superintendencia de Sociedades”, la Sala se remite a
lo expuesto en el análisis del segundo cargo.

Además de lo expuesto, con fundamento en lo cual se denegarán las suplicadse la


demanda, la Sala considera que al haberse expedido la Circular acusada bajo el
régimen de la nueva Constitución Política, que en su artículo 83 impone a los
particulares y a las autoridades públicas ceñirse en sus actuaciones a los
postulados de la buena fe, y presume de los primeros, dicho principio respecto de
las gestiones que adelanten aquellas, el régimen de autorización general
contenido en dicha circular da aplicación y concreta la operación del mencionado
principio.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Admnistrativo, a través de su Sección Primera, administrando justicia en nombre
dela República de Colombia y por autoridad de la Ley,

FALLA:

Primero: DENIEGANSE las pretensiones de la demanda.

Segundo: Devuélvase la suma depositada por concepto de gastos ordinarios del


proceso o su remanente.

Tercero: Con envío de copia, comuníquese esta sentencia al señor


superintendente de Sociedades.

Cuarto: En firme este fallo, archívese el expediente.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, publíquese y cúmplase

Se deja constancia de que la anterior providencia fue discutida y aprobada por la


Sala en su sesión de fecha treinta (30) de septiembre de mil novecientos noventa
y tres (1993).

MIGUEL GONZÁLEZ RODRÍGUEZ LIBARDO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ


PRESIDENTE

ERNESTO RAFAEL ARIZA MUÑOZ YESID ROJAS SERRANO

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