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Ecuador, ¿sobrevivirá la
ciudadanía?
Por Juan J. Paz-y-Miño Cepeda | 08/11/2022 | Ecuador
Fuentes: Rebelión

La magnitud de la desinstitucionalización del Ecuador y particularmente la


inseguridad ciudadana, el problema de las cárceles y la inacción del gobierno del
presidente Guillermo Lasso para enfrentar estas situaciones, han pasado a ser noticias
internacionales de primera línea.

Un reporte de DW es contundente (https://bit.ly/3DWvC2L); y otras notas de CNN, France 24, El

País, Telesur, incluso RT y Sputnik, además de los diarios más importantes en América Latina.

Ecuador, que fue un referente en la región durante la década de la “Revolución Ciudadana”, cuando

existía un extendido orgullo nacional, es hoy un país internacionalmente sujeto a referencias

negativas e internamente apreciado como un verdadero “desastre”. El mismo gobierno carece de

alguna imagen aceptable y, de acuerdo con distintas encuestas, el apoyo ciudadano a su gestión

apenas llega al 10%. En el ambiente nacional se ha extendido el desengaño en la vida cotidiana, la

frustración e impotencia frente a lo que se vive, la desconfianza frente a los políticos y los partidos,

la pérdida de esperanzas frente al futuro, la sensación de que nada funciona, que nadie quiere

solucionarlo y que el abandono es una realidad imparable. Todo ello, además, en un marco de

corrupción pública y privada sin precedentes. Y, por tanto, ha crecido la idea de irse del país, a tal

punto que la emigración de ecuatorianos vuelve a dispararse, como ya ocurrió desde fines de la

década de 1990. Tampoco despega la economía como se sueña. Predomina la voracidad de elites

empresariales ajenas a lo que ocurre y solo preocupadas por el achicamiento del Estado, la

privatización de sus bienes, servicios y recursos, la reducción de los impuestos, la maximización de

ganancias y la explotación social por intermedio de las flexibilizaciones laborales.

También en el exterior se buscan explicaciones sobre este agudo cuadro de subdesarrollo y retroceso

histórico que ha ocurrido en Ecuador y que se vuelve noticia alarmante. Y si bien internamente ha

tenido relativo éxito acusar de todo al “correísmo”, en el exterior nadie se cree semejante mito y
mucho menos quienes estudian, siguen e investigan sobre las realidades latinoamericanas. De hecho,

hay suficientes informes de organismos internacionales, como los de CEPAL, PNUD, OIT e incluso

BM y hasta FMI que permiten comparar lo que ocurrió durante la década “correísta” y lo que ha

sucedido en el país durante los últimos cinco años. La literatura abunda, solo que pocos parecen

informarse sobre estos temas y lo común ha sido seguir las opiniones políticas de las derechas

internas, el periodismo vinculado con ellas y los criterios del neoliberalismo criollo. Pero también

bastaría revisar los datos de las instituciones nacionales como BCE, SRI, INEC, los ministerios

económicos y sociales, o los estudios que realizan las más importantes universidades ecuatorianas,

para lograr al menos un mínimo cuadro sobre la realidad, que niega precisamente las visiones que se

imponen por la simple opinión política. Hay un sector académico que incluso considera que la

“época correísta” no fue de izquierda, criminalizó la protesta social y encumbró un “neo-

neoliberalismo”, que dejó intocado la vía capitalista del país. Aún así, sus mismos análisis y datos

demuestran que nunca se tuvo una situación como la que Ecuador ha vivido durante los últimos

cinco años.

Históricamente, el inicio del “desastre” nacional está en el gobierno de Lenín Moreno (2017-2021).

Su presidencia nació del apoyo que le dio la Revolución Ciudadana y la promoción directa que

realizó Rafael Correa. Todo hacía prever que habría continuidad. Pero bastaron pocos meses para

que el giro gubernamental comenzara y que finalmente se impusiera otra conducción política, social

y, ante todo, económica, como lo hemos demostrado varios autores en un reciente libro

(https://bit.ly/3Nyy1ou). Convencido que había que acabar con el “correísmo”, contra el cual podían

exhibirse escandalosos casos de corrupción, Moreno enfiló, además, contra bienes, infraestructuras y

servicios del pasado. Baste de ejemplo lo sucedido con el ferrocarril, los correos y el registro civil:

los primeros suprimidos, el otro en caos. Acogiendo la ideología neoliberal e identificándose con los

intereses de los grandes grupos económicos, Moreno desinstitucionalizó el Estado con la idea de

achicarlo, mientras privilegió a las elites empresariales. Incluso fueron afectadas las antiguas

capacidades, recursos y orientaciones que tuvieron las fuerzas armadas y sobre todo la policía.

Guillermo Lasso recibió un país inviable no en 14 años de “correísmo”, como frecuentemente

sostienen el mismo presidente y sus partidarios, sino en 4 años de un gobierno que fue respaldado

por las derechas políticas y los mismos grupos económicos que se identifican con el nuevo gobierno

del presidente banquero. Uno puede explicarse que en el fragor de las confrontaciones políticas
también Lasso continúe con el discurso de las acusaciones contra el “correísmo” en cuanto requiere

justificar su inoperancia. Pero, como siempre, la realidad de los hechos, las cifras, las

investigaciones y los informes incluso oficiales y, además internacionales, llevan a otras

conclusiones: las políticas neoliberales, inspiradas por los intereses de una oligarquía rapaz, como es

la ecuatoriana, y que han sido acogidas como fundamento de un gobierno que se abandera del libre

mercado y la libre empresa, han conducido al “derrumbe” del Estado y a vivir una situación inédita

en cuatro décadas de gobiernos constitucionales. Porque las cifras sobre delincuencia y crímenes en

Ecuador del año 2022 superan a cualquier pasado. Es increíble que una mujer haya sido asesinada en

un cuartel policial, así como tener un país en el cual las cárceles pasaron a ser “territorios”

controlados por grupos internos. Y que desde allí se dirijan operaciones externas por acceso al

internet y a teléfonos celulares. De acuerdo con un detallado informe de la CIDH de marzo/2022, no

existe control efectivo del Estado en los centros penitenciarios (https://bit.ly/3E07wVH).

Desde luego, hay que distinguir el crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia común,

porque tienen causas y comportamientos distintos, según los variados estudios que existen sobre el

tema en los ámbitos latinoamericanos. Pero el problema, como hoy ha estallado, cualquiera sea la

explicación forzada o real que se pretenda, es un fenómeno que ha puesto en riesgo a los ciudadanos

que realizan su vida cotidiana. Y todos esperan que el Estado adopte las soluciones pertinentes e

inmediatas. Ojalá pueda hacerlo el gobierno del presidente Lasso, quien, de lograrlo, incluso vería

crecer su propia credibilidad e imagen y fortalecería a las mismas derechas políticas.

Sin embargo, existe un problema de fondo. La oligarquía empresarial-neoliberal ecuatoriana se ha

demostrado incapaz de comprender las raíces estructurales de la violencia y de las condiciones de la

pobreza, el desempleo, la desigualdad y la conflictividad social. En consecuencia, los políticos que la

representan plantean “soluciones” en la superficie: libre porte de armas, leyes drásticas, uso directo

de la fuerza. Lo extienden a la represión de las manifestaciones sociales, que esas elites dominantes

siempre descalifican como violentas. El gobierno, vinculado a los intereses de esas elites, no concibe

el rol fundamental del Estado para hacer inversiones masivas a fin de mejorar las condiciones de

vida, trabajo y seguridad. Todos confían que el mercado y la empresa privada traigan empleo y

democracia. Todos igualmente desconocen propuestas avanzadas como las de CEPAL, para un

cambio en el modelo de desarrollo, que brinde producción, inclusión y sostenibilidad

(https://bit.ly/3WtCugh). Tildan de “comunismo” cualquier propuesta de economía social. Pero la


historia latinoamericana contemporánea ha demostrado el nefasto camino empresarial-neoliberal.

Por eso la región ha ingresado a un nuevo ciclo progresista. En esta geografía, Ecuador es una isla

sudamericana sujeta todavía a los viejos dogmas de los años 80 y 90 del pasado siglo XX. 

Historia y Presente – blog: www.historiaypresente.com

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